Roulette Of Memories

By KurenaiLukia

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[Levi x Lectora] Los soldados de la Legión de Exploración estaban condenados a morir tarde o temprano. Apegar... More

[Prologo] Bienvenida
Minerva & Marte
Cartas del Lance Corporal
Invierno
Diamant D'Hiver
Juntos
Blanco & Negro
Nocturno
Diurno
Veteranos
Novia [+18]
Die Hass
Die Lieben [+18]
El Bosque
Batalla Perdida
Sin Alma
La Próxima Vez
Cigarrillo
Compañía
Süßer Regen [+18]
Jäger
Excentrico
Verano
Guardían
Agridulce
Dánae
Fotografía
Bala Fantasma
Vogel im Käfig [Final]
[Epilogo] Alas y Garras

Reto al Líder

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By KurenaiLukia


-¡Esto es muy estúpido, Snezhinka! ¡Esta no es la manera de resolver las cosas!- Escuchaste a Alex tartamudear tras tuyo. –¡¿Es que acaso ustedes dos no maduran?!-

-¡Ya deja de ser tan escandaloso!- Respondiste crujiéndote los nudillos, sin poder ocultar la sonrisa torcida que comenzaba a recorrerte el rostro cuando por fin llegaron al patio de la base, aquel en donde se practicaban los entrenamientos diarios. A esas horas muy pocos soldados pasaban por allí, así que decidiste que ese sería el lugar de tu "encuentro" con Lucius White.

Sin dejar de caminar te sacaste la chaqueta, lanzandola al lado contrario de donde tu rubio amigo lanzó la suya al mismo tiempo, sin detener sus marchas hasta llegar al centro del patio donde se detuvieron a tres metros uno del otro. Lucius te sonrió torcidamente y tú le devolviste el gesto con ojos expectantes, desabotonando ambos sus camisas hasta que sus torsos quedaron desnudos, tu busto cubierto apenas por un apretado vendaje.

-¡¿P-Por qué te has quitado la camisa?!- Chilló de nuevo tu otro amigo castaño, con las mejillas rojas de vergüenza. –¡Ya no eres una niña y no estamos en Karanes! ¡Ten algo de decencia, eres una señorita! ¡No deberías mostrar la piel sino hasta que estés casa-...!-

-¡Ya cállate!- Rugieron Lucius y tú al mismo tiempo, haciendo a Alex "Voz de la Razón" Lawson callar. Lanzaron las camisas hacia Magnus, quien se había ofrecido como referi de ese encuentro, y te pusiste en posición: Puños en alto y al frente, piernas firmes, la mirada fija en el muchacho rubio parado en la misma posición frente a ti.

Determinada a vencerlo.

-Ya que mi hermano mayor es un idiota y quiere ser nuestro líder este año, se realizará el "Reto al Lider". Ya saben las reglas: Nada de golpes bajos o en la entrepierna, nada de piquetes en el ojo, mordidas o pellizcos, todo lo demás es válido a excepción de intentar matarse. ¿Bien?- Les recordó el gemelo menor, alternando su mirada entre su hermano y tú, asintiendo cuando ustedes lo hicieron antes de alejarse. –La pelea acaba cuando uno mantenga al otro en posición de sumisión durante al menos diez segundos.-

Clavaste tus ojos en Lucius, tensando los músculos. Había pasado tiempo desde la última pelea que habían tenido durante su tiempo en la academia. Siendo la líder de la "Banda de Psicópatas" como habían sido apodados entre sus compañeros cadetes, cada año eras puesta a prueba en una pelea para ganar el puesto de líder, habiendo ganado esas peleas por al menos cuatro años consecutivos... Pero nunca se estaba seguro de ganar con el mañoso Lucius White.

-¡Nada de contenerte!- Le gritaste desde tu sitio.

-¡¿Por qué tendría que hacerlo?!

Tu sonrisa se ensanchó.

-¡Peleen!

Ambos se abalanzaron sobre el otro, corriendo con la suerte de ser tú quien dio el primer puñetazo justo en el ojo derecho. Quien daba el primer golpe siempre tendría ventaja. Sonreíste más ampliamente, sintiendo la adrenalina activarse y la emoción de la pelea llenarte el cuerpo, haciéndote temblar mientras esquivabas los golpes de Lucius, quien a pesar de ser más alto y fuerte que tú, era ligeramente más lento y por ende fácil de esquivar. Sus golpes tan solo lograban, como mucho, rozarte.

-¡Vamos, vamos, Lucius! ¿No quieres ser el líder?- Preguntaste divertida, notando como su ceño se fruncía al notar lo rápida y ágil que eras cuando esta vez le conectaste una patada lateral en un costado, haciéndolo tambalearse ligeramente. Él te gruñó cual perro rabioso e intentó lanzar un puñetazo hacia tu estomago, pero tú lo esquivaste con facilidad, moviéndote a un lado.

-¡Ugh!

Un gemido entre sorprendido y adolorido se escapó de tus labios; habías reaccionado muy confiadamente y el puñetazo había dado en tu costado, enterándote de que los en antaño débiles y lentos puños de Lucius ahora se habían convertido en pesados y potentes golpes, haciéndote recordar al peso de un martillo sobre tus músculos. Te viste distraída por el descubrimiento, y lo siguiente que viste venir fue el puñetazo del gemelo contra tu ojo izquierdo, levantándote y lanzándote hacia atrás en el aire hasta que tu cabeza golpeó contra la tierra, cayendo en el piso.

