La Magnate Rusa

By Syell6

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Duología: Amor entre los negocios. La Magnate Rusa es el segundo libro de esta duología, Para entender esta h... More

Prólogo
Capítulo 1
Capítulo 2
Capítulo 3
Capítulo 4
Capítulo 5
Capítulo 6
Capítulo 7
Capítulo 8
Capítulo 9
Capítulo 10
Capítulo 11
Capítulo 12
Capítulo 13
Capítulo 14
Capítulo 15
¡DINÁMICA!
Capítulo 16
Capítulo 17
Capítulo 18
EXTRA: Día del Padre
Capítulo 19
Capítulo 20
Capítulo 21
Capítulo 22
Capítulo 23
Capítulo 24
Capítulo 25
Capítulo 26
Capítulo 27
Capítulo 28
Capítulo 29
Capítulo 30
Capítulo 31
Capítulo 32
Capítulo 33
Capítulo 34
Capítulo 35
Capítulo 36
Capítulo 37
Capítulo 38
Capítulo 39
Capítulo 40
Capítulo 41
Capítulo 42
Capítulo 43
Capítulo Extra. Giovanni Rizandi
Capítulo 44
Capítulo 45
Capítulo 46
Capítulo 47
Capítulo 48
Capítulo 49
Capítulo 50
Capítulo 51
Dedicatoria
Agradecimientos
Epílogo
¡Hola Magnaticos!
¡Aviso!
Mi Familia♥️
¡Mis amadas lectoras!
Aniversario

Dos al cielo, uno aquí.

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By Syell6


Nathaly

Estrujo mis ojos cuando termino de salir de la habitación. Veo la hora en mi móvil; tres con cuarenta minutos de la madrugada. 

He querido evitar esté pensamiento, pero creo que no lo puedo seguir negando, además de que mi corazón lo dice y mi cuerpo lo confirma.

Mi móvil vibra en mi mano, y desactivo la alarma. Todas estas noches he vomitado justamente a las tres con cuarenta y cinco minutos, pero está vez lo hice antes, por eso tenía la alarma a esta hora, aunque últimamente Cristián ha tenido el sueño pesado, prefiero irme al baño antes de que él pueda despertar.

Suspiro por el olor que da de lleno en mis fosas nasales; café, aunque quiero tomarlo no lo haré, porqué si lo que pienso es verdad, no puedo arriesgarme.

Saco galletas club social de la gaveta, sirvo jugo de naranja en un vaso y camino hasta la piscina. Dejo las galletas y el vaso con jugo en el borde, mientras dejo las chancletas a un lado, para sentarme y meter los pies.

Disfruto el agua fría en mis pies y suspiro para luego sonreir como una niña cuando agarro la galleta en mis manos.

Dios mio... Solo espero que esos resultados no den positivo ¿Cómo me deje embarazar otra vez?

Si parecen conejos, es lo normal.

Prefiero no oírte conciencia.

Yo no quería más hijos, claro que sí estoy embarazada voy a amarlo tanto como amo a mis cuatro hijos, pero es que las gemelas ya tienen seis años y realmente pensé que ahora sería más fácil todo, pues cuando cada uno están en sus deberes Cristián y yo aprovechamos para estar juntos, con otro embarazo no creo que sea así, además sabiendo de cómo se ponen mis hormonas y aunque eso no es lo peor, por decirlo de una manera es que; la posibilidad de que mi embarazo sea más de un bebé es muy posible.

Suelto un bufido dejando el vaso con jugo a un lado, quitó la bata de seda y me lanzó en la piscina.

De verdad esto me da paz.

Dios mio, no quiero decirle a Cristián sobre mis sospechas porqué se volverá loco, pues si es por él tendríamos hijos a cada nada aún me sigo preguntando ¿Por qué me descuide y no acepte el jodido aparato?

Limpio el exceso de agua de mi rostro. Solo esperaré hasta el lunes, para saber los resultados. Muy bien puedo saberlos antes, pero no, no lo haré. Este fin de semana es de estar en familia y aúnque sería una buena oportunidad decirlo frente a toda la familia no lo haré.

La nana llegó hace dos días de su  luna de miel que fue en  Italia, es algo que a mí me pareció ridículo porqué ha estado en Italia más veces de las que podría contar, pero ella quería ir a esa playa dónde dijo que quería que esparcieramos su cenizas si moría.

Cuando se lo dijo a Cristián, mi esposo se tenso y la paso mal ese día atando cabos que solo se hacían en su cabeza o eso es lo que yo también quiero creer.

-¡No te lanzes!- grito hacia mi hijo mayor.

-Tranquila mamá, no tenía pensado hacerlo, solo tú puedes nadar a estas horas con el agua que estoy seguro que está fría.

-Perdóneme señor Black.

El ríe y se sienta en el borde la piscina sin meter sus piernas y empieza a comer mis galletas.

-¿No puedes dormir, mamá?.

-No mi ángel, iba a aprovechar arreglar algunas cosas de la empresa, antes de irnos a Puerto Rico. ¿Que haces tú despierto?

Mi hijo toma mi jugo.

-Aún sigo diciendo que lo mejor era ir a Colombia, quiero volver a Cartagena. Chloe estaba llamando, deje la laptop abierta y conectada a los altavoces y eso me despertó.

-A Cartagena ya fuimos, además iremos porqué el tío Antonio quiere que vayamos. Dime qué le contestaste a Chloe.

-No, no lo hice.

Nado hasta llegar al borde y afinco mis codos viéndolo directamente- Amor tu sabes que son los celos, aparte de que lo has leído lo has experimentado con tus hermanas, te preguntaré algo y quiero la verdad.

El achica sus ojos, aunque yo sé que si está celoso, quiero que el lo diga. Ángel suele ser como su padre, hay cosas que no demuestra, como sus afectos, muy pocas veces lo hace, de resto siempre está serio.

-Mamá yo se lo que vas a preguntar y te lo he respondido varias veces.

-Y siempre mientes.

-¿Te dan celos el hecho de que Chloe sea amiga de ese niño? ¿Chloe te gusta? Chloe es mayor que tú y lo sabes.

