Buscando el Paraiso (+21)

By girl_blue_666

23.6K 1.7K 766

San Francisco y el mundo entero era un caos, Hanna liderando uno de los mayores negocios ilegales, la fama de... More

ANTES DE LEER
PERSONAJES
⚠ ADVERTENCIA ⚠
PRAESAGIUM
Capítulo 1 (Parte 1)
Capítulo 1 (Parte 2)
Capítulo 2
Capítulo 3
Capítulo 4
Capítulo 5
Capítulo 6
Capítulo 7
Capítulo 8
Capítulo 9
Capítulo 10
Capítulo 11
Capítulo 12
Capítulo 13
Capítulo 14
Capítulo 16
Capítulo 17
Capítulo 18
Capítulo 19
Capítulo 20
Capítulo 21
Capítulo 22
Capítulo 23
Capítulo 24
Capítulo 25
Capítulo 26
Capítulo 27
Capítulo 28
Capítulo 29
Capítulo 30
Capítulo 31
Capítulo 32
Capítulo 33
Capítulo 34
Capítulo 35
Capítulo 36
Capítulo 37
Capítulo 38
Capítulo 39
Capítulo 40 (Parte 1)
Capítulo 40 (Parte 2)
Capítulo 41
Capítulo 42
Capítulo 43
Capítulo 44
Capítulo 45
Capítulo 46 //FINAL//
Epílogo
PRAESAGIUM
⚠NOTICIA IMPORTANTE⚠
CONTINUACIÓN

Capítulo 15

346 33 4
By girl_blue_666


Hanna

— ¿Solo para eso llamabas?

¿Tenemos algo pendiente de lo que debemos hablar?

Mantengo mis ojos cerrados imaginándolo a mi lado, sus ojos azules me miran con rabia, y yo soy la culpable de ese sentimiento en él.

"—... ¿Qué planeas? ¿Nunca ser algo serio? ¿Ser sexo casual aun cuando yo te amo con todo mi ser? ¿Usarme y botarme cuando te aburras de mí?

— ¿Qué? ¡No! Yo... — Abel me manda un mensaje diciendo que sigamos con la cacería.

Adrien ríe con cinismo.

— No te fuerces a decir otra mentira. Puedo soportar la verdad, Hanna."

La verdad... ¿Realmente la soportaría?

Cuelgo la llamada cuando mi pecho se aprieta y lanzo el móvil al otro lado de la habitación y solo entonces me doy cuenta de que mi respiración está agitada.

Cubro mi rostro y me apoyo en la pared en un intento inútil de dejar de pensar para no perder el control. Su aroma a whisky mezclado con el olor a metal me llega cuando está frente a mí y toma mis muñecas con cuidado.

Abro los ojos y veo fijamente ese color verde pantano deseando que sea azul oceánico.

Abel solo me mira y luego chasquea la lengua buscando mi boca. Giro mi rostro rechazando su caricia una vez más. Suspira contra mi piel y limpia la mancha de sangre en mi mejilla con su pulgar.

— ¿Vas a permitir que arruine los planes que tienes?

Niego.

»— Entonces deja de pensar en él. Pense à nous, mon petit démon... — Habla a mi odio en su idioma natal y cierro los ojos. Cada vez que lo hace es cómo si mis oídos tuvieran orgasmos.

*Piensa en nosotros, mi pequeña demonio <<francés>>

Tiene razón, no puedo pensar en Adrien ahora. Esto es mucho más grande qué él y yo...

— Ve por las armas, haremos una parada en México. — Abro los ojos y veo una sonrisa ladeada en sus labios.

Giro mi rostro viendo al pelirrojo con el torso abierto recostado sobre la gran cama. Limpio las gotas de sangre sobre mi frente sonriendo.

🚬🚬🚬🚬

— Diosa Hanna, es un placer estar frente a usted. — El hombre gordo y de bigote chistoso hace una reverencia frente a mí y miro a los lados de la habitación preguntándome si va a venir un discurso de lo hermosa que soy.

Su acento no me gusta.

— Vayamos al grano Eduardo. — Lo interrumpo cuando lo veo abrir la boca otra vez.

El hombre sonríe y se sienta frente a mí. Sirvo whisky en dos vasos bebiendo del segundo y le extiendo el primero mirándolo a los ojos.

»— ¿Cuánto dinero quieres?

Sus ojos brillan del éxtasis que siente ahora mismo. Cree que su plan está funcionando, qué va a sacarme dinero, y lograr que pague una comisión cada vez que mi buque de carga pase por su zona.

— Bueno, teniendo en cuenta la cantidad que transportas, y a cuanto vendes cada producto, está es la suma qué exigimos. — Me extiende un iPad con los cálculos de la venta de mi producto y otras mierdas.

Bajo la mirada al total y reprimo la risa.

