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Los segundos se convertían en minutos. Los minutos se íban alargando, hasta parecer no tener fín.

Estaba cansada de esperar a Sam, no ví ni oí nada, ningún signo de alboroto...Y eso me inquietaba.

"Tal vez fuera buena señal...Pero y si no era así?"

Cuando estaba a punto de levantarme del suelo, donde yacía sentada, dispuesta a ver lo que sucedía...Ví la figura de Sam, junto con la del chico salir por la puerta bruscamente.

Sam míraba al chico con desprecio, mientras lo mantenía sujeto por el cuello.

Los dos se fuerón andando con suma rápidez hacía un lugar apartado, y supuse que se sumergirían en la frondosidad del bosque, ya que dejé de ver sus figuras.

No los seguí. Presentía vagamente lo que íba a pasar y prefería no presenciarlo.

Salí de donde me encontraba y me senté en el pequeño escalón de la entrada de mi casa.

Escondí el rostro entre las rodillas.

No entendía nada, y eso me frustraba, hasta el punto en que llegaba a sentir en mi cabeza un cúmulo de situaciones y pensamientos sin sentido, chocando unos con otros, provocándome un molesto malestar.

Oí unos pasos, que se paráron en frente de mí.

No necesitaba levantar la cabeza para saber de quién se trataba. No quería ni mírarlo.

Odiaba profundamente lo que hacía, despreciaba ese "él".

-(tn)...Te encuentras bien?, ya esta todo solucio...-empezó a decír, pero lo interrumpí.

-Así es como solucionas tu las cosas Sam?-le escupí amargamente.

-(tn), ya hablámos de ello...

-No, no lo hicímos. Nunca hablámos de nada. Aún no se quien eres Sam, no sé nada de ti...Eso no te importa?

-Qué pretendes que haga?!, quieres hablar de ello?, realmente quieres?, porque a mi mo me apetece nada hacerlo!-me respondió alterado.

-Bien...Ház lo que quieras, sabes?, me importa bien poco; se acabó.

Esas palabras parecierón sorprenderle. Pude observar como su rostro se contraía en una expresión de decepción y preocupación repentina, que me impactó, e hizó que mi confusión aumentara.

-Qué...?-pronunció.

-Adiós Sam.-dije y me levanté sín mírarlo.

-Eso es todo?, no me lo puedo creer...-dijo con ironía.-No estoy obligado a contarte nada, absolutamente nada de mi vida sino me parece oportuno...Y qué es lo que haces tú?, reaccionas como una niña estúpida y malcríada.

-Sam, lo que me molesta es estar envuelta en una situación y no saber exactamente con lo que estoy tratando. No solo se trata de ti, se trata de mi también. Puedes dejar de ser un puto egoísta?-le dije mientras mis ojos empezaban a escocerme, por las lágrimas que intentaba detener.

-No puedes quedarte ahora aquí. Saben tu posición, debemos irnos.-me respondió esquivando mis palabras.

-No, yo me quedo.

-Pero no puede...-empezó a decír él apresudaramente.

-Adiós Sam.-lo interrumpí mientras cerraba la puerta de un portazo. El chirrido que hizó fue escalofríante. Oí su voz llamarme desde el otro extremo de la puerta, pero la ignoré, y subí rápidamente hasta mi habitación intentando contener esa frustración que me perturbaba, y cuando cerré la puerta me eché a llorar.

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Las semanas fuerón pasando. Una, luego otra...

Empezaba a ser yo misma de nuevo, y estaba alegre por ello. Estuve una semana muy baja de ánimos, supongo que todos tenemos esos malos días.

No volví a saber nada más de Sam. Eso no significaba que lo hubiera olvidado...Intentaba hacerlo, pero por alguna extraña razón no podía...O tal vez no quería hacerlo. Me había acabado por acostumbrar a sus ausencias.

Durante esos días nada importante había sucedido. Algunas noches me había parecido oír algunos ruídos fuera, pero al final solo acababan siendo imaginaciones mías.

Todo cambio una noche.

Oí unos golpes en la ventana de mí habitación, abrí primero la cortina temerosa, y entonces un chillido ahogado se escapó de mí.

Abrí la ventana con rápidez y lo ayudé a entrar a duras penas, entré quejido y soplo de dolor.

Dí gracias al cielo porque mis padres estubieran durmiendo.

Lo acompañe hasta la cama, donde él se sentó.

-Sam dios mío que te ha pasado...?-le pregunté preocupada.

Tenía un corte que le zurcaba la mejilla, un corte en el labio que empezaba a hincharse, y su camisa blanca de tirantes empezaba a adoptar un tono rojizo preocupante en la parte del hombro del brazo derecho.

-Siento que tengas que verme así (tn), se que no debía de haber venido...Ya que no quieres verme.-me dijo mientras fruncía el ceño adolorido.

Yo estaba más pendiente de su estado, que de sus palabras. Salí un momento intentando no hacer ruído y volví a la habitación con el botiquín de primeros auxilios.

Volví a cerrar la puerta y empecé a curarle las heridas.

La del brazo necesitaría puntos, al parecer eran todas aparentemente superfíciales.

Me calmé y empecé a coserle la del brazo una vez hubé estilirizado una aguja y la hube desinfectado. Él se apartó un momento por instinto pero luego no se quejó. Aunque su expresión lo decía todo.

Cuando acabé con el hombro me pusé enfrente de él para curarle la herida de la mejilla.

-(tn)...

-Mmm?-le respondí mientras mantenía mi atención en el corte.

-Mírame.-me dijo.

Yo le obedecí sin decír nada.

-Lo siento.

-Sam...

-Se que te he pedido muchas veces perdón, porque siempre la estoy cagando, pero te prometo intentar cambiar (tn)...-sus palabras eran sinceras, pero podía confíar en ellas?

-Por qué debería creerte?-le questioné.

-Porque voy a contarte todo lo que quieres saber.

My little and problematic debility (TERMINADA)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora