shots ❨ ykookgi ❩

By daeguyz

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By daeguyz

"control"
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Yoongi no recordaba haber caído dormido después de que Jimin y Namjoon se fueran de su casa, pidiéndole que descansara y no se preocupara por nada. Mucho menos haberlo hecho acurrucado en el regazo de Jeongguk sobre su sofá.

Es decir, él no estaba en sus cinco sentidos en ese momento (o tal vez sí, pero adormecidos). Y se sentía en la nula capacidad de objetar cualquier cosa en contra de lo único que quería en ese momento: dormir y que el agradable aroma de Jeongguk lo envolviera por completo.

Lo sabía, sabía que todo era cosa del lobo, y lo detestaba. Detestaba la medida en la que podía olvidarse de sus convicciones por culpa de un instinto inherente a su existencia, detestaba el hecho de tener que necesitar tanto de alguien más, y aunque parecía egoísta de su parte, con los años había aprendido a detestar también el incesante dolor de su lado animal reprimido; era como una roca enorme aplastándole el pecho, siempre se sentía así, especialmente cuando trataba de ignorarlo.

Recordaba haber visto una sonrisa amable por parte del alfa pelinegro, que se había ofrecido a quedarse; Yoongi sabía que lo había hecho por lástima y porque él no habría sido lo suficientemente valiente como para pedirlo por su cuenta. Pero Jeongguk cumplió con lo que prometió y se quedó ahí, sin ninguna señal de burla o desagrado.

Después, Jeongguk le dijo que se sentara en el sofá mientras él preparaba algún té para que tomara antes de irse a la cama nuevamente, pero Yoongi no había dejado que se fuera de ahí a hacer eso que dijo, no habló ni una sola palabra, pero con sus manos temblorosas le guió a que se sentara con él en el sofá, después, sin poder evitarlo se recostó sobre las piernas del alfa tal y como lo había estado en el auto y cerró sus ojos cansados.

No dijo una sola palabra más, y fue vagamente consiente de las manos de Jeongguk reposando en su cabeza con mimos suaves y gentiles, también escuchó a la distancia que algo dijo pero su mente cayó inmediatamente en la comodidad de su presencia y bajo un sueño profundo y anhelado.

No había dormido así de bien en semanas. Tal vez meses.

Cuando recuperó la conciencia, la escasez de luz hizo que sus ojos parpadearan con dificultad, pero entre la penumbra, pudo darse cuenta de que seguía en la misma posición de hace algunas horas: usando las piernas de Jeongguk como almohada y su saco como manta.

Escuchó su respiración tranquila sobre su cabeza, y tuvo que preguntarse cuánto tiempo había pasado si el sol por la ventana había desaparecido. Muy en contra de su comodidad, se dispuso levantarse y quitar el saco de sus hombros con cuidado, solo para encontrarse con el alfa dormido sentado, con la cabeza recargada incómodamente contra su brazo en el soporte lateral del sillón.

Lo invadió un potente sentimiento de culpa; no solo lo había dejado dormir en esa incómoda posición, sino que se había adueñado de su saco y la estancia se había vuelto helada con la partida del sol, mientras él había tenido un descanso celestial.

—Jeongguk... — Yoongi lo llamó con voz baja, una de sus manos yendo directo a su hombro, aún cuando se dijo a sí mismo que se alejara un poco, que recuperase la compostura y terminara con todo eso tan extraño. No podía, ahora mismo no podía luchar con sus pensamientos, no tenía la fuerza. —Jeon...

Su mano subió su toque, recorriendo el hombro hasta llegar a la nuca del hombre, donde sin siquiera poder detenerse a pensarlo, acaricio con dedos cuidadosos y lentos; el movimiento hizo que algunos mechones azabaches se enredaran entre ellos y se desprendió sutilmente una agradable fragancia que lo hizo desear volver a estar acurrucado en su cama con ese aroma envolviéndolo.

Ni siquiera sabía si era algún shampoo o perfume en particular, pero tenía su mente en un trance, en blanco y sin ideas, solo... Abrumada. No se sentía él mismo, tan alejado y sereno como nunca antes bajo su piel. Incluso si trataba de pensar en lo que pasaría después de salir de esas paredes y el trabajo, no lograba concentrarse en nada más y temer de ello; todo se reducía únicamente a la persona frente a él.

Todo era a consecuencia de su celo, lo sabía. Las sensaciones en su cuerpo evocaban la característica bruma espesa de ideas, como un duelo en su cabeza donde se enfrentaban él y su lobo. Quería... En realidad debía ganarle, era lo correcto, mantener el control. Si tan solo...

—Hyung... — Los ojos acaramelados del alfa en cuestión se abrieron pausadamente, despertando de su profundo sueño al sentir las cosquillas en su nuca. A pesar de su ensoñación, miró con preocupación al rostro de Yoongi, curioso por su estado. — ¿Te sientes bien?...

Yoongi asintió de inmediato cuando leyó la angustia relfejada en sus facciones; él estaba bien, no quería que Jeongguk se siguiera preocupando en vano, ya había hecho demasiado. El alfa le sonrió sin despegar los labios ante su sencilla respuesta, satisfecho por ello.

La noche había caído y Yoongi sabía que lo correcto por hacer era terminar con todo eso. Pedir disculpas y... Simplemente hacer que Jeongguk se fuera de su casa de una vez, debía escribir a Namjoon para hablar sobre su situación y acordar una nueva prescripción, y debía dejarle claro a Jimin que había sido una pésima idea ceder a sus caprichos y faltar a su política de contratación...

Haría todo eso si no fuera porque: deseaba religiosamente mantener la fragancia de Jeongguk en su sitio lo más posible que fuera, Namjoon le había prohibido tenazmente la toma de cualquier medicamento hormonal hasta nuevo aviso, y Jeongguk no tenía la culpa de las razones por las que Jimin lo había empujado al trabajo con Yoongi.

Las cosas no habían salido bien. No lo estaban, y justo en ese momento, no tenía ánimos ni ideas para solucionarlo. Lo único que quería era... Era tenderse en un sitio y deshacerse de la asfixante sensación de miseria que inundaba su pecho, quería solo olvidarse de él mismo y... Llorar, descansar, gritar y maldecir.

Se sentía terriblemente condescendiente por su anímica estabilidad emocional, tenía tanto tiempo fingiendo que estaba completo que olvidó cuándo empezó. La pena, la vergüenza y la lástima por sí mismo que lo invadían solo le recordaban lo mal que se sentía bajo su propia carne.

— ¿Hay algo que necesites?... — la voz mansa de Jeongguk irrumpió en su cabeza nuevamente, y un solo vistazo fue suficiente para que la bruma negativa de pensamientos se disipara lentamente.

Miró a los ojos del alfa y sintió como si nunca lo hubiera hecho antes. Por supuesto que lo había hecho pero, había algo que no había visto antes, esta vez se sentía diferente.

—Lo siento, Jeongguk... — Yoongi no tuvo tiempo de siquiera pensar lo que dijo, las palabras se deslizaron solas de su boca con la mirada clavada en el hombre. —Lamento todo... — Sintió un apretón amargo de culpa revolverle el estómago ante la mirada confundida del alfa, su mano aún reposaba sobre el hombro firme. —Siento haber sido... Fui un imbécil contigo en el trabajo, yo... Yo sé que, no soy el mejor jefe y los demás piensan que soy un fanático del control, que no soy un líder gentil. Sé que probablemente me odien y...