Escuchaste a Dimitri, Peter y Alex chillar tu nombre, pero en seguida escuchaste a Magnus decirles que no había razón para detener la pelea, pues el golpe era válido. El riesgo que tú habías aceptado era ese.

Aun viendo borroso, notaste una sombra que se inclinaba hacia ti. "Mierda" Pensaste, y cual trompo recién lanzado rodaste sobre ti misma y giraste las piernas dibujando un circulo, golpeando con ambas extremidades los tobillos de Lucius, quien cayó al suelo junto a ti con un jadeo. Gruñiste y te levantaste del suelo, sintiendo un liquido con olor a hierro correrte por el rostro, a lo que te tocaste el ojo golpeado y miraste tu mano, encontrando un rastro de sangre. El golpe de Lucius te había roto una ceja, pero no se iba a quedar así.

Aprovechaste sus reacciones lentas para sentarte a horcajadas sobre su estomago y con una velocidad digna de una leyenda, hiciste una mueca enseñando los dientes y comenzaste a conectarle puñetazos al rostro, haciendo que su cabeza se moviera hacia un lado y hacia otro. No tenías demasiada fuerza bruta, tu cuerpo era lamentablemente muy ligero y tus puños muy pequeños, pero él jamas podría esquivar tus golpes y cuando golpeabas en un mismo sitio repetidas veces con semejante rapidez, tarde o temprano la carne cedería.

-¡ .... , Cuidado!- Escuchaste a alguien desconocido decir, pero para cuando te diste cuenta, Lucius te había empujado de encima de él con un manotón, lanzándote de nuevo por el aire hasta que tu costado chocó contra la tierra. Te levantaste con suma rapidez, comenzando a saltar y quitándote lo mejor que pudiste la sangre del rostro, notando mientras el gemelo se levantaba, que habías roto también una de sus cejas y que el ojo en el que habías conectado tu primer golpe se había hinchado, dificultándole la vista. Estaban en igualdad de condiciones, tu ojo izquierdo estaba hinchado y lleno de sangre también.

Ambos se mandaron miradas silenciosas, desconfiadas y alertas a cualquier movimiento de su contrincante. Por largos minutos, dieron vueltas en el patio en espera del ataque del otro, mientras ligeros susurros de voces desconocidas y conocidas se elevaban en el aire. Algunos decían que no era justo que Lucius, un hombre, pelease contra ti, una mujer mucho más pequeña y débil según ellos, pero tú te limitaste a escupir con rabia algo de saliva con sangre. 

Entre ustedes jamás habían pasado pensamientos así. Tú eras una igual para tus amigos, siempre habían sido Lucius, Magnus, Peter, Alex, Dimitri y tú. Pudiera ser que ellos eran hombres y tú una mujer pero ¿Por qué una cosa tan estúpida como el género debía hacerte diferente a ellos?

-Lucius.- Llamaste, haciendo que sus ojos verdes como esmeraldas se clavaran en ti, serio. –¿De verdad quieres ser el líder?-

Lucius tardó un largo minuto en apartar la mirada al suelo, sonreír ligeramente y regresar la vista hacia ti.

–No. Me gusta que seas mi líder... Es solo que quería ver cuan fuerte te has vuelto hasta ahora, Snezhinka.- Respondió con tono divertido. –La ultima vez que peleé contigo eras mas lenta... Te has convertido en una gran soldado.-

Y se abalanzó hacia ti. Tu sonreíste, soltando una sonora carcajada antes de también correr hacia él. Casi pudiste escuchar a todos aguantar el aliento cuando tu cuerpo y el suyo se fueron a encontrar... Pero tú fuiste mas rápida, esquivaste el gancho que Lucius iba a lanzarte en el estomago y en cambio te agachaste, deslizándote con tus botas por el suelo entre sus piernas, golpeando con uno de tus brazos su tobillo izquierdo al pasar y parándote tras sus espaldas en un parpadeo antes de saltar, soltar un grito y patearle en la espalda, haciendo que terminase de perder el equilibrio y cayera cual largo pino sobre la tierra.

Lo viste intentar levantarse, pero tu te lanzaste sobre él, sujetando sus brazos con tus dos manos y doblándolos tras su espalda, aplicaste una llave que Dimitri te había enseñado, inmovilizándolo a pesar de que habías tenido que usar casi todo el peso de tu cuerpo para luchar contra su fuerza. Observaste a Magnus correr hacia ustedes, deteniéndose a tu lado y comenzando a contar.

-¡Uno! ...¡Dos! ...¡Tres! ...¡Cuatro! ... 

Gruñiste por el esfuerzo que estabas haciendo, Lucius se estaba resistiendo, incluso lo sentiste intentar arrodillarse para levantarse, pero con una patada en el angulo de la rodilla lo hiciste gemir de dolor y mantenerse abajo.

-...¡Seis! ...¡Siete!- Notaste que no era ya solo la voz de Magnus la que contaba, sino la de una multitud de soldados que se habían reunido alrededor del patio. –¡Ocho! ...¡Nueve! ..DIE-...!-

-Explíquenme, ¿Qué se supone que esta pasando aquí, basuras?

