Un giro inesperado

By MariaPadilla_

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Los caminos de Alice y Nicholas no estaban destinados a coincidir... o eso creía ella. Todo en ellos era dist... More

Sinopsis
Antes de leer
1. Amigo de un famoso
2. ¿Quieres ser monja?
3. Nicholas Blake
4. Primera sonrisa
5. La chica del capitán
6. ¿Prefieres el soccer?
7. Eres hermosa
8. ¿Has jugado Beer Pong?
9. Podría besarte
10. Cultura general
11. Siempre serás mi Lissie
12. Curaré tus heridas
13. ¿Te quedas a dormir?
14. Serás mi perdición
15. Necesito un abrazo
16. Prometo portarme bien
18. Precioso tormento
19. Gracias por ser tú
Especial: El secreto
20. Piano en miniatura
21. Te quiero mucho
Especial II: La chica del bar
22. Rendido por ti
Especial III: Clases de química
23. Me aterra arruinarlo
24. Te deseo
25. No quiero que te detengas
26. Jamás seré capaz de olvidarte
27. Primer baile contigo
28. La última c
29. Te retendría toda una vida
30. Siempre podrás refugiarte en mí
31. Eres una piedra
32. No me dejes

17. Diversión con alcohol

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By MariaPadilla_

Mini maratón 2/2

Mi mandíbula casi tocó el suelo al notar de qué eran las botellas.

—¿Whisky y Vodka? ¿Acaso estás demente? —protestó Nicholas, volviendo a tomar su lugar junto a mi—. Mañana es miércoles, Jared. Si el entrenador ve una pizca de resaca en nosotros pateará nuestros traseros.

—El entrenador Hotch siempre patea nuestros traseros, la resaca solo será una nueva excusa. Además...

—Además, por ahí dicen que lo que se hace una vez al año no hace daño —lo interrumpió Lucas, secundándolo—. A mi me parece una idea tan grandiosa como yo.

Rodé los ojos. Él no podía hacer un comentario en el que no se alabe a sí mismo.

—No creo que sea muy conveniente...

—Me uno al equipo de diversión con alcohol si el fin de semana alguien me ayuda a estudiar química —planteó Stella, hablando por primera vez.

—Creí que yo iba a ayudarte. —Fruncí el ceño.

—Eres malísima explicando, Alice —dijo Lucas, burlón.

—Y ustedes son malísimos amigos —me ofendí, haciéndolos reír.

Pobre Jesús. ¿Así se sintió cuando lo traicionaron?

—De la única química que tengo conocimiento es de la química en el amor —respondió Jared, divertido—, pero James puede ayudarte con la otra. Mi hermanito es un cerebrito. ¿A que sí, Jamie? —agregó, mirando con complicidad a su hermano.

Contuve la carcajada ante la cara de tragedia de Stella.

—Puedo hacerlo —afirmó James, mirando con interés a Stella, quien se removió en su lugar, pareciendo renuente a la idea.

Antes de que ella se negara, me adelanté a responder:

—Stella estaría encantada. Gracias, James. —Ignoré la mirada fulminante de la pelinegra.

—¡Maravilloso! —exclamó Jared—. Ya somos tres en el equipo de diversión con alcohol. ¿Qué dices tú hermanito?

—Me uno. —Se encogió de hombros.

Jared sonrió, triunfante.

—¿Tu qué dices, engendro malvado? —le preguntó a Hazel.

Ella lo miró mal, murmurando un «idiota» que todos escuchamos. Era divertido presenciar Jared y Hazel no podían estar en paz por más que minutos. Lucía cómo si les resultaba difícil no molestarse por la cosa más mínima siempre que tenían la oportunidad.

—Equipo diversión con alcohol —concedió—. El alcohol siempre es bienvenido a mi vida.

—¿Están seguros de que quieren beber algo así de fuerte un martes, chicos? Ustedes podrían...

—¿Ustedes? —cuestionó Lucas, interrumpiéndome—. Querrás decir: nosotros. Inclúyete, castaña torpe, también lo harás —aseguró, musitando un «Lo prometiste» antes de que protestara.

