Roulette Of Memories

By KurenaiLukia

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[Levi x Lectora] Los soldados de la Legión de Exploración estaban condenados a morir tarde o temprano. Apegar... More

[Prologo] Bienvenida
Minerva & Marte
Reto al Líder
Cartas del Lance Corporal
Invierno
Diamant D'Hiver
Blanco & Negro
Nocturno
Diurno
Veteranos
Novia [+18]
Die Hass
Die Lieben [+18]
El Bosque
Batalla Perdida
Sin Alma
La Próxima Vez
Cigarrillo
Compañía
Süßer Regen [+18]
Jäger
Excentrico
Verano
Guardían
Agridulce
Dánae
Fotografía
Bala Fantasma
Vogel im Käfig [Final]
[Epilogo] Alas y Garras

Juntos

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By KurenaiLukia


Diciembre llegó, y con ello el espíritu navideño pareció invadir todas las ciudades dentro de la muralla Rose. A pesar de la tragedia de la caída de María, mientras caminabas por las calles de Trost pudiste notar cierta paz y alegría mientras las personas comenzaban a adornar sus hogares y comercios con pinos, cintas, bolas y lamparas de colores, combinando con la nieve que ahora caía a diario y llenaba las calles, preparándose para la celebración de una antigua fiesta tradicional cuyo verdadero origen se había perdido en el tiempo anterior de las murallas, celebrando la llegada del hijo de un dios que nadie recordaba a esas alturas.

Habían pasado ya un par de meses desde la muerte de Dimitri, Peter y Lucius. Y un par de meses desde que el Equipo de Operaciones Especiales, junto al de Investigaciones habían pedido unirse a la "Banda de Psicópatas", cosa que no habías podido rechazar a pesar de que hubieses querido que cierto enano bastardo se hubiese abstenido de unirse también. 

Aunque sin duda les estabas agradecida por haberte ayudado a superar aquellos días de depresión. Cual Ave Fenix, tu eras quien había renacido de entre las cenizas de la antigua "Snezhinka", alguien que no volvería a caer en los mismos errores... Como por ejemplo dejarse ahogar por los sentimientos de cualquier tipo.

Incluyendo ese sentimiento al cual no te quedo de otra mas que llamarle "amor" por el Líder de los Soldados Levi...

O al menos, ese era el plan.

-A todas estas, ¿Que hemos venido a hacer aquí?- Preguntaste con curiosidad, observando a Petra Ral enfundada en su uniforme de invierno revolotear entre tienda y tienda, mirando con interesada cada vez que se acercaban a algún local que vendiera ropa, imitando a Hans Zoë, que iba mas o menos de lo mismo pero esquivando la ropa y entrando en las librerías y las tiendas de alquimia. -Simplemente me dijiste que las acompañara. ¿En verdad necesitan ropa cuando usamos uniforme a diario?-

Petra te miró con el ceño fruncido, confundida. -No me digas que piensas pasar toda la semana navideña en ese simple uniforme. Ya tienes quince años, debes comenzar a portarte femenina.-

Tu pestañeaste un par de veces sin dejar de mirarle.

-... ¿Semana Navideña?

Petra chocó su palma contra su frente en un gesto derrotado. Suspiró y sujetó tu muñeca arrastrándote a una tienda en donde vendían vestidos de apariencia estrafalaria, comenzando a revolotear de nuevo entre los maniquíes y los estantes.

-La semana navideña, despistada. Desde el veinticuatro hasta el treinta y uno, es la única fiesta que celebramos en la Legión de Exploración. Erwin-Danchō nos permite elegir entre quedarnos en la base o regresar con nuestras familias y se hacen diferentes cosas durante esos días, incluso se invita a algunos nobles que patrocinan nuestras expediciones.

Ah, nadie te había hablado sobre eso. Cuando ustedes se habían unido a la Legión ya había pasado el año nuevo. Te giraste hacia ella justo mientras tomaba un corto vestido azul, probandolo contra su pecho antes de negar con la cabeza y dejarlo en donde estaba. 

-No lo sabía. Creí que simplemente seguiríamos trabajando.

-Según me ha contado Levi-Heichō, antes de que Erwin-Danchō fuera Comandante no había nada de eso, así que es relativamente nuevo.- Respondió a tu duda ahora con un vestido amarillo verdoso en las manos. -Al menos la mitad de la Legión se va a casa y regresan en Enero.-

Te mantuviste pensativa ante la opción de regresar a casa, cosa que no ibas a aplicar porque ni por asomo ibas a regresar a Marhjul en Diciembre, cuando los pueblerinos se volvían el doble de idiotas.

-¿Tu vas a quedarte, Petra?

Ella asintió con una sonrisa. -¡Ujum! El año pasado decidí ir con mi familia, pero ya que será el cumpleaños de Heichō...- Dijo lo ultimo con cierto rubor en las mejillas... Ah, ya tu sabías el porque de ese rubor...

Espera... ¿El Capitán Levi envejecía?

-¿...Levi-Heichō cumple años?- Preguntaste sorprendida, como si él fuese un ser de otro planeta, sacandole una risotada a la Capitana Hans, quien palmeó tu cabeza.

-Levi cumple años en nochebuena.- Confirmó ella, tomando un vestido grisaseo y escaneandolo con ojo critico. -¡Empezamos las fiestas con muy buen pie, él odia las fiestas, mas si es por su cumpleaños!

Una gota de sudor corrió por la sien de Petra casi de la misma forma en que a ti te ocurrió al entender uno de los verdaderos motivos por los cuales ella estaba emocionada por la celebración, tu antigua amiga y tu sonriendo avergonzadas. 

-Eso es cierto, Heichō no es muy... Fiestero.- La de cabello rojizo posó sus ojos ocres en un vestido anaranjado con volados, sacándolo del gancho y poniéndolo en su hombro para probárselo. -Pero Erwin-Danchō insiste en que también se celebra navidad y por eso organiza un baile y una cena, y a Levi-Heichō no le gusta dejar a Erwin-Danchō solo en esas cosas.-

-Claro, que rifemos el primer baile de la noche con él este año no tiene nada que ver con que sea su cumpleaños, que queramos joderlo o que estemos recaudando fondos para mis investigaciones.- La cientifica se inclinó entonces hasta que sus labios rosaron tu oído, susurrándote aquello para hacerte reír. Esa mujer sin duda era, junto con Erwin, los dos seres mas despiadados del mundo.

La idea de una fiesta tras semejante año se te hacia tentadora. Estabas ya cansada de estar luchando contra titanes, malos recuerdos y tus propios jodidos demonios todos los días... Extrañabas divertirte con tus amigos como en los viejos tiempos. Bailar (a pesar de que no eras nada buena bailando), cantar (a pesar de que sonabas como un gato atropellado) y hacer locuras con tus antiguos y nuevos amigos de la banda de psicópatas.

Pero entonces recordaste aquel punto importante de las cosas... Levi estaría allí, y la sola idea de tener que luchar contra el irrefrenable deseo de acercarte a hablarle al menos un rato se te hacia terrible. Mas aun cuando, desde que habías regresado de Marhjul, habías prometido detener todo ese "sentimiento estúpido" y ayudar a Petra a acercarse a él a su vez alejándote de él hasta que solo tratases cosas meramente camaradas, como Capitán y Soldado, cosa que tras varios intentos habías notado que era equivalente a clavar tres puñales en tu pecho y seguir respirando, mas profundamente cuando notabas que en efecto Petra y Levi se habían vuelto mucho mas cercanos de lo que ya eran.

La parte buena es que tras un par de semanas Alex había aceptado tu rechazo amoroso y había pedido disculpas por haberse comportado de esa manera, volviendo a ser amigos aunque ligeramente mas distantes. Magnus también parecía haberse animado de nuevo, y todo iba viento en popa a excepción de tu pequeño y moreno problema sentimental.

-... Creo que paso...- Susurraste con una sonrisa forzada, fijándote en un estrafalario vestido celeste frente a ti como si fuese algo interesantisimo.

Tus dos compañeras te miraron, la primera seriamente, la segunda decepcionada. -¡Pero si sera divertido! ¡Habrá música y comida!-

-Nah, creo que preferiría dormir esa noche. Los entrenamientos han sido algo duros durante estos días ahora que puedo volver a luchar.- Te excusaste, restandole importancia con un gesto de la mano. Mas luego para evitar sospechas, sonreíste y palmeaste los hombros de Petra, sonriendole cómplice. -Pero sería una idea genial para que Levi-Heichō y tu bailen un rato, ¿No crees, Hermanita Petra? Tal vez incluso se te declare esta noche. Ya sabes... Como regalo de navidad.-

La Capitana soltó una risotada, llamándote "chica cruel" mientras la soldado se sonrojaba como un tomate y tu corazón se estrujaba en tu pecho, haciéndote sonreír mas ampliamente para cubrir el dolor. Eras una mala persona por sentir en tu corazón decepción por algo que seria muy bueno para alguien a quien apreciabas, así que te esforzarías para volverte una buena persona... Así tu corazón se desgarrara por dentro.


  ❄  


La puerta de la estancia se abrió y Erwin Smith pasó, cerrando la puerta con seguro detrás de si mismo. La habitación estaba mal iluminada por las cortinas cerradas, así que se acerco y las abrió, dejando que el sol de invierno entrara e iluminara todo incluyendo al Lance Corporal, quien había estado en silencio y entre la obscuridad todo ese tiempo, sentado con las piernas cruzadas y los ojos cerrados en el sofá.

-No sabía que tenías complejo de vampirismo, Levi.- Erwin cruzó la estancia y se acercó a una mesita en donde reposaba un gramófono con varios discos de vidrio, agachándose para comenzar a buscar uno.

-Tardaste mucho cagando y aproveché para tomar una siesta.- Fue la amable respuesta del otro caballero, sin moverse un milímetro.

-¿Otra vez estás teniendo pesadillas?

-No desde que comenzó diciembre.

-Ha de ser el espíritu navideño que te mantiene mas tranquilo.- El rubio tomó uno de los discos y lo coloco en el gramófono, dándole vueltas a la manivela para que comenzara a girar.

-Ni por asomo. Tu y Lentes de Mierda están planeando esa estúpida semana navideña y yo no voy a aguantar sus mierdas de sorteos de nuevo ni el jodido pastel de cumpleaños.- Respondió Levi, frunciendole el ceño al Comandante, quien simplemente sonrió al aparato mientras colocaba la aguja sobre el disco y la música comenzaba a sonar, un suave vals que se escuchaban en las calles de la capital, entre ricos y famosos. -¿Vals? ¿Es eso lo que pondrás hoy? Que ridículo.-

-Si tan molesto estás por eso, ¿Entonces por que insistes en aprender a bailar cuando este año se está sorteando el primer baile con el cumpleañero?- Preguntó Erwin a su vez, girándose para sonreirle tontamente a su subordinado, quien lanzó un libro en su dirección pero que falló a propósito, despeinando ligeramente el cabello rubio y golpeando la pared detrás de él.

-Tch... Tarde o temprano preguntarías esa mierda, metiche.- Respondió el de cabello negro, levantándose para acercarse al vacío centro de la estancia y deteniéndose frente al Comandante quien lo imitó sin dejar de sonreír. Él hombre mas alto extendió una mano hacia el mas pequeño.

-Yo guiaré primero.

