𝕀ℕ𝕋ℝ𝔼ℂℂ𝕀𝔸𝕋𝔼 •Damiano D...

By theslytheringirlzz

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Lena Gaea, una joven cantante española de 20 años, nacionalmente conocida, ha sido seleccionada para represen... More

PRÓLOGO
INTRODUCCIÓN
1. Mi comienzo
2. La audición
3. La decisión
4. Hacia una vida nueva
5. Ensayo y enfado
6. Don Italia
7. El efecto italiano
8. El ascensor
9. Downtown
10. Fiesta y pelea
11. Enganchados
12. Quiero ser el primero
13. Al agua
14. Dúchate conmigo
15. El hombre misterioso
16. Periodistas
17. Pretenden que finjamos
18. Visita inesperada
19. El gran día
20. La traición
21. El dibujo
22. Break your chains
23. Desempate
24. Haciendo historia
25. La cita
26. Your slave
28. Nubes de recuerdos
29. Promesa de niños
30. Lágrimas y amistad
31. Yo su protector, y ella mi salvación
32. Somos nuestros pero libres
33. Despejándome
34. Luces fuera
35. Ese cosquilleo
36. Placer anhelado
37. El dolor de tener que cerrar ciclos
38. Tulipanes blancos
39. El castigo
40. Todo al negro
41. En mitad del camino
42. Vuelo con destino a casa
43. Persistencia de la memoria
44. Billete de ida
45. Pisando la bota
46. La noche italiana
47. La capital de la moda
48. Abriendo los corazones
49. Desayuno con sorpresa
50. A través de la pantalla
51. La furia española
52. La segunda moneda
53. Marlena
54. Pieles mojadas
55. Finite sempre intrecciate
AGRADECIMIENTOS

27. Viviendo engañada

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By theslytheringirlzz

LENA

No podía creerme que aquello que estaba leyendo fuese verdad. Mis dedos temblorosos se deslizaban rápidamente por la pantalla mientras leía la noticia. Una parte de mi quería creer que era mentira, pero otra sabía perfectamente que no lo era. Si lo fuera, la noticia no iría con video incluido.

Luché internamente conmigo misma sobre verlo o no, era hacerme más daño. Pero si no veía aquello con mis propios ojos y no lo escuchaba salir de su boca no iba a creérmelo.

Me incorporé un poco en la cama apoyando mi espalda en el cabecero y me separé de él. Le di play al video y le puse los subtítulos. Las preguntas estaban realizadas en inglés y las entendía perfectamente, pero lo hice para no despertar a Damiano que aún dormía a mi lado con el sonido.

Ese momento que estaba viendo, se remontaba dos noches atrás. Para ser exactos, la noche de Eurovisión. La rueda de prensa que le habían realizado a los ganadores después de la gala de eurovisión. Es decir, la entrevista que les habían realizado a Måneskin.

No estaba completa, el video solo duraba unos minutos, lo suficiente para destruirme. Estaba claro que habían recortado la parte de la entrevista que solo me incumbía a mí.

Se escuchaba como uno de los periodistas estaba terminando de formular una pregunta sobre cómo se sentían acerca de su victoria y después de que la contestaran, llegó mi turno.

La cámara enfocó a un periodista y los subtítulos empezaron a revelarme su pregunta.

- Damiano, creo que es necesario que te pregunte sobre esto. Creo que todos los presentes estamos deseando escuchar lo que sientes. ¿Qué ha significado ese beso que se ha producido con la representante de España Lena Gaea?

La cámara cambió rápidamente de plano y enfocó de cerca a Damiano. Este respiró profundamente y pasó su lengua por el interior de las mejillas buscando una excusa para ganar tiempo mientras pensaba su respuesta. Finalmente alzó las cejas en señal de saber lo que iba a decir, y en sus labios se formó una sonrisa un poco cínica antes de responder.

- Bueno, ese beso no ha significado nada. Lena y yo somos muy buenos amigos pero no ha significado nada. Solo es una forma de celebración, igual que le puedo dar un beso a cualquiera de mis compañeros.- dijo antes de levantarse y dejar un casto beso en los labios de Ethan para llevar a cabo el ejemplo que acababa de dar.

