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By _my_own_fanfics_

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Dos mejores amigas, una de ellas juega con los sentimientos de Ares y la otra intenta detenerla, pero... ยฟque... More

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By _my_own_fanfics_

Ha pasado 1 semana desde que Raquel escribió y no le contesto. Tampoco planeo hacerlo.

Con Ares todo ha estado bien.

Con Sofía ¡Noticias de última hora! ¡Artemis consiguió ponerle orden de alejamiento y el Señor Juan ya no la deja vivir en la casa! Lo cual, en parte es gracias al abuelo Hidalgo quien casi amenazó al Señor Juan, pero bueno. Apolo ha sido el que ha estado más feliz por la situación. Claudia volvió a trabajar y ¡adivinen quien va a ser dama de honor! ¡Yo!

Artemis le propuso matrimonio y dijo que si ¡dijo que si! Creo que yo estoy más emocionada que Artemis o Claudia. Claudia aún no me pide ser su dama de honor, pero lo hará... eventualmente.

El trabajo ha estado lleno, más lleno que nunca. El colegio ha sido pesado pero con Gregory hemos pasado estudiando. Gregory iniciará la otra semana a trabajar con nosotros para ayudar a Ares.

Raquel no se ha aparecido por el colegio y Marcos tampoco.

Tengo 2 opciones: o se fugaron o se murieron.

Y la noticia que me tiene más emocionada que cualquier otra: ¡El Abuelo Hidalgo vendrá a vivir con los Hidalgo! Hoy llega a la casa y me invitaron a cenar con todos ellos. Ares tiene planeado aprovechar la noche para confesar que quiere ser un doctor.

Es miércoles, por lo tanto, nuestros turnos son cortos. Al terminar nuestra jordana, nos despedimos de Sammy y nos vamos en el Jeep de Ares.

—Tengo miedo por esta noche, Natalie. —confiesa Ares mientras sus dedos se mueven de manera inquieta sobre el volante.

Me quedo en silencio para pensar bien mis palabras. —Solo... no te estreses y esperemos lo mejor. —intentó ser lo más optimista posible porque yo también tengo miedo.

Ares respira profundamente antes de tomar mi mano.

—Prométeme que, sin importar lo que pase, tú sostendrás mi mano en todo momento. —habló a media voz. Me quedé en silencio— Promételo.

—Lo prometo, Ares. —sonreí antes de darle un beso en la mejilla.

—Gracias. —musitó.

Entrelace nuestros dedos y acaricié la parte posterior de su mano con mi pulgar.

Me llegó un mensaje y veo que es de Raquel.

R. 💛

"El viernes habrá una fiesta en casa de Steven, el capital del equipo de básquet. Quiero que llegues y hablemos, por favor"

Me tomo mi tiempo antes de contestar. Leo el mensaje una y otra vez, pensando que es una trampa o algo, hasta que decido contestar

"👍"
No le puse nada más, no quería hacerlo.

Apago mi teléfono y me concentro en Ares. Me concentro en La Paz que me trae verlo.

-

Llegamos a casa de Ares.

Al entrar, nos recibe una Claudia sonriente.

—¡Mi vida! —exclamé abrazándola.

—¡Natalie! —gritó con emoción.

—¡Adiós! —exclamó Ares con falsa alegría para irse de ahí.

Ambas rodamos nuestros ojos y reímos.

—¿Como está la futura novia? —pregunte feliz.

—Aterrada. —confesó— ¿Que tal si me caigo? O peor, ¿qué tal si pierdo el anillo tan costoso que me dio Artemis? —su cara se puso pálida.

Reí. —Tranquila, todo saldrá bien. —sobé su hombro.

—Eso espero. —suspiró— Quiero pedirte un favor... —jugó con el anillo en su dedo.

—Sí, sí quiero ser tu dama de honor. —asentí rápidamente.

Claudia negó riendo. —No, no es eso. Es algo más importante.

—¿Que es? —pregunté confundida.

—Es algo de 2 personas. Lo discutí con Artemis y está de acuerdo con esto.

—Escúpelo, Clau. Me estás matando, mujer. —exageré.

