Erase Una Vez Alejandría

By AscenciS17

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Olimpia es una arqueóloga que desde pequeña siempre supo dos cosas, primero que su madre tiene un extraño laz... More

Capitulo 1
Capítulo 2
Capítulo 3
Capitulo 4
Capítulo 5
Capitulo 6
Capítulo 7
Capítulo 8
Capítulo 9
Capítulo 10
Capítulo 11
Capítulo 12
Capítulo 13
Capítulo 14
Capítulo 16
Capítulo 17
Capítulo 18
Capítulo 19
Capítulo 20
Capítulo 21
Capítulo 22
Capítulo 23
Capítulo 24
Capítulo 25
Capitulo 26
Capitulo 27
Capitulo 28
Capitulo 29
Capitulo 30
Capitulo 31
Capitulo 32
Capitulo 33

Capítulo 15

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By AscenciS17

Olimpia

Después del fuerte regaño de su madre y que la mantuviera encerrada en la habitación para cuidarla toda la noche y que nadie le haga daño, Olimpia espero a que los guardias se durmieran, cubrió su cabello y salió de la habitación guiada solamente por la poca luz de las antorchas.

Tiene poco tiempo para encontrar a ese hombre ingles porqué su madre volvera con ella en unos minutos.

Y si, es la hija de una reina, pero no puede negar que no tener cerca a ese hombre la hacer sentir insegura.

Además, si lo tiene cerca, primero lo matan a él, y ella tendrá una oportunidad de escapar.

¿Acaso no es una excelente compañera de aventuras?

Los pasillos son oscuros, tan silenciosos como las viejas criptas de su familia, cualquier persona podría matarla, así que aferró sus manos a la antorcha y caminó con sigilo, es soprendente estar en viejo palacio egicpio, pero las traiciones y las muertes estan por todos lados.

Se escondió detrás de un muro de  mármol blanco cuándo unos guardias pasaron custodiando a su madre. Él corazón de Olimpia latio con fuerza, y se mordió los labios para no emitir sonido alguno. Su madre se detuvo de repente, protegida por su séquito de guardias y esclavas, se quedó en silenció y miró a todos lados.

— ¿Pasa algo majestad? — Le pregunto un guardia.

Su madre frunció el ceño molesta, vestida como una diosa con sus telas bordadas en oro y esa gran corona que adorna su cabeza, su maquillaje la hace ver cómo una mujer fuerte, por eso la profundidad de su mirada logró intimidarla, su madre volteo a todos lados y entrcerro los ojos.

— Creí haber visto a alguien que yo conozco muy bien —

Un viejo sacerdote de cabeza rapada y extraña ropa, se acercó con una amplia sonrisa.

— Puede que sea Marco Antonio corriendo como un adonis hasta sus aposentos para hacerla feliz esta noche, querida diosa — 

Su madre ssonrió antes de endurecer su voz y fijar su mirada en un punto de la oscuridad del pasillo.

— No, no es él, y díganle que está noche no me visite, estaré ocupada — Comentó ordenando — Y esa persona que está escondida, pero que deja ver sus mechones rubios de cabello, tiene que regresar, de lo contrario recibirá un castigo y las reinas no perdonan los errores —

"Pero las madres perdonan todo"

Olimpia escuchó la advertencia de su madre y en cuánto pudo salió corriendo de la oscuridad del pasillos cuidando de qué el ruido de sus pasos no alarme a los fuertes guardias, corrio hasta la luz más próxima, a esa área del palacio llena de musica, flores y corrientes de agua, así qué para poder entrar a esa fiesta romana, se hizo pasar de nuevo por una sirvienta con una bandeja de uvas y vino.

Maldito ingles

¿Que no se supone que debía estar sufriendo?

Maldito hombre con suerte.

Vaya que lo vio, miró a ese maldito ingles tan contento que se le olvidó su estado de peligro, al parecer hasta se le olvidó que estan en el pasado, él muy descarado está acostado en una  cama sin ropa, apenas cubriendo su entrepierna con una fina tela, con su piel dorada expuesta a las juguetonas manos de esas mujeres, suelta carcajadas desde lo más fondo de su ser, y se pasa las manos por el rubio cabello como un adonis, está borracho, comiendo uvas y muy divertido mientras una romana lo besa en el cuello.

— ¡¿Qué demonios haces?! — Le preguntó en voz baja mientras se acercó sigilosamente cómo si estuviera repartiendo uvas y vino en la fiesta.

Aquellas mujeres romanas de hermosos rostros la fulminaron con la mirada, pero Christian ni se digno a mirarla, sólo tomó una copa de vino y la ignoró por completo.

— Vete de aquí criada — Dijo muy digno de sí y de su belleza, recostandose entre los almohadones — Vete o te mandaré a azotar —

Olimpia abrió los ojos llena de coraje y aferró sus dedos a la bandeja, siguiendo en su papel de criada.