El suspira. Se que está analizando la respuesta que me dará, mi hijo es muy inteligente, además de que para su edad tiene comportamientos maduros.

Sus ojos verdes se oscurecen un poco, realmente mis hijos son iguales a su padre.

Suelta un suspiro, antes de hablar- Mamá, si, estoy celoso y por eso no le hablo.

-Lo sabía.

-Es que no me molesta que tenga amigos, porqué tiene que tenerlos, además de que ella está en Italia y, yo estoy aquí no puede estar sola- sus ojos se oscurecen un poco más y frunce el ceño; está enojado-, pero que haya dicho que ese italiano es lindo me molesto, no puede decir eso y por eso, es mejor que se quede con el italiano.

Pobre de la novia de este jovencito.

-Ángel, tú y Chloe están pequeños como para estar pensando en sí se gustan, cuando sean grandes, pueden decidirlo. Ahora solo son amigos y los amigos no se celan, tampoco se molestan por si el otro tiene más amigos.

-Que no estoy molesto por eso mamá, estoy molesto porqué dice que él es lindo, no porqué tenga amigos. Sé que estamos pequeños, por eso le iba a dar un anillo cuando esté grande te lo dije.

-¿Ibas?.

-Si mamá, porqué ya no se lo daré, además de que ya no somos amigos.

-Invitaré a Chloe a la fiesta de Nathaly- le digo saliendo de la piscina.

El esplaya sus ojos- ¿Enserio?.

-Si, además ella iría a este viaje con nosotros, solo que tenía que ir a Canadá por motivos de sus clases de artes.

-Da igual, ya no somos amigos, y se lo dije.

-¿Como? Dijiste que no habías hablado con ella.

-Le deje un mensaje.

-¡Ángel Black! Deja esa estúpidez es un mal pensamiento, además de que ella no se molestó cuando tú dijiste que eras amigo de Rebecca.

El frena su andar y me ve- ¡Que el problema no es que tenga amigos, es que haya dicho que es lindo!.

Se da la vuelta- ¡Ángel Black, detente!.

Lo hace; da la vuelta y corre abrázarme. Sabe que no está bien que me alce la voz, por eso me abraza.

-Lo siento mamá, no quise alzar la voz, solo que tu no entendías.

-Ven, hablaremos en tu habitación.

Tomo su mano. Nos detenemos en la cocina para lavar el vaso donde tomaba jugo.

Volvemos a subir y va a su habitación en lo que yo me cambio. Entro a la habitación de mi hijo, el está acostado en su cama y me acuesto a su lado.

-De verdad perdóname mami, no quise alzar la voz...- se gira abrazarme.

Lo pegó a mi y le doy un beso en la cabeza.

-Tranquilo, solo recuerda que a los mayores no se le alza la voz y menos a tus padres.

-Lo sé mami, no se repetirá.

-Amor, sé que te gusta Chloe, pero ustedes apenas son unos niños, bueno... Tu más que ella y, no quiero decir que no pueda gustarte, solo que no ahora.

-Papá dice que son celos lo que siento... ¿Es cierto? Si sé que son los celos, pero está vez me molesto mucho que ella dijera eso después de que yo quisiera darle un anillo.

Lo pegó más a mí.

-Mi amor, si, eso son celos y, te diré algo; Chloe es mayor que tú por tres años, vive en otro continente y, capaz medida que pasen los años y tanto ella como tú vayan creciendo, puede ser que se alejen uno del otro, entonces... No quiero que la pases mal.

-¿Tengo que hablarle?.

-Es tu amiga mi amor, tienes que hacerlo y aceptar que ella tendrá muchos más amigos, al igual que tú tendrás amigas.

-Temo a que se olvide de mí... Siempre la vi venir...

Frunzo el ceño.

-¿Cómo?.

-Mamá... No te lo explicaré, me da pena.

Suelto una risita baja.

-¿Pena? ¿Por qué? Ya veníamos hablando de Chloe.

-Esto es diferente y no te lo explicaré- sube su rostro y me da un beso en la nariz.

-Está bien, respetaré su espacio.

-¿Puedes dormir aquí conmigo? Tienes tiempo que no lo haces, solo las gemelas tienen tu atención.

Lo veo indignada-¿Que clase de blasfemia has dicho?.

El ríe- Mentira, pero si quiero que duermas conmigo esta noche; que me abraces mientras me dices que siempre seremos tus mayores amores.

Lo abrazo con fuerza, dejando salir una lágrima.

-Eso lo saben los cuatro de sobra, pero siempre se los repetiré; son mis más grandes amores, pero tú eres mi mayor amor...

-Lo sé mami ¿Aún recuerdas a mi hermano?.

Suelto un suspiro revocando ese momento que viví en Venezuela, ese dónde mi primer Ángel llegó nuevamente a mí dando sentido al sueño que ya había tenido, mi pecho se siente oprimido por la sensación que se centra en ese lugar.

Mi primer Ángel...

-Siempre lo haré, siempre lo recordaré.

Son ojos verdes como los de su padre brillan cuando me ve con una sonrisa- ¿Cómo murió?.

Mi cuerpo se tensa tanto que mi hijo lo nota y frunce su ceño. Un amargo sabor se centra en mi paladar extendiéndose por todo mi cuerpo provocándome una arcada.

Respiro, calmando mi respiración.

-¿Estás bien, mami? Perdón, no quise...

El sonrió limpiando las lágrimas que salen de mis ojos- No te preocupes mi amor... Tu hermano solo le hace honor a su nombre, nombre que es igual al tuyo...  Era un Ángelito que tenía que volver al cielo, ahí están los Ángeles.

-¿Yo me iré al cielo?.

Niego rápidamente con una sonrisa.

-Claro que no mi amor, por eso eres mi segundo Ángel... Tengo uno en el cielo y el otro aquí conmigo.

-Prometo siempre estar contigo mami...

Se acomoda pegándose más a mi, agarro la gran cobija de auto tapando nuestros cuerpos y apago la luz de la lámpara.

♦️.

Todos nos sentamos en la mesa del restaurante del esposo de la nana. En una hora tenemos que irnos a Puerto Rico a disfrutar del fin de semana que Antonio a planeado para nosotros como familia.