—¿Tú y Ares quieren ser los padrinos? —mi mandíbula cayó al piso— Sé que es mucho pedir, pero Artemis y yo confiamos demasiado en ustedes. —explicó rápidamente.

—¡Sí! —no la deje continuar— ¡Claro que sí! —la abracé con todas mi fuerzas— ¡Con todo el gusto del mundo!

—Gracias. —sonreía— ¿Crees que Ares acepte? —se preocupó.

Asentí. —Claro que sí.

—Gracias. —me dio una dulce sonrisa— Ahora ve con tu hombre. —me dio un golpe a mano abierta en el trasero.

Reí antes de subir al cuarto de Ares. Al entrar, cerré la puerta.

Ares estaba tirado sobre su cama, viendo su teléfono. Me quitó los zapatos mientras camino hacia él. Al llegar a la cama, me subo de rodillas antes de saltar sobre él. Reímos.

—Me vas a partir una costilla. —rió.

—No te vuelvo a abrazar. —fingí estar ofendida e intente levantarme.

—No te vas a ningún lado, Black. —me tomó de la cintura y me volvió a recostar sobre él. Reímos— ¿Que dijo Claudia? —me brazo por la cintura y yo puse mi brazos alrededor de su cuello.

—Quiere que seamos sus padrinos. —sonreí.

—¿Qué? —escuché su confusión.

—Sí, Ares. Quiere que seamos sus padrinos. —reí contra su cuello.

—¿Tú quieres que lo seamos? —preguntó acariciando mi cintura.

Yo quiero ser su madrina y creo que tú también serías un excelente padrino. —sonreí llevando mis manos a su cabello para jugar con el.

—Entonces, acepto.

Reí levemente.

Nos quedamos en silencio, disfrutando. Sentí como si el tiempo se detuviera y mi cuerpo se uniera con el suyo, como si mi cuerpo físico dejara de existir. Como si mi alma se fusionara con la suya.

—Eres increíble. —musité.

—¿En la manera ofensiva? —preguntó.

—No. —negué— Eres increíble en la buena manera. Has soportado demasiado y aquí estás. —suspiré— Eres como mi fortaleza. Cada vez que me siento débil o cansada, con tan solo hablar contigo me siento mejor, con tan solo abrazarte, con tan solo hablarte.

Ares se quedó en silencio, igual que yo.

—Tú eres mi hogar. —susurró.

—¿Por qué? —acaricié su nuca.

—Google decime "hogar" como un domicilio habitual de una persona y en el que desarrolla su vida privada o personal. —asentí dando a entender que comprendí— sin embargo, yo tengo otra significado de hogar. —suspiró— para mí el hogar no tiene que ser una casa, puede ser una persona. Una persona en la cual puedes descansar, una persona con la que puedes contar siempre, una persona que te hará sentir cómodo. Una persona... una persona que te va a dar esa maravillosa sensación de calidez, de amor, de comodidad, de seguridad, de todo. —continuó acariciando mi cintura— Tú eres mi hogar. Sé que puedo volver a tus brazos cuando lo necesite, se que siempre sentiré esa calidez en mi interior cada vez que te vea. —susurró a lo último.

Mis latidos se volvieron lentos y mi respiración entrecortada. En mi labios una sonrisa de ternura y amor, en mi pecho una sensación de calidez y en mi estomago uña mariposas haciendo revuelo entre mis órganos.

Me quede en silencio abrazando a Ares. Luego de unos minutos, decido hablar. —Tú también eres mi hogar. Podrás no siempre ser el más cálido, más sin embargo, eres mi hogar.

-

Llevo poco más de 1 hora en completo silencio con Ares. Lo único que se escucha son nuestras respiraciones y latidos.

—Hablaré con Raquel. —comentó.

Mis ojos, que estaban cerrados, se abrieron como platos. —Pensé que no querías ni verla en pintura.

—Ha pasado casi un mes desde qué pasó lo qué pasó. —suspiró— Si quiero intentar algo contigo, tengo que terminar todo con ella. Más bien, quiero terminar todo con ella. No quiero ser su amigo, no quiero ser su nada. Solo quiero que salga de mi vida para siempre.

