Capítulo 17

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Las pesadillas fueron infaltables en el momento.

Mi madre y James llamándome por ayuda mientras Tireo se acerca lentamente con las garras afiladas. Mi madre llora mientras mi hermano la intenta proteger.

Saben que no son rivales para él.

"¡James!". Soy solo un expectador de la horrible escena.

"¡Inu!", llama mi madre, pero no puedo llegar a ella.

"¡Mamá!", ya es tarde.

Tireo me mira con una sonrisa triunfal mientras mantiene una mano elevada, de la cual caen pequeñas y espesas gotas de sangre. Entonces dice, "Llegaste tarde".

Me despierto de un salto sobre la cama haciendo que Riku se despierte de la sorpresa.

Ya es de madrugada.

-Hey, tranquilo -murmura mientras acaricia mi espalda. Mi respiración está muy acelerada y siento que el corazón se me va a salir en cualquier momento -. Solo fue una pesadilla.

-Tireo tiene razón... -sollozo -. Llegué tarde. Siempre llego tarde a todo...

-Inu, solo fue una pesadilla.

Riku me abraza y acaricia mi cabeza apoyándola en su pecho.

-Todo estará bien -murmura mientras oigo su corazón -. Ya verás que pronto pasará la tormenta y el sol volverá a brillar.

-¿Y eso cuándo será? -pregunto secando mis lágrimas, incrédulo.

-Eso lo decides tú, fortachón. Cuando sufras lo que debas sufrir, volverás a ver el sol.

Mis lágrimas no dan tregua y solo puedo quedarme ahí, abrazado a él, esperando a que pase la tormenta.

Vuelvo a dormirme en brazos de Riku sin darme cuenta.

-Inu... -escucho a Dalia -. Hermano...

-¿Dal? ¿Qué pasa? -no puedo evitar alterarme -. ¿Y Riku? ¿Están...?

-Tranquilo, tranquilo. Riku salió con los niños y...

-¿Cómo que salió? No puede ser tan descuidado. Tengo que... -Dalia me detiene.

-Inu, estás muy nervioso. Hermano, me preocupas.

-Estoy bien, es solo que... -se sienta junto a mí y abraza mis hombros -desperdicié doce años, Dal... -cubro mi rostro -. Fui descuidado y dejé que un sujeto peligroso diera con ustedes...

-No te culpes, Inu. Nada de esto es tu culpa -me mira con ojos inundados -. No será fácil, Inu. Pero tenemos que salir adelante por mamá y por James...

Mi hermana y yo permanecemos abrazados, apoyándonos el uno al otro en nuestro dolor. Como una familia.

-¡Regresamos! -anuncia Riku.

Dalia besa mi frente y seca sus lágrimas para recibir a los pequeños con una cálida sonrisa. Ella es mucho más fuerte que yo.

Los niños la abrazan y le sonríen. Yo no puedo hacer lo mismo. No puedo ver el rostro de esos pequeños sin sentir que les fallé. Sin sentir que es mi culpa que perdieran al hombre que se convirtió en su padre.

La pequeña se acerca a mí y toma mi mano mientras me sonríe con ternura. Mila.

El pequeño también se acerca y se abraza a mi pierna. Colin.

No puedo evitar abrazarlos mientras sollozo apretando los dientes. Ellos hacen lo mismo conmigo. Y Dalia solo nos observa desde la puerta junto a Riku.

El último hijo de LycaonOpowieści tętniące życiem. Odkryj je teraz