Ya habían pasado tres meses desde mi boda con Loki y aún me parecía todo un sueño. Loki por fin se había deshecho de su frío cascarón y ahora se mostraba mucho más cercano, atento y afectivo que nunca, y aquello me encantaba, sin embargo, a la hora del sexo era el mismo hombre perverso que conocí y que tan loca me volvía.
Loki se había ido muy temprano, por lo que estaba desayunando sola, absorbida en mis pensamientos hasta que me fijé en el calendario de la cocina, llevaba dos semanas y media de retraso. En un principio no le di importancia, ya que, antes de casarme, tomaba anticonceptivas y sabía que tardaría unos meses en regularse mi periodo, pero hasta ahora no había tenido un retraso tan amplio, por lo que decidí salir de dudas e ir a la farmacia a por un test de embarazo.
Recorrí todo el pueblo sin encontrar ninguna. ¿Cómo era posible que existiera un pueblo sin farmacia? Así que decidí que lo mejor sería ir al pueblo de al lado a buscar una. Estaba entrando en casa cuando vi que Loki llegaba.
—¿Vienes de dar un paseo? —me dijo mientras se inclinaba para besarme.
—No exactamente. ¿Por qué no hay ninguna farmacia aquí?
—Porque no la necesitamos, nosotros nunca enfermamos.
—¿Y nunca os duele la tripa ni nada que os haga necesitar algún remedio?
—No, solo si nos herimos o nos rompemos algo, pero para eso están los sanadores. ¿Por qué? ¿Te encuentras mal?
—No, es solo que... —miré a Loki, no sabía si debía contarle mis sospechas, pero a fin de cuentas era mi marido—. Quería hacerme una prueba de embarazo.
—¿Estás embarazada? —me dijo con una amplia sonrisa.
—No lo sé, por eso quería hacerme la prueba.
—Voy por una, espera —dijo antes de desaparecer de la sala.
Loki volvió a los tres minutos con un test y fui corriendo al baño para hacérmela y Loki me siguió.
—Loki... Si miras no puedo hacerlo —le dije.
—Perdón, no sabía que eras de vejiga tímida.
—Eres un imbécil —le dije riéndome.
En cuanto me hice la prueba salí junto a Loki para esperar el resultado, mi corazón latía fuertemente, nunca me había planteado tener hijos, pero en aquel momento me di cuenta de que deseaba más que nada que saliera positivo, por lo que, cuando vi las dos rayas bien claras, di un grito de alegría y abracé a Loki fuertemente mientras él me devolvía el abrazo y, después, me alzaba para poder darme un beso.
—No sabes qué feliz me acabas de hacer ahora mismo —me dijo.
——
Las primeras semanas fueron bien, las siguientes apenas podía probar bocado debido a los mareos y náuseas, cualquier olor me provocaba ganas de vomitar, después de esa fase vinieron los antojos con comida rara.
—¿Qué comes? —me preguntó un día Loki entrando en la cocina.
—Un sándwich de crema de cacao, mantequilla de cacahuete y nubes.
—Eso es una guarrada...
—Está rico. ¿Quieres probar?
—Paso...
Después de mi sándwich me apetecían pepinillos por lo que quise abrir un bote, pero Loki me lo impidió.
—Ni se te ocurra, te dará una indigestión, debes controlarte.
—Pero ahora me apetece salado.
—Te subirá la tensión.
—¿Puedo tomar al menos un granizado?
Loki suspiró y yo me puse a prepararme uno.
—¿Cuándo te dicen el sexo del bebé? —me preguntó.
—En la próxima sesión se verá, aunque podemos pedir que no nos lo digan y sea una sorpresa.
—Prefiero saberlo.
—Yo también —le dije feliz.
Loki me llenó de atenciones durante todo mi embarazo y cumplía cualquier petición siempre que no tuviera que ver con combinaciones raras de comida. Todos y cada uno de los días me daba mis masajes en los pies y tobillos para evitar la hinchazón y me daba crema en mi vientre cada vez más abultado, incluso no me dejaba que me duchase sola por miedo a ver si me iba a resbalar. Había veces que tenía que dejarme sola por su trabajo, pero Valkiria se ocupaba de cuidarme en aquellos momentos, aunque tampoco es que necesitara una niñera las 24 horas, pero fue insistencia de Loki.
