Ochako actualmente estaba flotando varios objetivos e imaginando la cara de Mastermind mientras los dejaba caer al suelo. Tsu sabía que probablemente no era la mejor salida, pero no podía desaprobarlo. A pesar de que la policía había realizado una conferencia de prensa y les había asegurado a todos que las casas de seguridad estaban vacías y nadie resultó herido, no pudieron evitar sentirse un poco nerviosos. Es posible que Mastermind no haya matado a nadie esta vez, pero había demostrado que aún podía, y de alguna manera eso era aún más aterrador.
Tsu no sabía por qué. Todos sabían que Mastermind era una seria amenaza mucho antes de que lo arrojaran al Tártaro. El hecho de que había escapado y de alguna manera logró derribar todo el edificio en el proceso solo se sumó a su factor de peligro.
Y habían elegido hacer un trato con él.
Mastermind había mantenido su parte del trato, técnicamente. No se sentía así porque definitivamente no había mantenido el espíritu del trato. Tsu realmente estaba empezando a preguntarse si eso era peor que si lo hubiera roto por completo. Al menos entonces no estarían en el anzuelo por cualquier favor que él pidiera a cambio.
Sí, Ochako tuvo la idea correcta. Tal vez Tsu también necesitaba golpear algo.
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Inko apagó todas las luces para que pareciera que no estaba en casa. No estaba segura de que haría algo para disuadir a Izuku, si él decidía hacerle una visita, pero era mejor que nada. Tan pronto como vio el video de su hijo en la televisión, se escondió en su apartamento y se negó a salir. Las únicas personas que sabían que ella todavía estaba allí eran Rei y Mitsuki, pero le habían dado espacio, al menos al principio.
Sin embargo, considerando todas las cosas, Inko supuso que realmente no debería sorprenderse de que fuera Mitsuki quien irrumpiera en su puerta antes que Izuku, "¡Vamos, Inko! ¡Deja de fingir que no estás en casa y déjame entrar ya!"
Inko corrió hacia la puerta y abrió las cerraduras, "¡Mitsuki! ¡No tan alto! ¿Qué pasa si alguien te escucha?"
"¿Quién?" Misuki hizo un gesto alrededor. "Ahora que Izu-kun está fuera de prisión, nadie va a tener las pelotas para tratar de lastimarte".
"No son a ellos a quienes les tengo miedo". Murmuró Inko.
Mitsuki puso los ojos en blanco, "No me digas que le tienes miedo a Izu-kun".
Inko solo la miró.
"Ok, no voy a decir que no deberías tenerle miedo, porque seamos honestos, tu hijo es aterrador". Mitsuki suspiró. "¿Pero no escuchaste lo que dijeron en las noticias? La ruptura fue hace semanas. Si iba a perseguirte por entregarlo, ¿no crees que ya lo habría hecho?"
Inko hizo una pausa, "Yo..."
"Y si Izu-kun decide ir tras de ti", continuó Mitsuki, "¿realmente crees que un par de cerraduras de puertas serán suficientes para detenerlo? ¡Mira, lo entiendo! Nuestros dos hijos son villanos. Katsuki me asusta tanto, pero no hay mucho que un par de madres de mediana edad puedan hacer contra ellos si se les mete en la cabeza que quieren... bueno, lo que estoy tratando de decir es que no puedes vivir el resto de tu vida encerrada, ¿de acuerdo? ¡Tienes que salir de esta casa en algún momento!"
Inko suspiró, sus hombros cayendo en derrota, "Supongo que tienes razón.
Solo tengo miedo".
"Lo sé." Mitsuki le dirigió una mirada comprensiva. "Pero Rei ha encontrado algo que podemos hacer para retribuir, ¿sabes? Nos está esperando, si te animas".
Inko dio una sonrisa temblorosa, "Está bien, vamos".
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Kaina caminó con confianza al lado de Hawks, negándose a mostrar el más mínimo nerviosismo mientras él la conducía a donde sea que se reunieran con Mastermind. El pequeño aprendiz de Hawks caminaba detrás de ellos, la sombra que formaba su peculiaridad permanecía siniestramente al lado del niño, probablemente como una advertencia en caso de que ella amenazara con matarlos, pero Kaina no estaba preocupada por una demostración de poder tan inútil. Ella era más rápida que Tokoyami y podía ponerle una bala más rápido de lo que su Sombra podía protegerlo, si se reducía a eso. Hawks, sin embargo, era otro asunto. Había pasado por el mismo entrenamiento que ella y era famoso por su velocidad, por lo que eso complicaría las cosas si se trataba de una pelea, pero no era nada que Kaina no pudiera manejar. La comisión la había entrenado para ser un arma mortal, después de todo.
Dicho esto, ella no había solicitado esta reunión con la esperanza de una pelea. Eso hubiera sido ridículo y francamente idiota. Había hecho su investigación sobre este Mastermind desde su escape del Tártaro y si había algo que estaba claro, era que él era un maestro de la venganza. Si las cosas salían mal y ambos sobrevivían a una pelea, le daría a Mastermind una ventaja casi insuperable, ya que eso significaría que tendría tiempo para pensar, crear una estrategia contra ella y convocar a tantos aliados como necesitara para llevarla a cabo. Todavía podría ganar, tal vez, pero habría perdido el terreno elevado, por lo que era mejor si, para empezar, nunca peleaban o simplemente lo mataba de inmediato.
