Últimos de septiembre, 2018.
Aeropuerto de Londres.
-Te juro que lo mato - suelta toda molesta Camil.
-Yo también estaría así o peor - Responde Claudia.
-Es que es un idiota - dice entre dientes mientras caminamos por el pasillo para montarnos en el avión - Juro por lo más sagrado - se voltea a verme - que lo voy a matar apenas lo vea.
La veo con aburrimiento, no tengo cabeza para esto, la verdad para nada.
- Aja - respondo por primera vez en el día con sátira.
Voltea los ojos ignorándome por completo y dándole atención a Claudia que la recibe con gusto, comienzan hablar entre ellas, me están ignorando y me parece perfecto.
Minutos después vamos entrando hacia los asientos primera clase, me siento sin pedir nada solo quiero dormir.
Las que están a mi lado piden dulces y champagne mientras hablan yo me limito a ponerme mi audífonos poniendo Mozart a todo volumen cerrando los ojos.
- Hola Isabella - saluda una voz muy gruesa atrás de mi.
¿Dónde estoy? Todo huele a podrido y a sangre, no hay nada con luz solo donde yo me encuentro...¿Atada?
-¿Dónde estoy?- pregunto sintiendo miedo como si fuera una niña muy pequeña.
-Pobre de la dulce Isabella - Dice entre carcajadas - Nadie te puede sacar.
No veo nada solo siento como caminan al mi alrededor acechándome.
-¿Quién eres? - pregunto en un susurro apuntó de llorar, me siento hundida, sola y destruida.
-¿No sabes? - hace un chasquido con la lengua en señal de que no aprueba mi respuesta - Pronto lo harás y habrás perdido este juego del que no sabes pero que estás adentro.
Las carcajadas empiezan a subir de volumen torturando mis oídos, de repente siento como un dolor en lo bajo de la espalda agarra fuerza haciéndome desmayar por no poder aguantar el ardor.
Despierto de golpe, las que están a mi lado están dormidas veo por la ventanilla como el sol se oculta y es algo digno de admirar pero que no logro apreciar.
Estoy sudada siento como mi corazón bombea más sangre de lo normal, quito los audífonos poniéndolo en mi pierna, recuesto mi cabeza del asiento respirando hondo tratando de calmarme.
Fue solo una pesadilla, me digo sin embargo soy incapaz de volver a la normalidad. Esto es lo malo de no tomar medicación hay cosas que no puedo controlar, hay cosas que me gustaría dormir y que no se despierten jamás.
Por los altavoces las azafatas avisan que ya vamos a descender las chicas se despiertan y automáticamente comienza hablar.
Los oídos me zumban y las manos me pican pero hago todo lo posible por calmarme, no quiero hacerlo de nuevo.
No me encuentro en mis cuatro y gracias a Dios la cosa es rápida, bajamos y nos encaminamos hacia la salida del aeropuerto de New York y ya hay un carro esperándonos aumentando la rabia de Camil ya que según ella Ikor tenía que venir la a buscar y no mandar a alguien por ella.
Dos hombres están con letreros de nuestro nombres y me da un zumbido el echo de que tenga un mismo tatuaje en el lado derecho de el cuello, uno es más moreno que otro, altos, fornidos, cabello negro. En realidad tienen un parecido con la única diferencia de sus cicatrices.
Se acerca el que tiene una cortada que comienza desde su cabello hasta su cuello y es más espeluznante de cerca Claudia da un paso hacia atrás y la tomo de la muñeca deteniéndola.
-Hola Señorita Camil - Dice sonriendo viéndose más terrorífico es como si vieras a la peor de las atrocidades - Nosotros nos encargaremos de llevarla hacia el hotel - se voltea haciéndole seña a su compañero.
Suben las maletas y subimos cuando uno se devuelve abrir las puertas, siento como me recorre con la mirada y busco maneras de subir más rápido.
La camioneta comienza andar y veo el tatuaje fijamente de uno recordándolo de nuevo.
