Mi esperanza se había desvanecido por completo, abriéndole paso a la cruda decepción.
Después de que pasara una hora completa sin escuchar noticia alguna de Grayson, me tuve que hacer a la idea de que por primera vez en la vida me habían dejado plantada. No mentían cuando decían que se sentía terrible.
Me levanté sintiéndome completamente patética. Caminé directamente al baño y me enjuague la cara. Removí todo el maquillaje que anteriormente me había puesto con sumo cuidado mientras pensaba en las razones o circunstancias que pudieron haber provocado que Grayson no llegara.
¿Y si tuvo un accidente en su carro mientras venia por mi? No creo, Ethan o Rebeca ya me hubieran avisado. Eso era seguro. ¿Entonces qué paso?
Da igual, no es tan importante, de todos modos no somos nada.
Pero nos besamos...
Eso ni significa nada, Meredith. Grayson tiene muchas chicas a las cuales puede besar y tú no eres la excepción.
Odio mi cabeza, es cruel y realista, lo cual era realmente doloroso.
Me quite la ropa y me puse pijama y me acosté de nuevo en mi cama, me sentía incómoda y no sabía realmente por qué. Prendí la tele con la esperanza de encontrar alguna buena película o serie que me aburriera lo suficiente para quedarme dormida lo antes posible.
De pronto sonó el timbre.
Mi corazón sufrió un golpe fuerte y por poco se me sale del pecho.No podía ser él, no después de haberse tardado más de dos horas en llegar por mí.
Ni si quiera me moví de la capa. Opté por fingir no haber escuchado aquello y continué con mi búsqueda en el televisor.
Minutos después alguien llamó a mi puerta. Era Danielle.
-Err... -me observó confundida, probablemente tenía una apariencia patética -Grayson está en la sala, te está buscando.
Será cínico. ¿Cómo se atrevía a venir a mi casa? ¿Cómo esperaba que yo accediera a irme con él? Aprovecharía la oportunidad para dejarle en claro lo molesta que estaba.
- Gracias por avisarme, Delle. En seguida voy.
-No hay de qué.
Me puse mis calcetines y baje recordándome que tenía que lucir indiferente, no quería que supiera lo mucho que me había afectado su acto de grosería.
Al entrar a la sala lo primero que vi fue a un cuerpo sin cabeza, y digo sin cabeza porque un gigantesco ramo de rosas rojas impedía que viera su rostro. Me sentí aun peor.
-¿De verdad crees que soy ese tipo de chica? -mi tono era molesto y frio. No estaba acostumbrada a hablarle de esa forma, no sentía que era realmente yo la que estaba hablando. Pero estaba enojada y no podía evitarlo.
Sus brazos reflejaban esfuerzo por sostener la inmensidad de flores, pero eso a mi no me importaba, no me movería ni un centímetro para ayudarlo. Bajó el ramo un poco para que pudiésemos hablar de cara a cara, supongo.
Ya me estaba imaginando sus excusas: "lo siento, no me fije en la hora" o mejor aun "perdón, te compre este gigantesco ramo para que supieras lo arrepentido que estoy"
-Meredith -comenzó -siento haber roto mi celular, no pensé en que sería de gran ayuda en estos momentos; pude haberte llamado o al menos mandado un mensaje de texto. Siento haber llegado a esta hora. Sé que no hay manera de que me perdones. Sé que no eres una chica que se convence con flores y chocolates, créeme que lo sé. Jamás estuvo en mis planes todo lo que paso, jamás.
De acuerdo, eso no me lo esperaba.
-Te escucho -me crucé de brazos para que sintiera un poco de presión. Hizo un gesto con la mano para que me sentara a su lado pero yo no podía hacer eso. Cuando estaba cerca de él, no pensaba con claridad. -estoy bien aquí, empieza.
Soltó un suspiro de derrota y dejó el ramo reposado en la pequeña mesita a su derecha.
-Tuve una discusión... con mi padre. -sus ojos estaban fijos en el suelo. -no quiero hablar de eso, de verdad. Te prometo que esta será la única y ultima vez. Puedes rechazar mi invitación, puedes rechazarme a mí... pero al menos dime que me crees.
Maldita sea, le creía.
De hecho, ya ni si quiera me encontraba molesta. Las flores fueron un hermoso detalle y ¿Cómo es que pudo adivinar que eran de mi tipo favorito? Joder, quería estar molesta, pero simplemente no podía.
