¿Y nuestro final feliz?

By DianaL18V

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Phoebe es nueva en la ciudad y todos sabemos lo que eso significa, conocer personas nuevas, nueva escuela, am... More

ADVERTENCIA.
Prólogo.
Capítulo 1: Solo estoy buscando.
Capítulo 2: Pero a tu lado...
Capítulo 3: No puedo concentrarme ahora.
Capítulo 4: ¿Que te diste por vencido o que continuaste?
Capítulo 5: Quiero estar allí contigo.
Capítulo 6: Sería un líder valiente.
Capítulo 7: Saborear tus palabras, nunca las desperdiciaría.
Capítulo 8: Me gusto más cuando estoy contigo
Capítulo 9: Podría abrazarte por un millón de años.
Capítulo 10: Hay tanto que no podemos explicar.
Capítulo 11: Estoy viendote a los ojos.
Capítulo 12: Cruzar esa línea.
Capítulo 13: ¿Te parece bien si estás en mi cabeza?
Capítulo 14: Estoy cayendo otra vez.
Capítulo 15: Me marcho cuando las cosas están bien.
Capítulo 16: Sigo varado esperando a que ella diga algo.
Capítulo 17: ¿Cómo es que nos alejamos tanto de donde lo dejamos ayer?
Capítulo 18: Estoy aquí, sola, dentro de este hogar roto.
Capítulo 19: El mundo está durmiendo y estoy despierto contigo.
Capítulo 20: Sabiendo que nos tenemos el uno al otro.
Capítulo 21: Ahora te abrazaré.
Capítulo 22: Quizás esta vez, dos errores hagan un acierto.
Capítulo 23: Tal vez siempre estuvimos destinados a conocernos.
Capítulo 24: Solo para tus ojos te enseñaré mi corazón.
Capítulo 26: Eres tú, cariño.
Capítulo 27: ¿Cómo pude vivir antes?
Capítulo 28: ¿Tuviste suficiente amor?
Capítulo 29: ¿Puedes oír cuando te llamo?
Capítulo 30: No quiero perder la cordura.
Capítulo 31: Hasta que ya no hubo nada.
Capítulo 32: ¿Qué demonios se supone que debo hacer?
Capítulo 33: Está en el pasado esta noche.
Capítulo 34: No puedo salvarnos.
Capítulo 35: Por favor no me dejes.
Capítulo 36: Esta vez será para siempre.
Capítulo 37: Sigo siendo tu chico (FINAL).
Epílogo.
Extra: Demasiado drogada como para levantarme.
Extra: Te he amado.
Extra: Cantaría una canción solo nuestra, pero se las he cantado a otro corazón.

Capítulo 25: El primero en tomar un camino como este.

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By DianaL18V

Phoebe.

Gus Gus se tiende en el piso y decido que puedo hacerle unas cuantas caricias antes de irme. Temo tenerlo un tanto abandonado desde la llegada de Pollito, por eso me lo he estado llevando a correr conmigo al bosque o a veces simplemente lo saco a pasear para que así no se sienta menos querido.

Saca la lengua, satisfecho con mis cariños, haciéndome reír.

—Holden ya llegó.—dice April y asiento sin dejar de ver a mi perro.

—Voy enseguida.

Se queda en silencio por unos segundos antes de retomar el habla.

—¿Por qué últimamente han salido más seguido?

No le he dicho de nuestra relación porque... La verdad no sé por qué.

—Es mi novio y me gusta verle.—una sonrisa tonta se pone en mi rostro al llamarle de esa manera. 

Gus Gus se incorpora para acostarse boca abajo, así que me pongo de pie para no hacer esperar más a Holden. Sin embargo, me lo encuentro en la puerta de mi recámara a lado de April con una sonrisa igual de embobada que la mía.

—Hola, Pheebs. A mí también me gusta verte.

April nos mira de uno al otro con sorpresa levantando sus manos en señal de rendición.

—Wow, wow, ¿Y esto cuando paso?

—En los primeros tres minutos del año.—explico acercándome al escritorio para tomar mi bolso.

Hoy tenemos el juego de Hockey para el que compré boletos.

April mira a Holden con los ojos entrecerrados y lo señala amenazadoramente.

—Phoebe me comentó que has visto Friends.