Hawks la condujo por otro pasillo y a través de algunas puertas cerradas antes de llegar finalmente a la habitación donde estaba Mastermind. Era más bajo de lo que ella había pensado que sería. Por la investigación que había hecho antes de solicitar esta reunión, Mastermind parecía casi más grande que la vida. Había conquistado el underground sin siquiera mostrar su rostro y, cuando finalmente hizo su debut ante el público, inmediatamente puso de rodillas a la sociedad de los héroes. Se necesitaron agallas para tomar como rehenes a los cincuenta mejores héroes, pero de todos sus logros, destruir la comisión fue lo que llevó a Kaina al límite y la hizo solicitar una reunión.
Sin embargo, incluso con lo bajo que era, Mastermind formaba una presencia intimidante, pero tal vez eso se debía a que, a diferencia de ella, él no había venido solo. Freezerburn y Dabi estaban parados a cada lado de él mientras Shigaraki se sentaba atrás luciendo desinteresado en la reunión, demasiado ocupado jugando un videojuego portátil, pero Kaina sabía que eso era casi definitivamente una fachada. No podría haber mantenido su posición como líder de la liga si realmente no estuviera prestando atención.
"Hola, señora Nagant". Mastermind la saludó con una sonrisa. "Me interesó saber que te habías contactado".
"Pero no sorprendido". Kaina dijo. "Los rumores dicen que tiendes a coleccionar héroes caídos".
Freezerburn sonrió ampliamente ante eso, "Quiero decir, lo haces, Izuku. Primero yo, luego Hawks, Tokoyami…"
Mastermind se encogió de hombros, "No es mi culpa que la comisión no supiera cómo tratar a sus mejores y más brillantes. Acabo de exponer las grietas que ya estaban en el sistema. Asumo que es por eso que está aquí, Lady Nagant".
Kaina asintió una vez.
Mastermind tarareó "Honestamente, pensé que volverías a ser un héroe después de que la comisión fuera destruida. Corrígeme si me equivoco, pero ¿no te etiquetaron como villano solo porque mataste a tu manejador?"
"Eso fue solo una parte de eso". Hawks interrumpió. "Al menos, si las historias de terror que contaron sobre ti en la comisión fueran ciertas".
Kaina frunció el ceño "Sabes que la comisión comercia principalmente con mentiras".
"Ah bien." Hawks se frotó el cuello tímidamente. "Lo siento."
"Entonces, ahora mi pregunta es por qué alguien con ideales tan heroicos quiere unirse a los villanos grandes y malos". Mastermind inclinó la cabeza con curiosidad. "Incluso si ahora eres un villano, debes tener tus razones más allá de eso".
"Es simple." Kaina mantuvo la cabeza en alto. "Ahora que la comisión se ha ido, la gente buscará recoger los pedazos. Todo el mundo va a buscar una sociedad ideal que no existe ni puede existir, pero al menos una sociedad dirigida por villanos será muchísimo más transparente que una dirigida por héroes".
"Parece una perspectiva oscura de la vida". señaló Freezerburn. "¿No crees que la sociedad puede mejorar?"
"¿Mejorar? Quizás." Kaina dijo. "Pero no estaría aquí si pensara que la sociedad podría ser perfecta".
"Entonces supongo que es bueno que no estemos tratando de construir un mundo perfecto, ¿no?" Shigaraki dejó su consola de juegos y se unió a la conversación. "Al final del día, solo estamos tratando de hacer un mundo en el que podamos ser felices y si eso hace que un montón de NPC también sean felices, entonces eso es aún mejor".
Mastermind asintió, "Por eso creo que deberías unirte a la liga. Sus objetivos parecen estar mucho más alineados con los tuyos que con los míos".
"¿Oh?" Kaina lo miró con desconfianza. "¿Y cuáles son tus objetivos?"
Mastermind solo sonrió, "Hacer lo que quiera".
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El apartamento de Katsuki, si pudiera llamarlo así, estaba cubierto de marcas de quemaduras. Cada vez que pensaba que había visto lo último de ese nerd, allí estaba Deku, tratando de actuar de nuevo con fuerza y poder. Se suponía que estaría encerrado en el Tártaro por el resto de su vida, pero de alguna manera ese bastardo había escapado y decidió anunciar ese hecho al mundo de la manera más exasperante posible haciendo explotar todas las viejas casas de seguridad de la comisión.
Se suponía que las explosiones eran lo suyo.
Deku estaba tratando de robar el centro de atención de Katsuki, como siempre lo había hecho cuando eran pequeños. Con su cara estúpida y su ridículo complejo de héroe, siempre actuando como si fuera mejor que Katsuki, como si Katsuki necesitara su ayuda. Fue suficiente para hacer explotar a Katsuki. No era tan débil como para necesitar la ayuda de un deku inútil y sin peculiaridades. ¡Él era fuerte! ¡Era el más fuerte que había! ¡Era mucho más fuerte que Deku!
Katsuki flexionó sus palmas, tratando de mantener las explosiones limitadas a pequeños estallidos en sus palmas para no destruir su espacio vital. Era más fuerte que Deku, solo necesitaba demostrarlo. Claro, Deku había mostrado algunas pequeñas explosiones, pero eso no era nada en comparación con lo que podía hacer Katsuki. Le mostraría a Deku cuánto más fuerte era y le mostraría al resto del mundo al mismo tiempo.
Solo necesitaba un objetivo lo suficientemente grande.
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Solo traducir a Bakugo es exasperante.
(1723 palabras)