Todos aguantaron el aliento, reconociendo aquella voz enseguida. Tanto Magnus como Lucius y tú giraron los rostros, encontrándose con la imagen del Capitán Levi acercándose hacia ustedes con aquella mirada sombría y furiosa que siempre ponía cuando los encontraba a ustedes seis haciendo tonterías, cosas que hacían muy a menudo durante las comidas y los descansos... Como ahora.

El pensamiento fue casi general, colectivo entre los soldados que peleaban y los que observaban.

"Mierda"



Sentada frente al escritorio del Comandante Erwin Smith, miraste por el rabillo del ojo al magullado Lucius, con la boca rota, la ceja cubierta por unas banditas y el ojo derecho negro y brotado de su rostro, además de la mejilla izquierda hinchada.

-¿Estás bien?- No pudiste evitar preguntarle, recordando que ese estado deplorable era tu culpa. Tal vez te habías tomado la pelea muy en serio... -Lo siento...-

-Es la primera vez que te oigo pedir disculpas después de una de nuestras peleas, Snezhinka. ¿Es que acaso me veo tan mal que sientes lastima por mí?- Preguntó con reproche. Tú negaste con la cabeza, haciendo que tu enmarañado cabello volara alrededor de tu rostro.

-Tú y Magnus tienen algunas admiradoras entre las soldados... ¿No crees que se pondrán tristes al ver tu rostro así? Me odiarán.

-¡Que va! Si mas bien me has hecho un favor. Sentirán lastima por mi y me atenderán. Además, hacemos esto desde que tenemos memoria, ambos sabíamos las consecuencias de esto, así que no vuelvas a disculparte nunca mas.- Le restó importancia el rubio, palmeando tu cabeza antes de sonreírte torcidamente. –Aunque debo admitir que mientras me tenías contra el suelo me diste algo de miedo. Cuando me estabas golpeando el rostro, por un momento parecías querer lastimarme en serio...-

Palideciste, mirando a tu amigo y pensando en cuan terrible debiste verte como para que el temerario, imprudente y cabezota Lucius sintiese temor. 

Ibas a decirle algo cuando de pronto la puerta de la oficina se abrió, mostrando al Comandante y tras él a la segunda al mando y al Lance Corporal, todos con rostros no muy alegres. -¿Que mierdas están murmurando ustedes, mocosos?-

Lucius y tú tragaron duro cuando la puerta se cerró tras el mas bajito, quien clavó su mirada como navajas mortales sobre ustedes mientras, cruzado de brazos, se paraba junto a la silla en donde Erwin Smith se había sentado frente a ustedes, flanqueado por el otro lado por Hans Zoë. Escucharon al rubio suspirar con los ojos cerrados antes de clavarlos también en ustedes, mirándolos sin un ápice de gracia.

–Lucius White y .... .... , ¿Verdad?- El gemelo del pañuelo rojo asintió junto a ti. –Levi me dio su versión de los hechos mientras veníamos. Dijo que encontró a un gran grupo de soldados reunidos en el patio presenciando una pelea, incluso apostando algunos. Cuenta también que cuando se acercó, los encontró a ustedes dos siendo la atracción del día. Por sus heridas, puedo confirmar eso... ¿Me podrían explicar que fue lo que pasó desde su punto de vista ahora?-

Lucius abrió la boca, pero tú pusiste una mano sobre su pecho desnudo, cubiertos ambos tan solo por la chaqueta de la legión. 

–Yo gané la pelea... Sigo siendo la líder.

El rubio te miró por un largo segundo, ignorando las miradas confusas de sus superiores antes de suspirar y bajar la cabeza, mientras tú tomabas aire y levantabas la barbilla, dispuesta a enfrentarte a las consecuencias de los actos de ambos.

-Si señor.- Afirmaste con valentía, mirando al Comandante al rostro. –Lo que dice Levi-Heichō es cierto, señor. Lucius y yo estábamos peleando, pero no lo estábamos haciendo para armar ningún escándalo ni en busca de llamar la atención o entretener. Para cuando nosotros llegamos al patio frontal no había casi nadie allí y tengo de testigo a Lucius y a otros compañeros para corroborarlo. La pelea debía ser algo entre mis amigos y yo.-

El Comandante levantó una ceja y te miró de arriba a abajo antes de girarse a Hans. –¿Tú estabas enterada de que ellos se habían escapado de sus actividades para esto?-

La mujer de lentes negó con la cabeza. –Ni siquiera me di cuenta de cuando se fueron. Debo admitir que todos ellos deberían unirse mejor al equipo de Levi, los seis son en verdad silenciosos y escurridizos como esos guerreros "ninja" de antes de las murallas.-

-Tch. Yo no elijo a mocosos indisciplinados y revoltosos para que sean parte de mi equipo, Lentes de Mierda.- Gruñó el de cabello negro, mirándolos a ti y a Lucius con enojo. Tú bajaste la cabeza ante eso, sintiéndote ligeramente avergonzada de haber decepcionado al Líder de los Soldados cuando por fin, después de tanto tiempo, él había comenzado a tratarte mas como a una camarada que como a una sirvienta al ver que obedecías sus órdenes de buena gana y que tu actitud hacia él había comenzado a cambiar. Incluso comenzaban a llevar una especie de "amistad".