Yoongi se detuvo, la amargura extendiéndose por sus palabras le trajo un escozor detrás de los ojos ante la realidad a la que se enfrentaba. La mirada triste de Jeongguk analizándolo, no sabía si lo hacía con lástima o represalia. Pero ahora que había empezado, sabía que lo mejor era continuar.

— ¿Siempre has sido tan...? — Yoongi interrumpió la pregunta del alfa, robándole las palabras.

—Un idiota, lo sé. He hecho y dicho cosas, he tratado a las personas de formas tan groseras y... Todo es cierto, todo de lo que se quejan de mi es cierto. Trato siempre de parecer alguien difícil de intimidar, lo he hecho siempre desde que empecé, lo hago para que no intenten pasar sobre mi de nuevo, no quiero que piensen que solo por ser un omega no soy capaz de dirigir mi propia empresa, que no soy capaz de dirigirme a mí mismo correctamente... No quise nunca ofender o lastimar a alguien, yo solo...

— ¿Siempre has sido tan duro contigo mismo?... — Jeongguk se permitió terminar su propia pregunta al interrumpirlo, con una pequeña sonrisa casi divertida. —No tienes porqué disculparte conmigo. — Jeongguk cortó el monólogo de Yoongi tras verlo tan abatido en sus palabras, su mano se alzó y recorrió tiernamente el pómulo de Yoongi con su pulgar, limpiando una lágrima traicionera que caía. —Yo sabía que ibas a ponerme las cosas difíciles. Después de todo, tú no contratas alfas.

—No. — Yoongi replicó antes de derretirse sobre el toque. —La política de no alfas fue... Ha funcionado muy bien en el piso y hay muchos omegas que trabajan en paz sin angustiarse por ello, pero eso no me daba derecho a tratarte como lo hice, a cualquier otro alfa y sin embargo lo hice...

—Lo entiendo, Yoongi. No debes agobiarte por eso. Yo acepté el puesto y estoy de acuerdo con las reglas. Un entorno laboral seguro y justo para la mayor cantidad de omegas que puedas emplear ha sido siempre tu primicia, todos lo sabemos valorar. — Jeongguk trató de eliminar la mirada afligida del omega tratando de obtener su perdón. Él no tenía nada que perdonarle. —Aunque debo decir que... Decidí postularme justamente porque sabía que yo no sería ningún problema para ti y tu política.

— ¿A qué te refieres?... — Yoongi dejó de lado su desgaste un momento, mirando con curiosidad al alfa que aún sostenía su mejilla. Jeongguk le sonrió de una forma extraña, casi melancólicamente.

—No soy un alfa que pueda causarte muchos problemas en realidad. Verás... — Jeongguk miró hacia arriba, tomando una gran bocanada de aire y finalmente regresó a verlo con determinación. —Perdí mi sentido del olfato a los pocos meses de presentarme como alfa cuando era joven. Es decir, no completamente... Aún puedo oler cosas, pero... No funciona cuando se trata de aromas y feromonas. Y solo cuando tomo la forma de lobo puedo sentirlos un poco, no exactamente como debiera ser, pero... Así es.

—Oh... — Yoongi frunció el ceño, detallando la expresión reveladora de Jeongguk.

—Sí. Un alfa sin olfato, gran broma, ¿no?

—No... — Yoongi murmuró suavemente, en especial luego de ver el intento de Jeongguk por tratar de hacer burla de sí mismo con una sonrisa condescendiente. —Eso... Ahora me siento aún más culpable...

—No lo eres. Tal vez debí decirlo, pero no es algo de lo que me sienta orgulloso, solo lo evito. Sin embargo, nunca he significado un riesgo para tu empresa, para ninguno de tus empleados ni para ti mucho menos. Yo no iré tras ningún omega que entre en celo repentinamente en la oficina, probablemente ni siquiera lo notaría.

—Es por eso que tú... — Yoongi trabajó la memoria rápidamente. Recordó el como Jeongguk no parecía nunca abatido ni abrumado por nada, aún cuando trabajaba casi rodeado de omegas; su caída en celo durante la oficina, Jeongguk tampoco se vio afectado por ello y en su lugar no hizo más que ayudarlo y protegerlo todo el camino a casa sin tratar de hacer cualquier cosa en su inconsciencia. Eso explicaba también... — ¿Tu no reaccionas al cortejo de Jimin?...

La pregunta se deslizó de su boca tan rápido como surgió el pensamiento y antes de siquiera poder prepararse para decirlo, se sintió impulsado por la curiosidad. Sin embargo, su rostro se enrojeció furiosamente cuando la escena lo golpeó de repente: Jeongguk inclinando su cabeza con una confusión dibujada.

— ¿Jimin me ha estado cortejando?... — Bien, tal vez se estaba desentendiendo del tema un poco, pero no pudo evitarlo al notar la expresión avergonzada de su jefe. Quiso obtener más, por mera curiosidad.

—Ah, no. No... No quise... — Yoongi trató de cambiar sus palabras, pero ese momento su cerebro no estaba trabajando mucho a su favor. —Me refería a que... Bueno, Jimin y tú...

Yoongi detuvo sus balbuceos y bajó la mirada, encontró sus dos manos sobre su regazo y negó con la cabeza. Ni siquiera era de su incumbencia, era asunto de Jimin y él, además Jeongguk acababa de confiarle algo tan personal, él solo estaba arruinándolo.

—Puede que no sea capaz de detectar a un omega por su aroma correctamente... — Jeongguk decidió ceder, no poniéndose a la defensiva ante la expresión avergonzada de Yoongi. —Pero eso no significa que no pueda coquetear o responder a ellos. Jimin es... Es un hombre precioso, es un omega encantador, ciertamente. Pero sus intenciones no son lo que busco en este momento, si eso responde a tu pregunta...

—Lo siento. No estaba metiéndome en lo que no me importa. — Yoongi trató de disipar la conversación, sobre todo de no verse expuesto por... ¿Por qué razón debería sentirse así? Él no estaba preguntando nada malo, solo tenía curiosidad y... —No fue mi intención.

—Sin embargo, lo hiciste.

— ¡Perdón! No quise... Uh, es que Jimin... Él me había dicho que ustedes... Bueno, él... Entiendo que es un chico enamoradizo y también que es fácil que otros se enamoren de él. Como dices, es... Es tan encantador y atractivo. Y tú...

—Sé lo que ha estado haciendo Jimin... — Jeongguk bajó un momento la vista, decidiendo ser sincero y no hacer sentir a Yoongi más apenado. —Quizá debo dejar las cosas en claro pronto. Pero créeme, él puede saber más de lo que crees.

—Tal vez lo hace... — Yoongi estuvo de acuerdo, recordando las bromas y actitudes intimidantes de su primo en torno a la situación. —Pero aún así le gustas. Y es... — Yoongi bajó la mirada a sus manos nerviosas sobre sus propias piernas, de repente una ola de tristeza llenándole los sentidos. ¿Por qué se sentía triste sin más? —Es el omega perfecto. — Rió flojo, sintiéndose muy consiente de sí mismo en ese momento.

Muchas veces en el pasado, aunque le costara admitirlo, deseó parecerse a Jimin tan siquiera un poco. No solo compartiendo sangre, un trabajo y algunos rasgos físicos, sino en otros aspectos. Yoongi a veces quería tener su seguridad, esa actitud altiva y resplandeciente para enfrentarse al mundo, Jimin era todo juegos y encanto, y era fácil tomarle cariño, él entendía porqué todos lo adoraban. Y aunque muchas veces fingía repeler ese lado de Jimin y actuar como si le desagradara, la verdad no era así. Lo admiraba mucho.