No le dije sus motivos para verla porque siento que eso es algo entre nosotros dos. Sin embargo, Holden me ha obligado a ver la serie con él porque asegura que no tiene ningún sentido ser nombrada como un gran personaje para después no saber absolutamente nada sobre él. Yo hice una referencia un día mientras comía con April y ella se indignó de que Holden me haya convencido tan fácil de ver la serie cuando ella lleva años intentándolo.

—Sí, entra en mi lista de mejores series.

—Personaje favorito.

—Phoebe, evidentemente.—dice con cautela.

Ya se la ha echado a la bolsa con esa respuesta.

Y a mí también con su "evidentemente".

—Personaje menos favorito.

Holden mueve la cabeza de un lado al otro con indecisión después de que yo encogiera los hombros cuando me lanzó una mirada de incertidumbre.

La primera vez que vino a mi casa tras contarle todo lo que paso en Houlton, se portó sumamente raro y cortante con April y Peter. Él es muy respetuoso, pero ese día, al menos yo, noté que estaba furioso y haciendo un intento para contenerse.

Tuvimos una discusión de menos de veinte minutos cuando le pedí que dejara de ver a mis padres como las peores personas del universo porque yo ya los he perdonado.

Sí, me duele y seguramente doleré toda la vida, pero lo recuerdo con tristeza, ya no con coraje.

—Los padres de Ross y Mónica.

—¿Por qué?—April frunce el ceño y reviso la hora en mi celular temiendo que lleguemos tarde.

—La preferencia que hacen entre sus hijos es injusta; no graciosa.

—Última pregunta, mi amigo, ¿Estaban en un descanso como dice Ross o no?

Yo aún voy en la temporada uno, por lo que no tengo ni la más remota idea de que están hablando.

—Técnicamente era un descanso —admite Holden con una mueca—. Sin embargo, sigue siendo moralmente incorrecto y es entendible que Rachel lo considere infidelidad.

—¡Todavía no llego a esa parte!—grito indignda.

—¡Tu mamá me preguntó!

—¡April! ¡No le preguntes sobre cosas que yo no he visto!

Ella rueda los ojos y lanza un bufido.

—Es una serie que salió hace más de diez años, Phoebe. Ya nada cuenta como spoiler.

De todos modos me sigue pareciendo sumamente grosero. Especialmente si se toma en cuenta que llevo queriendo que algo suceda entre ellos desde el capítulo uno.

Qué injusto.

April solo asiente y sale de mi habitación sin decir palabra.

—¿Eso quiere decir que le agrade o que no?

—Nunca lo sabremos.—respondo acercándome para poder besarlo.

Holden posa una de sus manos en mi cintura. Nos damos un largo y húmedo beso que me tiene hasta un poco doblada sobre mi espalda.

—No te lo quise decir enfrente de tu mamá, pero te ves fenomenal con esa falda —me susurra al oído haciendo que mis mejillas se pongan calientes, luego se aleja y deja un beso en mi frente— ¿Nos vamos?

Solo atino a asentir y entrelazo nuestros dedos para salir de mi casa.

---------------

—¿Apoyamos a los azules o a los blancos?—le pregunto a Holden estirando mi cuello lo más que puedo.

—Los azules. Los blancos son idiotas.

Asiento sin entender que lo haces idiotas. Con sinceridad, en estos momentos me da igual cuál de los dos apoyemos, siempre y cuando tomemos un bando.

El juego inicia y si Holden tenía en mente que esta iba a ser la idea de una salida romántica, estaba en totalmente equivocado.

—¡Te roban el puck, número 24!—grito lo más fuerte que puedo.

Estoy de pie y volteo hacia él, que sigue sentado, cuando lo escucho reír.

—¿Qué?

—Nada —encoge los hombros—. Ponlo en su lugar, Pheebs. Que no le quiten el puck.

—¿Te estás burlando de mí?

—Claro que no —bufa—. Anda, tú grítales.

La multitud lanza insultos y volteo justo pare ver como le han quitado el puck.

—¡Eres lento, 24! —vocifero y de reojo me percato de que mi novio se sigue riendo de mí.

Me ofende, sin embargo, estoy más indignada de que se lo hayan quitado al 24. Iban tan bien.

Paso el primer y segundo tiempo sin parar de expulsar todo lo que pienso. Holden está atento al partido, pero se mantiene en silencio bien ordenadito en su lugar.

