El chico llamado LANCE - Klan...

By ShargyD

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Ha pasado un año desde que los padres de Keith murieron. Shiro, su mejor amigo de infancia y de quien secreta... More

Capítulo 1 -¡Comenzando la fricción!
Fragmento CERO - Break
Capítulo 2 -El secreto de Keith
Capítulo 3 - Lazos
Capítulo 4 -Imanes
Capítulo 5 - Conexión
Fragmento UNO - Storm
Capítulo 6 - Nudos
Capítulo 7 - Autodestrucción
Capítulo 8 - Bienvenido a mi corazón
Capítulo 9 - Intermedio
Fragmento DOS - Lost
Capítulo 10 - Mi mar [cumpleaños]
Capítulo 11 - Autocontrol
Capítulo 12 - Indecisión
Capítulo 13 - Remordimiento
Fragmento TRES - Skemmtun
Capítulo 14 - Confusión (parte uno)
Capítulo 14 - Confusión (parte dos)
Capítulo 15 -
Capítulo 16 - Colores
Fragmento CUATRO - Confessione d'amore
Capítulo 17 - Miradas
Capítulo 18 - Falacia
Capítulo 19 - Realidad
Capítulo 20 - Condena
Capítulo 21 - Consciencia
Capítulo 22 - Mi estrella
Fragmento CINCO - Virhe ja vika
Fragmento SEIS - Monster
Capítulo 23 - Humano
Capítulo 24 - Te amo
Capítulo 25 - Calma
Capítulo 26 - Efecto mariposa
Fragmento SIETE - Keith Kogane
Capítulo 28 - Mi verano
Capítulo 29 - Bashert

Capítulo 27 - Consentimiento

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By ShargyD

Tú sabes lo que va suceder aquí, yo sé lo que va suceder aquí, todos sabemos lo que va suceder aquí. 

Entonces, les dejo el link de la playlist en spotify que me inspiró tan bellos momentos 
Y si no tienes spotify legalmenteilegal, entonces te dejo la playlist de youtube 

Así que sí, les dejo la advertencia más por obligación que por otra cosa.
Si eres menor de edad, esto es explicito, pero como no tengo idea de si han mentido en su fecha de nacimiento en internet, confiaré como la anciana que soy en ustedes (AGUANTEELSABROSEOINTENSOLLENODEAMORGAY)

Sí wattpad, esta es mi advertencia. 

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Ninguno de los dos había planeado esto,
pero tampoco lo evitarían.
No de nuevo.

Ni Lance, ni Keith eran conscientes realmente de cuánto tiempo había transcurrido, era como si el tiempo simplemente hubiese dejado de existir en cuanto atravesaron aquella puerta y juntaron sus labios nuevamente. En realidad, además de eso, todo se encontraba ligeramente borroso en sus mentes, lo último claro que tenían era su discusión bajo la nieve, la sensación del frío calando en sus huesos y las emociones explosivas que simplemente habían salido disparadas. Sin embargo, absolutamente nada de lo anteriormente sucedido hacia demasiado eco en sus mentes, no cuando Keith y Lance se tenían finalmente tan cerca como habían deseado tenerse durante meses.

El secretamente adictivo y vergonzoso sonido de los labios húmedos danzando y acariciándose uno contra el otro con cierta pizca de desesperación y necesidad era suficiente para matar cualquier silencio que amenazara con aparecer en la habitación. La alterada respiración escapando de los hinchados labios de Lance y los jadeos semi-silenciosos que nacían de la garganta de Keith solo eran un plus que se añadía a sus sonoros besos. Las pieles de ambos chicos parecían arder bajo el tacto de sus torpes caricias otorgadas por encima de la molesta y húmeda tela a pesar de que hace un tiempo estaban totalmente congeladas.

Los hombros y la espalda de Keith se encontraban apoyados firmemente contra la puerta de la habitación, sus brazos se encontraban cruzados detrás de la nuca de Lance, sosteniéndolo a manera de seguro contra su cuerpo mientras las puntas de sus dedos acariciaban lo que alcanzaban de sus castaños cabellos.

Lance por su parte, se encontraba frente a Keith presionando su cuerpo tanto como le fuese posible contra el del pelinegro con una de sus piernas inteligentemente colocada entre las piernas del pelinegro, rozándolo torpemente mientras lo besaba. Sus brazos se encontraban apoyados contra la madera a los costados el rostro de Keith, por encima de sus hombros creando una especie de aprisionamiento con su cuerpo; algo que definitivamente le encantaba sentir a Keith y que llevaba a Lance al paraíso al no ser detenido.

En realidad, ninguno de los dos tenía idea de cómo es que las cosas habían escalado rápidamente después de haber entrado a la habitación. Lance era consciente de que había sido el primero en hacer algo, mientras que Keith cedía y correspondía, por lo que el moreno sabía que ahora tenía la responsabilidad de dejar claro lo que ahí estaba sucediendo (para bien o para mal), porque él no era un maldito aprovechado. Genuinamente deseaba dejar sus cartas claras sobre la mesa y sus intenciones de respetar cada palabra que saliera de los bonitos labios que ahora besaba, especialmente cuando esos labios habían expresado lo que sentían por él.