Cierro los ojos cuando me da un pequeño mareo y la cabeza comienza a doler, mis fosas nasales comienza a oler sangre como el de la pesadilla, abro los ojos de inmediato el mareo se hace más grande Claudia y Camil están muy concentradas hablando de que se van a poner esta noche, mientras que yo sudo frío y solo se me repite la pesadilla.
- Habrás perdido el juego del que no sabes pero que estás adentro.
Esa voz, esas carcajadas, cómo se reía de mi de manera tan cruel y ese dolor. Johnson se fue esta madrugada sin dejar nada, es como si anoche no hubiera llegado ebrio a mi casa o como si no me estuviera ocultando cosas.
Todo esto me vuelve a dar un zumbido en el oído que me tiene alerta sin saber que es lo que me va atacar, mis nervios están colapsando.
-Isa- me llama Claudia, volteo a verla y me da pesar ver cómo se aleja un poco - ¿Te sientes bien?
-Si - digo secamente.
-Nunca me he terminado de acostumbrar a que sus ojos cambien - Suelta Camil.
-Si... Yo tampoco - responde Claudia - cuando era pequeña casi nunca le pasaba.
Cuando era pequeña era muy inocente.
-¿Qué querían? - pregunto de forma antipática cerrando los ojos de nuevo.
-¿Por qué tan odiosa? - pregunta Camil.
Volteo a verla y ya con eso se responde sola.
-Vale, vale - responde Claudia y me exaspera no sé porqué -¿Vas a ir con nosotras?
-Si.
- Vale - me ignoran y es mejor así.
Ellas se dedican a mirar todo lo que pasamos por mi parte pongo la vista en el chófer que conecta con mi mirada por el espejo y es automáticamente que la quita.
Quien diría que ese malote no soporta mi mirada sin embargo veo por mi ventana todo lo que pasa sin prestarle mucha atención.
Estoy en modo automático que hago todo por inercia sin percatarme de las miradas que me robo o de lo lujoso que es el hotel.
Me dan las llaves de mi habitación en el lobby y simplemente me dejo guiar por el señor que lleva mis maletas, estando adentro del ascensor cierro mis ojos y escucho como Camila y Claudia murmuran, podría decirles que se que hablan de mi sin embargo voy a esperar que se dejen de cobardía y me digan lo que sea que tienen que decir.
Se abren la puerta y salen todos dejándome de última, sigo al botones hacia mi habitación.
-Isa - me llaman y volteo hacia Claudia - A las 20 horas nos vamos a comenzar arreglar en el cuarto de Camil.
-Ok - respondo y sigo mi camino.
Entro a la habitación, el botones se despide después que deja las maletas, dejo mi bolso de mano en unos de los sillones, saco mi celular y pongo una alarma para despertarme a la hora acordada.
Me descalzo de los zapatos deportivos, quito el suéter que cargaba dejándome en una franela de tiros y me acuesto en la cama arropándome toda, en estos momentos es donde extraño a todo lo que tenía y al mismo tiempo nunca tuve.
Extraño los brazos de mi padre, extraño ver a mis hermanos jugar y correr por toda la casa, extraño mi caballo, extraño .... Extraño tantas cosas.
Pero lo único que quiero es unos brazos en los cuales me den lo que nunca tuve y es lo que más necesito aunque quiera convencerme de que no y es; donde pueda estar en tranquilidad, en paz y en confianza.
Pero se que nunca lo tendré... La vida se encarga de darme lo que casi no me importa y negarme la dicha de tener lo que en realidad deseo.
Quisiera ser el mundo de alguien y no una persona más del mundo y la cotidianidad, que me vean y mi cuerpo o mis ojos no sean los únicos que tienen que ser destacados.
Con esos pensamientos me quedo dormida en un profundo sueño, donde todo se pone negro pero no por mucho ya que las pesadillas llegan rápido.
No es algo que me haga quitar el sueño ya que con el tiempo te acostumbras... Esta historia no tiene un final de echo creo que mi historia comienza cuando se cree que ha terminado.
Que desgracia.