22. Límites

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No había tenido ni un poco de paz desde que le había confesado sus sentimientos a James, lo único en lo que podía pensar era en sus ojos azules mirándolo como si hubiese perdido la razón, su paranoia había disparado un montón de ideas más, como que en realidad era asco, y el hecho de que Alex lo observara de aquella manera aumentaba la casa embrujada que acababa de construir llena de fantasmas espantosos ¿había arruinado las cosas tanto al confesarse con Sirius?

— ¿Todo bien contigo, Scor?

—Ah, ¿qué? –observó a su mejor amigo.

—Te pusiste transparente y tu expresión cambió, como si estuvieses viendo algo completamente aterrador.

—Ah, no, yo no, no, no es nada, eh, te veré después ¿sí?

Scorpius sujetó sus cosas tan rápido como podía y se alejó, ni siquiera había pasado por su mente que James pudiese comentarle a Albus que se le confesó, y si eso pasaba, sin duda alguna el caos llenaría el colegio.

"Bueno, con que no salgas que en vez de gustarte mi hermana, te gusta mi hermano, todo bien, llevaría mejor que te enamoraras de Lily, no soportaría que te enamoraras de James".

Sin duda haberse fijado en James había sido una gran metida de pata ¿por qué él habiendo tanto chico atractivo en el colegio?

"Claramente dije que no soportaría que te enamoraras de él".

Avanzó tan rápido con una sola cosa en la mente, la charla que había tenido hacía un tiempo con Albus, y lo conocía demasiado bien como para saber que no estaba bromeando, aunque también comenzaba a creer que era más fácil conquistar a Lily Luna, que a James Sirius.

Llegó hasta su cama en tiempo récord, aventó sus libros sin prestar mucha atención y salió de ahí, tenía que tomar precauciones, tenía que encontrarlo y pedirle que no fuese a decirle nada a Albus.

Aquella sola idea lo hizo agitarse un poco, a pesar del rechazo, el chico le seguía gustando, no solo eso, tenía todo a favor para estar enamorado de él, recorrió los pasillos con paso apresurado, las clases habían terminado, ya no era prefecto, así que ¿dónde podía estar?

Agregó a Alex a la búsqueda, donde estuviera el chico estaría James, eso era más que seguro, así que observó de un lado a otro, intentando no parecer muy desesperado al respecto.

—Oye ¿dónde está tu novio?

Scorpius se detuvo cuando se encontró con Audrey McLaggen, que frunció el cejo bastante con una mirada enfadada, así que suponía que las cosas con Alexander habían terminado tan rápido como comenzaron, y aunque eso le alegró demasiado, no tenía tiempo para celebrarlo.

—No lo sé, y no me interesa –gruñó enfadada, alejándose.

—Te dije que él era para otra, pero no me hiciste caso –sonrió –pero eso no, dime ¿no lo has visto?

—Sí, y de hecho lo estoy evitando, está en el campo de Quidditch con el amor de su vida.

Scorpius entrecerró los ojos un tanto confundido, pero no le prestó mucha atención así que fue en busca de Alex, iba a mitad del camino, cuando comprendió el comentario de Audrey, justo cuando pensó que si James no estaba con él, estaría en la sala común de Gryffindor, que comprendió que ellos dos estaban en el campo, al final estaría a quien buscaba.

Lo vio de inmediato, pero estaba solo, así que se enfadó, tenía la esperanza de poder verlo, aun y con la decepción subió hasta las gradas donde Alex estaba leyendo.

—Oye –lo llamó agitado, había corrido gran parte del camino y no tenía tan buena condición al parecer.

Alex bajó el libro y lo observó con una sonrisa que realmente le parecía irritante, viéndolo bien, no comprendía qué le podía ver Lily, ella que era como una pequeña muñequita, con esos ojos verdes olivos grandes, esa nariz respingada y labios perfectos, en cambio Alex era... Alex.

Love Too Much || JamiusDonde viven las historias. Descúbrelo ahora