[EPISODIO 8]

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Hinata se encontraba más allá de nervioso, se encontraba aterrado. El frio de la silla metálica no lo calmaba para nada de hecho hacia que los nervios recorrieran con mayor velocidad por su cuerpo y el frio de la sala de espera solo hacía que sus vellos se erizaran.

Intento calmarse así mismo con respiraciones y exhalaciones continuas, pero todo se fue al carajo cuando escucho su nombre siendo llamado por una de las enfermeras de aquel turno.

Se levanto sin hacer movimientos bruscos con una mirada de miedo y preocupación mezcladas.

Camino detrás de la enfermera cruzando los pasillos de color blanco como si fuera un laberinto sin fin. El olor del alcohol y desinfectante y medicamentos llenaban sus fosas nasales y provocan que su estomago revolviera lo poco que había comido en la mañana.

Su corazón se calmo un poco al ver que por fin paraban en aquella puerta que tenia el nombre grabado del doctor en una tablita con su especialidad: "ginecólogo-obstetra."

La enfermera le indico que entrara y así lo hizo, se maravilló por la decoración tan elegante y simple a la vez. Vio aquel medico sentado en su silla viendo papeles que serían los chequeos médicos.

-Hinata Shoyo? Siéntate por favor, no muerdo. –una pequeña risa de escapo de esos labios.

-Con permiso, lo siento soy un poco tímido.

-Lo puedo notar, pero vamos a lo que has venido aquí. Un caso extraño de un hombre embarazado.

-Se que es raro –dijo cabizbajo al verse en una situación tan incomoda y nada usual.

-Tal vez, pero no serás el primero ni el ultimo quien viene a mi consultorio por esto.

-Quiere decir que... ¿llegaron más personas además de mí, con la misma condición? -pregunto con cierta curiosidad y alivio al ver que no era el único con ese "problema".

-Y todos se fueron con las expectativas altas Hinata-san, pero dime tu historial medico es corto, ¿No vas al doctor seguido?

-No lo necesito, soy demasiado fuerte -contesto rápido ante la pregunta al igual que recostándose en la camilla donde le pusieron un liquido un tanto frio. - ¡Está helado! - por no decir muy frio.

-Aguanta un poco más.

Pasaron pocos minutos hasta que la puerta se abrió dejando ver a una azabache todo sudoroso y jadeando por la distancia recorrida a duras penas.

- ¿Kageyama?

-No-me-dijiste que- venias al hospital ¡idiota! -dijo entrecortado al intentar recuperar aire para sus pulmones.

-Bueno es que no te vi esta mañana y pensaba que te habías ido por un recado.

Si ese recado tenia algo que ver con matar a alguien, entonces sí.

-Pero me hubiera dicho antes, hubiera hecho espacio para acompañarte.

-Bien, te avisare para la próxima.

Después de tanta charla y presentaciones formales, por fin el doctor pudo identificar, a lo que ahora era un feto, ocupando todo el espacio del útero.

-Su futuro bebé se ve realmente bien, de seguro nacerá con mucha salud, pero te tienes que alimentar bien Hinata-san por ti y por tu bebé.

-Si doctor, lo hare -dijo desviando la mirada de Kageyama que lo veía como si lo fuera a matar con la mirada solo por enterarse de que no comía lo suficientemente bien. Parecía que los cambios de humor los pasaba su pareja y no el.

Al finalizar por fin aquella cita y prometer llevar con chequeos mensuales, por fin salieron del hospital en donde Hinata sentía que se moría con tan solo inhalar el olor a alcohol.

- ¿Quieres algo de comer? Ya es algo tarde y debes de alimentarte bien -Kageyama le dirigía la palabra después de un silencio cómodo entre ambos. -recuerda que debes comer bien.

-Si como bien Kageyama idiota, mis nauseas bajaron, pero...

- ¿Pero...?

- ¿No me veré muy gordo en los próximos meses? No podre hacer ejercicio, entonces engordare más rápido. -quería tomar su mano, pero solo llegaba a pequeños roces y luego alejo la mano.

Oh no. Cambios de humor aproximándose.

Quizás las nauseas sean lo mas horroroso de ver cada mañana, cada tarde y cada noche, pero los cambios de humor son lo más horrible de llevar durante todo el embarazo.

-Shoyo -tomo la palabra al igual que la mano de menor sosteniéndola fuertemente. -tu te veras igual de divino, hermoso, espectacular, sexy, adorable y un millón de adjetivos hermosos al igual que tú, aun estando embarazo y eso solo me enamorara mas de ti mi amor.

Lágrimas de felicidad acercándose.

Hinata no pudo evitar sentirse feliz con aquellas palabras y, sin temor, jalo de la mano a su amante a ver distintas tiendas y puestos de comida diferentes, vaciando la cartera del azabache y suya en el proceso.

Kageyama y le probaban distintas comidas durante todo el día, pero Kageyama no se preocupaba por ganar peso o un par de kilitos de más, eso se podía quemar con ejercicio. Pero nada ni nadie reemplazaba o compraba la sonrisa que tenía el peli naranja en ese momento.

Acabaron agotados y rendidos en aquella cama matrimonial que podían compartir en esos días donde Hinata se quedaba solo.

Así tenía esos momentos íntimos, románticos, donde se besaban y su pareja le hablaba a su pancita, ya hinchada, cada noche antes de dormirse en sus brazos felizmente.

"HIDDEN"Donde viven las historias. Descúbrelo ahora