San Diego, California
- Buenos Días San Diego, como se encuentran esta mañana, que les parece si este día empezamos con algo de deporte con mi colega Taylor.
- Así es mi estimado Rick, como recordarán ha pasado un año desde el escándalo que protagonizó la Diosa Low, la UFC la penalizo rertirandola de la empresa a causa de un soborno hacia el referee. Y la pregunta es ¿Ahora donde se encuentra?.
- Volveremos después de estos mensajes....
Apague la televisión, no tenia ganas de escuchar nada que yo no supiera en persona. Estaba recostada en el sillón. Hoy precisamente no tenia ganas de hacer nada, pero mi estomago no estaba de acuerdo con eso así que me levante para desayunar algo.
- Buenos días Atenea.
- Hola Jayden.-salude cortante a mi hermano, ese programa me puedo de malas.
- Hoy tampoco andas de buen humor he.
- Mencionamé un solo día que allá tenido buen humor.
- Touche, pero debes vivir la vida a tus veintidós años eres la persona más aburrida que conosco. Un día de estos deberías salir conmigo y mis amigos para que socialices.
- Mi concepto de diversión es completamente diferente al tuyo, y sobre tus amigos no somos del mismo círculo social.
- Ya no insistas Jayden, nunca te hará caso, dejala que siga viviendo en su burbuja.
Terminé mi desayuno y me levante, no quería escuchar las réplicas de mi padre. Lo primero que hice al llegar a San Diego fue buscarlos y explicarles lo sucedido, mi hermano me escucho y me consoló, pero mi padre no quería hacerlo lo había decepcionado. Si nuestra relación de padre hija era tensa ahora muy apenas nos dirigíamos la palabra.
- Me voy tengo clase con la señora Walcot.
- Si yo también tengo que ir a entrenar. En una semana peleó. Vamos Atenea te acerco con la señora Walcot.
- Claro vamos.
Comenzó a sonar mi teléfono e inmediatamente conteste.
- Hola ¿Atenea?
- Hola, si soy yo señora Walcot ¿que sucede?
- Veras querida hoy precisamente mi esposo y yo tenemos que viajar a España y no regresaremos hasta dentro de unos meses. Lamentablemente no podremos continuar con las clases, pero regresando las reanudaremos. Por cierto te seguiré pagando aunque no esté aquí...
- No señora Walcot no es necesario, no se preocupe y disfrute de su viaje a España.
- Si así lo quieres querida que más puedo hacer, nos vemos dentro de unos meses Atenea.
La señora Walcot era como una madre para mi, a sus cuarenta años todavía se mantenía en forma con las clases de defensa personal que yo le enseñaba. Sin mas volte a ver a mi hermano quien me esperaba en la puerta para irnos.
- En el gimnasio en el que entrenas hay vacantes.
- Creo que si, pero tu para que quieres un trabajo si ya tienes uno.
- La señora Walcot se va a España por unos meses.
- Oh ya, pero dijiste que no ibas a volver a "ese" ambiente.
- Si lo se pero necesito trabajar, aparte ve el lado bueno hay sujetos sudorosos trabajando sus músculos y liberando testosterona, todo un deleite para el ojo femenino.
- No preocupa tanto eso, se que si alguien se llega a querer propasar contigo les patearias el culo.
-Te hace mucha gracia eso ¿No es asi?
-No tienes idea.
- Ya vamos que llegaremos tarde.
Salimos de casa con el Audi A8 híbrido de mi hermano. Es una belleza de auto. Es su tesoro más preciado. Nos íbamos acercando al gimnasio Holigans, no era tan grande y moderno como en el que yo solo entrenar. Pero contaba con lo necesario para poder trabajar cómodamente.
- Bienvenida a mi centro de trabajo.
- Si entrenaras la mitad de lo que te la pasas hablando estarías peleando mejor.
- Has herido mi ego de boxeador.
- Me tiene sin cuidado.
- Ok vamos gruñona.
Entramos al gimnasio, recorrí rápidamente todos los espacios y lo que más acaparó mi atención ahí fuer el enorme cuadrilátero que se encontraba ahí, y a su lado ¡Joder! Había un octagono en donde se encontraban peleadores amateur nada buenos para mi gusto.
