Agosto se fue titular de una luz, tan rápido que no se ve a simple vista. Faltaban 3 días para el inicio de curso en Hogwarts cuando una lechuza marrón entro al despacho de cierta Black quien se encontraba leyendo y firmando documentos sobre sus negocios.
La mujer con rapidez tomo la carta que se le ofreció por parte de la lechuza quien recibió un pequeño dulce por parte de la mujer mientras está observaba el escudo de cera que representaba al ministerio.
La black rápidamente rasgo el sobre sacando la carta del interior del mismo, su rostro paso de una ceja alzada a una mirada sería para finalizar con un rostro frío lleno de ira.
El ruido fuerte de las silla correr se escucho por todo el estudio y enseguida la mujer a paso firme y serio camino hacia la chimenea de su estudio, tomo los polvos flu en su mano antes de entrar a la chimenea.
–Oye mamá – fueron las palabras de cierto azabache que entraba a la oficina y al ver el rostro de su madre se dio una vuelta completa en su lugar y salió casi que corriendo del estudio.
–Ministerio de magia– gruñó la black entre dientes para después lanzar los polvos flu al fuego de la chimenea.
La mujer fue envuelta en llamas verdes para después desaparecer en la chimenea. La sensación de pasar por un estrechó tubo sumado a la irritación anterior de la mujer generaba más ira en esta.
Al salir segundos después de su chimenea privada del ministerio la Black a paso firme y elegante con un rostro serio y frío mientras sus pasos producían el típico sonido del taconeo al caminar.
Los magos y brujas que de cruzaban con ella en su camino muy sabiamente se hacían a un lado como si un mar se abriera en su presencia.
Rápidamente la mujer fue a los ascensores, la black no tuvo que pasar por la inspección debido al temor que sentía el auror novato al ver a la mujer.
La black entró al ascensor que curiosamente se vació al instante que ella entró. La mujer oprimió el botón que la llevaba a la oficina del ministro y en cuestión de segundos el ascensor se colocó en marcha.
Dies segundos después la mujer llegó a su destino, al abrirse las puertas la black salió del ascensor y fue directo a la puerta de la oficina del ministro, ignorando a la secretaria la black entró con fuerza a la oficina sobresaltando al ministro quien al ver a la mujer comenzó a sudar frío.
– Alya, querida – Hablo el ministro con nerviosismo en su voz – ¿Que te trae por aquí? – pregunta con una sonrisa que pretendía ser amable pero era una completa mueca de temor.
– Sabes perfectamente mi razón, Cornelius – Hablo la black con un tono frío y venenoso, sus ojos irradiaban ira pura y parecían brillar con intensidad en un color esmeralda.
– Supongo que es por mi orden ¿No? – afirmó el ministro con más temor que antes – Así es – dijo la mujer con un tono de voz más frío que antes.
–Pero Alya. es necesario, por la seguridad de nuestros muchachos – Informo el ministro tratando de mostrarse firme con su desición.
– Créeme Cornelius, si algo sale mal pediré tu cabeza en bandeja de oro y joyas. Tienes suerte de que tu orden sea decreto del ministro pero donde no lo fuera te acabaría en menos de lo que canta un gallo – Dijo la black con veneno y un sicseo muy semejante al de una serpiente.
El ministro trago seco ante el tono de la mujer, si había algo que el hombre más temía era a esa mujer. Por eso siempre prefirió estar en su ojo bueno pero tal vez se estaba acercando más a su lista negra de lo que le gustaría.
– Te lo aseguro mi querida Alya que nada malo va a suceder – Dijo el ministro tratando de sonar convincente lo cual fue un total fracaso – Más te vale Cornelius o yo misma me encargaré de verte en la ruina – sentenció la mujer para luego girar en sus talones y desaparecer por la chimenea del hombre.
El ministro se derrumbó en su lugar tomando un pañuelo para limpiarse el sudor de la frente.
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El primero de septiembre al fin llegó, la mañana de aquel día en la mansión Black era un completo descontrol con dos de los 4 merodeadores y sumado esto los gemelos Weasley, Ron que todo esté tiempo se quedó en la mansión para pasar el tiempo con sus hermanos era el más calmado de los 5.
Al final todo el grupo incluyendo a la familia de Sirius ya estaban en los autos para poder ir a la estación. Este año decidieron ir en auto que por aparicion o flu.
En uno de los autos de fueron los 4 merodeadores contando a Remus junto con los gemelos tenían al pobre chófer con jaqueca de tantas bromas que hacian.
