—¡¡¿QUÉ DEMONIOS ESTÁS HACIENDO?!! ¡¡ESA ES MI CAMA!! —le grité a Loki cuando le vi metido en mi cama.
—Es la única que hay y no, no es tuya, yo creé esto y todo me pertenece a mí.
—Tú puedes irte a donde te dé la gana, en cambio yo no puedo salir de aquí.
—En ningún momento te estoy echando —me dijo giñándome un ojo—. Puedes dormir conmigo, respetaré tu lado
—Prefiero dormir en el sofá.
Pero cuando fui al al salón el sofá había desaparecido así que volví hecha una furia a la habitación.
—¿SE PUEDE SABER A QUÉ JUEGAS?
—Lo siento —me dijo Loki con tranquilidad—. Pero no me gustaba ese sofá, mañana traeré uno nuevo. Ya te he dicho que puedes dormir aquí.
—Antes prefiero dormir en el suelo.
—Como quieras, eres demasiado terca... Las cosas podrían ser mucho más fáciles para ti si pusieras de tu parte.
—El caso es que tú no me lo pones nada fácil.
Dicho esto me fui al salón, lo mejor sería no dormir y descansar una vez que Loki hubiera despertado, pero el cansancio pudo conmigo y, al día siguiente, me levanté del suelo dolorida mientras Loki me miraba desde una distancia prudente.
—¿Sigues pensando qué el suelo es mejor? Conmigo podrías haber dormido tranquila, no te habría tocado ni un pelo si era lo que te preocupaba.
Ni siquiera le contesté, sólo quería que se fuera de allí, por suerte no tardó mucho. Los días allí eran desesperantes, intentaba hacer algo de ejercicio, leer... pero el tiempo pasaba muy lento, a excepción de cuando Loki estaba allí, pero mi orgullo jamás me permitiría reconocer algo así. Esta vez Loki no tardó mucho en volver.
—He preparado algo para ti —dijo desde la puerta—. Acompáñame.
¿Loki me estaba pidiendo que le acompañase fuera de esta cárcel? No perdí el tiempo y le hice caso, si tenía una oportunidad de escapar esa sería la mía. Cuando crucé la puerta lo que había detrás no era un pasillo como en mi anterior bloque de apartamentos, sino un inmenso jardín rodeaba todo el edificio que simulaba ser mi antiguo hogar.
—Es una ofrenda de paz — me dijo—. Podrás salir aquí siempre que quieras pero no te aconsejo que intentes escapar si es lo que estás pensando, este planeta es muy peligroso y, si bien jamás podrías encontrar la forma de volver a Midgard, sí que podrías cruzarte con criaturas que te matarían en cuanto te olieran.
—¿Por qué lo has hecho?
—Quiero que estés lo más cómoda posible.
—Pues déjame en libertad.
—No. Además ya te he dicho que en Midgard no eres tan libre como piensas.
—Pues yo nunca me he sentido controlada.
—Eso es precisamente lo que quieren que creas, pronto te darás cuenta de que no soy tan malo como dicen, y que los buenos no son tan buenos.
Aquella conversación no iba a llevar a ninguna parte y yo sabía muy bien que iba a hacer, por algo a Loki le llamaban el dios del engaño, no debía creer nada que dijera y, en cuanto volviera a quedarme sola, intentaría cruzar la enorme alambrada del jardín. Sin embargo, una parte de mí sabía que Loki no mentía y que era mejor quedarse allí.
Aquella noche me escapé aprovechando que Loki dormía y pude saltar la alambrada sin dificultad. Allí fuera todo era diferente, estaba en mitad de un frondoso bosque donde las copas de los árboles me impedían ver el cielo y la oscuridad era absoluta, pero no me detuve y estuve andando toda la noche. Con los primeros rayos de luz, el bosque no parecía tan aterrador y seguí caminando hasta llegar a un claro con un acantilado, donde me asomé para poder ver algo desde la altura y lo vi, pude divisar una aldea.