-¿Y se puede saber el motivo por el que peleaban, Soldado? ¿Acaso Lucius te ofendió o retó?- Continuó Erwin, serio.

Tú volviste a mirarle, esta vez no tan firme como al principio. –... Nosotros... Estábamos haciendo algo que llamamos "Reto al Líder", señor.-

-¿"Reto al Líder"?

-Si, señor. Es... Una tradición que tenemos mis compañeros y yo desde que nos conocemos...

Hans de pronto saltó en su sitio, arreglándose los lentes. –¡Casi lo había olvidado, Erwin! Todos ellos son amigos de la infancia, vienen del mismo sitio, en un pueblo cercano a Karanes.-

-¿Todos ellos?- Preguntó el rubio. –¿Es que acaso habían mas personas peleando?-

–¡No! ¡Solo estábamos nosotros, señor! Alex, Magnus, Dimitri y Peter no tienen nada que ver en esto. Si alguien debe ser castigado por lo que pasó esta tarde esa soy yo, no ellos.- Tú casi saltaste en tu sitio, levantando la mirada con el miedo reflejado en los ojos, y mentiste descaradamente frente al Líder de los Soldados, quien levantó una ceja y miró hacia Erwin que también le devolvió la mirada como si estuviesen diciéndose algo sin necesidad de palabras.

-Según lo que Levi me ha dicho, ellos también estaban allí.

"¡Maldición!" Gruñiste, mirando a Levi con odio sin poder evitarlo, y él te devolvió una mirada gélida, como si le importara poco lo que pudieses pensar."Ese maldito enano amargado..."

-¿Por qué intentas proteger a los demás, .... ?- Erwin clavó sus ojos azules como hielo en ti, haciéndote estremecer con sus palabras. –Incluso a Lucius, cuyo rostro es una evidencia clara de que tuvo participación.-

Miraste desesperada al Comandante, luego a Levi, a Hans y por ultimo a Lucius, quien te miraba igualmente atemorizado. Debías elegir bien tus palabras si no querías que, junto a ese gemelo, los demás también se viesen reprendidos severamente por esa estúpida pelea. Era muy posible incluso que los expulsaran de la milicia...

No encontraste respuestas, y derrotada, te dejaste caer sobre tu silla, suspirando e incapaz de ver a la cara al Comandante Erwin.

-Señor, es algo difícil de explicar...- Susurraste. -Nosotros... Somos algo así como una banda. En la academia nos llamaban la "Banda de Psicópatas" por algunos problemas que tuvimos allí... Tenemos un líder, alguien quien nos guía y ayuda, nos defiende. El "Reto al Líder" se hace una vez al año, siendo retado el líder por alguien que quiera ocupar su lugar, y tendrá que vencerlo para poder demostrar que tiene las cualidades necesarias para tener ese puesto. El líder es quien decide si aceptar o declinar al reto...-

Erwin pestañeó lentamente, escuchando con suma atención todo lo que habías dicho. Notaste que los cristales de los lentes de Hans brillaron cuando se movió para acercarse a ti, poniendo una mano sobre tu hombro.

-Déjame adivinar, pequeña .... . Tú eres la líder.

Tardaste un largo minuto en asentir, con la cabeza gacha... No pudiste notar el brillo que paso como un flash en los gélidos ojos del Líder de los Soldados y la sorpresa de Erwin al escucharte.

-Sé que puede parecer extraño, una chica liderando a los hombres, una chica luchando contra hombres... Eso jamas me ha importado, me siento igual que ellos y ellos me consideran una igual, por lo que me importa muy poco matarme a golpes con ellos aunque sea solo por diversión, aunque sea considerado un "juego de varones". Yo, siendo su igual, puedo jugar también.- Susurraste quedamente, mirando tu regazo. –He sido la líder de esta banda desde hace al menos cuatro años. Cinco, si contamos esta vez... Y en verdad me gusta serlo, porque siendo la líder, puedo protegerles.-

Erwin se inclinó sobre su escritorio, curioso. –¿Protegerles? ¿A quienes?-

-Proteger a mis amigos, señor. Mis amigos son las pocas cosas que me quedan. Y yo soy también una de las pocas cosas que le quedan a ellos. Ellos se apoyan en mi para sobrevivir en este mundo, y yo me apoyo en ellos... 

Levantaste la cabeza, clavando los ojos en él. Fue entonces que volviste a erguirte frente a tus tres superiores, recuperando tu determinación, aquella que te movía a pelear como lo habías hecho antes. Aquella que te gritaba que tú debías dar la cara por ellos, protegerles. Y con este nuevo valor, levantaste la mirada para observar desde tu altura a Lucius, quien te frunció ligeramente el ceño en un intento de darte ánimos, de apoyarte para dar tus ultimas palabras.

–Por ese mismo deber, Erwin-Danchō, es que le digo que me castigue a mí por ellos. Mis malas decisiones no tienen que afectar a mis compañeros... Ya les he afectado lo suficiente haciéndolos seguirme hasta aquí.