—Keith... —La áspera y temblorosa voz de Lance rompió el ritmo sonoro de los besos y roces que ambos habían creado. Y, a pesar de que al pelinegro no le agradaba sentir del todo como los labios del morocho abandonaban los suyos, no pudo evitar disfrutar la manera tan provocativa en la que su nombre era pronunciado por su parte.

La voz de Lance oficialmente se había convertido en su sonido favorito.

—¿Lance...? —articuló Keith como siempre había tenido la costumbre de llamarlo para indicarle que continuara con su oración cuando estaba de buen humor, aunque esta vez, claramente Keith estaba más que de buen humor.

Lance juraba que jamás en su maldita vida iba olvidar como sonaba Keith excitado diciendo su nombre.

—Estamos yendo demasiado lejos... —murmuró Lance contra sus labios antes de depositar nuevamente cortos besos sobre ellos, comenzando a formar un camino desde sus labios, delineando su mandíbula hasta llegar a la zona del lóbulo de su oreja—, necesito saber mi límite.

¿Su límite? Keith ni siquiera pensaba que fuera necesario algún límite para Lance, él realmente deseaba esto, pero también entendía su punto. Él necesitaba saber hasta dónde llegaba el consentimiento de Keith porque estaba claro que, si no se detenían, Lance llegaría hasta donde él deseara hacerlo... y él jamás pasaría por encima de Keith.

Una suave y juguetona sonrisa se delineó sobre el rostro acalorado de Keith al sentir los labios de Lance contra su cuello. Deslizó sus manos lentamente a través de los músculos tensos del cubano hasta llegar a la zona de sus muñecas, tomándolas y depositándolas sobre su cadera. Keith acercó su boca hasta el oído de Lance del lado que quedaba expuesto, aun sonriendo—. No hay límites —afirmó.

El agarre sobre la cadera de Keith se intensificó con fuerza gracias al intento del moreno por reafirmarse a la realidad y ser lo más razonable que le fuese posible tomando en cuenta la manera en la que el pelinegro tentaba su autocontrol—. No es obligación, lo sabes... ¿verdad? —La profunda voz de Lance chocó contra la piel del pálido cuello, acariciándola con su aliento—, solo tienes que decirme que me detenga y yo obedeceré.

Keith inhaló profunda y temblorosamente, consecuencia de la excitación creciente y la constante estimulación de Lance contra su piel; y escucharlo tan devoto hacia su persona a pesar de verse tan excitado y necesitado como lo estaba Keith solo lo volvían más tentador, más adictivo—. Entonces obedéceme —pidió Keith. Podía sentir el calor subirle por el cuello mientras hablaba, nunca esperó ser tan directo en ese aspecto—, no te detengas.

Keith definitivamente encontraba un gusto insano en presenciar esa faceta en Lance tan protectora, tan masculina, tan seria... y a la vez tan hambrienta.

Lance tensó sus músculos, deteniéndose y apartando su atención momentáneamente del cariño que le proporcionaba a Keith, posando sus ojos sobre aquellas violáceas orbes que le arrancaban el aliento y, que ahora, lo invitaban a tomarlo. El moreno se relamió los labios inconscientemente ante aquella revelación, explorando con la vista los rasgos que ya se sabía de memoria: labios, cuello, clavículas... —No tienes idea de cuánto estoy deseándote ahora mismo —El pecho de Keith se infló con orgullo y nerviosismo, dándose cuenta como Lance prácticamente lo desvestía con la mirada—, pero tú nunca..., ¿es el momento indicado?

Keith sabía a la perfección lo que Lance quería dar a entender con aquella pregunta, él sabía que Keith no había tenido sexo nunca, se lo había contado alguna vez. Era consciente que Lance deseaba asegurarse de que él se sintiera listo para tomar la decisión tan importante de compartir su cuerpo con alguien, después de todo, había sido el mismo Lance quien le había mencionado que tenía que sentir la seguridad de intentar algo con alguien y que era persona fuera la indicada para que no terminara arrepintiéndose como él lo había hecho.

"Está bien tomarse el tiempo de elegir a la persona correcta, no es una carrera."

Y, claro, Keith sabía que el momento indicado había llegado y que esa persona definitivamente era Lance, no podía imaginarse a una mejor persona para su primera vez que no fuera él.

El pelinegro admiraba en silencio la tés teñida por un tono carmesí del moreno, mientras contemplaba con la seriedad que Lance indirectamente le pedía tomar esa decisión. Amaba el hecho de que, a pesar de todo, la prioridad de Lance fuera hacerlo sentir seguro y mantenerse en control—. Estoy seguro de que estoy eligiendo a la persona correcta —concluyó con voz firme y cálida.

