Esa misma noche traté de no dormir tarde, aunque fue inútil. Así que me aparté de las sabanas y me levanté, tomé mi abrigo y salí de mi habitación, ¿en busca de qué? No lo sé, solo quería caminar por los pasillos y asimilar todo lo que había pasado ese día, bueno, el anterior, ya que eran las tres de la madrugada.
De repente vi a un chico, con el cabello alborotado como siempre, en el sillón frente a la chimenea estaba sentado apoyando su espalda en las almohadas con una cara seria.
-André, ¿Qué haces despierto? -le pregunté mientras tomaba asiento a su lado, luego recargué mi cabeza en su hombro y subí mis pies a la mesa.
-Podría hacerte la misma pregunta -contestó con un ligero tono de burla en la voz, poniendo los ojos en mí.
-No puedo conciliar el sueño -ladeé mi cabeza y respondí sin ganas-, ¿Tú?
-Tampoco.
Di un gran suspiro y volví acomodarme en su hombro, tomé su mano más cercana a mí y comencé a jugar con ella, él entendió de inmediato y comenzamos a chocar las palmas.
-¿Qué tal tu día? -me preguntó con voz ronca.
-Del asco, ¿el tuyo? -contesté resoplando.
-Igual -volvió a coincidir, respondiendo lentamente, ya que estaba muy concentrado en darme más fuerte.
-¡Auch! -me quejé y aparté mi mano enrojecida-. Eso me dolió André -dije mientras sobaba la zona del manotazo.
-Ya, ya, lo siento -se disculpó entre risas.
-Necesito las vacaciones ya -comenté apartando los pies de la mensa y flexionándolos para sentarme sobre mis piernas, poniendo a un costado de André para seguir maniobrando su cabello desordenado.
-Te entiendo, quiero un respiro de todo esto, pero ya falta menos de una semana -dijo con una sonrisa cansina.
-Lo sé, hoy tuve un día de locos, no estoy segura de resistir más días -me dejé caer en el respaldo del sofá y puse mi codo en la orilla de este.
-Cuéntame -pidió sentándose de lado, recargando su brazo igual que yo, en la orilla del sofá, quedando cara a cara-. Hace tiempo que no hablamos de nuestros días, somos mejores amigos y ni me hablas de tu día...
-Bien -accedí con una sonrisa rápida-. Para empezar, me besé con Cedric, pero nada impor...
-¿Diggory?, no creí que te gustara el galán de Hufflepuff -interrumpió riéndose y comentó con ironía.
-No me gusta -respondí también riéndome-. Solo fue algo de amigos, nada serio.
-Bueno, si tú lo dices...
-Es la verdad -repliqué girándole los ojos felizmente-. ¿A ti te gusta alguien?
-Si -contestó cerrando sus ojos lentamente y los abrió de nuevo-. Aunque es más probable que se mude a que quiera salir conmigo.
-¿Por qué lo dices? -inquirí recargando mi mejilla en mi mano.
-Porque yo -hizo un suspiro-, yo no quiero arruinarlo.
-Si me dices quien es, a lo mejor tendría una idea y te daría algún consejo... -repuse con un tono de amabilidad en la voz, tratando de averiguar quién era la chica que deambulaba en la mente de André.
-Emm, si, bueno -continuó con una ligera duda en su tono de voz-, no te lo diré.
-Vamos André, somos mejores amigos ¿o no? -pregunté arqueando una ceja, reaccionando en él una diminuta fuerza por confesarlo.
-Si, obvio que lo somos... -apretó la mandíbula -, solo que temo perderte.
-¿Perderme? ¿De qué hablas? Eso jamás pasará -le aseguré alborotándole el pelo y dándole una grata sonrisa, pero el dudó en sonreír-. ¿Qué pasa?
-No lo comprenderías -terció André, agachando su cabeza, causando que rompiéramos el contacto visual.
-Sea lo que sea... -respondí poniendo una mano sobre su hombro, él realzó la vista de nuevo-... sabes que intentaría ponerme en tu lugar, tratando de pensar en cómo te sientes...
-No ____, esto es más complejo de lo que piensas...
-Y si no lo logro, te apoyaré, así sea lo mínimo -esbocé una cálida sonrisa mientras le daba unas ligeras palmadas en la mejilla, causando una gran sonrisa de su parte.
Su mirada era inocente, pero a la vez deseosa, me miraba de una forma el cual nunca había notado. Su cabello; castaño oscuro, formado por ondulaciones que siempre están alborotadas. Sus ojos con mirada profunda y brillante. Sus labios con la simetría perfecta. Su cuello delgado con pequeños lunares esparcidos adecuadamente. Sus manos fuertes, con dedos delgados y debido a su piel bastante blanca, en algunas ocasiones se pueden llegar a apreciar las venas. Tantas cosas que no me había percatado a detalle de André que en un hombre me atraía, pero no con él.