Levantaste la cabeza, encontrándote con la mirada de Levi quien permanecía inmóvil en su sitio, pero que no apartaba sus ojos de ti con su misma expresión de pocos amigos y con los ojos brillándole por algo que pasaba por su cabeza. Tanto él como los otros dos superiores se mantuvieron en silencio por minutos que parecieron siglos, haciendo que tu amigo gemelo comenzara a sudar de terror. Tú, sin importarte una mierda, pusiste una mano sobre su hombro para que se calmara, sin quitarle la mirada de encima al Líder de los Soldados, quien después de ese largo rato de silencio apartó la mirada lejos de ti.

-Tch. Pequeña mocosa... Ese estúpido discurso idealista, ¿Acaso eres hija de Erwin? Me enfermas.- Practicamente escupió las palabras, dándote la espalda para mirar por la ventana de la oficina justo en el momento en que Erwin dejaba salir una sonrisa de orgullo y Hans soltaba risitas tontas por la actitud del más pequeño, haciendo que de pronto todo en la estancia se relajara considerablemente.

-Hacía mucho tiempo que no veía a un soldado con esas convicciones, jovencita.- Confesó el Comandante. –Dime, ¿Acaso todos tus amigos son así como tú?-

Lucius asintió con lo cabeza. -Si, señor. Somos sus seguidores, y creemos firmemente en lo que ella crea.- Respondió con expresión seria, sacándole un "Tch, y además arrastra a otros idiotas. Jamás me dijiste que tenías una maldita hija, cejotas" de parte del Soldado más Fuerte de la Humanidad, haciendo explotar de risa a tu Capitana.

Erwin ignoró el alboroto de sus dos subordinados, mirándote con respeto. -Creo que lo entiendo ahora... Está bien, no castigaremos a nadie, pero solo por esta vez será una advertencia. Nada de peleas en la base de la Legión, se que aun son muy jóvenes e impulsivos, pero esto sigue siendo una base militar y tiene que predominar la disciplina.-

... Mierda, eso había estado cerca.

-Pero señor...- Soltaste todo el aire en son de alivio mientras Lucius intervenía, dirigiéndose al Comandante. -¿Que pasará con el "Reto al líder"? Esa es la única manera de elegir a nuestros lideres y de que otras personas se unan a la banda. .... ha tenido que pelear con Dimitri, Magnus y Alex para poder estar en donde esta ahora.-

-Ya pensaremos en otras manera de que pele-...- El Capitán y el Comandante te miraron al terminar interrumpiendo sus palabras, luciendo sorprendidos ante lo dicho por Lucius y mirándote de pies a cabeza como si no pudieran creer que eras humana o algo así.

-¿... Has luchado tu sola contra ellos?- Escuchaste a Levi mascullar desde su sitio.

Tú le asentiste, sonriendo divertida -inocente, Levi pensó- cuando los recuerdos de aquellas peleas te llegaron a la mente. 

-¡Si! Alex era el líder anterior, y cuando peleé con él la primera vez me rompí tres dedos de la mano. La segunda vez que peleé con él le gané, pero me voló algunos dientes de leche. La tercera vez peleé contra Dimitri y me rompió una muñeca y una pierna, y la cuarta vez peleé contra Magnus y me he roto un brazo...- Soltaste una risotada tonta, girándote hacia Lucius. -De hecho, cada vez que respiro siento que todo mi costado derecho duele como el infierno, creo que me has roto al-...-

Y de pronto, mientras sentías que se te iban las fuerzas, todo se volvió negro a tu alrededor.

No habías llegado a tocar el piso cuando los brazos fuertes del Líder de los Soldados te atraparon, levantándote sin esfuerzo, aun con el rostro tan horrorizado como lo estaban Erwin y Hans después de que hicieras el recuento de heridas en sus peleas contra los gigantescos mastodontes de la banda.

-¿Es que acaso ustedes son unas bestias?- Preguntó la de lentes a Lucius, abriendo la puerta para que Levi pudiese pasar contigo en brazos, siguiéndolo después junto a Erwin y el gemelo. -¡Por mas que sea, es una chica!-

-¡Cuando mostró interés en ser líder le advertimos que no lo hiciera! Alex se negó durante al menos tres semanas a aceptar su reto, teníamos alrededor de doce años y ella apenas había cumplido diez. A pesar de todo... Ha logrado ganarnos desde que pudo contra Alex la segunda vez.- Se defendió el rubio mientras corría por los pasillos juntos a los tres personajes.

-Tch. Esta mocosa en verdad esta loca. Ha de ser hija de Erwin y Hange, seguramente.- Gruñó Levi, apretando el paso para llevarte en sus brazos a la enfermería.


  ❄  


Bostezando sonora y perezosamente fue como por fin abriste los ojos y te removiste en la cama, sintiendo dolor en tu costado izquierdo, justo en donde Lucius te había golpeado para tumbarte de encima suyo. Notaste que habían personas a tu alrededor que decían cosas incoherentes para ti, pero en cuanto tus sentidos estuvieron bien orientados, notaste a Lucius, Dimitri, Magnus, Peter y Alex sentados alrededor de ti, hablando trivialidades.

-¡Mira, ya despertó!- Dimitri fue el primero en notarlo, clavando sus ojos azules como el añil sobre ti con preocupación profunda. -¡Snezhika! ¿Estas bien?- Preguntó, inclinándose ligeramente hacia ti.

-Me duele el costado...- Susurraste con voz pastosa, moviendo la cabeza para buscar pistas y así saber en donde estabas recostada.