-¿Cuando es la renovación de los votos? Ya se dónde será- habla Giovanni hacia la nana que está agarrada de manos con su esposo.

Todos en la gran mesa posan sus miradas en Cristián que está viendo a Giovanni con el cuchillo de untar mantequilla entre su mano.

-¿Qué?- pregunta Giovanni hacia Cristián.

-Creeme que se cómo usar este cuchillo y puede ser muy peligroso para tí y tú jodida lengua- lo amenaza mi esposo.

-Papá, deja de decir malas palabras, eso es un mal ejemplo- habla Mariam señalándolo con una cucharilla.

-Es cierto eso que dice mi hermanita pequeña, que dirían nuestras amistades- se mufa mi sobrina burlándose de las palabras que dijo mi hermana momentos atrás.

-Ustedes mocosas no me dirán cómo debo de hablar- afirma Cristián-, Y no sean metiches, terminen de desayunar.

-¿Que tan cierto es que los boricuas son candentes?- pregunta Penélope haciendo que Danilo se atragante con su desayuno.

-Ve a Antonio, eso responderá tu pregunta- le digo. La cabeza de mi esposo se gira como la niña del exorcista.

Su mano aprieta mi pierna por debajo de la mesa.

-Arrepientete de lo que dijiste, ahora Nathaly Black.

-No tiene que arrepentirse de decir verdares, socio- se mufa Antonio. Todos tienen cara de diversión incluyéndome, menos mi esposo que su agarre se hace más fuerte en mi pierna.

-Papá ¿Estás celoso?- pregunta Ángel con una sonrisa.

Cristián voltea a ver a Ángel, pero no logra hablar porqué Mariana se le adelanta.

-Ángel, así te viste tú cuando Chloe dijo que su amigo italiano era lindo y amable.

Thadeo hace un sonido que representa burla, pero que no le hace gracia ni a Mariam y Nathaly. Los adultos se quedan viendo a mi hijo mayor que está rojo. Mi mirada se dirige a mi gemela y veo el brillo de diversión en sus ojos tan unicos.

Mariana siempre ha tenido una buena relación con Chloe, algo que no tiene la otra gemela y mucho menos mi sobrina.

-¿Estabas celoso por ella?- pregunta mi sobrina.

-Es entendible, Chloe es muy linda y siempre fue amiga de Ángel- habla Dereck.

No sé en qué momento estos niños crecieron tanto.

-Tu te callas- le dice su hermana.

-Yo no estoy celoso- afirma mi hijo mayor.

-Solo molesto porqué Chloe le dijo lindo a otro niño- afirma mi segundo hijo. Ángel ve de mala manera a Thadeo y éste baja la mirada.

-Ángel es tan digno hijo de su padre- afirma la nana.

Cristián sonríe con orgullo.

-Papi... ¿Puedo hacerte una pregunta?- pregunta mi hija Mariam.

-No, termina de desayunar.

-Papi, pero porfavor...- habla Mariana. Cristián clava sus ojos en ella.

-¿Sabes lo que preguntará?.

-Claro que lo sé, somos gemelas.

Mi esposo bufa a mi lado.

-Hazla.

Todos en la mesa ven a nuestras hijas, ya que siempre tienen alguna ocurrencia que los hace reír.

-¿Cómo se enamoraron tú y mamá?.

Todos en la mesa ven a Cristián: que está tenso, pero las miradas más significativas son la de la nana, Giovanni y Brenda.

-¿Para que quieres saber?- le pregunta su padre. Su agarre en mi pierna duele, pero esoy segura que lo hace inconscientemente.

No es un secreto que Cristián no me trató bien al principio y, ni hablar de las veces que mandaba mi dignidad al caño, solo por caer en mi deseos carnales, porqué si, siempre moría porqué el me tomara, pero eso tampoco quita que fue un jodido idiota.

Aunque eso fue hace años.

Sobo su mano, para que relaje el agarre en mi pierna. Me voltea a ver y, como siempre que hablamos de este tema, sus lindos ojos verdes brillan, pero no de sentimientos positivos y, estoy segura de lo que dirá cuando estemos solos: perdóname.

Pero si quiero saber qué respuesta les dará a sus hijas e hijos, porqué Ángel y Thadeo se ven interesados en el tema.

-Porqué ya sabemos la de la tía Brenda con el tío Giovanni. Del tío Danilo con la tía Penélope. La del tío Antonio con la tía Nathalia, pero no sabemos la de ustedes... Aúnque me imagino que fue muy romántico, porqué mamá siempre dice que papá es romántico y le da muchas rosas...- habla Mariana recargando el peso de su rostro en una mano, suspira.

-Si Cristián, dinos cómo fue que conquistaste a Nathaly- habla Antonio con una sonrisa- dinos si tuviste que partir caras, quitar negocios desde antes o solo lo hiciste con Leonardo.

-Y yo quiero saber si la llevabas al cine, a comer helado, ver películas, si le decías cosas bonitas- sigue Giovanni haciendo que mi esposo agarre nuevamente el cuchillo de untar mantequilla y lo apriete con sus dedos.

-También quiero saber si... Eras posesivo, celoso, déspota, si tenías pareja... Si siempre le diste su lugar, como lo has estado haciendo estos últimos siete años, ¿siempre fue así?- habla Brenda con una sonrisa.

Para ellos es un juego, porqué todos sabemos que siempre fue muy tóxica nuestra relación al principio, y nunca fue para nada lo que decía Giovanni. Para Cristián no lo es, por distintas razones: La primera es que siempre se siente arrepentido y, busca siempre la manera de pedirme perdón sin importar las veces que ya lo haya hecho. La segunda, es que siempre acordamos no decirle nada a nuestros hijos, solo para no mentirles, porqué el dice que no quisiera darle ese ejemplo a nuestros hijos, los hombrecitos que tenemos más que a las gemelas y también porqué nuestra historia a tenido dolor, a pesar de que nuestros cuatro hijos están conscientes de que tuvieron un hermano mayor, jamás le diríamos la verdad del porqué no nació.

