¿Y nuestro final feliz?

By DianaL18V

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Phoebe es nueva en la ciudad y todos sabemos lo que eso significa, conocer personas nuevas, nueva escuela, am... More

ADVERTENCIA.
Prólogo.
Capítulo 1: Solo estoy buscando.
Capítulo 2: Pero a tu lado...
Capítulo 4: ¿Que te diste por vencido o que continuaste?
Capítulo 5: Quiero estar allí contigo.
Capítulo 6: Sería un líder valiente.
Capítulo 7: Saborear tus palabras, nunca las desperdiciaría.
Capítulo 8: Me gusto más cuando estoy contigo
Capítulo 9: Podría abrazarte por un millón de años.
Capítulo 10: Hay tanto que no podemos explicar.
Capítulo 11: Estoy viendote a los ojos.
Capítulo 12: Cruzar esa línea.
Capítulo 13: ¿Te parece bien si estás en mi cabeza?
Capítulo 14: Estoy cayendo otra vez.
Capítulo 15: Me marcho cuando las cosas están bien.
Capítulo 16: Sigo varado esperando a que ella diga algo.
Capítulo 17: ¿Cómo es que nos alejamos tanto de donde lo dejamos ayer?
Capítulo 18: Estoy aquí, sola, dentro de este hogar roto.
Capítulo 19: El mundo está durmiendo y estoy despierto contigo.
Capítulo 20: Sabiendo que nos tenemos el uno al otro.
Capítulo 21: Ahora te abrazaré.
Capítulo 22: Quizás esta vez, dos errores hagan un acierto.
Capítulo 23: Tal vez siempre estuvimos destinados a conocernos.
Capítulo 24: Solo para tus ojos te enseñaré mi corazón.
Capítulo 25: El primero en tomar un camino como este.
Capítulo 26: Eres tú, cariño.
Capítulo 27: ¿Cómo pude vivir antes?
Capítulo 28: ¿Tuviste suficiente amor?
Capítulo 29: ¿Puedes oír cuando te llamo?
Capítulo 30: No quiero perder la cordura.
Capítulo 31: Hasta que ya no hubo nada.
Capítulo 32: ¿Qué demonios se supone que debo hacer?
Capítulo 33: Está en el pasado esta noche.
Capítulo 34: No puedo salvarnos.
Capítulo 35: Por favor no me dejes.
Capítulo 36: Esta vez será para siempre.
Capítulo 37: Sigo siendo tu chico (FINAL).
Epílogo.
Extra: Demasiado drogada como para levantarme.
Extra: Te he amado.
Extra: Cantaría una canción solo nuestra, pero se las he cantado a otro corazón.

Capítulo 3: No puedo concentrarme ahora.

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By DianaL18V

Holden.

Los entrenamientos cada día se me están haciendo más pesados. Estoy acostumbrado al ejercicio porque desde niño he estado haciendo esfuerzos, pero Connor me va a volver loco.

Aunque entiendo que su "lealtad" este con su amiga y no precisamente conmigo, porque después de todo, ante la escuela, yo fui el que le rompió el corazón a Isabella.

Pero creo que debería aprender a separar sus estúpidos dramas escolares con el equipo de hockey y que el entrenador debería quitarle tanto poder que tiene sobre nosotros. 

El entrenador es bueno, nos enseñó las cosas básicas a todos y ahora se dedica a hablarnos porque ya no puede gritar, ya que es algo viejo y se lastimó la garganta.

Así que cuando no logramos escucharlo, Connor nos repite a gritos las indicaciones, pero le agrega su tono de superioridad. Además, el entrenador falta frecuentemente y lo deja a él como remplazo.

Connor solía llevarse bien conmigo, era amable y toda esa mierda, pero ahora me exige el doble que al resto del equipo y cuando no me importó ser un soplón para quejarme con el entrenador por el mal liderazgo de Connor, este se encogió de hombros y me respondió "Connor es el hombre" antes de darle otro mordiszo a su barra de granola.

Cuando ya me he duchado, siento los brazos totalmente adoloridos al igual que el abdomen por tanto ejercicio que tuve que hacer hoy.

Connor da un aplauso para llamar la atención de todos, porque ya sabes, somos perros y es la única manera de que todos lo escuchemos, no es como que pudiera hablar y pedir algo de silencio de nuestra parte.

—Lo han hecho bien el día de hoy, pero no es suficiente. Si queremos ganar el siguiente juego, necesito que mejoren su resistencia, no es posible que se cansen tan rápido... Holden, estoy hablando, pon atención.