Liar.
-Si te lo digo, temo que las consecuencias me cuesten lo que más anhelo...
-Está bien André, no te presionaré porque sé lo frustrante que es... Sin embargo, si esa chica te hace pensar tanto, debe de valer la pena -dije antes de que se sintiera culpable, o al menos lo percibí de esa manera.
Mis ojos fueron al fuego que tenía frente a mí, se oía el crujir de la madera al quemarse.
-Por favor no me odies al hacer esto -escuché la voz baja de André cerca de mi oreja.
-¿De qué hab-? -quise preguntar porque había dicho eso, pero no tuve la oportunidad ya que sus labios impactaron con los míos, tomándome por el costado izquierdo del cuello y mi mejilla contraria.
Sus labios eran lentos y suaves, nada que ver con la primera vez que sentí sus labios. Era delicado, trazando cada movimiento en mis labios como si fuera un lienzo, y me acariciaba la piel de una manera a la que no me podía resistir. Al principio fue repentino, era obvio que no me lo esperaba, pero algo en mí no me permitió detenerme, era como si lo hubiera deseado después de tanto tiempo. Lo rodé del cuello con mis brazos y sin sepáranos, me senté sobre su regazo.
Todo pasó tan rápido y estaba tan perdida que perdí mis pensamientos por unos instantes, solo sentía su boca contra la mía, mi mano jalando su cabello. Sus besos eran hipnotizantes, no encuentro otra forma de describirlo. Me sacaron de mi realidad.
Rompí el beso y puse mis manos en su pecho.
-André... -susurré casi sin aliento.
-Lo siento, yo... -su pecho subía y baja con intensidad, también por la falta de aire.
-Esto no... -cerré los ojos por un instante, deseando que la escena anterior jamás hubiera pasado-. Esto nunca pasó -me levanté alborotada y le di la espalda.
-Por favor, he esperado esto toda mi vi- un año entero -objetó André, también poniéndoos de pie.
-¿Un año? ¿Por qué nunca me lo dijiste? -pregunté con una ligera nostalgia en la voz, girándome para verlo a la cara.
-Es difícil de explicar... yo...
-Si es tan complicado para ti admitirlo, es mejor que pretendamos que esto nunca pasó...
-Yo no quiero eso -opinó ligeramente molesto, pero se le notaba más el miedo.
-¡Pero yo sí! -exclamé sin pensar en si me escuchaban o no. André me miró sin ganas y agachó la cabeza-. Hablaremos más tarde, me tengo que ir a la cama...
-_____, por favor -suplicó André siguiéndome el paso hasta mi habitación.
-Buenas noches -y cerré la puerta antes de que el lograra entrar.
Me recargué en la puerta, unas inmensas ganas de llorar se adentraron en mí. Las últimas horas habían sido una montaña de emociones, no lograba captar todo lo que acababa de pasar.
Primero ver a Draco con Madison me impulsó a besar a Cedric, no me sentía mal por haberlo hecho ya que él lo pidió y no era nada importante, pero pensar en que lo hice solo para causar alguna reacción en Draco fue una estupidez. Luego la loca profesora Umbridge, queriéndome culpar de algo que ni tenía la certeza. El saber que Draco y yo no teníamos más oportunidad reprimió todas mis emociones, quedándome con las ganas de decirle tantas cosas... Y, por último, lo que acaba de pasar con André, mi mejor amigo confesándome que me quería, no solo como una amistad...
Cada pensamiento se metió en mi mente y no lograba alejarlos, o al menos evadirlos. Por un momento estive en las nubes y de repente estaba contra el suelo, sin ganas de levantarme.
Me dejé resbalar en la puerta, volviendo al suelo poco a poco, con las manos en la cara ocultando mis ojos brillosos y húmedos. Escuché los pasos de André alejarse y para cuando no los oí más, estaba pon las rodillas flexionadas, en el suelo frio de piedra, mis lagrimas chocaban contra el piso.
...
Ya había pasado unas cuantas horas sentada sin hacer nada. Al primer moviento que hice, mis piernas de dolieron. Me sentí muy debió y sin fuerza alguna.
Tomé una ducha y me maquillé para distraerme un poco de mi mente.
Me gustaría ver la vista desde la torre de Astronomía y la mejor parte: nadie me molestaría.
Llegué y me quedé un rato, recargando mis codos en barandal. Deepués de un rato escuché que las puertas se abrían, así que me oculté en donde pude.
-No Pansy, esto es muy confuso...
-No te lo pediría si no fuera importante, sino fueras lo suficientemente importante...
-Es que... yo... yo, la verdad tengo dudas...
-Lo sé, yo también las tuve, pero ¿Cómo las vas a resolver si no buscas la respuesta?
