[EPISODIO 7]

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El primer mes paso rápido y a la vez lento para distintas personas dando paso al segundo mes.

Hinata se encontraba en la base de karasuno donde organizaba algunos papeles, era lo único que dejaban que hiciera por su estado. Y aunque no le gustara tampoco le gustaba la idea de quedarse en casa, no se encontraba nadie mas que él, pero sentir la casa tan vacía y grande a la vez no le gustaba para nada.

Hastiado, volvió a los dormitorios individuales que se encontraban ahí para pensar un poco.

Miles de pensamientos lo atormentaban y llenaban su cabeza sin pensar algo en claro. Comenzó a tararear una canción que se le pego en la cabeza desde que la escucho, el sonido del ukelele y la melodía suave del inicio lo llevaba al típico paisaje donde conocías al amor de tu vida.

No quería sentirse feliz y miserable al mismo tiempo así que opto por alguien a quien se sintiera igual. Y solo se le vino a la mente películas, pero películas de niños.

En su celular busco y busco hasta dar con una que le iba a reconfortar un poco de su maldita suerte.

El típico intro, la típica chica princesa o que se iba a convertir en princesa, las canciones pegadizas, los diálogos que se sabia de memoria y lo hacían reír de vez en cuando. Se sintió un niño pequeño de verdad que solo quería la atención de su madre y mimos de esta.

Por un instante intento recordar el rostro de aquella mujer que se hacia llamar madre, pero sus intentos fueron en vano al solo recordar una imagen borrosa que apenas se le distinguía el color de sus cabellos. Iguales a los de él.

Rindiéndose, decidió continuar con la película.

[]

Horas y horas pasaron, casi se avienta todo un maratón. Ya cansado de las mismas posiciones y de los mismos finales, decidió por lo menos levantarse para alimentarse.

De camino a la pequeña cocina que tenían, se encontró con unas figuras que parecían estar discutiendo. Se acerco lentamente por el marco para identificar a Tsukishima y a Kageyama discutiendo sobre sus movimientos en la reciente misión.

-Debes tener más cuidado, rey- decía el rubio acomodándose los lentes con una mirada seria.

-Se lo que hago- contesto secamente el azabache.

-Ese costado no dice lo mismo- tenia razón, el costado derecho de Kageyama se encontraba lastimado por un corte no tan profundo, pero se veía la sangre seca y la sangre fresca que aun brotaba de la herida. Hinata al ver la herida, no dudo en salir de su escondite y acercarse en pleno silencio a Kageyama, este por su parte, reacciono un poco tarde al ver la pequeña mata de rizos naranjas acercarse y darle un golpe leve en el pecho.

-Idiota.

Sin prestarle atención al rubio que aun presenciaba la escena de enamorados, empezó a curar levemente la herida del mayor. Levantando un poco sus ropas, desinfectándola y vendársela adecuadamente para evitar una infección y prevenir algo mayor.

Prevenir. Así igual lo hubiera hecho el. No era momento. Ahora importaba Kageyama, y aunque este hacia muecas de dolor a veces continuo con su tarea de curarle la herida y darles pequeños golpes para que se quede quieto.

-Casi me das un susto, idiota. -dijo bajito al terminar su tarea y dirigirse al cuarto, las ganas de comer se le iban.

-Hinata espérame- rápidamente tomo sus cosas y se dirigió en el mismo camino que el menor.

-Tsukki! ¿Ya vol-vi? ¿Qué paso? - pregunto el muchacho lleno de pecas que cargaba con ciertas cosas extras para el mayor y vio irse al dúo.

-Nada Yamaguchi, continua- dicho esto el pecoso continúo pasando sus manos en la suave pero pálida piel del rubio untándole el ungüento para golpes.

- ¿Se están complicando las misiones no?

-Solo un poco, nada por qué preocuparse. - le regalo una sonrisa para tranquilizarlo que al instante se borro por el dolor del golpe.

- ¡Lo siento! Presione muy fuerte.

-Cállate Yamaguchi.

-Lo siento Tsukki.

Mientras que, en otra habitación diferente, dos cuerpos se encontraban bailando suavemente dejándose llevar por la dulce y suave melodía de la canción salida por el teléfono de Hinata.

-Te amo.

-Idiota.

-Perdón, pero no quería preocuparte, no era al fin de acabo.

- ¿Quieres que me quede solo con tu hijo o hija?

- ¡No! - menciono un poco alto el azabache para después mirarlo a los ojos y agarrar esa carita redondita. -No quiero, quiero estar con ustedes dos hasta que mi corazón deje de latir, hasta que ya no me quede nada por hacer en este mundo mas que mirar esos ojos hasta que los míos se cierren. Pero eres tu a quien quiero ver en mi último momento.

Sus palabras cavaron profundo en el corazón y mente de Hinata que se quedo sin palabras y solo se escondió en el pecho del mayor.

-Te amo-dijo el peli naranja.

-Idiota...también te amo.

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