Ruedo los ojos sin dejar de abrocharme las agujetas porque tengo prisa como para perder más tiempo en los vestidores, especialmente si es escuchando su patético intento de discurso motivacional.

—¿Qué te asegura que no te estoy escuchando?

—Ni siquiera me estás viendo.—responde con evidente irritación.

—Wow Connor, eres todo un geniecillo, deberías publicar tus grandes hallazgos de que ahora necesitas la vista para oír a una persona, en verdad que eres brillante.

Justin a mi lado suelta una risita antes de disimularla de una pésima manera con una tos.

Todo para no enojar a nuestro querido capitán.

—Si me sigues hablando de esta manera, no creo que vayas a estar en el juego del próximo jueves.

Su amenaza me hace reír, me pongo de pie y coloco la mochila en el hombro con lentitud solo para terminar con su paciencia antes de responderle.

—Sácame del juego. Aunque tú y yo sabemos que si lo que quieres es ganar, no me podrás dejar en la banca, después de todo no me has conseguido un suplente ¿Cierto, Connorcito?—respondo mientras paso a su lado y le doy unos golpecitos en el hombro.

Tanto él como el resto del equipo saben que estoy en lo correcto. Soy el único portero aquí y por mucho que ha intentado probar con algún otro compañero, ninguno lo hace lo suficiente bien, son muy lentos y sus reflejos no son tan buenos.

—La mascota del equipo ya se enojó.—comenta Bill con burla y algunos se ríen.

Y es que la mascota del instituto es un estúpido toro, pero él no parece saber la diferencia con una maldita vaca.

Debido a mi vitiligo, Bill ha creído que es sumamente gracioso e ingenioso decir que soy la mascota del equipo.

Aún me siento inseguro en cuanto a mis manchas porque nunca se irán y obviamente me gustaría no tenerlas, pero sin importar sus comentarios, me niego rotundamente a demostrarle una reacción negativa a cualquiera de ellos.

—Bill, en verdad siento mucha lástima por ti. Eres el peor promedio del curso, pasas más tiempo en la banca que en el hielo, estás tan perdidamente enamorado de tu mejor amiga, quien no te hace caso nunca, y ahora, he podido confirmar que en la comedia tampoco te espera un gran futuro... Supongo que eres la excepción a que todos somos buenos para algo.

Camino hacia la puerta sin esperar a que me responda, y no lo hace, el único que me grita algo es Justin:

—¡Nos vemos en casa, cielito!

Cuando estoy afuera, subo a mi vieja camioneta y echo la mochila al asiento de copiloto.

Es una camioneta silverado de 1980 en color rojo... bueno, si es que a la capa de pintura desgastada se le puede llamar rojo. Está muy vieja, pero funciona bien y me ayuda a transportarme, que es lo que me interesa.

Tengo que llegar a la tienda de mascotas donde trabajo, se encuentra a unas calles del hospital veterinario y es un buen empleo al que solo tengo que ir tres veces a la semana.

Mi trabajo consiste en limpiar las jaulas y atender la caja por un par de horas en lo que Carina llega de comer.

Crecí en un rancho, así que estoy un poco acostumbrado al olor a mierda, pues mi trabajo ahí siempre fue mantener los establos, la pocilga y el gallinero limpio.

Como llego con algo de tiempo de anticipación y no pienso regalarlo, saco mi celular. Me doy cuenta de que tengo varios mensajes de mi madre y uno de Isabella, primero voy con el de mi mamá.

Madre: ¿Ya comiste?

Madre: ¿Qué tal la escuela?

Madre: ¿Aún te molestan o ya hiciste amiguitos nuevos?

Madre: Sophie, el abuelo, la abuela, y Tayler quieren saber si hay alguna novia por ahí.

Madre: bien, lo admito, yo también quiero saber.

Rio brevemente por sus mensajes. Yo solía vivir a alrededor de dos horas de aquí, disfrutaba el campo, los animales y todo eso, pero no era lo que quería para mi futuro.

En el pueblo solo hay educación hasta los dieciséis años, es normal que después de eso se dediquen del todo a la cosecha o a criar animales. Pero yo quiero ser otra cosa —aún no estoy seguro sobre que es lo que voy a estudiar— por lo que me arme de valor y le dije a mi padrastro que no quería encargarme de la granja ni nada similar.

Me sorprendí cuando nada más se encogió de hombros diciendo que eso ya lo había dado por hecho de mí, que la camioneta era mía y que me apoyaba en venirme a buscar una escuela y lugar donde vivir acá.

Aun así voy a visitarlos cada fin de semana, bueno a excepción del último del mes porque ellos vienen, ya que Tayler trae a vender y comprar algunos de los animales o por alimento.