- Hey Jayden que hay viejo.
-Todo bien hermano. Oye crees que tengas vacantes, mi hermana necesita el empleo.
- Claro ya sabes, lo sea por un amigo... Y ¿quién es tu hermana?
- Espera... ¡Atenea!
Ese hijo de.... Me molesta que me griten y el lo sabe a la perfección. Fui donde el se encontraba el con un sujeto.
- Rufus ella es mi hermana Atenea McCleane.
- ¡Maldita sea Jayden! Ella es la Diosa Low, la Diosa Low es tu hermana, es un honor- extendió su mano para saludarme.
- No creo que sea para tanto, por favor no me llames así eso quedo en el pasado.
- Lo siento, es solo que para alguien que le gustan las artes marciales mixtas es un honor tener a alguien como tu en persona.
Solo sonreí, no era para tanto, mi hermano tenia razón tendría que relajarme más seguido. Me pareció un buen muchacho ese tal Rufus. Quizás nos podríamos hacer amigos.
- Y bien que dices tendrás un empleo para ella.- pregunto mi hermano.
- Claro, que te parece si impartes clases de MMA, el otro sujeto que estaba era malisimo creo que todos estarán contentos de tenerte como entrenadora.
- Okey, me parece perfecto.- respondí.
Rufus me acompaño hacia el octagono donde nos esperaban un grupo de hombres quienes me miraban sorprendidos y algunos otros me comían con la mirada.
- Caballeros les presento a su nueva entrenadora, Atenea McCleane, ustedes la deben conocer mejor como Atenea Low. Los dejo para que comiencen su entrenamiento con la señorita McCleane.
Rufus se retiró y de inmediato las diez miradas masculinas se posaron en mi. Iba a empezar cuando el típico fanfarrón del grupo decidió hablar.
- Y que nos puede enseñar alguien como tu, a mentir y engañar ¿quizás?
- A lo largo de mi carrera conocí a gente como tu, quieres intimidar a las personas con palabras para verte más rudo y que te tengan respeto, a la mayoría de esa gente yo le he pateado el trasero, no me gusta la gente bocona. A partir de ahora soy tu entrenadora, así que te atiendes a lo que yo diga, si te digo que corras corres, si te digo que saltes saltas y si te digo que hables hablaras solo cuando yo te lo diga ¿entiendes?
- Claro "Diosa" lo que ese precioso culito me pida. No creo que seas la misma de hace un año.
- Ponte tus guantes y compruébalo.
-Esta bien, si yo ganó tendré una cita contigo. Y si tu ganas...
- Tu entrenaras todos los días con cinta en la boca y el doble que los demás.
- De acuerdo.
Estaba entrenando con la pera cuando Rufus se acercó a mi llamando mi atención.
Ya viste eso- señaló con su mirada el octagono.
No lo podía creer, mi hermana le estaba propinado un paliza a un sujeto, algo debió de haberla molestado mucho para que decidiera ponerse otra vez los guantes. En cierto punto me causaba gracia, un hombre de al menos 1.90 no podía con mi hermana, bueno ella no es muy baja que digamos mide 1.75 según ella de puro músculo. Decidí parar la pelea, ya han humillado demasiado al sujeto ese.
- Bien creo que por decisión unánime de la mayoría de los aqui presentes la ganadora es Atenea "la Diosa" McCleane.- alarde provocando un aplauso de todos los que veían la pelea.
Se escucharon las risas de todos. Atenea dejo al sujeto en la lona y se levantó. Ya levantada todos continuaron con lo suyo.
- ¿Por qué nos detuvieron? Casi le disloco el hombro a ese hijo de puta.- espetó molesta.
- Que te dijo para que estés tan molesta.
- Me dijo que tenia un precioso trasero y el muy.... Cuando lo tenía en la lona tuvo el descaro de apretarme una nalga.
No podía parar de reir- hermana a la mayoría de las mujeres que conozco les gusta que les chulen sus atributos- Atenea me miraba con una cara de estupefacción.
- La mayoría de las mujeres que tu conoces son unas putas de primera, a las cuales sólo te follas. Y....