-Claro que te duele el costado, idiota. Lucius te ha roto tres costillas de mierda en esa pelea. 

Giraste el rostro hasta encontrarte a Levi, quien permanecía sentado en otra silla junto a tu cama en la enfermería, cruzado de piernas y brazos y sin siquiera dignarse a mirarte. No parecía muy contento con su estancia allí...

-Creo que no había necesidad de utilizar la palabra "mierda" para eso, Heichō.- Escuchaste a Peter reír avergonzado, recibiendo un "Tch" de parte de su superior. Luego el muchacho pelirrojo y de lentes se giró hacia ti, sonriéndote al apuntar la faja que cubría todo tu torso hasta debajo de busto. -Levi-Heichō te trajo aquí y se encargó de llamarnos. Gracias a Dios las costillas no se desplazaron, así que con esa faja y reposo por tres meses estarás bien.-

-Nos metiste un susto a todos. Hans-Buntaichō incluso me preguntó si era alguna bestia por haberte golpeado hasta romperte una costilla.- Se rió Lucius rascándose la cabeza, y parecía tener intenciones de decir algo mas, pero todo parloteo cesó cuando Alex apartó a todos a un lado solo para sujetarte de los hombros, tan exaltado que parecía casi una madre psicótica.

-¡Escúchame bien, jovencita!- Rugiendo como una madre psicótica, lo sentiste apretarte tan fuerte que pensaste que iba a terminar dislocandote los brazos -¡La próxima vez que quieras aceptar esas estúpidas peleas anuales te juro que hablaré con el encargado del establo y le pediré que no te deje ver a Marte y Minerva por siempre, ¡¿Bien?! ¡No tienes idea el peligro que corriste!- 

-Oh vamos, solo fueron un par de costillas...- Intentaste restarle importancia a su escandalo, quejandote de dolor cuando él ignoró por completo tus palabras y se abalanzó a abrazarte. 

-Aunque digas eso, estaba tan preocupado por ti, .... .- Susurró con el rostro hundido contra tu cuello, aspirando tu aroma mientras acariciaba tu nombre con su voz, como Alex siempre lo hacía. Tú no correspondiste su abrazo, sino que simplemente soltaste una risita tonta por su dramática reacción a algo que te parecía tan simple como un moretón.

-Por favor, Alex, tampoco me iba a morir...- Respondiste, extendiendo un brazo para acariciarle suavemente la espalda en busca de calmarlo. Pensaste por un momento que Alex a veces actuaba como uno de esos enamorados contigo sin siquiera pensar en los que podrían estarle viendo... 

Con ese pensamiento en mente, sentiste la extraña necesidad de mirar por el rabillo del ojo justo hacia donde el Capitán Levi estaba, una punzada de inquietud en tu pecho. Y grande fue tu sorpresa al verlo fruncir ligeramente el ceño mientras te veía ser abrazada, clavando sus ojos como cuchillos sobre Alex... Como si lo odiara...

Solo atinaste a preguntarte una cosa... "¿Por qué...?"

Alex te dejó en la cama de nuevo, diciéndote que descansaras y que ellos tenían que irse ya que Hans necesitaba de su ayuda en otro de sus raros experimentos y que apenas habían logrado escaparse para verte. Los cinco jóvenes se inclinaron sobre la cama para darte suaves golpes, todos en un sitio distinto, Dimitri un zape en la frente, los gemelos pellizcaron ambas de tus mejillas, Peter golpeó tus brazos y Alex dio un zape en tu nariz, como siempre ellos te habían tratado desde que eras pequeña, como si fueses un niño pequeño y travieso.

Solo cuando cerraron la puerta detrás de si y el salón se quedo en silencio, notaste una segunda respiración que te informó que Levi seguía allí.

-¿Heichō...?- Susurraste confundida. ¿Por qué no se había ido?

-No se como han podido tocarte sin sentir asco. Tu cara está hecha mierda.-

Sin mayor comentario, le observaste tomar entonces un pequeño espejo que estaba en la mesita junto a tu cama, poniéndolo frente a ti y haciéndote soltar una maldición antes de partirte de la risa al ver tu propio rostro. Habías sentido pena por la cara de Lucius, pero tú tenías también un ojo negro y brotado, la boca rota y una mejilla medio hinchada, a pesar de que los golpes que Lucius había lanzado a tu rostro tan solo habían rozado.

Levi te miró con la cara desfigurada de confusión, dejando el espejo en su sitio. -¿Y te estás riendo? ¿Acaso estás loca?-

-Tal vez.- Respondiste entre risas. -Lucius ha mejorado mucho con sus golpes. Estoy orgullosa de él, se ha vuelto muy fuerte. La ultima vez que tuvimos una pelea cuando eramos cadetes no fue la gran cosa, solo recibí unos pocos moretones. Ahora... ¡Bueno, me ha roto unos huesos!-

El moreno se limitó a mirarte de arriba a abajo, como si tuvieses un tercer ojo en la cara mientras tú te carcajeabas con una ligereza que no combinaba con el tópico de la conversación. -Tch. Loca, pasas mucho tiempo con Lentes de Mierda.-

-Es mi Capitana, no tengo remedio.- Respondiste entre risas cuando repentinamente recordaste algo importante, deteniendo lo que hacías y logrando que Levi te mirase con atención. -Espere... ¿Cuanto tiempo dijeron que tengo que estar de reposo?-

-Tres meses.

