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La mesa de centro de Harry en su sala de estar estaba medio llena de algunas cervezas, una bolsa grande de chips por la mitad (que en realidad era mas aire que chips) y dos platos hondos vacíos de una pasta al pesto que había preparado en el almuerzo. En su sofá se encontraban sentados él y Mitch, mirando un juego de los Green Bay Packers contra los Panthers. Harry le gritaba al televisor cada vez que su equipo favorito de fútbol americano, los Packers, anotaba o se burlaba cuando el contrario fallaba.

Mitchell en su asiento permanecía callado disfrutando su cerveza y lanzando uno que otro comentario sobre el juego, riendo cada vez que su mejor amigo exageraba con sus gestos fanáticos. Ellos tenían muchas cosas en común pero cuando a comportamiento se refería, Mitch era el tranquilo y más inexpresivo de los dos. Tampoco era muy fan del fútbol americano pero le había empezado a gustar por influencia de Harry.

Era un domingo tranquilo por la tarde, ambos mejores amigos pasando el rato. Maddie en su habitación miraba alguna película de Disney, dibujaba o jugaba con sus muñecas. A veces Harry se sentía un poco mal de que su hermanita no tuviese amiguitos de su edad para jugar, pero esperaba que cuando comenzara el kinder hiciera unos cuantos.

"¡Touchdown!" Gritó Harry eufórico levantándose del sofá de un salto, sacudiendo su sudadera del equipo que se había puesto para mirar el juego "Mierda, que salvaje fue esa anotación." Se sentó nuevamente y bebió de un solo sorbo los tres dedos de cerveza que le quedaba.

Pero Mitch en realidad se había perdido el touchdown de los Packers, porque un olor con el cual estaba sumamente familiarizado llegó a sus fosas nasales de manera sutil, el olor venía de un lugar lejano pero lo había captado. Arrugó la nariz y miró a un costado olfateando, entonces fue cuando Harry giró a mirarlo al escuchar los sonidos de perro que estaba haciendo.

"¿Qué sucede?"

"¿No hueles como a marihuana?" Le preguntó Mitch, totalmente seguro de que el olor a cannabis se estaba colando de algún lado pero tal vez solo era él y su cabeza pidiéndole un porro.

Harry arrugó la nariz olfateando el ambiente también y giró la vista hacia atrás a su balcón totalmente abierto. Definitivamente alguien estaba fumando, y podría ser cualquier persona en su edificio, pero conocía a una que vivía justo al lado. Estaba cien por ciento seguro de que era Polly.

"Ah, seguro es mi vecina, Polaris." Harry se enderezó y miró a Mitch.

"¿La que me dijiste que cuidó de Maddie cuando Sarah y yo no pudimos?" Inquirió curioso, recordando el día que le había preguntado a Harry qué hizo con la pequeña y este le contó que su vecina se había ofrecido a quedarse con ella. Pero la verdad es que el de rizos no había hablado más sobre Polly con Mitch, sobre la mujer que últimamente vivía en su cabeza y sentía la curiosidad de conocerla más cada vez que compartía con ella.

"Sí, ella." Harry asintió, estirando una mano para alcanzar la bolsa de chips mientras miraba los comerciales que estaban pasando.

Hace dos días que no la veía, desde el café, y aquella conversación que había tenido con ella sobre su visión de las relaciones seguía rondando su mente de vez en cuando. Le había sorprendido, honestamente, ya que literalmente le dijo que solo tenía citas casuales y huía de los compromisos. Y no pudo evitar sentir algo de molestia cuando le dijo que la razón principal era por personas que le habían herido en el pasado. ¿Quién demonios le había hecho daño para que pensara que el amor no era lo suyo? Muchas preguntas se hacía Harry, y no entendía por qué repentinamente quería saber la vida de su vecina.

Aparte de eso, realmente había pasado una buena mañana a su lado y estaba consiente de las veces que había, tal vez un poco apropósito, coqueteado con ella. No era como que había sido su plan invitarla a desayunar para que ella pensara que tenía otras intenciones más allá, pero es que Polly...la teñida tenía algo que hacía su cuerpo y boca reaccionar por si solo. Y cuando él conocía a una mujer atractiva que llamaba su atención, era simpático y seductor por naturaleza sin llegar a ser un insistente y falta de respeto porque sabía que no todas las personas iban a corresponderte, no lo hacía por buscar conquistar a la fuerza, simplemente era su naturaleza carismática y coqueta. Pero muy en el fondo era alguien tímido también.

polaris [h.s]Where stories live. Discover now