— ¿Estás segura de esto Mad?
Negué con la cabeza cansada. —Juro que si vuelves a decir eso otra vez, saldré corriendo y sin tí.
—Lo siendo ¿sí? —Emma rodó los ojos—. Sólo estoy un poco nerviosa por esto ¿estás segura de que no quieres usar la peluca?
—No. No voy a esconderme por tratar de salir de fiesta. Soy una persona, famosa claro, pero soy una persona. Merezco aunque sea un minuto de normalidad.
Emma asintió con la cabeza mientras se ponía su abrigo y me hizo una señal hacia la puerta para que saliéramos. Si ella estaba nerviosa, yo lo estaba aún más. Parecían décadas desde que había salido de fiesta por última vez, tenía unas enormes ganas de bailar y emborracharme hasta perder la conciencia para poder olvidarme de la mierda de vida que estaba llevando hasta el momento, quería poder olvidar el vacío que sentía en mi pecho cuando miraba hacia mi lado y me daba cuenta de que estaba completamente sola. Mi corazón me decía que saliera corriendo, que dejara toda esta vida llena de superficialidades y de falsedad y que me devolviera justo por donde había venido, que suplicara el perdón de mis padres y que volviera a mi vida anterior dejando atrás mis sueños y metas por cumplir. Pero mi cabeza me decía que no lo hiciera, que no admitiera mi error y siguiera adelante, porque la fama era lo único que me quedaba.
Jean y Marcus —mis imponentes guardias de seguridad— aparecieron a nuestro lado, ambos formales y vestidos de traje oscuro.
—Quiero que el perímetro de el local esté totalmente cubierto Marcus, quiero a guardias en todas las entradas y salidas y no quiero que Madison se pierda de su vista ni un solo segundo ¿entiendes? —ordenó Emma.
—Entendido señorita —respondió Marcus con su grave voz. Emma había hecho bien al contratar guardias tan amedrentadores e imponentes y con una voz que te hacia querer correr en cuanto te dirigían la palabra.
—Y dejen la limusina —continuó Emma. Le di una mirada de "cómo mierda se te ocurre" pero ella solo me ignoró—. No quiero nada que llame la atención.
—Entonces tendrás que dejarme adentro.
Emma rodó los ojos. —Londres vamos por ti.
Marcus solo asintió y tecleó algo en su móvil.
Al cabo de unos minutos bajamos, los que parecieron cien interminables pisos del edificio, hasta el subterráneo donde nos esperaba una enorme camioneta con vidrios polarizados.
Subí, rogando porque todo saliera bien esta noche.
—La seguridad estará a mil esta noche, no tienes por qué preocuparte.
Estuve en silencio todo el camino hasta la discoteque, seguía muy nerviosa y sabía que si emitía aunque fuese una sola palabra, me arrepentiría y literalmente saltaría de la camioneta.
—Mad —me llamó Emma, mientras yo miraba por la ventana embelesada, veía el tráfico y los peatones que pasaban a un paso de nosotras estábamos ocultas tras apenas un cristal oscuro—. Ya llegamos.
En cuanto bajamos de la camioneta, todo se hizo borroso, muchas ráfagas de luz provenientes de los flashes de los paparazzi me cegaron, al parecer ni la cita de Ariana Grande con Big Sean podía hacer que esos malditos se alejaran de mi. La noche ya estaba arruinada.
Caminé poniendo mi mejor sonrisa falsa por entre ellos. En cuanto entramos al edificio le susurré a Emma: —Es mejor que nos vayamos.
—No lo haremos —gritó por encima de la música—. Esta es tu noche y no permitiré que te arrepientas, tengo a la mejor selección de guardaespaldas del país para usted señorita Peters.
Emma me tomó del brazo y literalmente me arrastró a la zona VIP del local, allí se encontraba Sarah bebiendo y hablando animadamente con un grupo de chicos que supuse, eran sus amigos.
— ¡Mad! —gritó Sarah en cuanto me vio—. Realmente pensé que no vendrías hoy.
—Yo también —reí.
—Ven, quiero presentarte a mis amigos.
—Espera, para eso necesito algo fuerte —solté nerviosa. No era muy buena haciendo amigos.
— ¿Vodka? —sugirió Emma y Sarah y yo asentimos.
(...)
— I want you to know that it's our time —canté fuerte mientras saltaba en medio de mar de personas en el que me encontraba—, you and me bleed the same light.
Bajé la mirada y me encontré con un par de ojos marrones que me observaban con una sonrisa.
—Eres lindo Jarvis —reí.
—Soy Travis —el respondió aún sonriendo.
—Upssss —solté una carcajada y seguí bailando animadamente con el amigo de Sarah. Había perdido a mis amigas en cuanto había terminado de beber mi segundo vaso.