Al llegar a la estación el gran grupo no tardó en pasar la barrera y reunirse con sus amigos. Las familias conversaban gratamente antes de que tanto Alya como Flemmont tuvieran que aparecer directamente en el castillo a la espera de los alumnos.
–¡Fred y George Weasley! – Fue el chillido cargado de ira que se escucho por toda la estación.
Las personas cercanas a la fuente del grupo tuvieron que cubrirse los oídos ante el molesto grito. Los mencionados suspiraron dramáticamente antes de darse una media vuelta poniendo sus mejores sonrisas en dirección a su madre.
– ¡Querida... – comenzó Fred – .... Madre! – finalizó George, la mujer por otro lado los miraba con furia.
– ¡¿Que creen que hacen con toda esta gentuza?! – grito la mujer – ¡Su padre y yo los estuvimos buscando todo el día! – grito está.
– ¿Todo el día? – Pregunto George con una sonrisa ladeada con un toque de molestia y dolor que compartía con su gemelo.
Los presentes simplemente decidieron ignorar la situación, por el bien de la mujer.
– ¡Vaya sorpresa nos llevamos su padre y yo cuando entramos a su cuerto y no estaban! – grito la mujer, su rostro estaba más rojo que su cabello de la ira – ¡ Y peor verlos junto a esta manada de mortifagos y sus asquerosos hijos mortifagos! Menos mal que no está esa horrenda Black – chillo la mujer pero un corte en su mejilla y una delgada línea de sangre la hizo quedar más pálida que la nieve.
– Cuide sus palabras Weasley o el próximo corte no sacará una simple gota – Fueron las frías palabras de cierto azabache que miraba a la mujer con frialdad.
Los demás presentes simplemente dieron un paso lejos del azabache, la Weasley cambio su rostro de susto a furia.
– ¡Tu! – Chillo la Weasley en dirección al azabache – ¡Yo! – Respondió el azabache con falsa alegría haciendo enojar más a la mujer.
– Eres una deshonra para tus padres, deben estar revolcándose en su tumba al verte con esta gentuza inmunda, deberían estar en Azkaban – dijo la Mujer viendo a las familias reunidas quienes simplemente tenían un rostro aburrido viéndola como si fuera una simple hormiga.
– Aún así fueron mejores padres en un año de lo que usted es en toda su vida, Weasley – Dijo el azabache con aburrimiento
– ¿Sus palabras no fueron? “Los hemos buscado todo el dia” sabiendo que sus hijos llevan con mi familia desde que nos vimos la última vez en el caldero chorreante – dijo este mirando a la mujer con burla quien tenía una mirada en shock ante eso.
– ¡Mientes como la asquerosa black esa! – Chillo la mujer, el azabache frunció el seño levemente.
– Todas las bromas que planeamos en estas semanas dicen lo contrario – dijo el azabache con diversión – ¿No chicos? – dijo este en dirección a los Weasley quienes asintieron con sonrisa.
La mujer parecía sorprendida por ese hecho, la multitud que se había reunido con disimulo para escuchar toda la confrontación murmuraba acerca de ese hecho.
– Pero no es de sorprender ese hecho. Después de todo los dejaste solos olvidandote de ellos cuando te marchaste. Un año atrás hiciste lo mismo con tu 6to hijo, Ron – dijo el Canuto más joven con diversión.
– A quien desheredaste por el hecho de ser nuestro amigo – dijo Pansy uniéndose a la charla – Quien ahora es un protegido de la casa Parkinson e incluso mi padre lo prepara para ser Lord Parkinson algún día – terminó la pelinegra con una sonrisa ladeada.
– Ulala, que oyen mis preciosos oídos – Fueron las palabras endulzadas de cierta rubia entre la multitud quién tenía una libreta flotando a su lado y una sonrisa perversa en sus labios.
– La matriarca Weasley deshereda a uno de sus 7 hijos por el simple hecho de elegir amistades, el joven mago envés de caer en el dolor y tristeza se alza en grande como un hombre fuerte y valiente con ganas de triunfar – Dijo la mujer mientras una pluma escribía en su libreta.
–La misma mujer ahora reprende a sus hijos 4to y 5to por no estar en la mañana antes de la salida a la estación pero no sé había dado cuenta que llevaban semanas sin estar en su casa ¿Es esta una buena madre? – terminó la mujer con un tono de duda.
– Rita, qué gustó verte – Dijo el azabache viendo a la mujer quien sonrió devuelta al niño.
– Harry Potter Black Slytherin, como siempre un placer verte, lástima que tú madre no esté ahora. Me gustaría hablar con ella, dale mis saludos y esperen la edición de mañana del profeta, estará jugosa – dijo la rubia antes de darse vuelta en sus talones e irse de forma elegante.