- Chicos ya vamos a cerrar el gimnasio.
Jayden me estreso más de lo que ya estaba. Rufus se acercó a nosotros diciendo que iban a cerrar, entonces se me ocurrió una increíble idea para desestresarme.
- Rufus quisiera quedarme un rato mas, si no te molesta yo puedo cerrar el gimnasio.
- Por supuesto que no me molesta, quedate el tiempo que sea necesario, toma aquí están las llaves.
- Gracias.
- Te veo en la casa Low.
- Lo que digas "tornado".
Me reí de ridículo sobrenombre que los medios le pusieron a mi hermano, si yo creía que el mio era ridículo el de el era peor. Rufus y Jayden salieron por la puerta dejándome sola en el gimnasio.
Mire el solitario gimnasio no sabia que haría, entonces recordé los ejercicios que me ponían a hacer cuando tenía a mi equipo.
Hice de todo, abdominales, lagartijas, corrí, salté y al final me dirigía hacia el octagono, pero algo me detuvo.
El cuadrilátero, nunca me había subido a uno, cuando yo era más pequeña mi madre ya se había retirado entonces nunca tuve oportunidad de verla en el ring. Mi hermano me contó que ella era la mejor, no habia rival que la superará. Recuerdo que una vez le pregunte que qué se sentía estar arriba de un cuadrilátero y ella me contesto que era una sensación indescriptible.
Con esa curiosidad coloque unos guantes negros para box en mis manos ajustandolos bien de las muñecas.
Subí al ring, lo único que sabía era que no podías dar patadas en el boxeo, así que empeze a tirar golpes al aire imaginando que era el rostro de White lo que golpeaba.
Sentí que alguien me observaba. Llevaba rato sintiéndome así. Voltie y era un señor de unos cincuenta y cinco años aproximadamente. Al parecer llevaba tiempo observandome ya que estaba sentado.
- Disculpe se le ofrece algo.- No me contesto- ya cerramos.- el sujeto se levantó, se acercó al ring y recargo sus brazos en la lona.
- Si quería hablar con la señorita McCleane- finalmente dijo observandome.
- Soy yo en que puedo ayudarlo.
- Verá señorita McCleane o puedo llamarla Atenea - ahora yo no respondí - yo tengo algo que usted no tiene y usted tiene algo que yo no tengo.
-A que se refiere- pregunte.
- Yo tengo un equipo y los patrocinadores necesarios para un boxeador, mi problema es que no tengo una boxeadora de alta gama.
- Se equivoca de persona, yo no soy boxeadora.
- No Atenea no me equivoco de persona, tu eres Atenea McCleane Low, tienes veintidós años, eres hija de Maxwell McCleane y Maya Low, tu hermano es Jayden McCleane, trabajabas para la UFC, tenias un récord de 38-0 pero según los medios compraste al referee y según mis fuentes de información el que soborno al referee fue tu representante un tal Marshall ¿o me equivoco? Ahora dime tu ¿crees que vine con la persona equivocada?
- ¿Qué es lo que quiere de mi?- esto empezaba a darme un mal presentimiento.
- Quiero que regreses a donde perteneces con lo mejor de lo mejor, solo que esta vez no habrá octagonos, patadas ni llaves, ahora será un cuadrilátero y solo usarás tus puños.
- Y como rayos pretende que boxé, practicaba mma, no tengo ni la más remota idea de como se boxea.
- Por que lo llevas en la sangre. Eres una Low. Si te interesa te veo mañana en el gimnasio M&P a las 7:00 am, no me gusta la impuntualidad Atenea.
- Que le hace pensar que iré - pregunte.
- Eres una persona muy obstinada, se que te gustan los retos tanto como a mi y este es uno de ellos, la espero mañana puntual señorita McCleane.
Fui lo último que dijo y salió fuera del gimnasio, dejándome sola de nuevo y con una espinita de duda. Por que entre todas las posibles boxeadoras del mundo me escogía a mi. "porque lo llevas en la sangre". No creo ser ni la mitad de buena de lo que fue mi madre.
Lo único que se es que mañana estaría ahi temprano, sin falta.