Diosa de La Luna

By KalexAF

94.6K 7.7K 492

En Londres, criaturas de apariencia humana, pero con poderes extraordinarios cohabitan con los mortales mante... More

1
2
3
4
5
6
7
8
9
10
11
12
13
14
15
16
17
18
19
20
21
22
23
24
Príncipe de Las Tinieblas
PRÍNCIPE DE LAS TINIEBLAS 1
PRÍNCIPE DE LAS TINIEBLAS 2
PRÍNCIPE DE LAS TINIEBLAS 3
PRÍNCIPE DE LAS TINIEBLAS 5
PRÍNCIPE DE LAS TINIEBLAS 6

PRÍNCIPE DE LAS TINIEBLAS 4

320 53 1
By KalexAF

CAPÍTULO CUATRO

Las vendas que rodean a Braden son removidas, Luna utiliza su poder mágico para introducir pequeños látigos de agua en la piel maltratada, extrayendo las toxinas que no le permitían sanar como es debido; East Falkrown la guía en cada paso y por mi parte me encargo de hacer explotar una de las burbujas de agua que transportan la sustancia en un cuenco. Lo acerco a mi nariz, definitivamente huele como Alyssandra.

Mi teoría es que el fuego lo quemó de adentro hacia afuera y dejó restos de ceniza que se mantenían contaminando su cuerpo impidiendo una sanación correcta. La pelirroja tiene un poder destructivo, sin duda. Lo extraño es que no lo había mostrado hasta ahora.

Pero bueno, bien sabido es que solo mostramos nuestro verdadero rostro en los peores momentos.

Observo cuidadosamente cómo la ceniza se desvanece, al parecer estar al aire libre la evapora. Pongo en sobre aviso a los hechiceros para que vacíen el cuenco de agua y el veneno se extermine por su cuenta.

—No, debemos analizarla y ver si logramos crear un hechizo que contrarreste su efecto en caso de... —interviene East Falkrown, hace una pausa y me regala una mirada significativa—. De que vuelva a atacar a uno de los nuestros.

Tiene razón. Lyss pudo verse arrepentida luego de actuar, pero si vuelve a responder de la misma manera... Mejor prevenir que lamentar. Asiento en acuerdo y me alivio cuando poco tiempo después Braden abre los ojos, estos se encuentran con los míos y aprieta mi mano a modo de agradecimiento por haberlo sacado de ese lugar oscuro al fondo de su mente.

Pasó por una experiencia desagradable al igual que yo, aunque no se aplicaron los mismos métodos y, sobre todo, no fuimos atacados por la misma persona. Todavía tengo que investigar quién se metió en mi cabeza, debió ser alguien muy poderoso; se me ocurren muy pocas personas capaces y ninguna tiene motivos para desafiarme.

Pero de nuevo, caras vemos, corazones no sabemos.

—Kya... Kyanna —murmura con la voz ronca debido al desuso. Mi hermana se acerca dubitativa, colocándose al lado de Luna y mirando con cierto recelo hacia él; Braden traga en seco y la observa de arriba abajo, como si quisiera asegurarse de que ella se encuentra bien, sus ojos se detienen por más tiempo de lo normal en su vientre cubierto por demasiadas capas de ropa. Por mucho que desee ocultarlo, el palpitar de un corazón diferente al suyo, revela la verdad—. ¿Qué... cuándo? —Se ve confundido y sorprendido.

—Antes... de todo esto —menciona con timidez—. Quería contarte, me enteré cuando estabas en tu mundo y no pude localizarte, lo siento, yo...

Shsh, ven aquí —incita tendiendo su mano. El mago y yo nos alejamos para ofrecer un poco de privacidad. La loba se sienta en el borde del colchón y se cierne sobre él para besar su frente, pero este la rechaza con delicadeza—. No, espera a que terminen, podría ser contagioso —explica Braden.

—Es tarde para la advertencia, te he tocado así que... —se lamenta y frunce el ceño, cayendo de pronto en que no debe velar solo por su salud, sino también por la del pequeño en su vientre—. Dioses, no paro de tomar decisiones estúpidas, ¿verdad? —inquiere alejándose, sus hormonas se alteran y luce acalorada.

—¿Qué quieres decir con eso? —espeta Braden.

—Exactamente lo que piensas —revira mi hermana—. ¿Cómo pudimos ser tan descuidados?

Eh, cálmate, lobita, sé que no lo habíamos planeado, pero...

—No lo comprendes, no estabas aquí. No tienes idea de lo que he pasado en tu ausencia —lo interrumpe, da pasos hacia atrás y sacude la cabeza. Su corazón late atropelladamente y está sudando bajo las capas de tela; es algo común en su clase, sus sentidos y sentimientos se magnifican. El descontrol en sus hormonas provoca bruscos cambios de ánimo y cualquier cosa los pone a la defensiva.

