[EPISODIO 9]

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4 meses llevaba su pancita y esta seguía creciendo, se podía notar a simple vista y sus pezones se encontraban mas hinchados de lo normal. Mas bien, nunca se le hinchaban por eso no se le hizo normal, pero no es algo que internet no te pueda resolver.

Llevaba un poco mas de 14 semanas cumplidas, suficientes para que los órganos se empiecen a desarrollar y poder ver el sexo del bebé. Estaba nervioso por lo que sería, no le importaba si era niña o niño, pero esa emoción no se la quitaba nadie. Sugawara le hizo el favor de acompañarlo esta vez a la ecografía y estar con el todo momento ya que Kageyama no pudo saltarse esa vez las tareas.

Ambos entraron al consultorio y el mismo proceso que el anterior se hizo, aquel gel helado que hacia ver a su bebé en crecimiento. Podía ver como su cabecita tomaba forma al igual que su cuerpo. No podía creer que esa cosa crecía dentro de él.

-Muy bien, ¿listo para saber el sexo? -pregunto el mismo doctor de aquella vez.

-De hecho -Hinata hizo una pausa para mirar al doctor y después a Suga -Quisiera que mi acompañante lo supiera, quiero que sea sorpresa para los demás y para mí.

-De acuerdo.

La cita finalizo, así con un Suga muy sonriente y un Hinata lleno de emoción y nerviosismo.

-Hinata, ¿Cómo se lo quieres decir a los demás? En especial a Kageyama.

-Quisiera que fuera algo sencillo, quizás que el relleno del pastel lo diga, ¡quiero un pastel para ese día! -decía con la ilusión en sus ojos.

- ¡Déjamelo a mí! -Una tarde llena de risas para nada discretas decoro el rostro del pequeño cuervo naranja.

[]

La tarde dio paso a la noche llena de estrellas y luceros diminutos, dando paso a una melodía tranquila que solo los grillos y el sonido de los autos, aun en movimiento, llenaban el vacío del silencio de la noche.

Hinata se encontraba boca arriba tratando de no delatarse con sus antojos. Era de lo mas normal, pero a la vez de los más raro.

Quería algo frio, algo con sabor dulce que de seguro lo dejara empalagado y pegajoso. Helado, es lo que le vino a la mente.

Las luces ya estaban apagadas, ya era la hora de dormir como quiera, pero eso no lo iba a detener en su travesía de conseguir saciar su antojo. De puntitas y lo mas silencioso que pudo, se dirigió hacia la cocina buscando en el congelador el helado tan deseado. No encontró nada.

La ira invadía su pequeño cuerpo y a la vez ganas de llorar advertían las cuencas de sus ojos caramelizados. Con frustración cerro la nevera y sin ganas se dirigió al cuarto de nueva cuenta a mirar el techo por horas hasta que se sintiera lo suficientemente cansado para dormir.

Mientras tanto, a los pocos minutos de su pequeño enojo, se podía ver a cuatros figuras entrar por la puerta principal de aquella casa cerca de la base. Aquellos que entraban se escuchaban realmente molestos y se podía apreciar sus trajes completamente sucios.

- ¡¿No les dan mantenimiento a los ductos o qué?! -preguntaba y a la vez gritaba un alterado Nishinoya.

-No te quejes, cumplimos con lo que nos dejaron -calmadamente la voz de Tsukishima se hacía presente.

-Si, ¡pero sin éxito! -de nueva cuenta exclamo alterado Nishinoya.

-No te grites tan fuertes, podrías despertarlos... -susurro Yamaguchi en vano al ver como las luces de la sala se prendían y dejaban ver a Suga sentado en uno de los sillones individuales con libro en mano que cerro en el instante.

-Llegan tarde, ¿no creen?

-Lo sentimos Suga-san, pero... -decía un nervioso Yamaguchi tratando de buscar una excusa por su tardanza.

-Aquí el señorito -señalando a Kageyama -quiso bajarse para comprar unas cuantas chucherías -otra vez Tsukishima tuvo la palabra dirigiéndose a su habitación seguido de Yamaguchi que venía asqueándose por su propio olor.

-Todos a su cuarto, ahora -dijo para retirarse a su propia habitación.

Como perros regañados hicieron caso, pero Nishinoya desafiaba a la muerte sacándole la lengua a Suga que estaba de espaldas, pero apenas se giró sobre si mismo, Noya fingió demencia retirándose rápidamente y silbando.

Shoyo apenas regreso a la realidad al oír mucho ruido del baño, supo de inmediato que Kageyama había regresado. Apenas hizo un espacio para él y volvió a cerrar los ojos. Espero y a los pocos minutos sintió como el cuerpo del mayor se apegaba al suyo.

- ¿Cómo les fue? -pregunto adormilado.

-No hay que hablar de eso ahora, ¿Cómo están ustedes? ¿Cómo te fue en la cita? -Amaba que fuera tan atento a el y a su bebé. Palabras cortas como respuestas eran lo que salía de sus labios delgados y un poco agrietados.

-Kageyama...quiero helado.

-Hinata es mas de media noche, es muy tarde -le replicaba más por la azúcar que por la hora. -Aun así, lo supuse, espera y te traigo un poco y comemos un poco juntos, ¿te parece?

Se acurrucaron en la cama ambos disfrutando del helado traído y con el paso de los minutos, el azabache se quedó dormido en la cabeza del más bajo y este le pareció tierno. Con sumo cuidado lo poso en la cama en una mejor posición, pero aun así no se despejo de él, ocultándose en el pecho del más alto pasando sus manos por su espalda quedándose así.

"HIDDEN"Donde viven las historias. Descúbrelo ahora