La Weasley quien estaba en un estado de shock total por todo lo que estaba pasando en un momento de ira saco su varita.
–¡Reducto! – grito la mujer, el hechizo salió en dirección hacia el azabache quien con un leve movimiento de su cabeza la hacho hacia un lado esquivando el hechizo que golpeó contra una columna haciéndola pedazos.
– ¡Weasley! – fue el grito que vino detrás de la multitud que estaba asombrada por lo que hizo la pelirroja.
Una furiosa Amelia Black antes Bones quien en un principio se había separado del grupo para hablar con unos compañeros de trabajo llegó al lugar donde la multitud se reunía curiosa por lo que pasaba.
No espero encontrarse a la matriarca Weasley alzar su varita y lanzar un hechizo contra su sobrino.
–¡¿Que?! – fue el grito de la Weasley enfurecida quien se dio la vuelta solo para palidecer al ver a Amelia Black frente a ella.
– Está bajo arresto Weasley, alzar su varita contra un menor de edad y más un hechizo mortal es ilegal – Dijo la Black antes Bones con frialdad.
– ¡No puede hacer eso! – Chillo la Weasley – Puedo y ya lo hice – dijo la Black haciéndole señas con la mano a un auror que estaba de patrulla quien rápidamente procedió a incapacitar a la Weasley y llevársela ante la atenta mirada de toda la multitud.
– ¡No hay nada más que ver aquí! – Grito la Black en alto haciendo que la multitud se dispersara.
La mujer llega a donde el resto del grupo con su mirada fija en su sobrino.
– ¿Estas bien Harry? – pregunto la mujer ahora con suavidad, su esposo se acercó a ella pasando uno de sus brazos alrededor de la cintura de la mujer.
– No es nada del otro mundo, los entrenamientos de Anthony dan frutos – Dijo el azabache restándole importancia.
– Disculpe señorita Black – Dijo Fred llamando la atención de la mujer quien volteó a ver al pelirrojo.
– ¿cuanto tiempo estará Molly en prisión? – pregunto el otro gemelo, para nadie paso desapercibido que el chico la llamo por su nombre y no por el honorífico.
– Lo más seguro es que un mes pero conociendo a Alya buscará algo más que eso – dijo la Black antes Bones.
– No será la única – Dijo Daiane con una sonrisa que su esposo conocía muy bien y por eso mismo dio un sabio paso lejos de ella.
– nunca pensé que esa morsa roja cayera tan bajo como atacar a un menor de edad frente a todos – Murmuró Narcissa con el seño fruncido – Sin ofender muchachos – le dijo a los dos gemelos.
– Nah, está bien – contestaron ambos al unísono.
Las charlas continuaron un rato más antes de que un silbato diera la orden de que era momento de abordar el tren.
El grupo de 3er año y Luna buscaron un compartimiento al final del tren para poder charlar con calma.
Pero al entrar notaron que había una mujer sentada al lado de la ventana. Esta vestía de pantalones de cuero negro, blusa blanca de escote, botas estilo militar negras y una chaqueta de cuero negro al estilo rock. Su cabello corto hasta el cuello ondulado y castaño tapaba su rostro puesto que miraba hacia la ventana.
– Disculpe, no sabíamos que estaba ocupado – Fueron las palabras de cierto azabache que estaba apoyado en la puerta.
La mujer giró su rostro en dirección al recién llegado grupo analizando los en segundos.
– No hay problema, pueden ingresar. De todos modos no estaré mucho en el compartimiento a penas inicie el viaje – Hablo la mujer con un tono de voz tranquilo pero todos notaron que era firme.
– oigan chicos, no encontramos nada – Fueron las palabras de cierto castaño fornido que había llegado al grupo, su mirada se dirigió levemente a la mujer quien se tenso un poco pero no fue notado por nadie.
– ¡Hola! – Saludo el niño – No sé si me recuerdes, soy el hijo de Frank y Alice, hablamos en navidad – dijo Neville con entusiasmo.
– como olvidarte, recuerdo muy bien nuestra charla ese día – Dijo la mujer con una sonrisa ladeada.
– Neville y yo esa vez olvidamos preguntar tu nombre – dijo Tracey un tanto apenada por ese hecho, la mujer soltó una suave risa para ver a la chica.
– Creo que tampoco me presente en un principio. Soy Maria Klay, seré su maestra de defensa este año – dijo la mujer presentándose.