Reposó sus manos sobre el abdomen de Lance, ingresando sus manos debajo de su camisa con lentitud, deslizándolas como si estuviese tanteando el terreno y la reacción del cubano, dándole tiempo a Lance de tomar la decisión de si continuar en esto o no. Sus pálidas manos subieron hasta el pecho del morocho que subía y bajaba rápidamente debido a su agitada respiración, podía incluso sentir los frenéticos latidos de su corazón.

Cuando Lance sintió el calor de los dedos de Keith deslizándose sobre su piel y escuchó sus palabras, entendió que estaba dándole total consentimiento de tomarlo y deseaba hacerle sentir la confianza de esa decisión a través de sus caricias—. Si llega a ser demasiado dímelo y me detendré... —El rostro de Lance se acercó con lentitud hasta el del pelinegro con sus labios, posándolos con delicadeza, como si estuviese pidiendo una última confirmación por parte del chico.

—Jamás es demasiado cuando se trata de ti —Las palabras de Keith fluyeron tan naturales, como si siempre hubieran estado ahí listas para ser expulsadas en cuanto tuvieran oportunidad sobre los labios de Lance, ahogando su voz.

Las manos de Keith se aferraron a los hombros de Lance estando aún por debajo de su camisa, alzando con ligereza los talones para poder alcanzar la altura justa del cubano. La manera en la que ahora Keith correspondía el beso era lenta, como si su intención fuese tentar y jugar con la necesidad de Lance aumentando el nivel de deseo y nublar su juicio; y dios, Lance definitivamente estaba enloqueciendo con la lentitud y sensualidad de los movimientos de Keith.

Lance serpenteó sus manos desde la cadera de Keith hasta su trasero y lo sujetó firmemente, tomó impulsó y lo levantó, cargándolo. El pelinegro inmediatamente retiró las manos que se encontraban bajo la camisa de Lance, abrazándolo del cuello, acariciando todo lo que le fuese posible tocar mientras el moreno avanzaba manteniendo el equilibrio hasta llegar a la cama, sentándose sobre ella y dejando a Keith sentado sobre su regazo sin interrumpir en ningún momento el beso que había tomado un ritmo demandante.

Keith acopló hábilmente su cuerpo a la postura de Lance, arreglándoselas para sacarle la camisa mientras sus pulmones recuperaban aire. Sonrió cuando notó la mirada provocadora y juguetona de Lance en respuesta de aquella acción, expectante de su siguiente movimiento. Keith cruzó los brazos sujetando el dobladillo de su camisa para quitársela el mismo y dejar al descubierto su pálido torso para Lance.

Lance se mantuvo atento a cada pequeño detalle y movimiento de Keith, saboreando su piel aún sin tocarla. Había pasado días soñando con ese momento, así que, ahora que finalmente estaba viviéndolo fuera de un sueño se dedicaría a disfrutarlo y grabarse tanto como fuese posible. Posó una mano sobre el muslo de Keith, cerca de la unión entre su pierna y su pelvis, mientras que con la otra mano sujetó la nuca del pelinegro enredando sus dedos entre su mata oscura, jalándolo hacia él para besarlo. La mano de Lance que se encontraba sobre su muslo comenzó a hacer un movimiento de vaivén que Keith inmediatamente entendió, balanceando su cadera y presionando el trasero contra la entrepierna de Lance que comenzaba a notar cada vez más endurecida contra él.

—Dios, Keith... —jadeó Lance contra los labios del pelinegro al sentir la mordida que le proporcionaba en el labio inferior, disfrutando la fricción que le proporcionaba aun con las prendas como barrera.

—Nngh... Lance... —La voz aterciopelada de Keith fue adornada por un dulce y delirante gemido en respuesta a la fuerza de la mano de Lance contra su agarre y la presión contra su trasero.

Mierda.

La temperatura corporal de Lance se disparó en cuanto sus oídos fueron acariciados por los sonidos que la garganta de Keith intentaba amortiguar contra el beso. Su cuerpo prácticamente estaba pidiéndole a gritos contacto piel con piel, hundirse en el cálido interior del pelinegro. Su cuerpo le pedía a gritos tomar a Keith.

Sus manos instintivamente viajaron con habilidad hasta el cierre de los jeans del pelinegro en respuesta a la necesidad de su cuerpo, desabrochándolo. Sujetó nuevamente a Keith girándose para recostarlo sobre la cama en un movimiento rápido, quedando sobre su cuerpo encima de sus rodillas, que posaba una en cada lado del cuerpo de Keith, quién lo observaba con ferocidad.

Las temblorosas manos de Keith apartaron los dedos de Lance de su cierre, desabrochándolo él en su lugar para después bajárselo hasta quitárselo y dejarlo caer en alguna parte del suelo. El miembro de Lance quedó totalmente expuesto durante unos segundos antes de que Keith envolviera sus dedos alrededor del tronco comenzando a masajearlo con lentitud y movimientos de perilla sutiles.

