El Siberiano de Génova ©

By autumn-may

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Millennia Blassone es una joven que cultiva flores. Un día conoce a Amos Valentini sin saber que será su futu... More

Advertencia
Herbario de Millennia
🐺Epígrafe🐺
🐺Sinopsis🐺
Prólogo 🐺 El comienzo de una nueva generación
1 🐺 Tratos y Pactos
2 🐺 El Siberiano
3 🐺 El encuentro inesperado
4 🐺 Acechos
5 🐺 Una realidad difícil de aceptar
6 🐺 Sueño
7 🐺 Engaños
8 🐺 Cara a cara
9 🐺 Comprensión
10 🐺 Confesión
11 🐺 La verdad salió a la luz
12 🐺 Cambios
13 🐺 Millennia: La Poderosa
15 🐺 Controlando el poder
16 🐺 Una visita inesperada
17 🐺 Una drástica decisión
18 🐺 No es el enemigo
19 🐺 Nuevos aliados
20 🐺 Descubriendo a la verdadera enemiga: Adrienna
21 🐺 Tratos y Pactos de las nuevas generaciones
22 🐺 Al borde de la Destrucción
23 🐺 El collar del Lobo Azul
24 🐺 El poder del collar del Lobo Azul
Epílogo 🐺 El comienzo de todo
🐺 Playlist 🐺

14 🐺 Convivencia difícil y frenesí

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By autumn-may

Génova, Italia

Millennia vio dormir profundamente a Amos que aún estaba débil por la energía que había gastado cuando detuvo el tiempo para darles ventaja y subirse al avión de regreso al país. Mientras él dormía, ella aprovechó para salir al jardín y recorrer el lugar con una linterna para inspeccionar la zona para el cultivo de plantas, flores y frutos.

Al entrar nuevamente a la casa, escuchó el ruido de una puerta abrirse y se dirigió a la cocina porque sintió que de allí provenía.

Se encontró de frente con Ambarino.

—Pero... ¿Qué estás haciendo aquí? —Frunció el ceño al mirarlo con la luz encendida—. ¿Cómo llegaste? ¿Los demás saben que te fuiste? —Entrecerró los ojos—. Sé que eres alguien y por la manera en cómo actuaste frente al enemigo en la finca y que te hayas quedado con la familia de Amos, me inclino a pensar que eres un familiar de los Valentini.

El lobo se echó al piso y bufó.

—Bueno, supongo que eso es un sí, ¿verdad?

El animal volvió a bufar.

—¿Por qué viniste?

Ambarino se puso en cuatro patas y caminó hacia la habitación donde se encontraba Amos. Millennia fue detrás de él, pero a mitad de camino frenó creyendo que necesitaba estar a solas con su marido. Porque si estaba allí era por una urgente necesidad.

Prefirió no molestar y se dio media vuelta para esperar a que saliera porque no tenía nada para realizar aún ya que sus productos y recipientes estaban en el departamento donde había vivido.

Dentro del dormitorio, Ambarino se quedó sentado sobre la silla que estaba frente a la cama y por telepatía se metió dentro del sueño de Amos.


🐺Me enteré de que Fabrizio está de vuelta, creí que lo habíamos perdido en la finca y que no podía rastrearlos, sobre todo a Millennia.


El Siberiano se movió en el sueño, pero no se despertó.


🐺Amos, es imperioso que te despiertes, Fabrizio no tardará en saber dónde viven y traerá a su manada —lo alertó gritándole en la mente.

🐺¿Quién eres? —cuestionó el hombre con una voz débil pero aun durmiendo.

🐺Tú sabes bien quién soy.

🐺¿Eres parte de nuestra familia?

🐺Aparecí en la finca por una razón, Millennia.

🐺¿Eres alguien de su familia?

🐺No, tonto. Piensa mejor, llegué porque necesitaba encontrarla para que tú terminaras encontrándola también. Millennia necesita potenciar su poder natural y te necesita despierto, y alerta también. Sé que te debilitaste por usar tu poder, pero debes despertar pronto.

🐺De acuerdo, eres parte de mi familia, ¿quién eres?

🐺Alguien que tu familia creyó que había sido asesinado el mismo día en que tú naciste.

🐺¿Abuelo?

🐺Vaya, al fin me reconociste. He caminado por cientos de años para encontrarlos hasta que lo hice y a Millennia también, esa jovencita es bondadosa y compasiva, y ya me percaté de que te has vinculado con ella. No pensé que sería tan rápido.

