M.N. (1-7)

بواسطة numizu

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Temas sensibles Libros del 1 al 5 المزيد

Aviso
Sinopsis Libro 1: M.N: D
Glosario
Prólogo: Dr. Jeon Jicheol
1-1: Jungkook
1-2. Yoongi
1-3. Jungkook
1-4. Yoongi
1-5. Jungkook
1-6. Yoongi
1-7. Jungkook
1-8. Yoongi
1-9. Jungkook
1-10. Yoongi
1-11. Jungkook
1-12. Yoongi
1-13. Jungkook
1-14. Yoongi
1-15. Jungkook
1-16. Yoongi
1-17. Jungkook
1-18. Yoongi
1-19. Jungkook
1-20. Yoongi
1-21. Jungkook
1-22. Yoongi
1-23. Jungkook
1-24. Yoongi
1-25. Jungkook
1-26. Yoongi
Epílogo: Yoongi
Epílogo bonus: Jungkook
Extra 1
Sinopsis Libro 2: M.N: P
Glosario
Prólogo: Dr. Jeon Jicheol
2-1. Jungkook
2-2. Yoongi
2-3. Jungkook
2-4. Yoongi
2-5. Jungkook
2-7. Jungkook
2-8. Yoongi
2-9. Jungkook
2-10. Yoongi
2-11. Jungkook
2-12. Yoongi
2-13. Jungkook
2-14. Yoongi
2-15. Jungkook
2-16. Yoongi
2-17. Jungkook
2-18. Yoongi
2-19. Jungkook
2-20. Yoongi
2-21. Jungkook
2-22. Yoongi
2-23. Jungkook
Epílogo: Jungkook
Epílogo Bonus: Yoongi
Extra 1: Vida Familiar pt.1
Libro 3: D
Glosario
3-1. Jungkook
3-2. Yoongi
3-3. Jungkook
Prólogo: Jicheol
3-4. Yoongi
3-5. Jungkook
3-6. Yoongi
3-7. Jungkook
3-8. Yoongi
3-9. Jungkook
3-10. Yoongi
3-11. Jungkook
3-12. Yoongi
3-13. Jungkook
3-14. Yoongi
3-15. Jungkook
3-16. Jungkook
3-17. Jungkook
3-18. Yoongi
3-19. Jungkook
3-20. Yoongi
3-21. Jungkook
3-22. Yoongi
3-23. Jungkook
Epílogo: Jungkook
Bonus Epílogo: Yoongi
Sinopsis, especial libro 3.5: D
Glosario
Prólogo: Jicheol
3.5-1. Jungkook
3.5-2. Yoongi
3.5-3. Jungkook
3.5-4. Yoongi
3.5-5. Jungkook
3.5-6. Yoongi
3.5-7. Jungkook
3.5-8. Yoongi
3.5-9. Jungkook
3.5-10. Yoongi
Epílogo. Jungkook
Sinopsis Libro 4: P
Glosario
Prólogo. Jicheol
4-1. Yoongi
4-2. Jungkook
4-3. Yoongi
4-4. Jungkook
4-5. Yoongi
4-6. Jungkook
4-7. Yoongi
4-8. Jungkook
4-9. Yoongi
4-10. Jungkook
4-11. Yoongi
4-12. Jungkook
4-13. Yoongi
4-14. Jungkook
4-15. Yoongi
4-16. Jungkook
4-17. Yoongi
4-18. Jungkook
4-19. Yoongi
4-20. Jungkook
4-21. Yoongi
4-22. Jungkook
4-23. Yoongi
Epílogo: Jungkook
Bonus Epílogo: Jungkook
Sinopsis Libro 5: T
Glosario
Prólogo: Jicheol
5-1. Jungkook
5-2. Yoongi
5-3. Jungkook
5-4. Yoongi
5-5. Jungkook
5-6. Yoongi
5-7. Jungkook
5-8. Yoongi
5-9. Jungkook
5-10. Yoongi
5-11. Jungkook
5-12. Yoongi
5-13. Jungkook
5-14. Yoongi
5-15. Jungkook
5-16. Yoongi
5-17. Jungkook
5-18. Yoongi
5-19. Jungkook
5-20. Yoongi
5-21. Jungkook
5-22. Yoongi
Epílogo: Jungkook
Bonus Epílogo: Jungkook
Pregunta
(Protagonistas del libro 3) Especial Extra 1: Yoongi conoce a Kendra
(Protagonistas Libro 1) Especial Extra 2: ¿Bridezilla? pt.1
(Protagonistas Libro 1) Especial Extra 2.1: ¿Bridezilla? pt.2
(Protagonistas Libros 4 y 5) Especial Extra 3: ¿Estás borracho, nene?
Especial Extra 4: Yoongi
(Protagonistas Libros 4 y 5) Especial Extra 5: Conferencias telefónicas pt.1
(Protagonistas Libros 4 y 5) Especial Extra 5.1: Conferencias telefónicas pt.2
Aviso