¿Cómo que ese beso no significaba nada? En mi cabeza se formó el momento de aquel beso y recuerdo con claridad sus palabras. Me dijo que le daba igual la gente antes de besarme, y yo como una ilusa pensé en aquel momento que aquello había sido una forma de dejar más claro lo nuestro. Y más después de nuestro reencuentro minutos antes de empezar la gala.

Mis mejillas comenzaron a arder y me sentí como una estúpida. Entonces se me vino a la cabeza la rueda de prensa que nos hicieron esa misma noche, justo antes que se la hicieran a Maneskin. Me preguntaron si yo y Damiano estábamos saliendo, y como una completa gilipollas respondí que a pesar de no estar saliendo sí que teníamos una relación. Con cada palabra que estaba recordando haber dicho sobre él, me sentía aún más patética por momentos.

Me comenzaron a picar los ojos pero hice un esfuerzo por retener las lágrimas que amenazaban con salir y seguí viendo el video.

El ambiente en la sala de prensa se había vuelto más frío, los periodistas estaban como decepcionados con aquella respuesta. Seguramente también estarían sintiendo lástima por mi cuando minutos antes les había dicho yo que sí que existía algo. Aún así el periodista continuó con sus preguntas.

- ¿Y tú, crees que Lena piensa lo mismo? ¿Qué crees que siente ella con todo esto? ¿Piensas que la has ilusionado? .- preguntó esta vez más duramente el entrevistador.

- Yo no estoy ilusionando a nadie. Ella y yo sabemos perfectamente lo que hay, además, en ningún momento se ha molestado en querer saber que somos, no le veo el problema. Si Lena ha querido interpretarlo así, tal vez estará confundida. Ella no tiene porqué hacerse la víctima porque nosotros sabemos lo que hay.- dijo el italiano mientras llevaba una botella de champán a sus labios.

"Hacerme la victima", esas palabras comenzaron a retumbar por mi cabeza y sentí como mil agujas me pinchaban en el pecho. Aquellas palabras habían colmado el vaso. Me abrí a él en la cena de la noche anterior, cosa que me cuesta hacer y casi nadie sabe de mi pasado. Sin embargo, con él fui capaz de abrirme y mostrarle una pequeña parte de mis sentimientos pasados. Y así me lo había pagado.

No le conté todo con lujo de detalles, pero sí que le dije que la vida me había jugado una mala pasada. No hay que ser muy inteligente para deducir a través de esas palabras que mi pasado no había sido fácil. Por desgracia a mi me había tocado ser una víctima, y no creo que nadie en su sano juicio quiera serlo. Esas fueron las palabras que me bastaron ver salir de su boca para derrumbarme. Me esperaba cualquier cosa menos eso, pero dijo las que más daño podían causarme.

El video continuó y empezaron a decir algo sobre drogas de lo cual no tenía ni idea y que en ese momento me importaba lo más mínimo. Solté el móvil de golpe y me giré para verlo.

Ahí estaba él, durmiendo a mi lado, ajeno a todo lo que ahora mismo estaba pasando. Vi mi cuerpo al lado del suyo y una lágrima pesada cayó de mis ojos recorriendo toda mi mejilla. Me había abierto a él, le había contado un poco de mí y él me lo había pagado de aquella manera.

Encima de contarle que no había tenido suerte en mi pasado con las personas, va él y justo me llama de la forma que más daño podía hacerme. Víctima.

Era consciente de que él dijo esas palabras antes de que yo le hablara sobre mi, pero aun así ¿Qué clase de persona hace una gracia sobre un tema como ese?

Mientras le miraba dormir, mi cabeza empezó a pensar mil cosas. Me sentía utilizada en ese momento, como si me hubiera utilizado solo para acostarse conmigo y ahí estaba yo como una tonta enredada entre sus sábanas mientras las lágrimas brotaban de mis ojos. Había caído en su red.