-¿Por qué te molestaste con tu padre? -quise saber, empleando un tono poco más accesible. Sabía que su padre era un tema restringido y aunque no estaba segura si recibiría respuesta, pregunté de todos modos.
Dudó unos segundos pero después me contestó.
-invitó a la cena a una persona que en verdad no quiero ahí -contesto seco. -pero... bueno, eso era todo. Meredith, la única razón por la que sigo queriendo que me acompañes es porque Ethan llevará a Rebeca como su pareja y yo te quiero llevar a ti. Quiero que mi familia comience a relacionarte conmigo. Te quiero a ti.
Muy bien Dolan, puedes dejar de decir ese tipo de cosas. Me haces que me resulte imposible querer estar molesta.
Me rendí, deje de luchar contra el orgullo y lentamente me acerque a él.
-Gray -comencé -cállate.
Asintió triste.
-las flores son perfectas, las pondré en agua. -conteste. -¿podrías esperar a que me arregle de nuevo? Será rápido.
Su expresión cambio en un abrir y cerrar de ojos. Tomo mi rostro entre sus manos y me beso dulcemente.
Oh, diablos.
Como amaba sus besos.
-Te espero, me encargaré de las flores.
Le sonreí y me atreví a besar fugazmente la comisura de sus labios. Fue atrevido, pero me resultó irresistible.
-No te tardes mucho -suplicó - Por favor.
...
-Mer, la persona a la que me refería... -se escuchaba nervioso y eso me inquieto un poco. -es mi ex novia. Nuestros padres nos juntaron por conveniencia y bueno, la invitaron por educación, supongo. Es hija del socio de mi papá. Solo quería avisarte y aprovechar para decirte que esa chica no significa nada para mí, sólo malos recuerdos.
Tampoco me esperaba eso. Me refiero a que, confiaba en Grayson y de verdad creía que no estuviese interesado en ella, pero... no se, supongo que no es muy cómodo encontrarse con la ex novia del chico que te gusta.
-no te preocupes, ya estoy un poco al tanto -lo tranquilizó -Rebeca.
Alzo las cejas en modo de comprensión.
-claro. -respondió divertido. -¿Quién mas podría haber sido?
-cambiando de tema, ¿tu como estas? Por lo de tu padre, quiero decir.
Mis ojos viajaron hacia sus nudillos y casi se me salen de su lugar al ver el gran daño que se habia hecho en la mano derecha.
-por dios -no deje que contestara. Tome su mano y comencé a examinarla en busca de indicios de que estuviese grave. -¿Qué hiciste, Grayson?
Rio, lo cual termino por sacarme de quicio. ¿Cómo podía reír ante tal cosa?
-tenemos que llevarte al hospital -dije -¿te duele mucho? ¿Seguro que no te la rompiste?
Beso mis dedos y sonrío.
-estoy bien, cariño -me dijo -no me duele tanto, y mira, si la tuviese rota no podría moverla. -comenzó a acariciar mi pierna dejando mostrar su punto.
Me ruborice.
-Grayson -murmure -me preocupo por ti.
-lo sé, me encanta eso de ti -confeso. -Meredith, si la chica intenta algo para molestarte o si hace el mínimo gesto que te provoque incomodidad, házmelo saber. Por favor, ¿de acuerdo?
Andrea, su nombre es Andrea.
-de acuerdo. -conteste sin decir nada más.
Al llegar a su casa, la señora Lisa nos recibió con la mas grande de las sonrisas de la historia.
Sea veía más que contenta de verme en su casa sin mencionar cuando sus ojos se encontraron con nuestras manos entrelazadas.
-Meredith, luces preciosa -me dijo -Grayson por fin resulta tener buen gusto.
Grayson rió y yo también, pues aquello me dejo saber que al menos, tenia a la madre de mi lado.
-estas llena de razón, mamá.
-pasen, tu hermano y Beca ya están en el patio -me pregunto si Andrea ya había llegado. -linda, estás en tu casa.
-gracias -agradecí sincera -muy bonita casa.
-¡oh, que amable! -exclamo animada. -bueno, me retiro chicos. Si necesitan algo, estaremos arriba.
Se despidió antes de dirigirse hacia las escaleras que supongo, conducían a la segunda planta.
-tu mamá odia a Andrea -aquello se me habia escapado de la boca mucho antes de que me diera cuenta.