La respuesta de Levi fue un gruñido, sujetando la mano que se le ofrecía, siendo rodeada su cintura por la otra mano del Comandante. -Cuidado en donde tocas, cejas.-

El rubio soltó una risita y comenzó con un paso lento. -Eres como una nena.-

-Esta "nena" te va a meter un par de hojillas por el culo y buscará a otro maestro de baile.- Ladró el Capitán, siguiendo el paso de su guía con habilidad. Habían estado practicando varios tipos de bailes desde el comienzo de diciembre.

-No tienes las agallas. Apenas pudiste pedirme ayuda a mi.

-Porque se que tu no le vas a comentar a nadie.- Dieron una vuelta por la estancia y regresaron al punto de inicio, Erwin intento corregirlo en un mal paso a su subordinado y continuaron dando vueltas. -No si aprecias tu vida.-

-Mas que mi vida, tenía curiosidad de saber por quien haces esto. 

Una de las pobladas cejas del comandante se elevaron, al notar que su primera pregunta había sido evadida por completo, recibiendo un "metiche hijo de puta" de Levi, quien tardó un largo minuto en responder, clavando los ojos en la insignia en el pecho de Erwin, impasible. 

-... Quiero bailar con ella esa noche.

El de ojos cerúleos mantuvo su mirada inquisitiva sobre él. -Pero si tu odias bailar. Te has negado a cada ofrecimiento de Hans y mio a enseñarte durante todos estos años.-

-No había conocido a esa tonta.- Se excusó el mas bajo. -Ella sigue siendo joven. Y si quiero que se fije en mi, tendré que cortejarla de alguna manera, ¿No?-

-Ella se fijaría en ti hicieras esto o no.- Erwin intentó decirle, pero de pronto la música se detuvo y comenzó una canción distinta, haciendo que Levi golpeara la mano sobre su cintura y a su vez pusiera la suya en la de Erwin.

-Me toca guiar.

Apenas avisó aquello y comenzó a bailar, arrastrando al gigantesco Erwin en una peculiar y bizarra escena en donde el mas bajito guiaba al mas alto cuando debería ser al revés. Habían tomado impulso y ahora daban vueltas al rededor de la habitación, a pesar de que Erwin intentaba por todos los medios decirle a Levi que no había necesidad de que hiciera algo que no le gustaba para conquistar a la chica en cuestión. Él sabía que .... era sin duda una quinceañera nada mas y que por ende le gustaban las fiestas, la música y demaces. Pero conociendo a Levi posiblemente ocultaba un segundo propósito en todo aquello.

-Ya dime la verdad... ¿Qué está pasando?

El moreno chasqueó la lengua, continuando con sus pasos por un largo minuto de silencio.

-Ella ha estado evadiéndome. Ya no es como antes. Ella parecía siempre estar cómoda conmigo cerca, hablaba conmigo sus tonterías aunque yo no le respondiera una mierda, pero ahora se comporta como si no fuese mas que su capitán... No se que mierda le pasa.- Los ojos grisaceos se entornaron, mirando un punto inespecifico en la chaqueta de Erwin. -No habla mas que lo estrictamente básico conmigo y ahora pasa todo el jodido día con Petra Ral. Si intento comenzar una conversación con esa mocosa, si quiero hacer algo con ella, cualquier cosa, de alguna manera mete a Petra y se escabulle.-

Erwin levantó una de sus pobladas cejas, y de un segundo a otro cambio la posición de sus manos, volviendo a guiar a pesar de que Levi se quejó y le insultó.

-... Levi... Tu si sabes que Petra Ral está enamorada de ti, ¿Verdad?- Preguntó cautelosamente el Comandante, continuando con el lento vals. -¿Lo sabes?

-Claro que lo sé, Cejas de Mierda.- Le escupió el Líder de los Soldados, gruñendo. -Hans me lo contó, escuchó a .... comentar algo sobre eso con ella.-

Erwin estuvo a punto de rodar los ojos al ver la manera estúpida en la que se había enterado. El pequeño Levi no estaba entendiendo el punto de todo eso... Pero es que necesitaba que su soldado mas fuerte de vez en cuando lograse captar las cosas simples por cuenta propia, así que se quedó callado. 

-Veinticuatro es mañana, ojala te des cuenta antes de navidad.- Fueron sus únicas palabras.

-¿De que mierda hablas?

-Nada. Cuéntame cual es el plan, señor estratega.

Levi le metió un pisotón en el pie, haciendo a Erwin gemir de dolor y detenerse, aprovechando el moreno ese momento para cambiar manos y comenzar a guiar. A Erwin no le quedó de otra mas que seguirlo.

-Quiero que baile conmigo... Aunque sea una pieza, quiero hablar con ella. Saber que mierda está pasando, por eso te pedí que me enseñes a bailar. Creo que ella sabe hacerlo y mientras bailamos tendré tiempo de hablarle... Quizás incluso decirle que yo...-

Erwin se quedó en silencio al verlo. Su expresión preocupada, las cejas hundidas sobre los ojos severos. Levi en verdad estaba sufriendo por eso. Él conocía ese dolor, él también había pasado por el martirio de la declaración...

Pobre Lev-

"¡Mierda, la puerta!"

Muy tarde, la puerta se abrió justo en el momento en que Levi sujetaba a Erwin para inclinarlo hacia atrás entre sus brazos, siendo testigos Petra Ral, Hans Zoë y .... .... de la extraña escena. Las tres habían regresado del pueblo y las tres se quedaron petrificadas a los dos hombres en aquella situación.

¿Que carajo estaba pasando?

El sonido de un golpe seco coincidió con el cuerpo de Erwin cayendo al suelo tras ser soltado por Levi.

-¡Auch!

-¡¿Es que nunca les enseñaron a tocar la puerta, basuras?!- El Líder de los Soldados puso su mejor cara de pocos amigos en un intento desesperado de salvara situación al ver que la chica en cuestión miraba con rostro cada vez mas confundido a Erwin en el suelo, el gramófono y luego a Hans, que de pronto se había echado a reír en el suelo, golpeándolo y sujetándose el estomago para detener los alaridos que salían de su boca. Petra a su vez la miraba a ella y luego a él, y por ultimo fue la única capaz de actuar para ayudar a Erwin, quien seguía en el suelo.

-S-Sentimos interrumpir, señor.- Tartamudeó la muchacha de cabello naranja, comenzando a sonrojarse. -Solo queríamos avisarle que ya hemos regresado de la ciudad.-

Levi mantuvo su expresión de come-hombres aun así. -Si, ya me di cuenta. Pero la próxima vez toca antes de entrar, Petra.-

Ella, avergonzada, asintió con la vista en el suelo. -S-Si, señor.-

La Capitana del Escuadrón de Investigaciones por fin fue capaz de levantarse, aun riéndose hasta las lagrimas, cosa que aumentó al ver el rostro de la única que no se había movido de su sitio, petrificada y pálida como si hubiese visto un fantasma. Sujetó los hombros de la chica y la zarandeo al ver que incluso Petra, Erwin y Levi la miraban con preocupación.

-¿Hey, Diamant D'Hiver?- La llamó, sacudiéndola ligeramente para hacerla reaccionar, haciendo que esta pestañeara repetidas veces y clavara sus bonitos ojos en la mujer de lentes. -¿Estás bien?-

-Ah... ¿Si...?- Respondió dudosa, dándose media vuelta y comenzando a alejarse por el pasillo como si no hubiese pasado absolutamente nada. -... Iré a botar ese pie de manzana que hice en la mañana. Creo que las manzanas estaban podridas...-


  ❄  


La mañana del veinticuatro de Diciembre fue sin duda un día agitado. Durante los últimos días habían estado haciendo todos los preparativos para ese día de fiesta, y desde esa noche se verían los frutos del arduo trabajo que esa mañana se terminaba de completar. Muchos soldados estaban metidos en la cocina, ayudando a preparar los platillos, otros en cambio terminaban de arreglar los adornos. Tu banda y tú junto con el escuadrón de Investigaciones (donde Petra, Auruo, Gunther y Erd se encontraban) eran los que ayudaban a arreglar el salón en donde se haría el baile y la cena, arreglando las mesas y las sillas, limpiando y afinando los instrumentos.

-¡Chicos, falta una vela!- Avisaste a Auruo, quien sujetaba las piernas de Gunther sobre sus hombros para que pudiese colocar las velas y las lamparas de colores en las paredes y el candelabro central, que era el que arreglaban ahora.

-¡Ya s-sabemos que falta... Una vela, mocosa tont-!- Respondió anticipadamente el castaño, quien se balanceaba sobre una escalera con su compañero encima... Hasta que se mordió la lengua y perdió el equilibrio, dejando a Gunther colgado del candelabro y cayéndose Auruo de la escalera al suelo.

-¡Mierda!- Pegaste un salto al ver el desastre, corriendo para llegar hasta debajo del candelabro en el que tu amigo colgaba. -¡¿Gunther, estás bien?!-

-¡S-Si! ¡P-Pero apresúrate con la escalera!- Respondió medio aterrorizado, ahogando el grito de dolor de Auruo quien había sido ignorado a pesar de haber caído desde varios metros y que la escalera le hubiese golpeado la cara.

-¡V-Vale, aguanta allí! 

Corriste hacia la escalera y te inclinaste hacia ella, extendiendo la mano para sujetarla... Pero justo en ese momento una segunda mano tomó la escalera antes que tu, haciendo que levantaras la vista, encontrándote con un par de ojos azules que no habías esperado ver por allí a esas horas.

-¡L-Levi-Heichō...!- Susurraste bajo tu aliento mientras él te mandaba una de sus miradas inexpresivas, levantando la escalera y sujetándola para Gunther, quien agradeció desde las alturas mientras empezaba a bajar.

-Uno los deja solos quince minutos y hacen desastres.- Gruñó el Capitán al apartar su mirada hacia Gunther, quien terminaba de bajar por los escalones con cuidado. -Aunque veo que al menos han hecho un buen trabajo arreglando las luces. ¿Acaso tu los estas mandando?-

Tu tardaste un minuto en asentirle con la cabeza, sonriendole forzadamente -ya que, fuera como fuera, se supone que también eran "amigos"- antes de pedir disculpas, darte media vuelta y alejarte, comenzando a caminar hacia Alex, Magnus y Erd, dejando a Levi con esa mirada de sospecha que siempre ponías tras una de tus esquivas.

-¿Como va esto?- Preguntaste, sonriendo de nuevo para ellos al ver a Alex tocar algunas notas en la guitarra, haciéndote recordar a alguna de esas veces en las que, cuando el resto de tus amigos aun vivía, se reunían en el comedor y el tocaba canciones típicas del norte de las murallas, acompañado por las voces adorables de Lucius y Magnus.

-Estaba viendo las canciones que tocará la banda esta noche.- Magnus limpiaba la tapa del enorme piano de cola negro cuando comenzó a hablar. -Son aburridas como el infierno. Esta sera una velada de vejetes.-

-Teniendo en cuenta que Erwin-Danchō es mucho mayor que nosotros, al igual que la mayoría de nuestros superiores...- Farfulló Erd, quien a su vez arreglaba los podios donde irían las notas.

Tu chasqueaste la lengua, decepcionada. Si en verdad sería tan aburrida, y ademas te tocaría ver al Líder de los Soldados bailar con la ganadora del sorteo y tener que aguantar el malestar que te causaría eso junto con la tristeza en Petra... Joder, no. Menos mal te habías negado a comprar nada de ropa para esa noche. 

Sin recato alguno, te subiste al piano y te deslizaste de panza por la superficie pulida de la tapa para poder llegar hasta Magnus, levantando las piernas encima de tu cuerpo y haciéndole señas a Alex y a Erd para que se acercaran.

-Yo en verdad no tengo ganas de esto. Simplemente reunámonos durante la fiesta en el comedor y juguemos cartas. La ultima vez tu, Erd, me pediste la revancha en Poker.- Explicaste tu mejor idea, haciendo que los tres jovenes se encogieran de hombros.

-Primero veremos como esta la fiesta. Si está muy aburrida, fingimos enfermedad y nos iremos. La emocionada con la fiesta es Petra, yo felicitaré a Levi-Heichō mañana.- Confeso Erd en susurros.

-Podríamos robar algunas botellas de aquí y algo de comida.- Maquinó el gemelo White, comenzando a sonreír.

-Y Gunther tiene en su habitación un gramófono, si le invitamos, podríamos hacer algo en el comedor.- Ofreció el castaño, extendiendo su mano para acariciarte la cabeza con dulzura. -Eres una genio, Sneshinka.-

Tu sonreíste ligeramente, ignorando la incomodidad que sentiste cuando Alex te llamó con tu antiguo sobrenombre al haberle parecido muy difícil llamarte con el nuevo (cortesía de Hans Zoë y su extraño acento)...

Aun te traía malos recuerdos.

...Si. Sería mejor no ir a esa fiesta. O al menos intentaste convencerte de ello mientras terminaban de hacer los arreglos en el salón en donde la celebración se estaría dando y hasta que fue la hora de que todos se preparasen para la noche.

Cuando el reloj marcó las ocho, observaste el alboroto que se formó en el baño de mujeres y en los dormitorios, quienes se preparaban para el baile y la cena de navidad dentro de dos horas. Tu en realidad no comprendías tanta emoción, en la casa de tus padres se había celebrado con una simple cena y algunos bailes, se regalaban cosas y luego todos se iban a dormir. Tan solo era un momento para compartir en familia, sin mucha parafernalia como la que ahora veías. Todas las chicas vestidas con vestidos pomposos y coloridos, demasiado maquillaje... Iugh...

-¿Vas a participar en el sorteo de este año?- Mientras te quitabas la ropa para entrar a una de las duchas, escuchaste a una de las chicas en otro de los cubículos preguntarle a otra a su lado.

-¿Cual es el premio?

-Un baile con Levi-Heichō. Según escuche de Hans, él ha estado practicando mucho para hoy ya que en años anteriores nunca había querido ir a la fiesta.

-Sin duda. Yo estuve en la fiesta del año pasado y Levi-Heichō rechazó cada invitación de todas las chicas que quisieron intentar bailar con él. Puede que sea guapo y fuerte, pero es bastante amargado y aterrador.-

-Pero es guapo... Y ya que esta tan dispuesto a bailar una pieza hoy, ¿No sería genial ser la ganadora? Ser la envidia por un rato. Petra Ral por ejemplo, se ha quedado este año solo para celebrar con él su cumpleaños.

Ah no. Eso si que no. 

Mientras te enjabonabas el cuerpo y las escuchabas, pensaste en Petra. Ella que estaba ilusionada con bailar con el enano amargado... Tenía que ganar. ¡Tenía que cumplir su jodido sueño! Aunque fuera una vez en su vida. Y tu como su líder y mejor amiga, la ayudarías costara lo que costara. 

Querías verla sonreír como había sonreído al verlo regresar de aquel viaje a Marhjul, querías verla feliz... Aunque tuvieses que sacrificarte para eso.

Cerraste el agua de la ducha y te envolviste en una toalla, caminando al vestidor y tomando tu ropa con la mirada perdida en algún punto del locker en donde estaba tu ropa, maquinando el plan perfecto... Y tu banda te ayudaría con eso. Al parecer la noche de cartas y alcohol tendría que posponerse.


  ❄


Esperaste al menos diez minutos en el pasillo en el cual habían acordado encontrarse, agachada contra la pared. Irías a la fiesta en uniforme, de todas maneras no ibas a nada mas que a ser la cupido de Petra por esa noche. Aunque sin duda te sentiste un poco fuera de tono al ver a Gunther, Magnus, Eld y Alex enfundados en unos elegantes trajes de gala, peinados hacia atrás, perfumados, yuntas en las mangas, pañuelos, moños y corbatas en los cuellos y guantes en las manos. 

Lucían como caballeros... No como los cuatro idiotas que estabas acostumbrada a ver.

-Hey, guapos.- Sonreíste burlonamente, levantándote y mostrandoles que el único cambio en ti era que la camisa negra que siempre llevabas debajo de la chaqueta desde la muerte de tus amigos ahora estaba planchada y no arrugada como siempre la llevabas por ser floja. -Parecen personas decentes.-

Alex te frunció el ceño con fastidio, negando con la cabeza pero sin lucir ni siquiera severo, vestido de blanco y azul. -Y tu sigues igual que siempre. ¿No deberías usar vestido?-

-Los vestidos son para nenas.- Respondiste a la ligera, comenzando a caminar por el pasillo, seguida por el tropel de muchachos que te ayudarían con el plan "Cupido".

-Tu eres una nena.- Respondió Magnus burlón, arreglándose la corbata azul obscuro que llevaba en su traje negro con delgadas rayas azules.

-Esta nena te pateará el trasero.- Te burlaste, cruzando a otro pasillo a paso rápido. Entre mas rápido llegaran, mejor.

-Bien, tengo el dinero que nos pediste. Ahora, ¿Cual es el plan, Diamant D'Hiver?- Preguntó esta vez Gunther, con traje gris, caminando delante de Magnus y detrás de Erd.

-El plan es que, siendo un sorteo, nos pedirán el dinero y nos darán un papel que luego meterán en una caja, la cual van a agitar para que se mezclen los papeles.- Comenzaste a explicar sin mirar hacia adelante al cruzar los pasillos. -Entre mas veces haya un mismo nombre, mas posibilidades habrá de que ese mismo nombre sea elegido. Y también si la caja es batida hacia arriba, los papeles que están abajo tienen mas chance de quedar arriba.-

-Creo que ya entiendo.- Erd, vestido de negro, asintió con la cabeza. -Quieres que pongamos el nombre de Petra en algunos papeles y que lleguemos rápido allá para colarnos a donde está la caja y que esos nombres queden en el fondo.-

-Exactamente.- Asentiste a su vez, mirando a los cuatro hombres a tu espalda con una sonrisa justo cuando cruzabas el ultimo pasillo que daba al salón principal del castillo... Y chocabas contra alguien.

Giraste el rostro hacia adelante con la intención de pedir disculpas hasta que te encontraste con Petra, quien, vestida con un pomposo vestido rosado y un arreglo de flores en la cabeza, te hizo recordar a una hada salida de un cuento para niños.

-¿....?- Preguntó ella, mirándote de pies a cabeza antes de mirar a tus amigos.

-¿Petra? Wow...- Exclamaste a tu vez, observando que a sus espaldas, Auruo Bozzard y Hans Zoë estaban parados frente a la puerta cerrada del salón, de donde se escuchaba una suave música. -¿Auruo? ¿Hans-Buntaichō? Creí que ya estarían adentro de la...-

-Niña, ¿Pero que rayos te ha pasado?- Escandalizada por alguna razón, la mujer mas alta, vestida en un precioso vestido violeta se acerco a ti, sujetándote de los hombros junto a Petra.

-¡No me digas que pensabas entrar así a la fiesta!- Chilló la mas bajita, sacudiéndote ligeramente.

-¡¿E-Eh?! P-Pero... 

Ibas a defender tu estado, pero es que aun estabas impresionada. La Capitana Hans, quien siempre vestía precariamente el uniforme de la Legión, esa noche lucía como toda una dama. Ahora si que te sentías completamente fuera de tono, y por si fuera poco no te dieron tiempo de pensar cuando ya ambas mujeres te arrastraban lejos de la puerta ante los confundidos hombres que permanecían bajo el marco. 

Desesperada, y sabiendo que probablemente no te dejarían libre hasta dentro de tres horas, estiraste las manos hacia Alex y Magnus, gritándoles por encima de los hombros de ambas chicas lo único que pudiste gritar.

-¡Sigan con el plan!

.

.

.

Dos Horas y un par de golpes después

.

.

.

-Esto es lo mejor que pudimos hacer...- Petra y Hans se recostaron contra las paredes del pasillo frente a la puerta del salón, exhaustas tras dos horas de dura batalla.

-Esto es incomodo.- Gruñiste al escucharlas suspirar, apretando los puños a los lados de tu cuerpo para no meterle unos golpes a ambas mujeres. -Me duele la cabeza y los pies.-

-La belleza a veces es dolor.- Fue la antipática respuesta de Petra, necia como una mula.

-Ademas, eso no era lo que teníamos en mente.- Continuó su compañera, arreglándose el escote del vestido lo mejor que pudo. -Si tan solo nos hubieses dejado ponerte aquel vestido.-

-¡No quería ese jodido vestidito de quinceañera!

-¡Eres una quinceañera!- Chillaron las dos mujeres en respuesta, haciéndote gruñir una palabrota y cruzándote de brazos. 

Las dos brujas endemoniadas (Petra y Hans) te habían obligado también a usar ropa para la ocasión y maquillaje, pintándote la boca de un rojo intenso para que combinase con el corset que ceñía el largo vestido negro que ellas habían encontrado para ti junto a unos botines con un pequeño tacón que resonaba con cada paso que dabas.

-... Joder, como las odio.- Gruñiste tras unos segundos, echándote el molesto cabello que te caían en la cara por encima del hombro, no estando para nada acostumbrada a llevarlo suelto como ahora, siempre usando una cola o una trenza para evitar que se metiese en tu camino. -De verdad...-

-Ah, ya cállate. No impresionarás a ningún hombre con esa actitud. Eres tan bonita pero ni siquiera te arreglas un poco...

Petra terminó de arreglar el listón rojo que sujetabas dos mechones de cabello tras tu cabeza, mientras tu pensabas que la que debía impresionar allí era ella y no tu. ¿Que demonios habrían hecho los cuatro idiotas con el plan que habías armado? No habías estimado que tardarías tanto tiempo secuestrada por estas dos mujeres y solo podías averiguar lo que había pasado si entrabas al salón... Y te enfrentabas a las miradas de todos.

-Bueno, ya es hora, pronto sera media noche.- La Capitana Zoë palmeó tu hombro con una sonrisa. -Al menos luces bien. Seguro a mas de uno le impresionará verte sin uniforme.-

-¿Como puede estar tan segura?- Preguntaste sarcastica, mirando a la puerta cerrada. -Tal vez usted si podría hacerlo ya que luce como una dama y Petra parece sacada de un cuento de hadas... Pero yo...-

"Yo parezco salida de un funeral."

La sonrisa traviesa de Hans junto con el reflejo de la luz en sus lentes te hizo entender que ya pronto sabrías a que se refería... Suspiraste, obligándote a poner la mente en blanco y, de un empujón con ambas manos, abriste la puerta de par en par.

Las luces del interior te segaron por un momento. Pero, aun con eso, con paso firme comenzaste a caminar cruzando el salón con el sonido de los tacones a cada paso que dabas, sintiendo que la cola del vestido se elevaba a tu espalda, siendo seguida de cerca por Petra y Hans. Viste a las personas en sus mesas detener su charla y girarse a verlas, algunos sorprendidos, otros en silencio, pero no estabas segura de si veían a algunas de tus compañeras o a ti, que ibas entre ambas. 

Ubicaste a tus amigos entre las mesas justo al otro lado de la estancia, sentados junto al Comandante, Auruo y el Capitán Levi, quienes también las veían con ojos bien abiertos. Incluso el estoico Líder de los Soldados parecía sorprendido, mirando fijamente en tu dirección...

No. Que tonterías. Probablemente miraba a Petra, lo hermosa que se veía en su claro y colorido vestido. Pensando en que tu plan tenía pintas de ir completamente bien, sonreíste socarronamente a los de la mesa, continuando tu camino hacia ellos y poniendo una mano en tu cintura. 

-Hey, Auruo, se que Petra luce apetitosa, pero tienes algo... De baba aquí.- Dijiste, apuntando a tu barbilla con un dedo, haciendo que el aludido saltara en su silla y buscase una servilleta con desesperación, creyéndose tu broma. Petra, Hange y tus amigos soltaron las risas, aun cuando Auruo rapidamente se dio cuenta de su error, comenzando a insultarte. 

El Capitán Levi se mantenía impasible, mirando en tu dirección... Tal vez era incapaz de ver a Petra mucho tiempo y tenía que fijar la vista en otro lado.

-WOW...- Magnus White aulló al verlas terminar de acercarse, sacándote una risa idiota mientras él se levantaba con Alex Lawson para recibirlas.-¿Pero que te pasó? ¡Por poco no te reconozco!- 

-¡Luces tan hermosa...!- Con los dorados ojos brillantes, tu otro amigo te tomó por sorpresa entre sus brazos para levantarte en el aire, sacándote un chillido al darte vueltas para luego dejarte en el suelo. -¿De donde sacaste ese vestido?-

-Ese par de brujas me han obligado a usar uno.- Le respondiste un poco nerviosa por su halago, restandole importancia antes de que comenzaras a escanear el ambiente del lugar, ignorando los quejidos de Hans y Petra. La música era aburrida, todos estaban sentados en sus mesas bebiendo. -... Pero veo que el negro queda muy bien para esta ocasión. Esto parece un funeral.-

Magnus soltó una sonora carcajada, tendiéndote una silla entre la de él y la de Alex, justo al frente del Líder de los Soldados, quien a su vez se vio flanqueado por Petra. Él seguía mirándote... ¿Qué mierda le pasaba? Debería estar mirando a Petra.

-Estaba hablando de eso con Erwin-Danchō hace un rato. Esto está muerto.- Dijo el gemelo con una sonrisa socarrona.

-Fue lo mejor que encontramos. Los músicos de Trost son muy caros y estos chicos son del Muro María; el estilo de la música es mas tranquila allá.- Respondió calmadamente el Comandante, tomando tu mano desde donde estaba para inclinarse y besarla, haciéndote sonrojar ligeramente a pesar de que llevabas guantes. -Luces preciosa, soldado. Es la primera vez que te veo sin el uniforme.-

Avergonzada, clavaste los ojos en la mesa, sonriendole por cortesía. -G-Gracias, Erwin-Danchō... Es todo gracias a Hans-Buntaichō y Petra.-

-¡Fue una batalla peor que contra los titanes, pero lo logramos!- Agregó la cientifica, tomando una copa que Erwin le había servido para darse un trago, jadeando de gusto antes de que posara sus ojos castaños en ti. -¿Un trago, ...., Alex?-

-Si.

-No.

Hubo una voz que hizo eco con la voz de Alex y la tuya, haciendo que todos se giraran hacia el Soldado Mas fuerte de la Humanidad, que miraba a la Capitana Hans con cara de pocos amigos.

-¿Levi-Heichō...?

-Tiene quince años aun, sigue siendo muy joven para beber, Lentes de Mierda.- Gruñó el aludido casi enfurruñado. Mas rápidamente agregó, como quien no quiere la cosa. -... Y no quiero tener mocosos borrachos en mi mesa.-

Alex y tu se miraron confundidos. No era la primera vez que bebían, ni por asomo. Era normal que todos los soldados, tuviesen la edad que tuviesen, bebieran. Mientras vivían en Marhjul y tu trabajabas en Rotchan, varias veces se habían fugado en bares y clubes de adultos, siendo ellos altos y de apariencia joven aun a una edad tan corta, se les hacia fácil entrar contigo. A pesar de todo tu no bebías demasiado, pero en una fiesta tan aburrida ¿Que otra cosa podían hacer ademas de beber? 

-P-Pero, Hei...-

Alex negó con la cabeza y palmeó tu cabello con dulzura, inclinándose para susurrarte un: -Como sea. Ya hicimos nuestra parte del plan y pronto sera media noche. Ya podremos irnos de aquí. Beberemos en el comedor.- Antes de que se alejara, dando la excusa de ir a buscarte algo de ponche de frutas, devolviendote la sonrisa traviesa que tu le diste tras recordar tu plan.

Te quedaste enfurruñada al igual que el hombre sentado frente a ti, quien ahora lucía de peor humor que antes tras haber visto como Alex te susurraba al oído. Siempre lucía como si tu le interesaras o algo así, y aquello te molestaba en sobremanera porque sentías como si un pequeño brillo de esperanza se empeñara en crecer en contra de ti misma. Él debería estar así de enfurruñado por Petra ahora que ella estaba charlando (peleando) con Auruo, pero en cambio parecía a punto de echar humo por las orejas cuando te inclinaste a Magnus para susurrarle lo aburrida que estaba la fiesta.

Justo antes de que él te respondiera, una de las soldados, la encargada del sorteo, se acercó a la mesa y les ofreció participar a Petra y a ti en la rifa por el primer baile.

"Justo a tiempo." Pensaste, tomando el lápiz y escribiendo el nombre de Petra antes de doblarlo y ponerlo en la caja junto al dinero antes de que Petra lo hiciera. Cuando la chica se fue, Magnus no susurró para nada la respuesta a tus anteriores quejas.

-Se que es aburrida, pero supongo que solo Erwin-Danchō podrá cambiar eso.

El rubio de ojos azules como el cielo miró hacia el gemelo con curiosidad, levantando una ceja. -¿De que hablas, Soldado White?-

-De que esta fiesta es tan pasada de moda.- Magnus se dejó caer dramáticamente en la mesa, haciendo un puchero. -¿Que no le gusta la música moderna?-

Erwin pareció confundirse notablemente, inclinándose hacia el soldado con curiosidad. -¿Música... Moderna?-

-¡Música moderna! Esta música es tan... Anticuada...-

-¿Anticuada?- El Comandante esta vez parecía sorprendido.

-Si... Y tan solo mire.- El gemelo extendió una mano y apuntó al resto de las mesas alrededor de lo que sería la pista de baile. -No hay nadie bailando. Todos lucen aburridos... Es una fiesta para viejos...-

-¡¿Viejos?!- Como si hubiese tomado una determinación extraña, el Comandante Smith puso las manos sobre la mesa y miró al gemelo con un extraño fuego en los ojos, ignorando al Capitán Levi quien bufaba un "Idiota" desde su sitio. -¡No! ¡Esta fiesta es para que nuestros jóvenes soldados se diviertan!-

Magnus White sonrió torcidamente y tu palmeaste tu frente, derrotada. ¿En verdad había logrado persuadir al inamovible Comandante de la Legión de Exploración de esa manera tan estúpida? -Me alegra escuchar eso, Danchō... Si pusiéramos una música mas... Moderna, todos tendrían ganas de bailar.-

-Tienes razón, muchacho. ¿Cual es tu plan?

Los ojos verdes de Magnus brillaron cual jades, sonriendole mas ampliamente al Comandante antes de levantarse y dirigirse a Alex, a quien le arrebató el ponche, lo dejó sobre la mesa y le arrastró hacia otra mesa cercana en donde otros soldados que se graduaron con ustedes estaban...

Un largo suspiro salió de tu boca. Allí iban.

-Muchachos. Esta fiesta está aburrida..- Ordenó el chico rubio a los cinco jóvenes en la mesa, quienes sonrieron misteriosamente antes de levantarse y seguirlo hasta la esquina en donde la aburrida banda tocaba. Magnus, cual líder, les ordenó que se quedaran esperando mientras él pasaba entre los músicos que tocaban una aburrida pieza, acercándose al director y susurrándole algo al oído que hizo que detuviera a sus músicos, quienes, bostezantes, se levantaron y dejaron los instrumentos, dejando el espacio libre.

Ante los ojos de todos los presentes, tu amigo le hizo señales a los muchachos para que tomaran los instrumentos. Tú, desde la mesa, no necesitaste pensar demasiado para saber que era lo que estaba pasándose por la cabeza de ese muchachito loco... Una pequeña sonrisa inevitablemente recorrió tu rostro.

-¡Bueno! Ya que esta fiesta apesta, quiero que todos se levanten y se paren aquí.

Magnus incitó desde el escenario a los demás soldados a ponerse de pie apuntando la pista de baile, lo cual hicieron con cierta renuencia. Tu también lo hiciste, arrastrando a Petra y seguida contenta por la Capitana Zoë. 

-Un poco mas, un poco mas. Eso. Allí están bien. Genial. ¡Hagamos de esto una fiesta, celebremos que hemos logrado llegar hasta aquí vivos!

El sonido de la guitarra de Alex y la voz de Magnus no tardaron en imponerse, resonando primero suave y luego fuerte en la estancia por el coro de la canción... Antes de ser seguidos por el sonido del piano, dándole ritmo movido, mientras unos tambores y una flauta seguían la melodía... ¡Ah! Reconocías esa canción, era una de las primeras que habías escuchado cuando entraron a aquel bar en Rotchan la primera vez, cuando aun eran niños. 

El simple recuerdo te hizo emocionar, comenzando a moverte sin darte cuenta. Como si hubiesen estado esperando por eso, los jovenes soldados que conocían aquella canción comenzaron a bailar, tomando a una pareja y enganchando sus brazos, dando vueltas, en dirección de las agujas del reloj, de regreso, cantando el coro de aquella alegre canción mientras tu jugueteabas con la falda de tu vestido. Bailando al ritmo de la canción y la melodiosa voz del gemelo, enganchaste tu brazo al de tu antigua Capitana, quien se había acercado en un segundo tras reconocer también aquella canción, gritando y saltando con mas emoción de la necesaria.

-¡Nunca me dijiste que ellos sabían tocar!- Te gritó por encima de la música. Notaste que estaban saliendo de la pista poco a poco en cada vuelta, pero pensaste que era tu imaginación.

-El padre de Alex es músico. ¡Él les enseño a tocar!- Respondiste, continuando con las vueltas. Cada vez se acercaban mas a las mesas... ¿Que estaba planeando esa científica loca?

Muy tarde. Llegaron a la mesa y tu compañera sujetó con su mano libre los brazos de Erwin Smith y Levi, lanzándote al mas alto mientras ella batallaba a mordiscos y garras para levantar a su otro compañero de su silla, quien se negaba a bailar esa "canción tan estúpida". 

Tu negaste con la cabeza y aceptaste con una inclinación elegante el ofrecimiento del Comandante, enganchando tu brazo que lucía como un fideo en comparación al fornido caballero, regresando a la pista de baile improvisada con una sonrisa. Tu nuevo compañero parecía un muy buen bailarín, y te dio algo de vergüenza porque tu solo te sentías comoda con esas canciones que no necesitaban pasos precisos para bailarse.


Toma ese dinero y míralo arder,
hunde en el río las lecciones que aprendí.
Toma ese dinero y míralo arder,
hunde en el río las lecciones que aprendí.
Toma ese dinero y míralo arder,
hunde en el río las lecciones que aprendí.
Toma ese dinero y míralo arder,
hunde en el río las lecciones que aprendí.
Todo lo que me mata... Me hace sentir vivo.  