Me empezó a producir muchísimo asco la situación y sin darle más vueltas me puse mi vestido de la noche anterior, cogí mis tacones y mis cosas y salí de su habitación sigilosamente para evitar que me siguiera. No me apetecía ni mirarle a la cara en ese momento.

Regresé a mi habitación y para mi suerte las chicas no estaban allí. Se habrían ido a desayunar. En estos momentos es cierto que a veces necesitas el apoyo de tus amigos y se me vino a la cabeza esa persona que siempre había estado ahí para apoyarme en todo, pero no era justo para ningún amigo mío escuchar mis problemas ahora porque sabía que iba a pagar mi furia con quien no lo merecía.

Se que todas las relaciones de amistad no pueden ser 50 % de cada persona. Hay días que estamos peor y no podemos dar más, y días que sí. Pero a mi siempre me gustaba dar lo máximo por mis amigos, así que ahora necesitaba y era mejor estar a solas conmigo misma.

Me metí en la ducha y dejé que el agua recorriera mi cuerpo para intentar eliminar todos los problemas. Me sentía mal conmigo misma, me sentía sucia y utilizada.

Terminé de ducharme y pensé algo para vestirme que fuera cómodo y a la vez discreto. Me apetecía salir a la calle y a pesar de que ya no quedaban muchos periodistas por Rotterdam, no tenía ganas de que me reconocieran y me asaltaran con preguntas sobre este tema.

Finalmente opté por unos vaqueros anchos beige, unas deportivas, una sudadera negra y un bolso del mismo color. Por supuesto no podían faltar unas buenas gafas de sol.

A pesar de que me apetecía estar sola, siempre había una persona con la que con el simple hecho de estar a su lado me hacía feliz. A pesar de que no tuviera ganas de hablar de algo, él me conocía de sobra y no hacía preguntas sobre el tema, simplemente se limitaba a brindarme su compañía. Esa persona era Marcel.

Lo llamé y sin dudarlo un segundo aceptó mi plan asi que me fui a la entrada del hotel y mientras le esperaba mandé un mensaje por un grupo que tenemos las chicas y yo para que no se asustaran al no verme.

"Voy a salir con Marcel, os veo después"

Marcel llegó saludándome con un abrazo y nos fuimos a dar una vuelta por las calles de Rotterdam. Como todavía era muy pronto, aprovechamos para desayunar en una cafetería preciosa en la que todo estaba exquisito.

Cuando estábamos desayunando, me dio por sacar el móvil del bolso y me encontré con cinco llamadas perdidas de Damiano y unos diez mensajes. ¿Era una cobarde por no hacerle frente? No, claro que no lo era. Yo sabía que me enfrentaría a él más tarde, pero ahora mismo no me apetecía saber de él. Apagué el móvil y lo volví a guardar en mi bolso.

Marcel se dio cuenta de mi reacción y me notó un poco rara, seguramente ya habría visto también el video. Pero no me hizo el más mínimo comentario al respecto y estuvimos hablando toda la mañana de nuestras cosas. Él tenía la facilidad de hacerme olvidar todo con sus palabras, es como un segundo padre para mi. Siempre tiene la frase y los consejos perfectos para todo.

Terminamos de desayunar y nos fuimos dando un paseo a ver tiendas.

- Mira Lena, ahí hay una librería.- dijo Marcel señalando un escaparate lleno de libros.

Me encantaba leer y Marcel lo sabía, era uno de mis hobbies favoritos. De hecho me habían dicho que en el hotel había una sala con libros, pero entre una cosa y otra, todavía no había tenido tiempo de ir.

Al final terminé comprando dos libros que me encantaron y algún que otro detalle de las tiendas locales. El tiempo se nos había venido encima y ya era la hora de comer, me habría pasado todo el día dando vueltas con Marcel por Rotterdam, pero para mi mala suerte, teníamos que regresar al hotel para comer porque él debía de arreglar unos papeles. Las típicas cosas de manager.

Sinceramente no me apetecía nada regresar al hotel, eso significaba tener que ver a Damiano y era lo último que me apetecía en ese momento, pero supongo que tarde o temprano tenía que hacerlo así que allá íbamos. De regreso al hotel.