-Claro que le tenía que decir cosas bonitas, porqué papá es un romántico, además de que siempre le dice cosas bonitas a mamá, a nosotras que somos sus princesas y a la abuela- afirma Mariana bajando de su silla y subiendo a las piernas de Cristián. Todos rien.- ¿Verdad, papá?- le pregunta viéndolo a los ojos que, es igual al de ella, su ojos izquierdo igual de verde que el de su padre, mientras su ojo derecho tiene toda la magia con esos destellos.

Cristián se pierde en la mirada de su hija viéndola con amor y devoción, siempre es la misma mirada que tiene para las dos niñas, aunque se la pasé quejándose de ellas.

La próxima en venir hacia su padre en Mariana, que al igual que su hermana, él le da un beso en la frente.

Todos lo vemos con una sonrisa, esas niñas tienen el poder de sacar lo más dulce de Cristián y, es algo a que no todos están acostumbrados, aunque saben que daría su vida por ellas, por nosotros que somos su familia.

Y es que en la intimidad de nuestro hogar se quién es realmente el con sus hijas, desde dejarse maquillar por ellas, poner una corona en su cabeza y sentarse a jugar el té, hasta volver a su papel de padre y darse a respetar dando a conocer la autoridad que las hace saber que ya estuvo bien de juegos y, aunque a veces le dolía más a el pegarle a las niñas, hay ocasiones en las que tenía te recurrir a darle par de nalgadas y mandarlas a dormir.

Con la familia era de igual manera, pero sin dejar su semblante de hombre serio, odioso y déspota, pero siempre habían momentos como este en que para el, solo existían esos pares de ojos únicos sin importar quién estuviera.

-Papá, ya dinos cómo enamoraste a mamá- dice Ángel.

-El papel de inoportuno no lo perdiste nunca- le responde su padre haciéndome reír, porque solo nosotros sabemos el significado del porqué decirle así.

-¡Ay ya dinos!- habla mi sobrina ahora, que también se levanta de su silla, pero como ya no puede se tarde en las piernas de su tío, solo lo abraza.

-Ya quítense las tres y les diré- habla.

-No, aquí estamos cómodas- habla Nathaly. Cristián bufa, me ve.

Asiento sabiendo que me dice su mirada.

-Se las haré corta- habla- La conocí en la mansión de mi padre. Me pareció una mujer hermosa, muy hermosa. Fui un idiota que no supo como tratarla, pero después hice que fuera mi mujer y ya.

-Que historia tan aburrida- dice mi hija haciendonos reír a todos- ¿Flores? ¿Chocolates?.

Cristián niega.

-Papá ¿Fue que te volviste romántico después?- pregunta Mariana.

-Asi es- afirma la nana.

-Pero mamá fue la única mujer en tu vida ¿Verdad?- pregunta Mariam retandolo con la mirada, de verdad que ella era igual a Cristián.

-Siempre- afirma mi esposo.

-Mientes- habla mi sobrina. Cristián ladea un poco su cabeza para verla a un lado de su rostro.

-¿Si? ¿Por qué?.

-Porqué tú tenías una novia que era amiga de la tía Cristiana- lo reta. Mis hijas clavan la mirada en su padre.

Penélope pasa la mano por su rostro, mi sobrina es tan Black, que es costumbre que quiera empezar una discusión con su tío.

-Nadie te pregunto, mocosa. Ve y sientate, además de que, no te metas en las conversaciones de los adultos-Ella hace un puchero mientras va bajando el rostro, Cristián achica sus ojos- No me vas a manipular.

Bufa y va a sentarse, pero viendo mal a su tío, le hace una seña a mi hija Mariam que también la ve.

Ahí viene la pregunta.

-¿Por qué me mientes? Además de que... ¿Por qué tenía otra mujer que no fuera mi mamá?.

-¿La dejaste en cuanto viste a mi mamá?- ataca Mariana.

-No conocía a tu madre, y si la deje- habla viendo hacia las dos. Después me ve y la diversión brilla en sus orbes- No pueden culparme solo a mi, su madre también tenía una pareja.

-¡¿Que?!- gritan mis hijos y mi sobrina. La confusión se aduela de mi, pero solo espero que no se le ocurra hablar de Antonio.

-¿De que hablas?- pregunto desconcertada.

-Si ¿Qué hablas?- pregunta Antonio. Cristián paracee notar lo que pensé, y niega.

-Tu mamá tenía una pareja llamada Fifirina, además de que fifirina tenía un hijo al que tú madre amaba como si fuera hijo de ella.

Suelto una gran carcajada que hace que mi estomago duela. Antonio sigue mi risa y Cristián lo insulta en italiano.

-¿De qué habla? ¿Quién es Fifirina? ¿Tienes más hijos?- pregunta Ángel molesto.

-Ese un nombre horrible para un hombre. Mamá ¿Cómo pudiste?- habla Mariam.

Mariana me ve mal al igual que Thadeo.

-Solo fue un corto romance nada más- digo aún riendo.

-¿Lo dejaste?- pregunta Thadeo-¿Tenemos otro hermano?.

Si, en mi panza.

-Si, lo deje y no tienen otro hermano.

-¿Y tú la dejaste cuando mi tía dejo a ese hombre con nombre horrible?- pregunta mi sobrina y Cristián asiente con una sonrisa.

-¡Gracias a Dios, porque de nos ser así no fuéramos estado aquí!- ambas se ponen las manos en el corazón.

Todos reímos.

-¿Quieren saber como si estarían aquí?- les dice Cristián.

-¡Cristián!- le digo golpeando su hombro sabiendo lo que iba a decir.

-¿Qué? No es mentira lo que les iba a decir, ellas estaban en mí, así que igual serían mías.

-¿La cigüeña es del hombre?- habla Mariana.

-Mariana me ofende tu falta de inteligencia- se queja Mariam.

Cristián me ve, para luego ambos ver a nuestra hija.

-¿Por qué dices eso?- le pregunto.

-Porqué todos sabemos que no es la cigüeña las que nos trae al mundo.

-¿Ah no? ¿Quién?- habla Cristián tenso.

-¿Enserio no lo sabes? Tuviste cinco hijos, ves porqué aveces me decepciona que seas mi padre- habla Mariam viéndolo.

-Deja de decir estupideces y habla, ahora Mariam Black.