El sonido del suelo y las palmas siendo golpeadas con fuerza comenzó a inundar la sala junto con el ritmo de la música, haciendo que los cuerpos retumbaran. Había pasado ya mucho tiempo desde que habías escuchado algo de música estruendosa y divertida. Tu estomago se contrajo de emoción y de un momento a otro te viste moviéndote al ritmo de la música sin importarte nada, tomando las manos del Comandante en las tuyas, quien tampoco estaba muy seguro de como bailar esa música moderna.

-¡Salte! ¡Diviertase!- Gritaste entre el bullicio, saltando a placer junto a él, comenzando a dar vueltas por la pista, todos los que estaban antes dudosos de bailar, ahora lo hacían con sonrisas.

-¡Gunther! ¡Erd! ¡Las luces!

No supiste como lo hicieron, pero de pronto las luces se movieron, encendiéndose y apagándose, haciendo que las lamparas de colores alumbraran de una manera que solo habías visto en aquellos bares caros la ultima vez que habías ido a la capital. Emocionada, giraste el rostro hacia la mesa en donde habías estado sentada, encontrándote en el camino a tu antigua Capitana enganchada al hombro de tu nuevo Capitán, quien era prácticamente arrastrado a la pista de baile, una expresión asesina en la cara.

-¡Hey, Erwin, mira a quien traje!- Exclamó la científica con una sonrisa de oreja a oreja. La música seguía, haciendo que todos tus pensamientos se esfumaran, ignorando la mirada fija que Levi te mandaba mientras era arrastrado por su compañera para bailar. 

Levantaste las manos en el aire y cerraste los ojos, dejando tu cuerpo moverse como quería, sonriendo, dejándote llenar por la euforia de la música de nuevo. Habías olvidado como se sentía estar así, no pensar en nada mas que bailar y divertirte, dejando que la música estruendosa apagara tus pensamientos y que las luces de colores te hicieran perderte entre las sombras y la luz, entre los cuerpos de las demás personas. Ya no habían tristezas ni temores, ni mentiras ni crudas verdades. 

Solo cantabas junto a Alex y Magnus, pues pronto contarían estrellas...

-Y ademas...- Escuchaste a Erwin gritarle a Hans sin soltarte, observando el reloj en su bolsillo. -¡Adivinen que hora es!-

Magnus detuvo su canto por un segundo, mientras su coro de amigos continuaba con la letra justo cuando las campanas del castillo sonaron, retumbando en la sala. 

-¡Feliz navidad! ¡Deseenle un feliz cumpleaños a Levi-Heichō!

El aludido prácticamente quedó justo en el centro de la pista en ese momento, petrificado.

-¡Mierda, no todos al mismo tiem-!

Muy tarde, todos en la pista se habían abalanzado sobre él en un abrazo grupal enorme.

-¡Feliz cumpleaños, Levi-Heichō!

Pero el pequeño hombre había sido aplastado por la multitud...

Decidiste en ese momento que la fiesta no era tan mala idea después de todo. Al menos, sufrirías con una sonrisa.




Te sentaste pesadamente en una silla al azar, dejándote perder el glamour por completo, separando las piernas y apoyando la nuca al espaldar de la silla, dejando caer los brazos sin vida a los lados. Tras haber bailado con el Comandante y los muchachos, Petra y la Capitana Hans te habían arrastrado a los baños para volver a poner todo en su sitio en ti, arreglando el maquillaje corrido, limpiando el sudor, perfumandote de nuevo. Otra larga, larga hora había pasado y simplemente estabas exhausta.

Como si el cielo te hubiese mandado ayuda de algún dios, Alex y Magnus aparecieron a tu lado, tendiéndote una copa de whisky que sin mucho esfuerzo a escondidas de los adultos, la cual tomaste de un trago antes de jadear al sentir el alcohol quemar tu garganta. 

-Gracias. Ya me hacia falta...

-Parece que la pasas bien.- Alex te sonrió a lo que tu asentiste, eufórica al pensar en continuar divirtiéndote de la forma en que lo habían hecho hasta ahora. Y él pareció que iba a decir algo mas antes de que de pronto se viera arrastrado por una chica a la pista de baile. -¡O-Oh, y-ya regreso!-

Tu mirada se posó en Magnus, quien a su vez miraba a su amigo ser arrastrado por la muchacha, apoyando sus brazos sobre el respaldo de tu silla.

-Bueno... Parece que Alex ya no está enamorado de ti.

Tu miraste a tu amigo comenzar a bailar con la muchacha rubia que le había arrastrado, observándolo sonreirle dulcemente mientras bailaban otra pieza... De la misma forma en que él lo había hecho para ti durante años. 

Casi sin darte cuenta, suspiraste entre aliviada y feliz por lo que tus ojos veían. -Tardó al menos dos semanas en volver a hablarme... Fui muy cruel ese día...-

-No fuiste cruel, fuiste sincera.- Respondió el gemelo, mirándote desde arriba. -De hecho, nunca te había visto ser tan sincera. Creo que de haberle mentido solo por no herirlo, yo te hubiese odiado.-

Tu clavaste tus ojos en él, medio sonriendole por las circunstancias. -Supongo que ese día dejé de ser la líder...-

-Prefiero que te comportes mas como tú que como "La líder"... Ya no soportaba verte sacrificándote por todos.- Admitió el rubio, revolviendo suavemente tu cabello. -Y ahora que ya eres tu de nuevo, me gustaría al menos verte sonreír como antes. Que dejaras de sacrificarte por los otros...-

Confundida por esas ultimas palabras ambiguas, le frunciste ligeramente el ceño. -¿De que hablas, Magnus?-

Él te miró con una ceja levantada en son irónico, una pequeña y misteriosa sonrisa recorriendo sus finos labios. 

-Lucius era mas un hombre de acción, pero yo siempre fui mas analítico. No hay detalles que se me pasen por alto, Snezhinka... Ya se que a ti te gusta Levi-Heichō.

Tu corazón casi se salió de tu pecho cuando sus palabras se asentaron en ti, abriendo los ojos de par en par sin poder despegarlos de Magnus, quien lucía ahora muy serio esperando tu respuesta a eso, como si ya supiese lo que ibas a decir.

-¡¿P-Pero que estas diciendo, Magnus?!- Intentaste mentirle desesperadamente, sonriendo nerviosa. -¡Que tontería mas grande!-

-Si, si. Y que tartamudees y te sonrojes es tan natural en ti... Tenemos demasiados años conociéndonos, .... . Puedes decirle eso a otro, incluso Alex te creería, pero no yo.- Negando con la cabeza, le observaste tomar una silla entonces, dándole vueltas y sentándose para apoyar los brazos en el espaldar y mirarte. -Él te gusta. Lo sé, me di cuenta incluso antes que tu lo hicieras. Pero lo que no entiendo es el porque durante estos meses te has distanciado de él... Y odio no entender algo.-

Avergonzada, apartaste la mirada al lado contrario a donde el rubio estaba sentado, apretando los puños sobre tu regazo, negándote a responder. Ya te habías mentido lo suficiente como para creerte; tu no gustabas de ese enano bastardo. Y fuera como fuera, tampoco estabas segura de que aquello que sentías por él era amor. Bien podría ser admiración, respeto, incluso un dolor de estomago conveniente.

-¿Tal vez sea la diferencia de edad? Pero se que eso nunca te ha parecido algo tabú...- Magnus continuó desde su sitio, mirando distraído hacia el techo. -¿Tienes miedo de él...? Tampoco; tu eres la única con suficientes bolas para enfrentartele...- 

Sus ojos verdes como dos claros en un bosque parecieron viajar fugazmente hacia la pista de baile, observando a alguien en especifico por algunos segundos antes de volver a retomar su extraño cuestionario. 

-...O tal vez es por Petra.

-Petra está enamorada de Levi-Heichō.- Respondiste automáticamente, dándote cuenta de lo que implicaba tus palabras demasiado tarde y cubriéndote la boca con una mano mientras Magnus clavaba su mirada color jade sobre ti, satisfecho de si mismo.

-Ya veo...- Susurró White, cerrando los ojos con una sonrisa complice y apoyando la barbilla sobre sus brazos.

-¡Tch! Esto que siento se me pasará., han de ser las hormonas de mujer o algo.- Fue tu seca respuesta, intentando retomar tu postura fría pero sintiendo el ardor en tu nuca por los nervios al saber demasiado bien que tu amigo no iba a tragarse eso.

-Lo tuyo es ser una mártir silenciosa, ¿Verdad? Y ademas amas hacer sacrificios...

-¡No soy ninguna mártir ni hago ningún sacrificio, Magnus!- Respondiste furibunda, pensando que eras tu la persona madura allí y no él. -Solo estoy siendo buena amiga y hago lo que tengo que hacer para ayudar a una miembro de mi banda así como yo te ayudaría si quisieras algo. Petra está enamorada de Levi-Heichō y yo no voy a interponerme entre ella y él por un simple... Sentimiento tonto.- 

La respuesta del soldado, sin embargo, tan solo te hizo enfurecer aun mas, pues suspiró derrotado, abrió los ojos y se levantó de su silla, acomodándola en su sitio de nuevo... Mirándote como si fueses un caso perdido.

"Dios, mándame otro whisky."

-El plan va a la perfección.- Dijo tu amigo ambiguamente, dándose media vuelta para encontrarse a todos los miembros de la banda regresar de la mesa de comida hasta sentarse con ustedes, Magnus cediéndole la silla a la Capitana Zoë, quien se sentó a tu lado con una sonrisa boba en la cara al mismo tiempo en que el objeto de tus desastres sentimentales tomaba asiento a tu otro lado, con su típica cara de pocos amigos.

¿En donde estaba el jodido whisky?

-Huehuehue~, adivina que hora es, Levi~.- Canturreó la mujer de cabello castaño, sonriendole burlona a su compañero por encima de tu cabeza.

-Ya déjame en paz, Lentes de Mierda. Me obligaste a bailar contigo esas estúpidas canciones, pisaste mis botas blancas y ahora están asquerosas, y ademas, me hiciste beber ese jodido vaso de dios sabrá que era eso.- Gruñó el Capitán, cruzándose de brazos. -Y por si fuera poco ese estúpido primer baile, los mataré a ti y a Erwin.-

La joven soldado que había pasado por las mesas tiempo atrás, subió al escenario. El sorteo comenzaba, y ya tendrías la oportunidad de callarle la boca a Magnus cuando esa chica dijera "Petra Ral" y por fin su noche mágica con su "Príncipe" -Iugh- bailando el vals.

-Buenas noches. Yo les daré el nombre de la ganadora del sorteo esta noche. Por favor, mucha atención. 

Erwin Smith se levantó elegantemente de su asiento mientras la joven revolvía entre los papeles, rodeando la mesa y extendiendo una mano a su segunda al mando, la cual saltó en su lugar mientras giraba el rostro de zopeton hacia el Comandante de la Legión, levantando una ceja.

-¿Erwin?

Este le sonrió ampliamente mientras ella tomaba su mano, aun así. -Hay suficiente espacio en la pista para que dos parejas puedan bailar el primer vals de la noche... Y tu y yo tenemos un par de asuntos que hablar mientras bailamos y le hacemos compañía a nuestro amigo, "señorita" Zoë.-

La aludida frunció el ceño, levantándose de la silla. -¿... Asuntos?-

-Por ejemplo...- El rubio extendió su brazo para que ella se enganchara a él, comenzando a guiarla hacia la pista tras despedirse de los que aun quedaban en la mesa. -Aquel tema sobre la privacidad violada, ya que tienes un duplicado de la llave de mi oficina.-

Incluso cuando ya iban lejos, lograste escuchar a la Líder de Escuadrón tragar duramente mientras la chica sacaba al fin el papel de la pequeña caja de madera.