Así no se vive la pasión por el hockey.

Aunque de todos modos, al final del partido, los azules pierden el juego.

Esperamos a que se desocupe un poco el lugar para poder salir. Holden me va guiando de la mano mientras yo soy la indignación en persona. Confié en él y resulta que el equipo que me dijo que apoyáramos perdió.

Eso no es justo. No obstante, en su defensa, igual yo hubiera escogido el azul.

—Es que todo fue culpa del maldito veinticuatro —argumento cuando estamos en su camioneta, camino a su departamento—. ¡No le pasaba el puck a los demás, pero tenía un tiro pésimo!

—Concuerdo.

—Y luego el número treinta tampoco era muy brillante, ¡le pasaron el estúpido disco por las narices y se quedó viendo hacia el público!

—Tienes toda la razón.

—Pero lo peor es que al final del partido, ¡el veinticuatro se acercó al público a firmar autógrafos! Siento pena por él, ya que es tan malo, pero a la vez es como ¡Hermano, haznos un favor y retírate para que podamos ser felices!

—Totalmente.

—Es decir, ¡Perdimos el juego porque eres lento, no quiero tu autógrafo de mierda!—detengo todas mis quejas cuando noto que Holden solo me ve y aprieta los labios, conteniendo una carcajada.

Maldito. Es tan malo como el veinticuatro.

—Sigue.—pide.

—No. Me estás viendo como si fuera estúpida.—reprocho ofendida haciendo que suelte una breve risa.

—Te equivocas, Phoebe. Te estoy viendo como el estúpido enamorado que soy.

De acuerdo, ya no estoy enojada.

Holden suele hacer esta clase de comentarios que adoro, pero también me dejan algo confundida. 

¿Para él decir que está enamorado de mí, es lo mismo que decir que me ama?

Sé que quizá sería muy pronto decirlo, pues apenas llevamos unas semanas como novios oficiales. Sin embargo, también sé que desde un principio he tenido sentimientos por él.

Supongo que es cierto eso de que no es cuestión de tiempo, sino de que sea la persona.

Estuve con Mark por más de tres años y hasta hace poco yo estaba más que convencida que lo de nosotros había sido amor. Ahora no estoy muy segura porque lo que Holden me hace sentir es algo totalmente diferente.

Más fuerte, intenso, consumidor, profundo, sincero... Más real.

¿Es muy pronto para llamarlo amor?

—Quien diría que te gusta que grite como loca. No conocía ese lado de ti, granjerito.

—Depende el contexto en el que grites... Pero me refería a verte así de feliz, de emocionada —estira su brazo y posa su mano sobre mi pierna—. Como que te queda.

—¿La felicidad me queda?—repito con burla.

—Totalmente. Así que sigue diciéndome por qué el veinticuatro era un idiota.

—Nah, ya se me paso un poco el coraje.—desestimo.

—Le pasó el disco a uno del otro equipo.

—¡Es que es imbécil!

Ríe y me escucha quejarme por al menos otros quince minutos. Cuando llegamos a su departamento, me dejo caer en uno de los sillones y él va por algo de beber a la cocina.

Su celular comienza a sonar, siento el impulso de contestar porque está literalmente a medio metro de mí, pero me detengo a tiempo porque eso sería muy invasivo de mi parte.

—¿Puedes contestar? Tayler iba a venir para buscar un departamento y quizá necesite que le ayude algo.

Obedezco estirándome lo suficiente para tomarlo y, en efecto, es Tayler.

—Holden, ya he ido al banco y en efecto necesito que firmes unos documentos para poder sacar el dinero.

Me siento totalmente perdida con todo lo que se ha dicho. No sé por qué Tayler está buscando un departamento o de qué dinero habla.

Holden se apresura en llegar y me entrega un vaso de agua y un jugo antes de sentarse a mi lado con otro vaso de jugo para él.

¿Y yo para qué quiero dos vasos?

—Mañana regreso a clases y hoy tengo planes. ¿Vienes a mi departamento mañana por la tarde?

—¿Tus planes de hoy son más importantes que ayudar a tu hermana con cáncer?

Lo siento tensarse y suspiro al darme cuenta de que las cosas siguen sin estar bien en su casa. Es triste, porque ellos eran como su lugar seguro de alguna manera y todo se está viniendo abajo.