Ya comí, mamá.

No pueden molestarme cuando no podría importarme menos si me hablan o no.

Me detengo a pensar la pregunta de los amigos. Madison me agrada, pero creo que no somos muy amigos, aun así sentí algo de culpa de que fuera excluida por intentar hacerles ver su ridiculez conmigo, por lo que no me importa pasar mis descansos con ella.

Justin es mi compañero de piso, aunque también le estimo y, dentro del equipo de hockey, es con los que mejor me llevo.

En cuanto a la chica nueva... Obviamente no somos amigos, recién la conozco, pero me cae bien. Habla demasiado lo cual me recuerda a casa —no sé si eso sea positivo— porque siempre había mucho ruido y es buena conversadora. Pero estoy casi seguro de que en cualquier momento regresa con Olivia y los demás.

No las llamaría amigas, pero no estoy solo si es lo que te preocupa.

No hay novias.

Abro mi conversación con Isabella y ruedo los ojos al leer su mensaje. Me importa bien poco que ya no me hablen, pero entonces que tampoco me envíe mensajes.

Isabella: Hey, Holden, solamente para darte las gracias y ofrecerte una disculpa por lo que le dijo Liv a Maddie en clase de química el otro día.

No entiendo lo que me agradeces, lo único que hice es no desmentirte.

Si Olivia se siente culpable, o tú porqué también le seguiste la burla, pues que se disculpen con ella. No soy secretario de Madison y yo no fui al que llamaron zorra, Isabella.

Isabella: no desmentirme es mucha ayuda, créeme.

Isabella: Sabes que puedes llamarme Isa.

No lo hice antes, ¿Por qué lo haría ahora?

Me disgusta usar diminutivos o recortar los nombres de las personas, es decir, no perdemos mucho de nuestro tiempo si decimos el nombre completo que es como en realidad se llaman.

No me detengo a esperar una respuesta de su parte y bajo de la camioneta para entrar a trabajar.

En el mostrador ya se encuentra Carina, mi jefa. Es una mujer como de 40 años con una gran sonrisa... Para sus clientes.

—¿Listo para oler a mierda?

—¿Me pondrás de tu perfume o que?—respondo mientras me quito el abrigo.

Ella pasa a mi lado y me da un golpe en la cabeza antes de tomar sus cosas.

—No sé quién te dijo que eres gracioso, pero te mintió.

—No sé quién te dijo que intentaba ser gracioso porque buscaba ser honesto.

Murmura un grupo de groserías antes de que finalmente se dirija a la puerta para su descanso.

Tomo todo lo que necesito y me dirijo a la jaula de las ratas para limpiarla.

A muchas personas le dan miedo los animales o sienten repele hacia sus eses, yo no tengo nada de eso. Creo que de momento no he encontrado un animal con el que sienta verdadero pavor.

- - - - - - -

Tal y como lo predije, hoy Phoebe no se sienta a mi lado, solo lo hizo por unas cuantas semanas.

De nuevo está sentada a lado de Connor. Aunque, por lo que veo, no le presta mucha atención. Él parece estar diciéndole algo mientras ella asiente distraídamente viendo hacia el frente de la clase, donde la maestra de ciencias sociales se encuentra dejando sus cosas.

Yo estoy tan distraído como Connor, así que aparto mi vista de ella e intento concentrarme en lo que dice la profesora Montgomery.

Es de mis favoritas. Es bastante joven y muy dinámica. Si un maestro explica únicamente la teoria puedo entenderlo tras estudiarlo, pero lo olvido después de que pase el examen. Lo que me agrada de ella es que siempre busca hacernos experimentar, hacernos vivir los temas para poder aprender, en lugar de simplemente explicarnos su percepción.

—Estaba viendo una clase de documental sobre el amor. Considerando la edad en la que están, creo que es más fácil enamorarse, así que me surgió una duda y la idea para un experimento social en el cual tendremos que trabajar en parejas.

Volteo a ver a Madison, quien también me mira a mí y asiente con la cabeza.

Supongo que hay algo positivo en que se siente a mi lado, por lo menos en los trabajos en parejas ya no tengo que ser el que levanta la mano y dice que no tiene equipo.

—Profesora, yo no tengo equipo.—murmura la voz de Phoebe.

Volteo a verla y siento algo de pena por ella. Es la nueva en ese grupo e incluso si no lo fuera, era evidente que sería a la que excluyeran, siempre lo hacen.

—Nadie lo tiene señorita Blanchard, no se hagan ilusiones de que trabajarán con sus amigos porque para este proyecto lo que necesito precisamente es que no se conozcan mucho. Ahora, ¿quiénes en este grupo tienen una pareja sentimental?