—Kyanna... —suspira el Oscuro con paciencia, esta se niega a reconocerlo, en su lugar prepara su huida y por instinto el vampiro trata de seguirla.

—¡No te muevas! —sentencia Luna—. Si queda algún resto de esa sustancia en tu cuerpo, volverás a deteriorarte. Dale un respiro, volverá cuando se calme. Estaba muy preocupada por ti, no irá a ninguna parte —le tranquiliza—. Por cierto, chupasangre, no pierdes el tiempo. Te robas a mi mejor amiga para hacerla tu novia y encima la dejas... —Su voz se desvanece, al principio era una broma, pero según continuó la oración, la realidad se asentó—. Me alegro de verte bien, hermano.

Quid pro quo —murmura Braden son una sonrisa tenue—. Tomaste a mi mejor amigo, era justo. Igualmente gracias, hermanita. Bienvenida a casa. —Los ojos de la bruja se humedecen, le da un abrazo corto a su hermano y regresa a su labor, todo vuelve a la normalidad; Braden se mantiene quieto hasta que Luna termina y finalmente Kyanna regresa más calmada y con el rostro en varios tonos de rojo, Braden la recibe con gusto, es entonces cuando dejamos a la parejita a solas. Tienen mucho que aclarar y, al parecer, la bruja Kayde y yo, también.

—Luna. —Su nombre se cuela entre mis labios con una familiaridad que desconozco—. ¿Podemos hablar un momento? —Hace un gesto afirmativo y se encamina hacia un río detrás de la cabaña, al fondo hay una pequeña cascada, el aire puro que rodea la Tierra de Los Dragones inunda mis fosas nasales e inmediatamente siento paz.

Se detiene junto a unas rocas y se sienta en la más pequeña, que mide alrededor de medio metro, sus pies no alcanzan a la cama de césped que cubre el suelo. Mantengo la distancia, decidiendo sentarme en la suave hierba de frente al río, mis ojos fijos en el cielo nocturno salpicado de estrellas

—¿Quién eres? —pregunto finalmente, odio la debilidad con la que pronuncio las palabras. Miro hacia ella, que me observa con el ceño fruncido, sus ojos azul pálido brillan con anhelo y dolor, desvía la vista hacia el agua y con un ondeo de su mano varias gotas se alzan y rebotan una contra la otra, una manera de calmar sus nervios, asumo.

—Esto... es difícil para mí. Al verte en la reunión tomó cada gramo de fuerza y paciencia no acercarme y abrazarte —murmura con la voz rota, el sentimiento en cada palabra provoca algo en mi corazón—. Como no demostraste ningún gesto de alegría me contuve, intuí que algo iba mal y como mi hermano corría peligro, decidí posponer esta conversación —explica—. Tú no me recuerdas, ¿cierto? No sabes quién soy, era, para ti —inquiere pensativa, puedo percibir una especie de fuerza atrayéndome hacia ella. Es una chica bonita, joven todavía si la comparo conmigo, pero incluso así, esos ojos suyos demuestran una gran madurez y fuente de poder increíble—. ¿Qué pasó contigo? —Emito un gruñido bajo de advertencia, puede decir que me conoce, la forma en que se expresa indica que hubo más; sin embargo, yo no lo recuerdo y la confianza con la que se dirige a mí es molesta—. ¿De qué querías hablar? —Cambia de tema, entrecierro los ojos en su dirección, la encuentro mirándome como si quisiera descifrarme.

—Lo último que recuerdo de ti es que eras una criatura híbrida que debía elegir cuál camino tomar, vas a ser coronada como Reina del Atlántico pese a que eres North Kayde. Y, si mis sentidos no me fallan, te has convertido en algo más, ¿por qué una criatura como tú está aquí y no en La Luna? —Sé del lugar porque en lo profundo de mi reino hay una vasta biblioteca de enciclopedias que narran cada paso de la historia de todas las especies mágicas y sus antecesores, he estado allí un puñado de veces y agarrado un par de libros. No obstante, entre mis obligaciones y periodo de adaptación, no le he dedicado el debido tiempo a nutrirme con más información de nuestro mundo.

Luna sonríe, perdida en su memoria.

—¿Recuerdas el viaje que emprendimos hace tres años? —Busco entre mis desordenados recuerdos. Sí, lo tengo: una aventura, la batalla contra Hascibe, el haber salvado su vida; luego hay un gran espacio en blanco, puedo decir que se trata de algo importante, pero un intenso dolor se apodera de mí, como si hubiera sido golpeado en la cabeza con un martillo.

Hago una mueca y gruño, presionando la yema de mis dedos contra mis sienes; capto su aroma cuando se acerca. Su mano cálida se posa en mi hombro y lucho contra el impulso de sacudirme y alejarla, se toma demasiadas libertades conmigo.