Cuando se iba acercando el plazo para dar a luz notaba a mi pequeño cada vez más inquieto, sí, nos dijeron que sería un niño lo que venía, y Loki apenas separaba sus manos de mi vientre para notar los movimientos de nuestro hijo.
—¿Por qué tienes que irte hoy? —le pregunté a Loki—. Apenas me quedan unos días para dar a luz.
—Lo sé, pero este es mi último trabajo, he conseguido el indulto para después.
—Ten cuidado.
—Siempre lo tengo —me dijo despidiéndose con un beso.
Valkiria vino a hacerme compañía durante la mañana, pero tuvo que irse después de comer, no sabía qué hacer, pero por suerte me llegó una notificación, Thor y sus amigos iban a jugar una partida a la Play, así que me uní a ellos.
—¿Cómo va mi futuro sobrino? —me preguntó cuando me conecté.
—Bien, aunque no ha parado de patearme. ¿Sabes lo que se siente al patearte el trasero desde dentro?
Aquello pareció hacerle mucha gracia.
—Va a ser un buen guerrero —me dijo.
—Sí, vamos, que empieza la partida y quiero ganar.
—Esta vez pienso ganar yo.
—Ya sabes nuestra táctica, unidos hasta que tengamos que matarnos entre nosotros.
La partida comenzó y se alargó, ya solamente quedábamos en pie Thor, uno de sus amigos y yo, pero entonces noté una humedad entre mis piernas, y no precisamente de las que me provocaba Loki, por lo que me incorporé del sofá y vi la gran mancha que había dejado en la funda del sofá.
—TOMAAA, por fin te gané... Oye... ¿Estás ahí? —escuché que decía Thor por el micro.
Pero no contesté ante el hecho de que estaba aún sorprendida por haber roto aguas antes de tiempo.
—¿________? ¿Sigues ahí? ¿Estás bien? —me preguntó.
—¡Acabo de romper aguas!
—¡¡¿QUÉ?!! ¡VOY VOLANDO!
Me retiré los cascos y me puse a cambiar la funda del sofá para llevarla a la lavadora, ya que, aunque había roto aguas, no sentía dolor alguno. Hasta que escuché como alguien entraba en casa, por suerte se trataba de Loki.
—¡¡¡LOKI!!! —le grité—. ¡QUE VIENE! ¡EL PITUFO ESTÁ AQUÍ!
Loki vino corriendo hasta al salón y, al verme de pie, me alzó en brazos y me llevó hasta la habitación, donde me dejó sobre la cama.
—Puedo andar, Loki —le dije.
—Da igual, voy a llamar a los sanadores.
—No es necesario, de seguro que ya los ha avisado Thor, estaba en mitad de una partida cuando ocurrió.
—Pues vamos entonces —me dijo mientras me alzaba de nuevo para llevarme hasta el baño esta vez, ya que según los sanadores, el lugar más propicio para dar a luz era en la bañera, por lo que Loki la preparó y me ayudó a introducirme en ella, por suerte, los sanadores no tardaron en llegar.
—No te preocupes —me dijo uno de ellos—. Será rápido y te dolerá lo menos posible. Voy a inyectarte esto —dijo mientras me mostraba una aguja.
—¿Llego a tiempo? —preguntó Thor entrando allí junto a Valkiria.
—Thor, lárgate —le dijo Loki.
Pero Thor no se fue y, ante el impacto de ver la bañera teñida de rojo, se puso blanco y cayó a plomo hacia atrás, desmayado, provocándome un ataque de risa.
—Vamos, ya casi está —me dijo el sanador.
Con un último empujón por fin di a luz. El sanador sostuvo a mi hijo para valorarlo e, inmediatamente, me lo puso entre mis brazos
—Está completamente sano —me dijo.
—Oh, pensé que iba a ser un poco pitufo —le dije a Loki al ver el tono rosado de su piel.
—¿Me contarás algún día que es un pitufo? —me pregunto Loki.
—Nop... Es precioso —dije besando su cabecita—. Es clavadito a su papá.
—Sí, lo es —me dijo Loki.
—Enhorabuena, papis —dijo Valkiria.
Los siguientes meses fueron agotadores, por suerte nuestro pequeño Einar era muy tranquilo, aun así necesitaba el cien por cien de nuestro tiempo.
