El Siberiano de Génova ©

autumn-may द्वारा

32.6K 4.1K 605

Millennia Blassone es una joven que cultiva flores. Un día conoce a Amos Valentini sin saber que será su futu... अधिक

Advertencia
Herbario de Millennia
🐺Epígrafe🐺
🐺Sinopsis🐺
Prólogo 🐺 El comienzo de una nueva generación
1 🐺 Tratos y Pactos
2 🐺 El Siberiano
3 🐺 El encuentro inesperado
4 🐺 Acechos
5 🐺 Una realidad difícil de aceptar
6 🐺 Sueño
7 🐺 Engaños
8 🐺 Cara a cara
9 🐺 Comprensión
10 🐺 Confesión
11 🐺 La verdad salió a la luz
12 🐺 Cambios
13 🐺 Millennia: La Poderosa
14 🐺 Convivencia difícil y frenesí
15 🐺 Controlando el poder
17 🐺 Una drástica decisión
18 🐺 No es el enemigo
19 🐺 Nuevos aliados
20 🐺 Descubriendo a la verdadera enemiga: Adrienna
21 🐺 Tratos y Pactos de las nuevas generaciones
22 🐺 Al borde de la Destrucción
23 🐺 El collar del Lobo Azul
24 🐺 El poder del collar del Lobo Azul
Epílogo 🐺 El comienzo de todo
🐺 Playlist 🐺

16 🐺 Una visita inesperada

759 118 26
autumn-may द्वारा

Tres meses después...

Millennia se había enterado por el informe policial que habían hecho sobre el accidente de sus padres, que aquel suceso no fue un suicidio, sino un homicidio, ya que los frenos del coche estaban cortados. Cuando la joven se enteró de aquella noticia, Amos estuvo a su lado para calmarla y habló con los policías que habían llegado a la villa para saber qué procedía a continuación, ellos le dijeron que empezarían una investigación y Amos se los agradeció mas no les insistió en que debían encontrar al culpable porque ese tema ya era algo más personal y que estaba relacionado con su familia y lo que eran.

Su marido cerró la puerta despidiendo a los uniformados y se acercó a ella para sentarse a su lado.

—¿Estás mejor?

—Es una locura todo esto. No puede ser cierto —dijo con la voz solloza y secándose las lágrimas de las mejillas.

—Lo sé, pero ya sabemos que alguien más estuvo detrás de esto.

—¿Será ese tal Fabrizio? —Le preguntó mirándolo a los ojos.

—Es lo más probable porque dudo que tu padre haya tenido enemigos tan capaces de querer matarlo.

—No —negó con la cabeza también—, estoy segura de que no tenía enemigos así, pero me extraña saber que si fue Fabrizio supiera de mis padres. Porque él apareció después de que les sucediera eso —comentó llorando de nuevo.

—Debes calmarte, Mille, por favor —la abrazó por los hombros y miró hacia la ventana, llovía afuera—, encontraremos la solución y si en verdad es él, le daré su merecido.

—¿Y si no fue él? —cuestionó incorporándose y observándolo.

—¿Quién crees que pudo haber sido entonces? —Frunció el entrecejo consternado ante su pregunta—. No tengo la más remota idea.

—No lo sé, es algo que tendríamos que averiguar, ¿no?

—Podríamos averiguar por cuenta propia, pero debemos hacerlo con cautela, no podemos atizar tanto el fuego porque van a empezar a sospechar de nosotros.

—Sí, entiendo a lo que te refieres. —Asintió con la cabeza también.

—¿Quieres que te prepare un té y nos acurrucamos para ver una película? —Sugirió con una sonrisa.

—De acuerdo, creo que me distraeré por un rato.

Unos minutos más tarde, la pareja estaba abrazada en el sillón mirando una película.


 🐺 🐺 🐺


A medida que la convivencia entre el matrimonio iba afianzándose y que Amos le enseñaba a controlar lo que ella poseía, el frenesí entre ellos no dejaba de apagarse y les hizo unirse más tanto de manera íntima como en la confianza que se tenían el uno al otro.

A principios del mes de enero, Giovanna invitó a su nuera a una tarde de té.

—Tu madre me invitó mañana a tomar el té.

—Me parece bien, yo aprovecharé para trabajar un poco.

—¿Qué estás haciendo ahora? ¿Un nuevo proyecto o algún otro que dejaste a medias?

—Un poco de cada cosa.

—¿Qué piensas hacer con la finca? —preguntó intrigada—. Sé que es un tema repetitivo, pero me gustaría saberlo.

—Como te dije antes, no haré nada, excepto remodelarla para ti.

—Pero, la compraste, ¿o no?

—Sí, le di el dinero a tu padre, dinero que está guardado en una cuenta a tu nombre. Así que, la finca y el dinero siguen siendo tuyos.

—La finca es tuya. —Admitió sorprendida cuando le respondió aquello.

