Un giro inesperado

By MariaPadilla_

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Los caminos de Alice y Nicholas no estaban destinados a coincidir... o eso creía ella. Todo en ellos era dist... More

Sinopsis
Antes de leer
1. Amigo de un famoso
2. ¿Quieres ser monja?
3. Nicholas Blake
4. Primera sonrisa
5. La chica del capitán
6. ¿Prefieres el soccer?
7. Eres hermosa
8. ¿Has jugado Beer Pong?
9. Podría besarte
11. Siempre serás mi Lissie
12. Curaré tus heridas
13. ¿Te quedas a dormir?
14. Serás mi perdición
15. Necesito un abrazo
16. Prometo portarme bien
17. Diversión con alcohol
18. Precioso tormento
19. Gracias por ser tú
Especial: El secreto
20. Piano en miniatura
21. Te quiero mucho
Especial II: La chica del bar
22. Rendido por ti
Especial III: Clases de química
23. Me aterra arruinarlo
24. Te deseo
25. No quiero que te detengas
26. Jamás seré capaz de olvidarte
27. Primer baile contigo
28. La última c
29. Te retendría toda una vida
30. Siempre podrás refugiarte en mí
31. Eres una piedra
32. No me dejes

10. Cultura general

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By MariaPadilla_

17 de noviembre, 2018.

Había estado evitando a Nicholas desde la tarde anterior.

Ahora estaba buscando qué vestir recibir a sus amigos. Perdí la cuenta de las veces que había repetido la escena de la cocina en mi cabeza. Si cerraba los ojos, aún podía sentir el calor que se esparció por mi pecho cuando su nariz rozó la mía o el temblor de mis rodillas cuando sus labios tocaron mi mejilla. Era frustrante. Es decir, no ocurrió nada, fue... un simple acercamiento y no podía pensar en otra cosa, como si fuese la primera vez que un chico se aproximaba a mí de esa forma.

Intentaba ignorar la constante pregunta de si para él también significó tanto, porque al fin y al cabo, no debería importar. Yo... No quería que esto avanzara.

Ajá.

Bueno, no estaba segura de si lo quería, pero me inclinaba más hacia la negativa.

Se suponía que anoche debía ver junto a él otro de los partidos del Super Bowl, era parte de nuestro trato, pero cuando noté que se acercaba balbuceé una tonta excusa de que tenía que estudiar y me marché a mi dormitorio. Luego de aquello apenas habíamos cruzado palabras. Cada vez que se dirigió a mí, mis respuestas no fueron más que monosílabos. Detestaba ser tan evidente, pero era una reacción automática, no lo controlaba.

Una de las partes que menos prefería de mí misma era esta; la temerosa que se cerraba ante cualquier indicio de sentimientos hacia otro chico después de Daniel. Una porción de mí quería... vivir el momento, no reprimirse y dejarse llevar, mientras la otra quería dar un paso atrás ante cualquier oportunidad de hacerlo para evitar salir lastimada. ¿La porción ganadora la mayoría de las veces? La segunda.

Dejando esos pensamientos de lado, finalmente me decidí por una falda con algo de vuelos unos dedos más arriba de la rodilla, junto a un suéter beige.

Una hora más tarde, el timbre había anunciado la llegada de alguien. Estaba bajando las escaleras cuando divisé a Olivia correr para abrir la puerta principal.

—¿Hola? —escuché una voz femenina saludar, algo dubitativa.

—¿Soy yo o esta chica es más pequeña de lo que recordaba? —ahora preguntó una voz masculina.

—Creo que nos confundimos de casa —añadió una más gruesa que la anterior.

Olivia se quedó observándolos por unos segundos.

—Ustedes... ¡Son naranjas! —exclamó, señalando a los que supongo son los amigos de Nicholas—. ¡Nick, míralos! ¡Sus cabezas son naranjas, muy naranjas! —pareció fascinada.

Nicholas aguantó las ganas de reír cuando se acercaba a la puerta. Yo detuve mis pasos a mitad de la escalera.

—Los veo, pequeña. —La sonrisa burlona no pasó desapercibida cuando terminó de acercarse.

—¿Desde cuándo traes niños a tu casa, Nick? ¿Nos ocultaste tu trabajo de niñero todo este tiempo?

—¡No soy una niña! Tengo esto. —Olivia mostró cinco de sus dedos.

—Exacto, no lo es. —El pelinegro negó con la cabeza, como si estuviera decepcionado de ellos.

—Disculpa a mi hermano, el cabello naranja lo hace un poco tonto —escuché a otro decir—. Ahora, Nick ¿Nos dices quien es esta señorita?