-Dios papá, es Dios porque él nos envía a la panza de mamá, por eso sí tú no la hubiese enamorado, tu no fueras nuestro padre.

Cristián se relaja en el momento, pero vuelve a fruncir el ceño.

-¿Entonces quién sería? Hablas estupideces, claro que siempre sería su padre, ustedes son mías, ambas.

-Siempre dices lo mismo. Nadie nos va a robar de tu lado, no seas miedoso- se queja Mariana bajando de sus piernas.

La nana es la que toma la palabra haciendo que todos riamos cuando cuenta anécdotas de Cristián y sus hermanos estando pequeños.

Me disculpo cuando mi estomago se revuelve violentamente, así que con una sonrisa me levanto y voy al baño. Agradezco que no haya nadie aquí, porqué me daría vergüenza que me oyeran vomitar.

Paso el dorso de mi mano por sobre mi boca, limpiando lo que haya podido quedar ahí. Me sorprendo al ver a Penélope ahí, me lavo las manos con el gel, y junto mis manos para enjuagar mi boca.

-¿Estás bien?- pregunta sacando de su cartera unas pastillas y, mentas.- Ten, toma estas pastillas quizás el desayuno te cayó mal.

Niego, ella frunce el ceño, para luego abrir los ojos de par en par.

-No...

-Es solo una sospecha, no digas nada Penélope de Black.

Chilla y me abraza- ¡Felicidades, amiga! Oh Dios, mío, será tu quinto bebé. Ten, esto te ayudará al mal sabor del vomito- dice dándome las mentas.

Quinto...

-Que es sólo una sospecha.

-Tu no eres de vomitar, Nathaly, ambas sabemos que es así. Supongo que Cristián no lo sabe.

-No, no lo sabe...

Ambas pegamos un salto cuando Brenda entra al baño pegando la puerta de la pared.

-¡Pero ¿Que te sucede!- le gritó posando una mano en mi pecho.

Frunzo el ceño con un amargo sabor expandiéndose en mi boca cuando la veo con lágrimas en los ojos.

Ella sólo trata de respirar, pero cuando decide hablar ya Penélope y yo vamos corriendo hacia afuera.

En la mesa solo están los niños llorando. Volteo a ver a Brenda.

-¿Que paso? ¡Brenda habla!- le digo en la desesperación de oír a los niños llorando. Mis.hijos me rodean abrazándome.

Mi pecho se oprime y sin necesidad de que nadie me diga nada, se porqué todos lloran. De mi garganta sale un profundo grito de lamento, que me desgarra por dentro.

-¿Dónde están?- pregunta Penélope limpiado sus lágrimas.

-Fueron hacia la clínica. Vamos.

Ella agarra la mano de su hijos que llora al igual que mis hijos. De los niños solo faltan los dos de Penélope y los vemos llorando parados en la entrada del restaurante.

Dereck abraza a su hermana mientras ambos lloran. Penélope los abraza, yo me subo al deportivo de Giovanni junto con Brenda y Penélope se va en la camioneta con el chófer y los niños.

-Dime que sucedió- pido hacia Brenda dejando que las lágrimas me consuman. Dios mío, no.

Muerdo mis labios para detener el moviendo involuntario.

Mi mente solo recopila a mi esposo y multiplicó lo que él debe de estar sintiendo.

Brenda solloza- Estaba hablando normal, sonriendo incluso. Estaba contando cuando Cristián le dijo mamá por primera vez. Llevo la mano que tenía entrelaza con Whalter a su pecho, empezó a decir que le doy mucho el pecho. De repente solo se centró en Cristián, que rápidamente ya estaba de rodillas frente a ella y solo le dijo que lo amaba.

Acelero más el auto, saltandome semáforos.

¿Cristián lo habrá presentido? El temía cuando ella dijo que quería ir a la costa Amalfitana. Tomo el volante con una sola mano, limpio las lágrimas de mi rostro con la otra.

Brenda me da una botella con agua que recibo queriendo decipar mis pensamientos, que me hacen doler el pecho.

Las personas voltean al ver al auto cuando llego al estacionamiento de la clínica rechinando las llantas.

Bajamos rápido del auto. Las puertas corredizas de la clínica se abren cuando el censor nos detecta, escucho a la recepcionista llamarme y decirme cosas.

-¡Señora Black! ¡Espere!.

-¿Donde están?

-Estan el piso de cardiología. Hay mismo estaban dentro del quirófano.

Pulso el botón nuevamente del ascensor, pero está maldita caja no abre sus puertas. Las lágrimas cada vez son más, mientras la presión de mi pecho crece.

No estoy segura, pero la nana tiene que saber que va a ser abuela una vez más, que tiene que luchar.

Brenda sigue preguntando el porqué del quirófano. Las puertas se abren y entramos. Veo a Penélope entrar a la clínica con todos los niños. Abro los brazos hacia mis hijos y todos me abrazan mientras lloran.

Las puertas se cierran y Penélope es la que marca el número del piso de cardiología.

-Mamá, no quiero que la abuela se vaya al cielo. Somos una familia de siete y así tenemos que estar siempre- dice una de las gemelas llorando en mi hombro.

Las palabras ahora no salen de mi garganta como para decirles algo coherente y que inútilmente les haga pensar otra cosa que no sea la muerte de su abuela.

Nathaly abraza a mi Ángel que tiene la mirada perdida, mientras Thadeo sigue llorando mientras está abrazado a mi al igual que las gemelas.

Derek llora abrazado a las piernas de su madre y Brenda con su hijo.

Las niñas son las primeras en correr cuando las puertas del ascensor se abren. Giovanni y Antonio alzan a cada una en sus brazos.

Danilo abraza a Penélope y a sus hijos. El rostro de Whalter no me da esperanza, pero al que busco no lo veo.

-¿Donde está?- pregunto hacia Giovanni cuando me abraza y dejó salir más las lágrimas.

-Está adentro...

-¿Cómo está ella?- pregunto.

-Le dio un infarto, pero el doctor no es esperanzas.

-Tengo que entrar a estar con ellos.

-Ve, ahí en el pasillo están las enfermeras esperándote. La orden ya está. 

