🎵 I Knew You Were Trouble (Taylor's Version)- Taylor Swift🎵
🎵 Sirenas- Taburete🎵
Mi principal propósito esta noche es no emborracharme tanto como la última. Ante todo, no quiero hacer el ridículo ni perderme nada relevante (como Darío enrollándose con Raisa) ni suponer una carga para nadie. El segundo propósito sería... pues no sé, ¿ser simpático? ¿Divertido? ¿Un tío guay? Vaya, que me gustaría que volviesen a invitarme a fiestas como estas o por lo menos no hacer que se arrepintiesen de haberlo hecho en esta ocasión.
Le sugerí a Darío que hiciésemos un disfraz en común: que él fuese Víctor Frankestein y yo su monstruo, por ejemplo. También propuse la misma dinámica, pero con los personajes de The Rocky Horror Picture Show, y ahí sí que me mandó a la mierda. ¡Y un cuerno se iba a poner él un calzoncillo dorado y llamar a eso disfraz!, exclamó. No sé, a mí me habría valido cualquier cosa. Pero Darío reaccionaba mal ante cada una de mis sugerencias. Esta semana ha parecido no querer venir a la fiesta, pero al mismo tiempo también me daba la sensación de que se moría por hacerlo.
Ni idea. Él al final ha acabado reutilizando un disfraz de hace un par de años y se ha convertido en el Hércules de la película de Disney. Y, a diferencia de mí, a él no le está importando mucho el tema de emborracharse: se toma un cubata tras otro mientras mira el suelo con gesto fruncido, casi tratando de no entablar conversación con nadie.
Ha reaccionado de una manera más o menos normal ante los saludos de Jonathan, Isaac y Darío, pero ha puesto una cara rarísima cuando Raisa ha cruzado la puerta, con su peluca naranja y su cara de pocos amigos y le ha dado dos besos en las mejillas. Verlos a ambos me provoca una sana curiosidad: me pierdo tratando de descubrir qué ocultan en las miradas intercambiadas.
Mientras todos estamos bailando en la pista empieza a sonar la canción Sirenas de Taburete. Jonathan e Isaac se miran entre ellos y estallan en carcajadas, a las que enseguida se unen Salva y Raisa.
—¿De qué os reís? —pregunto, ya por curiosidad.
—Pues de nosotros —responde Darío. Yo me siento de pronto un poco acorralado.
—¡No, no! ¡De vosotros no! —exclama Jonathan aún entre risas.
—Es solo que cuando preparábamos la playlist para la fiesta nos preguntamos qué clase de música escucha la gente como "vosotros" —explica Isaac.
—¿A qué te refieres con "nosotros"? —pregunto.
—Pues al dinero, evidentemente —comenta Jonathan.
Por alguna razón me siento entre ofendido y avergonzado. Busco a Darío con la mirada, pensando en que quizás podría responder por mí. Pero me doy cuenta de que está hablando con Salva, como si ellos dos estuviesen teniendo una conversación al margen que por más que lo intente no consigo escuchar.
—Bueno, sí que tengo compañeros de clase que han conocido a los de Taburete en sus conciertos, pero a mí tampoco me interesan mucho —murmuro.
—¡Joder, y lo dice con toda la tranquilidad! —exclama Raisa.
—Ni que tú quisieras conocer a esa gentuza —resopla Isaac.
—Pero, no sé, ¿es normal que venga gente conocida a las fiestas? —inquiere Jonathan.
—Fijo que sí. Cantantes de poca monta, hijos de la realeza y futuros ricos de la peor calaña —responde Raisa —. ¿Es así?
A mí me empieza a doler un poco el estómago, como si se me hubiese encogido. Raisa, Isaac y Jonathan me miran impacientes y yo siento que estoy fallando una prueba que determina mi valía. ¿Y si me han invitado solo para reírse de mí?
—No sé —digo, compungido.
—Tío, pues que qué hacéis en las fiestas los niños ricos —concluye Isaac.
—Yo... es que esta es la primera fiesta "de verdad" a la que me invitan... Bueno, que he ido a alguna más, pero solo porque acompañaba a Darío —explico.
Jonathan, Isaac y Raisa se quedan en silencio. ¿Qué ha pasado? Jonathan mira un poco al suelo, con las greñas de sus trenzas doradas enmarcando su rostro. Busca a sus amigos un poco también antes de alzar la cara para hablar.
—Tío, que no queríamos atacarte ni nada, ¿eh? Que igual se ha visto un poco así... —dice finalmente.
—Eso, eso, era curiosidad y nada más —continúa Isaac.
—Y no te creas que aquí nos invitan a todos los fiestones ni mucho menos —dice Raisa amablemente. Creo que es la primera vez desde que la conozco que la veo sonreír. Tiene una sonrisa preciosa.
—Eso lo dirás por ti, reina, tú no eres Miss Simpatía precisamente y por eso no te invitan —dice Isaac entre risas.
