Mi Pecado Fue Amarte y Mi Castigo Olvidarte.
[WangXian]
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AU donde WY es un ángel y LZ su protegido. Continuación de "Mi ángel guardián" (¡Por fin! ¡Yei!).
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Wei Ying dejo de escuchar la voz de Lan Zhan una vez las nubes se cerraron con un fuerte estruendo que sacudió por completo los cielos, se encontró de pronto frente a las puertas doradas que habrían la entrada al mundo celestial. Las cadenas doradas rodearon sus muñecas y tobillos anclándole, sus poderes celestiales fueron suprimidos por la energía que irradiaban aquellos grilletes, sus alas se pegaron a su espalda incapaces de abrirse una vez más.
Dos arcángeles protegían las puertas de los cielos, estos dieron un paso adelante en cuanto lo vieron caer, apuntando las lanzas frente a su rostro. Las puntas de aquellas lanzas eran de oro brillante infundado en energía celestial, aquellas lanzas eran las únicas armas, aparte de las demoniacas, capaces de herir a un ángel.
—Wei WuXian, Ángel Guardián al servicio de Nuestro Señor —el arcángel que lo apuntaba habló, su voz era fuerte y ruda, manteniendo un toque casi agresivo, su rostro marcado por los años lo hacían parecer más viejo e imponente—. Has sido convocado a una corte celestial por cometer el mayor de los pecados. Nuestro Señor espera por ti en la sala del juicio. Por favor, síguenos sin causar ningún problema o disturbio, tus poderes han sido sellados y tus alas inutilizadas, es imposible que puedas escapar.
El otro arcángel que lo acompañaba dio un paso adelante, sujetando con fuerza el extrema de las cadenas que lo aprisionaban, con un fuerte tirón de estas lo hizo levantarse sobre sus dos pies y avanzar, haciendo que tropezara un par de veces.
Wei Ying los siguió sin decir nada. ¿Qué podía hacer? Sin sus poderes no podía volver al mundo mortal y tampoco podía liberarse de los grilletes, solo Dios y los arcángeles de mayor rango eran capaces de soltar aquellas cadenas. Mantuvo su mirada en el suelo mientras caminaban, sentía los ojos de aquellos dos arcángeles sobre su persona, tan fijos y penetrantes que era casi imposible ignorarlos.
A medida que avanzaban los pasillos de los cielos se iban llenando de ángeles que bajaban de todas direcciones, atraídos por el peculiar acontecimiento. ¿Cuánto tiempo había pasado desde que un ángel se atrevió a romper los mandamientos? Muchos más en concreto, esa regla que prohibía la interacción con humanos. En la mente de todos los ángeles aún estaba fresca la terrible pesadilla que se vivió en esos tiempos remotos, donde grandes sombras de inmenso poder, sedientos de sangre y gloria se alzaron, amenazando con destruir la tierra y a los propios cielos.
Solo la intervención de Dios logro salvar al mundo en ese momento.
Desde entonces nadie deseaba volver a revivir esos momento, todos se aseguraban de seguir las reglas y Dios de castigar a los insolentes que intentaban revelarse... hasta hoy, cuando uno de los ángeles más querido de Dios se osó a desafiarlo.
Wei Ying siguió caminando con la cabeza gacha, sintiendo las miradas acusadoras de todos sobre su espalda y los murmullos de rechazo y desprecio que lanzaban en su dirección. Sin embargo, hubo una voz entre todas ellas que se le hizo demasiado familiar, al punto de detenerse y buscar en todas direcciones.
—A-Xian... ¡A-Xian! —aquella delicada voz no podía pertenecer a nadie más que su shijie.
No.
El rostro de Wei Ying palideció de golpe, tornándose de un blanco sorprendente. Sus ojos escanearon el lugar con desesperación y temor hasta que termino topándose con aquellas inconfundibles túnicas moradas.
No, no, no.
¿Qué hace ella aquí?
¿Por qué están ellos aquí?
¿Por qué su shijie estaba aquí? ¿Por qué ahora?
Se supone que ella debía estar en la tierra en ese momento cuidando de su protegido.
Vio a su shijie abrirse paso entre la multitud, empujando e intentando acercarse a él, gritando su nombre con insistencia. A un lado de ella, Jiang Cheng también apareció, deteniéndola antes de que pudiera correr a donde él estaba, la mirada en los ojos de Jiang Cheng estaba llena de incertidumbre, miedo y decepción.
