A Perfect World

By Valky_moon

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"El mundo puede ser perfecto siempre que quieras creer que es así" Bajo la apariencia de una vida sencilla y... More

1. Un lugar llamado Wando-eup.
2. La familia Park.
3. Y no todo es lo que parece.
4. El sufrimiento de Hye Sun.
5. Un encuentro desafortunado.
6. Un problema para Sehun.
7. El oscuro pasado de Kyungsoo.
8. Park Chanyeol, un buen policía.
9. Kim JunMyeon, un hombre despiadado.
10. Kim JongIn y Park Hye Sun.
11. Sweet candy.
12. "¿Es usted una buena persona, doctor Do?"
13. Espinacas y fresas.
14. Cuando alguien nos decepciona.
15. Una tentación cada vez más real.
16. Fractura en el tiempo
17. Contacto.
18. Codicia.
19.El gran error de Sehun.
20.Conexión Beijing.
21. La furia de JongIn.
22.Los ojos nunca mienten.
23. Kim Jongdae, el hombre que no olvida.
24. Hay cicatrices que nunca sanan.
25. Un mal necesario.
26. Lose control.
27.Un matrimonio fallido.
28. Un pasado que marca de por vida.
29. Cuidado con lo que deseas.
30.Una noche tormentosa.
31.Una proposición indecente.
32. Envidia.
33. Abusos silenciados.
34.Bambi
35. Ricos y pobres.
36. Sólo pienso en ti.
37. Los sueños, sueños son.
38. ¿Qué está pasando en Wando-eup?
40. Cuando el miedo atenaza.
41. Infiel.
42.La mentira es la forma más simple de autodefensa.

39. Crónica del desamor.

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By Valky_moon

El sábado Ji Eun y yo solíamos hacer limpieza general en la casa, y era lo que estábamos haciendo ahora.

Sé que se esfuerza para que lo nuestro funcione, y yo me dejo llevar por su cariño con la esperanza de olvidarme de Hye Sun.

Termino de pasar la aspiradora por el salón, ella está limpiando el baño, sé que lo detesta, no hace falta que me lo diga, con ver su cara de asco ya es suficiente.

Me apoyo en el quicio de la puerta, la veo frotar y frotar la bañera, agachada y dejándose las rodillas en el suelo, mis ojos se van a su trasero, es innegable que es uno de sus encantos, gracias a un poco de su genética y a su afición por la bicicleta.

Sin embargo, mi mente en vez de excitarse con esa imagen, vuela al día en que Hye Sun y yo nos subimos al toro mecánico que había en la Exposición Internacional de algas y se lo toqué sin querer.

Y aquello sí que me excita, me vio obligado a darme la vuelta para salir del baño, avergonzado y frustrándome por momentos por ser incapaz de no pensar en ella.

—¿Querías algo, Baekhyun?

Quiero muchas cosas que son imposibles.

—No, nada, vine para ver si te faltaba mucho, creo que ayer me dijiste que querías ir al súper ¿no?

—Sí, dame diez minutos y ya estaré, tenemos la nevera bailando.

Asiento con la cabeza, debo meterme en la cabeza de una vez por todas que esta es la vida que decidí llevar cuando me casé con ella, y a todas luces cualquier hombre me diría que fue una buena decisión, es bonita, tiene un buen trabajo, es una buena amante y hasta que no se planteó lo de tener el bebé, teníamos una convivencia muy feliz.

Entonces ¿Por qué me pasa esto?

Me siento en los peldaños de la entrada de mi casa, esquivo la mirada dónde planté las fresas y concentro en la zona que tenemos césped, está ya bastante largo y observo como motitas marrones en los tallos.

Extrañado me acerco para ver qué diablos es eso, incluso lo toco y literalmente el tallo se descompone, como si fuera un papel recién quemado y luego se desprende.

Viendo la situación del césped, esto debe de estar pasando durante semanas, como haya afectado a la raíz, ya puedo estar cambiándolo por otro.

—Ya estoy Baekhyun —me dice acercándose a mí —¿Qué haces?

—El césped está jodido, haré unas fotos e iré a la floristería, a ver si me dice lo qué le pasa.

—¿Y por qué no se lo dices a Hye Sun?

Trago saliva, simplemente con oír su nombre ya me pongo nervioso, me duele desear otros besos que no son los suyos.

—Bueno, tenía pensando ir hoy a la floristería ya que vamos al pueblo, sabes que no me gusta dejar las cosas para otro día.

Ella me sonríe, le veo inmensamente feliz, y yo por mucho que intento serlo, no puedo.

—Vale, así matamos dos pájaros de un tiro.

Me levanto y de pronto ella me abraza por detrás, un escalofrío me invade, un gesto tan hermoso como ése se estaba convirtiendo en una tortura.

—Ji...Ji Eun...alguien nos podría ver...

—¿Y? Eres mi marido y como bien dices, en Wando-eup no te miran mal porque quiera abrazarte, esto no es Seúl.

Aquel abrazo dura unos segundos, segundos que parecen horas, hasta que le toco levemente la mano para que se separe de mí.

—Vámonos ya, también quiero pasar por el mercado.

Y vuelve a sonreír, esa maldita sonrisa de un mundo perfecto que no existe.

—¿Quieres conducir? Sé que te gusta mucho.

Tomo las llaves del coche mientras que ella cierra la puerta de casa, el trayecto es relativamente corto, de hecho se podría ir a pie, pero no si vas a ir a comprar, todo el mundo sabe que acabas llevando a casa cosas que ni tenías pensado.

Me paro en un semáforo, pienso que debería comprarme una moto, para tener más movilidad, no puede ser que siempre dependa del coche de Ji Eun, me encanta conducir y eso me podría valer por si un día quisiera perderme en algún lugar recóndito de la isla para estar solo.

Ahora es lo que más necesito.

Veo el invernadero a mi izquierda, los sábados también hay taller de jardinería, lo lleva otro compañero del colegio, y sé que Hye Sun está dentro, no, no debo mirar, pero el maldito invernadero es un edificio acristalado difícil de ignorar.

Ella juega con los niños dentro, sí, está jugando a adivinar unas verduras que va mostrando en unas fichas, dios, es tan bonita que nunca me cansaría de mirarla.

Quiero saber más cosas de ella.

Quiero morder esa existencia que se me tiene prohibida.

Quiero atrapar ese deseo hasta quedarme sin aliento.

—¿Baekhyun? El semáforo ya está en verde.

Pongo la primera marcha y acelero, enfocando mi vista en la carretera, volviendo a lidiar con estos sentimientos que me están consumiendo.

—Estás un poco despistado ¿eh?

—Ji Eun —le anuncio seriamente —me voy a comprar una moto.

Ella se sorprende, al principio no me dice nada, hasta que apoya su cabeza en mi hombro y me responde condescendientemente.

—Me parece bien, si es lo que quieres, me parece bien.

Sé que no es así, no le gustan las motos y de hecho cuando la conocí, a los pocos meses tuve que vender mi Honda Fireblade y comprarme un Mazda.

Pero ahora mismo es lo que necesito, una moto para alejarme de todo lo que me está afectando.

Para Hye Sun, dejar a LuHan en casa estando Ko es algo que le remueve la conciencia, pero su tío ese día trabajaba, su madre no llegaba hasta las 19h y sus abuelos justamente hoy habían quedado con unos amigos para pasar el día en Bukpyeong.

Entra en el cuarto de LuHan, está sentado en su escritorio, dibujando algo y se sorprende cuando descubre que es ella.

—Hola Lu ¿esa soy yo?

—Eres tú.

—Es muy bonito hermanito ¿es una tarea que te encargaron?

—Ajá, nos dijeron que dibujásemos a las personas que queremos.

Hye Sun está impresionada, supuso que sería una actividad para hacer aflorar los sentimientos, le encanta su dibujo, hecho a carboncillo y hasta le pone una dedicatoria abajo, Para la mejor hermana del mundo. Lu.

Se emociona al leerlo, LuHan era lo más importante en su vida, estaba orgullísima de él, y aunque las gente del pueblo pensasen que su enfermedad era una tragedia que había que ocultar, ella no pensaba así.

Pensaba que había que dar visibilidad al autismo y otras enfermedades mentales, acercar la realidad de estas personas que también sienten, sufren y ríen como cualquier otra.

—¿Y has hecho más, Lu?

—Sí, están allá —le dice señalando una esquinita de su escritorio.

Hye Sun recoge los dibujos, sabe que el mundo social de LuHan es muy reducido, quizá si hubiera nacido en una gran ciudad las cosas hubieran sido muy distintas.

Tal vez más comprensión, o encontrado facultativos con innovadoras terapias para mejor su calidad de vida, y quien sabe si hubiera conocido alguna chica bonita y descubriese qué es eso del amor.

¿Se enamoran los autistas?

No está muy segura de ello, y a pesar de que leyó muchas cosas sobre la enfermedad de su hermano, había muy poca información sobre las relaciones afectivas de pareja, por no decir del sexo.

Como si fuese algo tabú y que la sociedad no quisiera ver.

Mira con ternura los dibujos que hizo, sus abuelos, abrazados y sonriendo, a Chanyeol con su uniforme saludando muy alegre, también dibujó a varios compañeros de clase, es divertido porque los retrató haciendo la postura de los Power Ranger antes de un ataque.