🐺¿A qué te refieres?

🐺¿Sabe lo que somos? ¿Sabe quién es?

🐺Sabe todo. Ella sola lo descubrió, yo solo le conté el resto de la historia.

🐺En ese caso no tengo que seguir con este atuendo.


Fuera del cuarto, la joven tuvo la sensación de que alguien más estaba dentro de la casa y fue corriendo al dormitorio porque tenía miedo de que a Amos le pasara algo. Apenas abrió la puerta se encontró con otro hombre vestido, pero lo más le llamaron la atención fueron sus ojos, color ámbar.

—¡¿Ambarino?! —expresó sorprendida.

—Hola, Millennia —su voz sonó cantarina—, es bueno volver a verte.

—No sabía que...

—¿Podía cambiar? Sí, soy de los más antiguos, y tengo la capacidad de volver a un estado como al otro.

—Increíble —quedó asombrada y luego miró a Amos—. Me preocupa, no sé por cuánto tiempo estará así.

—En unas horas más estará recuperado, su metabolismo es rápido.

—Me dijo que en un día recuperaba toda su energía.

—Sí, pero de despertarse lo hará pronto. Y eso te dará tiempo para preparar una infusión de rhodiola.

—He visto el jardín hace un rato y no hay nada, tampoco tengo mis recipientes y productos.

—No has mirado bien, Millennia, tienes todo lo que necesitas y más. Miraste el sector del jardín equivocado, todo lo que necesitas está en el jardín de atrás.

—¿Cómo lo sabes?

—Mi familia y yo hemos venido aquí mientras ustedes estaban en México.

—Ya entiendo.

—Y las cajas están en el comedor, dentro de estas hay nuevos brotes y bolsas de nuevas semillas también para cultivar.

—Se los agradezco mucho.

—Me quedaré con ustedes durante esta noche, ya mañana regresaré con la familia. Millennia —la nombró y ella lo miró a los ojos—, en este tiempo puedes preparar tus cosas, la infusión de la rhodiola, y acomodar tus recipientes, por lo menos por ahora de forma provisoria.

—Lo haré —asintió con la cabeza también—. Quiero saber algo más, ¿cómo te llamas en verdad?

—Me llamo Maurizio, pero no tengo problema en que me sigas llamando Ambarino, creo que lo has elegido por el color de mis ojos.

—Sí.

—Me lo suponía. En fin, te dejaré tranquila, yo saldré a recorrer las hectáreas.

—Está bien. Cuando prepare algo para comer, no tienes más que venir.

—Gracias.

Maurizio salió de la casa dejando sola a Millennia para que pudiera trabajar con tranquilidad en sus plantas y flores que tenía en recipientes. Apenas dejó sobre la mesa del comedor todos los frascos fue echándoles un poco de agua y tocándolas, estas a su vez le respondían con un crecimiento poco habitual. Incluso la muchacha misma se sorprendía al verlas crecer y florecer, el poder que ella misma tenía y que encima había sido potenciado con el vínculo íntimo que tuvo con Amos, fue el paso inicial para que sus plantas, flores y frutos, cuando los cultivara, crecieran con rapidez.

Preparó la infusión de rhodiola que había cultivado hacía una hora atrás y le llevó la taza de té a Amos, de a poco lo fue despertando y lo ayudó a incorporarse mientras lo sostenía de los hombros para que bebiera de a poco el líquido.

—Es rhodiola, te ayudará a recuperar la energía, bebe despacio.

El hombre cuando terminó el té en cuatro tragos, la miró con intensidad a los ojos.

—¿Qué sucede? —cuestionó ella.

—¿Cómo has estado?

—Bien, Amos —sonrió al decírselo—, si te preocupa saber si estuve sola, no. Estuvieron un rato tus padres cuando nos fueron a buscar al aeropuerto y cuando se fueron,  pronto apareció Ambarino.

Los ojos del hombre se abrieron más de la cuenta al sorprenderse.

—Es mi abuelo.

—Lo sé, se presentó en su forma humana. Ha sido un poco extraño verlo así y no como un lobo.

—Te comprendo. —Respondió y olió su cuello—, estás muy intensa, tu aroma lo es.

—Tu aroma está igual, pero... Ambarino se quedará por esta noche con nosotros, volverá con tu familia mañana a primera hora del día.

