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No sé exactamente que fue lo que me despertó.

Simplemente abrí los ojos y desconcertada miré a mi alrededor.

Me asusté, pero luego recordé. Estaba en casa de Sam, no en la mía.

Él no estaba en la cama, y supuse que estaría en el baño, ya que una luz tenue se filtraba por la ranura de la puerta.

Me giré y miré el despertador que yacía en su mesilla.

Marcaba las siete y media de la mañana. Cerré los ojos y dejé escapar un suspiro. Odiaba despertarme tan pronto los fines de semana. Siempre me había gustado dormír mucho, desde pequeña.

Se podría decír que amaba dormír.

Oí el ruído de la cisterna del baño y luego la puerta abrírse.

Cerré los ojos y Sam se tumbó en la cama.

-Siento haberte despertado...-susurró él.

Me giré sorprendida, juntando mi frente con la suya.

-Como sabías que estaba despierta?

-No lo sabía, solo lo dije por si acaso.-sonrió.

-Tienes mala cara...Te encuentras bien?-le pregunté al fijarme en su rostro aún magullado por lo de anoche y algo más pálido de lo normal.

-Bueno, la verdad es que e vomitado como un litro de alchool, creo que si quisieras lo podrías volver a enbotellar.-rió, mientras se encogía de hombros restándole importancía.

-Sam no deberías beber.-le dije sería.

-Y tu no deberías ser tan pesada a veces, pero todos tenemos defectos que no podemos remediar.

-Eres tan idiota...Pero muchísimo.-le respondí molesta, y me giré dándole la espalda.

-Pero por qué te enfadas?-se quejó.

Yo no le respondí.

-Eres como una niña. Peor.-gruñó.

-Eso no lo arregla...-canturreé.

-No estaba intentando arreglarlo...

-Por dios Sam, eres de lo que no hay, enserio.-bufé cansada de sus malas contestaciones.

Pasaron apenas unos minutos cuando él volvió a hablar, esta vez su tono era más suave y calmado.

-Ei...Pero no te enfades...

Él se acercó a mi y empezó a besarme el cuello.

Sus labios se sentían tan bien...

Tengo que reconocer que tenía bastante carácter...Pero me era extremadamente difícil resistirme a eso.

-Sam, Sam, Sam.-dije mientras reía.

-Qué?

-No, no, no.-volví a decír.

-Esta bien...-bufó resignado.

Yo me giré y me pusé encima de él, mientras empezaba a besarlo.

-Y ese cambió?-me dijo confuso mientras se separaba de mi por un instante.

-Digamos que seguiré poniendo yo los límites...Pero me a gustado que no te cabrearas como la última vez.-le respondí divertida.

Él empezó a reírse ante mi respuesta.

-Ven aquí anda...-dijo mientras volvía a juntar sus labios con los míos.

Su telefono empezó a sonar y a dar vueltas encima de la mesilla.

Él se separó y atendió la llamada.

No me gustaría ser la persona del otro lado del teléfono, la verdad.

-Qué demonios quieres?-su tono de voz fue frío y tajante.

Yo sonreí y apoyé la cabeza en su pecho.

Mientras oía a Sam hablar, sin prestarle atención, empecé a dibujar pequeños circulos con el dedo en su torso desnudo. Sentía su corazón latir, su respiración lenta y pausada...

-Esta bien...Hablámos luego...-dijo y acto seguído dejo el móvil en la mesilla.

Él suspiró cansado y se frotó el rotro.

-Sam...

-Si?

-Hay algo que quieras, o puedas contarme?-me atreví a preguntarle, tímidamente.

-Creéme, cuanto menos sepas mejor. No quieras meterte en este pozo, porque luego es imposible salir pequeña.

-Bien...

La verdad es que me moría de ganas de conocer más de él. De su entorno, de su vida, de su pasado...Creía que tal vez, solo tal vez, logaría entender un poco más sus reacciones, el porqué de todo. Pero también sabía que no conseguiría nada presionándole.

-Es igual, no pienses más en eso. Olvída.-me dijo mientras me rodeaba con sus brazos y me estrechaba contra su cuerpo.

-Sabes, yo siempre he creído que es imposible olvidar.

-Y cuando hago esto...-me respondió y luego me besó con fuerza.-No te olvidas?-sonrió.

-Siempre opuestos en todo, verdad?...-reí.

-Pero juntos.-me susurró en los labios.

My little and problematic debility (TERMINADA)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora