Capítulo 1

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Vivir o morir


Hay una decisión que la vida siempre te coloca para que elijas: ¿Vives con las consecuencias de tus decisiones o mueres con las decisiones que te deje la vida? Pero recuerda que la vida no a todos le sonríe igual y en mi caso hoy era así. Hoy la vida nos daba la espalda y nuestro gran secreto estaba a punto de acabar.

Intentábamos hacer algo parecido a una pirámide con todas las cosas de la habitación en la que estábamos viviendo hace un par de meses. Colocábamos todas las cosas una encima de otra, todo esto frente a la puerta mientras los golpes y  gritos del hombre no paraban allá afuera. Elizabeth estaba a punto de desmallarse pero las fuerzas para que nuestro amor continuara era más grande.

tres años atrás...

Una sociedad evolucionada. Estamos en medio del siglo XXI y mis padres aún cree que estamos en la época en que los  adultos decidían por sus hijos cosas como estas. Jamás me podré casar con ese tipo, es un viejo que me triplica la edad. Tan solo tengo 16 años, no acabo mi escuela y ellos ya están pensando en casarme.

No sabía dónde demonios estaba, salí de mi casa corriendo sin rumbo fijo,  esos lindos impulsos que te hacen cometer errores, actúas por inercia. Así fue como actué hace un par de horas cuando mi madre hablaba con ese tipo en la sala de estar. Llegué a ella no por mi propia voluntad sino porque mi padre me traía halando de un brazo. Cuando por fin logré zafarme de él fue porque me estaba tirando en el sofá.

Quité todo rastro de cabello en mi rostro, el anciano estaba frente a mi, sonrió y dijo  «—Por eso me enamoraste». Esas malditas palabras que no paran de retumbar en mis oídos.

— Elizabeth. Hija, él es tu futuro esposo. — La señora frente a mí habló con una sonrisa en su rostro.

Solo me bastó escuchar eso para no querer estar más allí. Recuerdo que me levanté de inmediato del sofá, tiré a mi padre aun lado, estrellándolo contra la pared. Como pude quité el pasador de la puerta y ahora estoy aquí.

Me senté en lo que parecía ser un paradero de autobuses, solté un suspiro del cansancio que tenía, revisé mi reloj de muñeca; tenía más o menos una hora cuarenta minutos corriendo y caminando por la inmensa ciudad.

Até mi cabello con una cola alta y pasé las manos por mi rostro intentando quitar todo el rastro de sudor sobre él, la rabia invadía mi cuerpo y las lágrimas comenzaron a salir. Sentí que alguien se sentó a mi lado pero no le tomé importancia, reacomodé mi cuerpo, dándole un poco la espalda. 

— ¿Te pasa algo?— Escuché una voz ronca hablarme.

—Eso a ti no te importa. —contesté agresiva, sin importar quién fuera.

—En el chat parecías ser un poco más tolerante...

Levanté la mirada con debilidad, mis ojos recorriendo el cuerpo que estaba junto a mí. Era un hombre; eso me indico las zapatillas que traía. Sus jeans ajustados, esas playeras con dibujos extraños que nadie más podía usar... cuando por fin me encontré con su rostro se me hicieron muy familiar todas aquellas facciones. Tenía una linda sonrisa en su rostro y sus ojos brillaban como dos estrellas en la oscuridad del cielo.

Mis músculos faciales no emitieron ningún gesto, aunque quería contestar a su sonrisa no era capaz de hacerlo. Jamás pensé que este momento iba a llegar.

Este chico de 18 años que está a mi lado se llama Leandro Hood.

¿Cómo lo conocí? Bueno...

"Flashback"

Estaba sentada frente a mi computadora, revisaba mis redes sociales luego de haber terminado mi tarea, inicié sesión en Facebook y en la barra de solicitudes de amistad el número uno en rojo me llevó a revisar quien sería mi nuevo amigo. De inmediato recordé todas las indicaciones que nos daban en la escuela, cuando nos hablaban de las redes sociales y todas las precauciones que debíamos tomar al aceptar las solicitudes de extraños, eché a la borda todo eso y acepté nerviosa, pues no sabía quién era. Revisé sus fotos y parecía ser un chico lindo. Segundos después, un mensaje suyo llegó, un par de palabras el primer día, me despedí y cerré sesión.

Luego de tantos días de hablar, comenzamos a tomar una gran confianza. Sabía que era dos años mayor que yo, su nombre era Leandro Hood, estudiaba en la universidad, vivía con sus padres en las vacaciones y  tenía una hermana más pequeña a quien ama con todo su corazón. Sabía todo de su vida luego de unos meses, al igual que él hacía conmigo.

La confianza creció entre nosotros.

No vivimos todos los meses del año en la misma ciudad, pues estudia en otro país y cada vez que sabia que estaba de nuevo aquí nunca propusimos conocernos, y creo que era lo mejor pues moriría de miedo si mis padres se enteraran.

"Fin del Flashback"

—¿Oye, te pasó algo? —él volvió a hablar.  —¿Elizabeth...?

—Perdón.

—¿Te pasó algo?

Mis impulsos siempre controlando mis decisiones.

Me lancé a sus brazos sin pensarlo dos veces, necesitaba esto hace mucho tiempo. Las lágrimas aún continuaban deslizándose por mis mejillas

—Tranquila pequeña, todo va a estar bien –Acarició mi cabello.

—Jamás va a estar bien. —Alejé nuestros cuerpos, y volví a mi espacio de libertad.

—¿Por qué lo dices? —Me observó con ojos dulces y preocupados.

—Mi vida es una completa locura. Mis padres controlan mi vida, nunca puedo hacer lo que quiero. — El afirmaba con su cabeza, pues ya sabía todo esto.  —No tengo amigos con los que pueda hablar. — Frunció su frente, creo que había herido de cierta manera sus sentimientos.  — Y ahora resulta que mis padres me quieren casar con un asqueroso anciano que triplica mi edad.

—¿Y por qué no hacemos lo que quieras hoy?  —Se levantó de su lugar.

—¿Cómo? ¡Estás loco! Ya debo volver a casa.

—Si vas a casa, le demostrarás a tus padres que ellos pueden hacer contigo lo que quieran, que ellos tienen el control sobre ti... ¡Vamos anímate! —extendió su mano hacía mí.

Por mi cabeza pasaban miles de cosas.

Si hago lo que Leandro me pide que hagamos puedo demostrarles a mis padres que no soy la niña que ellos creen, pero si no lo hago mis padres tomaran el control de mi vida, harán conmigo lo que ellos quieran... incluso me tendré que casar con ese viejo.







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Contra CorrienteWhere stories live. Discover now