Ja, supongo que los rumores acerca de mi pecado ya han llegado a todos lados... pensó, desviando a mirada lejos de ellos, fingiendo que no estaban allí.
Ah, extrañaba mucho a su Lan Zhan.
Deseo poder estar en sus brazos, besar aquellos fuertes, pero a la vez tan suaves labios y perderse en aquellos ojos que tanto amaba. Lamentaba la forma que tuvo de dejarlo, su corazón lloraba al recordar sus llamados desesperados, seguro estaba muy preocupado por su culpa. Lo menos que quería era preocuparlo, pero ya sabía que algo así pasaría cuando decidió estar con él, solo rogaba que lo que estaba planeando funcionara de verdad.
—Arrodillate. —ordenó el arcángel que lo escoltaba, empujando en la espalda con la punta de su lanza.
Estaba tan perdido en sus pensamientos, en los recuerdos y preocupación por Lan Zhan, que ni siquiera noto el mundo que habían llegado a su destino. Dios lo miraba sentado en su trono, su expresión era ilegible mientras esperaba pacientemente por él.
Wei Ying se apresuró a postrarse frente al enorme trono, las cadenas de oro tintinearon con cada uno de sus movimientos, las delicadas plumas de sus alas tocaron el suelo mientras su cabeza colgaba de su cuello sin energía. Una de las manos de Dios fue alzada y al instante todo se sumió en un profundo silencio. Cuando hablo, no grito o alzo considerablemente su voz, pero de todas formas esta retumbo por la sala y por el cuerpo de cada ángel presente.
—A-Xian.
Wei Ying se estremeció ante el apelativo cariñoso que Dios uso para llamarlo. Se apresuró a hacer una reverencia adecuada y responder.
—Padre... —un nudo se formó en su garganta dificultándole hablar. Las lágrimas se acumularon en sus ojos y su rostro ardió con fuerza.
—A-Xian... ¿por qué lo hiciste? —la voz de Dios estaba cargada de una pesada decepción, aparte de eso no encontró ningún tipo de rechazo hacia él, solo mucho cansancio que demostraba a través de sus hombros hundidos.
Wei Ying cerró los ojos con fuerza, dejando que las primeras lágrimas salieran—. Lo siento, lo siento, lo siento... Padre, no fue mi intención, juro que no lo fue. Nunca quise que esto pasara solo... yo... yo me enamore de él, me enamore de mi protegido. Lo amo. Amo a Lan Zhan.
Un jadeo colectivo se escuchó de los ángeles presentes, horrorizados por sus palabras. Wei Ying no les prestó atención a ellos, sus ojos permanecieron fijos en los de su Padre, sabiendo que solo él podía entender realmente como se sentía.
Sacudiendo la cabeza, Dios dio un largo y pesado suspiro—. A-Xian, no me gusta hacer esto, sabes que odio castigar a alguno de ustedes; ustedes son mis hijos y los amo a todos, pero has roto una de las reglas principales del cielo y la más importante, no puedo dejar que te vayas sin cumplir tu castigo.
—Está bien, Padre, lo entiendo.
Wei Ying no estaba molesto ni mucho menos, desde el momento que acepto estar con Lan Zhan sabía que algo así pasaría. ¿Cómo podía enojarse con su Padre por hacer lo correcto?
—Como castigo, tú-
En ese momento, Wei Ying levanto la barbilla con determinación y con un grito interrumpió sus palabras.
—¡Yo, renuncio! ¡Renunciare a mis alas y a mis poderes, volveré a la tierra como un mortal! —exclamó con fuerza, su voz haciendo eco en los oídos de todos.
—Está loco.
—¡¿Qué?! ¿Perderá sus alas y poderes solo por un simple humano?
Los ángeles cuyas alas eran cortadas normalmente eran enviados al infierno, destinados a trabajar en las profundidades del abismo sin posibilidades de volver a subir o ver la luz del sol, pero de la misma forma, había ángeles que eran enviados al mundo terrenal, destinados a vagar por la tierra sin sus poderes, solo con el recuerdo de lo que alguna vez fueron y perdieron por sus actos.
Si Wei Ying era enviado a la tierra, no importaba que sus alas sean cortadas, al menos tenía la certeza de que volvería a ver a Lan Zhan y poder vivir a su lado hasta el final de sus días.
—¡No! ¡A-Xian no lo hagas! —escucho gritar a su shijie, seguramente horrorizada por sus palabras, al igual que los demás.
—No importa cuánto intenten castigarme o hacer que me arrepienta de mis acciones, nunca funcionara porque nunca me voy a arrepentir de amar a Lan Zhan. Lo amo y no importa cuánto intenten apartarme de él siempre volveré a su lado —esta vez miro fijamente a los ojos de Dios antes de continuar—. Enciérrenme mil, dos mil o diez mil años, no importa. En el momento que deje este lugar... en el momento que salga de aquí, lo buscare; cada reencarnación, cada nueva vida, no importa cuántos mundos tenga que cruzar, si me olvida o no... no importa, porque lo volveré a amar y hare que se enamore de mí cada vez.
Wei Ying estaba determinado. No iba a dejar que ninguno de ellos lo apartara de Lan Zhan, ni siquiera Dios. Los ojos de su Padre se entrecerraron un poco y sus cejas se fruncieron ante el desafío en las palabras de su hijo, el ambiente se tornó pesado y repentinamente frío. Cada ángel cercano dio un paso atrás, menos Wei Ying, era alguien muy terco y cuando se le metía algo en la cabeza era imposible pararlo o hacerlo cambiar de opinión.
Luego de un par de segundos cargados de tensión, Dios hablo—. Bien, tus alas serán cortadas y tus poderes bloqueados, serás enviado de vuelta a la tierra.
Una sonrisa comenzó a formarse en su rostro cargada de entusiasmo, hasta que escucho las siguientes palabras pronunciadas por Dios.
—Además, tus recuerdos serán borrados. No recordaras nada de ese humano, ni de tu vida como ángel... ese será tu castigo.
—¡No! —salto hacia delante intentando llegar hasta el trono de Dios, sin embargo fue detenido por las cadenas que lo ataban—. ¡No! ¡Padre, por favor! ¡Por favor, no lo haga! —suplico, rogo al borde de la desesperación y las lágrimas.
—Lo siento, A-Xian... —se dirigió a los arcángeles que lo sujetaban—. Llévenlo.
—Sí, señor.
Nuevamente fue arrastrado entre la multitud de ángeles, escuchaba los comentarios y palabras mordaces lanzados a su paso, pero no le prestó atención a ninguna de ellas. Se encontraba entumecido, sentía como si una piedra se hubiera alojado en su estómago, sus ojos miraban al frente sin ver realmente.
¿Por qué?
El dolor de su corazón por saber que, aunque se encontrara con Lan Zhan no iba a poder reconocerlo, fue mayor que el dolor en su espalda cuando sus alas fueron arrancadas. Su grito hizo temblar a los presentes, su sangre mancho el suelo frente a las puertas del cielo, junto a las plumas blancas que poco a poco se teñían de rojo.
Escucho muchas voces, su nombre siendo gritado por diversas voces distorsionadas y luego... estaba cayendo. Su cuerpo se precipitaba a gran velocidad hacia el suelo, sin sus alas era imposible que detuviera la caída... simplemente cerro los ojos y se dejó llevar por su destino. El dolor fue insoportable hasta que solo pudo pensar en una cosa, dos ojos dorados que lo miraban con amor.
Lan Zhan...
[...]
Su cuerpo dio un salto cuando un estallido de dolor recorrió cada uno de sus miembros, sus labios se abrieron en un vago intento por llevar aire dentro de sus ardientes pulmones. Su pecho subía y bajaba pero era inútil, sentía que con cada segundo que pasaba era más difícil respirar.
¿Dónde estaba?
Todo daba vueltas a su alrededor y él parecía estas avanzando a toda velocidad sobre algo, luces brillantes quemaban sus ojos con cada intento que hacía para abrirlos. El pitido de sus oídos poco a poco fue disminuyendo y pudo distinguir unas voces desconocidas que gritaban órdenes.
Cerró los ojos y soltó un largo quejido de dolor, su espalda quemaba por completo y parecía que alguien pasaba un cuchillo caliente a través de su piel.
