Quisiera pedirte perdón | PA...

Από AnddyMoon7

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《 Quizá esta sea la última vez que sabrás de mí, por ello, quisiera pedirte perdón 》 Para Zía la vida ha sido... Περισσότερα

QUISIERA PEDIRTE PERDÓN
INTRODUCCIÓN
001 | Sentir
002 | Dolor estomacal
003 | Malos recuerdos
004 | Un rechazo doloroso
005 | Recuerdos y promesas (1/2)
005 | Recuerdos y promesas (2/2)
006 | Sorpresas y visitas inesperadas
007 | Encuentros peludos y palabras mágicas
008 | Mantener la esperanza
009 | Apoyo incondicional
010 | Actos y consecuencias (2/2)
⚠️ ADVERTENCIA ⚠️

010 | Actos y consecuencias (1/2)

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Από AnddyMoon7

Z Í A

Quería irme a casa, quería estar en mi habitación. Quería estar en mi cama, cubierta por las sábanas y gruesas cobijas, rodeada de un montón de almohadones desgastados y viejos peluches.

La puerta se abrió.

Quería estar en todos lados menos ahí...

Tragué con fuerza.

También quería al abuelo, era el único lugar seguro que conocía además de las paredes de mi pequeña habitación.

Y sentí mi mano libre sudorosa por los nervios.

-Chicas, -suspiró aliviada -estaba apunto de buscarlas. Me tenían preocupada, -soltó Tatiana con aquel tono dulzón que la caracterizaba.

De verdad sonaba preocupada.

-Lo sentimos, -respondimos al unísono como si lo hubiéramos ensayado todo el camino hasta acá.

Kath me lanzó una mirada recelosa, ninguna de las dos lo había planeado. Pero no era la primera vez que sucedía, a veces lograbamos tener respuestas similares sin haberlo siquiera planeado; tal vez por esa razón solíamos llevarnos de maravilla. Aunque a veces fuera un poco extraño...

Pero Tatiana ni siquiera le prestó atención a nuestra respuesta sincronizada, se hizo a un lado para que así pudiéramos adentramos al aula y continuar con lo que yo solo quería alargar.

Suspiré cansada.

-Pasen, pasen. -Pidió y de nuevo, nos encontramos frente a toda la clase.

Se estaba haciendo costumbre y empezaba a odiarlo. Realmente me incomodaba estar ahí. Me hacía sentir totalmente expuesta.

Kath casi corrió hasta su asiento para evitar más problemas innecesarios, pero desde su asiento me sonrió y alzó sus pulgares queriendo decirme que todo saldría bien. Quise creerle, pero no pude.

Aunque esta vez no estaba sola, Maddy me acompañaba con una expresión de disgusto en su rostro.

Algo que no estaba fuera de lo común.

-Maddy, ¿en qué estábamos? -Apremió Tatiana después de unos largos e incómodos minutos, situándose detrás de ella a la vez que se cruzaba de brazos. Estaba recostada del escritorio, quería parecer enfadada pero no era algo que se le diera bien.

Ni siquiera el hecho de que la mirara fijamente durante un largo rato, queriendo ejercerle presión, esperando a que actuara hizo que reaccionara. No se inmutó.

En realidad, nadie podía temerle, pero sí respetarla. El problema es que ella no hacía ni una ni la otra...

Yo a ese punto empezaba a creer que la situación no tenía sentido, pero Tatiana siempre insistía en que el valor del perdón era algo que debíamos aprender. Cuanta razón tenía. Pero no era la primera vez que Maddy hacia algo como esto, siempre lanzaba malos comentarios hacia mí o hacia cualquiera. Sentía que sus disculpas no servían de nada puesto que, días después, haría exactamente lo mismo.

Una y otra vez.

Así era ella, disfrutaba de ello. No había duda. Le gustaba humillar a los demás y luego hacerse la desentendida, para alguien de su edad era algo que carecía de sentido pero si ahora lo pensaba mejor...

-Maddy.

Tatiana le dió un leve empujón para que se disculpara de una vez, pero aún así ella se tomó su tiempo:

-Yo lo...

Nada, las palabras parecían estar atoradas en su garganta. Suspiró, como un toro embravecido; o al menos así lo habría descrito Kath.

-Lo siento.

Y eso fue todo, sus palabras no parecían una disculpa, si no más bien una patada en el estómago. Las soltó con asco, como si tener que disculparse no era algo que estuviera dispuesta a hacer al menos que la situación -o alguien, en este caso -la obligara a hacerlo. Al menos Kath lo sintió así porque se levantó bruscamente de su asiento y abrió la boca lista para replicar.

Por suerte logré detenerla a tiempo.

-No importa, -le dije sin emitir ningún sonido. Era buena leyendo los labios y en ciertas ocasiones, eso era genial. Un súper poder, según ella. -Está bien.

Intenté sonreírle, decir algo más que un: está bien, pero nada salió de mí y por un segundo logré empatizar con ella.

Arrugó el ceño.

-Como sea, -replicó a la vez que rodaba los ojos con molestia y le daba una mirada de advertencia a mi compañera de asiento.

Tan solo mi presencia lograba molestarla.

Volví a mi asiento, junto a Kath y decidí que era buena idea fingir que nada había sucedido a pesar de que dolía.

[...]