—Estamos casados, Mille —él le tomó la mano acariciándosela.

—Lo sé, pero corresponde que te quedes con la finca y yo con el dinero, o que tú te quedes con las dos cosas.

—No, yo ya tengo instrucciones de tu padre sobre eso. Me lo dijo en la carta, la finca y el valor de lo que sale son tuyos.

—No me parece justo.

—¿Para qué debería tener tanto dinero? Lo he estado amasando desde que me acuerdo, desde muy joven durante siglos —le explicó—. Que te entregue a ti algo que te corresponde y en un buen valor, no me afecta en nada, al contrario, lo quiero. Aunque tu padre no me lo haya escrito en la carta, hubiera puesto el dinero en tu poder y la finca también —le acarició la mejilla y le dio un beso en el cuello.

—Eres muy bueno y paciente conmigo, Amos —expresó con honestidad al mirarlo.

—Dejemos la vajilla acá y vayamos a la cama.

—¿De nuevo?

—A la mañana no quisiste saber nada, esta noche no te escapas, me la debes —sonrió.

—Yo no le debo nada, señor Valentini. Usted está equivocado —se levantó de la silla poniendo los brazos en jarras.

Amos la sujetó de la cintura y la acercó a él para sentarla en su regazo.

—No va a seducirme, señor —respondió abrazándolo por el cuello.

—Entonces no me abraces.

Ella le dio un beso en los labios.

—Y tampoco me beses.

—Quiero hacerlo, digo besarte —rio contra su boca.

—No puedes mentirme.

El hombre pasó su brazo por debajo de las rodillas de Millennia y se puso de pie para caminar hacia el cuarto principal. Las flores del jardín y las que estaban dentro de la casa, comenzaban a desprender sus propios perfumes a medida que la excitación de la chica iba en aumento, para cuando terminaron, el dormitorio quedó invadido por el aroma de todas las flores y durmieron abrazados.


🐺🐺🐺


Departamento de los Valentini

Millennia había llegado casi puntual para la hora del té con su suegra y sus cuñadas. La primera la recibió con un abrazo y dos besos en las mejillas, las gemelas hicieron lo mismo y la llevaron al comedor donde se encontraban tres invitadas más.

Todas habían sido muy amables con ella cuando Giovanna la presentó frente a todas, excepto una mujer que se llamaba Adrienna.

Durante todo lo que duró la reunión de té, Millennia se sintió incómoda con la presencia de esta mujer porque no solo la observaba estudiándola, sino que también acotaba comentarios fuera de contexto que la hacían sentir muy disgustada. Lo peor era que debía controlarse todo lo que podía porque su cambio provocaba cambios en el clima también.

—Qué patéticos los colores de las puntas de tu cabello.

—No tienen porqué gustarte a ti —dijo tajante.

—Vaya, no sabía que la esposa de Amos fuese tan lengua larga.

—¿Te he hecho algo? —Frunció el ceño con intriga—. Porque ni siquiera te conozco, es la primera vez que te veo y me parece desubicado de tu parte que me digas esas cosas sabiendo que recién me conoces.

—Adrienna, ya estuvo bueno, ¿no te parece? —La regañó Giovanna—, te invité porque hacía mucho tiempo no nos veíamos y me pareció agradable que estuvieras también.

—Y te lo agradezco, pero de haber sabido que venía la señora Valentini —remarcó con un leve odio las últimas dos palabras—, hubiera declinado la invitación.

—¿Después de todos estos años me habrías dicho eso? —Gio se quedó sorprendida ante su respuesta.

—No puedo poner otra cara más que la que ves, no me pidas eso, porque sabes lo que siento.

Millennia había quedado excluida de aquella conversación entre las dos mujeres y aunque sus cuñadas mantenían una charla con ella, no podía evitar escuchar lo que ambas se decían.

Giovanna no le contestó, solo se mantuvo callada y las demás hicieron lo mismo, la reunión de té había sido de lo más rara a la que la chica había asistido, aunque era la única a la que fue.

Estaba segura de que algo más había ahí, algo que solo Adrienna y Giovanna sabían, o quizás sus cuñadas también o el mismo Amos y jamás se lo dijo.

Después de dos horas embarazosas, dos de las tres mujeres se retiraron del departamento y Mille estaba segura de que Adrienna estaba esperando a que ella se fuera para hablar o bien, ver a Amos. De una u otra manera, lo vería porque anteriormente había quedado con él en que entraría para saludar a su familia.

Una llave contra la cerradura se escuchó desde no muy lejos de donde estaban y la joven supo que era su marido porque desde que había comenzado a tener relaciones con él, su intuición y sentidos se activaron más de lo normal.

—Hola —su voz sonó alegre dentro del comedor, pero cuando vio a Adrienna su cara mostró una máscara imperturbable.

—Hola, querido —le dijo su madre, abrazándolo y dándole dos besos.

