Alma gemela

Por WriterEK

40.6K 2.4K 1.2K

Eres una puta. Eres el puto amo. Eres una zorra. Eres un machote. Eres una regalada. Eres un campeón. E ah... Más

El comienzo de todo
Capítulo uno
Capítulo dos
Capítulo tres
Capítulo cuatro
Capítulo cinco
Capítulo seis
Capítulo siete
Capítulo ocho
Capítulo nueve
Capítulo diez
Capítulo once
Capítulo doce
Capítulo trece
Capítulo catorce
Capítulo quince. 》》 Primera parte.
Capítulos dieciséis
Capítulo diecisiete
Capítulo dieciocho
Capítulo diecinueve
Capítulo veinte
Capítulo veintiuno
Capítulo veintidós
Capítulo veintitrés
Capítulo Veinticuatro
Capítulo Veinticinco
Capítulo veintiséis
Capítulo veintisiete
Capítulo veintiocho

Capítulo Veintinueve

324 16 5
Por WriterEK

Fuera del salón de clases, entrelaza de brazos con Jazmín, me detuve en seco. Pensando en las palabras de Jason, tan directas y crueles.

Podría entenderlo. Quizás si pensaba en que su enamoramiento por mí, era algo un poco real, podría entender que quisiera lo mejor para mí. 

Pero, ¿realmente se pensaba que lo mejor para mí era Dylan, y no Travis? E ahí donde dejaba de comprender.

Y dejaba de hacerlo, por diferentes razones; Dylan a ojos de toda la universidad, y quizás de la población mundial, era conocido por ser un idiota mujeriego. A diferencia de Travis, quién era todo lo contrario.

Intentando detener mis pensamientos, me centré en la chica frente a mí, quién soltó mi brazo con delicadeza.

—Debo irme Mad, quedé con Dyl.

Observé su rostro, mientras asentía con la cabeza en señal de compresión.

—El hijo de puta realmente me está robando a mí mejor amiga. —Bromee.

Ella sonrío levemente, mientras tomaba mis manos.

—Eso nunca. —Sentenció— Peeeero no te puedo negar que le he tomado cariño.

Podía ver en su sonrisa un poco de culpabilidad, al decirme aquello a mí. Pero negué con la cabeza de inmediato.

—No te sientas culpable Jaz, solo estoy bromeando. Me agrada que sean amigos.

Y era cierto. Después de todo, hace meses, ellos sin duda eran dos de mi personas favoritas. Y verlos, en una buena relación, era muy satisfactorio para mí.

Aunque es de engañar lo que acabo de decir, sin dudarlo, y quizás muy a mi pesar por el chico, ambos siguen siendo de mis personas favoritas.

—Me alegra escuchar eso. Ahora, debo irme. Nos vemos ¿vale?

Tras un rápido abrazo, salió volada hacía la salida de la universidad, donde muy seguramente la estaría esperando él.

Él.

Cada día se me hacía más difícil dejar de pensar en él. En su sonrisa, su cabello, su cuerpo.

Su maldito y perfecto cuerpo que me p...

—Mad, ¿estas lista?

Calle la voz de mis pensamientos apenas escuché la voz de Travis. En su lugar, sonreí con un poco de incomodidad disfrazada.

—Vamos.

Comenzamos a caminar al estacionamiento, donde tenía su auto.

Mientras caminábamos podía echarle cortas miradas, donde me repetía lo lindo y buena persona que era Travis.

Muy dentro de mí, temía hacerle daño. Sabía lo rota que podía estar, por cada cosa que ha pasado a lo largo de mi vida, y peor aún, de los últimos años.

La cuestión del innombrable, su hermana, mis padres, por una pequeña parte Jaz, su jodido ahora ex novio, y Dylan.

Nos hemos encargado de lastimarnos entre todos, de alguna u otra manera. Y para nada busco victimizarme, aunque sé que de cierta manera, lo soy.

Pero el punto es que, no quiero que de ninguna manera, y en ninguno de los escenarios, Travis salga lastimado.

Es algo que no me perdonaría, teniendo en cuenta lo bien que se ha portado conmigo en este poco tiempo.

—Bombón, quiero preguntarte algo, sin ser un entrometido.

Llamó mi atención, por lo que lo miré.

—Dime. —Me límite a responder.

Me detuve, llegando a un costado de su auto. Él hizo lo mismo.

Me dedicó una mirada llena de duda, por lo que la curiosidad comenzó a crecer en mí, y con un levantamiento de cejas lo incite a seguir.

—Tu confianza con el profesor, realmente, ¿sois amigos fuera de la universidad, o paso algo más? Es que perdón, se me hace un poco extraño.

Su pregunta me tomó totalmente por sorpresa, y apesar que sabía que era algo que no todo mundo debía saber, por el trabajo de Jason, él no era todo el mundo.

No quería mentirle, y sabía que el entendería, y guardaría el secreto.

—Si, pasó algo más. Durante meses, mantuvimos una relación de solo diversión, aunque ya sé terminó.

Su sorpresa fue evidente, y no se molesto en ocultarla.

Su entrecejo se frunció, dando señal que no le había gustado mi respuesta. O quizás solo estaba confundido.

—¿Es joda, o va en serio?

Ahora fue mi turno de estar confundida. ¿Por qué debería mentirle? O la mejor pregunta era, ¿por qué estaba tan desconcertado?

Podría jurar que hasta ofendido se miraba.

—No te estoy jodiendo.

Travis dejó salir una corta, y seca risa.

Mis cejas se dispararon por esa acción.

—Si quieres decirme algo Travis, solo dilo.

Él pareció pensarlo, y terminó por soltarlo; —Cuando estuvimos en el club, me dijiste que te parecías a Zara, y realmente si lo haces.

Me crucé de brazos, respondiendo; —¿Eso te molesta?

Él al instante respondió con un rotundo no.

Más sin embargo continuó; —Es algo que me parece que no te representa.

Sus palabras me dejaron más que sorprendida. Realmente nunca me esperé que él me diría algo así.

—¿Para ti no me representa, dices?

—Para nadie, Bombón.

—No me importa que me represente ante nadie, no tengo que ser representada ante nadie.

Me había cabreado, estaba más que claro. Y es que la verdad últimamente no era muy difícil hacerme enfadar.

Y aunque realmente no quería dejarme enfadar con él, me lo estaba poniendo difícil.

Sin contar la sorpresa que sentía al descubrir esta faceta de él, que quizás debí haber esperado al ver como le desagraba la personalidad de su hermana, Zara.

Su mirada de arrepentimiento fue casi instantánea al escuchar mis palabras. O no amigo, ya la cagaste.

—Perdón no quise decir eso. No así, no tan.. Dios lo siento tanto. Sé lo mal que se escuchó.

Negué con la cabeza.

—Quisiste decir exactamente lo que dijiste Travis. Y lo siento por ti, si te importa tanto lo que digan las personas, pero a mí no.

Me encogí de hombres, cruzando mis brazos.

—Primero yo, y luego el mundo. —Terminé por decirle.

Su rostro me permitió ver lo arrepentido que estaba por lo que había dicho, y yo podía realmente verlo.

Más sin embargo, repentinamente el hambre se me había quitado. Junto con las ganas de salir con él.

Y no por lo que piensa, dado que así como busco respeto para mí, y mi manera de pensar, y ser, es lo mismo que yo busco dar a los demás, respeto.

Pero Travis cuando me conoció, ya sabía quién era yo, y todo, realmente todo, lo que yo hacía siempre fue bien dicho en la universidad.

Así que no me parece justo que venga a decirme eso justo ahora, después de todo lo que ha pasado.

Y es algo que aunque me queme aceptarlo, yo debía esperar desde que estuve de testigo en como su hermana lo frustraba.

—Bombón, no fue mi intenc..

—Déjalo Travis, no estoy molesta, no tengo nada que disculparte. Solo creo que creaste una imagen de mi errónea.

Él en acto de frustración pasó las manos por su rostro.

—Eres perfecta exactamente como eres.

Negué con la cabeza, a sabiendas que él decía lo que pensaba que yo quería escuchar.

—No quiero ser perfecta, y sé que no lo soy. Y menos para ti Travis.

Tomé sus manos.

—Zara saca lo peor de ti, imagínate lo que haría yo en tu vida. —Solté, a sabiendas lo que le daría a entender con mis palabra.—Si todo lo que se dice de mi es cierto, no solo esto. Y es algo, que debes saber.

Sonrío con un poco de inquietud, y sarcasmo, diciendo; —Dudo que sea cierto que eras tú la que estaba siempre en los baños tirando con Dylan cuando recién llegó a la universidad.

Dejé salir una corta risa, con la mirada puesta sobre él.

Todo termina siendo mi culpa. Es algo que yo sabía, yo debí haberlo visto venir, yo debí abrir los ojos, y sabelo desde ese momento en el club. Él no es para nada de llevar vida alocada, ni en sexo, ni en general.

—Debiste saber quién era yo, cuando en nuestra primera salida, casi terminó haciéndolo contigo, en tu auto, frente mi departamento. Lo siento Travis, pero ambos nos creamos falsas espectativas con el otro, así que lo mejor por hoy, es que cada quién vaya por su lado.

Él me observó totalmente en silencio, y cuando ya pensé que no diría nada, y estuve dispuesta a irme, me tomó del brazo con rapidez, para luego, atacar mis labios.

El beso fue largo, y se prolongó más de lo que en un inicio me esperé, y aunque sus labios eran cálidos, y me encantaba sentirlos. Terminé por separarme.

No estaba disgustada, para nada, la atracción entre los dos era innegable. Pero tampoco estaba a gusto, la situación me había agobiado, y de alguna manera, incluso incomodado.

La atracción que sentía por Travis, es la atracción que solía sentir por cualquier chico de una noche. Pero al conocerle, lo poco que le había conocido, terminó por agradarme, y quizás hasta me hizo cuestionar si sería un buen chico para a futuro.

Pero que va.

El problema no es el, ni soy yo. El problema es la vida, y sus prejuicios.

Prejuicios que se encarga de poner cada persona en sus vidas, o quizás viene de familia, en familia.

Pero esto para mi vida no entra, ni a empujones.

No busco su aceptación, para nada, y tampoco espero que cambie su mentalidad. Simplemente él no está para una mujer con un pasado, y una vida, como la mía.

—Lo siento Travis. Debo irme.

Y así fue como me despedí, para luego marcharme.

***

Observar el techo de mi habitación no era un plan soñado, pero era lo que había.

Siquiera sabía como sentirme después de lo sucedido con Travis. Me agradaba pasar tiempo con él, y realmente me gustaba el plan de almorzar juntos, pero si estoy en un lugar donde se valora más el quedar bien frente a todos, y que ello "me represente" prefiero salir corriendo.

Definitivamente mi destino no eran los chicos, y estaba bien con ello, en serio. Pero estaría mejor si Dios deja de atravesarme idiotas en el camino.

Resoplando de la exasperación me puse de pie. En la cocina decidí por preparame un sandwich, la comida era mi mejor acompañante en estos momentos.

El único en realidad.

Me lancé de lleno en el sofá tomando mi móvil para revisar mis redes. Genial, lo primero que se refleja frente mis ojos, es una imagen de Jazmín junto a Dylan, en lo que parecía una cafetería.

Ambos sonreían a la cámara en selfie, había entre ellos una pequeña mesa, en la cuál habían dos vasos, evidentemente dado que es una cafetería. Junto al café de Dylan había un libro, y junto al de Jazmín habían unas pequeñas donas.

Me sentí mal al instante. Los echaba tanto de menos.

Mis ojos conectaron con los de Dylan al instante. A pesar que era una simple imagen, me hacía entender lo mucho que lo echaba de menos.

Y aunque sabía muy en el fondo que Travis me agrada, o agradaba. Era tal como lo dije, como cualquier chico de una noche, solo que a Travis le había tomado cariño al instante.

Con Dylan era todo diferente.
Pero pese a eso, sabía que entre nosotros era todo tentadoramemte hermoso, pero ambos nos pinchabamos al acercarnos.

Y eso dolía.

Repentinamente el sandwich comenzó a darme un mal sabor, por lo que me decidí por dejarlo a la mitad.

Justo cuando estuve por ponerme de pie, para recostarme, recibí una llamada de mi padre. Contesté.

—Papá.

—Hija, ¿como estas? Estas muy distanciada de tu padre. Te extraño.

Sonreí al escucharlo.