Al llegar al hotel, Mario recogió a Marcel en la furgo y ellos se fueron a hacer sus cosas. Así que fui directamente al restaurante del hotel para comer, sinceramente estaba muerta de hambre de todo lo que habíamos andado y sinceramente me sorprendió a mi misma tener hambre en una situación como esta pero bueno... supongo que ya me había hecho inmune al dolor.

Entre en el restaurante y vi a todos mis amigos sentados en una mesa al fondo y una sonrisa se formó en mi rostro al verlos a todos juntos. Realmente me sentía muy afortunada de tenerlos como amigos, ellos eran los que realmente siempre estaban ahí para todo y nunca me fallaban.

Yago me vio a lo lejos y me hizo señas para que me acercara, haciendo así que todos se dieran cuenta de mi presencia. Tenían una silla reservada para mi al lado de Olí asi que me senté saludándolos a todos.

- Hombre tía por fin apareces, estábamos preocupados. Te había llamado para que supieras que íbamos a venir a comer juntos.- dijo África riñéndome.

- Lo siento, me había quedado sin batería.- mentí para no preocupar más a mis compañeros.

- ¿Qué tal con Marcel? .- preguntó Jorge con una sonrisa.

- Genial, hemos ido a desayunar y de compras.- conteste feliz.

Justo en ese momento un pequeño silencio recorrió la mesa y una sensación de frío me invadió. Estaba segura de que mis amigos también habían visto la noticia, pero ellos sabían que no quería hablar del tema así que disimularon bastante bien que lo sabían y no me preguntaron nada, cosa que agradecí bastante. Ahora lo que me apetecía era disfrutar de ellos y de su compañía.

- Estábamos a punto de pedir Lena, ¿Qué quieres de beber?.- me preguntó Tomás cortando aquel silencio.

- Agua porfa.- le respondí con una sonrisa y el llamo al camarero para pedir mi bebida ya que todos tenían la suya menos yo.

Mientras hablábamos de nuestras cosas elegimos que pedir de comer y nos pusimos manos a la obra. Parece que no era la única que estaba hambrienta. Empezamos a contar anécdotas divertidas de la noche que salimos a celebrar nuestra no-victoria después de Eurovisión y no tardé en volver a olvidarme de todo y sentirme completamente feliz con ellos, aunque aquello no duró mucho. Unos pequeños gritos lo interrumpieron.

- Está en el restaurante.- dijo una voz masculina que no llegué a reconocer con claridad.

- ¡LA LLEVO BUSCANDO TODA LA MAÑANA JODER!.- gritó esta vez una voz que si que pude reconocer perfectamente. Era Damiano.

Entró por la puerta del restaurante a paso apresurado y recorrió con la vista todas las mesas hasta chocar su mirada con la mía. Ni siquiera se lo pensó dos veces y aceleró el paso hacia mi mesa. Mierda.

Mis amigos se tensaron en ese mismo instante, algunos soltaron los cubiertos, otros sus bebidas y todos le dedicaron a Damiano una mirada intimidadora. Pude notar cómo esto afectó más a Tomas, el cual me miraba preocupado y estaba apretando su puño encima de la mesa intentando contenerse.

Damiano se situó a mi lado en cuestión de segundos y una de sus manos fue a parar a mi brazo derecho, el cual apretó con las fuerza de la debida haciéndome daño.

- ¿Por qué cojones desapareces así?.- pregunto alterado mientras me agarraba del brazo.

Aquello fue la gota que colmó el vaso, el mío y el de mis amigos. Aparté mi brazo bruscamente para que no me tocara y Jorge y Tomas se levantaron a la vez de sus asientos para defenderme.

- ¿Qué coño haces? .- preguntaron estos dos al unísono mientras sus rostros se volvían rojos de la ira.

Ahora la que se levantó fue África, pensé que ella opinaría diferente a mi en todo esto por su relación con Victoria, pero me equivocaba. Ella siempre me ayudaría por encima de todo. Le echó una mirada confundida a Damiano y le dio un leve toque en el hombro para alejarlo de mi.