—Podemos tener intimidad en silencio también —sonrió con picardía.

—Amos, no quiero que te debilites de nuevo tan pronto. Prefiero que descanses, tendremos tiempo para estar juntos. Aparte, no creo que sería adecuado cuando hay alguien más en la casa.

El Siberiano se echó sobre el colchón apoyando la cabeza en la almohada y bufó con malhumor.

—Aunque soples así, no conseguirás nada. Descansa, en una hora y media más o menos pondré la cena sobre la mesa, por si tienes ganas de levantarte y comer algo, porque lo necesitas.


🐺🐺🐺


Después de la cena que tuvieron los tres, Maurizio se retiró a dormir dejándolos a solas para que pudieran tener privacidad, no sin antes ambos abrazarse con alegría al reencontrarse nieto y abuelo, o mejor dicho al conocerse al fin luego de tantos años.

Al quedar solos, fue Amos quien preguntó de dónde había conseguido la rhodiola.

—Tu familia estuvo aquí acomodando las cosas y trajeron las cajas que tenía en el departamento, dentro de estas había bolsas de semillas y brotes nuevos, la planta creció ante mis ojos en menos de media hora. Las demás que cultivé no tardarán en brotar y florecer.

—Ya veo —le dijo tomando sus manos entre las suyas y se las besó.

Amos llevó las manos femeninas a sus sienes y ella se las masajeó con suavidad.

—Qué placer... —Expresó con deleite.

Mientras le tocaba las sienes, Millennia tuvo unos segundos de haber escuchado desde la mente de Amos que había hablado con su abuelo sobre Fabrizio y que no iba a tardar en aparecer por ahí y luego, otra cosa totalmente diferente, que quería estar con ella en la intimidad.

Quitó las manos enseguida como si le produjera electricidad y el hombre abrió los ojos de repente y clavó la vista en la joven.

El color de sus ojos comenzaba a cambiar de a poco.

—Amos... Sé lo que hablaste con tu abuelo.

—¿Cómo? —Frunció el ceño y sus ojos volvieron a su color azul.

—Lo acabo de saber cuando puse mis manos en tus sienes.

—Lees la mente cuando tocas a alguien —quedó más que sorprendido.

—No lo sé, es extraño, creí que solo podía utilizar las flores, las plantas y los frutos, pero no esto de ahora.

—Pues serás un peligro para mí, porque cada vez que quieras tocar mis sienes, no te dejaré ya que siempre sabrás que querré estar contigo, más en estos meses de frenesí.

Ante la risa de ella, Amos la sujetó sin hacerle ninguna presión de la nuca y la mandíbula, y la atrajo hacia él para besarle los labios.

—No conseguirás nada —rio por lo bajo.

—Millennia, debes saber que cuando son meses de intimidad casi constante, no vas a poder controlarlo siempre, por más que quieras, nuestra naturaleza es así, no podemos frenar algo que queremos o necesitamos.

—Pero yo sigo siendo humana.

—Y yo lo soy también, pero tenemos un vínculo íntimo, y te guste o no, vas a querer saciarte también, no lo veas como algo malo.

—No lo veo como algo así, me han gustado mucho las veces que estuvimos juntos, quizás deba acostumbrarme a todo esto nuevo.

—De a poco lo harás. Entonces, ¿habrá algo para mí esta noche?

—No, Amos. Me dijiste que no ibas a presionarme y que si en algún momento yo no quería no ibas a insistirme. Estoy tomando tus palabras.

—Error por mi parte el habértelo dicho —emitió molesto y se levantó de la silla dándose media vuelta.

—¿Adónde vas?

—A dormir, ¿acaso no dijiste que descansara? Pues te tomo la palabra —dijo con seriedad absoluta y estando enojado.

Sus ojos cambiaron de color al instante y sus colmillos se alargaron levemente.

—Conmigo ese cambio de color y los dientes alargados ni me los muestres, te los acepto cuando estamos haciendo el amor, pero no cuando estás enojado —admitió con molestia en su voz—. Va a ser mejor que te vayas a dormir.

—Sí, lo que digas, Millennia —habló de manera seria alejándose del comedor.

La chica suspiró y agachó la cabeza, se levantó de la silla y metió todo sobre la bandeja para llevarla a la cocina. Acomodó toda la vajilla que habían usado dentro del lavavajillas y lo programó.