Sin embargo no estaba sola en aquel claro, cuando me di la vuelta un grito se escapó de mi garganta pues allí había una criatura que jamás había visto antes. Parecía mitad humano y mitad animal, me recordó a un hombre lobo pero sin pelo y con espinas a su espalda. Aquel ser saltó sobre mí pero pude esquivarlo y al hacerlo me caí y pude ver como aquella criatura estaba de nuevo preparada para atacar, por suerte cayó muerta a mis pies con dos dagas clavadas en su cuerpo.
—Menos mal que me he dado cuenta de que no estabas —me dijo Loki con aparente tranquilidad—. Por suerte no eres nada cuidadosa y no me ha costado seguirte la pista. ¿vienes conmigo de vuelta o quieres seguir de aventuras?
Volví a casa con resignación pues resulta que al final Loki tenía razón. Él no dijo ni una palabra, ni siquiera cuando me vio uno de los arañazos de mi brazo, él sólo se dedicó a curar mi herida con sorprendente cuidado para después volver a irse. No pude evitar pensar que, si tenía razón en esto, quizás tampoco mentía sobre mi supuesta libertad en la Tierra, incluso me sorprendí pensando que el hecho de quedarme allí tampoco era tan malo teniendo en cuenta que, cuando Loki confiara en mí, podría acompañarle a dónde sea que fuera cuando no estaba aquí.
Loki llegó unas tres horas después.
—Dame tu mano —me dijo con autoridad. Yo se la tendí sin decirle nada más y comprobé con cierta sorpresa como me colocaba una preciosa pulsera en la muñeca—. Te mandaré de vuelta a Midgard. Si en algún momento quieres volver sólo aprieta fuertemente la pulsera e iré lo más rápido que pueda.
—¿Por qué? —le pregunté con cierta sorpresa e incredulidad.
—He comprendido que es la única manera...
—¿La única manera de qué?
Pero no me contestó, sólo me miró fijamente con aquellos preciosos ojos verdes.
"Mierda". Pensé, estaba empezando a caerme bien el pelinegro.
Aterricé en mi ciudad y simplemente no podía creer que por fin estuviera en casa. Lo primero que hice fue ir corriendo a ver a Steve, pues tenía que contarle todo lo que había pasado, fui a su apartamento lo más rápido que pude pero cuando, Steve me abrió la puerta, no esperé la reacción que tuvo.
—¿Quién eres? —me preguntó de forma violenta.
—Steve, soy yo, Loki me tenía retenida pero me ha soltado.
—Me es imposible creer que Loki hiciera algo así.
—Pues lo ha hecho, Steve, soy yo de verdad.
Empecé a contarle todo tipo de anécdotas que sólo ambos conocíamos.
—Oh, __________. No puedo creer que estés bien —dijo dándome un abrazo
—Steve... —dijo una voz femenina detrás de él—. ¿Va todo bien?
Detrás de Steve había una hermosa mujer y era obvio que habían pasado la noche juntos. Me dolió lo rápido que Steve me había olvidado y no le dejé excusarse.
—Déjalo Steve. Ya nos veremos —dije largándome de allí a toda prisa.
Vagué unas horas por la ciudad, me sentía libre pero extrañamente vacía. No tardé en divisar un movimiento sospechoso, cerca de mí había un hombre con un periódico pero lo reconocí rápidamente, era de S.H.I.E.L.D. Decidí irme a otro lugar pero igualmente me siguieron, eran movimientos muy sutiles y entendí entonces que quizás lo hubieran hecho desde lo del Suero. Loki volvía a tener razón, decían que era un mentiroso pero a mí me había dicho la verdad. Al final un agente se acercó a mi lado para hablarme.
—Deberías ir a la base más cercana, tienen muchas preguntas que hacerte después de haber estado desaparecida meses.
—¿Cómo que he estado desaparecida meses? Me han tenido retenida, sí, pero no he pasado ni un mes allí.
—Quizás allí el tiempo vaya más lento pero han sido casi cinco meses lo que has estado fuera y tenemos preguntas que hacerte.
Aquel hombre tenía su mano bajo la chaqueta, estaba claro que tenía un arma y pensaba usarla en caso de que me resistiera, al igual que el resto de agentes. Estaba rodeada y hacía rato que tocaba fuertemente la pulsera que me dio Loki pero este no aparecía, debía entretenerles para que no me vieran como una amenaza.