-Por favor presten atención para saber el nombre de la ganadora de esta noche. 

Era el momento de la verdad. Cruzaste los dedos, comenzando a decir el nombre de Petra en tu mente con convicción, como si pensar lo suficiente en ello pudiese volver tu plan en un éxito... La ultima etapa no podía salir mal. La soldado desdobló lentamente el papel, y sentiste como si todo, absolutamente todo estuviese en cámara lenta frente a tus ojos; levantando el papel hasta que lo tuvo frente a sus ojos, sonriendo de oreja a oreja para una buena imagen y bajando la pequeña hoja al mismo tiempo en que repetía aquel nombre escrito en voz alta...

Que, para tu sorpresa y decepción, no fue el de "Petra Ral", sino el tuyo.

...

"...Imposible."

-¡...Es usted la ganadora del premio mayor! ¡El primer baile de navidad con el cumpleañero, Levi-Heichō! ¡Muchas Felicidades!-

...

...

"¡¿Qué mierda?!"

Tu corazón se detuvo en tu pecho. Lo primero que pensaste fue que habías escuchado mal, que si habían dicho Petra Ral y que seguramente en este instante ella estaba regodeándose en su felicidad. Giraste el rostro tan violentamente hacia ella que de haber tenido el cuello de vidrio se hubiese roto, hasta que tus ojos se encontraron con los de ella, quien te miraba sorprendida antes de dedicarte una bonita sonrisa, aplaudiendo suavemente.

Doble mierda. No habías escuchado mal.

-¡No me dijiste que habías participado! ¡Que envidia, Diamant D'Hiver!- Fueron sus palabras, mas no pudiste siquiera procesar eso. Tu cabeza estaba aun tratando de procesar la voz de la chica en el escenario diciendo tu nombre en voz alta, diciéndote que habías ganado el sorteo... Que tendrías que bailar junto al Capitán Levi una pieza.

"¡¿Quien mierda puso mi nombre allí?!" Pensaste después, iracunda, girándote hacia Magnus, quien a su vez te dedicó una mirada misteriosa y una suave sonrisa arrogante. Casi pudiste ver la burla en sus ojos... ¡Había sido él! No había seguido el plan... ¡Lo ibas a matar!

De nuevo, no tuviste tiempo para ordenarle a tu cuerpo que se abalanzara sobre Magnus para golpearle. Sentiste la silla a tu lado moverse, llamando tu atención mientras el Capitán Levi se levantaba con su típica expresión serena, clavando sus ojos en ti mientras, con una caballerosidad que no le conocías, extendía su mano hacia ti tal cual el Comandante Erwin había hecho con la Capitana Hans... 

Sus ojos grisaceos como cielos tormentosos brillando como si esas nubes estuviesen cargadas de rayos azules. -¿Vendrás o que, mocosa?-

"¡No, no, no...!"

Tu cuerpo se movió solo, en contra de tu voluntad. Asentiste con la cabeza apenas y tomaste su mano, levantándote de la silla, sintiendo tus piernas como una jodida gelatina y tu corazón latir con fuerza contra tus costillas, haciéndote temblar mientras sujetabas tímidamente el brazo que él te tendía, dejándote guiar por él hasta la pista de baile.

Fue el trayecto mas largo de tu jodida existencia. Tus piernas temblaban, tus manos sudaban, sentías tus mejillas arder como dos soles y tus ojos aun no lograban regresar a su tamaño común. Levi en cambio solo miraba al frente, fijamente, sin decir ni una sola palabra hasta que estuvieron junto a sus otros dos camaradas en el centro de la pista, donde soltaste su brazo como si ardiera, quedándote tiesa mientras él se posicionaba frente a ti, preparándose para comenzar. A pesar de que había una diferencia de alturas no muy grande pero aun así existente entre él y tú, notaste que ahora él estaba mas alto que tu, probablemente porque sus botas tenían un discreto tacón... Su complejo de enano era demasiado.

Hubo aplausos de las personas entre las mesas y el sonido de un piano y un violín empezaron a inundar la sala, y con ello, el terror al fin te invadió.

-Y-Yo no se bailar...- Susurraste temblorosamente aquella mentira, sintiéndote de pronto presa del pánico al darte cuenta de lo que iba a pasar al fin. Todos te miraban, habías ganado el premio de la noche. Tendrías que bailar delante de varias personas con alguien que te ponía extremadamente nerviosa. -H-Heichō, yo n-...-

-Cálmate.- Tu compañero gruñó al notar que estabas perdiendo la compostura, haciendo que te quedaras petrificada en tu sitio. Él en cambio extendió su mano a un lado y te clavó la mirada para indicarte que la tomaras. -Yo te guiaré. Solo junta los tobillos y sigue mi paso.-

-¿N-No sería mas fácil si...?

Pero no te dejó terminar. Sin pedirte permiso, tomó tu mano en la suya y posó la otra sobre la curva de tu cintura, sujetándola firmemente y atrayéndote hacia él como intentando transmitirte seguridad, pero ademas, dándote esa calidez que no habías sentido desde hacia ya mucho tiempo, sintiéndote como si fueras a derretirte por esa sensación. 

Afianzando tu agarre en su mano y posando la otra mano en su hombro con el impulso de llegar a sentir mas de ese calor, no te diste cuenta de cuando comenzaron a bailar al mismo tiempo en que, a sus espaldas, el Comandante y su segunda al mando empezaban con sus propios pasos.

Escuchaste a Alex, Magnus y a un tercer muchacho comenzar a cantar, a lo cual giraste el rostro hacia donde estaban sobre el escenario, observándolos sonreírte de forma cómplice. Esos bastardos habían hecho aquello a propósito... ¡Y ahora Petra seguramente se sentiría triste y por si fuera poco estabas pasando la pena al bailar como un pato sin una pierna mientras que el Líder de los Soldados bailaba como si fuese algo demasiado fácil!

El Capitán Levi practicamente te arrastró en una serie de vueltas, haciendo que cortaras contacto visual con tus dos amigos y te concentraras en él, clavando sus ojos azules en ti con su expresión serena, dándote a entender que no había dejado de mirarte en todo aquel tiempo.

-Mírame.

Lo escuchaste ordenarte... Y para ti fue imposible no obedecerlo, quedandote prendada a esos ojos. "Como estrellas dentro de esferas de cristal".

Te sentiste perdida... Como si estuvieses dentro de un pequeño mundo hermoso de color azul y gris, hecho de hielo derretido y acero fundido. Te preguntaste si así las estrellas de cerca tendrían el mismo color que esos ojos, o si tal vez habrían otros lugares así. Todo a tu alrededor pareció desaparecer, apagarse y borrarse en una de esas vueltas, perder toda importancia para ti, incluyendo tus propios pensamientos. Apenas sentías tu cuerpo moverse en aquellos círculos alrededor de la pista de baile, sintiendo el viento mover tu cabello y tu vestido, que formaba un bonito circulo negro al rodearte a ti y a él con cada vuelta, como si los atrapara.

Él no dejaba de verte tampoco, como si también se hubiese perdido dentro de tus ojos... De hecho, por un momento deseaste que nunca dejase de mirarte. Deseaste estar así, que la música no dejase de sonar, que él no dejase de girar contigo, que no soltase tu cuerpo ni tus manos. Ya no sentías nervios, y al mismo tiempo te sentías como si en cualquier momento fueses a desmayarte por mirar a sus ojos por demasiado tiempo. Sentías una calidez al punto del ardor, pero tan irresistible que tan solo deseabas sentirlo mas, como una polilla que se acerca demasiado a la luz y empieza a quemarse.

En ese momento, si alguien te preguntaba si estabas enamorada de él, tu respuesta sería un rotundo e indudable "Si." Estabas locamente enamorada de ese hombre que estaba frente a ti, vestido de blanco, contrastando con el negro que te cubría, con esa expresión serena que te calmaba, que te encantaba, y con esos ojos brillantes...

-Normalmente digo y hago muchas mierdas sin darme cuenta... Pero sea lo que sea que haya hecho para que me estés evadiendo...- Su voz sonaba tranquila pero sincera, y sus ojos no se apartaron de ti ni un momento, como si le fuese imposible apartar la mirada de tu rostro. -...Lo siento. No fue mi intención.-

Tardaste un largo rato en procesar aquellas palabras mientras bailaban. Él soltó tu cintura y te hizo dar una vuelta justo cuando la Capitana Hans lo hacía de la mano del Comandante, mandándote un pulgar en alto y una sonrisa cómplice antes de que ambas regresaran a los brazos de sus compañeros. No estabas segura de que significaba ese pulgar en alto... Pero tenías otras cosas en mente: ¿Levi te había descubierto? ¿En verdad, él se había fijado en tus intentos de evasión? 

Incapaz de decir algo y sobrecargada de sentimientos, intentaste pensar en algo coherente con lo que pudieses cambiar el tema de alguna manera u otra, pero cuando abriste la boca para responder, salió algo completamente distinto a lo que planeabas hacer.

-Lo siento...- Susurraste con la voz ligeramente quebrada, entre avergonzada y nerviosa, apartando la mirada de él al ser incapaz de conseguir tu voz y mirarlo al mismo tiempo. -No tengo elección... Esto es lo mejor para todos.-

Levi te miró con el dejo de confusión en los ojos, sin comprender tus palabras. Tu no le devolviste la mirada, mientras que el abandono que habías sentido mientras habías estado bailando comenzaba a irse de pronto. La canción se acababa, sentías que había sido muy corto... Pronto aquel hermoso sueño del que no querías despertar se acabaría. 

La realidad te golpearía en la cara de nuevo, deberías enterrar de nuevo con mas esmero aquel punto claro de esperanza que en menos de cinco minutos se había convertido en un sol, debías caer de nuevo en la obscuridad... Ya estabas cansada de caer y tener que levantarte.

Las voces de los tres muchachos se alzaron en una nota alta y larga justo cuando el Capitán Levi inclinaba hacia atrás, haciendo que apoyaras tu cuerpo sobre su mano, tu cabello rosando el suelo... Él acercando su rostro a tu cuello hasta que sentiste su aliento rozarte la piel, haciéndote estremecer con una fuerza que te hubiese hecho caer de no ser por sus fuertes brazos tras tu espalda...

Sensación que se congeló cuando, estando de cabeza, te encontraste con la imagen de Petra aun en la mesa, mirándolos con una sonrisa forzada... Triste.

Las voces bajaron, las notas antes continuas y constantes comenzaron a morir y Levi te irguió de nuevo, regalándote unos últimos pasos lentos y dándote una ultima vuelta, sintiendo sus ojos escanearte... Como si intentase grabar tu imagen en su memoria antes de que la música acabara y todo quedase en silencio.

Un largo y terrible minuto de silencio que daba marca al final de tu sueño.

Los aplausos de las demás personas en las mesas te sobresaltaron, haciendo que apartaras la mirada del Líder de los Soldados, quien aprovechó cuando regresaste la mirada a él para soltar tu mano y separarse de ti para saludarte como todo un caballero, posando su brazo izquierdo tras su espalda y otro sobre su pecho e inclinándose hacia adelante en reverencia sin dejar de mirarte hasta que volvió a erguirse. Rápidamente también te obligaste a corresponderle, levantando tu falda un poco y flexionando las rodillas por unos segundos antes de darte media vuelta, dejándote guiar por tu instinto a huir de los problemas que ahora se te venían encima.