Para este punto ya todo el grupo quienes habían estado escuchando todo con atención por obra de Harry agrando el compartimiento para todos y se procedieron a sentar.
– Carajo Cornamenta, ya no podremos planear la broma – Le susurro el moreno a su mejor amigo quien asintió en decepcion.
–Como dije, no estaré mucho en el compartimiento. Es más, creo que es hora de irme – Fueron las palabras de aquella mujer quien se levantó de su lugar y camino fuera del compartimiento ante la mirada de todos los presentes.
– por cierto, que no haya nada en mi comida – dijo esta dándose la vuelta hacia los chicos mientras les guiñaba un ojo y luego se iba.
– ¿Profesora favorita? – dijo Harry a nadie en particular – profesora favorita – contesto el moreno viendo por dónde se fue la mujer.
(•••)
la lluvia golpeaba las ventanas de aquel compartimiento como un pequeño galopar, los jóvenes que lo ocupaban estaban metidos en diferentes actos.
Pansy dormía plácidamente acurrucada sobre el pecho del pelirrojo del grupo quien conversaba gratamente con Draco sobre quidditch mientras el rubio servía de descansa pies para cierta castaña que leía un libro sobre runas.
Neville, Tracey y Susan estaban sentados sobre mantas en el suelo del compartimiento, la castaña apoyada en el hombro de su amigo mientras esté pasaba su brazo sobre los de la castaña Rojiza, la rubia apoyaba su espalda contra los pies de cierto Moreno que dormía babeando con la cabeza colgada hacia atrás.
Daphne tenía su espalda contra el pecho de cierto azabache mientras esté la abrazaba por su cintura y apoyaba su mentón en el hombro de la niña, el par estaba enfrascado en una larga lectura sobre pociones nivel auror.
Astoria, Aurora y luna conversaban sobre criaturas mágicas con bastante emoción por parte de la rubia.
Theo por otro lado desde su lado de la ventana veía con aburrimiento las nubes grises pasar y las gotas colpear el vidrio.
Toda calma que abundaba en aquel lugar se vio interrumpida ante la apertura de la puerta del compartimiento. Todas las miradas se dirigieron a los recién llegados, los gemelos Weasley quienes cargaban a una enfurecida Cristina Hale.
– ¡Les exijo que me bajen ahora mismo par de fotocopias! – grito la niña con notable ira en su voz mientras pataleaba con fuerza – ¡Voy a acabar con esa rastrera comadreja inmunda!– gruñó con ira.
– ¿Se puede saber que ocurre? – Dijo Daphne no muy contenta por la situación actual y menos de la llegada de aquella pelirroja.
– Fred y yo estabamos con Lee y las chicas cuando vimos a Ginny regar un sumo de calabaza sobre la cabeza de quien tenemos cargada – dijo George forsejeando para tratar de detener a la pelirroja.
– ¡Maldita perra, juro que me las pagará– gruñó la Hale con ira – lenguaje – murmuró Aurora, la Hale parecio dudar un momento en su pataleta al escuchar aquello.
– ¿Por qué Ginny hizo eso? –Pregunto Ron con el seño fruncido.
– Solo dije que fue gracioso el show que hizo la morsa pelirroja en la estación hace rato – dijo la Hale siendo bajada por los gemelos, quienes escucharon aquello soltaron una pequeña risa al darle la razón.
Aurora saco su varita para limpiar los rastros de jugo de la pelirroja quien le agradeció con una leve sonrisa ante aquello.
– Por la seguridad de todos en el tren es mejor que ella se quede aquí – dijo Fred con calma ganándose un seño fruncido de todos – Si no queremos un bombarda máxima en medio del pasillo.... – comento George – ... Y no poder pararla en el Maxi – terminó el otro gemelo.
Todas las miradas se dirigieron a la pelirroja quien parecía indiferente ante aquello mientras se veía las uñas despreocupada. Después de un momento dirijio su mirada al grupo.
– ¿Que? ¿Se les perdió una igualita? – dijo esta molesta por las miradas – ¿Encerio ibas a hacer eso? – pregunto Aurora sorprendida.
– Si y me hubiera salido con la mía si estás fotocopias entrometidas no me hubieran detenido – Respondió la pelirroja mirando de forma molesta a los dos pelirrojos quienes chocaron las cinco orgullosos de su acto.
– que mal, no habrá molestia menos – murmuró Pansy adormilada en el pecho del pelirrojo.
Las conversaciones que hubieran seguido después se vieron interrumpidos por el fuerte frenon que el tren dio, los chicos tuvieron que hacer todo lo posible para no dejar caer a las chicas que cargaban, Harry usando sus rápidos reflejos evitó que los baúles cayeran sobre todos y provocarán un accidente.