Me crucé de brazos, sintiéndome doblegada. El muy timador estaba usando en mi contra el que le haya prometido hacer lo que sea para hacerlo sentir mejor esta mañana.

—Bien —accedí.

Jared aplaudió, feliz.

—¿Nicki Tricki? —consultó.

—¿Cuál se supone que es la parte divertida de bebernos eso?

—Jugar mientras lo hacemos, por supuesto.

Nicholas no dijo nada, aún dudándolo, pero a mí me causó curiosidad.

—¿Y qué jugaremos?

—Verdad —dijo Jared.

—Reto —siguió James.

—O shot —terminó Lucas.

Que coordinación.

—Si saben que esto no es una fiesta real, ¿cierto? —cuestioné—. En las pijamadas normales se ven películas, se comen muchas golosinas y se cuentan chismes. No se juega al verdad, reto o shot.

—Tienes una imagen demasiado sana de las pijamadas, hermosa —se burló Lucas.

Luego de eso, Jared comenzó a dar órdenes de cómo nos organizaríamos para jugar. Finalmente, los chicos movieron los sillones hacia atrás para así tener espacio de sentarnos en un círculo en el suelo y de forma inesperada sacar pequeños vasos de shots de la mochila de Jared.

—¿Acaso le robaste esa mochila a Dora la exploradora, Jared? —preguntó Stella, igual de sorprendida que yo.

—Ella me la robó a mi —respondió el pelirrojo, acomodándose en su lugar.

A mis costados quedaron Stella y Lucas. En el centro estaban las dos botellas llenas y una vacía que giraría para indicar a los participantes de la ronda. Al girar por primera vez, la botella apuntaría al que pensaría el reto o verdad a confesar, y en la segunda, al que cumpliría con lo que eligió. Sencillo.

Cuando se giró la dichosa botella la primera vez, apuntó a James y en la segunda, como la desdichada que soy, me apuntó a mí. Terminé escogiendo verdad porque siempre me habían atemorizado los retos que podrían ponerme. La sonrisa de James se amplió, mirando con maldad a Nicholas. Este último rodó los ojos.

—Voy a ser bueno contigo, dulzura —sonrió—. ¿Quién fue tu primer amor?

Mierda.

Miré de reojo a Nicholas. Luego de ser testigo de cuánto le afectaba el tema de Matthew, su nombre no era algo que quisiera traer a colación de nuevo al admitir algo tan vergonzoso.

—Sírveme.

James alzó las cejas, no esperándoselo.

El alcohol y yo no éramos muy buenos amigos, especialmente por lo achispada, extremadamente feliz y elocuente que me ponía luego de cierta cantidad, pero era eso o admitir que fue Matthew. Hice mi elección.

—¡Uy! Comenzamos misteriosos. Me gusta, me gusta —celebró Jared, apresurándose a verter un poco de la botella de vodka en uno de los vasos y pasándomelo.

Conté hasta tres mentalmente antes de llevármelo a los labios y tragarlo de una sola pasada. El líquido quemó mi garganta. Lucas rio.

—¡Así se hace, cariño!

—Irónico como no estuvo de acuerdo y fue la primera en beber —comentó James, divertido—. El plan de Dios es perfecto —alabó.

—¿Crees que Dios planea que nos emborrachemos jugando al verdad o reto? —le preguntó Stella, alzando una ceja.

¡Un avance, señores! ¡Le habló!

—Exacto. Eso lo hace satanás, hermanito —contestó Jared. Los demás reímos.

El juego continuó y el segundo desdichado fue Lucas. Hazel fue la elegida para pensar en la verdad que debía confesar el rubio luego de escoger esa opción.

—Uhm... ¿Has besado a alguien de este círculo?

Lucas posó su mirada en mí, reprimiendo una clara carcajada.

—Mejor que te la responda Alice —declaró, haciéndome agrandar los ojos por la sorpresa.

—¡Prometiste que no íbamos a hablar de eso jamás!

—Eso se pone cada vez más interesante —comentó James, entretenido.

—¿Cómo es que yo no sabía eso? —Stella frunció el ceño.

—Porque se suponía que ninguno diría nada. —Miré con fastidio a Lucas.

—No podía mentir, cariño.