—Vamos, mi amor, es hora de dormir —dijo Loki mientras acunaba a nuestro pequeño en brazos hasta que se durmió, después, lo colocó con cuidado en su cuna mientras yo les observaba con un amor infinito. Eran las criaturas más hermosas que había en este mundo, aunque uno era mi hijo y el otro mi esposo. ¿Qué iba a decir yo?
—Ya se durmió —me dijo Loki mientras me abrazaba por detrás y me daba un beso en el cuello.
—Sí, ha comido bastante, así que con suerte dormirá del tirón.
—¿Puedo entonces reclamar ahora la atención de mamá? —me dijo mientras aumentaba la intensidad de sus besos en mi cuello.
—Mamá piensa darte ahora mismo toda la atención, papi —le dije mientras me daba la vuelta y le besaba.
Loki me alzó, le rodeé su cintura con mis piernas y me llevó así hasta nuestra habitación. Una vez allí, comenzamos a desnudarnos mutuamente, sus ojos brillaban mientras me lanzaba una mirada como la de nuestros primeros días, cuando aún creía que no era real, la misma mirada que me hacía sentir desnuda y que tanto me excitaba. Era posesiva, pero a la vez mostraba dulzura.
Loki se sentó sobre la cama y yo me senté sobre su cintura mientras pasaba mis dedos por su cuello y su cabello.
—Ya puedes hacer lo que quieras conmigo, papi —le susurre al oído antes de pasar mi lengua por su lóbulo y darle un suave mordisco de provocación, lo cual dio resultado, ya que sentí como se ponía duro debajo de mí, a lo que Loki colocó sus manos sobre mi trasero y las apretó para que me rozase contra su erección.
—Cuanto me excita que me digas eso —me dijo él antes de pasar la punta de la lengua por mis labios, saboreándolos antes de introducirla dentro de mi boca—. Túmbate boca arriba, cariño, y agarra el cabecero de la cama con ambas manos.
—¿No vas a atarme? —le pregunté.
—No, mi amor, hoy no, pero no quiero que te sueltes en ningún momento.
—Lo intentaré...
—Abre tus piernas todo lo que te sea posible —me ordenó.
Su autoritaria voz me excitaba muchísimo y mi respiración se volvió agitada. Loki estaba frente a mí, completamente desnudo y aquello me hacía desearle más aún, provocándome espasmos de puro deseo y haciéndome soltar un leve jadeo. Jadeé aún más fuerte cuando Loki pasó su dedo índice por mi resbaladiza abertura.
—Te noto tu deseo hacia mí —me dijo con voz suave y a la vez severa—. Noto como palpitas alrededor de mi dedo.
Loki separó mis pliegues para poder introducir su dedo en mí, moviéndolo con suavidad una, dos, tres, cuatro, cinco veces hasta que lo retiró y se lo llevó a la boca para saborearlo.
—Tan deliciosa como siempre. ¿Estás más excitada de lo normal o es impresión mía?
—¿Cómo no voy a estarlo? Con Einar casi no hemos tenido tiempo para nuestros juegos, menos mal que ahora está empezando a dormir toda la noche.
—Lo sé, por eso pienso disfrutarte lentamente —dijo mientras se inclinaba hacia mí.
Loki colocó mis piernas por encima de sus hombros y sentí su aliento en mi entrepierna antes de que sacara su lengua para deslizar su punta por mi entrada de arriba abajo para, después, abarcarla entera con su boca, haciéndome arquear la espalda.
—Recuerda no soltarte del cabecero bajo ningún concepto.
Gemí de puro deseo mientras intentaba mover mis caderas al ritmo de su lengua, pero Loki me tenía las piernas fuertemente aferradas.
—Loki... Por favor —le supliqué deseosa de sentirle de una vez en mi interior.
Loki entendió el porqué de mi súplica y se deslizó encima de mí con una perversa sonrisa en la cara, hasta que su rostro quedó a la altura del mío y me perdí en aquellos ojos verdes mientras él se posicionaba entre mis piernas y cerré los ojos cuando sentí su duro y caliente miembro rozar mi sexo. Le quería dentro ya.
—Mírame —me ordenó—. No quiero que apartes la mirada de mí.
Volví a fijar mi mirada en la suya y sentí como todo él se clavaba en mí de golpe, haciéndome soltar un fuerte gemido.
—¡Oh, joder! Loki...
—Como me encanta tu cara de placer cuando entro en ti.