Algunas manos se levantan y veo de reojo que la de Phoebe se mantiene abajo.

Interesante.

—Bien —continúa la profesora—, pónganse de pie y colóquense en los pupitres del lado izquierdo del salón. Las personas solteras que estén en esa área pónganse de pie y quédense aquí al frente conmigo.

Creo que todo el salón está tan confundido como yo, se nota al ver que todos toman sus cosas con lentitud.

—Adiós, te extrañaré.— susurra Madison.

Mira que es dramática, solo se irá al otro lado del salón.

—Adiós.— le respondo aun así, para no ser grosero.

—No te hablaba a ti, se lo decía al aire acondicionado.— aclara antes de ponerse de pie e irse a los pupitres que indicó la profesora.

Al parecer el dramático soy yo.

Cuando ya se han acomodado de esta manera, la profesora Montgomery retoma el habla.

—De acuerdo, ahora levanten la mano las personas que son abiertamente homosexuales.

Jackson y Jeremy levantan la mano, a lo que la profesora asiente en su dirección.

—Ambos están ya en la parte izquierda, así que supongo que continuamos. Por favor, las personas solteras que están aquí adelante, pasen a tomar asiento en las sillas que quedaron vacías del lado derecho mientras yo comienzo a revisar algo.

Phoebe —quién era de las que se quedó de pie— me sonríe antes de dejarse caer a mi lado.

—Tal parece que el destino quiere que estemos juntos... Bueno, me refiero lado a lado, no juntos como una pareja, aunque somos dos personas, lo que básicamente nos convierte en una pareja, pero sabes a lo que me refiero.—comenta.

—¿Crees en el destino?— cuestiono curioso.

—Cuando me conviene hacerlo —confiesa encongiéndose de hombros—. La verdad me alegra este cambio de lugares, al llegar me senté en esta silla, pero mi madre me marcó, por lo que tuve que salir a responder y cuando regresé, Isa había cambiado mi mochila de lugar para que me sentara con ellos. No quise ser grosera, pero juro que estaba cruzando los dedos para que el profesor de química me regresará aquí por mis "problemas de sordera".

Honestamente, no me sorprende que Isabella haya hecho eso. Es bastante normal en ella ese tipo de actitudes.

—Pensé que te irías con ellos para entrar al equipo de atletismo.

Mi comentario la hace fruncir el ceño, lo cual es raro porque nunca lo había hecho.

—No soy tan mala atleta, no necesito ser amiga de la capitana para poder entrar. Si voy a hacerlo que sea porque lo merezco y no por otra cosa.

—No es lo que quise decir.–me disculpo en seguida porque, analizándolo, mi comentario si pudo haber sonado de esa manera.

—Continuemos —indica la profesora haciendo que la atención de ambos regrese al frente del salón—, antes de explicarles de que va el proyecto y porque la reasignación de lugares, iniciemos con una sencilla pregunta: ¿existe la amistad entre el hombre y la mujer o entre personas con orientaciones sexuales iguales?

—Sí.— responde Madison.

—¿Por qué?

—El sexo es indiferente al momento de establecer una amistad, porque si perteneces a lado de esa persona no es por lo que le cuelga o no entre las piernas, es por su personalidad.

Estoy de acuerdo con Madison, si bien yo nunca he tenido una mejor amiga, opino que no tiene que haber siempre algo romántico.

—Gracias señorita Wright ¿Alguien opina diferente a su compañera?

Sorprendentemente —nótese el sarcasmo— es Bill quien levanta la mano.

—Yo no estoy de acuerdo. En primer lugar, te acercas a la chica o chico porque algo en ella te llamó la atención y al verla obviamente no es su personalidad porque de eso aún no tienes ni idea. Además, la convivencia siempre hace que las emociones se comiencen a mezclar y terminas enamorado o con una increíble tensión sexual.—explica con su vista fija en Isabella, quien ni siquiera se da cuenta por estar escribiendo algo en su cuaderno.

Siento un suave codazo en mis costillas que me hace voltear a ver a Phoebe, con discreción me señala algo escrito en su cuaderno y me acerco para ver mejor. Su letra es muy clara y redonda.

Interesante declaración de amor la de Billy.

Sonrío levemente antes de tomar mi lapicero, abrir mi cuaderno en la última página y escribir algo yo también, que ella lee cuando le regreso el codazo.

Eso es lo que yo llamo discreción.

—Importantes puntos de vista los de ambos. Supongo que algunos ya están asumiendo la dirección de este proyecto. Ahora, ¿el amor se nota? Es decir, ¿en verdad tenemos un semblante diferente y brillante cuando estamos enamorados o es solo lo que la gente asume?

La gente lo asume, eso se puede fingir fácilmente.

Podría participar en clase, pero no disfruto mucho hacerlo, especialmente cuando tengo en cuenta que en algunos casos Bill comienza a mugir mientras Connor y Olivia ríen. No lo hacen siempre, solamente en ocasiones, y eso es suficiente para mí.

No me molesta defenderme, sin embargo, tampoco es algo que debería ni quiero tener que hacer todos los días.

Distraídamente, escucho a alguien opinar. Sin pensarlo, en la misma hoja que ya tenía abierta, escribo:

El semblante de enamorado no existe, hay parejas que fingen ser perfectas y por ellos creemos que es así, pero en realidad si estás enamorado, basta con sentirlo.

Intento codear la cintura de Phoebe, casualmente ella lo iba a hacer al mismo tiempo que yo, así que nuestros codos chocan.

Sonrío antes de dirigir mi vista a su cuaderno, donde tiene escrito lo siguiente:

Sí, cuando te enamoras de una persona, irradias cierta felicidad y no puedes parar de sonreír aunque lo quieras.

Hago una mueca cuando acabo de leer, no estoy de acuerdo con eso.

Regreso la atención a la clase cuando la profesora suelta un grito emocionada.

—Me gusta que estén tan receptivos hoy. El proyecto consistirá en lo siguiente: las personas del lado derecho las agruparé en pares. Todos dijeron ser heterosexuales, pero me estarían faltando dos hombres... Dos chicas trabajarán juntas y veamos que pasa.—comenta tras contarnos.

Honestamente, no estoy entendiendo ni una mierda.

—Yo los agruparé en parejas, ustedes tendrán que confirmar o desmentir la teoría de que la amistad entre hombres y mujeres no existe, es su decisión si buscan algunos conejillos de indias o deciden experimentarlo por su propia cuenta. La introducción será su hipótesis, el desarrollo las evidencias y quiero que la conclusión del reporte sea individual.

—¿Qué clase de evidencia?—escucho preguntar a Olivia.

—Fotos, videos, o lo que sea que me demuestre que en verdad pasaron tiempo juntos ustedes o sus conejillos.—explica emocionada.

Esto me parece algo un poco ridículo y una pérdida de tiempo, pero tenía que tomar esta clase y no pienso reprobarla por no hacer una simple tarea.

Escribo en mi cuaderno y esta vez no tengo que codear a Phoebe para que lo lea.

Alguien está queriendo jugar al cupido.

La veo sonreír antes de que niegue con su cabeza, divertida.

—¿Y los del lado izquierdo?—cuestiona Jackson.

—No pretendo destruir sus actuales relaciones, así que a ustedes les tocará confirmar o negar la teoría de que los enamoramientos se notan a simple vista. Las parejas tendrán un número y a cada de uno de ustedes les tocará analizar en secreto a esa pareja y ver cuáles de ellas están yendo por experimentarlo en carne propia e intentar predecir los resultados.

No quiero tener que trabajar en equipo por tanto tiempo. Con suerte tolero a mis compañeros por lo que dura la clase.

La veo acercarse a su escritorio y tomar una hoja antes de comenzar a leer.

—Las parejas quedarán de la siguiente forma, el orden en que los diga es su número de equipo: Leah y Heather, Candace y Connor, Nicole y Chase, Phoebe y Bill...

Inevitablemente, me tenso ante la mención de esta última pareja. Phoebe es una persona muy agradable y Bill es un pesado, es el clásico estereotipo de atleta estúpido y engreído.

Pobre, ojalá no termine mal para ella este proyecto, la veo de reojo y está haciendo una mueca casi imperceptible con sus labios antes de soltar un suspiro.

Bueno, parece que ella tampoco quiere trabajar con Bill.

—... Olivia y Charlie, Isabella y Holden...

Oh no, eso sí que no.

No puedo trabajar con Isabella, incluso prefiero reprobar.

Estoy por oponerme cuando la voz de Bill se alza sobre la de la profesora.

—Ellos no pueden trabajar juntos.

—¿Y por qué no?

—Pues... El propósito de este proyecto es ver si las personas somos capaces de mantener una amistad, Holden y yo somos exnovios por lo que evidentemente pasamos eso hace un tiempo hasta que él se encargó de arruinarlo.— reprocha ella y mi mandíbula se tensa.

He aquí la razón del porqué sus amigos me detestan, siento la mirada curiosa de Phoebe y Madison sobre mí, pero me mantengo con la vista al frente.