—Podías beber —mascullé.

—Bueno, bueno. Denme contexto —pidió Hazel, anhelante.

Me llevé las manos a la cara, avergonzada. Lucas rio a mi lado.

—Alice me robó un beso al segundo día de conocernos.

Jared jadeó.

—¡Atrevida, Alice!

—¡No le robé nada! Y fue mucho después. Estábamos actuando, el me pidió...

—Le pedí que recreáramos una escena de mi clase de teatro porque necesitaba con urgencia ensayarla antes de que comenzara mi evaluación. —Esta vez, Lucas dijo la verdad.

—¿Y era necesario ensayar el beso también? —preguntó Nicholas, arrugando el entrecejo.

—No, pero...

—Pero me retó diciendo que jamás me atrevería a hacerlo y, bueno... le demostré lo contrario.

Nicholas me miró con fijeza y un claro mensaje en sus ojos: «¿No que eran solo amigos?», pero yo, fingiendo demencia, desvié la mirada.

—A eso yo le llamo: beso reforzador de amistades. ¿Me das uno, demonio? —molestó Jared a Hazel.

—Ni en tus mejores sueños, muggle.

—¡No soy ningún...!

—Vamos a continuar —Nicholas los interrumpió, girando la botella.

Incluso conociéndolos poco, sabía que si él no los detenía iba a comenzar una discusión difícil de frenar. La próxima desafortunada fue Stella, quien fue retada por Lucas a besarse con la persona a su derecha, que resultaba ser Hazel.

Por varios segundos, ella no dijo nada mientras parpadeaba. Lucas, suponiendo su respuesta, comenzó a servirle el shot, divertido.

Lo que no sabía era que Stella era demasiado impredecible.

—Acepto —habló finalmente, sorprendiéndonos a todos.

Lo siguiente pasó muy rápido.

Stella cerró los ojos, tomó del cuello a una asombrada Hazel y la besó por unos escasos pero intensos segundos en los que pude divisar lengua y varias succiones. El rostro de ambas de ruborizó cuando se separaron. Lucas aulló, feliz de que lo cumplieran.

—Joder, eso fue... —Jared dejó la frase al aire, extasiado.

—Ardiente —terminó su gemelo, igual de maravillado.

—¡Madre mía! Eso casi me hace cambiar de bando —bromeó Hazel, aún asombrada.

Reímos y continuamos con el dichoso juego. Después de varias rondas donde Jared lamió el piso, Hazel le dedicó una canción de Bruno Mars a James, Lucas hizo el intento de hacer dos volteretas donde casi se rompe el cuello, Stella confesara que una vez atropelló a una ardilla, Nicholas que le daban miedo las ranas, yo que tuve un amor platónico con Edward Cullen y cada uno bebiera al menos un shot, vinieron los retos que me parecieron más interesantes de la noche.

—¡Mi Nicki Tricki otra vez! —celebró Jared—. ¿Verdad o reto?

—Reto —escogió—. Y no voy a besarte para reforzar la amistad.

—Siempre tan anticuado, deberías adaptarte a los tiempos modernos, amor. —El pelirrojo fingió decepción—. Pero tranquilo, solo te pediré que te quites la camiseta. Todos deberían ver ese tonificado torso al menos una vez en la vida.

Sí... Jared tal vez no era el más cuerdo de todos.

—¿Para que querrían verme sin camiseta?

—La pregunta correcta sería: ¿Por qué no querríamos verte sin camiseta? —corrigió Hazel, riendo sola.

¿Estaba de acuerdo con ella? Por supuesto.

—No más shots para la loca —estableció Jared, apuntándola con el dedo.

—¡Pero si solo van tres! —se defendió de inmediato la rubia y antes de que comenzaran a discutir por segunda vez, Nicholas se agarró la camiseta y la pasó por su cabeza, sacándosela.

Sentí que iba a desmayarme.

¡Jesús y los abdómenes definidos! ¿A dónde se fue mi aire?

—Tú... tú ti-tienes tatuajes —tartamudee, sorprendida y hechizada al mismo tiempo con lo que veían mis suertudos ojos.