-¡¿Tres?!- Te erguiste en la cama violentamente, haciendo que tu costado doliera como el infierno y arrancándote un gemido que hizo reaccionar a tu superior, quien te regaño por ser tan descuidada y te recostó sobre la cama de nuevo.

-Si, tres meses, pero serán mas si sigues moviéndote así, idiota.- Gruñó mientras te ponía las sabanas sobre el cuerpo, cubriendo las vendas de tu pecho.

-¡P-Pero las expediciones!

-Nada de entrenamiento ni de expediciones. Te quedarás en la base hasta que mejores.

-Maldición.- Gruñiste, golpeando la cabeza contra la almohada, furiosa y frustrada, sintiendo que los ojos se te llenaban de lagrimas por la rabia. Apenas cumplirías un año dentro de la Legión y ya empezarías a faltar a las expediciones.

-Hace un momento te reías y ahora pareciera que vas a matar a alguien. Tú eres rara, mocosa.- Admitió el Líder de los Soldados, volviendo a sentarse en su silla.

-Si falto, ¿Quien demonios le cuidara el trasero a los chicos durante las expediciones? Soy la líder, mi trabajo es ese...- Gruñiste, pestañeando varias veces para secar las lagrimas que amenazaban salir de tus ojos con la voz temblorosa, mirando a Levi con desesperación. Tenías miedo, no por ti, sino por ellos. ¿Y si algo les pasaba mientras tú no estabas con ellos, quien les cuidaría y guiaría? ¿Qué ibas a hacer?

Él te devolvió la mirada por un minuto, inexpresivo, antes de cruzarse de brazos y suspirar con fastidio, apartando el rostro a un lado mientras hablaba con su típico tono monótono. 

-No hay necesidad de que te preocupes. Mientras estabas semi-muerta hable con Erwin y Hans... Quiero que sean parte de mi equipo.

Abriste los ojos de par en par, sorprendida ante sus palabras ¿Habías escuchado bien? 

-P-Pero... Usted elige solo a los mejores soldados de la Legión...

-Por supuesto que lo hago. No quiero basuras en mi equipo.- Cruzó las piernas entonces en su silla. -Por eso he observado el desempeño de tu banda durante las expediciones anteriores y durante todo este tiempo después de que Hans comentara lo buenos que eran en su trabajo... Ustedes han matado mas titanes en estos meses que todo el equipo de Hans en un año.-

Te pusiste a pensarlo por un momento, dándote cuenta de que tal vez tenia razón. Ustedes como equipo se coordinaban a la perfección, sin palabras, sin siquiera mirarse, sabían que iba a hacer el otro y como hacerlo. Tan solo con tu guía era suficiente como para salir sanos y salvos de todas las expediciones a las que habían asistido.

-Ya veo.- Susurraste, sopesando que siendo parte del Escuadrón de Operaciones Especiales tus amigos estarían bajo las alas del gran Líder de los Soldados... -... Me alegro por ellos. Su suerte está cambiando para bien...-

-¿"Su" suerte?- Giraste el rostro para verle. -¿Acaso estás negándote a unirte a mi equipo también? Porque eso sería bastante ofensivo para mi, ¿Quieres que te aplique el castigo del que te salvaste hoy para que aprendas a respetar, o qué?-

Otra vez la sorpresa te invadió. ¿También tu estabas metida en la oferta? -¿Levi-Heichō...?-

-Apenas te recuperes, deberás entrenar el doble de lo que lo has hecho. No quiero debiluchos, y me importa una mierda que seas la numero uno de tu año. ¿Entendido?- Lo viste levantarse de su silla y darse la vuelta tras espetar aquello. -Y si me disculpas, oh gran "Líder de la banda", tengo cosas mas importantes que hacer que parlotear contigo, como ir a cagar por ejemplo.-

...

Tu risa repentina le hizo detenerse a mitad de la vuelta, mirando por sobre el hombro como te retorcías en la cama, adolorida y divertida al mismo tiempo.

-¿Qué es tan gracioso, soldado?- Te gruñó amargado.

-Es que usted es todo un personaje, señor. Lo admito, su elocuencia me inspira...

Era extraño ver que alguien con una actitud siempre tan seria y un aura tan heroica como aterradora tenía un lado tan peculiar como ese, porque si esa era su manera de despedirse, te parecía en verdad loca... Y después la loca eras tú. 

-Como sea, ser una de sus subordinados será un honor para mi y para mis amigos...- Dijiste mientras te sentabas lentamente en la cama, con lagrimas en los ojos por la risa por fin amainada. Tras ello, extendiste una mano y sujetaste la de él, sonriendole mas ampliamente mientras apretabas su mano. -De verdad, muchas gracias por todo. Es alguien muy amable, aunque sea a su manera.-

Los ojos azulados y siempre tranquilos del Soldado Mas Fuerte de la Humanidad parecieron agrandarse, luciendo sorprendidos, casi anonadados por tus palabras. Era una mirada parecida a la que había puesto meses atrás en aquella noche en los establos. De nuevo creíste ver sus mejillas enrojecer, pero no pudiste estar segura debido a la poca luz que brindaban la velas en la habitación.