Olivia pareció salir de su fascinación por el color naranja en sus cabezas y caer en el hecho de que son desconocidos, porque un segundo después estaba escondida tras las piernas de Nicholas.

Él se agachó junto a ella, murmurándole algo que no pude escuchar. Olivia asintió y pronto Nicholas volvió a estar de pie.

—Las dos copias defectuosas son Jared y James y Ricitos de Oro es Hazel. —Olivia sonrió ante los apodos, aún algo escondida entre las piernas de Nicholas—. Chicos, ella es Olivia, hermana menor de Alice. Salúdenla.

—Hola, lindura —saludó la voz femenina, adentrándose a la casa.

La misma rubia de la fiesta, ahora estaba un poco inclinada hacia Olivia apretujando suavemente sus mejillas. A la pequeña no pareció agradarle mucho el gesto. Luego se lanzó a los brazos de Nicholas en un efusivo abrazo que —si se me permite opinar— fue demasiado... efusivo.

—Alguien amaneció muy cariñosa —murmuró el gemelo de ojos azules, pasando por su lado y deteniéndose en Olivia—. ¿De qué castillo te robaste esta pequeña princesa, Nick? Estoy seguro de que vi en la tele a una muy parecida —entrecerró sus ojos fingiendo escanearla. Ella rio.

—Nick no me robó y no soy una princesa —respondió, sonrojada.

—¿Entonces eres una reina? —Olivia negó con la cabeza, sonriendo tímidamente—. Mhm... ¿qué crees tú, Jared? —Giró la cabeza hacia su hermano.

—Yo creo que nos está mintiendo —respondió el otro gemelo, siendo el último en entrar y dedicándole una sonrisa a Olivia.

Sacudí la cabeza, terminando de bajar las escaleras. Sin pretenderlo, había permanecido mucho tiempo solo observándolos.

—Allie dice que las mentiras son malas. No miento.

Una pequeña risa escapó de mis labios.

—Cierto, además de que es malísima haciéndolo. —Una sonrisa nerviosa se instaló en mis labios al notar la mirada de todos, especialmente la de uno que no me atrevía a ver.

—Tú debes ser Alice. —El primero en hablar fue el gemelo de ojos avellana, asentí—. En definitiva Nick se quedó corto describiéndote. —Dio varios pasos en mi dirección, tendiéndome la mano—. Eres más que hermosa. Soy Jared —Una sonrisa encantadora decoró sus labios.

Aún nerviosa, estreché su mano y lo siguiente que supe era que estaba envuelta en unos fuertes brazos que me apretujaban bastante.

Qué confianza.

La respiración comenzó a faltarme al instante. Jared no estaba siendo muy delicado que digamos.

—Ya suéltala, Jared, la vas a asfixiar. —Otros brazos me apartaron de él. Era Nicholas—. Lo siento, no suele tener mucho tacto. ¿Estás bien? —Tomó mi rostro en sus manos, examinándolo.

—¿Lo ves? Un blandengue —Jared le susurró a su hermano.

Sin entender, fingí no haberlo escuchado y asentí hacia Nicholas, apartándome rápido de él y sus manos.

Sentí su mirada perforarme, pero un carraspeo llamó mi atención antes de rendirme ante la de Nicholas en mí.

—Yo soy James. Un placer, bonita. —Este último tomó un camino distinto a su hermano y dejó un corto beso en mi mejilla.

Parpadeé, alucinada.

Además de ardientes, los gemelos eran simpáticos. Algo confianzudos, pero no me parecía un rasgo tan negativo.

—El placer es mío. Tengo una amiga que estaría encantada de conocerlos. —Sonreí, imaginando la cara de Stella cuando le contara esto.

Ambos alzaron las cejas.

—¿En serio? ¿Y está buena? —La mano de James aterrizó en la nuca de su hermano—. ¡Esa dolió, imbécil! —Se tocó el área afectada.

—Nick no mentía cuando dijo que Jared no suele tener mucho tacto, discúlpalo. Nos encantaría conocer a esa amiga tuya. Estoy seguro de que continuaremos viéndonos seguido gracias a mi bebé Nick, tal vez puedas presentárnosla pronto. —Sus labios se estiraron con amabilidad.

Bebé Nick.

Por lo poco que había visto, podía darme cuenta de que Jared era el que hacía desastres y James el que se disculpaba. Era una linda hermandad.

—Creo que ha sido suficiente de las copias, ¿no? —Otra figura se plantó frente a mí—. Soy Hazel y yo sí estoy encantada de conocerte —Me dio un abrazo rápido—. Tus ojos y los de esa pequeña son una fantasía, cariño. Me alegra que Nick por fin tenga algo de compañía, la soledad en exceso hace más daño del que creemos. Últimamente ha estado menos gruñón que de costumbre, afirmo que Olivia y tú tienen algo que ver con eso. Es más, creo que...

