Tampa Bay vs Philadelphia
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Luego de aquel extraño encuentro con el jugador, Lidia pensó que las cosas quedarían ahí, como una anécdota que podría contar a sus amigos y familia. Pero para nada era el caso. Cada domingo, jueves o lunes, Travis Kelce la visitaba en su puesto de trabajo. Siempre iba casi a la hora en la que salía, justo cuando la gente se había retirado del lugar.
Al principio pensó que otra vez se había metido en problemas, pero para nada era el caso. Platicaron un rato, bromearon, de nuevo la ayudo con los lugares donde su baja estatura le traía problemas y luego se fue. Así cada semana.
Era una rutina a la que se estaba acostumbrando.
Pero ese día era diferente. Lidia tenia grandes problemas y poco tiempo para solucionarlo.
—¿Estas segura de esto?
—No tengo otra opción Kathe. Mi madre no puede ayudarme esta vez.
La chica miro de reojo a su amiga y luego continuo su vista al frente mientras manejaba.
—Si te descubren te despedirán.
—Lo se. Y es lo que mas me da miedo, no puedo perder el trabajo. Se ajusta perfecto a mis horarios.
—Sabes que te apoyo en todo Lidia. Y esto no es la excepción, no te dejare sola.
Sonrió a su amiga agradecida y continuaron el camino hacia el estadio en silencio. Cuando llegaron avanzaron rápido hasta la cocina, procurando que nadie los viera. Cuando llegaron Celia las miro extrañada pero al observar mejor su rostro cambio a uno lleno de sorpresa.
—¿Pero...?
—Necesito tu ayuda Celia —la encargada de cocina entendió enseguida todo—. Por favor, es una emergencia. Prometo que no tendrás problemas.
Las miro no muy segura, pero apreciaba a aquella chica. La ayudaría.
—Bien. Pero todos debemos estar pendientes de Norman.
Sonrió agradecida. Se colocaron sus uniformes, y luego de despedirse fueron a sus puestos de trabajo. Estaban mas nerviosas de lo usual, pero era lo normal.
—Tranquila todos te ayudaremos.
Miro agradecida a Kathe y comenzaron con el trabajo del día.
[···]
Todo había salido con respecto al plan. Faltaba media hora para que el turno terminara y no habían surgido problemas. Su jefe de vez en cuando aparecía, pero todos sabían manejar el asunto hasta que se retiraba.
—Iré a hacer el inventario —la chica asintió a su amiga.
Ya los aficionadas eran casi nulos. Solo dos estaban en las mesas, pero comenzaban a tomar sus cosas para retirarse. Lidia miro el reloj en la pared, ansiosa por que caminara mas rápido.
—Parece que alguien ya quiere irse —la castaña respingo del susto, pero se tranquilizo al ver que era Kelce.
Había olvidado por completo los encuentros que tenia con el jugador.
—Si bueno, ya es tarde —rio nerviosa. Cosa que Travis noto.
—¿Todo bien?
—Si, ¿Por que no lo estaría?
—Seguro, aja —la miro no muy convenido—. ¿Pensaste mi propuesta?
Parpadeo sin entender, luego recordó la pregunta que le había hecho la semana pasada. Su ultima visita, que como era habitual fue casi cuando ella salia, Kelce le propuso ir a cenar. Su corazón se había acelerado ante la propuesta. Pero lo extraño para ella fue que no pudo rechazarla, contrario a como lo hacia con Paul que era mas fácil, esta vez le resulto difícil hacerlo. Por esta razón le pidió tiempo para pensarlo.
—Sobre eso, yo...
—¡WOW! ¡Es Travis Kelce!
Justo por la puerta de servicio, un pequeño niño de lo que parecía cinco años miraba emocionado al jugador. Sus ojos brillaban y casi saltaba de la alegría. Corrió hacia la pequeña puerta de la barra para salir junto al jugador.
Lidia solo miraba pasmada la escena. No sabia que hacer.
—¡Hola! ¿Tu de donde saliste pequeño? —Kelce revoloteo su cabello.
—Estaba en la cocina. ¿Puedes darme tu autógrafo?
—Claro pero ¿no eres un poco joven para ser cocinero? —bromeo. Miro a la chica sonriendo, pero aquel gesto desapareció al ver su rostro.
Justo cuando iba a preguntar que sucedía, otra voz se unió. Por la misma puerta de servicio salia un hombre de mediana edad, impecable y con rostro serio. Su jefe Norman se dirigía a ella.
—Lidia necesito que... oh vaya señor Kelce no sabia que estaba aquí —miro amable al jugador—. Parece que tiene un admirador.
Saludo amable al hombre y comenzó a escribir en una servilleta el autógrafo para el chico. Todo esto mientras de reojo observaba atento a la chica y su jefe.
—Lidia necesito que hablemos junto con Kathe los turnos de la próxima semana ¿bien? —ella asintió nerviosa. Estaba segura que había comenzado a ponerse pálida—. Bien, entonces te dejo. Nos vemos junto con los demás antes de salir.
—Claro señor Norman.
Justo cuando estaba por retirarse, la palabras del niño llamaron la atención de todos.
—Mira mamá, tengo el autógrafo de Travis Kelce.
El rostro de Lidia palideció, mientras su corazón se detenía.
—¿Mamá? —la voz de Kelce y el señor Norman salía a coro.
Al verse descubierta no le quedo mas que aceptar las cosas. Además, presumiría a su hijo con orgullo. Era lo que mas amaba.
—Ya lo veo hijo.
El rostro de Travis era un completo poema. Para nada se esperaba aquello. Ella lo observo, no lo culpaba por la forma en la que reaccionaba, pero nunca le había mentido con respecto al tema pues jamas le pregunto o la conversación daba para eso. Además su vida personal y su hijo era algo que protegía con mucho recelo.
—Lidia —la voz del señor Norman la trajo a la realidad—. Necesito hablar contigo.
Asintió a su jefe.
—Pete ¿Por que no le muestras el autógrafo a la Tía Kathe y la Tía Celia? —el niño asintió feliz y corrió hacia la cocina.
Lidia miro a su jefe lista para lo que fuera a venir.
—Mi oficina —la chica camino hacia la puerta de servicio no sin antes escuchar a sus espaldas—. Unas disculpas señor Kelce.
[···]
—Es un maldito idiota, juro que voy a....
—Kathe —la interrumpió—. Ya no importa.
—¡Claro que importa! ¡No es justo que te despidieran!
—Esta prohibido meter a personas ajenas al personal. Así que parece que es legal.
Kathe gruño molesta.
—Lamento lo que paso. Tu mas que nadie necesitaba el trabajo.
—Ya no importa —las lagrimas corrían por las mejillas de la chica. Quería mantenerse fuerte, aun mas por su hijo. Lo miro a la lejanía como jugaba con su pequeño balón de futbol—. Sera mejor que nos vayamos, ya no quiero seguir aquí.
Luego de que el señor Norman la reprendiera por esconder a su hijo en el trabajo, decidió despedirla. Era lo que menos necesitaba en esos momentos pues las cosas se estaban complicando monetariamente para ella.
Ahora estaban afuera del estadio, habían recogido sus cosas y se preparaban para irse.
—¡Lidia, espera! —la chica miro incrédula a sus espaldas encontrando a Travis que se acercaba a ella. Lo miro sorprendida y sin saber que hacer—. Necesito hablar contigo.
Los pensó unos momentos, no estaba de ánimos para nada. Pero su amiga se adelanto a ella.
—Iré con Pete —se alejo hacia el pequeño, dejándolos solos.
Miro a Travis esperando que hablara.
—Yo... esto... no sabia que...
—Solo dilo Kelce.
—¿Estas casada? —ahora se sentía incomodo por todos los coqueteos que había hecho hacia ella.
—Soy madre soltera —declaro.
De alguna forma se sentía aliviado, pero la sorpresa aun seguía en él.
—¿Por que nunca lo mencionaste?
—No es un tema que se saque así como así en una conversación. "¿Podrías ayudarme a subir las servilletas? Oh por cierto, tengo un hijo de cinco años y soy madre soltera" —dijo sarcástica.