—Iré —le dije al agente—. Quería hacerlo de todas formas ya que he conseguido información valiosa que les será muy útil, así como el paradero de Loki.
Aquella mentira me salió con absoluta naturalidad y el hombre relajó su mano y la apartó de su arma, después dio la orden al resto de dispersarse y fue en ese momento cuando Loki vino a por mí.
—Veo que has tardado bien poquito en usar la pulsera —me dijo una vez estuve a salvo.
—No debería haber vuelto a la Tierra. Tenías razón...
—¿Puedes decirlo un poco más alto? Es que no te he oído —me dijo Loki a modo de burla.
Yo no le dije nada más, en su lugar salí al precioso jardín que había creado Loki y me senté en uno de los bancos que había. Allí seguía estando prisionera, sí, pero al menos estaba segura ya que Loki nunca había intentado herirme, al menos no físicamente. Loki se sentó junto a mí y entendí que era hora de aclararlo todo.
—Lo del cetro fue una excusa. ¿Verdad? Sabías de sobra que jamás te lo darían y menos por mí —le dije.
—Así es.
—Pero... ¿Por qué? Por más que lo intento no consigo entenderlo.
—Mi intención en realidad era liberarte, aunque para ello tuvieras que ser mi prisionera durante una temporada, no podía liberarte hasta que entendieras lo que de verdad ocurre y, si te lo contaba de golpe, no me habrías creído, por eso tomé la decisión de liberarte en Midgard, sabía que te acabarías dando cuenta y volverías a mí.
—Pero no me has contestado a mi pregunta. ¿Por qué lo hiciste?
—Creo que por varios motivos, para empezar, no eres lo que siempre has creído que eres y te han mentido para poder controlarte, eso me recuerda un poco a lo que Odín hizo conmigo. Eres sólo medio humana.
—¡¿CÓMO HAS DICHO?! —le pregunté absolutamente sorprendida.
—Así es, leí tu informe junto al del resto de Vengadores cuando controlaba a varios agentes de S.H.I.E.L.D, ellos te encontraron gracias a un médico de hospital que les pasó tu informe. Tu ADN no coincidía al 100% con el de los humanos y, como quieren tener controlado todo aquello que salga de lo normal, pues idearon un plan y te hicieron creer que tenías una enfermedad mortal —me dijo. Y me lleve la mano a la boca con horror.
—Entonces... Aquella carta con los resultados del hospital... —le dije.
—Era falsa, una vez que creíste que ibas a morir ellos llevaron a cabo la segunda parte del plan, te convencieron de probar algo que podía hacer que te recuperaras.
—El suero de Súpersoldado...
—Sí, pero lo que te inyectaron fue un placebo. Volvieron a engañarte y, con la excusa de haber "probado" eso en ti, pudieron estudiarte mejor, ver tu verdadera resistencia, rapidez... y la posibilidad de convertirte en un soldado para ellos.
—¿Cuál es mi otra mitad? —le pregunté.
—En tu informe no aparecía porque ellos no lo sabían. Hay miles de mundos ahí fuera, incluso puede que desciendas de Asgard, ni siquiera yo puedo saberlo —dijo, y se hizo un largo silencio entre ambos interrumpido por Loki—. Cuando me atraparon en la Torre Stark todo el mundo me miraba con odio...
—Y con razón...
—Pero tú no lo hiciste —me dijo mirándome con sus preciosos ojos verdes—. Cuando nos cruzamos en aquel pasillo tu mirada no era de odio sino de curiosidad, no recuerdo la última vez que alguien me miró así, ni cuando tenía el Teseracto entre mis manos me miraste con odio, por eso quizás me prometí a mi mismo que volvería a por ti...
—Aunque no lo hicieras de la mejor manera...
—No se me ocurrió otra, créeme.
—Necesito estar un momento a solas, por favor, tengo mucho que asimilar.
—Tómate el tiempo que necesites —me dijo Loki—. Estaré dentro...