11. Preguntas Sin Respuestas

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Por un largo segundo, Scorpius pensó que James Sirius estaba pensando su mejor insulto, lo había llamado cobarde, siendo que era un prefecto de Gryffindor, era el momento —a ojos de Scorpius— de que mostrara su verdadero rostro detrás de ese chico bueno y misterioso, que tenía interesado a mitad del colegio.

— ¿Por qué estás aquí, interrogándome, en primer lugar, Scorpius?

—Porque eres el hermano mayor de mi mejor amigo –se encogió de hombros –y dado el hecho de que no le contaste a tu mejor amigo sobre los golpes...

—Te agradezco la preocupación, pero no somos amigos, y lo que decido contarle al resto, es cosa mía, no tengo obligación por...

—Es solo que te gusta que te gusta que todos piensen que eres el macho alfa ¿no es así? El típico chico Gryffindor que tiene a todos detrás de él, tanto que dejas que los demás te besen y...

—No estoy interesado en lo que los demás piensan, Scorpius, pero eres un chico inteligente, así que dime ¿no has pensado que todo lo que el colegio piensa de mí, es algo sacado de sus proyecciones? Yo no me paseo por el colegio pretendiendo que soy popular o genial, o que soy alguien misterioso, solo soy yo, James Sirius Potter, no hay nada en mi persona, que sea un poco parecido a lo que los chismes de corredor dicen, no los aliento...

—Pero tampoco los desmientes –argumentó, serio.

—La gente siempre va a tener una opinión sobre las demás personas, sin importar que la mayoría de lo que ve, y le agrada o desagrada, en realidad sea una simple proyección –suspiró –me tengo que ir, ten un buen día.

La mirada de Scorpius se desvió cuando vio a su mejor amigo acercándose un poco apresurado a ellos, el puño de Albus se estrelló en el pecho de su hermano, en un gesto demasiado amistoso, notó la pequeña mueca de dolor en el castaño, pero no dijo nada.

—No sé qué hiciste, pero creo que hoy me agradas más que nunca, hermano mayor –soltó divertido.

—Mamá también te envió la noticia.

—Así es –asintió –pero contrario de lo que crees, no hice nada al respecto.

—No, pero tenemos que agradecérselo a tus admiradores, por seguir enviándote cosas a casa, esto prueba –mostró el pergamino –que tú y Ted siempre estuvieron equivocados, y Lily no es tan lista como decían que lo era.

— ¿De qué hablan? –Intervino Scorpius.

—Lily se metió en problemas, a James le enviaron chocolates a casa, y la tonta de Lily creyó que nadie se daría cuenta, así que... los robó, papá ya tomó medidas preventivas al respecto –comentó.

—Medidas ¿cómo cuáles? –Elevó una ceja el rubio.

—Van a mandar a Lily a Ilvermorny –comentó James, observando a Scorpius de una forma tan extraña, que retrocedió un paso.

—Ilvermorny –negó –pero... eso es...

—Maravilloso –soltó encantado Severus –en serio, maravilloso, no tendré que soportarla por aquí, ya tuve mucho con... -observó a James.

—Ilvermorny está al otro lado del mundo...

—Por lo tanto, la influencia de papá es menor –comentó James –según mi madre, lo que papá quiere es que Lily tenga una educación más estricta al respecto, cree que no puede controlarla más.

—Fue la gota que derramó el vaso –murmuró Albus –primero la acusación de las hojas membretadas y...

—En serio tuviste que acusarla por algo tan estúpido –gruñó irritado Scorpius al castaño.

Love Too Much || JamiusWhere stories live. Discover now