2-6. Yoongi

211 24 0
بواسطة numizu

Jungkook se había ido antes de que Yoongi realmente tuviera la oportunidad de mirar al vaso y darse cuenta de qué había escrito en él.


Espero que tu día sea tan bueno como tu trasero.


Yoongi se encontró a sí mismo sonriendo, ignorando la voz en su cabeza gritando que claramente tenía un deseo de muerte. Tal vez lo tuvo. No era ningún secreto que Jungkook era peligroso. Un asesino. Un hombre que había torturado a incontables hombres. Podía decorar un estadio con todas las banderas rojas que Jungkook había demostrado.

Entró en el apartamento de Yoongi, lo vio dormir dos veces, revisó sus cosas, miró su interminable régimen de medicación. Yoongi debería haberse sentido violado, indignado, enojado. En cambio, se sintió aliviado. No tendría que explicarse ante Jungkook. Ya conocía el profundo y oscuro secreto de Yoongi y no había corrido gritando en dirección contraria.

Porque es un asesino.

Nadie es perfecto, ¿verdad?

Yoongi se reía de sus propios pensamientos nihilistas. Había pasado la mayor parte de su vida creyendo que sólo había dos lados. El bien y el mal. Blanco y negro. Y todo ese pensamiento lo había dejado con una falsa sensación de seguridad y un pedazo de vidrio enterrado en su hombro.

Ahora, no estaba seguro en qué creer. Kohn estaba ahí fuera. Secuestrando. Violando. Torturando mujeres de las cuales la sociedad se había olvidado. Cuando Yoongi había hecho lo correcto, había recurrido a las vías adecuadas, casi lo mataron por sus dificultades. Mujeres perdieron la vida.

¿Qué se supone que debía hacer Yoongi ahora? Cuando una persona había agotado todas las formas legales concebibles para mantener a la sociedad a salvo, ¿qué quedaba excepto personas como Jungkook? ¿No era mejor matar a un hombre para salvar a cien potenciales víctimas?

Quizás solo estaba racionalizando. Tal vez había caído tan bajo que estaba dispuesto a descartar los crímenes de un psicópata vicioso sólo para sentirse normal en su propia piel. Extrañaba a la persona que solía ser. Seguro. Divertido. Incluso arrogante. Hace un año, Yoongi pensó que tenía el mundo resuelto hasta que un toque confirmó que era un tonto. Ahora, no tenía idea de qué pensar.

Jungkook era un asesino depravado, que parecía disfrutar torturando a la gente. Pero también tenía un estricto código moral. Y sí, era extrañamente honesto e inadvertidamente divertido y sexy como el infierno, especialmente cuando había mirado a Yoongi con esa cruda intensidad, como si nadie más en el mundo existiera excepto él.

Pero no importaba cómo lo mirara, Jungkook era el villano, Batman o no. Aun así, el diablo que conocía tenía que ser mejor que el diablo que no conocía. Especialmente si ese demonio estaba del lado de Yoongi. Aunque Yoongi odiaba admitirlo, ya había tomado una decisión sobre Jungkook. Dejaría que Jungkook hiciera lo que quisiera, incluso hasta su propio detrimento.

Ya no había ninguna parte de Yoongi que se sintiera segura en este mundo. Kohn vendría por él con el pasar del tiempo. No se molestó en ocultar todos los horrores que planeaba infligir a Yoongi por intentar arruinar sus planes. También podría disfrutar de su tiempo en el planeta mientras pudiese.

¿Qué pensaba Jungkook de Yoongi? Se puso de rodillas y le dijo a Yoongi que lo quería, presionándose a sí mismo un cuchillo en el pecho sólo para estar cerca de él. ¿Quería saber la verdad? Miró hacia abajo hacia el vaso que Jungkook le había traído. Uno que había estado entre sus manos. Un vaso del cual quizás Yoongi podría obtener una lectura si dejase caer su protección mental.