Me tense. Ni si quiera me atrevía a volver mi mirada y confirmar que estaba molesto ante aquel comentario lleno de indiscreción.
Sin embargo, me sorprendi al escuchar su risa profunda.
-si, la odia -confirmó -no creo que alguien en esta casa la quiera, en realidad.
-tu papá lo hace -¡Meredith, cierra esa bocota!
Nuestras miradas se encontraron y temí que me regañara por mis imprudencias.
-ni si quiera el, nena -murmuró mientras se acercaba cada vez a mis labios. -es puro interés, creeme.
Me beso rápidamente dejándome con ganas de mas, muchas ganas.
-paciencia, cariño -se burló -ya tendremos tiempo a solas.
Puse los ojos en blanco mientras apresuraba el paso. Me asustaba un poco el darme cuenta del gran efecto que tenia sobre mi, era bastante fuerte.
Los dos llegamos al mismo tiempo hasta toparnos con la puerta trasparente que daba entrada al patio trasero. Se podían ver a Ethan y rebeca intentando, inútilmente, prender las brasas.
-vamos, hay que enseñarles a cocinar a esos dos. -dijo burlón.
Los dos nos saludaron con tantos animos que supe que se encontraban aliviados de no tener que cocinar la carne ellos solos.
-gracias al cielo, pensé que nunca llegarían -soltó rebeca. -chicos, necesitamos aceite. El que quedaba era muy poco y ya no hay en la alacena.
-bien, Ethan y yo iremos a comprar -anuncio Grayson. -ustedes quédense aquí, volvemos en seguida.
-¿necesitan algo además de aceite? -pregunto Ethan muy amablemente.
-necesitamos que lleguen ya. -dijo -me estoy muriendo de hambre.
Ethan puso los ojos en blanco pero besó, de todos modos, los labios de su novia.
-hay una pequeña rebanada de pastel de chocolate en la nevera, era mía pero puedes comértela -añadió Grayson.
Los ojos de rebeca se abrieron de par en par. De verdad tenía hambre.
-¿en serio? ¿No está envenenado o algo?
Grayson entrecerró los ojos para después ponerle mala cara.
-tendrás que descubrirlo tu solita -respondió.
-¿puedo darle a Meredith un poco?
¿Qué? Yo no quería pastel, mi hambre no era exagerada como la de ella.
-sí, claro que puedes. -accedió.
-bien, está limpio de veneno -concluyó -por supuesto que no le daré.
-como sea, nos vamos -avisó su novio -no nos tardamos nada, no quemen la casa.
-ese es tu trabajo, cocinero experto -me burle -ya váyanse.
Grayson me sonrio encantadoramente antes de desaparecer tras la puerta.
-iré por la rebanada y me prepararé un poco de café -tomó su celular y escribió algo rápido -¿quieres algo tu?
Negué.
-¿por mientras puedes ir acomodando la mesa? No tuve tiempo de hacerlo, si dejaba a Ethan solo de seguro terminaría haciendo un desastre. Ahí mismo hay un poco de limonada, deje un vaso para ti.
Reí entre dientes mientras aceptaba su favor.
-gracias, ya vengo.
Me puse manos a la obra. Comencé por el gran mantel que estaba perfectamente doblado sobre la mesa y lo extendí con sumo cuidado sobre esta. Era muy bonito, color azul turquesa.
Distraídamente escuché unos pasos a mi espalda, el césped crujía bajo las pisadas hasta que se detuvó por completo.
Al principio, pensaba que era Rebeca, pero luego supe que no era así. La persona a mi espalda se trababa de nada más y nada menos que de Andrea y podía meter mis manos al fuego por eso.
Me enderece sin si quiera voltear todavia.
-bonito vestido -hablo una voz completamente desconocida para mí.
Me volví, pues supe que era tiempo de hacerlo.
-tú debes de ser la famosa Meredith. -no me podía creer que tuviese a esta chica justo en frente de mi.
Después de tanta tensión entre las dos, después de tantas miraditas asesinas y gestos de desprecio, me encontraba cara a cara con la ex de Grayson.
Esto cada vez se pone mejor (NOTESE EL SARCASMO)
-no tan famosa como tú, Andrea -sonreí con cinismo.
¿Dónde diablos estaba Rebeca y por qué no aparecia cuando más la necesitaba?
Ella fingió una risita aguda y sumamente molesta para mis oídos.