No era que estuviera celoso, no deseaba que fuera de otra forma y admitía que Jimin se merecía todo eso de cosas buenas... Pero siempre se sentía diminuto cuando se colocaba a su lado, incluso cuando ante el mundo pareciera lo contrario.

—Lo es. Supongo que... Cada omega puede llegar a serlo a su manera. — Jeongguk concordó, pero aún así fue cuidadoso al responder, en especial por la forma en la que el rostro de Yoongi se apagó frente a él, de una forma que nunca había visto.

—Yo... Yo no. — Yoongi respondió con firmeza, casi como si se regañara por permitirse sentir pena por sí mismo y chillar como cachorro golpeado. —Nadie nunca ha pensado en mí como alguien perfecto ni mucho menos... — Yoongi frunció el ceño, recordando la desagradable forma en la que se sintió al ser descartado en el pasado. —No lo hacen ni siquiera otros omegas, mi familia, o las revistas ni los medios. Y está bien, es decir... No todos podemos ser buenos.

—Las revistas y los medios no saben de lo que hablan la mayor parte de las veces. Trabajan con lo que tú les brindas. Si crees todas las cosas malas que dicen acerca de ti, ¿realmente te conoces a ti mismo?

Yoongi miró con sorpresa a los ojos de Jeongguk, impactado por la realidad que le planteaba. Esa pregunta... Era una buena pregunta. Había pasado tanto tiempo escuchando, leyendo, e interceptando ideas malas sobre sí mismo, opiniones ajenas a él, pero al mismo tiempo tan personales. Había trabajado tanto tiempo en esa imagen, había estado de acuerdo con la fachada en la que se posicionó... ¿Sabía en realidad cómo era?

—Yo... No lo sé. — Ya no lo sabía. Estaba siendo sincero.

Haber colapsado como lo había hecho por culpa de su afán a mantener el control de sí mismo, hablaba más de cómo no controlaba absolutamente nada en realidad. Y la idea era terrorífica, darse cuenta de ello era simplemente un fuera de su zona.

Jeongguk dibujó una expresión comprensiva. Yoongi admiró cómo sus gentiles rasgos le trataron de trasmitir la calma y la sinceridad que tanto escaseaban en sí mismo. Jeongguk lucía como si lo entendiera todo. Y el estaba ansioso por respuestas.

—Si realmente lamentas todo lo que me dijiste hace un momento, entonces deberías aprender de ello. Si no eres como todo el mundo dice, si tu intención no es lastimar a nadie ni parecer tan desagradable... Entonces deberías dejar de lastimarte y juzgarte a tí mismo primero, de ahí empezarás con los demás después.

— ¿Cómo podría?... — Yoongi soltó un suspiro agotado ante la mirada serena de Jeongguk puesta sobre él. —No sé ni siquiera... Ni siquiera puedo cuidar de mí mismo, no sé qué hacer ahora mismo, cómo podría con los demás...

—No tengo idea de hasta dónde quieres llegar, Yoongi. Pero conozco una buena forma de empezar, y no tiene nada que ver con medicamentos. — Jeongguk levantó su mano frente a Yoongi, ofreciendo un apretón. —Si me dejas mostrarte, entonces me dirás si estoy equivocado.

Yoongi tal vez debió detenerse a pensar en lo que haría antes de aceptar la mano de Jeongguk y ser casi alzado en el aire fuera del sofá.

—Consigue ropa cómoda, y un abrigo. La noche es fresca. — le indicó el alfa, mientras él mismo se colocaba su saco arrugado y ajustaba un poco su atuendo.

— ¿Qué?... ¿Para qué?

—Saldremos a un sitio. — Jeongguk respondió con simpleza, dirigiéndose a la barra donde estaban las llaves del auto.

— ¿A-Ahora? No puedo... No puedo salir ahora mismo, es muy tarde y estoy...

Yoongi se mostró sinceramente abatido ante la falta de explicaciones. Él no estaba acostumbrado a no tener respuestas o indicaciones, la repentina animosidad de Jeongguk por querer salir de casa sin darle muchos detalles lo hizo sentir... Nervioso, fuera de su lugar.

Jeongguk se permitió analizarlo unos segundos, verlo en confusión y duda seguía pareciendo tan surreal. Parecía una persona totalmente diferente al omega que había estado tratando las últimas semanas en la oficina.

El hombre frente a él, fuera de su traje y su escritorio, ya no parecía capaz de poder atravesarlo con una sola mirada, en su lugar, parecía un cachorro perdido en busca de guía, alguien que necesitaba una palabra después de años de silencio.

—No voy a ponerte en peligro, eso lo prometo. — Jeongguk fue solemne en su promesa, tratando de que Yoongi no se sintiera más angustiado. Recibió una mirada penetrante, aún temerosa sin embargo. Acortó la distancia nuevamente, colocándose frente al omega para poder sincerarse plenamente mirándolo a los ojos.  —Nadie va a hacerte daño mientras estés conmigo. ¿Puedes confiarme esta noche?

—Ciertamente no debería... — Yoongi tragó saliva antes de responder con claridad, incapaz de detener aún sus preocupaciones, pero la sonrisa divertida que Jeongguk levantó sobre sus redondos labios lo hizo sentir como... Como mantequilla derritiéndose. ¿Era una metáfora válida? Porque no podía encontrar una mejor manera de describir como se sentía frente a ese alfa. —Pero... Jimin y Namjoon te culparían si desaparezco, ¿no es así?...

—Es una buena garantía. — Jeongguk accedió, aún divirtiéndose con la expresión del omega dudoso.

—Y... ¿Volveremos pronto?

—Cuando tú lo ordenes.

—Vas a... Vas a asegurarte de que todo esté bien si vuelvo a perder el control. ¿Lo harás?...

—Lo haré. — Jeongguk lo juró con su mano en el pecho. —Pero puedo asegurarte de que ésta será la primera vez que lo tendrás.

Yoongi no entendió a qué se refirió con eso, e incluso cuando se ordenó a sí mismo obtener respuestas, no fue lo suficientemente hábil de mente como para detenerse en la búsqueda de un abrigo y la mano de Jeongguk arrastrándolo fuera de su casa.

Cuando entraron al auto, Yoongi se aseguró de abrocharse el cinturón y tratar de mantener su mente clara, aún cuando podía sentir poco a poco la bruma arremolinándose junto a su corazón latiendo con afán. Escuchó el motor del auto arrancando y tuvo que cerrar los ojos para no concentrarse en la vista que Jeongguk conduciendo a su lado, e imaginar lo atractivo que probablemente lucía en una actividad tan trivial.

—Dios, qué estoy haciendo... — Yoongi suspiró un murmullo y dejó caer su cabeza hacia atrás con cansancio sobre el respaldo, cayendo en cuenta también de la situación tan ajena en la que se encontraba.

Ese día por la mañana discutía sobre las asuntos de la empresa y amenazaba a sus empleados con órdenes y ahora... Ahora iba sin rumbo fijo a lado de Jeongguk a plena noche, sin ninguna razón.

— ¿Estás respirando? — la pregunta de Jeongguk a su lado lo hizo sentir... Lo hizo sentir una vibración en el pecho tan inevitable y espontánea.

Él de pronto se encontró soltando una carcajada pura en medio de su angustia.

—Lo estoy. Eso creo... — Dirigió una mano a su pecho, solo para comprobar inútilmente el ritmo de su respiración y el latido acelerado de su corazón.

Por supuesto que estaba respirando, era ridículo siquiera comprobarlo; solo era que, parecía que tenía un tiempo sin percatarse de que podía hacerlo sin tanto pesar.

—Mejor que así sea, vas a necesitar hacerlo adonde vamos.