—Sophie no se va a morir por recibir el dinero un poco después. Y sí, tengo mejores planes que renunciar a mi fondo universitario —debe notar mi mirada de asombro, porque me ve y hace una seña de que ahorita me explica—. Así que, ¿te veo mañana?

—Solo espero que sigas enfocado en tus estudios, Holden. Después de todo es para lo que estoy pagando tu escuela y estadía tan lejos.

Holden suelta una risa burlona.

—No te confundas, Tayler. Tú podrás ser el encargado del rancho, pero la dueña, y por lo tanto quien me mantiene, sigue siendo mi mamá.—aclara para colgar sin esperar a que él le dé una respuesta.

Observo como cierra los ojos para luego dejar caer la cabeza al respaldo del sillón.

—Debes tener muchas dudas...

—Las tengo —admito—. La primera de ellas es; ¿Estás bien? Siento que todas tus peleas con Tayler hacen más difícil esto de ayudar a Sophie.

Abre los ojos y da una sonrisa triste.

—Estoy bien. Solo extraño que sea como era hace un mes —suspira—. Antes de que sigas con las preguntas, tomate tu medicina, no sé si lo puedas tomar con jugo, así que te traje el vaso con agua.

Me sorprende que recuerde la hora en que suelo tomarme el antirretroviral.

—No tienes que ser mi enfermero.—protesto aunque sacando las pastillas de mi bolsa.

—Y no planeo serlo. Solo que sé qué en ocasiones como que se te olvida. 

Aviento la pastilla a mi boca para acompañarla con toda el agua que puedo porque en verdad sigo odiando tomar píldoras.

—¿Ya puedo seguir preguntando? —asiente—. ¿Para qué quiere Tayler un departamento?

—Las quimioterapias de Sophie son cada quince días, ellos llegan desde uno antes porque son muy temprano, además de que suele tardarse. Aquí no es muy grande que digamos, por lo que están buscando un lugar pequeño y barato en el cual quedarse cada que vienen al hospital.

Eso tiene sentido. Holden me platicó que Ava y Tayler se turnaran para traer a Sophie y así no dejar a sus abuelos solos.

—Eso es bueno, ¿No? Es decir, así todos estarán más cómodos y Sophie podrá descansar mejor.

—Sí, lo es. Tayler usará sus ahorros para poder rentarlo y solo se quedará vacío en el tiempo que mi hermana se pueda ir al rancho porque ella se negó por completo a mudarse aquí hasta que su tratamiento termine.

De yo tener una granja como la de su familia, sin duda alguna también me negaría.

—¿Qué es eso de darle tu fondo universitario?—digo con cautela.

Holden se encoge de hombros con una mueca triste.

—No hay dinero para pagar el tratamiento. Me pidieron el dinero que era para mi universidad y se los di.

La sorpresa ante esta noticia hace que me quede muda por unos segundos.

Él es una de las personas más inteligentes que conozco, sus notas son maravillosas y no solo porque es responsable, en verdad tiene conocimiento. Es imposible que no vaya a la universidad por falta de dinero.

—¿No irás a Georgia?

Toma mi mano entre las suyas mientras niega casi imperceptiblemente con la cabeza.

—Lo más seguro es que no. Mudarme a uno de los dormitorios no sería nada barato, además de que tendría que estar regresando bastante seguido porque me siento incapaz de irme por completo dejando a mi familia en el estado en que está... Quizá la universidad pueda esperarme otro año.

Hago un poco de cuentas mentalmente. No quiero ser aprovechada, pero mis abuelos son ricos.

—Yo puedo conseguir una beca y tú también —propongo—. La mitad de mi fondo universitario es para ti y la otra para mí.

Holden voltea la cabeza de golpe para verme estupefacto. Me toma de la nuca para darme un breve beso en los labios.

—Eso es dulce, Phoebe —deja otra suave presión—, pero es tu dinero y es para tus estudios. No puedo quitártelo.

—No me lo estás quitando, te lo estoy dando. Mereces estudiar, Holden.

—Sigo sin poder aceptarlo.

Me toma de la cintura para instarme a subir sobre él. Yo también quiero estar más cerca, así que no pongo ninguna clase de resistencia, quedando a horcajadas en el sillón.