— ¿Quieres que te pague diez grandes? Aunque no solo ahora, porque por lo que veo en tus cálculos, quieres que sean diez grandes cada mes, ¿No?

Asiente bebiendo de su vaso y lo imito levantándome de mi silla.

»— Bien, te diré lo que haremos, — Saco rápidamente mi arma de mi espalda y disparo a los tres guardias atrás de él, directo en la cabeza. Se acerca el que se quedó en la puerta y lo apunto mirándolo fijamente, haciendo que se detenga.

Esta es la diferencia entre mis hombres y los de otras mafias. Los míos darían la vida por mí.

Eduardo se levanta asustado sacando su arma con manos temblorosas, pero Abel se para a su lado y apunta a su cabeza con su Glock 40. El hombre obeso baja su arma y alza sus manos mirándome.

Vuelvo la vista al otro guardia y señalo la puerta. Dos de mis hombres lo sacan quitándole el arma. Me vuelvo a sentar indicándole al mexicano que haga lo mismo y Abel toma su arma alejándose.

»— Tu pequeña mierda, dejaras mi buque en paz, no solo eso, todo mi puto negocio. Esta suma que exiges. — Disparo al iPad en la mesa y él se sobresalta. — Es la nada misma para mí, tú lo sabes, Abel lo sabe, y nuestros hombres lo saben. Tu dirás, ¿Entonces por qué no dártelo?

»— Pues porque es un insulto a mi apellido que un grupo asqueroso como el tuyo, quiera sobornarme.

— Señorita Morgan...

— Oh ahora vuelvo a ser la señorita Morgan. — Sonrió y lo apunto con mi arma recostando la espalda en mi silla. — Hoy pueden ocurrir dos cosas, Los Águilas Doradas desaparecen y no solo tus hombres, habló también de tu legado, o puedes besarme los pies y le juras lealtad a mi apellido.

— Los Águilas doradas nunca hemos servido a Los Morgan ni a los 'Ndrangheta. — Me mira desesperado, porque de la misma manera qué es un insulto aceptar pagar para pasar por su territorio, lo es para él, serle leal a ese apellido que asesino a su tatarabuelo.

— Diez segundos, Eduardo.

Bebo lo que queda de mi whisky y luego apoyo el cañón tibio de mi arma contra mi sien. El hombre se altera y yo me rio. Sabe que si me disparo, aun cuando luzca como un suicidio, Ian Morgan iniciaría un Poena Mortis por su cabeza y la de su hija.

Comienzo la cuenta regresiva mirándolo fijamente y luego asiente bajando la mirada.

— Lo siento, no volveré a involucrarme en su negocio.

— Claro que no lo harás. — Bajo el arma y él vuelve a respirar. — ¿A quién le compra tu gente la marihuana?

— Los Águilas Doradas vendemos la marihuana de John Ventura. — Me confirma.

— Bien, desde ahora será la marihuana Morgan, mi buque cada día quince del mes, te hará la entrega, y tú lo venderás. Te quedas con tus estúpidos diez grandes de esas ventas, y el resto es mío. ¿Entendido?

— ¿Qué? ¡Pero si Las Águilas Doradas vendemos la marihuana de John desde hace casi cincuenta años!

— Piensa Eduardo, cada vez que le compras a los Ventura, debes pagar el envió de Nueva York a Baja California, ¿Me equivoco? — Niega. — Yo no te haré pagar eso, ya que mi buque debe hacer su parada de todas maneras allí. Saca los cálculos, te ahorras el costo del viaje, ganas diez grandes, y Los Morgan te suman a su protección.

Tomo si iPad y se lo tiro sobre su lado de la mesa.

»— Tú decides, ¿Qué ocurre hoy? ¿El legado de tu familia, Las Águilas Doradas, desaparecen, o me besas los putos pies?

— Lo segundo... — Murmura y sonrió.

— Dilo.

— Hoy le beso los pies a Hanna Morgan, y Las Águilas Doradas le juran lealtad a Los Morgan.

Dejo de sonreír y me levanto yendo a su lado.

— Mmm, no, cambio de idea, ya no me gusta ese plan. — Alzo mi arma viendo cuantas balas me quedan y Eduardo se arrodilla frente a mi rogando que por favor no lo asesine a él ni a sus hijos.

Aparto sus manos de mi cintura y apoyo el cañón de mi arma en su cabeza mirándole a los ojos.

— Le serás leal a Hanna Morgan.

Me mira confundido.

»— Estoy empezando algo nuevo, cariño. Ahora dilo.

— Las Águilas Doradas juramos lealtad a Hanna Morgan. — Su voz tiembla.

Asiento y pongo el seguro de mi arma. Extiendo mi mano hacía Abel y él me da la navaja dorada.

— Levántate, Eduardo hijo de Las Águilas Doradas.

