Eran las diez de la noche, le envié a Jungkook un mensaje para desearle las buenas noches, e inmediatamente recibí una video llamada de su parte.
– ¡Hola Kooki! –estaba tan guapo con esa polera negra y ese pantalón a rayas.
– ¡Hola linda! Veo que ya estás en cama.
–Si, por suerte terminamos el trabajo para presentar, así que aprovecho para dormir temprano.
–Yo recién terminé de lavar los platos. ¿Me extrañaste hoy?
–Quizás.
–Yo si te extrañé mucho... si tienes ganas podríamos probar algo nuevo.
– ¿Estas intentando tener sexo virtual conmigo?
–Sí. ¿Por qué no? –dijo con picardía y con esa sonrisa que me hacía reír al verla.
–Porque no estoy durmiendo sola.
–Hola JeyKey –dijo Hana que estaba a mi lado tomando mi mano para girar la cámara del celular hacia ella y saludándolo con la mano.
– ¡Oh! –dijo sorprendido– Hola Hana, perdón pensé que como habían terminado temprano quizás te habías ido. Bueno las dejo que descansen.
–Por favor cántame algo lindo para dormir –pedí infantil y suplicante, girando la cámara nuevamente hacia mí.
–Pero Hana me va a escuchar –dijo poniéndose tímido.
–Por favor, así me duermo escuchando tu voz y duermo feliz –puse ojos de cachorro abandonado.
–Ash... está bien –y me cantó la canción más hermosa que escuché salir de sus labios.
***
Llegó el sábado y aproveché para poner en orden la casa, lavar la ropa y todas las tareas que una va postergando por poco satisfactorias.
Kooki tenía entrenamiento así que no vendría hasta después del medio día y seguramente luego de casi una semana de vernos poco no iba a querer salir para nada, pero yo tenía otros planes, Hobi me había invitado nuevamente a una de sus presentaciones y yo no quería perdérmela, me había dicho que lleve a Jungkook si era necesario pero que no deje de ir.
Nunca me había perdido una de sus presentaciones.
Cuando llamaron a la puerta abrí a prisa sabiendo que era Jungkook, apenas me vio me dio un beso corto y me levantó como si fuera una princesa de cuentos de hadas, o una recién casada que el marido levanta para entrar por primera vez en el hogar. Cerró la puerta con el pie y mientras me besaba encaminó hacia la habitación, olía riquísimo, estaba recién bañado y sabía más rico aun, a chicle de frutilla.
Me depositó en la cama con suavidad acostándose a mi lado para empezar con el juego de besos y caricias que terminaría en una intensa sesión de sexo fabuloso.
Como imaginé él quería recuperar en la cama todo el tiempo que no nos habíamos visto en la semana, pero yo no le di opción, si él no venía conmigo a ver la presentación sabía que iría sola; así que después de cenar salimos.
El lugar era el mismo de la última vez.
Como estábamos próximos al Chuseok (la fiesta de acción de gracia coreana), los chicos habían elegido trajes típicos para la presentación, y el escenario también tenía una decoración acorde, así que se vio todo muy bien.
Hobi se veía tan bien, tan seguro siempre en el escenario, con sus movimientos de baile tan geniales y siempre tan sexi.
Al igual que la vez anterior también cantaron tres canciones y luego le dieron lugar a otros grupos.
A pesar que él había venido de mala gana, la terminamos pasando bien y reconoció con admiración el talento del trió de raperos.
Hobi se acercó a nosotros, saludó cortés a Jungkook y a mí me dio un largo beso en la mejilla, luego tomó mis manos entre las suyas y las besó.
– ¡Gracias por venir!
–Soy la presidenta del club de fans, como no iba a venir.
Nos quedamos mirándonos a los ojos, como si no hubiese nadie a nuestro alrededor, hasta que un carraspeo de parte de mi acompañante nos volvió a la realidad.
Hobi nos invitó un par de cervezas, como habíamos venido en taxi para no tener que manejar ambos aceptamos, más allá de que ya habíamos tomado un par durante la presentación.
Luego de quedarse hablando conmigo un rato mientras Kooki solo bebía, regresó con sus compañeros. Y yo le dije al mío que ya era momento de regresar a casa.