Yoongi abrió lo ojos finalmente y no pudo arrepentirse por completo de hacerlo, a pesar de que por un momento, casi se sintió sin aire: el perfil de Jeongguk frente a él, la ventana abierta del auto hacía a su cabello danzar con libertad, las mangas ajustadas sobre sus hombros y sus manos marcadas sobre el volante...

Sí, aún estaba respirando. Pero era probable dejar de hacerlo en cualquier momento.

— ¿A dónde iremos?... — Yoongi se animó a preguntar antes de ser atrapado en su contemplación.

—Dijiste que no sabías por dónde comenzar, que no estabas seguro de conocerte a ti mismo... — Jeongguk explicó, sin despegar la vista de enfrente. —Entonces, recordé algo...

Yoongi miró por la ventana de su lado, los edificios y los locales de concreto poco a poco se iban apartando de su camino. No estaba en condiciones de saber a qué rumbo se dirigían, pero la presencia de árboles a los costados de la carretera poco a poco, reemplazando la urbanización lo hicieron sentir cada vez más intrigado.

— ¿El qué? Deja de ser tan críptico

Esta vez fue el turno de Jeongguk de reír pleno, Yoongi lo miró con una sonrisa compartida, incapaz de detener el contagio de su expresión, de esa sensación de relajación que emanaba tan naturalmente.

—Después de haber perdido el olfato cuando era un adolescente, solo tuve una forma de volver a encontrarme a mí mismo y no dejarme consumir por... Ya sabes, la angustia de no ser lo que los demás esperaban de mi... — Jeongguk habló fuerte y claro de su experiencia, siendo contemplado por Yoongi a su lado, embelesado en el momento. —Es la única cura que conozco para las personas perdidas, lastimadas o confundidas... — Jeongguk dirigió una mirada fugaz a Yoongi, sonriéndole al atraparlo con la mirada clavada en él. —No puedo prometer que te solucionaré por completo, es un camino largo y tú eres un ser complicado... Pero podemos empezar por lo más fácil, iremos al bosque y seremos lo que somos: dos lobos que respiran. Y si tienes miedo, siempre podemos regresar a casa cuando lo pidas.

Yoongi dejó escapar el suspiro largo y pesado que había estado reteniendo en su pecho sin darse cuenta. Sintió el rostro caliente por haber sido atrapado mirando más de lo necesario.

La idea de Jeongguk sonaba... Aterradora, a decir verdad. Pero había algo en que él fuera quien lo dijera, que le hacía imposible sentirse perturbado. Quizá un poco nervioso, pero no al borde de huir y refugiarse, más bien alentado.

— ¿Tienes un sitio aquí?... — Yoongi miró con intriga el camino terroso por el que Jeongguk abordaba fuera de la autopista después del transcurso de unos cuantos minutos. Pudo ver una gran casa de dos pisos y un amplio patio lleno de plantas.

—De mi familia, sí. — Respondió sin detalles, no era que fuesen a irrumpir de cualquier manera. —Solo aparcaremos aquí, no quiero que mamá se asuste.

Yoongi asintió, imaginando lo vergonzoso que sería si terminaran en una surreal e incómoda escena en medio de la familia de Jeon por su culpa. Dios, ¿cómo habían llegado a ese lugar siquiera?

Cierto, el paseo por carretera y... La salida de la ciudad, el aroma fresco del campo y a la distancia las arboledas abriéndose paso rumbo a la reserva natural.

Tecnicamente tenía una explicación clara para todo eso, solo él siendo empujado magnéticamente hacía Jeongguk. Tenía unas semanas en ese estado, desde que lo conoció concretamente. Pero se había estado tratando de convencer de lo contrario.

— ¿Listo? — Jeongguk buscó a Yoongi con la mirada una vez que aparcó en la propiedad y salió del carro, seguido por Yoongi.

—No. — Yoongi se apresuró a seguirlo, notando por primera vez cuán oscuro lucía la espesura de los árboles abriéndose paso frente a ellos. —Mierda, no. No sé si pueda...

—Te refieres a... ¿Poder cambiar?

—Sí puedo hacerlo. Es decir, físicamente. Pero... Ha pasado un tiempo desde la última vez que yo... No me gusta mucho, hacer las cosas del lobo... — Yoongi se encontró incapaz de explicarlo con fluidez. No sabía si Jeongguk lo entendería, si alguien siquiera podría.

—No sé porqué estás tan enojado con él todo el tiempo, pero creo que es la principal razón de todo tu mal estado. — Jeongguk se deshizo de su saco y lo arrojó a la hierba del suelo. —Sé de algunas personas que pasan por situaciones difíciles, y tienden a... Ya sabes, reprimir algunos instintos o deseos. No estoy tratando de encasillarte, ni debes explicarme nada, solo pienso que si de verdad quieres recuperarte, necesitas ser consiente de tí mismo y tener la voluntad de hacerlo. Si vas todos los días creyendo que tienes el control de todo, cuando sabes que no es así, te niegas la oportunidad de sanar y vives de esa forma: constantemente frustrado y lastimado.

Yoongi relamió sus labios secos. La brisa de la noche le acarició agradablemente el rostro, con las palabras reconfortantes de Jeongguk con él. ¿Por qué diablos Jeongguk sonaba como si lo entendiera todo? Yoongi estaba pasmado por la contundencia en su semblante y en su forma de hablarle.

Por supuesto que no iba a detenerse a contarle todos sus secretos y tragedias, aún no se sentía tan bajo en el suelo como para verse en esa necesidad, pero tenía la razón.

Estaba tan empeñado en su pasado, en las cosas malas que le habían pasado y en las situaciones complicadas a las que había sido arrojado, tan decidido a no volver a pasar por ellas y tener siempre la forma de defenderse y atacar primero. 

Había buscado culpables durante tanto tiempo que terminó absorbiendo él mismo gran parte de ese negativo sentimiento. Terminó cediendo a su necesidad de respuestas y asumió una responsabilidad errónea y casi que inexistente: él no era culpable de nada, no lo era su lobo tampoco.

Había encontrado una forma de protegerse más dañina que beneficiosa, convirtiéndose él mismo en su principal agresión. Y ahora podía aceptarlo por fin.

—No tengo idea por dónde comenzar... — Yoongi llenó sus pulmones del agradable aroma del bosque, trató de dibujar una sonrisa o por lo menos una mueca angustiada bastante parecida a una, lo cual hizo que el hombre frente a él sonriera también, devolviendo el gesto de confianza compartida. —Pero dijiste que ésta es una buena idea.

Yoongi no iba a decirlo en voz alta. No aún, por lo menos. Pero confiaba. Lo hacía pese a todo, ya que detrás de la asfixiante angustia que sentía por todo lo que vendría y no conocía, tenía un presentimiento extrañamente positivo, como un presagio optimista que le quería dar la nueva de que todo saldría bien al final. Quizá su lobo estaba tratando de decirle algo.

Se deshizo de una vez de su propio abrigo, arrojándolo al suelo sin más cuidado. Finalmente decidido. Pronto la pila de prendas se agrupó en el mismo sitio sobre la maleza y hojas secas, ellos podrían preocuparse de eso después. Ahora no importaba, no realmente.

Jeongguk fue quien inició la carrera. Su cuerpo cambiando fue quizá la más emocionante que Yoongi había visto en muchísimo tiempo, y no estuvo seguro de porqué su corazón pareció incrementar de ritmo ante la visión de un gigantesco lobo negro dando firmes zancadas al interior del bosque.