-¡Tch! Mocosa tonta.- Arrancando su mano de entre la tuya con violencia, comenzó a caminar apresuradamente hacia la puerta, pero volvió a detenerse cuando estuvo frente a ella, sin mirarte. -Tan solo apúrate en curarte, quiero verte pateando culos de titanes cuanto antes posible, ¿Bien?- 

-¡Si, Heichō!- Le sonreiste sin importar que no pudiera verte y él soltó un ultimo "Hmpt" hacia la puerta antes de desaparecer tras ella, cerrándola tras de si mismo.

Solo cuando se vio completamente solo, se atrevió a llevarse una mano al rostro, cubriéndose la boca y las mejillas, sintiéndolas arder contra su mano mientras soltaba un casi inaudible gemido. No era ni siquiera la primera vez que había tenido que huir cobardemente de aquella muchacha en aquel tiempo.

¿Que significaba todo eso? ¿Por qué su corazón latía tan rápido y fuerte con solo unas palabras cálidas y una de sus miradas? ¿Por qué sentía envidia hacia esos otros cinco hombres al verlos tratarla con tanta confianza? ¿Por qué había sentido ganas de matar a Alex Lawson cuando levantó a esa chica entre sus brazos? ¿Por qué con una sola sonrisa le había hecho estremecer, a pesar de que su rostro estaba golpeado y no lucía tan encantador como siempre lo estaba?

"...Espera, ¿Encantador? ¿En serio? ¡Que palabra tan ridícula!"

-¿Y bien?- Levantó la cabeza para poder mirar a Erwin, recostado en la pared junto a la puerta con una sonrisa mientras lo miraba de vuelta. -¿Como está ella?-

-Está bien.- Escupió él secamente, comenzando a caminar al verse descubierto por el Comandante. Maldito Erwin.

-Tu cara está muy roja. ¿Acaso dijo que le gustabas?- Preguntó tontamente el rubio, caminando dos pasos tras él.

-Búscate tu muerte natural.

-¿Por qué te niegas a admitir que te gusta? Te conozco como la palma de mi mano. Ademas, eres tan obvio.- El de cabello negro soltó un par de insultos al aire para el Comandante en respuesta, sacandole unas risas. 

-Eres mas molesto que una espinilla en el culo. Si me gusta o no, ese es mi problema... Y sea como sea jamas podrá existir algo entre nosotros.

Erwin borró su sonrisa tonta, observando la espalda del pequeño hombre desde su altura. Él sabía el porque de esa ultima frase, él también lo había pensado muchas veces... Los soldados de la Legión de Exploración estaban condenados a morir tarde o temprano. Apegarse a alguien era un error que no se podían permitir, pero a cambio de eso se debía vivir con la soledad y el peso de los sentimientos reprimidos por siempre...

-Que seamos soldados no significa que no tengamos corazón.- Atinó a decirle Erwin, comenzando a caminar mas lentamente por el pasillo. -Has estado solo durante mucho tiempo, Levi.-

-... No estoy solo. Tengo a la Lentes de Mierda, al Nariz de Perro y te tengo a ti... Aunque si mezclamos eso no salga mas que mierda.- Respondió Levi tras un largo minuto de silencio, caminando al mismo paso que él.

-Sabes que no me refiero a eso...

El Capitán clavó los ojos en el suelo, mirando sus botas moverse sobre el piso con cada paso que daba. El Comandante Cejotas tal vez tenía razón...

-Vale... Tal vez a veces me siento solo... Pero solo comencé a sentirme así desde que conocí a esa mocosa.- Susurró en voz baja, casi inaudible. -... Me siento como si fuese un puto adolescente...-

Erwin volvió a sonreír ligeramente. -Estás enamorado de ella.-

-Y una mierda.- Respondió él rápidamente. -Puede que me guste, pero no es para tanto.-

-Claro, claro.- Se burló el comandante, palmeando la espalda de su subordinado. -Al menos has admitido que te gusta. Ese es el primer paso.-

-¿Quieres que te corte la cabeza?- Le amenazó con rabia, mirándole por sobre el hombro. -Lo haré, sabes que ganas no me faltan.-

El de ojos cerúleos se partió de la risa. Levi actuaba de esa manera tan infantil cuando estaban juntos. Si la gente supiera que el gran Héroe de la Humanidad era mas parecido a un niño amargado y agresivo... Estarían todos jodidos. 

-Sea como sea... Esa niña es en verdad peculiar. Mira que enfrentarse con un hombre que es mas alto y mucho mas fuerte que ella y aun así salir victoriosa y ademas con una sonrisa de oreja a oreja... Tiene agallas o poco cerebro.

-Diría que un poco de ambos.- Respondió Levi, con los ojos brillando al recordar eso. -Supongo que eso la hace mas interesante.-

Erwin amplió su sonrisa al ver el rostro iluminado de su subordinado.

"Tarde o temprano se tendrá que dar cuenta... De que ella se le esta metiendo cada vez mas hondo bajo la piel"

-...Ese mocoso amigo de ella la trata como si fuese su amante o algo por el estilo... Me cae mal, ¿Quien mierda se cree para abrazarla delante de todos nosotros?

"Muy hondo..."

-Cuando lo vea meter la pata de nuevo, me encargaré de que pague por estar tocando a una mujer semidesnuda en la enfermería...

"Tal vez demasiado... Pobre chica."



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