Loki comenzó a poseerme de forma suave, haciéndome disfrutar con cada embestida, en ese momento era lo que ambos necesitábamos, nuestro momento de intimidad, nuestro juego, dedicar tiempo para mimarnos el uno al otro. Loki aumentó el ritmo y yo empecé a gemir más fuerte, pero no se detuvo ahí, combinó su velocidad con movimientos circulares de su cadera y caricias en mis pechos, donde comenzó a frotar mis pezones con delicadeza.
—Ten cuidado — le dije—. Los tengo muy sensibles y me duelen.
—Lo sé, cariño, no te preocupes.
—Estoy a punto.
—No, no quiero que te corras aún, y no te sueltes.
Esta vez Loki volvió a descender el ritmo de sus penetraciones mientras me besaba provocadoramente el cuello, en ese momento deseaba soltarme del cabecero para agarrar su trasero y hacer que volviera a aumentar la intensidad, pero me contuve. Esta vez fue Loki quien pasó su lengua por el lóbulo de mi oreja y lo mordió suavemente mientras tiraba de mis pezones con cuidado.
—Loki...
—Control, preciosa.
Loki me pedía control, el problema era que conocía mi cuerpo a la perfección y sabía exactamente como tocarme hasta hacerme perder la cordura. Casi me vine cuando aumentó el ritmo de nuevo, golpeando mis puntos erógenos sin parar, no podía aguantar más, no podía ver mis manos, pero de seguro que mis nudillos estaban blancos de la fuerza con la que apretaba la barra del cabecero.
—No puedo más —le dije mientras se me escapaba una lágrima—. Por favor... Loki... Te lo suplico.
Gemí con fuerza cuando sentí de nuevo golpearme mi interior, haciendo tensar mis paredes vaginales, el orgasmo iba creciendo cada vez más y no iba a poder evitarlo. Le lancé una sola mirada suplicante y él entendió que había llegado a mi límite.
—Estás deseando correrte. ¿Verdad? —me pregunto a lo que yo asentí y dejé escapar otro jadeo cuando sentí como sus labios rozaban mi cuello
—No te he oído —me volvió a decir Loki.
—Lo... lo estoy deseando, por favor.
—Mi vida... —me dijo Loki mientras me besaba con intensidad en los labios—. Córrete, vamos, hazlo para mí —me dijo con sus labios rozando los míos.
Y por fin pude liberar el orgasmo que había contenido y que se extendió por mi cuerpo con fuerza, haciéndome gritar su nombre de puro placer mientras sentía como mi cuerpo ardía y se estremecía entero. Loki no paró en ningún momento, extendiendo la duración de aquel éxtasis, y no paró después, sino que siguió embistiendo y acariciándome, primero mi piel y, luego, mi ya sensible clítoris, hasta llevarme de nuevo a otro orgasmo.
—Ya puedes soltarte —me dijo Loki—. Quiero que me acaricies.
Solté el cabecero y sentí mis manos entumecidas de lo fuerte que me había aferrado a él, pero cumplí su deseo y pasé mi mano por su pecho, bajando hasta su marcado abdomen y la volví a subir mientras mi otra mano acariciaba su brazo. Su cuerpo estaba resbaladizo por el sudor, pero aun así le rodeé con mis brazos y le atraje a mi cuerpo para poder acariciar su espalda y su trasero. Él mientras no dejó de embestirme hasta que sentí como se derramaba soltando aquel jadeo ronco que tanto me excitaba. Loki se mantuvo un rato dentro de mí hasta que nuestro corazón se calmó y, después, se colocó a mi lado en la cama para poder abrazarme por la espalda.
—Hay algo en lo que no he parado de pensar —me dijo—. He pasado tanto tiempo buscando un trono creyendo que eso me traería la felicidad... y resulta que esta estaba en aquello que siempre había evitado.
—No sabes qué feliz me hace oírte decir eso, Loki —dije dándome la vuelta para besarle.
—Te amo, _______, te amo por como eres, te amo por darme el hijo más maravilloso del mundo y te amo por lo feliz que me haces.
Loki me rodeó con sus brazos y me quedé profundamente dormida, feliz porque aquello que pensaba que era un sueño resultó ser real, feliz por estar con alguien a quien amaba con locura y de tener un hijo con él. Puede que no fuera de esa realidad o quizás, en realidad, siempre había pertenecido a ella, lo importante era que aquí tenía a mi familia, mi hogar, y así sería durante mi larga vida con Loki.
FIN