"¡Bien, ahora corre!"

Pero él tenía reflejos mas rápidos que tu. Sujetando tu mano en el aire, tu compañero detuvo tu huida justo a tiempo.

-Espera.- Su voz sonaba baja mientras te arrastraba de regreso junto a él, comenzando a caminar lejos de la pista. -Tenemos algo que hablar.-

Mierda. Comenzaste a sudar frió, sonriendole falsamente como habías estado haciendo durante todo aquel tiempo para intentar evadirlo. Que estupida habías sido al haberle dicho esas cosas mientras bailaban. ¿Por qué no podías simplemente dejar la boca cerrada?

-¿H-Heichō?- La mirada gélida que te mandó te dio a entender que él no iba a tragarse nada de tu mierda ahora, y tuviste que cambiar de táctica al ver que se dirigían a la puerta. -L-La mesa está en el lado contrario...-

-A solas, .... .

Ah... Bueno, no tenías salvación. Estabas bien jodida.

El Capitán te arrastró fuera del salón en silencio, llevándote por los pasillos vacíos de la mano, como si no quisiera darte la mas mínima oportunidad de escapar. Subieron escaleras, cruzaron pisos y tu eras incapaz de decir una sola palabra, confundida por completo. ¿Qué era lo que quería hablar contigo? ¿A dónde te llevaba? ¿Por qué estaban subiendo tantos pisos?

Él solo detuvo sus pasos frente a una puerta algunos minutos después, abriéndola y apartándose a un lado, mirándote en silencio para que pasaras primero.

Ni modo que tuvieras otra opción. Pasaste en silencio, encontrándote con que no era una habitación, sino una especie de balcón que rodeaba una torre de la base, dejando ver el horizonte y con ello, a lo lejos, las luces de la ciudad de Trost. De estar en un momento distinto probablemente hubieses apreciado mucho la vista... Pero estabas mas preocupada por saber porque mierda Levi te había llevado hasta ese lugar solitario.

-Nadie vendrá a jodernos aquí.- Afirmó a tus espaldas, cerrando la puerta detrás de si antes de detenerse a tu lado, mirando hacia el horizonte como tu lo hacías. -Ahora, ¿Que mierda quisiste decir allá ab-...?-

-¡Petra Ral está enamorada de usted, señor!

Era extraño dejar al Soldado mas Fuerte de la Humanidad, alguien que había visto de todo en su vida, sin palabras. Pero solo te había costado siete palabras dejarle completamente mudo, haciendo que se girara a verte con clara sorpresa en su expresión, como si no se hubiese esperado esas palabras nunca.

Tu lucha había comenzado. Era la primera pala de tierra sobre tus esperanzas. Había sido lo primero que se te había ocurrido decirle para evadirle, y convenientemente ayudarías para juntar a esos dos y acabar con todo ese jodido drama.

"Tal vez sufra, pero no es como si no estuviese acostumbrada a ello." Admitiste por ultimo en lo que te girabas de lleno hacia él, luciendo decidida, frunciendo un poco el ceño incluso. Fuera lo que fuera que quisiera preguntarte, lo olvidaría con lo que ibas a decirle.

-Muy probablemente esté enamorada desde que oyó hablar de usted. ¡Incluso se unió a la Legión de Exploración en un intento de acercarsele, aunque ella diga lo contrario!

Te inclinaste y tomaste sus manos entre las tuyas, levantándolas en el aire y apretándolas para darle énfasis a tus palabras mientras que por dentro, bien oculto, tu corazón comenzaba a resquebrajarse aun mas, luchando para ignorar la calidez de esas manos, luchando para no volver a perderte de esa manera en sus ojos. Incluso estabas sorprendida por la forma en que tu voz sonaba tan natural al hablarle. 

-Levi-Heichō... Petra es la chica mas dulce, fuerte y perfecta que he conocido en mi vida. Alguien como ella se merece a alguien como usted para que la proteja... Ella de verdad quisiera estar con usted, pero es tan tímida que es muy probable que jamas se lo diga. Por eso yo se lo digo a usted para que haga algo. ¡Yo creo que ustedes dos deberían estar jun-...!

Pero no pudiste continuar hablando, pues tus palabras terminaron atoradas en tu garganta. 

De un segundo a otro te viste acorralada contra la pared, los brazos del Capitán Levi cubiertos por las mangas de su traje ahora a los lados de tu cabeza, con las manos contra el muro. Jadeaste cuando tu espalda golpeó contra la piedra gélida, pero ese mismo jadeo chocó a su vez con el rostro de Levi, habiéndose acercado a ti en un parpadeo con el ceño fruncido, furioso.

-Suficiente.

Fueron sus únicas palabras antes de cerrar los ojos y estampar sus labios contra los tuyos.

Recordaste la sensación que habías tenido mientras dabas vueltas junto a él en la pista de baile; ese abandono total, en donde la realidad parecía apagarse por completo, en donde tu mente se detenía y dejaba de procesar todo a su alrededor, tus muros se derrumbaban y todo lo olvidabas... Pero esto fue un millón de veces mas intenso.

Sus labios solo rozaron los tuyos una vez, y aquello fue suficiente para hacer que millones de mariposas estallaran a volar en tu estomago, haciendo arder tu cuerpo como si hubieses hecho combustión espontanea, estremeciéndote como si tuvieses una fiebre altísima, encendiendo los latidos de tu corazón hasta que parecía saldría de tu cuerpo, obligándote a cerrar los ojos y relajarte... Y la sensación se intensifico cuando volvió a rosar tus labios, sujetando tus brazos entre sus manos grandes para mantenerte cerca de él como si no quisiera dejarte escapar, suave, lento, dulce... Perfecto...

Las piernas te fallaron irremediablemente, haciendo que cayeras y sus labios se separaran en un suspiro, sintiendo el aire salir de tus pulmones y quedándose pegado a sus labios junto con toda voluntad de lucha, pero Levi te sujetó justo a tiempo antes de que tus rodillas tocasen al suelo, cargándote entre sus brazos al sentirte débil, sorprendido e incrédulo a la vez, negando con la cabeza antes de retomar su expresión seria.

-Rechazame y te dejaré en paz. Acéptame y te seguiré a donde vayas, Diamant D'Hiver.

¿Como podrías tu responderle, si él te había robado el aliento en aquel inesperado y hermoso beso? ¿Como podías pensar si de nuevo te habías perdido en sus ojos? Si ahora estabas entre sus brazos y te sentías fuera de ti, demasiado feliz como para querer despertar... Él se estaba declarando...

"Levi-Heichō está enamorado de mi..."

Mas aquella ilusión de felicidad de pronto se vio eclipsada cuando el recuerdo del rostro triste de Petra Ral llegó a tu cabeza como un flash... Entonces comprendiste que todo aquello estaba terriblemente mal.

"Levi-Heichō está enamorado de mi... Y no de Petra..."

-E-Espere...- Tu voz sonó como un débil susurro mientras él de nuevo inclinaba su rostro para besarte, pero se detuvo al escucharte sollozar aquello. De pronto la fuerza en tus piernas había regresado, sintiendo el pánico apoderarse de todo tu cuerpo. No, no, no. Tu no debías estar allí. Tu no deberías ser la que estuviese entre sus brazos. -L-Levi-Heichō... No... Esto... Esto está mal.-

Levi alejó su rostro, entornando los ojos hacia ti. -¿De que hablas?-

Comenzaste a retorcerte en sus brazos, aterrorizada. La manera en que te habías sentido, aquel beso, la calidez de sus brazos, todo aquello estaba terriblemente mal. Jamas te habías sentido de esa manera, tu voluntad nunca había flaqueado de esa manera tan terrible. Siempre, incluso en los peores momentos, te mantenías fuerte ante cualquier amenaza y nunca perdías tu norte, pero con un solo beso él había logrado hacerte olvidar todo, había hecho que tus propios mentiras se derrumbaran y que te perdieras por completo, sintiéndote frágil, vulnerable a lo que él te quisiera hacer. Aquello simplemente te aterró.

-¡Todo esto está mal!- Exclamaste cuando al fin lograste empujarlo lejos de ti, sintiéndote desolada, destruida cuando la calidez de su cuerpo se fue con él, siendo azotada por un frió terrible, llenándose tus ojos de lagrimas. -Petra está enamorada de usted, y usted... ¡Usted debe quererla a ella, no a mi!-

El Soldado mas Fuerte de la Humanidad frunció el ceño, al parecer irritado por tu insistencia. 

-¿Vas a insistir con esa mierda aun después de esto?- Preguntó, dando un paso hacia ti mientras tu intentabas mimetizarte contra el muro. -En este momento me importa un carajo Petra y todos ellos. Ese beso... Tu también sientes lo mismo que yo.-

-¡No!- Gritaste, volviendo a empujarlo lejos de ti, buscando la salida. La puerta por donde él había entrado estaba a tu lado... 

Debías huir. Tenías miedo, demasiado. Si él volvía a tocarte, si él decía algo mas, tu voluntad se derrumbaría, harías lo que no querías hacer, habrías perdido... Y no cumplirías lo que habías prometido.

Volverías a fallarle a tu amiga, a otro miembro de la banda. Fallarías como le fallaste a Dimitri, Lucius y Peter.

El hombre sujetó tu mano, intentando detenerte al llamarte, pero tan solo tu guante negro quedó en su mano, observándote correr hasta que desapareciste por la puerta. 

Las lagrimas corrían por tus mejillas mientras bajabas las escaleras, pero los tacones de las botas que llevabas no eran nada buenos contigo, terminando por resbalar más de una vez, lastimándote los tobillos. Corriste por los pasillos en busca de un buen escondite, pero simplemente sentías como si algo terrible te persiguiera y que pronto te encontraría, estuvieras en donde estuvieras... 

¿Que ibas a hacer? Él se había robado tu norte.

Caíste de rodillas y manos en la mitad de algún pasillo lejado, perdida. No sabías en donde estabas, no sabías a donde ir. Tan solo podías llorar y gemir, sintiendo tu pecho desgarrarse desde adentro, con miedo y tristeza. Habías huido de algo que deseabas con todo tu ser, estabas luchando contra algo mas fuerte que tu y saliste herida. De nuevo habías hecho algo terrible, de nuevo habías roto el corazón de alguien cercano, esta vez dos de un solo tiro. Cuando Petra se enterara de que el Capitán Levi no sentía nada por ella, te odiaría. Cuando el Capitán Levi volviese a verte, te odiaría... De nuevo estabas fallándoles a todos, de nuevo habías caído... 

De nuevo eras una basura.

Escuchaste pasos cercanos desde algún punto dentro del desastre que era tu cabeza, apenas audibles entre los sollozos y gemidos lastimeros que salían de tu boca. Lograste escuchar también un jadeo y la voz de una mujer que te llamaba a lo lejos también, hasta que los pasos que se escuchaban se hicieron cercanos hasta que viste los tacones violetas ante tus ojos.

-Oh, Dios. ¡¿Qué te ocurrió?!- La mujer sujetó tu rostro entre sus manos, haciendo que levantaras la vista para ver una versión borrosa del rostro de Hans Zoë tras las lagrimas que te nublaban la vista y caían sin control. Ella te zarandeó para que le respondieras, luciendo preocupada. -¡Te vi salir con Levi del salón! ¡¿Qué te pasó?! ¡¿En donde esta él?!-

Tu te sorbiste la nariz, llorando con mas fuerza, sintiendo el maquillaje correrse por tus mejillas. -Buntaichō... Levi-Heichō... Petra... No...