—Oh... Pues en ese caso... Bill trabaja con Isabella y Phoebe con Holden.—señala antes de continuar con la lectura de nombres.

Volteo a verla y ambos asentimos de acuerdo.

Me agrada, mucho. 

En ocasiones puede llegar a ser un poco desesperante y normalmente ya hubiera mandado a callar a alguien si hablara como ella, pero hay algo que me impide ser grosero con Phoebe.

Posiblemente sea su sonrisa, es amplia y en verdad parece honesta, tanto que me sentiría sumamente culpable si fuera precisamente yo el que la hace mantenerse seria.

La profesora Montgomery da más indicaciones de fecha de entrega y sortea las parejas a los del lado izquierdo antes de que llegue el profesor de educación sexual luciendo molesto.

No me da tiempo de hablar con Phoebe para ponernos de acuerdo, porque el hombre empieza a hablar.

Mejor dicho, a gritar.

Condones, ¡Condones! ¡¿Travis que es un maldito condón?!— exige el profesor Baker a la vez que da un carpetazo fuerte en el escritorio.

Todos nos sobresaltamos porque el hombre suele ser bastante amable y paciente. Es de los más jóvenes que hay, pues aparenta menos de 30.

—Eh... Un método anticonceptivo...—dice nervioso.

—¡Exacto! ¡¿Qué es un método anticonceptivo, Olivia?!

—¿Los que protegen embarazos y enfermedades de transmisión sexual?

El profesor ladea su cabeza, analizándolo.

—No todos protegen enfermedades de transmisión sexual, pero te lo doy por buena... ¡Tú, la pelirroja nueva!

Es raro porque su tono de voz está subiendo y bajando con una velocidad impresionante.

—Es Phoebe.— murmura lo suficientemente alto y parece que va a continuar, pero el profesor no se lo permite.

—De acuerdo Phoebe, ¡¿Qué otros métodos anticonceptivos hay?!

—Eh... Pastillas anticonceptivas, dispositivo intrauterino, el parche, la inyección...

—Con esos me basta —la interrumpe el profesor—, y el único y fácil condón, ¡Un condón! ¡Holden! ¡¿Dónde va el estúpido condón?!

No entiendo por qué su sobresalto, vimos este tema hace bastante y no encuentro un porque regresar a algo que ya se había explicado.

—En el pene, señor.— respondo

—O en las ubres en tu caso.— se burla Bill, con Olivia y algunos compañeros siguiéndole las risas.

No dire que todos se burlan, escucho a Madison y Candace bufar, así como a George, Jeremy y Heather llamarlo imbécil.

Siento mi cuerpo tensarse, no quiero darle el gusto de caer en sus juegos y pelearme que es lo que quiere, pero tampoco deseo quedarme callado ante sus burlas.

El profesor también lo escuchó y se voltea en su dirección, luciendo aún más molesto.

—¿Te crees que eres gracioso? ¿Esperas que nos carcajeamos y aplaudamos tus estupideces?

Solo quiero que esto pase y continúe con la maldita clase, cierro los ojos con fuerza, esperando que termine rápido. Siento un codazo que me hace voltear a ver el cuaderno de Phoebe.

No entendí.

La miró a la cara y no parece querer recalcar la broma, en verdad luce confundida.

—Eh... No profesor, solo era un chiste por las manchas en su cara... Así nos llevamos Holden y yo.

Señaló mi cara como respuesta para Phoebe, ella frunce el ceño, viéndose molesta ahora.

—¿Ustedes son amigos, Holden?

—No.— respondo porque aunque quiera que esto termine, me niego a encubrirlo.

—Eso no es nada gracioso y ni siquiera tiene sentido, es decir, las ubres vienen siendo como las tetas en las personas, ¿no? ¿De qué serviría un condón en las tetas?— me susurra Phoebe sacándome una sonrisa.

Tiene razón, el comentario de Bill carece totalmente de sentido. Debo recordarme que no me tiene que afectar lo que ellos piensen, esos comentarios los he escuchado mil veces antes.

—Aunque fuera una broma, no voy a permitir esos comentarios en mi clase, Billy. ¿Así es como quieres que te dé la oportunidad de subir créditos conmigo? ¿Por qué no hiciste estos comentarios frente a tu papá el día que viniste llorando a pedirme una oportunidad para que no te reprobara?

De reojo veo a Bill sonrojarse y hundirse en su asiento.

—Lo lamento, señor Baker.

—¿Te burlaste de mí? No. Ponte de pie y discúlpate con tu compañero.

Lo escucho bufar antes de que quede frente a mí aunque su cara no muestra nada de arrepentimiento.