Yoongi miró hacia el mar de rostros. Todos susurraban sobre él, algunos más obviamente que otros, pero ninguno de ellos se atrevía a decirle nada a la cara, no cuando controlaba sus notas en una clase muy necesaria. Aun así, estaría loco si bajara la guardia en el aula solo para echar un vistazo a la cabeza de Jungkook.

Joder. Si Jungkook podía revisar el botiquín de Yoongi, él podía revisar la cabeza de Jungkook. Agarró la copa con ambas manos, dejando que sus ojos se cerraran. Visualizó a Chaeyoung - la alegre cajera rubia- escuchándola preguntar si Yoongi era su novio, e intentó ignorar el calor que comenzaba a florecer en su pecho. Escuchó a Jungkook decir que su idea de un cumplido era decir que le gustaba la forma en que los átomos de Yoongi se juntaban. Él habría encontrado eso mucho más encantador que lo que terminó encontrando en el vaso de café. Aunque Chaeyoung tenía razón. Yoongi tenía un buen trasero. Fue después de las despedidas que las cosas parecieron volverse... calurosas.

Las imágenes eran mucho menos detalladas, destellos en realidad, pero lo suficiente como para enviar disparos fogosos a través de sus venas. Yoongi sosteniendo las muñecas de Jungkook sobre su cabeza. Jungkook arrodillado, las manos atadas, la cabeza inclinada, y con Yoongi asomándose sobre él. Jungkook a cuatro patas con Yoongi detrás de él. Yoongi apoyado sobre su espalda con Jungkook montándolo. Sostuvo un jadeo a la par que se obligó a abrir los ojos.

Hubo un par de risitas sobresalientes desde la primera fila, pero la mayoría de la gente lo miraba como si temiesen a que estuviera a unos momentos de desvanecerse, cuando, en realidad, se encontraba duro como una roca debajo del escritorio. Yoongi no podía enseñar a un grupo de criminólogos en ciernes con una evidente erección. Lo echarían en el primer día.

Y, sin embargo, no podía dejar de pensar en Jungkook queriendo someterse... a Yoongi. Joder. Necesitaba mantener cierta objetividad, pero tener un control completo sobre Jungkook -usándolo a su antojo, sabiendo que Jungkook anhelaba ese dominio- lo encendió a la par que le causaba escalofríos.

Yoongi veía el sexo con cierta inquietud. Por lo general, necesitaba la concentración de un láser para ello, porque, si llegara a ocurrir un desliz, podría hacer de la experiencia mucho más íntima de lo que su compañero pudiese querer. Nada podría arruinar más el sexo que bajar la guardia accidentalmente y darse cuenta que la persona con la que estaba se encontraba pensando en alguien más, o tuviera fantasías sexuales repugnantes, o fuese en realidad un monstruoso depredador.

Yoongi era apenas un virgen avergonzado, pero, con su clarividencia, sus encuentros sexuales a menudo terminaban con sentimientos heridos o como una aventura de una sola noche. Podría contar con una mano la cantidad de veces que había intimado con otro ser humano y no había terminado mal. O torpemente. Y, en uno de esos casos, catastróficamente.

¿Pero qué podría saber de Jungkook que no supiera? Aunque no tenía interés en ver lo que había visto la primera vez que había tocado a Jungkook, anoche, el toque de Jungkook no había traído nada más que un placer inesperado que había disparado calor a través de su interior. La verdad es que Jungkook y Yoongi ya sabían las peores cosas el uno del otro, y saber eso era casi más candente que el pensamiento de Jungkook de rodillas por él. Casi.

Joder, se veía tan caliente de rodillas para Yoongi. Tal vez Yoongi ya había cruzado la línea de la locura, porque la idea de controlar y dominar a Jungkook -un asesino inconcebible, un psicópata que carecía de la capacidad de sentir remordimiento- lo tenía completamente endurecido. Quería eso. Quería a Jungkook. De rodillas. A cuatro patas.

Demonios, de la manera que fuese. Mierda.

Necesitaba detener esa línea de pensamiento inmediatamente. Tenía un trabajo que hacer. Terminó su pastelillo en dos bocados, colocó sus escudos de nuevo, consumió todo su café de un solo trago, haciendo clic en el mando a distancia para el proyector superior. -Bien, empecemos. ¿Quién leyó el capítulo sobre agresión y comportamiento violento?