—Hazel... —La voz precavida de Nicholas la interrumpió, negando con la cabeza.

Ella sonrió arrepentida y murmuró algo en un idioma que, si no me equivoco —lo cual es muy probable, puesto que apenas sabía inglés— era alemán y Nicholas asintió.

¿Acaso sabía alemán?

—En fin, también me hace feliz un poco de compañía femenina. Adoro a estos tres, pero son insoportables la mayoría del tiempo. Espero y puedan quedarse mucho tiempo.

Aturdida por lo rápido que salieron todas esas palabras de su boca, asentí. Ella podía competir con Eminem, no tenía dudas.

—Yo... Wow, no sé qué decir. Eres muy enérgica. —James y Jared rieron—. ¿Acaso eso era alemán?

—Lo era. Soy Alemana, me mudé aquí hace algunos años. Cuando conocí a estos tontos los obligué a aprender lo básico del idioma porque en ese entonces me era difícil no mezclarlo con el inglés y ellos apenas me entendían. —Le restó importancia con la mano—. Vamos al salón, quiero saber un poco más de ustedes dos. —Tomó mi mano y la de Olivia, arrastrándonos al living.

¿Siendo sincera? No entendí la mitad de lo que dijo, pero aún así la seguí. Hablaba demasiado rápido.

(...)

Dos horas más tarde estábamos sentados en los sofás que adornaban el salón, comiendo de la pizza que había ordenado Nicholas minutos antes.

Descubrí que de los gemelos, Jared tenía una novia venenosa —palabras de Hazel, no mías— y James estaba soltero. También que Nick los conocía desde los diez años y Hazel se añadió a su grupo cuando tenían catorce.

Jared era gracioso y muy bromista, le tenía este raro apodo de Nicki Tricki a Nicholas que me causaba mucha gracia; todo lo contrario a él, que parecía disgustarle bastante.

James era más tranquilo y parecía siempre saber que decir, era muy bueno con las palabras. Si lo del fútbol no resultaba, tal vez sería un buen comunicador. ¿Algo común en ambos? Eran agradables, sonreían mucho y aparentaban poseer el mismo amor que Nicholas hacia los niños; Olivia estaba extasiada de la atención que había recibido hoy.

Hazel, por otro lado, era muy parlanchina, pero también muy agradable. Te hacía sentir cómoda y parte de ellos aunque los había conocido hace unas horas.

—Entonces, Alice, ¿Nick las trata bien? Porque de no ser así Olivia y tú pueden venir con nosotros. —Jared esbozó sonrisa juguetona.

—Cállate, idiota —gruñó Nicholas.

—Cállame, amor —respondió, lanzándole un beso—. ¿Y bien, hermosa? ¿Cómo es mi Nicki Tricki? —el resoplido de Nicholas por el apodo no pasó desapercibido.

No esperé que la atención ahora estuviera en mí, sus tres amigos esperaban expectantes una respuesta.

—Él nos trata... más que bien —me sinceré, finalmente dirigiendo mis ojos a Nicholas. Los suyos mostraron sorpresa al notar mi mirada—. No podría quejarme de nada aunque quisiera. —Terminé por apartar la vista de él al sentir un cosquilleo en la punta de mis dedos.

James le dio un leve codazo, alzando las cejas y sonriendo como el gato de Alicia en el país de las maravillas. Nicholas lo miró mal.

—¡Nick es genial! —Esa fue Olivia, su timidez se esfumó ni bien nos sentamos en los sofás.

—Es una lástima, princesa, me habría gustado llevarlas conmigo. —Jared fingió pesar.

—Como si a Sibila le habría gustado la idea. —La rubia rodó los ojos.

Esa era la novia de Jared. No conocía a Sibila, pero ese nombre me parecía extrañísimo. ¿Quién caracoles se llamaba así?

—¿Qué tal si jugamos algo? Tengo un par de ideas en mente —sugirió Hazel. James hizo una mueca.

—Mientras no sea Uno, me apunto. Eres demasiado tramposa.

—¡No lo soy! —Llevó una mano a su pecho, indignada—. Que ustedes no sepan jugar no es mi problema.

—No al Uno, Hazel —contradijo Nicholas esta vez.

—Agh, bien. —Luego de varios segundos pensando, propuso algo nuevo:—. ¡Ya sé! ¿Qué tal una ronda de cultura general? Con equipos, chicas contra chicos.