Se para frente a mí y le extiendo la navaja. El hombre llena sus pulmones de aire y luego corta la palma de su mano derramando la sangre entre el espacio de nuestros cuerpos. Tomo la navaja, la limpio con el whisky y corto la palma de mi mano sin una sola mueca de dolor y luego aprieto mi puño viendo la sangre caer y mezclarse con la suya.

— Ya que tú me juraste lealtad, yo te juro protección, a ti, a tu familia, y a tus hombres. Te proveeré de productos para tu buena fortuna, de la misma forma que tú me proveerás de tu respeto, confianza y ayuda. Yo Hanna Morgan, convoco la Fide Ante Mortem.

— Yo, Eduardo Hernández, acepto la Fide Ante Mortem, y si falto a ella de alguna forma, acepto el castigo de la muerte, ante las manos de Hanna Morgan.

Uno de mis hombres se acerca con el libro rojo y ambos firmamos nuestros nombres en la lista de la Fide Ante Mortem con nuestra sangre. Fátima nos entrega gasas para nuestras manos y miro fijamente al hombre del bigote mientras aprieto la tela sobre mi herida.

— Tengo tu primer trabajo, quiero que tus hombres barran México buscando a John Ventura, y a todo al que conozcas, le digas que deje de comprarle sus drogas, y me las compre a mí. ¿Entendido? — Extiendo mi mano hacía él, y él la estrecha con cuidad por las heridas qué tenemos.

— Entendido.

🚬🚬🚬🚬

— ¿Y ahora?

Abel se sienta a mi lado mientras enciendo mi habano y lo miro a los ojos abriendo las piernas. Entiende lo que le pido y sonríe.

— Ahora me comerás el coño, iremos a Canadá y abriremos vivo a Cameron.

Todos los guardias salen de la cabina del jet y el tatuado se arrodilla frente a mi lamiéndose los labios.

— ¿Cameron es el ultimo? — Pregunta bajando mi jeans.

Niego mirándolo y pongo mi pierna sobre su hombro cuando me quita las bragas. Besa mi muslo con lentitud sin dejar de mirarme. Le doy una calada a un puro y luego suelto el humo en su cara.

— Cameron es el séptimo.

🚬🚬🚬🚬

— Jason, el día de hoy el cuerpo del Primer Ministro del Reino Unido ha sido encontrado sin vida, dentro de su propiedad en Londres. Hasta el momento no ha habido testigos, y sus propios guardaespaldas, ¡Han dicho que no tienen ni la menor idea de cómo ocurrió!

— ¿El Primer Ministro? ¿La policía ha rebelado algún sospechoso?

— No, y el país se ha vuelto un caos ya que todos lo interpretan como un atentado terro...

Cambia.

Me encuentro fuera de la casa de nuestro difunto Primer Ministro, los guardias nos revelaron que esta mañana, Michael, no se levanto a desayunar alertando a los hombres, y cuando subieron a su recamara, lo encontraron con el torso abierto sobre su cama. D...

Cambia.

Si, la causa de muerte coincide con la muerte de los otros cinco políticos, ¿Quiénes son los responsables y qué buscan haciéndolo?

Ian apaga la televisión y me mira fijamente. Le mantengo la mirada sin inmutarme por la seriedad que hay en sus ojos verdes.

— La Élite está enfurecida contigo, Hanna. Dicen que hay que quitarte poder o vas a matarlos a todos. Quieren encerrarte en Alcatraz.

— ¿Y los vas a dejar? — Me rio.

Ian no se ríe, solo me mira con seriedad. Ni siquiera sé si está decepcionado de lo que hago o aterrado.

No sé cómo lo hizo, pero antes de que llegáramos a la mansión de Cameron, sus hombres nos intervinieron y nos trajeron frente a mi padre en su mansion en Toronto.

— Quieren saber qué hiciste con los cuatro, pero tus hombres no abren la boca, ni siquiera para hablar conmigo. — Frunce el ceño. — Dicen que solo te son leales a ti.

Sonrió orgullosa mentalmente.

»— Te tienen miedo, y no es algo de lo que debas sentirte orgullosa, Lauralei. ¿Sabes lo que hacen esos hombres cuando sienten miedo por algo? Lo eliminan.

Los Romanov vienen a mi mente.

»— Y yo no podre protegerte, mis hombres, ni esos hombres que te son leales, podrán hacerlo. Asique habla, me dices ahora mismo qué hiciste con los cuatro o me dices por qué empezaste la cacería otra vez.

— Tu sabes porque comencé la cacería. — Frunzo el ceño y él me mantiene la mirada. — Todos lo saben, y todos saben qué hago bien, ¿Quieres tener a esos imbéciles libres?

— ¿Esto lo haces por...?

— Si. — Alzo mi mentón. — Me da asco que se refugien en vidas normales, que todos los protejan y amen, merecen ser abiertos vivos.