Por un segundo olvidó que debía seguirlo, aunque solo fue un segundo. Porque, lejos de su nerviosismo, pareció saber exactamente qué hacer y pronto sintió su cuerpo cambiar, guiado por el entusiasmo de su lobo desbordándose por lo que estaba por ocurrir. Sacando de su piel finalmente, un pelaje grisáceo, tembloroso caminó y recuperó la distancia, alcanzando al lobo negro en medio de su emoción y ansiedad.

Ambos animales se miraron. Ojos ámbar resplandecientes, más parecidos a los de los hombres que fueron hace segundos. El primero en huir fue Yoongi, incapaz de permanecer quieto un segundo más, emprendió carrera hacia la inmensidad del bosque.

Escuchaba las hojas y las ramas crujir bajo sus patas, también el aire deslizándose por su agudo oído ante la velocidad de su carrera, haciéndolo sentir dentro de una tormenta; la frescura en sus pulmones, los aromas del bosque inundándolo, el sonido tras él de los pasos de Jeongguk tratando de alcanzarlo... Todo en conjunto tenía su mente fuera de lugar, como si pudiera perderla en cualquier momento y volverse loco, pero era emocionante.

Tan terrible como emocionante sonaba. ¿Volverse loco y perder el control? No había algo que quisiera más en ese momento.

La euforia pronto lo alcanzó y se encontró tropezando entre sus patas, provocando una estrepitosa caída que los hizo rodar cuesta abajo por una leve inclinación de tierra que los dejó en un desastre de hojas y tierra. Al lobo gris le importó poco, pronto se reincorporó para empujar el formidable cuerpo del contrario para mantenerlo contra el suelo, iniciando así un duelo de mordidas y patadas amistosas en el que terminó cediendo debido a la gran ventaja que el lobo negro le sacaba en agilidad, tamaño y fuerza.

Yoongi se sintió invadido por una fuerte oleada de cansancio después de un último forcejeo, los músculos debajo de su pelaje temblaban y su respiración escandalosa reflejaba el esfuerzo que había supuesto la carrera de hace unos minutos.

Su cambio fue inmediato cuando por fin logró apartarse unos metros del lobo. La piel desnuda ardió ante la caricia del aire en él, y se tambaleó para recuperar el equilibrio; miró sus manos llenas de tierra y su pecho sudoroso que se levantaba una y otra vez con agitación.

Incluso con todo eso, no pudo retener el puro e instintivo deseo de sonreírse a sí mismo. Su cuerpo podía verse descuidado después de una sacudida por el bosque, pero su interior burbujeaba con una sensación de adrenalina y felicidad en su estado más crudo, como nunca las había saboreado.

— ¿Está bien? — La voz ahogada de Jeongguk a su espalda fue casi un jadeo de agotamiento, pero no hizo nada contra la plenitud que lo consumía. De hecho, se sentía más que bien.

Yoongi se dio media vuelta para responder pero quedó paralizado en su lugar antes de siquiera abrir la boca y soltar sonido. Jeongguk se miraba... Jeongguk lucía diferente con el cabello desordenado sobre sus hombros, con el brillo del cansancio en la frente, una expresión desentendida y relajada y un brillo que no se había detenido a examinar antes, ¿o era que recién había aparecido?

No estaba seguro. No estaba seguro de nada, solo de que Jeongguk lucía increíble, tan atractivo y encantador como la primera vez que lo había conocido, su aroma nuevamente se coló en sus sentidos, y todo eso junto... Tenía a su corazón latiendo fuerte contra su pecho.

Él podía estar equivocado en ese preciso momento, tal vez estaba siendo insensato y no pensando las cosas con claridad, quizá se arrepentiría después... Pero ya lo había hecho de muchas otras cosas también, y el mundo no había terminado. ¿Qué pasaba si lo hacía una vez más? Solo que esta vez, por algo diferente. Por algo mucho mejor.

— ¿Y bien?... — Jeongguk reiteró, acortando unos pasos la distancia para estar seguro de ser escuchado; quería saber cómo se sentía, o si había sido demasiado, si lo había ayudado en algo. — ¿Fue una buena idea?

—Estás lleno de malditas buenas ideas, tú... — Yoongi quiso decir algunos insultos o malas palabras, pero su forma habitual para expresar sus sentimientos no merecía el momento, ni tampoco el impulso.

—Es un buen halago, podrías decírmelo en la oficina también, cuando te muestre mis...

—No menciones el jodido trabajo ahora, por favor. — Yoongi hizo una mueca y recorrió el resto de la distancia que los separaba. Era de hecho una pésima idea acercarse, no de sus momentos más lúcidos sin lugar a dudas, pero aún así no pudo evitarlo. —No me importa, ahora no quiero pensar en... Regresar y...

Yoongi se sintió sin aire al momento en el que tuvo a Jeongguk frente suyo. Se miraron atentos, hechos un desastre por fuera pero por dentro más tranquilos y serenos que nunca.

— ¿Regresar y qué?... — Jeongguk fue curioso y socarrón, levantando sus comisuras en el comienzo de una sonrisa.

—Y ser un idiota otra vez... — Admitió Yoongi, perdiéndose un momento en la expresión que el hombre le regaló.

— ¿Vas a seguir siéndolo? Creí que ya lo habíamos hablado...

— ¿Ah sí? — Yoongi frunció el ceño, un poco ido del tema central de la conversación, no prestando la debida atención a tratar de recordar o siquiera concentrarse. Lo único que quería era seguir mirándolo así y disfrutar del agradable cosquilleo que sentía en las entrañas con solo eso, un vistazo.

—Sí, de hecho lo hablamos bastante. Te di mis mejores consejos, cuidé de ti mientras te juzgabas críticamente y después te traje hasta aquí. Por lo que veo, te ha servido mucho.

Yoongi mentiría si afirmaba que estaba prestando atención a lo que Jeongguk decía, consideró más interesante ver la tierna forma en la que abultaba sus labios después de cada palabra dicha, o como sus pestañas toqueteaban sus pómulos con elegancia cuando las batía. Para ese punto probablemente estaba imaginando cosas que no debía...

— ¿Ah sí?... — Yoongi repitió, logrando que Jeongguk lo mirara con intriga, percatándose de algo, pero verlo reír debido a eso quitó toda la seriedad que planeaba fingir.

— ¿Estás burlándote de mi? Bien... — Jeongguk apartó la mirada, girando el rostro hacia un lado cuando lo sintió lo suficientemente necesario, había una línea tensa entre ambos extendiéndose y... Él no quería ser quien la forzara.

—No me estoy burlando... — Yoongi afirmó pero eso no evitó que cambiara su risueña expresión, lejos de eso, sintió su rostro arder ante la repentina atención de Jeongguk puesta en él de vuelta. Un mirada intensa que lo hizo tragar saliva y... —Solo estaba... Preguntándote de qué hablamos.

— ¿Y vas a hacer algo más? — Jeongguk inquirió. Había algo incesantemente incorrecto en pensar que debía dar media vuelta y regresar por donde vinieron, terminar esa especie de terapia improvisada que los había hecho terminar en esta situación.

—Yo... Sí. — Yoongi iba a responder algo más ingenioso. Él quería hacerlo pero, incluso con el toque burlesco de Jeongguk, pudo ver en sus ojos la duda genuina, algo más incluso. Un deseo, una invitación, una oportunidad. Sí. Él iba a hacer algo, pero no estaba seguro de si era buena idea, o de si Jeongguk quisiera, tanto como él...

—Entonces hazlo. Puedes hacerlo.