Además de un agraciado abdomen definido, en la parte izquierda de su pecho, casi llegando al hombro, había un hermoso tatuaje de... ¿partituras? Junto a una oración que desde aquí no podía leer. Ese tatuaje no estaba ahí en la foto de él en la playa. ¿Le gustaba tocar algún instrumento?

—Los tengo —afirmó, divertido por lo ruborizado que debía estar mi rostro.

—Por supuesto que los tiene, dulzura. Nick no es el niño bueno por el que quiere hacerse pasar cuando te tiene cerca.

—Cállate, James —masculló Nicholas.

—Uhm... preferiría que me llames «precioso». —Uno de los cojines del sofá aterrizó en el rostro de James tras el comentario. Hazel y Jared rieron mientras Lucas hacía girar la botella.

—Yo tengo un piercing —agregó Jared, de la nada.

Todos lo ignoraron, no importándoles.

—¿Dónde? —cuestioné, mirando mal a los demás por no prestarle atención.

Jared abrió la boca para responder, pero su hermano se le adelantó.

—No quieres saber —se limitó a decir.

El próximo que la botella apuntó fue James, quien eligió reto. Hazel lo miró con diversión antes de establecerlo:

—Besa a la persona más atractiva para ti en este círculo, cariño.

James rio, negando con la cabeza. Después, su mirada se pasó por todos nosotros, hasta que sus ojos hicieron contacto con los de cierta persona a mi izquierda.

—Ay no —murmuró Stella, tan bajo, que si no estuviera recargada en su hombro no lo habría escuchado.

—Ay si —murmuré de vuelta, emocionada.

El ojiazul parecía sopesar entre cumplir con su reto o beberse un shot. Unos segundos después, su decisión estuvo tomada cuando comenzó a acercarse a nuestro lado. Yo levanté la cabeza del hombro de Stella y me alejé unos centímetros, sabiendo a quién había elegido.

Cuando estuvo frente a Stella, inclinó la cabeza y le sonrió. A mi pobre amiga le temblaban las manos y él ni siquiera había acercado su rostro a ella. Luego llevó una de sus manos a la mejilla de Stella y la acarició con cuidado, aprovechando ese momento para comenzar a acercarse.

Todos estábamos callados, expectantes.

Sus narices ya estaban rozándose, cuando el pelirrojo se desvió y dejó un inesperado beso en su mejilla. Un coro de abucheos de parte de todos precedió el desvío.

—Cuando en realidad vaya a besarte, cielo, me aseguraré de que los únicos presentes seamos nosotros dos y que lo desees más que ahora —murmuró James en su oído antes de separarse.

Me abaniqué. Mierda, ese chico tenía mi aprobación. De nuevo, el que me haya sentado tan cerca de Stella influyó en que lo escuchara. Dudaba que los demás lo hayan hecho.

—¡Eso es trampa, Jamie!

—Hazel no especificó dónde debía besarla. —Se encogió de hombros.

—¡Porque era muy obvio! —replicó la rubia.

—¿Hablaremos de eso? —le pregunté a Stella, divertida y ella me vio como si quisiera matarme—. Lástima —reí.

Un quejido escapó de mis labios cuando me dio un codazo. Se lo devolví y ella volvió a hacerlo, lo que comenzó una pequeña batalla de codazos que paró cuando nos percatamos de que todos nos estaban mirando. Me aclaré la garganta y me incorporé. Stella hizo lo mismo.

—¿Qué? —alcé una ceja, siendo que seguían mirándome.

—Nicholas prefirió beber un shot que besarte —comunicó Jared, asombrado.

Miré al mencionado. Estaba terminando de beberse el trago de vodka.

—¿Y qué hay de malo en eso?

—¡Que todos sabemos que han devorado los labios del otro antes y ahora él no quiere hacerlo! —Mis mejillas se calentaron tras la exclamación de Hazel.

—Déjalos fingir ser santos y recatados —bromeó el rubio.

—No estamos fingiendo nada —defendí.

—¿Y por qué no hacerlo?

—Porque no —replicó con simpleza Nicholas.

Cuando guiñó un ojo en mi dirección, algo en mi pecho se calentó. Apreciaba mucho que respetara lo de las muestras públicas de afecto, aún si era por un tonto reto.