✧ ➷ೃ༄*ੈ✩ ✧ ➷ೃ༄*ੈ✩ ✧ ➷ೃ༄*ੈ✩



Una vez que terminaron las clases matutinas, Yoongi regresó a su oficina, sin saber si Jungkook cumpliría con su oferta de almuerzo, pero sabiendo que tenía otras cosas en las que necesitaba centrarse. Como Kohn. Se sentó en su escritorio y sacó la base de datos de personas desaparecidas, navegando a través de un mar interminable de caras. Era como buscar una aguja en una pila de agujas, buscando una cara en un mar de miles, y había una buena probabilidad de que la aguja no estuviera allí en absoluto.

Yoongi no estaba seguro de cuánto tiempo se mantuvo sentado allí hasta que unos nudillos golpearon contra su puerta, la cual se abrió antes de que pudiera emitir una invitación. Jungkook. El corazón de Yoongi empezó a latir con fuerza detrás de sus costillas al verlo. ¿Había algún hombre que hubiera hecho vibrar el pulso de Yoongi de esa forma anteriormente?

Levantó dos bolsas. El olor de la comida golpeó con dureza a Yoongi, haciendo que su estómago rugiera.

-Espero que te guste la comida china. -dijo Jungkook en lugar de un saludo.

-Me gusta. -confirmó Yoongi-. Ya sabes, la mayoría de la gente espera a que una persona los invite antes de irrumpir.

Jungkook le dio una mirada tímida. -No quería darte la oportunidad de pensar en ello por mucho tiempo.

La honestidad de Jungkook era molestamente entrañable. Señaló hacia el gastado sofá de cuero contra la pared, y Yoongi asintió a modo de afirmación. Una vez que ambos estaban sentados en lados opuestos del pequeño sofá, Jungkook colocó las bolsas entre ellos y le entregó los palillos a Yoongi. -También hay un tenedor en la bolsa por si no sabes cómo usarlos.

Mencionó casi como si hablara de un reto, una amplia sonrisa extendiéndose por su rostro antes de titubear y desvanecerse por completo. Yoongi separó los palillos de madera entre sí, frotándolos mientras contemplaba la repentina falta de expresión de Jungkook.

-¿Estás bien? -preguntó Yoongi.

Los ojos de Jungkook se precipitaron a los suyos. -Sí. ¿Por qué?

Yoongi agarró el contenedor de carne y brócoli. -Porque pasaste de sonreír como el Guasón a lucir como si le hubiera dado una patada a tu perrito en un lapso de quince segundos. Fue un poco desconcertante.

Jungkook se encogió de hombros, mirando hacia algún lugar por encima del hombro de Yoongi. -El novio de mi hermano dijo que mi sonrisa asusta a la gente. No quiero que te asustes.

La confesión de Jungkook provocó que el ritmo cardiaco de Yoongi se desestabilizara.

-Me gusta tu sonrisa.

-¿No crees que sonrío ante las cosas equivocadas?

-No. Creo cien por ciento que sonríes a las cosas equivocadas. Pero lo encuentro extrañamente encantador.

-Oh. -dijo Jungkook, como si estuviera procesando esa respuesta.

Después de eso, comieron en relativo silencio, intercambiando contenedores y haciendo ocasionales charlas. Cuando terminaron, Jungkook preguntó: -¿Recibiste mi mensaje? - Yoongi frunció el ceño. ¿Mensaje? Tomó su teléfono. Jungkook se acercó y tomó su mano-. No, no ese tipo de mensaje. El de tu vaso.

Yoongi se rio, haciendo todo lo posible para ignorar el calor de los dedos de Jungkook todavía sosteniendo los suyos. -¿Acerca de mi trasero? Sí. Y también sé que es a Chaeyoung a quien le gusta mi trasero, no a ti.

Jungkook agitó la cabeza, con voz seria. -Chaeyoung no es la única a la que le gusta tu trasero. A mí me gusta mucho. Me gusta tanto que me gustaría llevarlo a cenar, pero sigues diciendo que no. Aunque eso no es lo que quise decir. Yo... ¿Pensaste en algo cuando tocaste el vaso?

Comenzó a comprender de repente. -¿Estás diciendo que deliberadamente dejaste impresiones en mi copa esperando que husmeara en tu cabeza?

Jungkook sonrió. -Sí. Parecía una pena desperdiciar la oportunidad. Fue sólo un experimento. Pensé que, si puedes recoger pensamientos y sentimientos de los objetos, entonces, es lógico, puedo dejar esas impresiones allí para que las encuentres.