-y cuéntame, Meredith -arqueo una ceja mientras me examinaba de pies a cabeza. Me molestaba admitirlo, pero ese gesto termino por ponerme un poco nerviosa -¿Qué hiciste para que alguien como Grayson se fijara en alguien como... tu?
Sus palabras derramaban desprecio y sabía que estaba haciendo todo lo posible por hacerme sentir mal, bueno, no lo lograría o al menos, no tan fácilmente.
Bebí un trago de mi deliciosa limonada, quería verme tranquila y sin ningún tipo de exaltación. Debía de hacerle saber que no provocaba ansiedad en mí.
-lo contrario de lo que hiciste tu, claro está -me burló -pues el resultado es más que obvio.
La situación era verdaderamente ridícula. Quiero decir, jamás me había peleado con otra chica de esta manera y mucho menos por un chico.
No obstante, yo había tomado las cosas más que personales y llegue al punto en que no solo se trataba de Grayson, si no también de mi gigantesco orgullo.
También estaba el hecho de que me encontraba verdaderamente perdida y sin algún tipo de...digamos "armadura"
No conocía la historia de Grayson y de Andrea, es por eso que básicamente peleaba un poco a ciegas. Estaba en importante desventaja.
Su rostro se contrajo en pura rabia y supe de inmediato que había dado en el clavo. Esta chica hizo algo bastante grave que provoco la ruptura definitiva en la relación, ¿pero que podía ser?
-¿crees que no se qué te abriste de piernas para lograr que MI novio te volteara a ver? -soltó con desden.
Comenzaba a encontrar todo este asunto de la pelea un tanto absurdo.
Reí con la intención de hacerla enfurecer aun más.
-creo que no me escuchaste bien -bebí de nuevo, indiferente a la situación. -te he dicho "lo contrario" ¿acaso entendiste que intentaba imitar tus movimientos?
Era definitivo, la chica iba a colapsar en un ataque de ira en cualquier momento y sinceramente, no quería estar presente para cuando sucediera.
Chicos, ¿Dónde se metieron?
-di lo que quieras -me dijo -no sabes cómo disfrutare el quitarte esa sonrisita estúpida de la cara.
Quería contestarle, decirle que no le tenía miedo y que sus amenazas no provocaban ningún efecto en mí, no obstante justo en ese momento llegó Rebeca.
-¿Qué hace esta zorra aquí? -wow. Mi amiga de verdad era muy directa. Me eche a reír ante el comentario.
Andrea sonrío en respuesta. Parecía tener algo dulce sobre la manga.
-me sorprende que me llames de esa manera cuando eres tú la que le da buen uso al título. -se cruzo de brazos con expresión divertida. -¿o vas a negar que estuviste enamorada de Grayson? a pesar de que tu novio era nada más y nada menos que su mismísimo hermano.
Mi cuerpo se tenso por completo. No creía las palabras de Andrea, por supuesto que solo eran charadas, un intento por lastimarnos a las dos. Sin embargo, al ver como se endurecía la expresión de Rebeca supe entonces que no era mentira.
La víbora sonrió satisfecha con el grave efecto de su veneno.
-oh, lo siento tanto -dramatizo un falso arrepentimiento. -pensé que tu amiguita ya lo sabía, con eso de que son muy unidas... aun así, jamás me imagine que tanto como para compartir el mismo chico. ¿Apoco tu no le echas buen ojo a Ethan? Es un poco más tierno, pero caliente de todos modos.
-creo que es momento de que cierres la boca -le advertí mientras me acercaba a ella amenazante -ha sido suficiente.
-cuéntale Rebeca, dile a tu amiga que le robaste un beso a Grayson -escupió con desdén -y que él te rechazo por que simplemente jamás tuviste lo suficiente para atraerle.
-te he dicho que te calles -le grite furiosa.
-¡Ethan ni si quiera era mi novio en esos tiempos! -Contestó en un intento desesperado por hacerla callar -no sabes nada.
La rubia solo se encogió de hombros fingiendo indiferencia.
-puede que no sepa nada, pero tu amiga tampoco sabe -me señalo con la barbilla -y creo que aquello es uno de esos puntos que no puedes ocultar en una amistad. ¿O tu qué piensas, Meredith?
No conteste, simplemente le arroje mi vaso de limonada en el rostro para después tomar la mano de Rebeca y alejarnos de ahí.