Los gemelos quienes estaban de pie se fueron de cara al suelo cayendo uno sobre el otro.
Los gritos de sorpresa y algunos de dolor se pudieron oír por todo el tren, las luces empezaron a fallar para luego apagarsen por completo.
– ¿Pero que..... – comenzó George – mierda? – terminó Fred, la voz de ambos sonaba adolorida por los golpes al caer.
– ¿Se abra dañado el tren? – pregunto la Hale confundida por aquel suceso – No lo sé, pero sea lo que sea no es normal – dijo el azabache mientras conjuraba un lumus no verbal.
– Chicos algo se mueve afuera – Dijo Theo con una voz muy seria, algo raro en el lo que les dio a entender a todos los amigos de este que algo malo había o estaba por pasar.
Todos pudieron notar como lentamente el vidrio de la ventana comenzaba a congelarse, la botella de agua que había caído al suelo por el frenon también tenia el mismo efecto.
El castaño aún con su mirada fija en las siluetas que se veían en la grisasea y nublada oscuridad abrió los ojos en grande.
– Mierda – fue lo único que dijo antes de que el tren se sacudiera con fuerza una vez. Harry quien rápidamente se levantó al igual que el moreno fueron a la puerta para sacar sus cabezas del compartimiento y ver al rededor.
– ¡Entren ahora y cierren con seguro! – grito el castaño, los dos merodeadores no reaccionaron a tiempo cuando otro sacudon los lanzó al suelo cayendo a este.
La puerta se cerró con fuerza y rápidamente Draco puso el seguro.
Una figura enorme se pudo divisar afuera del compartimiento, la criatura en simples palabras era horrenda, vestida de una larga y fea tunica negra, que cubría por completo su cuerpo a excepción de un orificio grande donde debería ser su boca. Unas manos esqueléticas negras se alzaron, la criatura fue directo a tomar la perilla de la puerta para abrirla.
Los presentes estaban atemorizados viendo a la criatura con temor, el frío era intenso lo cual se evidenciaba con la respiración de los presentes, un vapor notorio se veía con cada exalacion de los chicos.
– Dementores – Logro decir con un cortante hilo de voz la merodeadora mientras sus ojos azules se comenzaban a humedecer ante el miedo y los recuerdos que asotaban su mente.
– Harry – murmuró con miedo Daphne tomando a su pequeña hermana y colocándola detrás de ella.
El dementor al ver que la puerta no se abría lentamente comenzó a levantar el seguro de la misma, el azabache empuñó con fuerza su varita apuntando a la criatura.
– ¡Expecto patronum! – fue el grito que se escucho desde el corredor. Una segadora luz azul pálida salió con fuerza desde atrás del dementor.
Lo siguiente que todos pudieron ver fue una pantera lanzarse con un rugido furioso contra el dementor quien en cuestión de segundos ya había salido del tren en compañía de otros dos de su especie.
Después de aquello la pantera comenzó a entrar en cada compartimiento con rapidez asegurándose de que todo estuviera bien.
– ¿Están todos bien? – pregunto la voz de aquella mujer quien habían conocido al principio del viaje.
– Si, un chocolate vendría bien – Dijo Harry respirando con dificultad. – le diré a la señora del carrito que entregué chocolates a todos – dijo la mujer antes de irse de nuevo.
– Luna – murmuró Theo viendo a la rubia quien lloraba de forma silenciosa, la rubia al escuchar aquello fue no dudó ningún segundo en lanzarse a los brazos del castaño y ocultarse en su pecho como un cachorrito asustado.
Todas las miradas estaban en aquella escena por lo que ninguno noto la molesta mirada de cierta chica que pasaba por ahí.
La señora del carrito pasó unos minutos después y entrego barras de chocolates a todos, los del compartimiento comieron aquello haciendo que poco a poco se recuperarán.
El viaje se reanudó pero todos sabían una cosa, aquello no fue casualidad y mucho menos iba a ser la última vez que pasarán por algo similar.
Hasta aquí un capítulo más del fic,espero que les haya gustado. Disculpen la demora pero estaba corto de inspiración. Desde hace semanas que tengo el capítulo a la mitad y no sabía cómo acabarlo pero aquí está.
La apariencia de Bella que tendrá el resto del año o casi todo 👀 será está.
Me gusta mucho esta actriz y creo que le queda perfecto a la apariencia de Bella que tendrá de momento.
Sin más que decir hasta la próxima