Ríe y se levanta de su silla. Camina por su oficina y luego se sienta sobre su escritorio frente a mí.

— ¿Y si yo estuviera en esa lista, Hanna? — Me tenso. — ¿Matarías a tu padre? ¿Me abrirías vivo para que luego tus hermanos me encontraran muerto preguntándose quién fue?

"— ¡Por favor no lo hagas! ¡Tengo una familia!

— Su familia me importa una mierda, Gobernador."

»— ¡Respóndeme!

— ¡No! — Me levanto apretando lo puños y él me mira frunciendo los labios.

— Entonces detente, — Suplica mirándome a los ojos. — Porque estas dejando a muchos niños sin sus padres. Estas destruyendo familias.

— No preguntaran quien fue. — Me corrijo. — Preguntaran qué hicieron, qué hiciste.

Ian me mira como si no me reconociera.

— ¿Dónde está Adrien?

— ¿Qué? — Dejo de apretar mis puños confundida por el giro de la conversación.

— Me escuchaste bien.

— En San Francisco, entrenando con Derryl hasta mediodía, luego va a la sede de ROM.

— ¿Y por qué estás aquí con Abel en vez de estar en San Francisco con él? Deja esto Hanna, si terminas la lista solo tendrás problemas, aléjate de Abel, y vuelve con Adrien.

Comienzo a reír al darme cuenta.

— Tu igual crees que Abel me cambia.

— Solo mírate. Si no hubiese vuelto, ¿Habrías matado otra vez?

Suspiró y vuelvo a sentarme paseando mis dedos por mis sienes.

— ¿Necesitas algo más? Debo seguir con lo mío.

— ¿Qué hiciste con los cuatro? — Vuelve a preguntar.

— Los mate. — Lo miro a los ojos.

— ¿Y los cuerpos?

— Los queme y luego tire las cenizas al mar. — Miento y él niega con una sonrisa falsa.

— Soy tu padre, yo fui el qué te enseño a mentir, asique dime la verdad. O me veré en la obligación de...

— ¿Vas a castigarme si no te doy lo que quieres? ¿Vas a darme nalgadas? ¿Quitarme la televisión? ¿Qué tengo? ¿Seis malditos años? — Rio y me levanto alisando la tela de mi blusa.

Ian nunca ha sido uno de esos padres violentos, de los que te pegan si te portas mal, al contrario, él busca la forma de solucionar todo por palabras, y le funciona, ya que de la misma manera que Sasha puede manipularlo, él puede manipular a todo mundo.

Pero tiene un problema, uno qué tenemos todos los Morgan, no le gusta perder el control, y ahora mismo, no saber qué hice con los cuatro, lo está matando.

Hay historias sobre Ian perdiendo el control, y no son para nada divertidas.

»— Los mate, los hice sufrir hasta el último segundo de sus vidas, y luego los queme, viaje a una playa, y los tire al mar. Si la puta verdad no te gusta, pues avísame y te cuento un par de mentiras. — Hablo con calma sin dejar de mirar sus ojos.

No me cree, lo veo en su mirada y su tensa mandíbula.

»— Ahora si me disculpas, debo ir a matar a otro hombre, porque si no lo hago yo, nadie lo hará.

Me doy la vuelta tomando mi arma y la pongo en el espacio entre mi cinturón y mi espalda baja. Avanzo hacia la puerta y saco mi móvil buscando el número de Abel. Debemos ir contra Cameron hoy si o sí.

— Explícame entonces qué hace Andrea Bonaccorsi buscando a John Ventura.

Me detengo y suspiro.

Claro que no iba a enterarse por mí, todo lo que yo hice salió bien, pero Andrea tenía que hacer una sola mierda, vigilar que los subieran al jet y los llevaran a Argentina. ¿Y qué hizo? Quien mierda sabe por qué no estuvo ahí.

Voy a matarla.

»— Siéntate ahora mismo, y cuéntame qué hiciste con los cuatro. — Sentencia con frialdad.



Continue Reading

You'll Also Like

19.2K 808 17
Henry es el chico popular un día lo asignan a hacer un trabajo con Charlotte qué fue su mejor amiga cuándo eran niños pero se separaron porqué el se...
413K 26.7K 28
Escucho pasos detrás de mí y corro como nunca. -¡Déjenme! -les grito desesperada mientras me siguen. -Tienes que quedarte aquí, Iris. ¡Perteneces a e...
649K 2.2K 3
Después de divorciarse de Jacob Cavanni , un divorcio inesperado , un corazón roto y todas las ilusiones perdidas , Leah Smith creía que no iba a vo...
3.7M 163K 134
Ella está completamente rota. Yo tengo la manía de querer repararlo todo. Ella es un perfecto desastre. Yo trato de estar planificada. Mi manía e...