—¡Toda esta gente está aquí por mí! —exclama Jonathan—. ¡Es mi fiesta! Y Pelayo, pues claro que tenías que estar tú aquí, que fuiste lo mejor que me ha dado la discoteca esa...
—¿Ya no trabajas ahí? —pregunto, mucho más relajado.
—Pues no, chaval, me despidieron esta semana —dice, rascándose la nuca.
—¿Por colar a gente? —inquiero.
—No, no. Se ve que tenía demasiados descuadres con las ventas y hacía perder dinero... —suspira él—. Que no se me dan bien las mates parece.
Río e Isaac también lo hace, con una carcajada nasal.
Taburete ha sido reemplazado por Daddy Yankee y ajenos a nosotros, la gente de la fiesta sigue bailando.
—¿Queréis algo de beber? —pregunta Isaac—. Una copa, un zumito... yo iré a la mesa un momento.
—Voy contigo yo también —dice Jonathan—. Además, iré a decirle algo al tío ese que está ahí tirando todas las botellas que encuentra.
Raisa y yo seguimos bailando con tranquilidad y estoy a punto de hacer una pregunta cuando me doy cuenta de que llevo un rato sin ver a Darío. Salva, que también estaba en nuestro lado, ha desparecido también de la faz de la tierra.
Habrán ido a mear, o algo. Supongo que no hay baño aquí dentro. Frunzo el ceño y cojo el móvil para mandarle un mensaje.
PELAYO: Eyyy, Darío. ¿Dónde estás? Has desaparecido de repente.
—Le he mandado un WhatsApp a Darío, que se ha esfumado —le explico a Raisa.
—Imagino que estará con Salva —dice ella con el ceño fruncido.
—Claro, igual tienen que ponerse al día, si ya se conocían de niños... Porque la verdad es que estos días no me ha hablado nada de él —digo rascándome la nuca.
—¿En serio? —pregunta ella.
—Sí, bueno, me ha hablado un poco más de ti, claro... —explico, pues no quiero que se sienta mal tampoco. No estoy muy de acuerdo con algunas cosas que me ha dicho Darío sobre ella, más aún después de su encuentro. ¡Con lo maja que es esta chica, además!
—¿De mí? ¿Por qué? —pregunta. En este momento veo aparecer a Jonathan e Isaac con unas copas en las manos y con Jona llevando también una botella de zumo de melocotón en la axila.
—Pues por lo vuestro, ya sabes—respondo.
—¿Qué nuestro? —inquiere ella, con una sonrisa tensa en la cara.
—A ver, princesa del desierto, tranquila. Es que no eres consciente del impacto que causas en las personas cuando te conocen —dice Jonathan, posicionándose a su lado y tendiéndole la botella naranja—. Pero sí, creo que debió habérsele quedado más grabado el haberse enrollado con Salva... imagino que Darío también quedó la mar de marcado.
La cara se me desencaja por momentos.
—¿Qué? ¿No se lio contigo, Raisa? —pregunto.
La chica está a punto de escupir el zumo que se acaba de beber.
—¡¿Conmigo?! ¡¿Eso te ha dicho?! —exclama.
Parpadeo unas cuantas veces.
—¿Me estás diciendo que se lio con Salva y no contigo? —pregunto, completamente confundido.
—Igual deberías hablarlo con él y no con nosotros —interviene Isaac.
—Ni de coña, tengo derecho a una explicación, que el tío se lio con Salva y parece que me tenga de tapadera —exclama Raisa, enfurecida
Yo contengo las ganas de eructar que se me escapan, producto del alcohol, y sigo de lo más confundido.
—Pero si Darío no es gay —balbuceo.
—¡Bueno, pues ya te digo yo que hetero tampoco! —exclama Raisa.
Isaac la agarra del brazo en ese momento y le dedica una mirada enfadada.
—Tía, creo que igual no es cosa nuestra esta conversación —dice Isaac.
—Sí, no es cosa nuestra —añade Jonathan.
Aparece en mi pantalla la notificación de un mensaje de Darío en respuesta al anterior.
—¿Es Darío? ¿Qué te dice? —pregunta Raisa, con una voz aguda y enfadada.
DARÍO: Tío, me ha llamado mi madre por una cosa de mi hermanastra y he tenido que irme. ¡Pero volveré para recogerte e ir a casa!
¿Cuánto tiempo lleva mi amigo mintiéndome?
***
Pues hasta aquí el capítulo de hoy narrado por nuestro querido Pelayo. ¿Qué os ha parecido? Pelayo narrará algunos capítulos en la novela: concretamente 3, uno por cada "parte" del libro. Esto me lleva a comentaros que con el capítulo del domingo, que es uno de mis favorito, llegaremos al final de esta "primera parte" de la novela. ¿Hay ganas?
También os quería recordar que si os apetece leer una comedia romántica LGTB+ desde el principio hasta el final, podéis encontrar en formato Ebook Operación Cliché:
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