—James y Nicholas son aburridos, arruinan la intención del juego —se quejó Jared.

—¿Cuál intención? —me confundí.

—Cariño, en las fiestas se hacen esta clase de juegos para terminar enrollándose unos con otros.

—Pero... Esta no es una fiesta real.

—¡Mi fiesta de pijama sí es real! —Lucas sonó muy ofendido.

—Es una pijamada —estableció Stella.

—Fiesta de pijama —corrigió Lucas.

—Pijama...

—¿Se dieron cuenta de que somos unos raritos? —Hazel acariciaba su mandíbula con el dedo pulgar e índice—. En lugar de beber en un bar o fiesta como la gente normal, estamos reunidos aquí, un martes, confesando cosas estúpidas y cumpliendo retos idiotas.

Divertidos, continuamos jugando. Los demás retos y verdades iban de cosas tan absurdas y vergonzosas (cómo dormir en un flotador en la piscina) que pronto el juego se convirtió sólo en beber shots por turnos. Jared incluso sacó otra botella de su mochila.

En su momento, la mayoría comenzó a presentar los efectos del whiskey y el vodka: Jared se iba por momentos, pareciendo estar en un viaje astral. Stella cantó sola como cinco canciones de Conan Gray. Lucas dijo más de una vez que quería llorar. James y Hazel tardaron más de treinta minutos jugando al piedra, papel o tijeras, sin ningún fin. Nicholas siempre estuvo extrañamente bien y aún sobrio. Y creo que mi filtro de pensamientos y palabras dejó de funcionar, porque se me hacía difícil callarme.

No bebí tanto cómo los demás, pero mi filtro no necesitaba de mucho alcohol para desaparecer. Ahora, estábamos todos acostados en el piso mientras mirábamos el techo.

—¿Ustedes alguna vez han... robado? —curiosee, arrastrando un poco las palabras.

Todos negaron, menos uno:

—Algo así. —Todos giramos la cabeza hacia Jared—. No me miren así, como trece ojos sobre mí me ponen nervioso. —Se removió con inquietud.

—Son catorce, Jared. Aquí no hay nadie tuerto —lo corrigió Nicholas.

—Perdón, señor-soy-el-mejor-en-matemáticas.

—No hay que ser...

—¿Me vas a dejar terminar de responder la pregunta que hizo tu novia? —lo interrumpió, irritado.

—¿Qué novia? —pregunté, alarmada.

¿Nicholas tenía novia?

—Se refiere a ti, Alice —aclaró Stella, riendo como si alguien dijo un chiste graciosísimo.

Fruncí el ceño.

—Nosotros no somos... —me aclaré la garganta, volviendo a mirar el techo—. Yo no soy su novia.

—Sí, sí, todos sabemos que lo serás en algún momento. ¿Ahora me dejarán responder? —silencio—. Bueno, continuando con mi respuesta, primero debo aclarar que en mi vocabulario, "prestar" es lo mismo que "regalar", entonces...

—En tu vocabulario "prestar" es lo mismo que "robar" —corrigió su hermano.

—¿¡Es que nadie me dejará terminar!? —se alteró. Silencio otra vez—. Gracias. Como decía; prestar es regalar, entonces muchas personas creen que les devolveré las cosas que me prestan y cuando no lo hago me acusan de ladrón. ¡Pero es que tenemos conceptos diferentes!

—Tienen conceptos diferentes porque tú tienes uno erróneo, copia idiota.

—Ese es un apodo grosero, Nicholas.

—¿Por qué lo llamas Nicholas? ¿Él te obliga a llamarlo así? —intervino James—. Es un nombre de chico come mierda, por eso lo llamamos Nick.

—O Nicki Tricki —agregó Jared.

—¿Por qué todos parecen tener apodos y yo no? Si a él lo llaman Nicki Tricki, exijo que me llamen Lukie Pookie —estableció Lucas.

Todos reímos, menos Jared que se paró con prisa hacia el baño. Estaba casi segura de que iba a vomitar, fue el que más bebió de todos.

—Tengo sueño. —Stella se talló un ojo. Hazel asintió, de acuerdo.