—También te extraño, papá. Prometo irte a visitar pronto.

—Eso espero Mad. ¿Como estas? —Repitió.

—Estoy bien.

Apreté los labios en un línea recta. Odiaba mentirle a mi padre.

Pero es que me he acostumbrado a decir "estoy bien", para ahorrarme preguntas que no quiero contestar.

—No por algo soy uno de los mejores abogados de este país, hija. Sé que mientes, puedo escucharlo en tu voz.

Suspiré con cansancio. Él lo escucho.

—Bien hija, solo quiero que sepas que te amo, y que papá estará siempre aquí ¿vale? Visitame pronto, me aburro mucho con tu madre.

Solté un corta carcajada al escucharle.

—Vale papá, nos vemos. Te amo.

Y colgué.

Apenas puse mi teléfono junto a mi en el sofá, unas enormes ganas de vómitar me invadieron, por lo que corrí al baño.

Las arcadas eran insoportable, y siempre había sido una persona muy fatigosa, por lo que todo lo que había comido en el día, estaba saliendo de mi cuerpo.

Me senté en el piso del baño apenas terminé, limpiando mi boca con la manga de la sudadera.

Me sentía muy agotada. Mental y físicamente.

Pasados unos minutos recuperé fuerzas para tomar una ducha, y luego recostarme en mi habitación.

Me sentía un poco tensa, y no sabía el porqué. Quizás es por tanta soledad, o vete tú a saber.

Cuando estuve por girar para quedarme dormida, el timbre de mi departamento sonó, por lo que a regañadientes me puse de pie.

La puerta estaba frente a mí, y apenas quise abrirla solté el pomo de la puerta como si éste quemará. Para serciorarme de quién estaba del otro lado, decidí hablar.

—¿Quién?

La persona al otro lado de la puerta guardo silencio, por lo que rápidamente di un paso atrás, dispuesta a ir a por mi móvil.

Eso hasta que escuché un; —Travis.

Su voz de alguna manera me tranquilizo, por lo que recuperando mi postura, abrí la puerta.

Estaba frente a mí con las manos dentro de sus bolsillos. Se miraba un poco avergonzado.

Apenas lo observé, su mirada viajo hasta la mía. Sus ojos estaban definitivamente apenados.

—Lo siento en verdad. Sé más que nadie que soy un idiota, no tienes ni que pensarlo si quiera, lo sé. —Su voz se escuchaba ligeramente desesperada.

Dio un paso hacía mí.

—Sé que aquello que dije estuvo mal, y no lo digo por ti, entendí que realmente estuvo mal.

Tomó mi mano.

—Tú estas para volar, no para arrastrarte. —Sus ojos miraban los míos.—Eso lo leí, y lo entendí.

Soltó mi mano, para posar las suyas en mi cintura.

—Nada te tiene que representar. Tú representas todo lo que está bien.

Podía negar que no me había encanto lo que me había dicho, podía si, pero sería mentir.

Se acercó lentamente en busca de mis labios, y se lo permití. Me besó, y el beso fue feroz.

Al darme cuenta que estábamos fuera de mi departamento, jale de su camiseta para entrar, por lo que Travis con su pies cerró la puerta a su espalda.

Mientras me besaba, sabía que era el momento de dejar que la vida me sorprendiera después de haber vivido siempre con el miedo de que un paso en falso, me arruinaría.

Y eso hice. Lo permití.

***

Estaba envuelta en mis sábanas blancas complemente desnuda, rasge mis ojos levemente para facilitarme el abrirlos.

Con una sonrisa me giré en mi acompañante, soltando; —Buenos días, Dyl.

Al escucharme mis ojos se abrieron como platos. Instintivamente llevé mis manos, a mi boca, para cerrarla más si es que eso era posible.

Di gracias al cielo cuando me aseguré que Travis seguía dormido.

¡¿Pero que puta mierda?!

Me levanté frenéticamente corriendo hasta el baño, donde abrí para lavar mi rostro repetidamente.

Sentía que el aire me faltaba, y no sabía si era ansiedad por el momento,  o realmente me estaba consumiendo por lo que acababa de hacer. O decir.

No podía creer lo que acababa de pasar. Era algo que con, y todos los chicos con los cuales me he acostado, nunca me había pasado.

