05. ¿Por Qué No?

419 43 22
                                    

La risa de alguien despertó a Scorpius, así que salió de la habitación de su amigo, y se quedó de pie en el umbral de la puerta, James le daba la espalda, estaba en la puerta de la habitación de Lily, y reía de forma divertida.

—Te dije que no los tomaras, y aun así, desobedeciste mi orden.

—Cállate ¿para qué tienes caramelos así?

—Porque obviamente ya te conozco, pero has estado negando que has estado entrando a mi habitación, no tenía pruebas, pero muchos chocolates desaparecidos.

—Nunca alguien de tus admiradores había sido tan cruel, tú rechazas sus ofrendas, yo me beneficio.

—Para que no vuelvas a entrar, confórmate con los que te da Teddy, y deja mis ofrendas en paz, nunca sabes que te van a mandar.

James cerró la puerta, se giró para toparse con él, como siempre, con ese semblante tranquilo, pero la pequeña sonrisa aun en sus labios, haciendo que Scorpius lo encontrara extrañamente guapo.

—Lamento si nuestro alboroto te despertó –se disculpó y avanzó hasta su habitación.

—Oye –lo detuvo, sin saber la razón, lo escuchó suspirar resignado, y se giró para encararlo de nuevo –tengo una pregunta para ti.

—De acuerdo –se cruzó de brazos.

— ¿Por qué lo haces?

La confusión en la cara de James fue clara para Scorpius, y aquello le pareció curioso, rara la vez dejaba que los demás observaran sus emociones, por pequeñas que fueran, como en ese momento.

—Necesitas darme un poco de contexto –argumentó él –no puedo trabajar de cero.

—Sabes de lo que hablo –argumentó.

—No, Scorpius, no sé de qué me hablas, pero si sólo soltarás preguntas sin fundamento y contexto, lamento que no pueda darte una respuesta –se giró hasta su habitación.

—Dime ¿por qué haces lo que haces? Normalmente eres tan amargado como un Malfoy, con la misma máscara impenetrable, pero... te pones a bailar con un ridículo tutú, y te dejas manipular por una niñita cuando claramente Albus no puede y no sé si alguien aparte de Luna pueda, dime ¿por qué ese cambio?

—Mejor dime ¿por qué no? –Se encogió de hombros.

No dijo nada, se quedó callado, como si aquella respuesta fuese tan simple, que hasta un bebé pudiese comprenderla, pero Scorpius no podía, seguía sin entenderlo.

—No te entiendo –se animó a confesar.

—Dime ¿por qué no lo haría? Es algo que está en mis posibilidades hacer, ¿puedo dedicarle una hora de mi tiempo a mi hermana? Sí, ¿voy a morirme si me pongo un tutú y bailo una de sus coreografías? No, ¿voy a hacerle feliz si lo hago? Por supuesto, yo no hago algo que no quiero, y que no está en mis posibilidades, hago lo mismo con las personas que conozco, ahora por ejemplo, estoy contestando tu pregunta –se encogió de hombros.

—Porque eso me haría feliz –se burló el rubio.

—No, simplemente porque tienes curiosidad, y no me afecta en nada el darte una respuesta, ya te lo dije, no hago nada que no quiero, aunque a veces no se me caiga nada con hacerlo, igual, si me afectan directamente las cosas, no las hago, pero, a nadie se le ha caído algo, o se ha muerto por usar un tutú, un vestido y bailar con uno de tus amigos ¿o sí? Bueno, sigo vivo, y lo hago seguido –le dio la espalda –descansa un poco más, esta casa no cobrará vida sino hasta dentro de dos horas, sueña bien, Scorpius.

Hacer felices a las personas no podía ser tan fácil como James Sirius decía, todo en la vida era complicado, nada tan sencillo ¿o es que él tenía conocimientos que el resto del mundo ignoraba?

Love Too Much || JamiusDonde viven las historias. Descúbrelo ahora