—Yo también.

—Hay que dividir las habitaciones —estableció James, también adormilado.

—Es cierto —concordó Lucas—. James y Jared pueden dormir con Nick en su habitación, Hazel con Stella en la habitación de Olivia, y Alice y yo...

—No —lo interrumpió Nicholas.

—Entonces con Ste...

—Tampoco —intervino James.

El rubio frunció el ceño y se paró de un respingo, tambaleándose un poco.

—Dormiré en el primer cuarto que encuentre —procedió a hacer un saludo de militar—. Sayonara.

—Haremos lo mismo. —Hazel y Stella se tambalearon más que Lucas al levantarse.

Tan solo segundos después, un golpe seco acompañado de un grito provino de las escaleras.

—¡Estoy bien! —chilló Lucas.

—No me quedaré solo con la parejita. —James arrugó las cejas—. Me voy.

—¡Que no somos novios!

—Ajá —me ignoró, dirigiéndose a las escaleras.

Nicholas también se levantó, pero yo estaba demasiado cómoda para querer hacerlo también. Él se paró frente a mí. Tragué grueso, viendo su pecho aún desnudo.

—¿No te vas a levantar?

—Estoy cómoda, dormiré aquí —sentencié, dándole la espalda.

—¿Dormirás en el piso del salón?

—Sí.

No dijo nada más. De reojo vi como comenzó a recoger el desastre de vasos y botellas que dejamos esparcido en el suelo. Luego de un rato, terminó regresando los sofás a su lugar.

—Podría acostumbrarme a esto.

—¿A qué?

—A verte hacer limpiar sin camisa. Me gusta —respondí, sonriendo.

El paró de acomodar los cojines y me miró.

—Joder... Estás más ebria de lo que creí.

—No estoy ebria.

—Lo estás. Levántate, te llevaré arriba.

—Te dije que dormiré aquí.

—No dejaré que duermas ahí —reprochó.

—Pero yo quiero —hice un mohín.

—Yo no quiero que mañana te duelan los huesos.

—Mis huesos son fuertes. Consumo mucho calcio y vitamina D —reconocí, orgullosa.

—Iremos arriba —estableció, ignorando lo que dije.

Lo siguiente que supe fue que estaba colgada sobre su hombro como un saco de papas. Me mareé un poco y tuve una arcada, pero por fortuna logré controlarme. Me iba a quejar, pero desde aquí tenia una buena vista de su espalda desnuda, así que me quedé callada, disfrutándolo.

Depositó mis pies en el suelo cuando llegamos al piso de arriba y me sostuvo por los hombros cuando casi me caí hacia adelante.

—¿Todo bien? —se preocupó.

Asentí y dejé que me guiara. Primero pasamos por su cuarto, donde vimos a Lucas y James dormir plácidamente en su cama, y a Jared —que no sabía en qué momento había salido del baño— dormir sobre un colchón... ¿de aire?

Cerró la puerta y cruzamos por la de Olivia; ahí visualizamos a Stella y Hazel dormir junto a la pequeña. La única habitación vacía era la mía.

Me senté en el borde de la cama cuando me adentré a ella. Nicholas se quedó recargado en la puerta.

—¿No vas a entrar?

—¿Quieres que entre? —dudó.

Fruncí el ceño.

—Pues claro —respondí, obvia—. ¿Dónde más puedes dormir? James y Lucas no dejaron mucho espacio para ti en ese cuarto.

—Puedo dormir en el sofá —se encogió de hombros—. Además, no creo que sea muy buena idea considerando lo...

—No —lo interrumpí—. La cama es... grande. Duerme conmigo.

—Alice, no...

—Por favor.

Mi sonrisa se amplió cuando accedió en un suspiro rendido. La imagen de su cuerpo descansar junto al mío me llenó de expectativa. Era la primera vez que «dormir» se oía tan emocionante.

•••

Lo prometido es deuda, gracias llegar hasta aquí. Veremos si puedo actualizar de nuevo este finde <3

Pueden encontrarme en Instagram y en Twitter como: @cuerpolector (la leyenda cuenta que si me siguen tendrán su propia historia de wattpad con final feliz) 🤍

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