Damiano parecía haberse dado cuenta de lo que acababa de hacer, respiro profundamente para calmarse y me dedicó una mirada de culpa.

- Perdóname, ¿podemos hablar? .- preguntó moviendo simultáneamente sus ojos hacia mis amigos y a mi.

Cuanto antes lo hiciera mejor, alargar esto solo traería más problemas.

- Si.- conteste secamente. Damiano asintió y se fue a la puerta del restaurante a esperarme.

- Acabamos de formar un espectáculo.- dijo Olí mirando alrededor. Efectivamente estaba todo el mundo mirándonos sorprendidos mientras cuchicheaban entre ellos.

- Me importa una mierda.- dijo Tomas apretando su marcada mandíbula.

Realmente no es que no me gustase que mis amigos me defendieran, de hecho me encantaba, pero por una experiencia del pasado me daba miedo.

Me levanté de mi asiento y me acerque a África que estaba echando humo por las orejas y esta aceptó mi abrazo a regañadientes mientras susurraba un "Quién coño se ha creído".

Después de ella me acerqué a tranquilizar a Jorge y a Tomas que eran los que estaban más enfadados y preocupados.

- Tranquilo anda, yo me encargo.- dije abrazando a Jorge para calmarlo.

Deje a Tom para el final... Nuestras experiencias juntos en este tema eran... especiales.

- Gracias Tom, no te preocupes.- dije depositando un beso en su mejilla consiguiendo así calmarlo un poco.

Me despedí de los chicos diciéndoles que más tarde los vería y salí del restaurante. Pase de forma indiferente por al lado de Damiano que estaba esperándome apoyado en la puerta y me dirigí hacia el jardín trasero del hotel con el siguiéndome los talones.

No paré de caminar hasta que llegué a un pequeño camino con flores y árboles que estaba un poco apartado y daba la sombra. Fue entonces cuando me giré para hablar con él y me encontré con su profunda mirada azabache, no me hizo falta comenzar la conversación, ya lo hizo él por mi.

- ¿Por qué te has ido así? Sin dar razones, sin responder a mis llamadas...¿Qué te pasa? Me habías preocupado.- dijo Damiano de golpe casi sin respirar.

- No lo sé dímelo tú.- contesté cruzándome de brazos.

- ¿Cómo voy a saber que te pasa Lena?.- dijo él analizando cada gesto de mi parte.

- No se... pensaba que quizás habrías pensado en lo que dijiste sobre mí, en la rueda de prensa que te hicieron después de ganar.- contesté de forma sarcástica.

La mirada del azabache cambió abruptamente y dio paso a la tristeza y a la preocupación, se peinó su cabello hacia atrás y soltó un suspiro para calmarse.

- Déjame explicártelo Lena.- dijo él de manera nerviosa.

- Eso es justo lo que quiero que hagas Damiano. Que me expliques porque me metes en tu cama, me dices que me quieres y después dices a todo el mundo que esto no es nada.- dije de forma sincera pero tranquila.

- ¿No pensaras que lo de anoche fue solo sexo verdad?.- pregunto el preocupado.

- No lo se Damiano, yo ya no pienso nada.- contesté intentando mantenerme serena aunque me estaba volviendo cada vez más débil por momentos.

- Lena me asuste en ese momento. No pensé que ese beso diera tanto de qué hablar y no quiero tener a todos los periodistas metidos entre nosotros.

- ¿Y no se te ocurrió pensar que justo diciendo eso de mi, conseguirías que la prensa me viera como una rechazada y se interesase más por nosotros? Por no hablar de lo rastrero que me parece. Me da igual que te asustases, cada uno tiene que hacer frente a sus actos, y si me besaste delante de todo el mundo porque te dio la gana sin que nadie te lo pidiera, ahora sé responsable de lo que hiciste.

- Tienes toda la razón de verdad que fui un cobarde, pero no sabia que hacer para que nos dejaran tranquilos. Claro que me dio igual todo el mundo cuando te bese, pero no pensaba que tendría tantas consecuencias.- dijo el cogiéndome fuerte de la mano

No sabía que decirle realmente, no sabía si me estaba dando la razón como a los tontos o si de verdad lo sentía.

