CAPÍTULO XXXVI

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Cargamos nuestras pinturas con las mismas manos que las crearon, y caminamos por la vegetación contemplando cada detalle

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Cargamos nuestras pinturas con las mismas manos que las crearon, y caminamos por la vegetación contemplando cada detalle.

Hace mucho tiempo no me sentía tan renovada y cargada de energía. La magia del bosque, quizás.

— Ya se me cansó el brazo — comenta Thomas y deja caer el lienzo con delicadeza.

— Está bien, un segundo de descanso — responde mi madre.

Alzo una ceja de manera burlona, y sonrío con aires de superioridad.

— Que exagerado.

Le golpeo el brazo amigablemente y el joven pone los ojos en blanco. Podría decir que es su expresión... pensar que el primer día que lo vi lo consideraba como alguien reservado.
¡Cómo se transforman las cosas a través del tiempo!

Luego de esa acción, dejo en paz al niño y me alejo un poco de la familia, hasta que una flor llama mi atención. No es como las demás, podría jurar que es un lirio amarillo. Se encuentra cerca del lago de las lágrimas escondidas, demasiado cerca de mí como para poder alcanzarla.

"¡Lirios amarillos! Gritan alegría y energía positiva" pienso en mi interior, y recuerdo que el cumpleaños del pequeño Tommy se acerca.

¿Debería... arrancarlas para él? Después de todo, el mensaje es muy enternecedor y son amarillas, como el pájaro que tanto le llama la atención.

— Hola... — murmuro para que nadie me oiga — Me pregunto si puedo arrancarlas. Sé que eso determinará el final de sus vidas pero es para mi hermano.

Hago un silencio para pensar en lo que mis labios acaban de pronunciar. Hermano, que palabra maravillosa. ¡Tengo un hermano! Es tan increíble poder decirlo, exclamarlo, gritarlo, sentirlo. ¿Cómo pude soportar tantos años sin la presencia de ese travieso?

De repente, una alegría inmensa comienza a apoderarse de mí, y sé que estoy en el camino correcto.

Pasan unos segundos, trago un poco de saliva y continúo con la petición.

— Su cumpleaños se acerca, y realmente quiero sacarle una sonrisa con sus colores espléndidos y limonados — explico con cuidado, inclinando mi cuerpo hacia las flores — ¿Podrían darme alguna señal si es que desean ayudarme?

Repentinamente, un viento delicado se desplaza por el ambiente y logra mover esos lirios como nunca antes lo había visto. Es la señal.

— ¡Muchas gracias, son magistrales!

Me inclino un poco más y extiendo mi brazo derecho, tratando de no mojar mi vestido con el agua. Y lo logro, las flores ya están en mis manos.

Levanto mi pintura del suelo y trato de camuflar las plantas con ella, deseando que nadie preste atención a lo que puedan sostener mis manos. De lo contrario, la sorpresa quedaría completamente arruinada.

Vuelvo al recorrido de siempre y los dos me miran extrañados.

— ¿Qué ocurre? — pregunto algo nerviosa.

Mi madre frunce el ceño y trata de analizarme, ya que me conoce perfectamente, y sabe que un toque de nerviosismo recorre mi cuerpo en estos momentos.

— Nada, estábamos esperándote — responde Thomas mientras levanta su obra — Sí que te pierdes entre los árboles.

Río disimuladamente y comenzamos a caminar, sin embargo, el terror de que descubran los lirios sigue en mí... aunque me encuentre caminando por detrás de ellos.

Llegamos a casa, ellos con la energía completamente agotada, y yo con la energía renovada.

Mi madre se queda afuera, descolgando nuestras vestimentas recién lavadas y Thomas la ayuda como reflejo de su gran corazón. Yo, en cambio, me dirijo rápidamente a nuestra habitación y guardo los lirios junto al girasol semi-desnudo, debido a la escasez de sus pétalos... por mi culpa. Y la de mi padre.

Trato de que su presencia sea lo menos notoria posible, hasta que encuentro la posición correcta. Hasta parece que el girasol es más amarillento.

— ¿Qué haces? — dice Thomas, y salto rápidamente de la pequeña silla, con un rostro pálido de sorpresa.

— ¡Me asustaste! — exclamo — Estaba... observando al girasol, nada nuevo. ¿Deberíamos colgar nuestras obras?

Espero que el cambio de tema pueda despistarlo.

— Tal vez — responde y hunde sus hombros — No sé si a papá le agradará la idea.

Revoleo los ojos por primera vez en el día.

— Podemos hacerlo sin que sepa...

Thomas abre bien los ojos.

— ¿Cómo?

— Pues simplemente haciéndolo — respondo y tomo su pintura, mientras imagino un buen sector para engancharlo — ¡Brillante!

Justo sobre la cabecera de nuestras camas. Un lugar excelente.

En su espacio, el pequeño pájaro que fue su musa y lo llevó a grandes sectores de creatividad e inspiraciones pigmentadas, junto a una sensación de admiración.

En el mío, un retrato de mi verdadera y pura esencia. Todo lo que vive dentro de mí, probablemente de una forma profunda que solamente yo puedo comprender.

¡Qué maravilloso es el arte en su máxima expresión!

¡Qué maravilloso es el arte en su máxima expresión!

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Evania: Un rincón del paraíso ©Where stories live. Discover now