»Cada uno hará seis preguntas y quien tenga más respuestas correctas gana. El perdedor deberá cumplir un reto, el cual puede ser... —Meneó la cabeza, pensativa, luego sonrió ampliamente—. Tirarse a la piscina con lo que llevan puesto.

Mis ojos se agrandaron, alarmada.

—¿Estás demente? ¡Nos dará hipotermia con este frío! —Jared parecía aún más alarmado que yo. Hazel rio.

—La piscina de Nick es climatizada, ¿o me equivoco, Nicki Tricki?

—No, pero...

—¡No se diga más! Tienen cinco minutos para pensar sus preguntas, perdedores. Vamos, chicas. —Nos arrastró a Olivia y a mí a la cocina, supuse que para evitar que los chicos escucharan lo que planeemos.

—Oye, Hazel... —El tono de Olivia fue tímido.

—¿Si, princesa?

—¿Qué es cultura general?

Contuve la carcajada. Sí, creo que era más que evidente quienes terminarían en esa piscina.

(...)

—¿Cuál es el color que representa la esperanza? —les preguntó Hazel.

—¿Qué jodida pregunta es esa? ¿Desde cuándo la esperanza tiene un color? —La expresión de confusión de Jared me causó gracia.

Sorprendentemente, nosotras íbamos ganando por un punto. Habíamos respondido las tres preguntan que hicieron correctamente, pero ellos se equivocaron en la anterior porque resultó que Jared creía que Aristóteles escribió la Odisea.

—No te atrevas a decir una palabra más, idiota, si terminamos en esa piscina será tu culpa —gruñó James—. Es el verde.

—¡Un aplauso a la sabiduría de James! —Olivia aplaudió entusiasmada y yo no pude evitar reírme—. Les toca, feos.

—¿Disculpa? Tal vez estos dos lo sean, pero yo soy el sueño de muchas chicas, amor. —Jared acomodó su cabello, mostrándose confiado.

—Soy tu gemelo, imbécil. —James arrugó la frente, más su hermano lo ignoró.

—¿El sueño de muchas qué? No me hagas reír, Jar, eres uno más del montón. —Hazel blanqueó los ojos.

—¿Entonces por qué tuviste una relación con este chico del montón, cariño? Las palabras se demuestran con hechos y tú no haces mucho por las tuyas.

Uhh, esa fue... Esperen, ¿qué?

—¿Relación? —pregunté, desconcertada.

En los últimos minutos ellos discutieron más de tres veces. ¿Cómo pudieron haber tenido una relación si parecían llevarse tan mal por momentos?

—!Por Dios! Eso fue hace años. Sé que soy difícil de olvidar, pero va siendo tiempo de que lo superes, Jared.

—Oh, créeme, ya lo hice. —Una amarga risa brotó de sus labios—. Solo defendía un punto.

—Claro, porque... —Un carraspeo interrumpió lo que sería la intromisión de Hazel.

—Creo que deberíamos seguir jugando... Nos tocaba a nosotros, ¿no? —Nicholas trató de aligerar el ambiente—. Haz la pregunta que seguía, James.

—Sí, claro, la pregunta que seguía, este... —Se rascó la nuca—. ¿Cuál es el edificio más alto del mundo?

—Oh, esa está fácil —levanté la mano—. Es...

—¡El que está cerca de mi escuela! —Olivia detuvo mi respuesta, contenta.

—¡Choca esos cinco, princesa! —exclamó James, chocando su mano con la pequeña—. ¡Olivia nos ha empatado, señoritas!

—¡Sí! —Alzó las manos—. ¿Eso quiere decir que ganamos, Allie? —Batió sus pestañas con inocencia.

Me pasé la mano por el cabello, negando con la cabeza. Quería llorar. Quedamos en que ella contestaría las que le susurráramos al oído. ¡No así!

—¿No? —preguntó en un hilo de voz, su sonrisa esfumándose.

—Hey, pequeña, tranquila —Nicholas se acercó a ella—. Solo hiciste el juego más interesante. No pasa nada, ¿está bien?

Olivia asintió, no muy convencida.

—Prosigamos, compañeros —animó Hazel, dejando atrás la pequeña discusión con su aparente exnovio. Nicholas volvió a su sitio junto a los chicos.

—Les toca, cariño. —Jared hizo un ademán con la mano.

Sí... Esa era otra cosa que me llamaba la atención sobre ellos dos. Un segundo parecía que querían matarse y al siguiente se trataban con afecto.

—Eh, sí, claro... —me aclaré la garganta—. ¿Quién traicionó a Jesús?

—¿Pedro? —dudó Jared.

—¡Jared! —reprocharon a la vez James y Nicholas.