- Entiéndeme, esto no estaba en mis planes. Tu tenias que ser una simple rival mas joder, no alguien que me llamase la atención de esta manera.- dijo alzando la voz.

Genial, lo estaba mejorando ahora me estaba llamando simple rival.

- A lo mejor tienes razón tu y es verdad todo lo que dijiste. Éramos rivales y no deberíamos haber hecho nada de esto, tal vez haya sido todo un error.- dije comenzando a enfadarme aunque una parte de mi lo decía sinceramente. Era mi rival y como una tonta caí en sus brazos.

- Lena ni se te ocurra decir eso, hemos hecho lo que hemos sentido en cada momento. Anoche cuando te dije que te quería, fue real. Nadie se puede enamorar de una persona tan rápido, te soy sincero y no te puedo decir que esté enamorado de ti. Pero todo lo que hemos vivido en este tiempo juntos me ha hecho sentir increíblemente bien y te he cogido muchísimo cariño. Por eso se que quiero conocerte más.- dijo acercándome a él mientras me miraba fijamente a los ojos.

- Todo lo que he hecho contigo es real.- añadió con lo que parecía una voz sincera.

Sinceramente en esto si estaba de acuerdo con él, ninguno de los dos podíamos estar enamorados tan pronto, pero teníamos claro que el uno al otro nos hacíamos sentir increíblemente bien. Aun así seguía enfadada.

- Damiano, me dejaste de víctima. Anoche en la cena te conté que no lo había pasado bien en mi pasado y vas y sueltas eso- dije desvelándole lo que más me había molestado de aquella rueda de prensa.

- Lo dije antes de que cenáramos juntos Lena, y se que eso no es excusa porque fue muy rastrero por mi parte lo que dije. Claro que pude reaccionar de otra manera, pero no supe. Te podría mentir ahora mismo y decirte que lo hice sin pensar pero te estoy siendo sincero. Lo hice para que pudiéramos disfrutar el uno del otro pero no lo hice bien y te lo estoy admitiendo y te pido perdón por ello. - Dijo alterándose un poco.

- Ayer cuando cené contigo pude conocerte un poco más y darme cuenta realmente de todo lo que vales. Algo de lo que no había podido estar tan seguro antes por miedo.- añadió de forma sincera.

Si había algo que valorase de las personas, era la sinceridad y Damiano me estaba diciendo la verdad sin intentar regalarme los oídos para que le perdonase.

- Te perdono porque me cuesta creer de verdad que hicieras aquello para hacerme daño. Pero no se si estoy segura de querer estar al lado de una persona que habla de esos temas sin ningún cuidado.- confesé notando como mis ojos empezaban a picar.

- No tengo ninguna excusa para ello, y me arrepiento. Yo mismo tuve un pasado difícil, no se porque lo dije- dijo con rostro preocupado

- Esto ha pasado porque no nos conocemos de verdad. Por eso se que no te puedo echar nada en cara, porque no somos nada.

El rostro de Damiano se entristeció ante mis palabras. Pero fui muy sincera, no nos habíamos conocido del todo y ese había sido el principal problema. De verdad lo había perdonado por decir aquello, pero no iba a permitir que nadie jugase conmigo. Había sido culpa nuestra por no conocernos de verdad el uno al otro y no haber dejado las cosas claras entre nosotros desde el principio.

- Eso podemos cambiarlo Lena, deja que nos conozcamos. Vamos a aclarar las cosas de una vez por todas.- dijo el italiano mirándome a los ojos.

No sabía que decir en ese momento así que me limité a asentir y nos dimos un abrazo. Un abrazo de perdón y un abrazo que significaba el comienzo de dejar las cosas claras y conocernos bien. De verdad lo había perdonado y no estaba enfadada con él, ahora lo que tocaba era poner de nuestra parte. Aunque tenía claro, que a mi nadie me iba a cortar mi libertad y hacerme sentir como una persona que no soy.


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