¿Que mierda me hizo el puto Dylan?

¡Sal de mi cabeza, hostias!

Quería abofetearme, y lo único que podría detenerme era.. Si, era justo el chico que tenía de pies frente a mí.

Sonreí, sonreí como si no estuviera en medio de un quizás ataque de pánico.

—Buenos días, bonita.

¡No! Pero, ¿que dices? Cállate.

—Buenos días. —Le sonreí mostrando casi todos mis dientes. Casi.—Pero me gusta más bombón.

No entendía que pasaba conmigo. El sexo con Travis había estado genial, e incluso, podía decir que mejor de lo que me hubiese imaginado.

Mejor que todo lo que sucedió en su auto en aquella cita al club.

Pero, ¿que me pasaba, que estaba mal? No entendía de donde mierda había salido ese nombre.

—¿Te gustaría ir a desayunar?

Asentí en su dirección con entusiasmo fingido.

Dios, el chico realmente me parecía atractivo, y sabía que podíamos intentar algo después de todo.

Me repetí a mi misma que solo fue una confusión, si, una confusión que podía pasarle a cualquiera.

—Vale, te dejo bañar y nos vamos.

Y así como lo dijo, se esfumo.

¿Nada de bañarse juntos para hacerme olvidar? Vale.

Estando listos ambos, nos dirigimos en su auto hasta una cafetería, la cuál realmente quedaba frente la universidad.

Habían muchísimos estudiantes, pero todo se sentía diferente, y por un instante me pregunté porque no venía almorzar aquí, cuando nada estaba bien allá.

Tomamos una mesa, y casi al instante una chica se acercó a tomar nuestro pedido. Ordenamos, para luego mirarnos fijamente el uno, al otro. Él sonrío.

—Fue mejor que un sueño.

Sonreí al escucharle.

—Lo fue.

Él tomó mis manos, observándome un poco más serio, y al parecer pensando lo que me diría.

Carraspeo.

—Sé como eres tú, y tú sabes como soy yo. —Habló lentamente.—No te voy a presionar, pero me gustaría saber si esto va enserió para ti.

Sus palabras me tomaron por sorpresa, y demasiada. Si me ponía a pensar, creo que no estaba preparada para nada, y muchísimo  menos algo serio.

Pero por pensar tanto las cosas, situaciones, circunstancias, es que he perdido cosas maravillosas por vivir.

Así que sin pensármelo demasiado, le respondí; Por mi parte solo serás tú Travis, nadie más.

Él sonrío con coquetería fingida, diciendo; —Bueno, de verdad no se si tantas chicas a mi alrededor me compartirán contigo, pero.. Lo intentaré.

Riendo golpee levemente su hombro, por lo que el rápidamente tomó mis manos.

—Para mí también serás la única.

Justo en ese momento llegó la comida, por lo que el encanto del momento se terminó, y nos dispusimos a comer.

Y así fueron pasando los días.. 

***

—Cada día llegas más tarde.

Cruzada de brazos me soltó esas palabras mi mejor amiga, quién como de costumbre me esperaba en la entrada del instituto.

—Lo siento, me quedé dormida.

Quite la música de Taylor y Coldplay de mi teléfono, para poder escucharla mejor.

Me acerqué hasta ella para darle un rápido abrazo.

—O quizás Travis no te dejo descansar.

Reí al escucharla.

Comenzamos a caminar mientras diversas personas nos saludaban. A todos les respondí con una sonrisa.

—También es una opción.

Hizo un gesto asqueada, mientas habría su casillero.

—No necesito tal información. Mira que han pasado tres meses, y aún no me acostumbro.

Oh si, fue algo que olvidé mencionar. Habían pasado tres meses.

Ya os iré poniendo en contexto.

—Solo es sexo Jazmín, ya tu sabes de la materia.

La pique un poco. Aún no le gustaba hablar demasiado de esos temas.

—No deberías decir que es solo sexo, es tu novio.

Rodé los ojos. Siempre que hacía un comentario así, se encargaba de lanzarme esos comentarios.

—Sigo esperando que un día admitas que no le amas.

La rete con la mirada.

—Jaz no le amo, solo son tres meses. Pero lo quiero, así que te pido que dejes de decir esas cosas.