Era mi cuarto vaso de vodka hasta ahora y el mundo me daba vueltas. Al comienzo el alcohol que resbalaba por mi garganta quemaba y me hacia daño pero después de unos tragos más me había aclimatado perfectamente al ardor, haciéndole más fácil el trabajo. Era una sensación tan extraña, la cabeza me pesaba y sentía mis extremidades adormecidas, era como si el mundo fuese un poco más lento.
—Quisiera tener sexo contigo Jarvis —dije tropezándome con mis palabras y sin ningún tipo de vergüenza.
—Travis —corrigió—. Y lo siento pero no creo que eso sea bueno.
—Vaaamos —hice un puchero—. Estoy borracha, debes aprovecharte.
Me colgué de su cuello y me puse de puntas para poder alcanzar sus labios.
Diablos, era tan alto.
Aún así lo besé. Necesitaba eso. Necesitaba un rollo de una noche para poder volver a sentirme querida por alguien, que no fuera mi fan, ni me gritara cada vez que me acercara a él.
Él me correspondió el beso, sin interés al principio, pero al paso de unos minutos el beso se tornó más caliente y posesivo.
—Espera —dije separándome de él bruscamente—. Necesito ir al baño, espérame aquí.
Salí corriendo —sin esperar alguna confirmación de su parte— al baño, había olvidado lo que significaba estar borracha, las piernas me temblaban y sentía que mi vejiga explotaría en cualquier momento.
En cuanto llegué a los baños maldije por la larga fila que había, pero para mi suerte, esta avanzaba rápido. A los pocos minutos ya me encontraba en uno de los cubículos rodeada por chicas que vomitaban. Hice mis necesidades y salí.
—Disculpa ¿eres Madison Peters? —me habló una chica claramente borracha mientras yo lavaba mis manos.
—No —respondí.
—Mierda —respondió y se alejó. Me eché a reír sin más.
La había engañado.
En cuanto salí del baño, no opté por ir con Jarvis para tener sexo casual, necesitaba dormir, mi cuerpo se sentía cansado y fatigado.
Experimenté un abrasante calor de repente y el oxigeno comenzó a faltarme cuando me abrí paso por la pista de baile. Los cuerpos sudados de pronto me dieron bastante asco y quise escapar.
Me abrí paso con dificultad por entre la multitud que bailaba extasiada y llegué a una puerta, no tenía idea de hacia donde conducía, pero decidí arriesgarme y la abrí. Para mi agrado, era una pequeña terraza con vista a la ciudad. Sin dudarlo tomé mi teléfono y lo desbloqueé.
Llamando: Caleb
—Hola...
—Caleb —respondí.
—Este es el número de Caleb, no puedo atenderte ahora, pero si me dejas un mensaje después del tono puedo llamarte luego.
—Caleb. Soy Mad. Se que me odias. Estoy borracha y sé que si no lo estuviera jamás habría marcado tu número, pero solo quiero decirte que no hay un día en que no me arrepienta por haberte dejado, no hay un sólo día en el que no desee no haber firmado esa mierda de contrato, amo cantar pero debí recordar que más te amo a ti. Lo siento.
Corté el teléfono y lo guardé en mi bolsillo. Empecé a llorar desconsoladamente, extrañaba a Caleb, extrañaba a mamá y a papá. Saqué de mi bolsillo nuevamente mi teléfono para llamar a Emma y decirle que necesitaba irme, pero no podía ponerle el patrón de seguridad para desbloquearlo, estaba demasiado borracha y no supe como lo había logrado minutos antes.
—¡Emma! ¡Emma! —llamé—. ¡Guardias! ¡Alguien venga por mi!
De pronto sentí que la puerta se abría y que alguien entraba a la terraza.
— ¿Emma? —pregunté.
Pero no era Emma, lo supe en cuanto unas luces comenzaron a obstruir mi vista, aún borracha reconocería esas luces en donde fuese: flashes y paparazzis.
Comencé a gritar que se alejaran y a cubrir mi rostro con mis manos, pero las luces no se detenían. Lo único que sentí al momento siguiente fue una arcada que me obligó a inclinarme hacia adelante, todo lo que había bebido fue devuelto por mi estómago y estaba a mis pies. El olor a vomito inundó mis fosas nasales y eso ocasionó que volviera a vomitar una y otra vez.
Mientras limpiaba el vomito de mi cara con la manga de mi chaqueta, me prometí a mi misma que no volvería a beber nunca más.
Mi cuerpo parecía pesar demasiado para mantenerlo en pie por mi misma y me sentí caer. Esperaba encontrarme con el duro suelo, pero alguien me sujetó antes de que el contacto se hiciera.
Agotada, cerré los ojos y sin saber quien me había sujetado y que haría conmigo luego caí en un profundo sueño...
Yujuuuu, segundo cap. Espero que les guste ^_^
Pronto comenzará la acción T_T
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