CAPÍTULO XXX

725 166 87
                                    

El césped aún se encuentra algo mojado, pero el sol comienza a resplandecer con su mera existencia y puedo notar que el día va a ser uno abrasador

Oops! This image does not follow our content guidelines. To continue publishing, please remove it or upload a different image.

El césped aún se encuentra algo mojado, pero el sol comienza a resplandecer con su mera existencia y puedo notar que el día va a ser uno abrasador. Ojalá, mi día también lo sea.

Cruzo por el sendero esperando que nadie se interponga en mi camino. Es decir, nadie camina por estos lugares, pero ayer me topé con un joven en medio del trayecto y eso me descolocó un poco. ¿Quién divaga a esas horas, en medio de la lluvia y por un recorrido fantasmal? ¡Ni siquiera era del pueblo! Al menos que viva escondido de la sociedad. Y no es una mala idea, ahora que lo pienso.

Las sensaciones que dominan mi alma no son las mismas de siempre, por más que el camino sea el mismo y los árboles también. Es como si todo el universo hubiera cambiado de repente, y las emociones más sentidas se convirtieran en polvo, para ser reemplazadas por una oquedad indescriptible.

Repentinamente, entre lamento y lamento, un ave ambarino pasa volando frente a mis ojos y se dirige al bosque sosegado. Una señal de que todo va a estar bien... ¿verdad, papá?

— ¡Allí está! — oigo a lo lejos, y puedo ver la figura distorsionada de Thomas. Dos segundos después, sale mi madre detrás de un árbol.

Comienzo a apresurarme y en cada parpadeo, los cuerpos se vuelven más notorios. La adrenalina se propaga por mi organismo y un sollozo trata de salir de mí, hasta que faltan unos pasos para llegar a ellos.

Tienen los ojos contenidos de lágrimas, y corren hacia mí con velocidad. Extendemos nuestras extremidades para unir todas nuestras partes en un abrazo, y sonreímos como si hubieran pasado siglos desde que nuestros ojos se encontraron. Nuestra cabellera baila en el viento, y finalmente, nos enlazamos con todo el amor que pudiera salir de nosotros. Un abrazo de tres. Un magnífico y vivificante abrazo de tres.

No contenemos las lágrimas, y soltamos todo al unísono, logrando una enorme sanación en conjunto.

— ¿Dónde estuviste? ¿Por qué me hiciste esto, Vania? — pregunta mi madre lloriqueando, mientras apoya sus manos en mis mejillas y las deforma a su gusto.

Emito un bramido y se detiene.

— Estuve cerca del almacén... no te preocupes, ya estoy bien.

Inmediatamente nos dirigimos a la casa, sabiendo que John se encuentra en su trabajo en estos momentos, ya que en su ausencia surgieron algunos problemas que solo él puede resolver... por suerte. ¿Qué haré apenas lo vea? Ni siquiera quiero pensar en tal situación, por más que mi imaginación me invite a volar.

Paso por la puerta y todo está igual que siempre. Mi madre se ocupó de limpiar el desastre de anoche, y dibujó todo a la perfección. Una ilustración maravillosa de un hogar familiar.

— ¡Mira ese vestido! — exclama con dramatismo — Cámbiatelo urgentemente, sino vas a enfermar.

— ¿No vamos a hablar de lo que ocurrió ayer?

Un mutismo irritante entra en escena e insiste en quedarse por mucho tiempo, pero yo continúo atenta, esperando por una respuesta por parte de ella.

— Discutimos sobre eso anoche — establece con un tono apagado — Y se disculpó, el alcohol lo vuelve muy testarudo y prometió no beber más por el bien de la familia.

¿Eso es todo? ¿Se atreve a perdonarlo luego de todo el desastre que cometió ayer? ¿Siquiera pensó en mí?

— Ese hombre es violento, ¿realmente crees en sus palabras vacías y llenas de falacias?

Las expresiones de mi madre cambian, y se vuelven tan tristes como un cielo gris.

— Él no es así, el trabajo es tan pesado estos días... y mis acciones no lo ayudan.

— Mamá, por favor, piensa las cosas en frío.

Sin decir nada, toma una prenda recién lavada y me la entrega amablemente, para luego irse hacia la sala principal con un rostro atormentado por sus pensamientos.

— Me alegra que hayas vuelto — comenta Thomas por primera vez en el día, y me contenta oír su voz — Anoche no pude dormir mucho.

— ¿Por el caos de la casa?

Niega con la cabeza y sonríe.

— Extrañaba las tonterías que dices todo el tiempo.

Le devuelvo la sonrisa y por primera vez, después de varias horas de dolor, mi corazón experimenta los colores más vibrantes que pudieran existir.

— Sé que soy indispensable en el reino — respondo con un tono burlón — Habrán oportunidades donde usted deberá hacerse cargo de todo este palacio.

Tommy muestra sus hoyuelos y finge que tiene una espada en su mano. La alza muy alto, y concentra su mirada en el techo.

— No se preocupe, madam, el rey Thomas es capaz de luchar contra cualquier dragón que quiera atacar.

Y pienso en ese dragón dorado que utiliza sus dones de manipulación para dominar. ¿Podrás luchar contra tu propio padre, Thomas?

Dejo esos pensamientos negativos a un lado, y comienzo a dar vueltas con el vestido pesado, debido al agua que absorbió por la noche. El pequeño me imita, y terminamos convirtiéndonos en un carrusel viviente.

De pronto, Thomas para de dar vueltas y me mira con los ojos como dos platos.

— ¡Tengo clases de guitarra! — exclama ansioso — Papá va a llevarme apenas salga de trabajar.

Qué sorpresa. Doble viaje para John, hoy sin dudas su día va a ser extremadamente agotador.

— Entonces ve a bañarte, niño, ¿o quieres que tus amigos te llamen Thomas el apestoso?

Ríe con un toque de nerviosismo, y se va corriendo hacia nuestra habitación. Yo, en cambio, me encuentro con la prenda limpia entre mis manos, y con una sensación imposible de describir en todo el cuerpo.

Ojalá hoy no reine el caos de nuevo.

Ojalá hoy no reine el caos de nuevo

Oops! This image does not follow our content guidelines. To continue publishing, please remove it or upload a different image.
Evania: Un rincón del paraíso ©Where stories live. Discover now