No voy a negar que aun así me satisface el que lo hicieran disculparse conmigo. Cuando termina solo asiento.

—Pues yo no perdono las ofensas en mi clase, siéntate Billy. Detención una semana y tienes dos puntos menos en tu calificación final.

—¡Eso no es justo! ¡Fue una simple broma!— dice indignado mientras de deja caer en su asiento.

—Y esto un simple castigo. Ahora... ¿En qué estaba?

—En qué los condones van en el pene.— lo orienta Madison, quien ya se regresó a su lugar junto a mí, Phoebe no se movió.

—Cierto... Estoy muy decepcionado, creo que soy un buen profesor, me gusta pensar que el tiempo que paso frente a todos ustedes, adolescentes hormonados, sirve para algo. Nunca les he vendido la idea de que el sexo es malo, ¡es bueno y divertido cuando es consensuado!, ¿saben que no es bueno y divertido?

—La posición de...

—No vamos a hablar de posiciones, Candace.—la corta enseguida.

—¿No usar condón?— intenta Madison.

—¡Exacto! Me agrada su manera de pensar señorita Wright —admite señalándola y ella asiente sonriendo—. Una de mis mejores alumnas de otro grupo se acaba de dar de baja porque está embarazada, tenía un futuro tan prometedor que ahora va a tener que esperar un tiempo en lo que cuida a su hijo.

El rostro del profesor Baker muestra tanta decepción que hasta siento que exagera un poco.

— Así que me pregunté, ¿qué no les dije? Y la única respuesta a la que llegue es que ustedes no saben el trabajo que da un ser con vida, es más difícil de lo que creen. La maestra Montgomery me informó que los puso a trabajar en equipos, en esas mismas parejas conseguirán un ser vivo del cual cuidar. Lo que se les dé la gana, pero manténganlo vivo con dinero que ustedes mismos consigan sin tener que pedírselo a sus padres o si no están reprobados. ¿Entendido?

—¿Qué hay de los que estamos trabajando individualmente en esa clase?

—Buena pregunta, Wright. Si están en una relación, póngala a prueba, trabajarán con su respectiva pareja para que vean que futuro les espera... Veamos que tanto se aman. Quiero fotos de lo que cuidaran para la próxima semana.

Algunos compañeros le hacen más preguntas y yo no puedo dejar de pensar que ser vivo puedo cuidar con Phoebe, será mejor buscar algo fácil.

Lo que mejor se me da son los caballos, pero dudo mucho que ella quiera que uno se quede en su casa de vez en cuando.

—¿Quieren ver como asusto a mi novio?—nos cuestiona Madison cuando el descanso ha comenzado y solo estamos los tres en el salón.

No es algo que me estremezca de emoción, la verdad. Por lo que asiento distraídamente mientras me concentro en comer mi emparedado.

—¿Qué harás?—Pregunta Phoebe.

—Darle la noticia de que seremos padres, aunque sea para este proyecto.

Saca su teléfono y le marca por videollamada a su novio. Phoebe se intenta asomar para ver, pero no alcanza, así que me dirige una sonrisa apenada.

—¿Te importa si me recuesto sobre ti para poder observar? Es que me da curiosidad saber como es su novio.

—Adelante.—acepto haciéndome un poco para atrás para que pueda reclinarse, se recuesta sobre mis piernas, aunque aún permaneciendo sentada en su lugar, de modo que solamente su torso está sobre mí.

Podría decirle que algunos de sus mechones pelirrojos han caído en mi emparedado, pero mejor lo dejo sobre la mesa para continuarlo cuando ella regrese a su asiento.

—Hola hermosa, ¿Qué haces?

—Estoy en mi descanso, pero hay algo importante que tengo que decirte ¿Estás ocupado?

Alguien consígale un premio a Madison porque incluso se ve preocupada y suena como si quisiera llorar.

Nunca lo estoy para ti, Maddie ¿Ocurre algo? ¿Estás bien?

—Zack... No hay manera sencilla de decir esto, así que seré directa... Seremos padres.—suelta y mi boca cae abierta cuando veo como sus ojos se cristalizan.

—Es buena.—Me susurra Phoebe antes de que los labios le tiemblen de risa e intente callarlos contra mi pierna.

Oh, no, ella no puede hacer eso, por favor.

—No hagas eso.—Le pido en voz baja.

—¿Por qué no?—dice levantando la cabeza.

—Solo no lo hagas.

—¿Zack?—Cuestiona ella al no obtener una respuesta de su parte, el pobre chico esta totalmente pálido y con los ojos abiertos exageradamente.

Joder, ¡Tu hermano me va a matar! Joder, joder. Dime que aún no aprende a usar una pistola, por favor dímelo.—Le suplica y ella frunce levemente el ceño.