Fue su turno de rodar los ojos, para luego mirarme con arrepentimiento fingido.

—Vale, lo siento.

Estaba por responder, cuando escuche unos cortos saludos hacía una persona. Jaz me miró al instante con disculpas, para luego decir; —Vuelvo enseguida, cuida mi casillero.

Con fastidio me recosté en su casillero, observando a donde iba a paso apresurado.

Era hacía Dylan.

Él estaba frente su casillero sacando unos libros. Un escalofrío recorrió mi cuerpo al verlo luego de semanas donde había pasado totalmente de su presencia.

Jazmín lo rodeo en un abrazo por detrás, a lo que el respondió con un sobresaltó al no saber quién lo abrazaba.

Al verla sonrío con calidez, pasando su brazo por los hombros de Jaz, envolviendo su cuerpo en un abrazo.

Un hueco se hizo presente en mi estómago al verlos.

Antes de poder pensar cualquier cosa, una figura frente a mí apareció. Era Travis.

Con una de esas hermosas sonrisas donde se dejan ver sus hoyuelos, me saludo.

—Bombón.

Me rodeo por la cintura dándome un corto beso, el cuál innegablemente disfrute.

—Quería pasar por ti, pero se me hizo tarde.

—Te he dicho que no es necesario, siempre podemos encontrarnos aquí.

Él se encogió de hombros.

—Me gusta hacerlo.

—Y a mí, pero mejor y no te desvias.

Él negó con la cabeza.

—Vaaale. Prefiero dejarlo, nunca puedo ganarte.

Pronto se acercaron Diego, Tred y Zara a saludarnos rápidamente, diciendo que ya su primera clase había comenzado, por lo que se fueron antes de siquiera reparar en su presencia.

—Debo irme bombón, nos vemos en el almuerzo. Te quiero.

Tras un rápido beso en mi mejilla, hizo el amago de irse, pero lo detuve por el brazo.

—Las gemelas, y James me han invitado al club. ¿Gustas ir?

Él por un instante arrugó su rostro. Le eche una mala mirada.

—¿No prefieres ir otro día?

Me quejé; —Hace días que me dices eso, y no vamos. Creo que terminaré por ir yo sola.

Él negó con la cabeza rápidamente.

—Lo hablamos al salir de la universidad ¿vale? Ahora me tengo que ir.

Y así se perdió entre la multitud de la gente. Hice una mueca, al siquiera poder despedirme de él.

Jazmín regreso junto a mí, por lo que con disimulo observé para aquel casillero que me prometí no volver a mirar. Y ya no había nadie de pie ahí.

Suspiré con tranquilidad.

—¿Nos vamos?

Asentí en su dirección, mientras acomodaba mi bolso.

Con Jazmín entramos en nuestra primera clase, la cuál era literatura. Curiosamente la compartíamos con muchas personas que me apetecía mejor no ver.

Travis no está, dado que aquella vez solo fue por esa simple activitidad, y de alguna manera eso lo agradecía.

Tome asiento como de costumbre en las últimas mesas, donde prefería pasar desapercibida de todos.

Jason entró en el salón, donde sin siquiera dar los buenos días, dejó sus cosas en su escritorio, tomando únicamente un plumón.

Se acercó a la pizarra donde recitó; —"El fármaco más potente es el amor. El amor protege, aporta las fuerzas necesarias para sobrevivir."

Dejo el plumón, para luego preguntar; —¿Alguien?

Jazmín, quién estaba junto a quién prefería no mencionar, murmuró; La guerra no tiene rostro de mujer.

Jason la señaló con entusiasmo, emocionado de que alguien conociera el libro.

Jazmín sonrío satisfecha.

Y así continuó la clase, y pronto finalizó. Tomé mis cosas para salir de la primera clase.

La segunda hora la tenía libre, por lo que prefería ir a la cafetería por un buen y gustoso desayuno.

Me acerqué a mí amiga, quién ya se encontraba sola; —Iré a la cafetería que esta frente la universidad por desayuno, ¿gustas algo?

Sabía que tenía su próxima clase, así que no podría acompañarme, por eso me ofrecí a traerle algo. Ella, en su lugar, sonrío con lo que parecía emoción, comentando; —No gracias, estoy bien. Puedes irte.