Su gesto se tuerce, aparece también su madre, dista mucho de ser una mujer cariñosa y le duele que LuHan tenga esa imagen de ella.

No ve a Ko en sus dibujos y le alegra, saber que no está dentro de su círculo afectivo quiere decir que no confía en él, y ojalá que sea siempre así.

De pronto, su corazón golpea con un fuerte latido, no se esperaba ver al profesor Byun, es tan realista que parece que la esté mirando a ella, apenas pestañea observando esa boca perfectamente dibujada, esa boca que besó y que ahora le resulta imposible de olvidar.

—¿No está bien dibujado, Hye Sun?

—¿Eh? Sí sí, está muy bien.

—No sé, como has puesto una cara tan rara...

—Qué va Lu, es que me impresionó que lo dibujases con tanto detalle, incluso está ese lunar que tiene encima de la mejilla.

—¿Tú también te fijaste? Es gracioso ese lunar, y cerca del labio tiene otro.

Hye Sun sabe que no puede seguir pensando en él con esos pensamientos impúdicos, su debilidad estaba en ese maldito papel mirándola como retándola a que traspasaba la frontera de lo prohibido.

Debía cambiar de conversación.

—Oye Lu, ahora me voy un ratito, pero volveré a la noche.

Él muestra desagrado al oír eso, no tanto en su expresión, si no que vuelve a retomar el lápiz y reprende la tarea de seguir dibujando.

—¿No quieres que me vaya?

—No quiero que te vayas con Sehun.

—Lu... —se lamenta Hye Sun —Sehun es la persona que quiero, y me encantaría que un futuro seáis amigos.

—Y cómo puedes estar segura.

—De qué.

—De que le quieres.

Hye Sun por un momento se queda en blanco, sintiéndose una estafadora de los sentimientos.

—Bueno Lu, esas cosas cuando pasan, lo sabes.

LuHan no logra entender lo que quiere decirle, su mente funciona de otra manera, no concibe varemos como el azar o casualidad, si no consecuencia.

—Y te casarás con él cuando acabes el instituto Hye Sun, es lo que suele hacer la gente cuando están de novios antes.

—La vida no es tan sencilla hermanito —le contradice teniendo verdaderos problemas para lidiar con la lógica de él —ser novios no implica que a la larga me comprometa, además ¿no crees que soy demasiado joven para eso?

—Lo eres, en clases de ciencias sociales nos dijeron que la media del país a la hora de contraer matrimonio es a los 30 años, pero entonces ¿vas a estar doce años con él de novia?

Es inútil buscar un argumento en que LuHan quede satisfecho, podría estarse así toda la tarde y él todavía sacaría preguntas que ni ella se imagina.

Se abraza a él y le da un beso afectuoso en la mejilla.

—Me tengo que ir Lu, nos vemos a la noche.

Hye Sun le sabe mal dejar las cosas así, pero pronto Sehun vendría a buscarla y prefiere que no entre en casa estando Ko dentro, se va a su habitación y toma una chaqueta de entretiempo, el sol se está poniendo y la temperatura suele bajar un poco por las noches, luego se adentra en el baño y se mira al espejo ¿realmente podrá hacerlo? ¿y si al final las cosas no resultan como se espera?

Se peina y decide dejarse el pelo suelto, toma un pintalabios rojo intenso, cree que así se verá más atractiva, en cambio usa una sombra de ojos más tenue, un marrón cálido, se riza las pestañas y abandona la idea de hacerse la línea, se está haciendo tarde y como le salga mal, será peor luego arreglarlo.

No es muy amiga de ponerse base de maquillaje, su piel es mixta y eso le da verdaderos problemas luego para lidiar con los granitos por exceso de sebo de su piel, en cambio se da un toque de iluminador y luego colorete en las mejillas para dar color a su rostro.

Termina poniéndose un poco de fragancia con olor a jazmines, le encanta y le da igual si es verano o invierno, siempre usa las mismas, florales o que tengan un punto de frescura.

Se dirige a la puerta principal de la casa, Ko está en la salón viendo la tele para variar, y no tiene más remedio que verle la cara para salir.

—¡Vaya Hye Sun! ¿Dónde vas tan guapa?

—Voy a salir, volveré a la noche.

—Con quién.

Ella se gira molesta ¿Acaso tenía que darle explicaciones a ese hijo de puta?

—A ti qué te importa.

—Oye mocosa —le reprende mirándola desafiante —más respeto a tu padre, es lógico que quiera saber con quién has quedado, además, tu madre seguro que luego me preguntará.

—Padrastro —le rectifica levantando el dedo índice —y no te preocupes por mamá, ella confía en mí y siempre puede enviarme un mensaje si quiere.