—Mierda... que bien se sienten tus manos en mí —Los parpados de Lance se cerraron permitiéndose disfrutar de la sensación de la mano de Keith en él, echando la cabeza ligeramente hacia atrás en señal de placer.

—¿Solo mis manos? —Lance inmediatamente abrió los ojos al escuchar aquellas palabras y el tono sugestivo con el que habían sido pronunciadas, dirigiendo nuevamente su atención al pelinegro encontrándose con la escena más caliente de Keith, que honestamente, ni un millón de años podría haber sido capaz de imaginar.

Keith sujetaba con su mano el largo de Lance antes de sacar la lengua, esa que hace tiempo le había dicho que era muy pequeña, comenzando a pasar la cálida y húmeda punta desde la parte baja del escroto deslizando toda la extensión de su arrugada piel hasta llegar al miembro de Lance acariciando con la lengua todo el tranco mientras lo miraba fijamente. Un jadeo cargado de placer escapó de la garganta del moreno, extasiado por aquella vista. Keith separó su lengua del miembro del cubano antes de sonreír provocativamente y envolver con sus labios la punta, succionando con una suavidad tortuosa varias veces seguidas antes de ingresarlo por primera vez a su boca.

—Nngh, Keith... —Lance posó la mano sobre el cabello de Keith apartándole el flequillo de la frente para dejarla totalmente expuesta junto al rostro al pelinegro, obteniendo una mejor vista de cómo entraba y salía de su boca con un poco de más profundidad que la anterior. La sonrisa de Lance se ensanchó placenteramente al sentir la campanilla de Keith chocar contra su suave punta—. Sabía que esa lengua sería especial.

Keith sacó el miembro de Lance de su boca, alzando las cejas divertido y excitado—. Te lo dije —aseguró, mientras hacía movimientos circulares con su mano desde la base hasta el tronco mientras succionaba la punta con más energía. Deslizó la punta de su lengua delineando los bordes de la cabeza y las venas marcadas en el falo del cubano antes de volver a meter por completo el miembro de Lance en su boca, rozándolo contra el interior de su mejilla y yendo por todo haciéndolo topar contra su garganta profundamente.

Lance gruñó al sentir el tope de la garganta de Keith, sujetando con cierta firmeza el agarre de la cabeza del azabache para comenzar a empujarlo contra él mientras movía su cadera. Literalmente estaba follandose la boca de Keith con velocidad mientras sus oídos se inundaban de los sonidos obscenos que eran provocados por la succión y la saliva del pelinegro contra él.

Si seguía así no sería capaz de llegar más lejos.

—Ven aquí —demandó Lance en cuanto su miembro abandonó la boca del pelinegro dejando un hilo delgado de saliva que unía su miembro a los hinchados labios de Keith.

Lance colocó una mano en el pecho de Keith haciéndolo descender contra la cama para después sujetar los bordes de su pantalón y tirar de ellos hasta quitárselos y lanzarlos en algún lugar al azar de la habitación. Se inclinó sobre el pálido y agitado cuerpo del pelinegro, ambos totalmente desnudos, por lo que la acción de Lance de colocarse entre las piernas de Keith les permitió sentir por completo sus pieles calientes y el choque de sus miembros endurecidos y sin ningún tipo de barrera.

—¿Lance...?, Mmhg... —La cabeza de Keith cayó contra la almohada en cuanto sintió la lengua de Lance deslizarse por el largo de su miembro sin aviso.

Lance era quien ahora se encontraba deslizando su lengua de manera habilidosa por el largo del miembro de Keith antes de meterlo a su boca, moviendo su cabeza de diferentes maneras que lo hicieran rozar contra el interior de sus mejillas, su paladar y el tope de su garganta una y otra vez; a la vez que sostenía las piernas de Keith para mantenerlas abiertas y dejarlo totalmente expuesto.

Era imposible que Keith se hubiera dado cuenta en qué momento Lance había tomado un lubricante de bolsillo que se encontraba sellado dentro de la caja que horas atrás había explorado al llegar. El moreno vertió una cantidad abundante contra su mano derecha antes de comenzar a masajear la entrada del pelinegro, acariciando los bordes con las yemas de sus dedos mientras continuaba trabajando con el miembro de Keith en su boca y sus labios; rodeaba y presionaba la base, succionando su escroto y lamiendo tanto como fuese posible, como si de su dulce favorito se tratase.

Los gemidos de Keith se habían vuelto más constantes al tiempo que acariciaba y jalaba ligeramente el cabello revuelto de Lance, observándolo desde la almohada como su cabeza subía y bajaba rítmicamente sin apartar ni un solo momento sus azulados y oscurecidos ojos por el deseo—. ¡Mmh, Nnhg!, L-lance, por... por favor... —La cadera de Keith comenzaba a moverse instintivamente ante el toque de Lance en su entrada, buscando alivio.