—¿Te he dicho lo mucho que estoy enamorado de ti?—dice haciéndome reír mientras me da un beso en la punta de mi nariz.

—Pues mira, que si es la décima parte de lo que yo lo estoy de ti, entonces es mucho.

Me acerco y uno mis labios a los suyos. Sé que nos hemos estado besando mucho, pero fueron meses de casi besos, nos lo merecemos.

En un inicio me encargo de que sea lento para poder saborearlo y contornear la forma de sus labios. Mantengo mis manos sobre sus mejillas y me siento temblar cuando él baja las suyas poco a poco hasta que se posan descaradamente en mi trasero. 

Eso hace que me sobresalte un poco, aunque me gusta. Sonrío contra su boca al alejarme y espero que no note lo nerviosa que me he puesto.

—¿Qué? ¿Por qué te sonrojas?—inquiere con inocencia pasándose la lengua sobre sus labios inflamados.

Vale, sí lo ha notado.

—Me estás tocando el trasero.

—Ajá, ¿Y?

—Nunca me habías tocado el trasero.

Suelto una risita boba porque, en realidad, nadie lo había hecho.

—Pues qué estúpido soy, ¿no?—responde dándome un apretón que hace que me sobresalte otra vez.

Niego divertida para volverlo a besar, esta vez de una manera mucho más profunda y hasta desesperada. Como si no pudiera obtener suficiente de él.

—Ahora yo también quiero tocarte el trasero.—digo con la respiración agitada al separarnos y ríe roncamente.

—Ufs. Comprometedor, Phoebe —inicia Justin, asustándonos— ¿Quién es el que ahora es impuro en nuestra sala, Holden?

No sabía que él estaba aquí.

Justin se carcajea camino a la cocina. Intento levantarme de Holden, pero pasa sus manos a mi cintura y me mantiene quieta en mi lugar.

—Espera un poco, ¿Quieres?—pide avergonzado cuando ve la confusión en mi rostro.

—¿Por qué...? —empiezo dejándome caer por completo en sus piernas y mis ojos se abren con asombro— Ah... Vale.

Afortunadamente Justin se tarda mucho en la cocina, por lo que alcabo de un rato —en el que Holden ha echado su cabeza hacia atrás con los ojos cerrados mientras yo hacía un esfuerzo por no carcajearme o sonrojarme más— me deja bajarme de su regazo.

Eso me ha provocado cierta sensación en mi estómago.

Justin regresa a la sala y se pone enfrente de nosotros con una mueca de preocupación.

—Lo lamento, estaba escuchando... Bueno, no lo lamento porque si no, yo no me hubiera enterado, ya que mi mejor amigo no me dice nada, pero Phoebe tiene razón. Tú más que nadie merece estudiar.

Como respuesta, él toma un cojín entre las manos, lo analiza y luego se lo lanza al pecho.

—No debes espiarme.

—¡No pude evitarlo!

—Voy a hacer lo mismo cuando Anne venga a verte.

Con la sola mención de su nombre, Justin suelta un suspiro, se lleva la mano al pecho y se deja caer de espaldas en el otro sillón con una sonrisa boba.

Anne le ha concedido una tercera cita.

—Aww, mi nada dulce, pero linda Anne —suspira antes de voltearnos a ver—. Como me vuelvas a lanzar otro de esos cojines que de seguro están rellenos de piedras, no te digo lo que se me ha ocurrido para que vayas a la universidad.

—¿Qué se te ha ocurrido? Ilumíname Justin porque yo llevo semanas pensando y nada llega a mí.—se ríe Holden.

—No seas grosero, igual y es una buena idea.

Voltea a verme ante mi protesta con una mueca de escepticismo.

—Es el chico que, como remedio por haberle preguntado a una chica la talla de su brasier, la llevo a una tienda de lencería para que lo escogiera por su cuenta.

Tiene un buen punto.

Sigo sin entender como Anne aceptó la tercera cita.

—¿Vas a escucharme o no?

—Adelante.

—El otro día que vino a verme nuestro amigo Malcom...

—Malcom no es tu amigo y vino porque tenía que compra...

—Nuestro amigo Malcom, dije —reta, a lo que Holden rueda los ojos—. Bien, pues ese día escuché que tú le decías que puede seguir usando tus tierras por unos meses más, que no piensas hacerles nada y solo las tienes en caso de que un día necesites el dinero. Cariño, ahora necesitas el dinero.