El suelo estaba algo lodoso gracias a la lluvia que al fin se había detenido, o al menos eso parecía. El timbre anunció el segundo receso y normalmente todos salíamos a distraernos un rato en la zona de juegos, pero ese día la mayoría prefirió quedarse a dentro para resguardarse del frío; lo cual fue un alivio para mí, quien decidió que era una buena idea dar un paseo por los jardines mientras intentaba no soltarme a llorar. Otra vez...

No soportaba estar ahí.

Quería salir corriendo.

Si no fuera por la compañía que me ofrecía Kath, el segundo día de clases me hubiese negado a salir de la cama y volver ahí.

Me dolía, pero como me había dicho mamá no podía dejar que cosas tan simples como esas me afectaran. Era lo que ella siempre hacia, le funcionaba. ¿Por qué a mí no?, me pregunté mientras limpiaba las lágrimas que empezaban a correr por mis frías mejillas.

No quería seguir sintiéndome de esa manera.

Pero tampoco sabía qué hacer, no quería abrumar a el abuelo con mis problemas y los consejos de mamá parecían ser inútiles para alguien como yo...

-Zía, -llamó alguien a mis espaldas, asustándome.

Sequé con mayor rapidez el rastro de las lágrimas, tomé una bocada de aire para luego girar mi cuello y poder mirarla; aunque sabía perfectamente de quién se trataba.

-Estaba buscándote, hace frío. -Su voz era baja, como si temiese soltar algo que me lastimara aún más. Ella sacudió mi abrigo mientras se acercaba a mí. A veces llegaba a pensar que Kath era una adulta atrapada en el cuerpo de un niño, no sabía si eso podría ser posible, me propuse preguntárselo al abuelo algún día... Pero ella se la pasaba regañandome y preocupándose por mí como si se tratase de mi madre.

Mi madre, ni ella lo hacía tanto.

Entonces me arrojó el abrigo directo a la cara.

-Gracias, -le dije fingiendo estar enojada con ella por su ataque. Lo coloqué sobre mis piernas y seguí balanceandome en el columpio de la zona de recreos sin prestarle demasiada atención a sus reclamos para que lo usara.

A pesar de ser una persona bastante insiste, esa vez no insistió más de dos veces y a los pocos segundos Kath también se unió. Se acomodó sobre el columpio titiritando por el frío, pero aún así me acompañó mientras nos balanceabamos a la par mientras nos dedicábamos a observar el cielo gris y como algunos pájaros revoloteaban el mismo de un lado a otro.

Entonces soltó la pregunta que había estado rondando entre nosotras todo este tiempo:

-¿Sigues triste?

Dejé de balancearme y la miré con atención, ella también se detuvo y al menos en ese momento no estaba titiritando. Negué con la cabeza minutos después pero ella ni siquiera me estaba prestando atención, miraba sus zapatos y suspiraba con cierto pesar.

-Bien, si es por lo que Maddy dijo... No le hagas caso.

Fruncí los labios.

-No es por...

Pero ni siquiera me dejó replicar.

-Tener dos papás ni siquiera está tan cool,-añadió.

Su voz aún resonaba dentro de mi cabeza: «Zía no tiene papá, Zía no tiene papá, Zía no tiene papá»; sacudí la cabeza como si eso pudiera detenerlo.

Aún me dolía la partida de papá y que ella lo usara en mi contra me hacía sentir mal, como una tonta.

-Estoy segura que le gustaría tener un abuelo taaan -alargó -cool como el tuyo. Creo que está celosa, ¿tú qué crees?

-Kath.

-¿A caso sus papás la vienen a buscar? No, ¿les colocan galletas sorpresas en su lonchera? No, está celosa.

-Kath...

-Seguro le hacen galletas con frutas... ¿Confitadas? Puaj.

-Kath, -repetí pero siguió sin prestarme atención.

-Tal vez le gusten, -continuó.

-Kath, escucha...

-Creo que por eso es tan, -se detuvo un segundo intentando buscar la palabra indicada: -tan Maddy.

-Basta, -solté usando un tono más alto que el suyo haciendo que finalmente se detuviera. Podía ser muy insistente cuando se lo proponía.

-Está bien, no te enojes. Sabes que no tiene...

-Que tiene razón, -corregí.

-Oye, no estés triste. No tiene razón en nada, está celosa.

Suspiró y se bajó del columpio, el timbre resonó por todo el lugar indicando que debíamos entrar a clases nuevamente, pero eso no la detuvo.

-¿Y si mejor te ayudo con la sorpresa...? Eso seguro nos alegrará a todos, -insinuó en un tono cómplice, recordando la conversación que tuvimos hace unos días. Cuando su mirada cayó en las margaritas que descansaban al fondo del jardín, debí de haber intuido que de alguna manera algo terminaría saliendo mal...

Me hubiese gustado decirle que no, pero no fui capaz, sin saber exactamente lo que mis actos provocarían más adelante.

------ 💛 ------

¡Hola, holaaa! Espero que todos estén bien.

No se olviden de votar y comentar, recuerden que ambos siempre serán bien recibidos y que ayudan a que la historia siga creciendo. Además, pueden encontrarme en Instagram como: @anddymoon7 donde estaré subiendo pequeños adelantos de esta historia y otras cositas más. 👀💕

Nos leemos la próxima semana (?)

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