Y para Lance, esa era la señal que estaba esperando. El moreno subió hasta quedar a la altura del pecho de Keith y comenzar a juguetear con sus pezones, rozándolos con la punta de su lengua y sus dientes; Keith no paraba de jadear y gemir mientras acariciaba su cabello y la piel de sus hombros, sus brazos, su cuello—. Te voy a preparar... puede ser molesto, pero pasará —prometió Lance justo al tiempo que comenzaba a ingresar el primer dedo en el interior de Keith con delicadeza y lentitud, intentando lastimar lo menos posible a Keith.

Para sorpresa de Lance, el primer dedo no fue ningún problema. La reacción de Keith había sido un jadeo, manteniéndose distraído ante las lamidas y mordidas en su pecho, eso era un buen comienzo, brindándole más confianza al cubano. Un par de minutos continuó acariciando y estimulando el interior del pelinegro antes de atreverse a ingresar un segundo dedo, esta vez Keith pareció resentirlo, pero en medio de gemidos y jadeos, Keith le había dicho que estaba bien.

—¡Mmgh, Nngh, Ahh!, M-más... más, Lan-nngh —Keith gemía, mordiéndose a sí mismo los labios antes de corresponderle el beso a Lance, quien había subido hasta su rostro para atacarlo con sus labios, ingresando su lengua en el interior.

Lance había comenzado a abrir y cerrar los dedos en el interior del pelinegro con cuidado, los curvaba en forma de un pequeño gancho acariciando su interior, los cruzaba para meterlos y sacarlos cada vez de manera más sencilla, haciendo el movimiento de tijeras asegurándose que fuese soportable para el chico debajo de él. Cuando se dio cuenta que aquellos movimientos habían dejado de lastimar a Keith, notando que finalmente se había dilatado lo suficiente y solo era placentero, supo que finalmente era el momento de intentar.

Lance retiró los dedos del interior de Keith provocándole un leve gruñido de disgusto ante la interrupción de su placer. Las violáceas orbes del pelinegro se enfocaron sobre el cuerpo de Lance, quién tomaba la tira de condones escondida en la cajita sobre la mesa de noche, antes de mostrarle el cuadro recubierto de un empaque negro, agitado—. Al principio puede doler... si se vuelve insoportable, solo dímelo y me detendré.

—Está bien... confío en ti —Keith admiró el cuerpo de Lance, antes de quitarle el paquete con el condón que recién había abierto. El moreno lo observó confundido, antes de entender lo que Keith deseaba hacer.

El pelinegro sacó el condón del empaque, asegurándose de tener la parte correcta del condón hacia arriba, tomando el miembro de Lance. Lo masajeo unas cuantas veces, succionándolo un poco con los labios antes de colocárselo—. Gracias, babe.

Lance sujetó las piernas de Keith por las rodillas para mantenerlas abiertas lo suficiente y lograr colocarse entre ellas, observó aquella imagen sintiendo como su propio miembro reaccionaba ante la sola vista desnuda de Keith. Se inclinó sobre el deseoso y nervioso cuerpo del pelinegro, tomándolo de la mejilla con cariño y regalándole la vista más tierna y agradecida que jamás había visto en Lance antes de besarlo.

Al principio el beso de Lance fue suave, lento, era un beso que tenía la intención de hacerle sentir tranquilo y seguro a Keith mientras acariciaba su mejilla con su pulgar, porque a pesar de todo, sabía que Keith se encontraba ligeramente nervioso. Lance lo besaba, Keith le correspondía dulcemente expresando no solo la necesidad que sentía de que Lance lo hiciera suyo, sino que inconscientemente también expresaba los fuertes sentimientos que sentía por él. Keith sentía como las manos de Lance acariciaban con cariño y devoción su cuerpo, pasando y memorizando con sus firmes manos su pecho, su cuello, sus brazos, su cadera, su abdomen, sus piernas... cada rincón que Lance no se había permitido conocer anteriormente ahora lo tocaba con lujuria y amor mientras lo memorizaba y se impregnaba de su aroma.

El pelinegro acariciaba los brazos de Lance, su pecho, rasguñaba con cierta provocación los bíceps marcados del moreno que dejaban en evidencia su vida como surfista. Notó que Lance se colocó en posición, apoyando la punta de su miembro contra su entrada, después observó sus azuladas orbes cargadas con ligera culpa, Lance tenía miedo de lastimarlo.

—Está bien, te quiero en mí —Keith llevó una de sus manos acariciando la mejilla de Lance con cariño, sonriéndole con dulzura y amor. Lance asintió, sonriéndole de una manera tan dulce y cálida que dejaba indudablemente claro lo que sentía por Keith. Más allá del hecho de que estaban a punto de tener sexo, Keith podía sentir que era más que solo eso. Era difícil de describir, pero podía sentirse un ambiente diferente, una intimidad especial entre ambos que solo podía estar presente cuando alguien estaba tan profundamente enamorado.