Y así me dejo tirada, saliendo rápidamente del salón de clases.

***

Tomé la mesa junto a la ventana, era mi favorita, y una de las últimas, lo que la hacía mucho mejor.

Tenía aproximadamente un mes sin venir, por lo que había echado de menos estar con esta paz que me transmite el lugar.

Observé mis alrededores en busca de nuevos mensajes en la pared, por lo que rápidamente me puse de pie.

La temática del lugar eran cuadros por toda la pared, a excepción de pocos lugares que aún hacían vacíos. Cada cuadro tenía un papel blanco en el cuál una persona, un cliente anónimo, escribía algo dedicado a una persona, de igual manera anónimo.

Yo podía llegar, pedir el plumón y escribir algo para Travis, donde solo nosotros sabríamos que es dedicado a él, y para mí.

Pero que va, esto no era para mí.

Sin embargo me encantaba leerlos.

Pronto, Fatima se acercó a mí con una sonrisa. Ella era una chicha de unos treinta años que siempre me atendía.

—Me parece que los de ese rincón no los has leído aún.

Señaló el lado opuesto al que yo estaba, por lo que luego de decirle mi pedido, con una sonrisa me acerque ahí.

The night we met comenzó a sonar, mientras yo leía diferentes citas, y con cada una mi corazón se apretujaba un poco más. Eran hermosas.

"Muy a mi pesar, siento que si hoy, alguien me preguntaría si es con la única persona que quiero tener sexo por el resto de mis días, la respuesta sería con un carajo, por supuesto que quiero.

Quiero tener sexo, discutir, dormir juntos, amarnos, toda la vida, y sin pensarlo dos veces."

Sonreí al leerla.

"Mi conexión contigo no se explica, se siente."

Fatima paso junto a mí con un pedido en mano, diciendo rápidamente; —Esta es de mis favoritas.

Me acerqué hasta donde me había señalado, leyendo; "Me gustas cuando estas insoportable, y también divertida.

Me gusta tu sonrisa, y también la forma en que me miras.

Me gusta sentirte mía, y que lo digas.

Me gustas hoy, y creo que también me gustarás para toda la puta vida."

Me abracé a mi misma al leerlo. Dios, la gente podía ser muy intensa, y de alguna manera transmitirlo.

Era tan hermoso, y a la vez tan hiriente.

Tomé el camino de regreso a mi mesa. Repentenimamente me sentía expuesta, y con emociones encontradas.

¿A quién se le ocurre hacer una cafetería con esta temática? Extrañamente ahora me parecía absurda la idea.

Suspiré con cansancio, a sabiendas que el sentirme así no era culpa de la cafetería.

Últimamente me sentía forzada, y muy, muy monótona. Como si no fuera yo la que estuviera viviendo.

Había dejado de ser yo, Madison. No era aquella chica que le encantaba llamar la atención, salir, bailar, ser coqueta, risueña, feliz.

Y eso me hacía cuestionarme tantas cosas, y decisiones, que prefería mantener encerradas.

Los pensamientos como siquiera así acabarían conmigo, por lo que agradecí de ante mano cuando Fatima llego con mi pedido.

Luego de agradecerle estuve a punto comenzar a comer.

Pero justo cuanto estuve por probar  bocado, la campana avisando que alguien más había entrado sonó, y por pura inercia levanté la mirada.

Observando como Dylan entraba  la cafetería.

Seguir leyendo

También te gustarán

75.4K 6.6K 65
Sus métodos de espantar a los hombres han mantenido a Melanie Grey a salvo de cualquier traición o decepción. Una estrategia que ha funcionado exitos...
798K 48.6K 41
Paris Smith siempre ha sido una chica soñadora, talentosa, amante de todo lo que tuviera que ver con la astronomía: las estrellas, los planetas, las...
1M 91.5K 44
¿Y si por accidente te ganas el odio del cantante más famoso del país? *♫* Kale es el cantante juvenil más amado de la década, pero está cansado de s...
194K 18.5K 67
Jeon Jungkook es un Omega de 20 años, el cual siempre soñó con encontrar una pareja, pero nadie lo aceptaba, ¿ porque ? Fácil, Jungkook nacio con un...