Le doy un beso a mi gemela que sigue llorando en los brazos de su tío. Camino hacia el pasillo, pero antes de llegar las manos de mi Ángel se detienen- Dile que la amo, que es mi abuela favorita y qué le doy permiso de estar en el cielo, para que comparta con mi hermano mayor.

Sin evitarlo me pongo de rodillas y lo pegó a mí dejándo que moje mis hombros de sus lágrimas.

No tengo nada para decir, no quiero decirle que se lo diga el mismo porqué aunque sea amargo y doloroso pensarlo, creo que es el tiempo de que la nana se valla al cielo.

Brenda viene por él junto a Thadeo.

-Mami- mi Thadeo respira para poder hablar- dile que si mi corazón fuera tan grande como el suyo, yo se lo daría.

Abro mis brazos hacia el con el dolor quemando dentro de mí.

-Te amo hijo.

-Me llevaré a los niños a mi casa.

Asiento despidiéndome de mis hijos, para seguir mi camino. Las enfermeras me hacen pasar a un cuarto, para cambiarme y ooner la bata, los guantes, gorro y quitar mis zapatos quedando solo en medias y me pongo los protectores.

Me detengo en la puerta no sé cómo describir lo que siento al escuchar los sollozos de mi esposo. Cristián está de rodillas llorando sonoramente sobre la mano de su madre.

Me armo de valor limpiando las lágrimas que mojan el tapabocas, ahora el me necesita fuerte.

Me paralizó al escuchar la voz débil y baja de la nana.

-Hijo... No esperes que vuelva, tengo que irme. Te amo tanto, tanto. Eres mi hijo por siempre y seguiré velando por ti donde quiera que esté.

Cristián solo niega.

-Dile a tu hermano que lo amo. Que me perdone el tiempo que no lo tuve conmigo.

-Calla- la voz de mi esposo sale rasposa, quebrada y baja- no lo hagas por mí, pero mamá solo hazlo por mis hijos y Fernando, ellos no tuvieron tanto tiempo contigo, inclusive hazlo por Whalter, solo ha pasado un mes desde que te casaste- le dice llorando subiendo la mano donde descansa el anillo de bodas.

Mi corazón se oprime cuando del ojo izquierdo de la nana sale una lágrima, pero sus labios tienen una sonrisa, que no demuestra lo que realmente quiere decir, porque en sus ojos apagados se ve la tristeza.

-Walther lo entenderá.

-Yo tengo algo que decirte- habla después de tragar para que mi voz no sonará tan mal.

Cristián voltea, mi corazón se arruga más al verlo directamente y ver sus ojos rojos e hinchados. Quisiera correr hacia el y abrazarlo, pero no lo hago porqué me lo prohíbe.

La nana levemente estira su brazo hacía mi- No quiero que digas nada... Solo escúchame, ya que mi hijo se niega.

Me acerco tomando su mano y dejando un beso en su frente. Le cuesta la sonrisa que forma- Yo cumplí con aquella apuesta, me deje hacer un transplante... Ahora tú tienes que cumplir...- respira pesadamente y muerdo mis labios, respirando sonoramente mientras veo a Cristián llorar- en mi luna de miel quería estar en Amalfitana de noche, pero me canse y no pude, ahora cumplan ustedes. Quiero que echen mis cenizas al mar, cuando sea de noche. Les dejé dinero a mis nietos en una cuenta destinada para ellos de todas las veces que gane apostando hacia su relación- estira más su sonrisa apagada- cumplan, y es un placer decirles que les gané, soy la reina de las apuestas.

-¡No, mamá!- el grito desgarrador de Cristián me ensordecen, pero las palabras quedaron en mi garganta cuando mi mente capta el sonido de la máquina.

Cristián sacude el cuerpo levemente de su madre, pero no hay nada que pueda hacer. Sigue gritando y maldición con gritos desgarradores.

Las enfermeras y el doctor entran a la habitación. Me pegó a mi esposo abrazando su cuerpo por detrás en un inútil intento de alejarlo del cuerpo de la nana.

Giovanni entra a la habitación y logra hacer lo que yo intentaba.

-¡Salvala porfavor!- grita hacia el doctor- ¡Hazla abrir los ojos!.

Salgo de la habitación mientras Giovanni lucha por sacar a Cristián que sigue dando gritos ensordecedores.

Atrapó su rostro una vez que está frente a mí. Paso mis manos por su rostro que está llena de lágrimas, mientras se deja caer al piso.

-Me... Me dejo ¡Lo hizo! ¡Mi mamá murió!.

Me dejo caer de rodillas al igual que el, abrazándolo.

-Amor...

-¡Me dejo!.

Solo dejo que llore en mi pecho, mientras Giovanni se deja caer tras Cristián abrazándolo. Jamás lo había visto quebrado y vulnerable. Mis lágrimas y sollozos son silenciosos a comparación a los de Giovanni y más los de mi esposo.

-No le dije que... Que me había comprado una mansión en la costa, no le dije que... La amaba lo suficiente, no le dije que siempre fue mi mamá.

-Amor... Eso lo sabía de sobra.

-Hermano...

Cristián se gira abrazando a Giovanni.

-Yo quería que ella renovara sus votos tal cual lo dijiste- habla Cristián.

♦️.

-¡Quita tus malditos pereoditas de la puerta de la funeraria si no quieres perder el maldito trabajo!- brama mi esposo por el móvil.

Ángel ha dejado de llorar, pero Thadeo y las gemelas siguen llorando.  Fernando decidió traer el cuerpo de su madre a un funeral antes de que sea cremado. Ayer pasamos una noche horrible, Cristián no durmió ni un poco lo único que hacía era llorar, tomar y fumar.

Quise ser fuerte para él, pero el ver a mis hijos igual sólo hizo que me quebrara más y llorara junto con ellos ya que Cristián se encerró en su estudio.

Cristián cuelga la llamada. Agarra mi mano, mientras las gemelas lo abrazan. El chófer baja después de unos minutos cuando la puerta de la funeraria ha sido despejada.

Soy la primera en bajar y acomodo los lentes de mis hijos y los ayudo a bajar. Cristián limpia una lágrima por debajo de los lentes, asiento y sale de la camioneta.