—Estaré bien con lo que tú decidas, Ares. —me encogí de hombros— Pero no creo que ella llegue al colegio mañana, pero sí irá a la fiesta de Steven el viernes.

—Entonces hablaré con ella en la fiesta.

—Igual no pienses que nada más iremos a la fiesta para hablar con ella. No, señor. —negué— Quiero pasarla bien contigo, quiero pasarla bien con nuestros amigos.

—Está bien. ¿Pero nos podemos ir luego de hablar con ella? No quiero verla, será incómodo. —no lo puedo ver y sé que hizo una mueca de asco.

Reí al escuchar su voz con un tono de asco e incomodidad.

—Me gusta. —expresé.

—¿El qué? —preguntó.

—Como hablas, la manera en la que suena tu voz. Me gusta que tu voz sea gruesa, que sea ronca. —sople una risa nasal— es lindo.

—Quieres decir que es sexy. —afirmó.

Reí levemente. —Sí, así es.

—Saldremos en una cita el otro sábado. —afirmó.

—¿Es una propuesta o una obligación? —pregunté riendo.

—Es un "por favor, vamos en una cita el otro sábado" en idioma Ares. —dijo Claudia entrando con un cesto de ropa limpia en sus manos.

Me separé de Ares rápidamente.

—Nosotros no hacíamos nada. No es lo que crees que escuchaste. —dijo Ares con un tono serio y firme.

—No me mientas. —rodó sus ojos riendo— No dire nada hasta que ustedes resuelvan... eso. —hizo círculos en el aire frente a nosotros.

—Gracias, Clau. —sonreí.

Ella asintió, acomodo la ropa limpia en los cajones de Ares. —Me alegra que ustedes sean los padrinos. —dijo con alegría mientras cerraba las puertas del closet.

—A mi también. —sonreí.

Claudia camino hasta la puerta y, cuando su mano estaba en el picaporte, se giró para darnos una última sonrisa antes de irse.

—Dios. —musitó Ares pasando sus manos por su rostro— Ahora Claudia lo sabe, lo que quiere decir que Artemis lo sabrá. —maldijo por lo bajo.

—¿Te molestan que sepan que tú y yo somos algo? —pregunté en voz baja, un poco temerosa.

Ares, quien tenía su rostro entre sus manos, levantó su cabeza y me miró con el ceño fruncido. —¿Que carajos? —preguntó confundido— Natalie, claro que no. —negó con su cabeza y su ceño aún fruncido— Pero... —suspiró cerrando sus ojos y los abrió— Sé lo que quiero hacer y cómo quiero hacerlo. No quiero que ellos arruinen esto —señaló entre nosotros— esto tan perfectamente imperfecto que tenemos. Quiero que los disfrutemos en secreto antes que la gente comience a hablar. —cerró sus ojos echando su cabeza hacia atrás.

Me quede en silencio recorriendo cada parte de su rostro con mis ojos.

—Nunca me molestaría que la gente sepa de lo nuestro. —negó— Al contrarió, a mí me gustaría gritarle al mundo que eres mía y yo soy tuyo. —una leve sonrisa se formó en sus labios.

Me subí a horcajadas sobre él para abrazarlo.

—Y yo que pensaba que siempre serías el mismo idiota. —dije en broma contra su cuello.

—Pero que hija de... —rió— Nunca fui un idiota contigo.

—¿Nunca, Ares? —alcé una ceja mientras ponía mis manos a los lados de su cuello para que mi rostro quedara sobre el suyo— ¿Nunca? —hice una mueca irónica.

—Nunca. —asintió.

—¿Que tal la vez que me dijiste hija de puta porque te gané jugando? ¿Qué tal cuándo me ignoraste por 1 semana porque no te ayudé con una tarea? ¿Qué tal cuándo me dijiste hija de puta de la nada y te fuiste?

Ares me apartó la mirada apenado. —Lo lamentó. —susurró.

—¿Como dijiste? —molesté.

—Perdón, Natalie. —abrió sus ojos para tomar mi cara entre sus manos y darme un beso en la frente.

Sonreí antes de volver a recostarme en su pecho. Sus manos se posaron en mis caderas, subieron y bajaron lentamente.

—Pero, en mi defensa, tú fuiste la primera en comenzar a decirme "hijo de puta" desde los 14. —se excusó.

—Porque en ese entonces te volviste más hijo de puta de lo que ya eras. —me defendí. Reí.

—Que grosera eres. —dijo con cierto enojo.

—Que bipolar eres. —reí.

—Pero, aún así, me amas. —dijo con aires de superioridad.

—Y tú me amas a mi. —presumí. Me apoye en mis manos para verlo.

—Pero tú eres mía. —sonrió de lado.

—Y tú eres mío, Hidalgo. —le devolví la sonrisa.

Nos quedamos mirándonos a los ojos por un rato.

Ares atrajo mis caderas hacia él, insinuando que lo bese.

—Oh, no, Hidalgo. —negué con una sonrisa— Tú bésame a mi. —ordené.

—Te gusta que te rueguen, ¿no? —alzó una ceja.

Asentí. —Me gusta que me ruegues. —sonreí de lado.

Ares suspiró negando. —Bien.

Ares levantó su cuello para acercarse a mi con sus ojos cerrados y sus labios levemente abiertos. Al ver que estaba cerca de mi, me alejaba de él. Él me siguió mientras yo me alejaba de él, me siguió hasta estar sentado y yo sobre él a horcajadas.

Reí en burla y él abrió sus ojos. Ares me miró con el ceño fruncido en señal de cansancio y bufó.

—No será tan fácil, Dios Griego. —sonreí provocándolo.

—Brujita traviesa... —murmuró con una sonrisa torcida mientras miraba mis labios.

—¿Dime, Dios Griego? —lamí mis labios.

—Eres buena...

—Lo sé. —asentí.

—Pero yo soy mejor. —dijo antes de inclinarse sobre mi y besarme.

Ares quedó sobre mi, apoyándose en sus manos para no aplastarme. Sus labios se mueven con agilidad y rapidez sobre los míos. Ambos con nuestros ojos cerrados, disfrutando del beso.

Su rostro entre mis manos juntándolo más al mío, intentando fusionarnos. Mis piernas envolviendo sus caderas.

El beso se vuelve profundo pero no lujurioso. Nuestras lenguas moviéndose en sincronía. Ambos disfrutamos del sabor del otro y nos permitimos recorrer cada centímetro de la boca del otro.

Me gusta tirar de su labio inferior, jugando con su piercing. Disfruto sentir su sonrisa cuando hago eso.

El beso toma su tiempo hasta que nos quedamos sin oxígeno en los pulmones. Ares se encarga de unir nuestras frentes mientras intentamos recuperar el aliento. Siento su acelerada respiración chocar con la mía.

—Por Dios, Natalie. —jadeó antes de darme un corto beso y dejarme sentir su sonrisa contra mis labios.

Nuestras sonrisas chocaban mientras nos dábamos cortos besos. Comencé a jugar con los labios de Ares, dándole cortos besos a cada labio y chupándolos con mis labios y lengua. Ares reía.

—Mi pequeño Demonio. —dije mientras abría mis ojos, colocaba una de mis manos en su mejilla para acariciarla y le daba una cálida sonrisa.

—Mi pequeño Ángel. —sonrió antes de esconder su rostro en mi cuello— Me doy asco cuando soy tan... ugh, cursi. —bufó.

Se acosto en mi y me abrazo.

—A mi me gusta. —sonreí mientras jugaba con su cabello.

—Me preocupa, me aterra. —habló en voz baja— No quiero que tú me abandones.

—No lo haré, Ares. —prometí.

—Eso espero. —murmuró contra mi cuello.

-

El otro será más largo, por eso no creo subirlo hoy o mañana. Quizás mañana en la madrugada.

¿Les gustó? Siento que me han quedado horrible :( perdón

¿Cómo andan?

Canción del día: die for you- The Weeknd

POV: Ares siendo cariñoso. Nosotras be like: ✨🛐❤️ fangirl moment

-A.

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