— Estás borracho, levántate ahora mismo y sígueme — Le pidió en ingles, hablando lo más bajó posible — Te estoy salvando de estás mujeres — 

Christian sonrió, dejó sus uvas a un lado y se puso en pie mostrando su desnudez a todos, Olimpia frunció el ceño con asco, pero las mujeres romanas se mordieron los labios con seducción.

— ¿Quieres que estas mujeres se queden sin mi? ¿Qué no vez lo mucho aue me complacen? No estoy borracho Olimpia, solo estoy fingiendo — Comentó caminando sin vergüenza completamente desnudo — Te dije que te esperaría en un prostíbulo hasta que pudieras hablar con tu madre, ademásla compañía es muy buena, ¿Ya viste los senos de esa mujer? Dios, es una lastima que en el futuro sea una momia —

— ¡Es que ya hablé con tu madre y tu te vienes conmigo! — Tiró la bandeja sobre los almohadones, lo tomó de la mano y lo jalo con fuerza — ¡Camina o los guardias vendrán por nosotros! —

Lo aferró con fuerza y le pasó una fina tela para que se cubra la entrepierna, casi lo llevó corriendo por el pasillo mientras la antorcha flamea de un lado a otro tratando de alumbrar el oscuro camino, cuándo llegaron, cerró la pesada puerta de la habitación de la reina y se permitió soltar una amplia respiración.

— Aquí estaremos seguros, mi madre nos cuidara —

— ¿Segura que sí es tu madre? — Dijo ese ingles quitándose la fina tela que lo cubría y quedando completamente desnudo delante de ella — No quiero que raras criaturas nos asusten de nuevo, harán que me vuelva viejo de los nervios y yo...yo querida soy perfecto —

Olimpia lo observó con repulsión esperando que alguna de los guardias no los este vigilando detrás de las cortinas.

— Si, estoy segura de que esta si es mi madre —

Trató de ponerle algo de ropa, pero ese hombre le cubrió la boca con una de sus grandes manos y la hizo callar con una sola mirada, aún sigue desnudo pero se puso en alerta como sí hubiera escuchado algo extraño.

Un par de ruidos de pasos se escucharon detrás de ellos, las antorchas se fueron apagando una por una hasta qué la habitación quedó completamente a oscuras, así que Olimpia estiró su mano tratando de tomar a Christian, pero ese hombre ya no estaba cerca de ella.

— ¡Christian! — Dijo en voz baja cuándo escuchó un forcejeó, pero se quedó sin aire en sus pulmones cuándo gracias a la poca luz que entra por la ventana, iluminó a una persona delante de ella, vestida de negro y con una extraña mascara hecha de oro que cubre todo su rostro.

Esa persona extraña saco una rara daga y se inclinó sobre ella con toda la intención de matarla, Olimpia intento escapar, sólo que Christian forcejeó con el recibiendo una herida en el hombro.

Pensó que esa extraña persona los mataría, pensó que todo estaba perdido, pero fue hasta que su madre con una agilidad aprendida en todos estos años de luchar contra enemigos, corto el cuello de aquella figura sin remordimientos, soltando sangre por todos lados y llenando sus caros ropajes, miro a sus guardias y aquellos hombres de piel morena se llevaron el cuerpo. 

— Estoy muy enojada y una reina es peligrosa, ustedes no deben estar aquí — Su madre, o más bien la reina Cleopatra, caminó de un lado a otro de la habitación con la daga en la mano, y llena de sangre cómo sí eso no le importará, pero los miró a ambos con un peligroso gato apunto de atacar — ¡¿Que demonios estan haciendo en mi palacio?! —

Su mama arrojo la daga contra la pared llena de furia.

— ¡Mamá! —  Grito para hacerla parar, pero su mamá cerró sus manos en puño y la fulminó con la mirada.

— Sólo porque eres mi hija, sino te mandaba azotar hasta que te murieras ¡Eres un peligro aquí! ¡Van a matarte y no puedo defenderte!  — Su mamá suavizó su rostro, se quitó la Corona y dejó caer sus pesadas joyas, cómo si estuviera cansada de ser la reina, después los miró a ambos con mas tranqulidad como la mama que ella siempre conoció, la encantadora Cleopatra — Lo he decidido, ustedes se quedarán aqui conmigo bajo mi mando y mi cuidado, hasta que encuentre la forma de regresarlos al futuro y tú, señor ingles, no se acerqué a mi hija —

Nota de la autora

Al parecer los planes de Cleopatra no salieron como ella quería, para empezar tiene una hija rebelde y segundo hay un joven príncipe perdido en el viejo Egipto.

Como dicen, ESTO SE VA A DESCONTROLAR.

Jajaja

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