—¡Aléjate! —gruño, su olor me vuelve loco y es una contradicción porque quiero trazar un límite con ella y, al mismo tiempo, deseo devorarla. En más de un sentido. ¿Qué demonios es esto? Mi pecho se comprime y mis ojos color violeta se tiñen de rojo, aparto rápidamente su mano y en lugar de hacerla retroceder, la sujeto por la nuca y llevo mi boca a su cuello, mis colmillos se extienden por voluntad propia, exigiendo que la tome, me detengo al escuchar su jadeo, entre asustado y ansioso. Respiro hondo, empapándome de ella—. Vete, por favor. —Suena como un ruego, estoy perdiendo el control. Todo en mí grita que me alimente de ella, que nos una. Pero no sé si pueda contenerme de tomar demasiado, la quiero.

Esa comprensión me hace moverme a la velocidad de la luz, yéndome en su lugar. Atravieso toda la isla hasta llegar a la costa, me detengo al borde de un precipicio y miro las olas besar las rocas con furia. El perfume de Luna no me abandona, estar cerca del océano no ayuda mucho, todo me recuerda a ella. El agua, la luna brillando en lo alto del cielo, la noche en general.

Otra punzada en mi cabeza me hace caer de rodillas, quiero recordar y cada vez que lo intento algo me bloquea. Me sumerjo en lo profundo de mi mente, otra vez nadando en mi memoria, viendo mi vida como si fuera una película. Ella está presente, mas no hay nada que revele por qué despierta esta sensación tan cruda y salvaje. La bestia en mi interior ruge y lucha por tomar el control, para ir a buscarla.

—¿Estás bien? —Me sobresalto y giro ante la voz de Braden, de pie con una mirada inquisitiva—. Cuando me ayudaste hace un rato, noté que nuestro vínculo está débil. Arath, eso no había pasado antes. ¿Quieres decirme qué pasó mientras estuve inconsciente? ¿Por qué estás aquí, de rodillas, como si algo te estuviera torturando?

Separo los labios, dispuesto a confesarme, pero, ¿qué exactamente voy a decirle si no tengo idea de qué pasa conmigo?

—Creo... creo que alguien intenta destronarnos —confieso en voz baja lo que he tenido miedo de admitirme a mí mismo. Me escucha manteniendo distancia, advirtiendo que estoy peleando contra mis instintos y si por un segundo lo considero una amenaza, empezaremos una batalla. No somos los jóvenes de antaño, coronarnos como los Príncipes del Inframundo nos cambió en muchos sentidos—. Estuve encerrado en el 666, fuiste herido poco después y en ese intervalo Lyss debió hacerse cargo del Infierno, sola. —La sospecha se extiende como pólvora—. Te atacó, pudo haberte matado.

—No creo que haya sido su intención, perdió el control, probablemente debido a que estaba frustrada por tu desaparición al igual que yo. Concuerdo en una parte, hay alguien detrás de nosotros. Lo primero y más inteligente por hacer, es hacernos desconfiar de los más cercanos.

Tiene un punto ahí.

—Háblame de Kyanna —exijo. En su momento me contuve, pero por supuesto que tengo que involucrarme, es mi mejor amigo y mi hermana. Braden suspira.

—Acabo de enterarme de que voy a ser padre, no lo tenía planeado. Nos cuidamos, siempre. Debemos pensar a futuro y con mucho cuidado, el plan de mantener la paz y unir a las criaturas mágicas podría ser peligroso, hay quienes no lo desean. Además, Kyanna está actuando muy susceptible.

—Son las hormonas, las lobas Alfa tienen mucho carácter. Hasta ahora habías tenido suerte.

—No, es otra cosa. Hace un rato comenzó a balbucear sin sentido, cuando quise preguntar se negó a hablar. Piensa que tengo una compañera, ¿de dónde diablos sacó eso? Estaba moribundo, ¡demonios!

—¿Seguro que no la tienes? Porque te vi con Lyss y dijeron algo que me dejó pensando.

—No es lo que piensas —refuta.

—¿Entonces?

—Alyssandra es mi media hermana. Hija de mi difunta madre.

—Lyss no es un vampiro común, evocó fuego —reviro esperando una explicación


—Su padre es Hefesto, el Dios del fuego.

Continue Reading

You'll Also Like

1.6M 134K 43
Todos tenemos una prueba que cumplir. El primer paso es descubrirla. Serena creyó que había perdido todo, pero recibió una segunda oportunidad. Aunqu...
1.7M 20.9K 77
Son como los puntos que más atraen, escenas importantes y frases. Solo para avisar: Mi esposo Hidalgo es Apolo.
850K 10.3K 72
••••Nuestro Dios griego Ares Hidalgo y nuestra querida Raquel no sabrá qué le traerá la clave de un wifi••••• Algunas de las frases que más me gustar...