La cadera de Lance empujó hacia adelante, comenzando a forzar un poco la entrada de Keith. El pelinegro frunció los labios, cerrando los ojos con una ligera fuerza ante el dolor que comenzaba a hacerse presente, Lance intentó ir lo más despacio posible para él ya que podía sentir lo apretado y tenso que se encontraba Keith. Comenzó dándole cortos y amorosos besos en los labios, las mejillas, la frente mientras continuaba empujando, dándole tiempo a Keith para irse acostumbrando a la sensación y su longitud—. Relájate, babe... lo estás tomando bien... —Lance besaba su cuello sin detenerse, intentando mejorar el dolor y crear una dulce satisfacción en Keith mientras acariciaba con la yema de sus dedos los pezones del pelinegro.

Hasta que, después de unos cuantos intentos y mucha paciencia cargada de amor, lo logró. Keith finalmente lo había tomado por completo en su interior acompañado de un gemido ligeramente fuerte contra los labios de Lance—. ¿Estás bien? —preguntó Lance agitado antes de continuar.

—Nunca fui una perra débil —Keith murmuró divertido y ligeramente adolorido. Deseaba brindarle a Lance la confianza suficiente para continuar, era cierto que le dolía y mucho, pero también sabía que ese dolor inevitablemente tendría que ir disminuyendo; además, tarde o temprano iba a suceder y qué mejor que haya sucedido que con su chico, su Lance.

Una ronca y agitada risa cargada de deseo escapó de la garganta de Lance, negando con la cabeza antes de besar su clavícula y después sus labios. Agradecía que Keith fuera paciente—. Siempre lo he sabido.

Cuando Lance consideró que el tiempo para que Keith se adaptara a la nueva sensación de tenerlo en su interior fue suficiente, comenzó a empujar su cadera con lentitud intentando acostumbrarse a la presión que el agujero de Keith ejercía sobre su miembro.

El pelinegro abrió más las piernas para Lance cuando dejó de sentirse tan tenso, aún sentía dolor y un ardor terrible en su entrada; pero la sensación de tener sobre él a Lance embistiéndolo lentamente le provocaba un cierto placer que comenzaba a opacar el dolor y las punzadas intermitentes. Solo fue cuestión de tiempo antes de que su propio cuerpo comenzara a exigir más intensidad y velocidad.

Los brazos de Lance se encontraban a los costados del abdomen de Keith para poder ser capaz de mantener la postura y moverse con el ritmo y velocidad que su cuerpo le pedía y en aumento, mientras que las piernas de Keith se encontraban ligeramente flexionadas hacia arriba para darle un mejor acceso al moreno hacia su interior.

Las embestidas de Lance se habían vuelto más profundas, removiendo cada vez más partes de la carne interior de Keith, al tiempo que sentía como el anillo del pelinegro se resistía a dejarlo ir por completo cuando jalaba hacia el exterior su miembro antes de volverlo a embestir hasta chocar contra las nalgas de Keith. Lance no podía contener su respiración en absoluto, llenando la habitación de sus roncos y pesados jadeos y gemidos, mezclándolos con los de Keith que eran ligeramente más elevados, pero igualmente roncos.

—Ahaah... Unghh... N-nhg —Keith colocó la parte superior del dorso de su mano contra sus hinchados labios en un intento de amortiguar ligeramente sus gemidos. El dolor inicial había desaparecido casi por completo, dejando a su paso olas de placer intermitentes que parecían ir en aumento cada vez más contra su miembro y contra el interior de su vientre, tensándolo.

Lance mantenía la pierna izquierda de Keith más elevada casi llegando a su hombro, sosteniéndola con su propio brazo mientras que apartaba con su mano libre la mano del pelinegro, sonriendo de una manera casi lasciva sin apartar sus ojos del cuerpo del azabache—. Déjame escucharte, me gusta como suenas recibiéndome —Keith asintió, girando ligeramente su rostro hacia el colchón con el rojo entintando completamente su piel.

El cubano envolvió con la mano que sostenía la pierna de Keith la zona de su muslo, enderezando parte de su propio cuerpo para tener más control. Los dedos de Lance se marcaban sobre la piel de Keith sin pudor alguno debido a la fuerza que ejercía sobre ella por cada embestida; dirigió su boca hasta el interior de la pierna de Keith antes de empezar a deslizar su lengua sobre la piel hirviente del mayor, encajando periódicamente sus dientes sobre ella y chupeteándola sin remordimiento.

La imagen que Keith estaba apreciando era... joder. Nunca imaginó que algún día tendría la oportunidad de observar a Lance de ese modo mientras hacia lo que quería con sus piernas y se enterraba en su interior una y otra vez, embistiéndolo, pero ahí estaba. Sintió como el moreno comenzó a hacer movimientos similares a los círculos con su cadera cada que su miembro tocaba el tope del interior de Keith, que parecían ejercer presión hacia cierta zona sensible del pelinegro— ¡L-Lance, Mmh, a-ahh, a-ahí! —La espalda de Keith se encorvó ligeramente y de inmediato el mencionado aprovecho.