Me asomé para ver si seguían allí ya que hubo un silencio por un buen tiempo, pero me encontré con la buena suerte que tengo: resbalé y caí en sus pies.
-¡____! -exclamaron las dos al mismo tiempo.
-Yo... ya me iba -me levanté rápidamente y corrí a las puertas.
-¡Espera!, no te vayas -me gritó Vera y corrió para tomarme del brazo.
-No queríamos que te enterarás de esta manera -habló Pansy, también acercándose.
-Ay chicas, perdón por escuchar a escondidas -murmuré bajando la cabeza.
-Eres la primera persona que queríamos que supiera -repuso Vera poniendo su mano sobre mi hombro y levanté la cabeza.
-Bueno... Todavía necesitamos aclarar unas cosas... -comentó Pansy mirando con una sonrisa tranquilizadora a Vera.
-Oigan, solo les daré un consejo como amiga, tómelo o déjenlo -me acerqué a ellas y les susurré: -Si no te arriesgas, no ganas -les di un guiño y salí de ahí, esperando que lo pensaran bien.
Estuve vagando por los pasillos, entré al baño para hacerme una coleta en el cabello y salí para desayunar en el Gran Comedor.
Me senté con Blaise y Nott, que hablaban sobre algo que no le di mucha importancia así que no tenía ni idea. Tomé una taza y Blaise me dio la leche y Nott la jarra de café. Busqué el caramelo con los ojos, lo encontré enfrenté de mi ocultado por los panecillos de mantequilla, estiré mi brazo para lograr tomarlo, pero alguien ya me lo había ofrecido: André.
Automáticamente quité mi mano y vista, lo evadí por completo, ni siquiera lo vi a la cara. Vi una buena oportunidad de ignorarlo.
-¿De qué tanto hablan? -les pregunté a Blaise y Nott, como una forma de escaparme de la profunda mirada de André.
-¿Acaso no te esteraste? -me cuestionó con indiferencia Blaise. Rara vez no usaba su tono de incredulidad, pero no me molestaba para nada, él aseguró que solo con sus amigos era así.
-Mmm no, sino no te estaría preguntando -contesté con obviedad y me llevé la orilla de la taza para tomar un poco de café, pero fue un gran error, no estaba en el punto perfecto de dulzura así que hice una mueca de disgusto.
-¿Qué te pasa en la boca?, parecer que hubieras visto a tu ex con otra -comentó Nott con una risita.
-Ja-ja-ja, que gracioso eres -respondí con sarcasmo, mientras limpiaba mis labios con una servilleta -. Bueno, ¿me van a decir o no?
-Velo por ti misma -dijo Blaise y me tendió un pedazo de pergamino.
POR ORDEN DEL MINISTERIO DE MAGIA
Dolores Jane Umbridge (Suma Inquisidora) sustituye a Albus Dumbledore como director de Colegio Hogwarts de Magia y Hechicera.
Esta orden se ajusta al Decreto de Enseñanza n. °28.
Firmado:
Cornelius Oswald Fudge
Ministro de Magia
-Maldita sea -maldije furiosa, arrugando el papel en mis manos, pero no terminé de maldecir con tantas palabras que quería gritar al ver la cara de Blaise y Nott.
Sin duda esto no es nada bueno, esto es terrible. Esa señora va dejar muy en claro que fue directora de Hogwarts, aunque todos la recordaríamos como la peor maldita de todas. Pronto le hará la vida imposible a Harry, y estoy segura que encontrará una excusa de arruinarme mis días en el Colegio. Gracias a Merlín que las vacaciones están más cerca que Hogsmeade y podré alejarme de esa arpía.
Busqué a Hermione con la mirada, alzando la vista para lograr encontrar su melena inconfundible, esto era grave y era obvio que Harry tenía que estar cerca de ella.
Mientras entre cerraba mis ojos, Draco apareció con Crabbe y Goyle, aunque había algo que relucía debajo de su insignia de prefecto, no lograba ver bien hasta que se sentó frente a mí, a un lado de André, como con aires de grandeza o algo parecido.
-¿Qué demonios es esa cosa Draco? -le pregunté señalando lo que estaba en su túnica.
-Ah, esto -se la quitó con mucho cuidado y me la entregó. La revisé percatándome que eran una "B" y una "I" diminutas y plateadas-, La Brigada Inquisitorial, a la que decidiste resignarte.
-Mmm ya, que bueno que lo hice ¿por qué hasta ahora la hacen pública? -y le entregué de mala gana su tal insignia muy importante.
-Tomaste una mala decisión -repuso con una sonrisa presumida y se volvió a poner la insignia en su túnica-. La directora apenas las entregó esta mañana.
-No lo creo, antes muerta que apoyar a Umbridge -respondí arrugando la nariz y frunciendo el ceño en señal de disgusto, después me metí un pedazo de fruta en la boca y seguí con mi desayuno.
-Eso dices ahora...