Ko que está acostumbrado a verla con el uniforme del colegio, no puede evitar excitarse al ver a su hijastra llevando una camisa blanca con topitos negros y una falda negra, también a topitos pero esta vez blancos.

Un conjunto normal para cualquier adolescente, pero la mente de Ko es tan perversa que se imagina desabotonando esa camisa y manosear esos pechos pequeños y tersos.

—Hye Sun, habrá un día en el que no podrás escapar...

Ella opta por abrir la puerta y no responderle, lleva años viviendo así y ya se sabe todas sus estratagemas, evita encontrarse con él a solas, se ducha cuando no él no está en casa y se duerme cuando lo oye roncar.

Sale de casa y espera a Sehun que venga, la noche está venciendo al ocaso, apenas quedan algunos rayos de sol que Hye Sun ve ponerse sobre la mar, es una imagen muy hermosa y eso le da serenidad.

Sehun no tarda mucho en aparecer, la saluda por la ventanilla, ella se acerca y se sienta en el asiento de copiloto, a él le encanta el modelito de su novia y enciende su pasión al ver esos labios tan rojos.

—Cariño, hoy estás que lo rompes, ni te imaginas lo que me pone las faldas largas...imaginando que te la subo y...

—Ya Sehun —le interrumpe frunciendo el ceño —vámonos ya.

Lejos de protestar, él obedece y se dirigen a Wando-eup, hacen el trayecto en silencio, sigue sin comprender por qué a Hye Sun le molestó ese comentario.

—Solamente te estaba haciendo un cumplido, tampoco es para ponerse así.

Ella se encara, y hasta cruza los brazos disconforme.

—¿De verdad? ¿Realmente crees que eso es un cumplido?

Sehun sigue la mar de confundido ¿Qué hay de malo expresar lo bonita que la ve hoy?

—¿Pero qué te pasa Hye Sun? ¿Te ha venido la regla y por eso estás así?

—¡¡VETE A LA MIERDA!! —le chilla muy enfadada y girando la cabeza hacia su ventanilla.

Suficiente.

Está claro que busca lo imposible en Sehun, él no entiende lo importante lo que es una palabra cariñosa, un gesto tierno, ni siquiera es capaz de hacer un cumplido digno en que no exista de por medio el sexo.

Y ese era el problema de Hye Sun, que busca algo en él que no existe.

No se dirigen la palabra en todo el trayecto, hasta que por fin llegan al viejo almacén, el coche sigue en marcha y parece que Sehun no tiene intención de apagarlo.

—O...oye, lo siento, siento si algo te molestó, de verdad. Sé que para ti es un día difícil, y no sabes cómo te lo agradezco.

Ella le mira compasivamente, quizá sea un bruto, quizá sus comentarios sean desacertados a veces, pero es innegable que Sehun no duda en pedir perdón con sinceridad, aunque no sepa el por qué.

Siempre el perdón está en su boca para verla feliz.

Suspira y le acaricia la mejilla.

—Sehun...sólo te pido que seas un poco más delicado, un poco más detallista...

—Soy más detallista de lo crees —le dice dejándola intrigada —toma, las llaves, ve entrando mientras yo aparco detrás y ahora entro.

Hye Sun siente una enorme curiosidad ¿habrá preparado algo? ¿Aún existe esperanza?

Nada más entrar, lo primero que le viene a la mente es el maldito JongIn sentado en su butaca, le entran ganas de darle una patada y derribarla, se nota que no limpiaron de la última vez que estuvieron aquí, aún hay latas de cerveza vacías incluso por el suelo.

Le da asco y prefiere estarse de pie antes que sentarse.

Sehun al cabo de unos minutos entra con una bolsa mediana, le sonríe y toma con su mano libre la suya, se dirigen a la habitación en la que estuvieron la última vez, es bastante oscura al tener solamente  una ventana corredera por la parte de arriba y carente de luz artificial. 

La única bombilla que había se fundió y nadie hasta ahora se le ocurrió cambiarla.

Pero a JongIn le gusta usarla para echarse un revolcón, es la más alejada de la sala central, en la que los chicos suelen estar cuando se reúnen.

—¿Qué traes ahí?

—Bueno, luego podríamos quedarnos un rato por aquí y por eso he traído sábanas limpias, a saber desde cuándo están ésas —le revela expectante esperando que Hye Sun le diera las gracias por el detallazo que tuvo.

Y así es Sehun, con sus desatinos constantes aunque llenos de buena voluntad, ella lejos de enfadarse, se da por vencida, él no comprende lo que va pasar esta noche, ni idea de que ella hace ya tiempo había dejado de quererle.



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