Lance había descubierto por fin la zona de la próstata de Keith y sería un maldito pecado no explotarla a su favor hasta, literalmente, hacerlo explotar. El moreno apegó su cuerpo totalmente al de Keith deslizando ambos brazos por debajo de su espalda hasta sujetarlo por los hombros, aferrándose y manteniendo fijo el cuerpo de Keith enterrándose tanto como podía. Hundió su rostro en su cuello y parte de su nuca mordiéndola y lamiéndola tanto como había deseado hacerlo, escuchando el chapoteo de sus pieles mezclada con el sudor y sus propios fluidos; sentía como sus pechos y sus estómagos rozaban y como la pelvis de Keith se sacudía una y otra vez cada que la cadera de Lance golpeaba su trasero al hundirse en él, mientras Keith rasguñaba su espalda y sus brazos sin orden alguno provocándole doloroso placer. Lance estaba a punto de terminar, pero no lo haría hasta que Keith no lo hiciera primero, por lo que, en un movimiento rápido en medio del éxtasis del pelinegro, giró su cuerpo dejando el pecho de Keith y su rostro contra la cama.

—Necesito que levantes esto para mí —ronroneó Lance sujetando la cadera del pelinegro para alzarla, haciendo que Keith doblara sus rodillas para apoyar su peso sobre ellas.

Lance ayudó a Keith a acomodarse en el ángulo correcto, colocando una de sus manos contra la espalda baja del pelinegro hundiéndolo y otra alrededor de su cadera para sostenerlo al nivel que deseaba. El cubano masajeo un poco las nalgas de Keith, apretujándolas y marcándolas con fuerza haciendo jadear a su dueño antes de enterrarse nuevamente en su interior.

—Mpfgh, Lanc-ce —Keith aulló a modo de gemido cuando sintió su interior extenderse y apretarse alrededor del miembro de Lance, no esperaba que fuese doloroso debido a la posición. Sin embargo, Lance se encargó de aminorarlo rápidamente chocando su cadera contra las nalgas expuestas y bien abiertas de Keith.

—Nngh, lo siento... babe —Lance enterró ligeramente sus uñas contra la piel sudorosa y sonrojada del pelinegro, observando con placer y orgullo como el trasero de Keith lo recibía con facilidad a pesar de sentirse tan apretado y al principio resistente.

Keith giró ligeramente el rostro para poder ver a Lance en esa posición antes de sonreírle, invitándolo a seguir haciéndolo de esa manera al aceptar su disculpa. Las manos del pelinegro se aferraban a las sabanas arrugadas de la cama sin parar de gemir, fue entonces que Lance apegó su pecho contra la espalda de Keith mordiendo su espalda y la parte trasera de sus hombros, bajando la mano que sostenía su cadera al miembro del pelinegro comenzando a bombearlo y acariciar con el pulgar la punta tan húmeda y resbaladiza del pelinegro.

—A-ahí, n-no pares... ahí, ahí es, Laan-aah, nngh —Keith hundió el rostro contra la almohada, mordiéndola en un intento de poder controlarse. Comenzó a mover sus caderas, meneándolas por instinto contra las embestidas de Lance buscando el mejor acceso a su punto de mayor placer, mientras éste golpeaba sin detenerse y restregarse tanto como podía contra su próstata al tiempo que lo masturbaba.

—Ungh, estás tan apretado... Keith —ronroneó Lance en medio de una sonrisa sintiendo lo duro que Keith estaba contra su mano, susurrándole contra el oído extasiándose con los gemidos de su chico— ¿Así te gusta?

Keith asintió, gimiendo contra la almohada— Por-por favor, Aah, Nngh, Mmmh N-no pares, no par...es... vo..voy a —Keith ya ni siquiera podía ser capaz de articular una oración sin estar jadeando y retorciéndose contra Lance, no podía mover su cuerpo conscientemente, su mente única y exclusivamente se centraba en restregarse contra el cuerpo del moreno mientras éste hacia lo que quería con él.

Un último sonoro gemido se hizo presente por parte de la garganta de Keith antes de encoger su cuerpo contra Lance a causa del orgasmo que estaba experimentando, se había venido contra la palma del moreno mientras este terminaba de hacer movimientos lentos contra su falo ayudándole a sacarlo todo. Lance no se había quedado atrás, había aguantado tanto hasta donde le había sido posible, pero en el momento que Keith se corrió sobre su mano y su trasero se agito contra él, abrazándolo en su interior, perdió la batalla viniéndose casi después.

El cuerpo de Keith temblaba debajo de Lance, dejándose caer completamente contra la cama. Soltó un cansino y ronco gemido cuando sintió a Lance salir de su interior dejando a su paso una sensación nueva de vacío palpitante, girando su rostro hacia el lado derecho de la cama donde el cubano se había dejado caer boca abajo también.