—Si no me equivoco primero le están enseñando defensa personal, pero Liam no te va a matar porque seremos padres... Creo.

Oh, sí que lo hará... Debo buscar la forma de protegerme cuando vaya a verte —dice pensativo antes de sacudir la cabeza—.Estaremos bien, Maddie, puedo vender mi Xbox para pagar los primeros pañales... Crucemos los dedos porque tengas caderas anchas, cariño, porque las cesáreas son más caras.

Esta vez yo me cubro los labios con la cabeza de Phoebe para evitar reír y ella lo hace contra la palma de su mano, lo cual agradezco porque me pone nervioso que lo haga contra mi pierna.

Carajo, en verdad soy un novio de mierda... Lo siento Maddie, ya estoy pensando en pañales y ni siquiera me he detenido a preguntar por ti, ¿cómo te sientes, cariño? ¿Quieres que lo tengamos, o necesitas que sostenga tu mano en el proceso?

—Aww, es tierno.—declara Phoebe y al parecer Zack alcanzo a escucharla.

¿No estás sola? Porque creo que esta es una charla que deberíamos tener en privado.

—Te amo, Zack —afirma ella, luciendo conmovida—. ahorita te explico todo, pero puedes estar tranquilo porque mi hermano no va a matarte y no tienes que deshacerte de tu Xbox. Mira, ellos son mis amigos, Holden y Phoebe.—nos presenta volteando la cámara hacia nosotros.

Vaya, tal parece que si somos amigos.

—Un gusto, Zack.—saluda Phoebe y yo asiento.

—Iré a aclararle esto, ahora vuelvo.—avisa Madison poniéndose de pie.

¿Has tenido ascos y mareos o te sientes bien?—se alcanza a escuchar antes de que salga por completo del salón.

Volteo a ver a Phoebe todavía inclinada en mi regazo, espero que se quite, pero en su lugar apoya su codo en mi pierna y su barbilla en la palma de su mano antes de soltar un suspiro.

—Es bonito ver parejas lindas, aunque bueno, únicamente ellos saben las problemáticas que tienen, pero lucen felices y enamorados.

Parece estar hablando más para ella misma que conmigo, así que permanezco en silencio. 

Le pico la costilla con mi dedo haciendo que se sobresalte levemente y voltee a verme.

—¿Qué pasa?

—Nada, solamente tengo una duda.

—¿Cuál? Igual y puedo ayudarte a resolverla.

—¿Planeas quedarte todo el día en mi regazo o te levantarás en algún momento?

Abre sus ojos con sorpresa antes de incorporarse en un salto, se ha sonrojado, lo cual por alguna razón me hace sonreír.

—Lo lamento, no me di cuenta de que todavía estaba en tu regazo, es decir, obviamente sabía que estaba ahí, yo misma me puse, pero me refiero a que estaba tan a gusto que no me di cuenta de que te estaba molestando. es que tienes piernas cómodas ¿haces ejercicio? Claro que debes hacer ejercicio con ese cuerpo.— dice con rapidez y sonrojándose más conforme sigue hablando.

—Supongo que gracias y sí, hago ejercicio, es parte de mis entrenamientos con el equipo de hockey.—digo riendo por su sonrojo.

—¡No te burles de mí! —reprocha, aunque también ríe más suavemente que yo— ¿Sabes? Si vamos a ser amigos, no puedes estarme haciendo sonrojar así.

—¿Vamos a ser amigos?—pregunto dejando de reír porque, honestamente, aún pensaba que en cualquier momento regresaría con él grupo de Connor.

Y es que el grupo de Connor es medianamente agradable contigo cuando eres parte de él, en cuanto haces algo mal o con lo que no están de acuerdo, te hacen a un lado.

Lo sé por experiencia.

Las burlas sobre mi vitiligo ya no me afectan, las he escuchado por años y logro ignorar la mayor parte, si no me gustan mis manchas es por mi propia percepción, mis inseguridades.

Pero cuando las burlas son hechas por las personas que antes te defendían de ellas, inevitablemente duele. Incluso más de los que debería.

—Sí, por lo de la clase con la profesora Montgomery. Yo no conozco a nadie para que sea nuestro conejillo de indias y deduzco que tú tampoco, así que seremos nosotros convirtiéndonos en amigos, ¿o planeas enamorarte de mí?— bromea Phoebe pestañeando repetidamente en mi dirección.

—¿Tú planeas enamorarte de mí?—le regreso.

Ambos sonreímos divertidos mientras negamos con la cabeza.

Seremos buen equipo.


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