Capítulo 90

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Tras la primera crisis epiléptica vinieron otras dos más en un periodo de seis horas, lo que era un peligro para la vida de la joven. Su piel estaba demasiado pálida a comparación de su color normal, además de que sus signos vitales bajaban abruptamente para después regresar a la normalidad. Banner había logrado controlar la hemorragia, pero aun era indispensable llegar pronto a la torre para evitar cualquier inconveniente.

Una vez el quinjet aterrizó el hangar, los doctores procedieron a llevarla al área médica para ayudarla. Steve no había podido siquiera moverse de su lugar en la nave, se sentía inútil e impotente ante las circunstancias, y el ver toda la sangre en la nave no lo ayudaba a calmarse. La ira y la preocupación invadían su cuerpo, por lo que no pudo evitar golpear la plancha donde había estado la ojiazul.

-Steve...-lo llamó la espía. La rusa también se encontraba molesta ante la osadía de HYDRA para administrarle algo.

-Algo me decía que no debía dejarla ir-mencionó entre dientes.

-Intenta relajarte, si ella te mira así se sentirá culpable-intentó tranquilizarlo-deberías ir a quitarte el traje-

-Esto ya es demasiado Nat... no quiero que suceda lo mismo-la voz del capitán salía entrecortada.

-Y no sucederá, sabes que Gaia es demasiado fuerte-

Steve sentía un nudo en la garganta al pensar el dolor que sentía la ojiazul en esos momentos. Natasha logró sacarlo del quinjet para que fuera a cambiarse, pero sabía que nada lo haría tranquilizarse realmente.

En el área médica se libraba una batalla, pues los signos de la joven habían bajado de nuevo, pero esta vez no habían regresado a la normalidad. Las máquinas les informaban que sus latidos estaban a nada de desaparecer, pero intervenían para que aquello no sucediera, mas su corazón no estaba resistiendo la operación para suturar sus órganos internos. Las enfermeras se encargaban de administrar medicamentos con el fin de regresar todo a la normalidad, pero sus intentos parecían ir en vano, pues de pronto su pulso desapareció. Los doctores tuvieron que atender primero su corazón para después seguir con las suturas, y tras un minuto de intentos, la joven volvió al mundo de los vivos. Los médicos tenían que apresurarse a terminar si no querían que volviera a perder la vida en aquella mesa.

Tras una hora, por fin los doctores habían logrado curarla, pero junto en el momento en que comenzaban a relajarse, la pelinegra volvió a convulsionar. Los doctores tuvieron que detener los movimientos para evitar que las suturas volvieran a abrirse y terminara con una hemorragia interna. Nadie entendía a qué se debían aquella reacción su cuerpo, por lo que tuvieron que hacerle un electroencefalograma, con el fin de detectar alguna anormalidad en su cerebro.

Mientras aquello acontecía en el área médica, Banner se había encerrado en uno de los laboratorios para analizar la sangre de la ojiazul junto a la doctora Cho, quien había sido llamada cuando apenas se dirigían a la torre. Ambos científicos analizaban a fondo la sangre de la ojiazul en busca de alguna anomalía, además de intentar detectar lo que sea que le hubieran administrado.

-Doctor Banner, tiene que ver esto-mencionó la mujer, llamado la atención del vengador.

Ambos miraban cómo el análisis hecho por la doctora había descubierto que los destellos dorados que habían visto en la sangre de la joven anteriormente se encontraban encapsulados. Los científicos intentaban hacer lo posible para regresarlos a su estado natural, pero se resistían debido a la sustancia que le habían inyectado a la más joven.

-¿Qué significa esto, Cho?-preguntó Banner, presionándose levemente el tabique.

-Creo que han frenado los poderes de Gaia-respondió la mujer.

Mystic: The little AvengerDonde viven las historias. Descúbrelo ahora