Toma mi mano, y yo la de Ángel, mientras las gemelas unen las suyas.

Thadeo guía a sus hermanas hacia adentro y nosotros vamos tras ellos. Volteo a ver a Cristián, aprieta mi mano y le acomodo los lentes.

Sus ojos están hinchados. En la funeraria solo están las personas que Cristián permitió. No muchos, algunos socios, amigas de la nana y nadie más.

A los Sorrentos le dijimos que no era necesario que vinieran, más importante era que estuvieran para cuando vayamos a Amalfitana, y lo mismo con mi familia.

Whalter está junto con su hija a un lado de la urna. La hija de Whalter abraza a Cristián cuando está llegando a dejar la rosa blanca sobre el vidrio.

Fernando me abraza.

-Ella era la que cortaría el listón rojo en mi nuevo restaurante... Solo le pedí tiempo, nada más- habla. Paso mi mano por su mejilla limpiando las  lágrimas.

-No somos dueños del tiempo ni de la vida Fer. Ella te amó, te ama y te amará siempre, pidió que te lo dijeramos.

Lo iba a volver abrazar cuando Cristián me toma de la cintura abrazándome por atrás y dejando su barbilla sobre mi hombro.

-Solo será una hora hermano- le dice Cristián.

Fernando vuelve abrazarlo y yo me hago a un lado para caminar hacia la caja de madera donde está su cuerpo.

-No me dejaste hablar... Solo quería decirte que dentro de mí está creciendo otro fruto del amor que tenemos tu hijo y yo. Que volverías hacer abuela y que te juro que si es una niña llevará tu dulce nombre. Fuiste una madre para mí, te amo nana.

Mis hijas llaman mi atención. Ambas toman sus pequeños pañuelos de seda de color negro y secan sus lágrimas- Queremos verla.

Asiento, pero cuando voy a alzar a Mariam, Danilo lo hace por mi, luego Giovanni alza a Mariana dejándolas a las dos a la altura adecuada para ver a su abuela.

-Tienes una dulce sonrisa en tus labios, abuela- habla Mariam repitiendo el gesto con el pañuelo.

-Asi es abuela. Te ves tan linda y dulce como siempre. Prometemos dejarte un espacio en la mesa del té siempre- habla ahora Mariana haciendo que Giovanni ahogue un sollozo.

Danilo si deja salir las lágrimas y yo, bueno, no dejo de llorar desde ayer.

-Solo te pediremos algo por última vez, abuela- hablan las dos al mismo tiempo sacando de sus pequeñas carteristas las pulseras que compraron a juego con la nana.

Yo me encargo de entrelazar las tres pulseras, para que las pongan sobre el vidrio de la urna. Cristián llega junto a nuestros hijos varones. Penélope llega con Nathaly y Dereck que tampoco dejan de llorar, meintras Brenda tiene en brazos a Giovenni para que vea al igual que Giovanni tiene a una de las gemelas.

Mariam y Mariana agarran cada una un extremo y le dan un beso, para luego pisarla junto a la rosa blanca de Cristián.

-Con nuestro pacto solo te queremos pedir y decir algo. Te decimos que te amamos, que eres nuestra abuela favorita, más que la abuela Nathalia y tus pasteles de chocolates son los mejores, que te vamos a extrañar para que nos defiendas de la ira de papá, pero te queremos pedir que... Cuando veas a nuestro hermano mayor, solo abrazalo y arruyalo en las noches como lo hacías con nosotros. Dile que lo amamos, tal cual lo hacemos contigo.

Cristián esconde su rostro en mi cuello dejando salir las lágrimas por las palabras que dijeron las gemelas.

La hora que Cristián estipuló paso rápido. Ahora estoy camino a la mansión junto con mis hijos en lo que el se fue hacer cargo del cuerpo de la nana.

Al igual que ayer una energía vacía se siente en la mansión. Cada uno de los niños se van a sus habitaciones, para quitarse los vestidos y trajes.

Elizabeth aparece sonando su nariz, mientras me abraza y vuelve a llorar.

-La señora María tenía que estar más tiempo.

No digo nada y sigo pasando mi mano por lo largo de su espalda.

Mis hijos vienen hacia el estudio y observamos la foto familiar que nos tomamos en Cartagena. Y este que seria un fin de semana en familia y divertido.

-Mamá, podemos dormir todos en tu cama- pide Ángel.

-Claro que si mis amores.

-Pero tú también tienes que estar.

Asiento. Dejo la foto sobre el escritorio de mi esposo y subo a nuestra habitación. Los niños son los primeros en meterse a la cama, mientras yo voy al baño y lavo mi rostro.

Me meto a la cama con mis hijos.

No sé cuánto tiempo pasó, pero cuando despierto Cristián está saliendo del baño con una toalla alrededor de su cintura.

Me levanto con cuidado de la cama, el abre los brazos para mí y me pegó a el sin importarme su cuerpo mojado.

-¿Cómo te sientes, amor? ¿Listo?- pregunto dejando mi mejilla pegada de su pecho.

Me estrella más a él.

-Me duele la cabeza, pero si, ya está listo. Esta en un cofre en el estudio, te juro que no quiero echarlo al mar, quiero conservarlo.

Caminamos hacia el clóset para que se vista con el pantalón de chándal y salir de la habitación.

-Amor, es lo que ella quería. Tenemos que cumplir.

-¿Sabes? Tantos momentos de sustos que vivímos por esa enfermedad, que aún así nunca me hice la idea de estar viviendo esto. 

Deja un beso en mi cabeza antes de sentarse en la barra. Tomo el vaso y lo lleno con agua, antes de buscar las pastillas para el dolor de cabeza.

-Amor, nunca nos preparamos para las cosas que no queremos vivir aunque nos los anuncien.

El agarra el vaso y bebe la pastilla. Lo abrazo por el cuello dejando un beso en su nariz.

-Ella siempre dijo que me dejaría en buenas manos y no se equivocó. Te amo esposa.

♦️.

Bajamos del Jet. Cristián sostiene el cofre donde están las cenizas de su madre. Las gemelas bajan acomodado sus lentes, mientras sus hermanos les agarran de las manos para subir al deportivo.