Yoongi fingió pensarlo, pero solamente reunió valor para la interpretación que lo otorgó al consentimiento de Jeongguk, a sus palabras prometedoras. Se impulsó finalmente y besó a Jeongguk en los labios. La tormenta de pensamientos se disipó cuando Jeongguk le respondió al instante, dando espacio a... Absolutamente nada más que a Jeongguk en su cabeza.

Jadeó de satisfacción cuando la lengua de Jeongguk chocó con la suya y tuvo que colgarse de su cuello para lograr mantenerse de pie; las ansias hormigueando en su estómago y el líbido tomando el control de su cuerpo rápidamente lo hicieron sentir rojo de vergüenza ante la facilidad con la podía construirse su excitación.

Jeongguk se movía, Jeongguk lo tocaba, Jeongguk le respondía. Había estado tan asustado de dar el primer paso, quizá por pensar que estuvo imaginando todo ese tiempo la terrible tensión que se había estado ejerciendo entre ambos, o que tal vez confundió amabilidad con lo que su cerebro quería ver, había imaginado que Jeongguk sentiría repele ante un omega tan frígido y desanimado; pero lo que no estaba imaginando, era la avidez de Jeongguk por marcar cada vez más espacio dentro de su boca y robarle el aliento, ni mucho menos el entusiasmo que su par de manos cálidas empleaba para apretarlo contra su cuerpo y absorberlo devastadoramente.

Sentía sus rodillas de cristal y era una fortuna que Jeongguk estuviese tan empeñado en mantenerlo sujetado contra su cuerpo mientras se besaban. Su cuerpo se sentía terriblemente pesado, la sangre quemaba en sus venas y un familiar revoltijón que se extendió por su vientre lo hizo separarse de un gemido adolorido.

—Puedo olerte ahora mismo... — Jeongguk no desaprovechó su separación y escondió el rostro por el cuello del omega, besando juguetonamente su oreja y debajo de ella, Yoongi solo pudo encogerse de placer entre las atenciones. —Ni siquiera tengo que esforzarme para hacerlo, ¿estás tratando de atraerme tanto?

Jeongguk vibró una risa en su pecho y el aliento caliente que expulsó hizo cosquillas en la clavícula de Yoongi, su piel cincelada se estremeció hasta la punta de los pies y se escuchó a sí mismo rogando por algo sin siquiera ser consiente de que estaba haciéndolo.

Jeongguk dejó los besos húmedos de su cuello a un lado por fin, incapaz de no responder a los adorables balbuceos de Yoongi. Ésta vez fue él quien buscó y atacó su boca sin reparo, la sensación de sus suaves y delgados labios dejándose moldear por los suyos más exigentes le hizo volar la cabeza; la sola idea lo hacía: Yoongi podía llegar a decir cosas crueles e hirientes pero ahora mismo esa boca ruda suya, no hacía más que suspirar tierna y mansamente dulces "por favor" para él.

—No... No puedo. — Yoongi hizo acopio de concentración para lograr desprenderse nuevamente del beso y avisar. Jeongguk se había movido un poco, guiándolo y haciéndolo retroceder un paso en no sabía qué dirección, pero no podría seguir, no con sus cuatro extremidades terriblemente débiles en ese momento y únicamente sostenidas en pie porque se aferraba al cuerpo fuerte de Jeongguk. —No puedo caminar...

Avergonzado, Yoongi lo miró a los ojos en medio de su trance, se miraron con la complicidad que solo dos amantes en medio del bosque podían compartir en una situación así. Jeongguk podía ver claramente la inquietud de Yoongi reflejada por detrás de todo el brillo sexual que irradiaba. Sabía que era producto del celo recién liberado, por supuesto, y que estaría débil y dócil; no quería más que cuidarlo y dejarlo sentir seguro después de todo lo que había pasado.

—No voy a soltarte. — Jeongguk se aseguró de afianzar sus manos alrededor de la cadera de Yoongi para recordarle lo juntos que estaban. —Quería que te recargaras contra el árbol. ¿Estás llevándolo bien?...

Yoongi retuvo un suspiro de encanto ante los ojos cariñosos de Jeongguk y su voz preocupada pero cálidamente reconfortante. Por la mierda que sabía que toda la luz y los corazoncitos a su alrededor eran alucinaciones suyas debido al celo y a su lobo obsesionado con el hombre, pero no podía seguir negándolo. Estaba terriblemente perdido debido a él, besarlo había sido como caer de un quinto piso, aunque nunca había caído de uno, pero sí se sentía volando en medio de muchas nubes y un sol brillante y...

Bueno, tal vez no solo era culpa del lobo.

—Estoy bien. Sí... Solo, abrumado. — Explicó, felicitándose a sí mismo por la adecuada palabra en medio de la telaraña de densos pensamientos en su mente.

Lo único que quería era volver a sentir lo de hacía unos segundos, quería tenazmente llenarse de esas sensaciones nuevamente, quería por primera vez sentirse destruido y preocuparse poco por volverse a armar.

— ¿Estás consiente de todo, verdad?... — Jeongguk preguntó cauteloso, recargando su frente contra la del omega, uniendo parte de sus mechones revueltos y compartiendo el susurro demasiado cerca de sus labios otra vez. — ¿De nosotros?

— Sí. — Yoongi se obligó a mantener la compostura y no empujarse contra él de nuevo para responderle correctamente y con decisión. —Sí. Sí...

— ¿Sí qué, Yoongi? — Jeongguk se permitió reír al verlo tan ido por su culpa. Aprovechó que tenía su atención captada y lo guió otros pasos atrás, alcanzando su objetivo y cumpliendo con no dejarlo caer como había dicho. —Recuerdo que eras más hablador en la oficina...

—No te burles de mí. — Yoongi encontró fuerza para quejarse y estampar su puño con un mínimo de fuerza contra el hombro del alfa. Hubiera podido esmerarse más en lucir un poco de intimidante pero la sonrisa estelar que Jeongguk tenía sobre su boca lo hizo sentir hechizado. —No estoy... En mis cinco sentidos, no lo estoy desde hace un tiempo en realidad. Pero sé... Sé lo que quiero, aunque traté de ocultarlo y me porté mal contigo.

—Ya te disculpaste por eso... — Jeongguk le recordó, dejando un beso en el pómulo sonrojado de Yoongi y después uno en su mejilla, y otro por su mandíbula.

—Sí, pero... — Yoongi intentó con todas sus fuerzas mantenerse concentrado en lo que decía, pero ni siquiera había notado que Jeongguk logró hacerlo retreceder hasta que sintió la firmeza áspera de al árbol contra su espalda. La sensación lo alarmó pero los besos de Jeongguk que habían descendido hasta su cuello y clavículas nuevamente no le permitieron salir del trance. —Gguk. Me refiero a que, si tú también quieres...

—Sí. Sí. Sí. — Jeongguk repitió la contestación que Yoongi le había dado momentos antes, logrando que su desfachatez robara una risa del omega en medio de su vago intento por hablar seriamente.

—Estás siendo un idiota. — Yoongi lo reprendió en medio de su gusto por ser acicalado.

—Oh, ¿ya no más palabras bonitas? — Jeongguk levantó el rostro de nueva cuenta, solo para ver cómo la expresión de Yoongi se desfiguró en un ceño fruncido y su tentadora boca entreabierta, cuando dirigió su mano en medio de sus cuerpos por el sur, donde se encontró con el miembro de Yoongi para envolverlo con su palma. —Bien. Estaba por proponerte algo más sucio...

Yoongi suspiró de placer cuando las atenciones de Jeongguk fueron acompañadas por sus besos lentamente tortuosos, atrapando cualquier sonido que estuviera emitiendo, lo cual ciertamente agradeció, ya que se avergonzaba terriblemente de lo ridículo y necesitado que sonaba a su parecer.

