Desahogo

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—¡NIKOLAH!—exclamé tan fuerte como pude y me abrí paso hasta estar enfrente de él.

Me acunclillé para tocar su cuello y verificar lo que ya sabía. Sus ojos continuaban abiertos y de su oído golpeado salía una fina línea de sangre.

Mis ojos se nublaron y luché con una fuerza sobrehumana para evitar, sin éxito, derramar alguna lágrima.

Alguien se incó en frente de mí. Era Logan.

En sus ojos aún se podía ver el estado de shock en el que se encontraba, sólo perturbado por el río de lágrimas que le recorría las mejillas.

A nuestro al rededor, empezaron a escucharse gritos y gente corriendo. Aparentemente, se habían enterado del accidente y venían a armar problemas. Se escuchó un balazo, luego dos, y al final una lluvia de ellos. Tomé el brazo de Logan y lo halé hacia mí para salir agachados y corriendo entre los montones de personas. No me preocupaba el cuerpo; siempre que alguien moría en La Madriguera, los cuerpos eran cuidadosamente tratados hasta que se les hacía la ceremonia correspondiente. Todo esto en completo secreto del resto de la población.

Afuera, los dábamos a conocer como perdidos.

En segundos, toda la gente que se encontraba en El Jaguar salía huyendo despavoridos. El estacionamiento en donde había dejado mi motocicleta estacionada se estaba congestionando, así que sin dar más vueltas, monté al castaño enfrente de mí y arranqué.

Eran al rededor de las dos de la madrugada, pero no me importó nada conducir a alta velocidad por la carretera a pesar de la hora. Logan parecía perdido en sus pensamientos, sin decir absolutamente nada durante todo el viaje. Me detuve algo bruscamente enfrente de un terreno valdío que de fondo tenía una barda de tabique de unos dos metros. Estacioné y bajé del transporte casi corriendo. Me acerqué a la pared y comencé a golpearla sin piedad, a puño limpio. Y grité. Un doloroso grito y un golpe a la vez.

En mi mente se reproducían uno a uno todos los recuerdos que tenía con Niko. Me era imposible pensar que todo se había perdido en una pelea que duró menos de 10 minutos. Cosas que jamás regresarían... ¡POR CULPA DEL HIJO DE PUTA DE GUS!

—¡MAL NACIDO DE MIERDA!

Pasó tal vez media hora y yo continuaba golpeando. Ya no sentía mis manos, pero sabía que estaban mojadas porque podía ver la sangre en la pared. Mis nudillos probablemente estaban rotos.

—Para, por favor... Para... ¡Te he dicho que pares! ¡Basta, ya!—. Logan estaba hablándome y lo ignoré hasta que sentí sus manos en mi abdomen y su pecho en mi espalda. Su voz se quebró al final—. Basta... Ya, por favor. Llévame a casa...

Si yo la estaba pasando mal, no me podía imaginar qué tan mal estaría él. Me sentí tan egoísta entonces...

Me giré y lo abracé, y luego ambos nos sentamos en la hierba.

Lo dejé llorar y gritar tanto como quiso. Tanto como su voz y sus pulmones se lo permitieron. Él se aferraba a mi chaqueta fuertente y mi camisa pronto acabó mojada.

No sé cuanto tiempo estuvimos así, encogidos, abrazando a la tristeza del otro. Compadeciéndonos mutuamente.

Pero decidí que era suficiente cuando sentí a Logan temblando. Así que nos puse de pié, le coloqué mi chaqueta negra e iniciamos nuestro camino a mi departamento. Pensé que lo que menos quería, sería estar solo. Y acerté al notar que no opuso resistencia alguna cuando le abrí la puerta.

—¿Tienes un botiquín?—escuché su ronca voz mientras caminaba al sofá y se sentaba. Aún traía mi chaqueta puesta.

Corrí a la cocina y tomé la cajita de aluminio roja.

—Aquí. ¿Te lastimaste? ¿Estás bien?

—No... Es para tí. Tus manos...

Me senté en frente de él con las piernas cruzadas. Estaba más herido de lo que imaginaba, y la sangre aún no dejaba de salir del todo, así que me dejé hacer hasta que colocó la última venda.

El ambiente que nos envolvía no era pesado, ni incómodo. Solo estaba apagado. A ambos nos hacía bien el estar con alguien.

Me puse de pié y fijé mi mirada en la ventana de la sala que me presentaba una gran vista de toda la ciudad. Viéndola desde ahí, parecía como una bestia. Como si todo lo que entrara en ella, fuera engullido entero hasta las entrañas. Aunque en realidad no podía decir demaciado, ya que llevaba viviendo ahí relativamente poco.

La figura de Logan se acercó en el reflejo del cristal y reaccioné.

—Iré por mis cosas para que te quedes en mi cuarto. Dormiré en el sofá—. Pero antes de poder alejarme un poco, el pequeño me tomó del brazo.

—No quiero dormir solo hoy.

—¿Quieres... que me quede? ¿Contigo?

Asintió tímidamente.

Durante toda la noche, no se alejó de mis brazos.

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Ké pedotl ?) :v

Próximo capítulo entre domingo y lunes. A más tardar el martes.
Espero de verdad estar transmitiendo lo que quiero en este cap. ¿Qué les transmitió? ¿Les gustó?
¿Quisieran ayudarme con un personaje para esta historia? Me faltan pero no sé si podré crearlos. Si quieren, déjen alguna propuesta en los comentarios (así con el nombre, carac. y actitud o historia).
Los amo.

Vida en negroDonde viven las historias. Descúbrelo ahora