El vuelo hacia Italia se hizo más largo. Cristián no quiso hablar, en realidad nadie lo quiso hacer.

Yo solo me encargué de mis hijos, mineras Cristián estaba sumergido en sus pensamientos que, se que eran de recuerdos por las lágrimas que botaba.

Mis hijos están tristes, así que lo único que hicieron fue estar en la habitación del Jet junto con sus primos.

Subo en el asiento de copiloto, mientras mi esposo lo hace en el conductor. Vamos a la mansión que compró para su madre en la costa Amalfitana, donde cumpliremos su última voluntad.

Los demás suben a las camionetas y emprendemos camino hacia nuestro destino. Cristián entrelaza su mano con la mía y da un corto beso en el dorso y se centra a conducir.

Con mi mano izquierda trazo figuras en el cofre que reposa en mis piernas con una lágrima que cae. Mis hijos van hablando sobre recuerdos de tu abuela, haciendo que Cristián sonría y lágrimas rebeldes salgan.

El camino desde el aeropuerto hasta la costa es de una hora y diez minutos, pero nos tardamos por las paradas que hacía Cristián para comprarle algunas cosas a los niños.

Yo me antoje de tiramisú, así que mi esposo complació mi antojo.

Oigo las olas del mar cuando entramos al camino que lleva a la mansión deleitándome con la vista. Subo la mirada viendo las casa entre montañas.

Llegamos a la gran mansión y lo primero que hacemos es ir al patio trasero.

-Estoy seguro de que esto le hubiese dado paz- habla Cristián cuando fija su vista en el mar.

En el patio hay un leve sendero que te lleva directamente a la playa, pero desde la altura en la que estamos que es en la piscina el mar se ve grandioso.

Pegó mi cabeza de su hombro, acariciando mi vientre inconscientemente.

-Tu madre no pudo tener mejor hijo.

Termino de abrigar a mis hijas, para irnos al muelle donde subiéramos a los yates para ir hacia el mar. El sol se está escondiendo y la hora a llegado haciendonos llorar nuevamente.

Subimos al auto para emprender camino hacia el muelle. Fueron cuestión de minutos los que nos tocó ir en auto.

Cristián acomoda las mangas de su camisa polo negra, para respirar hondo y bajar del auto para abrirle la puerta a sus hijos y ellos bajen.

Acomodo mi abrigo y bajo del auto con el cofre en mano.

Saludamos a Cristiano que también se nota que ha llorado, Cristián abraza sus dos padres, para luego abrazar a Fiorella.

Giovanni se va con su familia, Fiorella, Angelo y Fernando al yate donde van ellos. Adriano y Cristiano vienen con nosotros al yate donde nos iremos con nuestros hijos.

Abrazo a mamá después que abraza a Cristián. El que sigue en abrazarme es papá y mis hermanos. Rafael y Cristiana lloran a un lado de Cristián, y estos suben al mismo yate donde iremos nosotros.

Después de que recibo la linterna voladora que alzaremos hacia el cielo, Fiorella me detiene.

-Prima, se me había olvidado decirte con todo eso del viaje y la muerte de la nana- dice limpiando las lagrimas.

-Dime Fiorella- digo viendo la sobre blanco en mis manos.

-Camila me llamo, tus resultados son positivos, estás embarazada- dice con una sonrisa abrazándome. Correspondo el abrazo con lágrimas bajando por mis mejillas.

-Mi instinto de madre me lo decía- digo.

-Llego en un buen momento ese bebé. Dicelo.

Asiento. Ella se va al yate donde irá y yo subo hacia donde iré con mis hijos, esposos, suegros y cuñados.

Voy agarrada del brazo de mi esposo mientras conduce el yate. Los niños van en el piso de abajo con sus abuelos y tíos. Mi corazón palpita fuerte por todas las emociones que hemos vivido estos días.

Cristián va concentrado viendo hacia al frente y yo debatiendome si es el momento justo de decírcelo.

-Aqui echaremos las cenizas- habla tenso. Asiento y bajamos al primer piso, donde ya están todos en las barandas viendo el mar.

Los otros dos yates donde están el resto de nuestra familia están a ambos lados de nosotros. Todos en las orillas del yate preparando sus linternas flotantes.

Ayudo a mis hijas, mientras Cristiano lo hace con Ángel y Cristiana con Thadeo. Sorrento me abraza dejando un beso en mi coronilla.

Cristián toma mi mano y nos paramos en las barandas, abriendo el cofre. Lo extiende hacia a mí, pero niego.

-Es algo tuyo amor.

El voltea hacia su izquierda y hace una seña con Fernando. Al mismo tiempo esparcen las cenizas en el mar mientras los demás prenden las linternas.

Cristián y yo volvemos a subir a la parte de arriba donde encendemos la nuestra para que sea la primera en elevarse.

Alzamos nuestras manos juntas para sostenerlo. Beso las mejillas de mie esposo llevándome las lágrimas.

-Amor...

Voltea hacia mí.

-¿Estás lista?.

-Tengo algo que decirte.

-Dime...

-Estoy embarazada...

Ladea levemente su rostro, pero luego le da paso a una corta sonrisa en sus labios. Ella me dijo que te veías más ancha, mamá lo sabía.

Une mis labios con los de él.

-¿Enserio?.

-Si... Y no se equivocó.

Niego.

-Supongo que ahora son dos besos hacia el cielo, el otro aquí- dice tocando mi vientre entre lágrimas. Con una hermosa sonrisa dejamos ir la linterna hacia el cielo, lanzando dos besos hacia el cielo. Cristián se pone sobre sus rodillas abrazando mi cintura y dando un beso en mi abdomen.

El resto de nuestra familia empiezan a dejar ir sus linternas iluminando el cielo de Italia.

Bajo la mirada hacia Cristián, que aún abrazado a mi cintura ve hacia el cielo y en sus ojos verdes se ven los reflejos de las linternas que se alejan. Respira hondo pegando su frente de mi abdomen.

Dos al cielo, uno aquí ✨🕊️

Nota de Autora.

Los amo grande.

No saben lo mucho que lloré escribiéndo ésto ✨🕊️💔😔

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