—¡A-Ying, A-Ying! ¡Tienes que resistir! ¡Por favor, hijo, resiste! —escucho vagamente mientras nuevamente era arrastrado a la oscuridad.
[...]
Cinco años.
Cinco años habían pasado desde la última noche que Lan Zhan vio a Wei Ying. Aun recordaba con claridad la desesperación de ese día, la impotencia de ver como se llevaban a la persona que amaba y no poder hacer nada para ayudarla. Lan Zhan lo busco por todos lados, lo espero cada noche antes de dormir y cada mañana al abrir los ojos guardaba la esperanza de encontrarlo a su lado al despertar.
Wei Ying no volvió.
Ni ese día, ni al siguiente.
Y Lan Zhan solo podía continuar con su vida sintiendo el peso de su partida sobre su espalda, como a la única persona que iba a amar en esa vida.
Suspiro, bajando la pantalla de la laptop. Se recostó en la silla de su oficina, frotándose los ojos con cansancio. Su estómago gruño recordándole que no había comida nada desde que llego esa mañana al trabajo.
—Wangji. —observo a su hermano mayor abrirse paso en la oficina con una amable sonrisa en su rostro.
—Hermano. —dijo, levantándose para poder saludarlo adecuadamente.
Lan XiChen miro a su hermano menor por completo, no pudo evitar fruncir el ceño con preocupación al notar las profundas marcas oscuras bajo sus ojos y la manera que aquella camisa de vestir blanca comenzaba a quedar algo holgada a la altura de los hombros. Apoyo una manos sobre el hombre de esté, evidenciando su preocupación por él.
—Wangji, ¿estas comiendo bien? —preguntó con una expresión seria en su rostro, cualquier intento de mentir iba a ser descubierta al instante por él.
Lan Zhan desvió la mirada llena de culpabilidad, masticando ligeramente e interior de su mejilla.
Lan XiChen suspiro, negando con un movimiento suave de su cabeza—. A-Zhan...
No entendía que era eso que llevo a su hermano a una constante temporada de depresión. Aún recuerda ese día hace cinco años cuando Lan Zhan llego a su departamento, con lágrimas en los ojos y una expresión desesperada. No dijo nada esa noche, se quedó en sus brazos llorando en silencio hasta caer profundamente dormido. Wangji no dijo nada esa noche, ni a él ni tampoco a su tío, simplemente permaneció en silencio; su personalidad cambio drásticamente, volviéndose mucho más frío y retraído con el tiempo. Lan XiChen no sabía que paso, solo que alguien había dañado a su hermano y él no podía hacer nada para aliviarlo.
—Anda, ve a comer algo primero. Yo seguiré y terminare con los documentos restantes, no tiene de que preocuparte. Solo ve a casa, come algo, relajate y duerme un poco, ¿bien?
—Hmn —asintió agradecido—. Gracias, hermano.
Solo veinte minutos después se encontraba caminando por la ciudad, no tenía ganas de ir a casa aun y tampoco de cocinar algo. Decidió ir a su cafetería favorita, la cual quedaba bastante cerca de la empresa familiar. Pidió uno de los platillos vegetarianos y un poco de té para acompañar, comió mientras revisaba los correos y mensajes en su teléfono, tenía un par de mensajes de su tío recordándole sobre la próxima cita a la que debía asistir. Lo ignoro, borrando el mensaje luego de leerlo. Su tío aún tenía la esperanza de que se casara con una de las tantas chicas que le presentaba y cada semana le programaba una cita con una chica diferente.
Resoplo mientras pagaba la cuenta, haciendo la vista gorda del burdo intento de coqueteo por parte de la cajera. Salio de allí tan rápido como pudo, intentando no parecer que estaba huyendo. Camino entre las personas por la calle, su mente perdiéndose en los recuerdos de una brillante sonrisa y ojos plateados.
El destello de un liston rojo paso a su lado, por instinto lo siguió con los ojos. Lan Zhan contuvo la respiración al reconocer el rostro que acompañaba aquella cinta.
Wei Ying...
Era él.
Solo podía ser él.
Claro, a menos que Wei Ying tuviera un gemelo humano, pero ese no era el caso (eso creía).
Estaba cien por ciento seguro que era Wei Ying a quien acababa de ver pasar a su lado caminando entre las personas. ¿Cómo era posible? Wei Ying, Wei Ying. ¿Sí estaba aquí por qué no lo busco?