Su cabeza dio vueltas en medio de su bruma cuando la mano libre de Jeongguk lo acarició por su costado y lo hizo levantar una de sus piernas y envolverla por su cadera, se dejó hacer sin oposición, sintiendo los dedos apretar la piel de su muslo mientras lo sujetaba.

— ¿Estás listo?... — La pregunta amable sonó corta de aire, y cuando Yoongi estaba por decir algo, una caricia lenta por entre sus muslos lo dejó temblando. —Parece que sí...

—Despacio... — Yoongi suplicó cuando uno de los dedos largos de Jeongguk se deslizó nuevamente por su abertura, ejerciendo un poco más de fuerza esta vez, tanteando son suavidad la zona y comprobando la humedad que le permitió acariciarlo con mayor facilidad. —Por favor.

Jeongguk estudió su ruego y su expresión devastadora: pómulos rojos, ojos llorosos y labios magullados. Los movimientos involuntarios de su pelvis comenzaron contra se mano cuando forzó el primer movimiento. Se deleitó con el bonito rostro de Yoongi sumido en placer y el dulce quejido ahogado que se deslizó entre sus labios, la forma en la que empujó su cabeza contra el árbol tras él, pero también el cómo sus caderas respondieron en acuerdo con la intrusión, balancéandose suavemente contra su mano simultáneamente.

Yoongi se tensó contra el árbol mientras el dedo de Jeongguk acariciaba profundamente su interior. Su mente estaba en blanco mientras era consumido por la abrazadora sensación de tener ese toque, esa caricia de la que tanto tiempo huyó.

Había sido difícil imaginarse cediendo nuevamente ante alguien, creyó que nunca volvería a sentir la confianza para hacerlo, pero su cuerpo estaba en acuerdo con el tacto de Jeongguk, respondiendo dócilmente y dejando que se construyera dentro de él piso a piso un placer que no creía merecer.

Se retorció contra la corteza del árbol cuando un embiste profundo lo hizo sujetar el brazo de Jeongguk que se perdía entre sus piernas. Apretó su piel pero no lo alejó, sino que gimió y sintió las ansias propagarse por todo su cuerpo. Quería esa sensación. Quería sentir más de eso.

Jeongguk pareció entender algo con solo sus quejas y respiraciones ruidosas, porque sacó su mano de entre sus muslos y antes de que el omega pudiera replicar sintió las manos del alfa acariciar su espalda rasguñada por la corteza, solo en ese momento se percató del ardor, pero no se sintió lo suficientemente interesado.

Yoongi no comprendió al principio, pero el alfa lo hizo dar media vuelta sobre sus pies y lo abrazó protectoramente contra su pecho. Se acurrucó con gusto, sobre todo por las manos de Jeongguk acariciándolo y su calor envolviéndolo.

—Sostente contra el árbol. — Jeongguk murmuró contra su oído y después dejó un beso dulce ahí. Pronto, el cuerpo de Yoongi entendió y obedeció.

Usó una de sus manos para recargarse contra la corteza, pero la otra la usó para acariciar el cabello de Jeongguk por sobre su hombro, mientras éste no dejaba de repartir besos tenues por sus hombros y cuello. Finalmente, Yoongi se apoyó con ambas manos y pudo ver sus nudillos rojos contra la corteza; Jeongguk se guío a sí mismo por la tentadora calidez de Yoongi, con lentitud y cuidado alineó su punta enrojecida por la estrecha abertura que hacía unos segundos había estado acicalando.

Yoongi se desplomó contra el árbol en una serie de jadeos que amortiguó con sus manos. Se sintió invadido por un feroz deseo por prolongar el ardiente estiramiento, por moverse rápido y alcanzar lo que necesitaba, pero se obligó a permanecer quieto a la guía de Jeongguk sobre su cadera, éste lo tenía sujeto con firmeza mientras se abría paso dentro suyo.

Aún así, incapaz de reprimirse más, fue hábil para mover su cadera hacia atrás y danzar círculos que lo hicieron sentir ese agradable hormigueo por todo el cuerpo que lo tenía alucinando. Necesitaba más de eso, quería que Jeongguk golpeara fuerte dentro suyo y perder la cabeza.

—Se supone que debes esperar... — Jeongguk reprimió una maldición, pegándose a la espalda perlada de Yoongi mientras sus caderas lo acompañaron con los rítmicos movimientos, abriéndose espacio, disfrutando del caliente tacto y los húmedos sonidos.

—Se supone que me jodas. — Yoongi dejó ir su cabeza hacia atrás sobre el hombro de Jeongguk, sintió su miembro gotear obscenamente cuando Jeongguk dio el primer retroceso y regreso contra él en un embiste firme.

Gimió encantado cuando las manos de Jeongguk lo sujetaron con más fuerza de la cadera, levantando su culo hacia él conforme las embestidas se extendieron. Sus piernas temblaban y sabía que para ese punto eran inútiles, lo único que lo mantenía de pie en ese momento era el árbol y el cuerpo esbelto de Jeongguk empotrándolo en contra de este.

Entre suspiros y jadeos logró balbucear el nombre de Jeongguk repetidas veces, logró suplicarle que lo hiciera más fuerte y que no se detuviera. Dios sabe cuántas más cosas inentendibles dejó escapar en medio de su fascinación, pero bien pudo escuchar en su oído los atractivos sonidos que el alfa daba para él mientras lo jodía.

El aroma intoxicante de Jeongguk se arremolinaba perfectamente sobre cada uno de sus sentidos. Todo lo que había empezado esto... La fragancia cautivante que lo hizo sentir iracundo en el pasado, ahora solo podía sentirla tan vital como el oxígeno; estaba embelesado debido a ello y lo mucho que le gustaba, incluso cuando podía sentir a Jeongguk profundamente en su interior, sentía que lo quería aún más dentro, esa marca de su aroma por su ser completo.

No importaba qué tanto se había esforzado por reprimir ese lado de su naturaleza, de su existencia misma, lo mucho que habla sufrido tratando de convencerse de que era lo correcto y tenía el control de las cosas. No importaba ni un poco ahora. Si podía sentirse así de pleno con una persona, entonces no tenía porqué seguir protegiéndose o creyendo que lo hacía.

No había vuelta atrás ahora, no después Jeongguk. Si se había equivocado, si no lo había hecho, tendría tiempo para solucionarse después, ahora lo único que necesitaba era pertenecer a ese alfa.

Bajó una de sus manos para tocar la de Jeongguk sobre su cadera, se apretaba fuertemente ahí, su blanquecina piel probablemente estaría marcada en unas horas, pero el escozor era agradable. Gimió extasiado cuando los movimientos se volvieron más profundos, la leve inclinación de su cuerpo contra el árbol lo hacía sentir crudamente cada embestida y le tenía las entrañas retorcidas de placer; pronto no fue más que una masa temblorosa cuando el orgasmo lo arrasó. Las cosas a su alrededor se nublaron y no fue consiente de nada más que la satisfacción brotando por cada uno de sus poros.

Escuchó un grave quejido sobre su hombro en medio de su sueño y el calor del cuerpo de Jeongguk tras él se sintió mil veces incrementado. Lo sintió moverse y maldecir, había salido de su cuerpo antes de que su nudo se elevara y eso le hizo... Le hizo una maldita cosa en el pecho que lo dejó desahuciado en medio de su bruma.

—No. Alfa, por favor... — Yoongi sintió sus ojos llorosos mientras su súplica se deslizó sin permiso de entre sus labios. Se sintió abandonado aún cuando Jeongguk lo abrazaba por la espalda y respiraba entrecortado contra su cuello.