En completo silencio, Holden se pone de pie, camina hacia donde Justin está sentado, lo toma de la cabeza y deja un sonoro beso en su frente.

—Cielito, esa es la cosa más inteligente que has dicho desde que te conozco.

—¿Oíste eso, Phoebe? Yo soy su cielito, a ti te nombra como un chango.

—Es un mono —corrijo haciéndome la indignada—. Y es cierto, ¿Qué, lo quieres más que a mí?

—Es evidente que tu novio me ama. No sabíamos como decírtelo.

—Y ya volviste a ser tú.—dice ahora dándole un golpe en la cabeza.

Cuando se da la vuelta, Justin se lleva la mano al punto donde Holden lo besó y luego a su pecho, a la altura del corazón, mientras me mira con una sonrisa victoriosa.

Con los ojos entrecerrados, hago exactamente lo mismo, pero, en lugar de tocar mi frente, toco mis labios.

Tras unos segundos de pelear con la mirada, ambos nos soltamos a reír.

------------------

Solo mis padres, la familia de Holden y Justin están enterados de nuestro noviazgo. Ambos acordamos sorprender a Maddie sin decirle nada, así que, cuando me mando un mensaje deseándome un feliz año nuevo, tuve que contenerme.

Sin embargo, sé que ella se pondrá contenta y nos apoyará. Son las demás personas los que me preocupan.

No por lo que puedan pensar, sino por lo que puedan hacer.

Suspiro y acomodo la bufanda mientras camino por el pasillo de la escuela que está lleno de gente dándose abrazos y deseándose una feliz navidad a pesar de que pasó hace varias semanas.

Unos golpecitos en mi hombro me hacen voltear para encontrarme con una sonrisa de Connor.

—¿Qué tal tus vacaciones, Phoebe?

—Eh... Maravillosas. Gracias por preguntar —siento algo de temor de que me vaya a reclamar lo de la fiesta, así que decido ser amable en un intento por suavizarlo— ¿Y las tuyas?

—No estuvieron mal. Mis padres fueron a Londres y me compraron cosas. Traje algo para ti.—saca su mochila para comienzar a buscar lo que sea que me haya traído.

—Tus padres fueron a Londres para las fiestas, ¿pero tú no?

—Querían tiempo en pareja —encoge los hombros, saca una caja de chocolates y me la tiende—. Espero que te gusten.

Adoro los chocolates, sin embargo, no considero correcto tomarlos.

Sería diferente si nosotros fuéramos amigos, pero parte del equipo de hockey cree que tuvimos una cita, alardeó diciendo que él me gustaba, le ha hecho bullying a mi novio y no olvido que Holden se puso evidentemente celoso cuando fuimos juntos a la fiesta en casa de Liv.

—Connor, te lo agradezco. Pero no puedo aceptarlos.

Su ceño se frunce y me toma de la mano para que agarre la caja de todos modos.

—Los regalos no se devuelven —ríe rascandose la ceja con nerviosismo—, en realidad lo que quería decirte es que, de alguna manera, me gustó nuestra cita falsa. Sé que termine vomitando y aún no estoy seguro sobre como llegaste a tu casa, pero quiero pedirte una cita real.

Mi boca cae abierta ante su propuesta. Seguro quiere vengarse de que grabara ese audio.

—Lo lamento Connor, pero con mayor razón no puedo aceptarlos —hago un intento por regresarle la caja, fallo cuando se aparta—. Yo tengo novio.

Su sonrisa se borra de inmediato para verme con duda.

—¿Quién es?

—Yo —dice la voz de Holden detrás de mí, sobresaltándome—. Oh, no olvidaste que son mis favoritos, Connor. Gracias.

—No los voy a aceptar.

—Pero él dijo que un regalo no se devuelve —me responde con una sonrisa—. ¿Cierto Connorcito?

—¿Ya son novios?

—Sí, lo somos —confirmo y ahora sí toma la caja cuando se la tiendo—. Es un lindo gesto de todos modos, así que te lo agradezco.

Tomo la mano de Holden para poder llegar al salón. Apenas damos dos pasos, Connor lo agarra del codo, deteniéndolo.