Todo el camino vino en silencio, mirando por la ventana del taxi.
Una vez llegamos al departamento se dirigió a la heladera y sacó otra lata de cerveza y se tiró en el sillón a beberla.
– ¿Me vas a decir que te sucede?
– ¿Acaso no es obvio? –me respondió mirando a la nada.
– ¿Estás celoso?
–Claro que lo estoy –clavó sus grandes ojos en mí– mirabas a tu ex embelesada mientras estaba en el escenario, y no te culpo, hasta a mí me cautivó con su numerito. Pero luego empeoró, cuando vino a saludarnos realmente sentí que yo era el que estaba de más ahí.
–Estás exagerando.
– ¿Exagerando? Me ignoraste completamente, se miraban, hablaban y sonreían como dos adolescentes enamorados.
–Tus celos están hablando, sabes que estoy contigo. Él es solo mi amigo ahora.
–Claro que están hablando mis celos. Si hubieses visto lo que yo veía también estarías celosa. Tu ex no es tu amigo, él sigue loco por ti y eso ya lo había notado apenas lo conocí. Pero lo que me entristece es que hoy vi que tu también sigues enamorada de él.
Sentí como una bofetada sus palabras. Otro que podía ver lo que yo me negaba a aceptar.
–No digas eso, yo estoy contigo. Él no tiene novia, si fuera como dices por qué estaría aquí contigo en vez de estar con él.
Me senté a horcajadas sobre él y lo besé, con toda la dulzura que él me inspiraba.
–No lo sé –dijo por lo bajo mirándome a los ojos como buscando una respuesta– lo que sí sé es que no estás enamorada de mí.
–Pero me gustas mucho y me encanta estar contigo. Además tú tampoco estás enamorado de mí.
El agachó la mirada, parecía avergonzado. Lo que no podía entender era si se sentía así por no estarlo o porque si lo estaba.
–Yo... –volvió a mirarme a los ojos, y yo lo mire aterrada de lo que podría responder– yo tampoco. Pero no quiero que esto que tenemos se termine. A mi también me encanta estar contigo.
Tendría que empezar a estar más atenta a las señales, me asustaba mucho la idea de que él se enamore de mí y lastimarlo por no poder corresponderle.
Me besó con ansiedad, largo y profundo mientras me abrazaba fuerte por la cintura.
–Acabamos de tener nuestra primera pelea. ¿Qué te parece si tenemos nuestra primera reconciliación? –le dije casi susurrando en su oído.
Sonrió ante la idea.
Sosteniéndome con una mano en mi cintura y la otra por debajo de mi muslo se puso de pie conmigo enredada en sus caderas y me llevó a la habitación para tener varias reconciliaciones en la noche.
***
El martes luego de clases pasamos por mi departamento a buscar los bolsos y partimos hacia Busan.
Miércoles, jueves y viernes se festejaba el Chuseok, por lo que no había clases, así que yo iba a pasarlo con mis padres y casualmente Jungkook era de Busan, por lo que decidimos viajar juntos en su auto, ya que él también iba a pasarlo con su familia.
Fue un viaje de lo más divertido, él había preparado una playlist de sus canciones favoritas que él cantaba con su linda voz y yo hacía lo que podía pero no dejaba de cantarlas también, al menos aquellas que conocía y me gustaban.
Normalmente era un viaje de entre cuatro y cinco horas, pero en estas fechas había mucho tránsito, por lo que el viaje nos llevó casi siete horas, así que a mitad de camino paramos en una estación de servicio donde recargamos combustible y compramos algo de comida y su tan amada leche de plátano.
Luego de comer me dio un poco de modorra, pero no quería dormirme y dejar a Kooki solo, me parecía desconsiderado de mi parte y además también me daba un poco de temor que se aburra y le dé sueño, por lo que le pedí que vuelva a parar apenas vea un sitio donde comprar café o alguna bebida energética.
Luego de eso el viaje siguió tranquilo, con alguna canción a viva voz de vez en cuando y varios juegos de ruta para mantenernos entretenidos.
Al llegar me dejó en la casa de mis padres, nos despedimos con un beso corto por si nos veían y se marchó a casa de su familia, quedando en vernos un rato al día siguiente.
***