Yoongi podía sentir los colores subirle desde el cuello hasta su rostro. -¿Dejaste esos pensamientos... deliberadamente?

Jungkook asintió. -Quería que vieras que lo estaba intentando.

-¿Intentando? -Yoongi repitió.

-Sí, el conquistarte.

Los ojos de Yoongi se abrieron de par en par. Las cosas que vio... no tenían nada que ver con gestos románticos. Bueno, quizás en el sentido más vago de la palabra. La súplica podía ser vista como romántica, pero Yoongi no pensaba que eso era lo que quería decir. Se inclinó, acercándose. -¿Qué es exactamente lo que trataste de mostrarme?

-La conversación de la cafetería.

Yoongi estudió las facciones de Jungkook. -¿Y después de la conversación de la cafetería?

-¿Después? -preguntó Jungkook.

-Sí, lo que vi no tuvo nada que ver con el café.

Jungkook inclinó la cabeza, asomando su lengua para humedecer su labio. -¿Qué viste?

Yoongi casi mintió, pero luego decidió que no quería ninguna mentira entre ellos. -Tú. De rodillas. Por mí.

Jungkook tragó duro. -¿Cómo anoche?

Yoongi agitó la cabeza. -Definitivamente no.

-Oh. -Jungkook no parecía avergonzado cuando preguntó-. ¿Te gustó? ¿Verme de rodillas... por ti?

-Sí. -dijo Yoongi, su polla endureciéndose una vez más debajo de su cremallera-. Demasiado.

Jungkook se acercó hasta que sus rodillas se flexionaban entre sí. -¿Puedo besarte? - susurró.

Yoongi agitó la cabeza, aunque no sabía por qué.

-¿Por qué no?

-Porque esto es una mala idea. Acabo de salir de un centro de salud mental. Estoy siendo acosado por un maníaco. Lo he perdido todo. No puedo pensar en un peor momento para tratar de tener una relación.

-Oh. -dijo Jungkook, aparentemente procesando eso a través de su gran cerebro-. ¿Entonces me besarás? -preguntó, su voz baja.

-No te irás, ¿cierto? -insistió Yoongi.

Jungkook se encontró con su mirada. -No puedo.

-¿Por qué?

-Porque una parte de mí te eligió y ahora no puedo dejarte ir. No me pidas que te explique cómo funciona mi cerebro.

Yoongi debería haberse horrorizado. Un psicópata le acababa de decir que lo había reclamado como suyo. En cambio, Yoongi se acercó, rodeando el rostro de Jungkook con sus manos. -Esto no significa que estemos en una relación. -dijo.

-¿Qué cos...

Yoongi estrelló sus labios, uniéndolos en un beso, ráfagas eléctricas expandiéndose por sus venas a la par que Jungkook cedía instantáneamente, derritiéndose contra él. Su sumisión hizo a Yoongi más atrevido, su lengua adentrándose para explorar. Las manos de Jungkook se agitaron, para luego atrapar la camisa de Yoongi entre sus dedos. Captó algunos destellos de los pensamientos de Jungkook, pero no había nada desagradable en ellos. Sólo más de lo que había visto antes. Destellos de carne desnuda y jadeos y Jungkook diciendo su nombre como una súplica.

-Joder.

Se separó de un solo golpe de la boca de Jungkook y agarró de sus rodillas, tirando lo suficientemente fuerte como para ponerlo debajo de él, cubriéndolo con su peso por encima antes de profundizar de vuelta para besarlo de nuevo. Jungkook separó las piernas, dejando a Yoongi asentarse entre sus muslos, ambos gimiendo cuando sus cuerpos colisionaron, ambos erectos.

Esto no era para nada lo que Yoongi pretendía. Diablos, no pretendía absolutamente nada, pero no podía parar, no quería parar. Pensó que tal vez Jungkook podría ser un amorío. Un impulso peligroso que podría voltearse a observar y maravillarse con él, pero nunca había imaginado que alguien como Jungkook querría algo a largo plazo. Yoongi ni siquiera estaba seguro de que estaría vivo en seis meses.

Aun así, no se detuvo. No pudo. Le gustaba tener a Jungkook debajo de él, la forma en que movía sus caderas contra las de Yoongi, las pequeñas respiraciones entrecortadas que expulsaba cada vez que Yoongi hacía algo que le gustaba.