—Lo siento, Gi. No podemos... — Jeongguk se escuchó tenso tras él, remotamente cercano a la voz cálida y amable de antes, se escuchaba conflictuado. —Aquí no. No es buena idea. — Jeongguk se escuchó lo suficientemente serio como para felicitarse por su fuerte voluntad, pero aún así afrontó una manera de frustración que lo dejó rígido contra el tembloroso cuerpo del omega.

Casi se sintió adolorido por haber escuchado el ruego de Yoongi y mirar el brillo acuoso de decepción en sus pupilas cuando lo miró en busca de respuestas. Por supuesto que no era su deseo detenerse, no completamente. Pero no estaba dispuesto a hacer que Yoongi tomara su nudo en medio del bosque y no cómodo en su sitio, donde sus aromas pudieran enfrascarse y confortarlo debidamente; además, anudarlo significaba algo más allá. Algo que la bruma del celo no los dejaría pensar correctamente.

—Tu no... — Yoongi no supo de dónde consiguió fuerzas, aunque sospechaba que era del ímpetu de su lobo necesitado, para girar sobre sus piernas y enfrentar con temor la mirada del alfa. No sabía cómo interpretar el remolino de sensaciones negativas en su pecho, una voz en el fondo de su mente bastante familiar le recordó que esto era de lo había estado huyendo siempre. — ¿No quieres?...

— ¿Qué? No... No es así, Yoongi — Jeongguk se apresuró a tomar el rostro del pelinegro entre sus manos, acunando las mejillas sonrojadas y húmedas. —Quiero. Por supuesto que te quiero... — Afirmó con vehemencia, decidido a quitar del rostro del omega la reciente y creciente desilusión por sus acciones, eso no era lo que quiso expresar. —No podemos hacerlo aquí, necesito que estés cómodo y tranquilo, no voy a hacerte soportar un nudo si no estás en la seguridad de tu sitio, por más que quiera hacerlo donde sea, joder.

— ¿Podemos regresar?... — Yoongi sintió sus lágrimas caer ante el alivio inundándolo, Jeongguk lucía tan sincero y dispuesto que su pecho se oprimió de anhelo. De repente lo que decía el alfa sonaba como la mejor idea del mundo, imaginar un lugar cálido, agradable e inundado de sábanas con el aroma de Jeongguk por todos lados lo hizo elevarse de ánimo y deseo. —Por favor.

Jeongguk le sonrió, enternecido por la dócil imagen que estaba regalándole. De nuevo, se sentía sorprendido de las muchas facetas que podía haber detrás de una coraza fría y oscura; este era un omega adorable, si el resto del mundo no lo podía ver era su maldito problema, él estaba siendo el más afortunado por descubrirlo de primera mano.

—Te prometí que regresaríamos cuando lo ordenaras. — Jeongguk acortó la distancia y besó la sien de Yoongi, logrando que de nuevo se acurrucara contra su pecho en su agarre. —Y no puedo decirte que no si luces tan lindo.

—Cárgame de regreso al auto, charlatán. — Jeongguk rió en medio de su unión, pero no hizo nada menos que exactamente lo que Yoongi le pidió.

El camino de regreso fue largo pero cómodo. Yoongi de hecho tomó una agradable siesta sobre el asiento trasero del auto, sintiendo cada uno de sus músculos consquillear de satisfacción y su pecho vibrar en una cálida sensación de relajación.

Jeongguk lo había obligado a colocarse siquiera el pantalón a regañadientes, alegando que no porque él estuviera caliente significaba que podía andar desnudo al aire libre con un clima invernal. Por supuesto, él se había negado en un principio porque era divertido ver el rostro serio de Jeongguk, como si estuviera enojado y a punto de obligarlo pero sin esperar más que su aprobación. Podía acostumbrarse a esa consideración de su parte, ciertamente.

Una vez que llegaron a casa, el sol iba saliendo por entre las nubes tenues del cielo. Yoongi había perdido la noción de las horas desde que había caído desmayado en la oficina, no esperaba que su carrera durara tanto, aunque sus retrasos bien pudieron justificarse.

Jeongguk de nuevo lo había ayudado a bajar del auto Yoongi comenzaba a preguntarse qué tanto podría aprovecharse del hombre a su favor mientras este estuviera orbitando a su alrededor. Dejar de caminar y ser cargado por él a donde fuera sonaba como una buena opción.

Aunque la visión lo hizo sentir ridículo, al imaginarse por la oficina siendo arrastrado como un niño pequeño aferrado a su oso gigante. Su risa definitivamente captó la atención del alfa y no inició más que otra conversación infantil en la que cada uno trataba de sacar de sus casillas al otro.

En su inspección de la casa Jeongguk se percató de la gran cantidad de bolsas que había en las encimeras de la cocina, suposo que Namjoon y Jimin habían aparecido ahí después de que ellos se marcharon, y una hoja de papel doblada con el nombre de Yoongi lo comprobó. Sin querer parecer un entrometido la llevó hasta la habitación de Yoongi, quién aún reunía fuerzas para darse un baño por fin, pero sin mucho éxito de por medio.

— ¿Y eso? — Yoongi tomó el papel que Jeongguk le ofreció, lo miró morder una manzana mientras se cruzaba de brazos recargado en la pared frente a él.

—Es de Jimin. Trajeron toda la despensa, por cierto.

Yoongi se limitó a sentir el rostro ferozmente caliente conforme cada palabra que leía de la nota. De repente quería que la tierra se abriera para poder esconderse de todo lo que se avecinaba.

— ¿Cómo mierda sabe lo del bosque?...

—Ah, yo le escribí cuando salimos... — Jeongguk midió sus palabras, pero eso no disminuyó la reacción espontánea del omega frente a él.

— ¿Por qué hiciste eso? — Yoongi arrojó la hoja a un lado y suspiró modificado. —Él va a molestarme con esto todo el maldito tiempo, él y Namjoon...

—Estaba preocupado, por supuesto que le avisé que te sacaría de casa. Le dije que no era nada malo, solo una carrera en el bosque. Le pareció buena idea...

Yoongi rió con sarcasmo. Oh, por supuesto que le pareció buena idea. Jimin siempre veía como buenas ideas cualquier cosa que involucrara salir de la rutina o romper las reglas, especialmente si se trataba de él.

—Es un idiota. Y esto es un desastre. Él probablemente use esto a su favor por los próximos treinta años para chantajearme y conseguir más privilegios de los que tiene. Y se burlará de mí, como cereza del pastel. — Yoongi se lamentó dramáticamente, aún sintiendo la vergüenza por todo su ser.

—Estás exagerando, dame eso. — Jeongguk dejó a un lado la fruta que comía y buscó la nota de Jimin arrojada en la cama para leerla:

"Hey Gi, no voy a negar que me ofende mucho que me hayas dejado fuera del trío que planeamos. Taaaan malo :(
Solo espero que tengas en cuenta lo increíblemente bueno que soy contigo por haberte traído a un tipo caliente que te jodió el cerebro (así es como me decías a mi, ¿no? JAJA)
Espero que tu noche de sexo salvaje y primitivo en el bosque haga algo para acomodarte las ideas y que pueda ayudarte para que no vuelvas a caer en tu peligroso ciclo de medicación y todo eso.
Escríbeme cuando Jeongguk te de tiempo libre! Seré un vicepresidente responsable y tomaré tu puesto ésta semana (o dos quizá, según Namjoon, pero yo no le doy la razón a ese tonto, ya sabes).
Te quiere: Jimin~
pd: y Namjoon también <3".

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