Sus hermanas hicieron lo mismo.

—Hola, Amos —emitió la mujer.

—Hola, Adrienna. Tanto tiempo, ¿qué te trae por aquí? —Su pregunta fue muy seca.

—Yo la invité —admitió Giovanna—, hacía mucho que no la veía y quise saber cómo estaba y qué era de su vida. Espero que no te haya molestado.

—Para nada —sonrió a medias de manera falsa—, Mille, ¿nos vamos? —Se dirigió a ella.

—Sí —se puso de pie y tomó sus cosas.

Saludaron a todas y se retiraron del departamento.

Dentro del coche el silencio fue demasiado incómodo, y dentro de aquella vivienda Adrienna y Giovanna tuvieron una conversación un tanto acalorada, no sin antes averiguar esta primera qué hacía Amos y dónde trabajaba, algo que Gio con buena intención le había dicho sin pensar algo malo de ella.

Casi veinte minutos habían pasado desde que la pareja se metió dentro del coche y quedaron en silencio, pero Millennia no pudo aguantar más y terminó hablando.

—¿Quién es? Y no me digas que no tiene importancia y tampoco me mientas, porque intuí lo que estaba pasando, lo que te produjo ella cuando la viste —respondió enojada.

—Tuve hace unos años atrás una relación con ella, mi familia no lo sabe, pero me enredé con ella hace como cinco años.

—¿Y de dónde la conoces?

—Ella es como nosotros, quedó sin familia en una pelea violenta y mi familia la ayudó a recuperarse y en lo que podían, fueron otros enemigos los suyos y ya tuvieron su merecido —Amos quedó callado y luego habló de nuevo—, Adrienna siempre creyó que me quedaría con ella porque compartimos la ascendencia lobuna, por así decirlo, pero no reconoce que no se puede querer o quedarse con alguien a la que no le sientes el perfume que te indica que es tu compañera o tu compañero.

—Y tuviste relaciones con ella —afirmó.

—Sí, pero solo para sacarme las ganas, nuestra relación se basó solo en sexo porque sabía que no sentía algo más por ella, aunque ella sí porque tal parece que si volvió es por algo.

—Tu madre la llamó, ya lo sabes. Pero no me gustó nada cuando la conocí, sin haberme visto nunca me atacó sin sentido y yo quedé como la idiota de la reunión. Entiendo que tu madre no lo hizo a propósito porque ni ella sabía que iba a reaccionar así esta mujer, incluso tuvo casi un altercado con tu madre y en la reunión quedó bien claro que no me tolera.

—Aparte de tener que lidiar con Fabrizio, aparece Adrienna que es historia pasada para mí —apretó la mandíbula.

—Pues parece que para ella no lo eres tú. —Comentó y luego siguió con otra cosa que había sucedido en la reunión—. Tuve que poner todo de mi autocontrol para no enojarme del todo y empezar a calmarme porque me faltaba un segundo para que el clima cambiara y hacer sacudir las plantas del departamento de tu familia.

Amos en vez de irritarse, se rio.

—No me causa ninguna risa. La detesto y el sentimiento es mutuo.

—Lo sé, pero sé que habrás puesto toda tu fuerza para no generar un cambio así, hubiera sido algo sospechoso que lo viera Adrienna.

—Y para las otras dos mujeres también.

—Cuando lleguemos a casa, lo puedes quitar de encima.

De la única manera que Millennia se quitaba la frustración y el enojo de encima era preparando en la casita que Amos le había construido en el jardín trasero, tónicos y brebajes durante horas, para tenerlos en caso de necesitarlos y para crear otros nuevos con todo lo que le daba su jardín. No solo cuando se sentía de aquella manera producía esas cosas, sino cuando estaba calmada también junto con las cremas y los bálsamos.

Eran su cable a tierra y Amos un pilar en su vida.

Una semana más tarde, Millennia quedó embarazada y no estaba en los planes de ninguno de los dos que lo estuviera porque se suponía que en los meses de frenesí, la compañera de un Siberiano no quedaba embarazada y por tal motivo se lo calló solo por miedo a que Amos pensara algo inadecuado de ella.

पढ़ना जारी रखें

आपको ये भी पसंदे आएँगी

115K 4.3K 70
Donde Olivia se enamora del hermano de su mejor amiga. El único hombre que está prohibido para ella. Las reglas están para romperse. Esto es una hist...
1.3K 222 40
Andrew esta ahora en la universidad, es un chico atractivo, amable, inteligente y comprometido. Vive una vida tranquila con sus padres y su novia Oli...
44.4K 5.7K 48
Tras la muerte de su padre, Kirsen Edevane se esfuerza por recuperar las riendas de su vida. Sin embargo, la llegada de siete nuevos y misteriosos al...
578 262 42
Desde muy pequeña me ha llamado mucho la atención la poesía, me parece una manera excelente para transmitir los sentimientos más humanos que se encue...