Gemiste sonoramente, tapándote la boca con una mano para intentar ocultar la horrible expresión de tu rostro. La Capitana pareció comprender con solo esos tres nombres, enseriándose sin decir una sola palabra.

Tomó tus brazos entre sus manos y te hizo levantarte, arrastrándote con ella mientras te llevaba a donde quisiera; estabas demasiado destruida como para preguntarle. Caminaron por los pasillos largos, vacíos y obscuros de la base de la Legión mientras te hundías en tu propia desesperación y tristeza, sollozando y gimiendo hasta que llegaron a su habitación, entrando y cerrando la puerta antes de que te arrastrara al baño. Ella te dejó sentada en el borde de la bañera mientras se llenaba, pidiéndote que te quitaras el vestido. Automáticamente lo hiciste, quedándote desnuda cuando por fin la bañera estuvo llena, metiéndote en ella casi por inercia, hundiéndote hasta el cuello en ella.

Tus músculos se relajaron, tu mente pareció congelarse por uno segundos, observando el maquillaje despegarse de tu rostro gracias al agua que echaste en él, dejando una suave acuarela negra y roja en el agua limpia, sacando la cabeza cuando sentiste tus pulmones arder por falta de aire. La mujer de cabello castaño seguía sentada al borde de la bañera, mirándote en silencio.

-¿Por qué huiste?

Era una muy buena pregunta. Ella era la única que no estaba envuelta en todo aquel embrollo de mierda... Era la única en la que podías confiar ahora.

-Siempre he sido una mala persona, Buntaichō... Vine aquí para intentar ser alguien mejor. Le falle a mis amigos antes... No quería fallarles de nuevo, como lo hice con Alex y ahora con Petra y...

Hans te dijo que cerraras los ojos mientras enjabonaba tu rostro, quitando los restos de maquillaje. -¿Y eso que tiene que ver con lo que te estoy preguntando?- 

En silencio, hundiste el rostro en el agua y retiraste el jabón en él. Por ello tardaste un rato en responderle, con la mayor sinceridad.

-Porque tengo miedo de ser completamente feliz.

Ella no dijo absolutamente nada.

Siempre habías estado de alguna manera triste, en guardia, preparada para ser lastimada. Cuando parecía que todo iba viento en popa, alguna tragedia ocurría. Primero cuando tu padre murió, luego cuando tu madre lo hizo. Cuando por fin tenías una vida estable con tus hermanos, ocurrió aquel "incidente". Cuando te habías acostumbrado a estar en paz con tus banda en la milicia, tus tres amigos morían como si el destino te recordase  todas las decisiones estúpidas que tomabas... 

¿Como podías estar segura de que las cosas saldrían bien si aquello pasaba una y otra vez? ¿Como podías tener algo sin sentir miedo de perderlo en algún momento? Lo único que tenías en este lugar era a tus amigos... Y era demasiado arriesgado desear tener el amor del Capitán Levi también, porque cuando abarcabas mas de lo que podías tener, un castigo divino se encargaba de quitarte algo igual de valioso.

-...Tuve que elegir. Entre mantener la amistad con mi amiga o arriesgarme a ganar el corazón de la persona a la que quiero... Y yo no arriesgaría de nuevo a mis amigos por mis propios deseos.

Zoë tardó un largo rato en moverse, en dar una señal de vida. Silenciosamente se levantó del borde de la bañera, salió del baño y se mantuvo fuera por un buen rato antes de regresar al baño, vestida con una blusa y pantalones.

-Ya veo porque Levi está enamorado de ti... Que masoquistas. 

Fueron sus primeras palabras antes de buscar dentro de los estantes tras el espejo del baño, sacando un jabón rosa y acercándose a ti, metiendo la mano en el agua, sujetando tu tobillo y sacando tu pierna del agua a la fuerza, haciéndote gritar cuando perdiste el equilibrio. La mujer de lentes comenzó a frotar tu pierna con el jabón hasta que dejó espuma y luego la hizo caer pesadamente en el agua, tomando la otra. 

-Eres la mujer mas estúpida del universo, .... . Sacrificar incluso tu propia felicidad a tal extremo por tus compañeros, debes ser alguna especie de familiar de Erwin.

Pestañeaste repetidas veces, sin comprender nada de lo que decía. -¿H-Hans-Buntaichō?-

-Levi y yo estuvimos juntos por un tiempo, cuando él apenas se había unido a la Legión. Conozco todo de él, en lo que es bueno y en lo que es malo, sus gustos y disgustos. Y créeme, él puede lucir muy frió y terrible, pero cuando ama, ama con todo lo que tiene. Rechazarlo sería el peor pecado que podrías cometer. 

Soltó tu otra pierna y te dio el jabón para que terminases de limpiarte, casi como una orden. Apenas lo hiciste, te enjuagó con tal energía que todo tu cuerpo quedo enrojecido, sacándote de la bañera rústicamente antes de envolverte en una toalla y empujarte fuera del baño.

Viste sobre la cama de la Capitana un sencillo vestido blanco, aquel que te habías negado a usar por ser infantil y unas piezas de ropa interior que reconocías como tuya, girando el rostro para encontrarse con su sonrisa loca, dándote a entender que te iba a obligar a ponértelo quisieras o no, lanzándote en la cama y forcejeando contigo como animales hasta que logró enfundarte en él. Cepilló tu cabello, dejándolo de nuevo como estaba antes de bañarte y se limitó a ponerte un labial rosado y un par de zapatillas blancas, completamente distinto a la apariencia que llevabas antes. 

Te preguntaste porque estaba haciendo todo aquello cuando te viste empujada fuera de la habitación.

-Si de verdad le amas, será mejor que seas egoísta una vez en tu vida, niña. Levi debe seguir en donde sea que lo hayas dejado. Apresúrate y has lo que tengas que hacer, porque nadie mas que tu puede decirte que es correcto y que no.

Y cerró la puerta en tu cara.

Te quedaste quieta en mitad del pasillo, perdida por completo mientras procesabas sus palabras...

Durante toda tu vida habías hecho las cosas para los demás, para tus hermanos, para tus amigos... Nunca habías hecho algo por ti misma, y eso resultaba incluso absurdo, ahora que lo pensabas bien, tras escuchar a Magnus y a Hans.

¿Por que no permitirse vivir el sueño que la vida te estaba ofreciendo ahora mismo, como un regalo de navidad? ¿En donde estaba la valentía ante lo desconocido que tu siempre habías tenido? ¿En donde estabas tú? No el copo de nieve que era cuidado por otros para que no se rompiera, sino el diamante de hielo fuerte que había estado oculto tras el copo durante aquellos años.

¿En donde estaba la mujer que estaba enamorada del Soldado mas Fuerte de la Humanidad?

Hans tenía razón. Como alma que lleva el diablo, corriste por los pasillos, agradeciéndole mentalmente, comenzando a subir escaleras, cruzar pasillos, apagando todos esos pensamientos de culpa y siguiendo solo lo que tu corazón estaba dictando que hicieras.

La puerta estaba abierta cuando regresaste a la torre, sorprendiéndote a ti misma por recordar en donde estaba exactamente cuando antes habías estado demasiado perdida dentro de tu cabeza como para notar el camino. El frío que entraba desde el exterior era terrible, haciéndote estremecer y abrazarte a ti misma mientras cruzabas el umbral, pensando que era muy probable que él ya no estuviese allí... Y que ya fuera muy tarde.

Mas casi tu corazón sale de tu pecho al girar el rostro hacia la derecha, encontrándolo allí, sujetando el muro del balcón con ambas manos, en una de ellas un guante negro que tu conocías, apretándolo con tanta fuerza que casi parecía iba a romperlo. 

La cabeza baja hacía que el cabello negro le cubriese los ojos, dándole un aire sombrío, triste. Miraste su mano, ahora desnuda al haberse quitado los guantes, sus nudillos blancos por el frío y su propia fuerza... Y solo atinaste a hacer lo único que te sentías capaz de hacer ahora: Extendiste la mano y tímidamente cubriste aquel puño que sujetaba el guante sin lograr una parte de tu mente notando que tus manos eran pequeñas en comparación a las suyas, apenas logrando cubrirle los nudillos.

Levi dio un ligero respingo, clavando los ojos en sus manos antes de que siguiera el camino de tu brazo hasta llegar a tu rostro, luciendo sorprendido al verte allí aunque tu mantenías la mirada fija hacia donde estabas las luces lejanas de Trost, incapaz de encontrarte de nuevo con su mirada. Tragaste duro; tenías que decir algo.

-Lo siento... Pero la verdad es que tengo miedo, señor.- Susurraste con voz débil, sin apartar la mirada del frente. -Siempre tengo miedo... Incluso cuando parece que no lo tengo, e incluso cuando estoy sonriendo o cuando parece que nada malo va a ocurrir... Supongo que soy una mala perdedora, porque odio perder las cosas que quiero.-

Levi mantuvo sus ojos azulados fijos en ti, retomando su expresión serena, delineando tu perfil con parsimonia mientras que tu te sentías pequeña y frágil ante su escrutinio, sonrojandote y apretando el puño que mantenías sobre el suyo para obligarte a mantenerte firme antes de alejar tu mano de la suya.

-No soy fuerte. A veces soy demasiado impulsiva y no soy nada madura... Yo no soy para usted, Heichō.-Suspiraste, bajando la cabeza para mirar su mano que ahora colgaba junto a su cuerpo, y como si tuvieses miedo de romperle, rodeaste su dedo meñique con tu mano, como si fueses una niña pequeña, sujetándolo firme mientras sentías un poco de su calidez llenarte ante ese simple tacto. -Esto que siento por usted no es nada bueno...-

-Me importa una reverenda mierda si es bueno o malo, ni nada de lo que acabas de decir.- De un segundo a otro viste su mano libre sobre tu mejilla, y su rostro de nuevo estaba cerca del tuyo, su aliento calentando tus mejillas frías por el viento de invierno, clavando sus orbes grisáceas en las tuyas. -... Solo me importa saber que sientes lo mismo que yo.-

-N-no lo se, señor...-Nerviosa ante sus palabras y su cercanía, comenzaste a tartamudear tu respuesta, intentando mirar a otro lado. -Es la primera vez que siento algo así.

El hombre de cabello negro cerró los ojos, chasqueando la lengua como si estuviese exhausto ante tu débil respuesta. -Tch...- 

Pero aunque esperabas que su corta paciencia desapareciera por ello, él en cambio inclinó su cabeza hasta que juntó su frente con la tuya, soltándose del agarre de tu dedo solo para entrelazar apenas sus manos en un gesto casi infantil, sin saber que cada acción suya mandaba rayos a través de tu cuerpo, haciéndote sonrojar cada vez mas fuerte, estremeciéndote. 

-Esperaré hasta que lo sepas entonces. Juntos, .... . Solo no vuelvas a huir de mi, nunca. ¿De acuerdo?

Tu asentiste con la cabeza, cerrando los ojos, sintiendo sus cabellos negros enredarse con los tuyos entre sus frentes, incomoda por su cercanía, pero al mismo tiempo tan feliz por lo mismo que no pudiste alejarte... Fuera lo que fuera que sintieras, sería para él por completo. Y aquello era lo único que te importaría ahora.

-Juntos, Levi-Heichō.

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