[EPISODIO 6]

164 24 7
                                    


La respiración de Kageyama era calmada a comparación de la de Hinata, ambos se encontraban dormidos en aquella cama gigante con sábanas blancas ahora arrugadas por ambos pesos.

Hinata se encontraba un manojo de nervios. Las puntas de los pies se enrollaban y las manos no dejaban de sudarles, todo el cuerpo le dolía y las ganas de ir al baño aumentaban, así como los nervios por todo su cuerpo.

Los pensamientos iban y venían por toda su mente y unas ganas de vomitar se instalaban en su garganta. Su cuerpo comenzó a temblar y lágrimas amenazaban por escurrirse por sus ojos cerrados con fuerza.

De pronto, todo en él se calmó, noto como dos brazos lo agarraban firmemente por la cintura y lo acercaban más hacia el cuerpo ajeno del otro lado de la cama. Vio como esos ojos marinos se abrían lentamente para mirarlo con el amor que sentía.

Dicen que los ojos son la ventana del alma.

Sintió como esas manos grandes recorrían toda su espalda de arriba abajo y posicionarlas de nuevo en la cintura.

- ¿Pasa algo bebe?

-Ka-Kageyama- y se echó a sollozar en su pecho mientras suaves caricias peinaban sus cabellos rebeldes.

-Hinata...te amo.

-Yo ta-tambien te amo bakageyama.

- ¿Vas con los insultos? ¿Qué le vas a enseñar al bebe eh malhablado?

Las lágrimas habían desaparecido, en cambio se oyeron palabras inentendibles la ver como su novio le agarraba sus mejillas y se las estiraba delicadamente.

Las risas pararon cuando la puerta de la casa se abría, rápidamente Shoyo se posiciono de pie y sin dudarlo la mirada de si o si te tienes que ir se la dirigía a Kageyama. Este solo atino a mirar a la ventana como su fuera la mejor solución.

Hinata comprendió de inmediato y la abrió dejando ir a su novio, Kageyama antes de irse le dio un beso pequeño en los labios para desaparecer por los campos de visión del más bajo.

Este se giró al escuchar la voz de aquel hombre que se encontraba recargado en el marco de la puerta desatándose el nudo de la corbata.

- ¿Qué miras por la ventana Hinata?

-eh? - reacciono con nerviosismo. Mierda- n-nada, solo buscaba aire fresco.

-Seguro? No me gustaría que alguien más te viera mi niño.

Asqueroso.

-Segurísimo- su cuerpo tembló cuando la mano ajena se posiciono en su cintura, así como Kageyama lo había hecho segundos atrás.

-Bueno...te creeré por esta vez. Además, de que ya me enteré de tu secretito.

Los ojos de Hinata se abrieron tanto del asombro y del miedo que solo cerro sus ojos, pero en vez de eso sintió como unos brazos lo rodeaban y tiraban a la cama.

-Ahora llevas a una pequeña criatura... ¡espera a que se entere la familia! ¡Se pondrán felices! - exclama aquel hombre sin la mínima idea de lo que decía.

Hinata solo llegaba a asentir con la cabeza dándole la razón a aquel que le ponía la mano encima.

Esas manos ásperas y frías recorrían sus muslos y acariciaban su carita como si fuera de porcelana.

-Serás la mayor atracción hermoso...y todos te amaran...

Solo mas lagrimas recorrían en sus mejillas para perderse entre las sábanas blancas. Estaba cansado de esto.

La ventana seguía abierta y con eso un Kageyama curioso que se asomó por esta. La peor de todas las imágenes que sus ojos han captado. Hinata llorando y con la voz cortada sin poder pedir ayuda. Las miradas de ambos se encontraron en algún segundo y Hinata solo quería que se largara para no tener problemas mayores.

Kageyama sin más se fue respetando la decisión del menor y se fue con sus manos hechas puños.

Ya al bajar del techo con agilidad, se agarró la cabeza con frustración la no poder hacer nada, no quería armar un escándalo, no quería que Hinata se preocupara más, pero tampoco quería que Hinata sufriera por ese desgraciado.

Tomo el celular marcando a un número de memoria. El sonido característico de llamada lo estaba perdiendo la poca paciencia que tenía.

-Ven por mí, estoy donde Hinata y no quiero preguntas, no estoy de humor.

-Entendido, rey- colgó.

Sentía que, si volvía por lo menos a mirar, sus manos no salían limpias.

Una camioneta blanca se estacionaba por enfrente dando vista a un rubio serio y sin ganas de hablar. Que bien ya serian dos sin ganas de hablar.

Rápido se subió y así de rápido desaparecieron con una mirada retorcida mirándolos desde arriba de aquella ventana para cerrarla sin que más viento pase.

El mes paso rápido y doloroso a la vez.

Hinata ya se estaba cansando se despertar todo sucio cubriéndose con nuevas sabanas casi todas las mañanas y verse al espejo y darse propio asco para devolver la poca comida que su estómago no rechazaba

El mes fue algo difícil y doloroso a la vez.

"HIDDEN"Tahanan ng mga kuwento. Tumuklas ngayon