—Sabes a lo que me refiero.
—Pete es todo lo que tengo, por eso lo protejo con mi vida si es necesario —explico—. Lo tuve cuando era muy joven y su padre decidió dejarme luego de enterarse. Solo somos él y yo contra el mundo, por esa razón no cualquiera entra en mi vida. No quiero que nada le afecte.
Entendía a lo que se refería. Ahora sabia porque le dio tantas vueltas al asunto de salir con él.
—Pude ayudarte ahí adentro. Lo siento —hablo refiriéndose a lo que paso en el zona de comida.
—Ya no importa, conseguiré otro trabajo.
—Espera ¿Te despidieron?
—Era lo mas obvio.
—No pueden hacerlo.
—No es tan fácil Kelce. Esto no es como jugar futbol. Trabajos como este se pueden ir en un segundo. Y cuando vives al día como yo entiendes eso —declaro—. Ahora si me disculpas necesito irme.
—Espera —la tomo del brazo evitando que se fuera—. No me refería a eso. Es que si ya no trabajas aquí, ¿Qué me asegura que volveré a verte?
La mirada de ambos conecto. Lidia sabia de las intenciones del chico, pero ahora que sabia la verdad debía ser aun mas directa con él.
—Travis, le di vueltas a tu invitación no porque no me interesaras. Todo lo contrario, lo haces —este sonrió—. Pero estar en una relación conmigo no es tan fácil. Como vez, somos dos en el paquete —Lidia miro con una suave sonrisa a su hijo que jugaba a la distancia—. Entiendo si prefieres echarte para atrás después de conocer la verdad. Porque yo no avanzo sin Pete.
Se soltó suavemente de su agarre dispuesta a irse, pero de nuevo una mano se lo impidió.
—¿Qué te hace pensar que no quiero ese paquete? —Lidia lo miro sorprendida. La sonrisa en el rostro del pelirrojo solo intensifico el golpeteo de su corazón. Antes de que pudiera hablar Kelce se acerco robándole un ligero beso. Las mejillas de la chica se encendieron mientras correspondía el gesto—. ¿Entonces que te parece cena para tres?
La chica sonrió feliz mientras asentía. Paso sus brazos por el cuello de él abrazándolo.
—¿Mamá, podemos...? ¡Es Travis Kelce! —la voz del pequeño llamo su atención—. ¡Mamá es Travis Kelce! ¡¿Lo recuerdas?! ¡El que me dio el autógrafo!
Lidia se separo feliz mirando a su hijo.
—Lo recuerdo.
—¡Hoy jugaste increíble! Esa anotación empezando el partido fue genial. Quisiera jugar como tu.
Kelce lo miro sonriendo y se coloco en cuclillas frente a él.
—Gracias. Se que serás aun mejor que yo cuando seas grande —revoloteo su cabello.
—Mi mamá dice que el próximo año podre entrar a un equipo, pero aun no se a cual —divago un rato causando la risa de los mayores—. Soy Peter, pero todos en la escuela me dicen Pete.
—Travis Kelce —tomo ligeramente su mano—. Dime Pete, ¿Te gustaría ir por un helado?
—¡Siii! —salto emocionado—. Quiero uno de menta con chocolate, aunque el de fresa también me gusta pero....
Ambos observaron al chico enternecidos.
Kelce se levanto y miro a la chica junto a él.
—¿Vamos? —ofreció su mano.
—Vamos —se acerco tomándola.
Juntos y tomados de la mano comenzaron caminar.
Nada era como se lo habían esperado ambos, pero era justo lo que necesitaban. Pues ahora ese paquete de dos, gracias a un poco de ayuda, se había convertido en uno de tres.
Winner: Tampa Bay
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No podía dejarlas este día sin algún shot. Tarde pero sin falta jajaja
Espero les haya gustado esta segunda parte, y no se preocupen no se me olvida que tengo los pedidos de Flag. Ahora que termine Quarterbacks (Una novela individual de Jimmy Garoppolo, las invito a leerla), tendré más tiempo para concentrarme en escribir los Shots.
Nos vemos en la próxima actualización.
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×JMRM×