Muchas gracias por su apoyo, nunca pensé llegar a tanto<3
Tranquilos, esta vez les traigo un verdadero WangXian xdd
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Wei Ying se inclinó hacia delante apoyando el codo en la mesilla mientras se sujetaba la frente, sobre sus sienes palpitantes. Cerro los ojos con fuerza ante el intenso dolor de cabeza que lo acomplejaba. Durante la pelea con los cultivadores Wen, uso y absorbió demasiada energía oscura y ahora esta estaba descontrolada haciendo estragos dentro de su cuerpo. El cansancio, el estrés, el dolor de su cuerpo, todo ello creo una bomba a punto de estallar.
—¿Viste al patriarca YiLing durante la pelea? —su oído capto el sonido de las voces.
—Sí, un completo demonio. No entiendo como los señores Jiang puede convivir tan tranquilos con una persona así.
—Concuerdo. Alguien con tal poder destructivo no debería seguir con vida...
Pudo sentir las miradas de rechazo sobre él, no solo de los que hablaban sino de todos en el salón en general. Sintió una mano reconfortante sobre su brazo, su Shijie.
Podía soportar las palabras y miradas, pero no que su Shijie se preocupara por él.
—No dijeron lo mismo cuando los salve de ser asesinados. Agradeciendo de rodillas por haber salvado sus patéticas vidas... —pensó sin energías para mirarlos.
Deberíamos matarlos... solo matarlos, así entenderán.
No...
¿Estás cansado, no? Déjanos tomar el control, lo arreglaremos por ti...
No...
¡Vamos! Solo serán unas pocas personas, solo los que están aquí. Ellos no te entienden, no saben lo que sufres, nosotros sí por eso nosotros les mostraremos... Solo... déjanos... el... control...
—¡No! —se levantó, golpeando la mesa con fiereza, tirando toda la comida en ella.
Casi al instante sintió unos brazos sujetarlo y una voz gritar en su oído.
—¡A-Xian! ¡A-Xian! ¿Qué ocurre? ¿Te sientes mal?
Jiang Cheng que festejaba con los demás lideres su victoria sobre los Wen y charlaban sobre su próximo ataque, se detuvo al escuchar el escándalo. Iba a decir algo, enojado porque de nuevo fuera Wei WuXian que causara problemas, pero entonces noto el horrible estado del otro. Su rostro estaba pálido, de un color blanco insano, muy sudoroso y con ojeras demasiado grandes en su rostro. Su mirada nerviosa y enloquecida miraba alrededor con temor, como si esperara que en cualquier momento alguien saltara a atacarlo.