Girándose sobre sus pasos, lo busco, decidido a obtener una respuesta. No tardó demasiado en encontrarlo frente a una heladería, le estaba dando la espalda por lo que le dio el tiempo suficiente a Lan Zhan para estudiarlo de cerca. Era él. Mismo porte, misma altura, mismo color de cabello; solo que esta vez estaba mucho más corto, pero aun lo mantenía en una coleta alta y aquella cinta roja tan distintiva.
Lo diferente sin dudas era su rostro; unos pantalones oscuros y un suéter azul rey, además de que en su espalda ya no estaban aquellas magnificas alas de las que el ángel siempre alardeaba.
Sus pies se movieron primero que su cerebro, deseando llegar a la persona por la que tanto tiempo lloro todos estos años. Sus labios se movieron, llamando el nombre de la persona que tanto anhelaba volver a ver.
—Wei Ying... —cuando por fin pudo pensar de nuevo, ya se encontraba parado frente suyo y aquellas hermosas orbes plateada lo miraban con atención y la tan conocida sonrisa en su rostro.
Wei Ying inclino el rostro a un lado confundido—. Hola, ¿quién eres? ¿Nos conocemos de algún lado?
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YYYYYYYYYYY... es todo :3
KASJHDJAs, no me peguen ;-; final abierto para que sufran más (¿)
¡Disculpen mucho la muuuy larga tardanza! Seguro que ya ni se acuerdan de m u.u' Pero como saben y he dicho muchas veces, no tengo internet en mi casa desde noviembre, normalmente iba a la casa de mi hermana para actualizar, pero a mi laptop del gobierno se le jodio la pantalla y ahora es imposible cerrarla ;-; la mala suerte me persigue. Estoy publicando esto desde el teléfono de mi hermano, disculpen si hay algún error. (¡No puedo activar las negritas ;;)
Esta continuación me costó mucho escribirla, primero no sabía muy bien cómo hacerla y luego comencé a escribir más y más hasta que se formó un monstruo de más de 10.000 palabras, pero, entonces mi inspiración murió y quedo incompleto, sigo sin saber cómo continuarlo. Pero no quise dejarlos más tiempo con la espera... ;-;
Bueno, ahora unas cositas que decir sobre la historia. Primero; los ángeles tienen ciertas reglas, la más importante de todas es que nunca pueden juntarse con los humanos, esto se debe a lo que paso hace muchas décadas. Creo que todos sabemos esa historia, ¿no? Los hijos nacidos de ángeles y humanos eran monstruos, de naturaleza salvaje y sangrienta, casi destruyen el mundo y por consiguiente, a los cielos.
En segundo lugar, los ángeles tiene así como un gemelo en la tierra (esto me lo invente bien fumado xd), sus cuerpos celestiales son como la representación de su alma y en la tierra está el caparazón, este vive como un humano normal pero sin un alma. Cuando un ángel es enviado a la tierra, su cuerpo celestial es arrancado y su alma es devuelta a su caparazón, así el ángel recupera sus recuerdos "humanos" y sigue viviendo con normalidad, a veces sin recordar nada de su pasado.
¿Qué fue de Wei Ying esos cinco años? Pues, Wei Ying hizo muchas cosas, fue a la universidad, se casó y tuvo un hijo (A-Yuan >w') ¡¿Qué?! ¡¿Con quién se casó?! Pues... con Wen Qing :'v Ellos se conocieron en la universidad, Wei Ying se enamoró de ella y luego estuvieron juntos, al final se separaron porque estaban teniendo muchas discusiones y las cosas estaban muy tensas.
¿Wei Ying y Lan Zhan se enamoran de nuevo y viven juntos con su rabanito? Obvio que sí. Como Wei Ying dijo ante Dios, no importar cuanto tiempo pase, ellos siempre volverá a encontrarse y enamorarse como la primera vez >w'
Y pues, creo que eso es todo lo que he escrito hasta ahora xdd
¡Buenooo! Menudo testamento me forme xdd
¡Muchas gracias por su apoyo! Ni se imaginan la felicidad que tuve cuando abrí la cuenta y vi todos esos votos y comentarios ;-;9
¡Nos vemos en otro OneShot!
GjFantasma.