Pasó de la cocina hacia el pasillo que daba a las habitaciones, no había escaleras de planta alta y eso la hacía sentir un poco más segura. No era una casa demasiado grande pero sí tenía una gran cantidad de hectáreas de jardín en la parte trasera y otra gran parte hacia el frente de la casa.

Extrañaba la casita que tenía la finca, extrañaba la finca y estar allí, pero sabía que nada iba a ser lo mismo que antes, más sabiendo la historia de su familia y el vínculo que tenía con Amos.

Al entrar al dormitorio encontró la cama vacía y la ducha abierta. Aprovechó en desvestirse y hacerse una trenza suelta para dormir cómoda, se puso la bata de seda y esperó a que él terminara de ducharse. Quedó sentada en el borde de la cama del lado que iría a dormir ella.

Amos supo que estaba en el cuarto al sentir su aroma, cerró los grifos y se puso la bata de toalla apenas salió de la ducha. Abrió la puerta y ella se puso de pie.

—Iré a ducharme también.

Pasó por su lado casi corriendo y se encerró en el baño.

Mientras la joven se duchaba, él desanudó los lazos que estaban sujetos a las telas del dosel que tenía la cama matrimonial y se metió desnudo dentro de la cama. Millennia por su parte, se puso la bata de toalla también y salió del sanitario apagando la luz.

Todo estaba a oscuras a excepción de la iluminación que entraba en la habitación gracias a las cortinas que estaban echadas hacia los costados. Buscó dentro de su maleta la ropa interior y el camisón, y poniéndose de espaldas a la cama se sacó la bata y se vistió.

Caminó hasta la cama y se metió dentro suspirando de satisfacción cuando sintió las sábanas nuevas y el colchón, y la almohada muy cómodos.

—Buenas noches, Amos.

El Siberiano no le contestó a pesar de estar despierto.

—¿Te sientes mejor? —Volvió a preguntar, pero tampoco obtuvo respuesta.

—Sí. —Afirmó varios segundos después.

—Bien entonces, duerme de nuevo.

—No tengo sueño, creo que me levantaré.

—No te levantes, aunque sea quédate en la cama descansando —le sugirió con suavidad—. Si quieres, podemos conversar, sé que no es lo mismo, más cuando acabamos de discutir, pero charlemos un rato.

Amos quedó en silencio por unos segundos y luego le habló;

—Ven aquí —la invitó a ubicarse en sus brazos.

Millennia con un poco de dudas fue a su encuentro, la abrazó por los hombros y le sujetó la mano que estaba en su pecho desnudo.

—La convivencia no nos será nada fácil, Mille y los dos vamos a tener que ceder en algún punto para que podamos vivir juntos.

—¿No soy tu compañera?

—Lo eres y te amo. Jamás te abandonaré, pero los dos somos impulsivos en la medida que somos, tú eres humana con dones y poderes, y yo a pesar de ser un humano tengo una ascendencia salvaje, y esa parte salvaje es la que a veces quiere conseguir lo que quiere, como por ejemplo lo de esta noche y como te dije antes no es algo que podamos evitar.

—Yo te entiendo, pero no es que no quiera estar contigo, está tu abuelo, me incomoda saber que hay alguien en la casa mientras mantengo intimidad con mi marido.

Mi caperucita, eres mi esposa, es normal que tengamos relaciones habiendo o no gente en donde estemos. Mis padres viven con sus hijas y tienen sexo. Lo mismo o casi parecido fue en nuestra luna de miel, las villas a pesar de que eran separadas estaban una al lado de la otra.

Al escuchar a Amos su explicación, se dio cuenta de que tenía razón.

—Es cierto, no lo vi de ese modo, lo siento.

—No me pidas disculpas —rio por lo bajo—, sé que no te es fácil todo esto y entiendo también que te sientas incómoda sabiendo que hay un familiar mío aquí dentro también. —Le besó la frente—, duerme.

—¿Y tú qué harás?

—Te cuidaré —volvió a besarle la frente y el pelo.

—Tú también debes dormir unas horas más, Amos —levantó la cabeza para mirarlo en la penumbra de la habitación.

El Siberiano se inclinó hacia su rostro y le dio un beso en los labios.

—Duerme, estás segura conmigo.

Millennia se abrazó más contra el cálido cuerpo masculino y con el aroma a té de vainilla que él tenía, se quedó dormida y al poco tiempo, a pesar de lo que le había dicho, Amos se quedó dormido también.

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