—No le vayas a hacer daño.

—Créeme, no lo haré.

Asiente con lentitud dejando la caja sobre la mano de mi novio.

—Tómalos, son tus favoritos al final del día.—encoge los hombros y se aleja.

Ambos nos quedamos en silencio, viendo por donde se fue.

—¿Me acaba de regalar los chocolates con los que le pidió una cita a mi novia?

—Eso parece —murmuro sin salir de mi sorpresa—. ¿Me das uno?

Voltea a verme con la ceja alzada.

—Te dije que los aceptaras y no lo hiciste, ahora son míos.—se burla pasando a mi lado para entrar al salón.

Lo sigo hasta sentarme en mi lugar, tras abrazar a Maddie, y Holden comienza a quitarle la envoltura a la caja.

—¿De dónde sacaste esos chocolates?—pregunta ella extendiendo su mano para tomar uno, pero Holden la aparta.

—Deja que son míos. Me los regalaron.

—Me los dieron a mí.

—Y no los quisiste—encoge los hombros mordiendo el primero—. Están buenos.

—¿En verdad no me vas a dar ninguno?—inquiero haciendo un puchero con los labios.

—¿Y a mí? Soy tu amiga, no lo olvides.

La ignora deliberadamente para dirigir su vista a mi boca. Poco a poco una sonrisa se va plantando en su cara.

—Eres una tramposa —niega decepcionado—, ¿Qué obtengo a cambio?

—¿Qué quieres a cambio?

Finge pensarlo antes de hablar.

—Adívinalo.

—¿Por qué de repente siento como que sobro?—inquiere Maddie justo antes de que yo le dé un breve beso a Holden.

Lo profundiza adentrando su lengua en mi boca solo un segundo para luego separarse, sonreírme y tenderme toda la caja.

—Joder y creo que te salgo debiendo.—murmura haciéndome reír.

Me llevo el primer chocolate a la boca mientras escucho a Maddie aclararse la garganta.

—He estado al pendiente del más mínimo detalle que observaba entre ustedes dos. Deseé que fueran una pareja desde que me saludaste en el pasillo, es decir, antes de que ustedes mismos se conocieran. He tolerado como se dan miradas tontas por meses. Se toman de la mano y pretendo no notarlo. Holden se queda como idiota mirando como tú haces cualquier cosa, hasta respirar... He visto todo eso, ¿y quedo afuera de saber en qué momento ya son cursis y se besan? —bufa en desacuerdo—. Menuda laguna argumental.

—Así de espontáneos somos.—asegura Holden.

Le contaré más tarde como estuvo todo, con detalles.

—Ya somos novios.

—Hasta que te animaste a pedírselo Holden.—lo felicita y él rueda los ojos.

—¿Quieres un chocolate?—le ofrezco y niega.

—No, tengo cincuenta dólares que cobrar.—sin decir más se aparta corriendo en dirección a Jeremy.

Nunca he hablado con él, pero tal parece que era el encargado de predecirnos y observarnos a Holden y a mí.

La clase comienza poco después, detesto tener química como primera clase, pero no hay nada que pueda hacer.

Intento concentrarme en las palabras del profesor que no paran de salir y salir. 

Me estoy quedando dormida cuando tocan mi espalda y Candace, quien se sienta atrás de mí, me entrega un papelito.

—Es de Isa.—susurra ante mi mirada de duda.

Busco a Isa con la mirada, pero no está en su lugar habitual y Billy tampoco. Ambos han cambiado de asientos y ahora solo Liv y Connor quedan juntos. 

Con razón el salón estaba tan silencioso.

Con un nudo en el estómago, abro el papelito para poder leerlo.

"Phoebe, lamento tener que decirte esto porque básicamente me he convertido en lo mismo que a mí me hizo daño en su momento cuando Holden me fue infiel, pero siento que lo correcto es hacerlo... Él me besó en la fiesta de Liv. Lo siento".

Holden me mira y yo niego pretendiendo que no me he molestado.

Tomo mi lapicero y sin detenerme a pensarlo demasiado, escribo:

"Bien por ti. Él besa increíble. Espero hayas disfrutado :)"

Le doy el papel a Candace y cuando Isa levanta la cabeza en mi dirección, solo le sonrío y encojo los hombros.

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Instagram: diana.lara.v

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