Yoongi nunca se había enrollado con alguien antes. Nunca. Ni siquiera en el instituto. Y de repente se dio cuenta de lo que se había estado perdiendo. Alejó sus labios de los suyos para explorar la mandíbula de Jungkook, el lóbulo de la oreja, la piel de su cuello.

-Deberíamos parar. -dijo, incluso a pesar de que sus manos estuviesen desabotonando la camisa de Jungkook, empujándola hacia arriba para que pudiera enredar sus dedos a través de los mullidos rizos que cubrían su pecho y vientre.

-Vale. -jadeó Jungkook, atrapando la boca de Yoongi en otro sucio beso.

Yoongi se presionó contra las caderas de Jungkook las cuales se mecían a la par, casi seguro de que podría venirse con el simple calor y fricción y la sensación de los labios de Jungkook sobre los suyos. Pero no podrían. Ese era el primer día de trabajo de Yoongi. Jungkook era un extraño... y un compañero de trabajo... y un psicópata, que quería aparearse con Yoongi de por vida.

Yoongi se despegó de Jungkook, obligándose a retroceder todo el camino de vuelta contra el final del sofá. -En serio. Estamos en la escuela. Ambos tenemos clases que empiezan en quince minutos.

Jungkook se acercó, su mano dirigiéndose a la cremallera de Yoongi. -Puedo acabarte en menos de quince minutos.

La confianza en las palabras de Jungkook alejó el tren que se acercaba en la mente de Yoongi, descarrilando sus pensamientos por completo. -¿Qué?

Los ojos de Jungkook se inclinaron sobre él, su mirada lucía lo suficientemente caliente como para derretir el acero. -Puedo hacerte venir en quince minutos o menos.

La polla de Yoongi palpitaba ante su oferta. Miró a la puerta, luego a Jungkook. Quería que lo hiciera. Nadie lo sabría nunca. Sin embargo, agitó la cabeza. -No aquí. Mi departamento. Más tarde. Después del trabajo. Donde tengamos algo de privacidad. Tengo otra clase y luego estaré trabajando en un... proyecto de investigación.

No era una mentira.

-¿Kohn?

La erección de Yoongi instantáneamente se volvió flácida ante el nombre. -¿Cómo sabes eso?

Jungkook se encogió de hombros. -Te lo dije, pasé por tu apartamento. ¿Quién es él? ¿Aparte de un agente especial?

Yoongi suspiró. -Es un agente de campo del FBI. Pez gordo, empezó en Quantico al mismo tiempo que yo.

-¿Y crees que mató a todas esas mujeres de tu expediente?

Yoongi agitó la cabeza. -No todas ellas, no. Algunas. No es como si alguien me fuera a creer.

-Yo te creo.

Yoongi le sonrió. -Gracias, pero eso no me ayudará a meterlo en prisión.

Jungkook pasó una mano por su cabello oscuro. -Tal vez la prisión no es lo que necesita.

Las cejas de Yoongi se alzaron hacia la dirección del nacimiento de su cabello, sorprendido. -¿Quieres decir, matarlo?

Jungkook asintió. -Claro. Si asesinó a esas mujeres, cumple con el código.

La mente de Yoongi se tambaleó. La vida sería mucho más fácil si pudiera dejar que Jungkook hiciera lo que hizo. -Esa es la cosa. No creo que lo hiciera solo. Creo que tiene un compañero. Y creo que mantienen a estas mujeres durante mucho tiempo y luego, cuando terminan, se deshacen de ellas de alguna manera. Simplemente no sé cómo, ni dónde, o ni siquiera quién. Solo sé que están ahí fuera haciendo daño a la gente y no puedo hacer nada al respecto.

-Déjame ayudar. Tengo recursos.

-¿Tienes mejores recursos que el FBI? -dijo Yoongi, incrédulo.

-Sí, tengo una CL.

-¿Una qué?

-No una qué. Una quién. CL. Déjame ayudarte.

Yoongi pensó en ello. Jungkook no iría a ninguna parte. Yoongi podría fingir que la idea le molestaba, que le asustaba o le preocupaba. Eso era lo que debería sentir cuando estaba en una situación como esa. Pero él lo quería allí, quería su toque y su obsesión. Y su ayuda. Yoongi quería su ayuda.

-Vale, pero no aquí. Mi casa. Esta noche. Cena. Jungkook parpadeó sorprendido. ¿Como si fuera una cita?

Su voz era tan adorablemente esperanzadora que no había forma de que Yoongi dijera que no, incluso si estuviese siendo manipulado. -Sí. Como una cita.


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