Era imposible no notar las respiraciones agitadas y jadeos de ambos, con las pieles y las mejillas sonrojadas, bañados en un sudor increíble a pesar de la temperatura que se suponía que había en el exterior. Se observaron directamente a los ojos, reflejándose uno en el otro, dándose cuenta de lo que había acabado de suceder entre ambos.

Había tenido sexo por primera vez con Lance.
Y le había encantado.

—Hey... —murmuró muy por debajo Lance, mostrándose más tímidamente de lo que jamás había visto Keith en él. Una expresión dulce y avergonzada, mezclada con felicidad, relajación y amor se imprimieron en el rostro del cubano, dedicándole una sonrisa mientras aún intentaba recobrar el aliento.

—Hey... —respondió Keith, deslizando su mano cansinamente hasta llegar a la mejilla de Lance, acariciándola aun tembloroso. Le costaba creerse aún que Lance se encontraba ahí, frente a él, después de haberse acostado y después de haberse revelado los sentimientos mutuamente; le aterraba que fuera solo su imaginación—. Así que... si eres un pervertido en la cama...

El rostro de Lance no hizo, sino que sonrojarse más, sonriendo antes de esconder su rostro contra la palma de Keith que había estado acariciando su mejilla—. Cierra la boca, greñas... Yo tampoco te conocía esas mañas.

—Y las que te faltan —bromeó Keith, acercándose al moreno para acunar su rostro y rozar su nariz contra la de Lance con ternura.

—Qué manera tan extraña de pedirme que seamos novios, pero acepto —jugueteó Lance, cerrando los ojos ante las caricias de Keith. Amaba sentirse de ese modo, amaba conocer esa faceta de Keith y amaba poder sentirse tan feliz como no lo había hecho en mucho tiempo. Lance solo deseaba que ese momento durara toda la eternidad.

—Entonces... ¿eso significa que estamos saliendo? —Lance abrió los ojos, frunciendo las cejas divertido ante la pregunta de Keith.

—¿De verdad estás preguntando eso? —El moreno rodeo con los brazos al pelinegro, estrujándolo con fuerza antes de mover su cuerpo entero dejándolo sobre el suyo. Keith reposaba sobre el cuerpo de Lance, pecho contra pecho, observándolo sonrojado y completamente despeinado—. Acabo de hacerte venir en mi mano, greñas.

—¡Dios, Lance! —Keith manoteó ligeramente el hombro del castaño, provocándole una carcajada.

—Pero... hablando seriamente —Lance comenzó después de haber apaciguado su risa, tomando la mano de Keith antes de besarle los pálidos nudillos con dulzura—. Amaría que me permitieras ser tu novio, Keith.

Las mejillas de Keith se acaloraron ante aquella imagen de Lance besándole la mano, sonriendo. Mostrando una sonrisa tan feliz y llena que solo expresaba lo increíblemente en paz y dichoso que en ese momento se sentía. Keith juntó su frente contra la de Lance, sintiendo su respiración contra sus labios, mezclando los cabellos de ambos en el proceso—. Y yo amaría que me permitieras ser el tuyo, Lance.

Ninguno de los dos necesito más afirmaciones para entender lo que aquellas dos oraciones significaban para ambos. Después de tanto tiempo de lucha interna contra la aceptación de sus sentimientos, finalmente habían sido revelados y estarían juntos en ello, aún no tenían idea de cómo llevarían esa nueva relación, pero ya se ocuparían de ello más tarde. Ahora solo importaba ese momento, el momento de ambos y del amor que finalmente podían demostrarse sin ningún maldito miedo.

Al fin eran Lance y Keith, los dos chicos que se pertenecían única y exclusivamente.
El mejor equipo.  







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Honestamente, tenía planeado escribir otras situaciones más en este capitulopero creo que la opción más bonita es dejar solo este capítulo para la demostraciónde afecto de la pareja más bonita que he escrito en mi vida, siento que lo merecen.

Exacto, eso quiere decir que el otro capítulo está escrito. 
Honestamente he extrañado mucho hacer esto, escribir esto finalmente se ha vuelto más sencillo y aunque aún vivo ciertos duelos, esto es terapéutico y lo amo.
Jamás me voy a cansar de decir que el Klance es algo así como m safe place, en general, voltron. 
Así que plasmar mis sentimientos en estos personajes se siente lindo, se siente bien. 

Les deseo a todos un día super lindo, una semana super buena y un mes increíble. 
Les mando muchos abrazos y mucho apoyo donde sea que estén.
¡Los sigo leyendo! No tienen idea del cómo sus comentarios me hacen reír y me hacen sentir apoyada, porque esto se vuelve de ustedes; mientras siga formando parte del corazón de alguien, esta historia seguirá hasta su fin. 

¡Gracias por todo, siempre los estoy leyendo!  

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