Hazel y yo reímos.

—Ese fue el que lo negó tres veces, idiota —dijo un irritado Nicholas—. Judas fue quien lo traicionó. Le cambiamos a Jared por Olivia, ella nos serviría más que este inútil.

El juego continuó por más tiempo del que previmos. No supe si agradecerle a Dios, a Hazel por ser tan buena en cultura general o a Jared por regalarnos otra respuesta errónea, pero ganamos. ¡No nos tocaría morir de hipotermia! Considerando lo friolenta que era, perder habría sido una pesadilla.

Ahora estábamos afuera, de pie frente a la piscina supuestamente climatizada —no confiaba mucho en que lo fuera— esperando a que los chicos abandonasen su cobardía y se tiraran de una vez por todas.

He de aclarar que Olivia se quedó dormida en el sofá. El juego tardó más de los esperado y eran pasadas de las once.

—Oigan, chicos... No nos podemos quedar aquí toda la noche —murmuré, cruzando mis brazos en mi pecho. Hacía mucho frío.

—Pues prefiero quedarme aquí toda la noche que morir cuando salga de esa piscina. —Jared miraba el agua frente a él con recelo.

—Esto sucede pocas veces, pero coincido con mi hermano.

—¿Qué tal si consideramos otro reto, chicas? —Nicholas volteó a vernos.

—¡Ay, por favor! —Hazel saltó un bufido, cansada de esperar.

Un segundo después, el cuerpo de los tres atletas estaba en el agua. Eso fue... rápido. No tenía idea de que Hazel tuviera tanta fuera en esos delgados brazos. ¡Los empujó a los tres al mismo tiempo!

Parpadee, viendo sus cabezas salir del agua.

—¡Por eso terminamos, bruja! —gritó un exaltado Jared.

No pude reprimir mi carcajada, Hazel tampoco. El cabello de cada uno estaba pegado a sus frentes y gotas se deslizaban por sus rostros. Por un largo rato no paramos de reírnos mientras los escuchábamos quejarse.

—¡Oye, Alice! ¿Por qué no eres más amable que Hazel y nos ayudas a salir de aquí? —sugirió James.

Aún riendo, me acerqué al borde de la piscina.

—Si piensas que caeré en ese truco barato, ni lo...

Lo próximo que escuché fue el grito de advertencia de Hazel antes de sentir el empujón por la espalda y mi cuerpo sumergirse en el agua.

Casi al instante, unos brazos me tomaron me la cintura, haciéndome salir a la superficie. Me aparté el cabello del rostro mientras tosía. ¡Por poco tragué toda el agua de la piscina! ¿Qué carajos...?

Dirigí los ojos al borde de esta, encontrándome con un Jared sosteniendo su estómago mientras reía. Hazel también estaba en el agua, siendo sostenida por James.

Oh, esos hijos de satán. Olviden lo que dije de que eran agradables.

—¡Son unos tramposos de mierda! —me enojé.

—Uhh, la chica buena también puede decir groserías. —Jared sonrió con picardía, volviéndose a tirar en la piscina y salpicando a todos a su paso.

—¡Y así decían que la tramposa era yo, bastardos del infierno! —Hazel nadó al borde de la piscina, igual o más furiosa que yo.

—Jamás volveré a jugar algo con ustedes —refunfuñé.

—¿Siquiera conmigo, preciosa? Yo no tuve que ver en esto —inquirió una voz ronca que reconocí como la de Nicholas en mi oído.

Me tensé, dándome cuenta de que los brazos que me estuvieron sosteniendo de la cintura todo este tiempo eran los suyos.

De inmediato quise huir, pero antes de que posara mis manos en sus hombros para alejarme, él notó mis intenciones y afianzó su agarre en mi cintura, pegándome más a su cuerpo. Mi corazón dio un vuelco.

Desde aquella pregunta de Jared no volví a mirarlo más que de reojo. Ahora, por culpa del anterior mencionado, estaba envuelta en sus brazos en una piscina humeante que sí resultó ser climatizada. Mis tontos intentos de evitarlo se habían ido al garete.

—Es suficiente, ¿no lo crees? —Su voz se suavizó.

—No sé de qué hablas —me hice la tonta, mirando hacia el borde de la piscina en donde los chicos estaban terminando de salir.

—¿Estás segura? —Tomó mi mentón entre sus dedos, haciendo que, sin poder eludirlo, mi mirada cayera en esos ojos esmeralda que parecían tirar chispas en este momento—. Entonces te lo aclaro; es suficiente de fingir que no existo, Alice.

•••

Pueden encontrarme en Instagram y en Twitter como: @cuerpolector 🤍

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